Comedor

Para mi desgracia, la Piscis se fue: quería hablar con ella... Poero bueno, decidí entablar conversación con el ser alado:
-Hola, soy Silvanus. ¿Y tu?

Miré al Piscis que estaba detrás mía y, cuando ella abandonó la sala, comencé a reírme, había merecido la pena.

- ¡Por tu culpa se ha ido! - Grité señalándolo con el dedo índice, acusándolo de algo que él probablemente no hubiera hecho -. ¡Ahora tendré que ir a buscarla!

Rápidamente salí corriendo, probablemente llegaría más rápido que la jefa piscis, ignorando las palabras del piscis.

*Se va*

FdR: XP Lo siento... Coincidió todo mal cuando llegaste XP

Pues nada, ahí me quedé yo, solo, sin nadie... ¿Les habré caído mal? ... en fin... me puse a comer y me fuy

*me voy*

Entré en el Comedor, una vez más, en busca de bocadillos. Después de la ducha, tenía ganas de dar un paseo por el Bosque. Más tarde, si me apetecía (lo cual era más que probable) volvería al Lago.

Un Chrysos atendió rápidamente mi petición, llegando, como era habitual, con más bocadillos de los necesarios. Guardé todos los que pude, di las gracias y me despedí con una sonrisa.

*Se va*

Llegué al comedor porque mi aventura en las mazmorras me había abierto el apetito. Tristán se agarró a mi cabeza, y lo llevaba a modo de sombrero. Era muy cómico.
Entonces vi a una persona que no había visto antes: era un hombre mayor que yo. Mucho más, debería tener 25 o 30 años... ¿o mas? no era muy bueno echando años... tenía la piel morena y un precioso pelo rubio. Era muy guapo.
Me daba vergüenza acercarme: estaba hecho un adefesio: tenía barro en la cara y en la ropa, un dragón en la cabeza y los piés empapados...
-Hola, ¿me puedo sentar? ¿eres nuevo? nunca te había visto. Soy Silvanus Kettleburn, ¿y tu?

Alzo la vista del libro que estaba leyendo al escuchar una voz. Ahí de pie está un piