Baños de las chicas

Lo repite. Exactamente igual que el anterior. ¿Cómo es posible? Me llevo una mano a la cabeza con el fin de encontrar "algo" pero no palpo nada. - Perdón es que... fue una cosa muy rara - digo dejando salir todo el aire de dentro de mí en un suspiro sonriente.

Agito la cabeza, con el fin de despejarme y olvidar esto - ¿Qué has hecho hoy?- comento con el fin de cambiar de tema- Yo he estado buscando a Massen. Había quedado con ella, pero al final no la he visto - me encojo de hombros-. Ya la veré. - concluyo.

-Aww... deberías ir a visitar al bosque a la parvus experta en pelos para que te valore el tuyo. ES QUE ES TAAAN BONITO, TÍA - digo contenta. - Por cierto. Esta tarde he escrito una carta a Hummus. Voy a ir en busca de un huevo de Dragón Terrestre. Siempre he querido uno y nunca me lo han dado porque son muy peligrosos, pero como ya soy mayor, asaltaré la guarida de uno de ellos si hace falta para coger uno. - digo firme, dando un puñetazo en el agua.

Llevo mis manos a mi cadera y me pongo a reír muy alto y agudo. -AJAJAJAJAJAJA SOY LA SOBRINA DE NAGORR BRUMM NINGÚN DRAGÓN PODRÁ CONMIGO POR MUCHAS TONELADAS QUE PESE WUAJAJAJAJAJAJA- me río eufórica, acordándome de todos los líderes parvus, majestuosamente montados en dragones terrestres cuando se celebran los festivales. Son increíbles.

- Bueno - digo dando un salto fuera de la bañera y corriendo a por mi toalla.- Cuando venga a lomos de un Dragón Terrestre y tenga un peinado de flores como el que traje hoy, Follow el ninja no podrá resistirse a mí- digo secándome rápido, con la mente ya en otro sitio, con el fin de prepararlo todo para la misión. - Si quieres acompañarme a por mi dragón podrás hacerlo. ¡Hasta mañanaaaa!- chillo mientras corro aún a medio secar por los pasillos hasta las habitaciónes.

*se va*

En apenas un momento, me desvestí por completo y llené la bañera de agua bien caliente. Me metí dentro despacio, sintiendo como cada célula de mi piel entraba en contacto con el agua, relajando mis músculos. Me senté en la bañera y solté un suspiro de satisfacción.

Levanté una de mis manos, y comencé a examinar los nudillos. Una a una, fui sacando todas las astillas que se me habían clavado en el puño. Algunas, a causa de los golpes, se habían introducido mucho en la piel, y me costó un buen rato sacarlas. Sin embargo, me tomé mi tiempo, empleando toda la paciencia que aquel relajante baño me proporcionaba. Una vez terminé con una mano, repetí el proceso con la otra.

Pasé un rato más en el agua antes de comenzar a enjabonarme. Encontré un agradable jabón de olor a vainilla que me apliqué en el pelo, y enjaboné el resto de mi cuerpo con un gel de olor más discreto. Una vez aclarada con agua fría, salí de la bañera, me sequé a conciencia y me vestí con ropa limpia. Por primera vez en todo el día, dediqué un momento a mi pelo, que trencé en un peinado no muy complicado. Tomé un par de vendas de un discreto armarito para tapar las heridas de las manos, y salí, sintiendo cómo me rugían las tripas.

*Se va*

Entro el el baño tiritando y me desvisto con lentitud. Dejo mi ropa hecha un gurruño en el suelo y me meto en el agua caliente. Cierro los ojos. No puedo evitar recordad el rostro pútrido de mi sueño. Me llevo una mano al tabique nasal e inspiro profundamente. Incluso dentro del agua caliente tirito.

Aprieto los dientes.

Algo está pasando, es verdad. Hay algo que me estoy dejando atrás.

Tras un buen rato inmóvil, introduzco la cabeza en el agua y me quedo debajo hasta que me duelen los pulmones. Salgo al exterior de nuevo, tomando aire.

No me encuentro bien.

*se queda*

Cuando termino de bañarme, me seco, dejando el cabello húmedo, me visto con ropa seca y salgo.

*se va*

Entro en el baño. El entrenamiento no ha sido muy intenso, pero sí lo suficiente como para sudar un poco. Nunca me ha gustado la sensación de tener el cuerpo sucio.

Una vez en el baño, me desvisto y me suelto el pelo, hasta este momento trenzado. Me meto en la gran bañera de agua caliente y me sumerjo hasta la cabeza, quedando completamente bajo el agua. Bloqueo las fosas nasales y mantengo la respiración, tratando de aguantar todo el tiempo posible sin respirar. Tras un rato, los pulmones comienzan a molestar, y mi cuerpo se tensa ligeramente, ansiando salir a respirar.
He hecho esto varias veces y he descubierto que, tras sumergirse es más sencillo aguantar la respiración que haciéndolo simplemente fuera del agua y que, cuando tu cuerpo pide oxígeno, todavía puede pasar un buen rato sin respirar.
Cuando casi no aguanto más, comienzo a expulsar el aire contenido, poco a poco, sintiendo cómo me vacío. Entonces salgo y tomo aire por la boca, hinchando el pecho y dejándome caer contra la bañera.

Cierro los ojos. Estar bajo el agua hace a uno sentirse frágil. ¿Cómo me enfrentaría a un guerrero piscis o a una bestia marina de encontrarnos ambos bajo el elemento líquido? Ni entrenando a diario conseguiría aguantar la mitad de lo que un piscis da, y además mi velocidad y orientación se verían muy mermadas en comparación con las suyas.

Como siempre, cojo mi jabón. Desde siempre, mi madre intentó que fuese, dentro de lo posible, una señorita, fomentando, o intentándolo, mi gusto por los perfumes, los vestidos y las pinturas faciales, pero al final mi conclusión es que el olor artificial de un perfume solo sirve para que un enemigo con olfato sensible te localice. Y hay perfumes que incluso sin olfato percibirías. Casi son visibles los efluvios que emanan de algunas señoronas de gruesos vestidos y abanicos gigantes en sus manos enguantadas. Para evitar eso yo solo utilizo un jabón que neutraliza en todo lo posible hasta el propio olor corporal, haciendo más compleja la localización olfativa.
Por otra parte, la ropa y el maquillaje, en mi opinión, siempre deben acompañar a las necesidades de comodidad y/o camuflaje.

Tras lavar mi cuerpo y mi pelo (quizás el único placer que me permito en cuanto a apariencia), me aclaro y me sumerjo de nuevo en el agua, quedando solo con la cabeza fuera.

Cierro los ojos. El silencio, algo tan echado en falta a veces, me acompaña. No hay respiraciones ajenas, ni presencias... Ni siquiera gritos en los pasillos o en el exterior.

Suavemente, rozo mi vientre con una mano. Trago saliva y asciendo lentamente, hasta llegar a mi pecho.

Hace mucho que nadie me toca. Hace mucho que el estrés solo tiene una salida. Hace mucho que ni siquiera yo cuido de mí misma, y me amparo en otros, en cualquiera, para que hagan con mi cuerpo lo que yo no intento saciar.

La mano contraria, también sobre mi vientre, toma el rumbo contrario a la otra, descendiendo lentamente. Cuando alcanza el lugar, tranquila, inicia un suave cortejo, conociéndome mejor que cualquier hombre, complaciéndome de forma más rápida, menos intensa, más relajada...
Mi cuerpo acompaña el lento movimiento muy sutilmente. Cuando todo se acerca a su fin, se tensan más los músculos, conteniendo la respiración y echando la cabeza ligeramente hacia atrás. Luego, entreabriendo los labios para expulsar el aire contenido, me hundo lentamente de nuevo en el agua templada, notando mi pecho subir y bajar en ella.

Abro los ojos y me quedo varios segundos mirando al techo, silenciosa.

Salgo del agua y tomo una toalla. Seco mi cuerpo y mi cabello, quitando al último casi toda la humedad. Luego me visto con ropa limpia, tomo todo lo demás y salgo del baño.

*se va*

FdR- En vuestras caras.

No hay nada mejor que largos y calientes baños y como todas las noches, me dedico largas horas a cuidarme, maquillarme, lavarme el pelo y ponerme preciosa. ¿Qué puede haber mejor que esto?

Me veo y frunzo el ceño. Pese a estar preciosa hoy y con un olor a dulce colonia, no acabo de verme del todo bien. Hay... algo que me sobra y, pese a saber lo que es, decido sonreír y darme un par de palmaditas en la cara para espabilarme. -Venga Nagore... un poco más -digo riendo, sin embargo hay un tono ácido al fondo de esta.

Me voy a pintar los labios. Quizás vaya al pueblo de paso a tomarme algo a la posada, a conocer gente o a... simplemente dar una vuelta, sin embargo, mientras lo hago, se oye una corneta o algo así.
Me asusto y me salgo del recorrido. -¡Mierda! -digo dando una palmada en el suelo-. Joder... -cojo una toalla y me rectifico el carmín, mientras pienso a qué demonios se debía aquella alarma o lo que demonios fuera.

Suspiro. -Nagore, no eres una guerrera de Brontë - me repito-. Sólo has venido aquí para... -me callo y me froto los ojos.- A visitar a mi tío Nagorr. -Sin embargo la preocupación comienza a invadirme y suspiro-. Al final se me ha jodido la noche -digo recogiendo con parsimonia mi maquillaje, no sin antes echarme un último toque de colonia para salir con el ceño fruncido y un maravilloso pelo cubierto de purpurina y estrellas perfectamente pintado, buscando el origen de aquella señal que, al parecer por la intensidad, parecía venir del exterior.


*se va*

Lo que hay que hacer por las reuniones sociales...

Me lavo cuidadosamente todo el cuerpo, enjabonando dos veces todos los rincones de mi piel y tres el pelo, con intención de dejarlo sedoso y brillante. Luego me aclaro a la perfección. Salgo de la bañera y enrollo una toalla alrededor de mi cuerpo, escurriendo el pelo. Le paso un cepillo a conciencia, desenredándolo. Luego procedo a secarlo con una toalla, quitándole prácticamente toda la humedad y, nuevamente, cepillándolo, esta vez procurando que no quede extremadamente lacio.

Me recojo el pelo, sin ser demasiado elegante ni demasiado simple, dejando algunos mechones estratégicamente desordenados sobre el rostro. No quiero llamar la atención, pero el pelo suelto no es apropiado. Luego me pongo un vestido verde oscuro, más que mis ojos, no demasiado llamativo. No es extremadamente ceñido y llega hasta casi las rodillas. Se ciñe un poco más en la cintura, pero no va pegado a mi cuerpo. Ni perfume, ni apenas maquillaje (solo una línea negra en los ojos), ni escote. Elegante, pero no provocativa.

Tras el largo trabajo de preparación física, suspiro. Odio estas fiestas.

*se va XD*

Al momento, ambas se encuentran en los baños femeninos, prácticamente en la misma postura en que estaban en las mazmorras. Sin dudarlo, Fera se pone en pie y cierra la puerta con firmeza. Intimidad y discreción son una combinación interesante.

Pese a que está aparentemente relajada, se mantiene alerta. Sabe que la chica no tiene la menor oportunidad de escapar, pero también que subestimarla podría traerle situaciones desagradables.

En apenas un momento, los grifos están abiertos y la bañera se llena con agua cristalina. Con parsimonia y sin ningún pudor, Fera se desviste. En un momento dado, clava su mirada en la chrysos, con una sonrisa sincera.

-A tu gusto, preciosa.

Dejo salir el aire, sorprendida, al aparecer en los baños. No me ha dado apenas tiempo a darme cuenta, pero ha sido una sensación de lo más extraña. Nunca había sentido algo así, pero, desde luego, me gustaría poder hacerlo. Resulta de lo más útil...

Miro a la chrysos, algo impresionada. No por su habilidad, obviamente, ya que esto lo he visto varias veces en otras personas. Lo que no sabía era que podían llevar a otros consigo. Y no imaginaba que el viaje fuese tan...

Consigo recobrarme rápido. No quiero parecer una paleta, ni nada semejante. Hace falta más que un teletransporte para sorprenderme.

Enseguida pasa lo que me temía... Ella no piensa quitarme el ojo de encima. Normal, pues de ello depende en gran parte que tenga problemas o no, aunque he de admitir que tuve durante un instante la inocente esperanza de que Fera se compadeciese.
La veo desnudarse. Observo la piel blanca, en contraposición a la mía, que va apareciendo bajo su ropa. Tiene unas curvas que muchas mujeres envidiarían y un pecho digno de ser contemplado.

Aparto la vista de pronto, sintiéndome repentinamente incómoda. Con lentitud, me deshago de la capa de Nille, dejándola caer al suelo. Me doy la vuelta, dándole la espalda, como si me fuese a hacer algo por verme. Es una sensación de lo más extraña.
Deslizo la ropa que me queda. Estoy deseando meterme en al agua para acabar con esto.

Cuando termino me acerco a la bañera, mirando a la mujer de reojo. Introduzco un pie, exalando algo de aire al sentir la agradable temperatura contra mi piel. Tras el pie va la pierna, el otro pie y, luego, todo mi cuerpo.
Es reconfortante, aunque...

FdR- Más incómoda de lo que jamás hubiera creído. Con otros se desnuda en un tris XD

Fera tiene que contener la sonrisa cuando la ve desviar la mirada de su cuerpo, pero la deja ir finalmente cuando Alehyss se da la vuelta para desnudarse. Frente al pudor de la chica, ella no disimula ni por un instante su mirada, cargada de interés. Por su gesto, podría decirse que aprueba el cuerpo que tiene ante sí. Aunque, bien visto, ya prometía bastante con ropa.

Pobrecilla. Podrá haber vivido mucho, pero en el fondo no es más que una niña asustada descubriendo el mundo. En fin, a las niñas hay que enseñarles cómo es la realidad.

Pese a haber empezado antes, se asegura de desvestirse con más lentitud que la otra. La joven no duda en meterse en la bañera, y parece disfrutar de verdad con el lujo concedido. Fera, por su parte, termina de quitarse la ropa y cierra los grifos. Un profundo silencio inunda de pronto la habitación.

Con la misma calma con que se desnudó, entra ahora en el agua. Se acomoda con naturalidad, no muy lejos de la otra ni tan cerca como para llegar a tocarla. Se estira con gusto, relajada, aunque no cierra en ningún momento los ojos. Estos están fijos en su acompañante. Sonríe con encanto.

Se desviste más despacio que yo, por lo que cuando acaba yo ya estoy completamente dentro de la bañera, contemplándola de reojo. No dejo de tener la sensación de que en cualquier momento se abalanzará sobre mí y... Bueno, la cuestión es que no dejo de tener esa sensación, y eso me pone bastante más nerviosa de lo que esperaba. Fera irradia un aura muy extraña y poderosa que me resulta algo imponente. Ya me sentía desnuda antes de estarlo, por decirlo de algún modo. Cuanto antes acabe el baño antes me libraré de esta sensación.

El silencio que surge al cerrarse los grifos lo hace todo algo más extraño. Su cuerpo apenas hace ruido al moverse, aunque el agua sí suena apacible cuando ella se introduce en el agua. Ella se ve completamente relajada, encantada con la situación. Yo, sin embargo, comienzo a arrepentirme de haber pedido algo así.

Me encojo, abrazando mis rodillas con los brazos. El día que perdí la virginidad estaba menos nerviosa. Quizás porque desde siempre fui yo la que tenía el control. Ahora, sin embargo, temo por mi integridad, aunque ella tamoco parece muy por la labor de ponerse agresiva y atacarme.

Carraspeo, nerviosa. Al menos el agua caliente es relajante y mis músculos la reciben agradecidos, hartos de estar sentados sobre el frío y duro suelo.

Verla tan apocada resulta a la vez gracioso y conmovedor. Se encoge sobre sí misma, como si eso fuera una protección completamente eficaz que la aislara de la situación. La sonrisa de Fera se ensancha levemente, sin que ella pueda ni se moleste en evitarlo. Frente a la posición encogida de la chica, ella ocupa tanto espacio como le viene en gana.

Permanece en silencio, dejando que la aparente calma las envuelva. Es una calma extraña, profunda, en cierto modo amenazadora. Alehyss debe de percibirlo, pues parece tratar de romperlo con un carraspeo. Sin dejar de mirarla, Fera responde con una suave risa. Niega lentamente.

-Qué desconsideración que no te dejen acceder a los baños más a menudo -comenta, como ofendida por semejante injusticia, aunque manteniendo su tono tan relajado como es habitual-. Supongo que eso hará que lo disfrutes más, por otra parte.

Con gestos sinuosos, se inclina hacia fuera de la bañera y un poco hacia su compañera, casi como si no se diera cuenta, para coger un bote de jabón. Echa un poco en su mano y lo deja de nuevo. Cuando vuelve a su postura anterior, por algún motivo, está más cerca de la morena, aunque parece no darse cuenta. Con calma, comienza a extender el jabón por su cuerpo.

Me encojo de hombros con suavidad, agradecida por sus palabras. Hacen que me relaje un poco. El silencio resultaba de lo más tenso.

-No creo que nadie lo considere demasiado importante...

Aprieto la mandíbula, incómoda, pero esta vez no por Fera, sino por haber recordado mi situación y los sucesos de hoy. Y pensar que hace poco más de una semana, aunque estresada, vivía relativamente bien y sin problemas.

No sé si al coger el jabón casualmente se acerca o era una excusa para acercarse, pero de pronto la tengo a menos distancia que antes. No me está poniendo las cosas muy fáciles para relajarme.
Con inseguridad, aunque tratando de aparentar lo contrario, tomo el mismo bote que ella ha dejado y lo echo en mi mano. El olor a jabón me invade de pronto. Sinceramente, oliendo como huelen las mazmorras, poco me importa que el jabón que utilizo huela o no.
Imitando a mi acompañante, aplico el jabón sobre mi piel, disfrutando de la sensación de limpieza que supone la mera idea de estar usando jabón y agua caliente.

Miro a Fera de reojo. Lo más seguro es que ella sepa más cosas que yo sobre mi situación actual. No en vano es la anfitriona ahora mismo. Lo que no tengo claro es si tengo alguna forma de averiguarlo.

Al introducir de nuevo la mano en el agua rozo un instante su pierna, apenas un momento y de forma muy superficial, pero basta para que se me escape una pequeña chispa, que atraviesa el brazo sumergido, fundiéndose con el agua, conductora.

Tenso mucho los músculos, apartando de ella mi brazo y evitando mirarla.

FdR- Teniendo a Alehyss en una situación tan tensa e incómoda no pude evitar meter algo de fanservice :DEl que quiera fanservice yaoi tiene a Jun y Rick en la cascada

Parece que el hablar la hace sentirse más cómoda. Fera rota los ojos a sus palabras.

-Yo lo considero bastante importante -declara.

Alehyss, como si se tratara de una extensión del hecho de hablar, se atreve también a moverse, tomando el jabón y aplicándoselo. Fera parece muy entretenida en frotar minuciosamente todo su cuerpo, aunque no se priva de dedicar alguna que otra mirada a la otra chica.

Es durante una de estas miradas cuando toda la tensión vuelve a la chica. Fera apenas puede reprimir una sonrisa ante su nerviosa reacción. Es consciente de que el descontrol mágico es algo muy común entre los chrysos en momentos de nerviosismo. Sin embargo, continúa con su higiene, como si no lo hubiera notado.

Una vez enjabonada por completo, frota las manos bajo el agua para quitar los restos de espuma. Vuelve entonces tanto su mirada como su cuerpo hacia Alehyss, ladeando la cabeza con una dulce sonrisa.

Cambia su postura, arrodillándose en el agua, y alarga una mano para acariciar el brazo de la chica con infinita suavidad. El gesto termina en apenas un momento, y cuando el contacto termina, deja salir un chispazo de la punta de su dedo, que ni siquiera llega a extenderse en el agua.

-Tesoro, estás muy tensa. Deberías relajarte. Así no podrás disfrutar del baño.

Parece no dar importancia a mi gesto y, si bien no tiene absoluto sentido que no lo haya notado, por un instante llego a creer (inocente de mí) que va a pasarlo por alto, obviarlo y fingir que no ha llegado a suceder. Y aunque sigo sintiéndome parcialmente amenazada, ese pensamiento me permite continuar enjabonando mi cuerpo, algo más tensa, pero sin detenerme.

Vaya ilusa soy... No me reconozco... Quizás esté demasiado cansada... Desde luego, Fera me ha pillado con la guardia baja, pues no soy capaz de recomponerme y ganar valor. Me siento como una muñeca, completamente a su merced. Es una absoluta sensación de debilidad. Hacía mucho tiempo que no me sentía tan indefensa. Si bien es cierto que últimamente siempre me encuentro algo alicaída, como sin fuerzas.

Como respondiendo a mi roce accidental, ella misma me acaricia el brazo, conscientemente, en su caso. Contengo la respiración el breve tiempo que dura el contacto, mirándola a los ojos sin saber bien qué va a pasar. Aunque no parece más que una falsa alarma.
Su pequeño chispazo no hace sino provocar uno en mí, involuntario en mi caso.

Tengo la sensación de que ella simplemente se divierte, pero de que no hará nada. Sin embargo, soy incapaz de relajarme. Mi cuerpo percibe un tipo de peligro al que no logra acostumbrarse. Entreabro los labios para hablar, pero... ¿Qué se responde a algo como eso? Es como si mi cerebro se hubiese quedado en blanco. ¿Y mi osadía? ¿Y mis respuestas cínicas? ¿Por qué no logro sobreponerme y decirle algo?
Quizás todo eso se quedó en el río, junto a mis últimas fuerzas al defender a Lyam, al ver a Gabrielle, al contemplar cómo herían a Jager...

FdR- Alehyss bloqueada : D

Ríe al ver salir la chispa de su brazo. Lentamente, se inclina hacia adelante, acercando su rostro al de la chica. La mira a los ojos, y parece traspasarla con la mirada.

-¿Quieres que te ayude a relajarte? -pregunta.

En algún momento, su mano ha alcanzado el borde de la bañera, situándose casi detrás de Alehyss. Están prácticamente a la misma altura; Fera apenas se yergue un poco sobre ella. Tiene la tentación de esperar, de aguardar una reacción por su parte, pero ya no tiene ganas de seguir jugando.

Al momento, arremete contra ella con decisión, atacando su boca con la propia. Termina de acomodarse sobre ella con el propio movimiento, situándose totalmente en frente de ella y empujándola contra la pared de la bañera.

Me ha acorralado. Al final la cacería va a comenzar, según parece, aunque llevo el suficiente tiempo sintiéndome la presa como para haberlo imaginado. De hecho, probablemente de no haberme encontrado tan baja de forma esto no hubiese llegado hasta este punto.

Sus palabras me ponen nerviosa. Una parte de mí arde en deseos de levantarse de golpe y salir del agua decentemente, secarse, vestirse y regresar a mi celda, encerrarme allí y dormir acurrucada en un rincón, planeando mientras una forma de rescatar a Jager, o a Lyam, o a Massen...
Otra parte de mí...

Me ataca. Tras acorralarme se lanza sin miedo, sabiéndose más poderosa que yo, y obligándome a pegar la espalda a la bañera, reduciendo todavía más el espacio que me corresponde. Y, por Mithos... Hace tanto que no echo un polvo... Y, seguramente, de haberlo hecho las cosas no pasarían como están pasando, pero...
Mis labios responden casi con rabia, empujándola con el rostro, con el cuerpo, como queriendo ganar más espacio del que me ha dado. Ella es más fuerte, más agresiva, pero ser la presa sin más no es una opción.

FdR- First yuri scene~
FdR2- Mañana me voy a la aldea, así que, con perdón, tengo que dejarlo por ahora

Parece que, efectivamente, lo que necesitaba era un empujoncito. Recibe su respuesta encantada; todo es mucho más interesante cuando juegan dos y no una sola. Así pues, la deja reclamar algo de espacio, cediéndole terreno y rango de acción. Aunque, por supuesto, no tiene la menor intención de darle la hegemonía.

Al tiempo que ella avanza para ganar espacio, Fera le concede un pequeño retroceso, pero también aprovecha para acercarse más a ella. La mano dentro del agua toma a Alehyss por la cadera, y sitúa una de sus piernas entre las suyas, haciendo algo de presión con la rodilla.

La mano de la cadera asciende hasta el pecho, lo acaricia y comienza a jugar con el pezón. La boca desciende hasta el cuello, saboreando la piel y buscando nuevas reacciones en la chica.

Su tacto es diferente al de los hombres, más suave, y también su sabor es distinto. He podido ir averiguando a lo largo de los años que cada persona tiene un sabor diferente a otras, que la caracteriza, pero cuando se trata de hombres y mujeres considero que hay una diferencia extra, algo que no sé describir pero que los distingue.

Al ganar espacio gano un poco de fuerza, sintiéndome más segura. En mi situación actual, encerrada en las mazmorras esperando a que algo se solucione, o a encontrar la forma de huir, asediada a órdenes por Madame Desmarais y con diferentes sentimientos de culpabilidad y traición me sería bastante complicado encontrar una situación mejor que esta para desestresarme. Hacía tanto que no me sentía deseada... Y hace más aún que no correspondo a ese deseo que siento en otros, introduciendo mi lengua en su boca y captando su sabor, su textura y cualquier tipo de cambio en su respiración y temperatura, mordiendo su labio inferior, avanzando para acorralarla contra la bañera como ella ha hecho conmigo.

La mano de la chrysos sujeta mi cadera con firmeza. Es más suave y delicada de lo que acostumbro a notar, pero no por ello parece menos fuerte y capaz. Su rodilla se introduce hábilmente entre mis piernas, como habrá hecho seguramente tantas veces que no alcance a recordarlas todas, deteniendo mi avance. La presión resulta placentera, incita al cuerpo a seguir, aunque no sea a lo que está acostumbrado.

De pronto, desciende. Su mano llega hasta mi pecho, y sus labios bajan por mi piel, crispándola, acomodándose en mi cuello. Alzo ligeramente la cabeza, retrocediendo un poco la frente y alzando algo la barbilla, dejando más accesible el cuello que busca. Expulso el aire por la nariz, cerrando los labios para evitar un leve gemido. Mis dos manos buscan su cabeza, hundiéndose en su largo cabello ondulado, de mujer, y atrayéndola sin fuerza pero firme, cerrando los ojos. Parece que va a conseguir la total dominación, pero casi lo prefiero, dada la situación en la que me encuentro y la persona de la que se trata.
Tras mis problemas con Jager me prometí que jamás volvería a sucumbir ante él, pero cuando, sin quererlo, él veía en mí una pequeña debilidad, conseguía entrar en mis defensas. Y entonces yo no era quién de rechazarlo. Conseguía atraparme, aunque los otros hombres no lo hiciesen, y por mucho que estuviese en contra de aquello terminaba atrayéndolo hacia mí, haciendo que buscase mi cuerpo y buscando el suyo, ansiando que entrase en mí para olvidarme durante un rato de lo que realmente pasaba y de lo que realmente quería.

Mi derecha comienza a bajar de su cabeza a su espalda, recorriéndola de arriba abajo con las yemas de los dedos, haciendo algo de presión con ellas, de forma que las uñas rozan su piel, aunque sin llegar a dejar rastro en ella. Parece que trate de tomar un inexistente pliegue de ropa y aferrarme a él.
Una pequeña chispa involuntaria abandona de nuevo mis dedos. Mi pecho se levanta más que antes, necesitando algo más de aire para cada inspiración.

Parece perfectamente consciente de su situación, sumisa, porque reacciona correctamente. Pronto deja mayor espacio para acceder a su cuello, al tiempo que atrae más a Fera contra él. Esta, conforme a los gestos, aprovecha para abarcar un mayor rango de piel en su boca, succionándola.

Bajando ambas manos hacia las caderas, la alza levemente, sentándola en su muslo. De esta forma, Alehyss se eleva lo suficiente como para que su pecho salga a la superficie. Fera suelta entonces su cuello, descendiendo por su clavícula, sin llegar a separar su boca de la tersa piel en ningún momento.

La respiración acelerada de Alehyss la hace alzarse un poco más, y Fera viaja en contra a ese movimiento. Una mano vuelve a salir de agua, recorriendo el costado y el perfil de un firme pecho, y deteniéndose en este y recorriendo en círculos la oscura areola para erguir el pezón. La boca, que baja desde la clavícula, se encuentra en su descenso con el dedo, y pronto lo sustituye. Primero es la lengua que sigue los mismos círculos que el dedo. Al llegar al pezón, lo roza muy levemente. Los dientes, sin llegar a morder, lo acarician. Por último, la boca toma el pecho, succionándolo al ritmo de la respiración de la chica. Y Fera se deleita con cada sutil gesto.

La mano que ha abandonado el pezón desciende ahora por el vientre, acariciándolo. La otra hace presión en la cadera, ampliando así el contacto con el muslo.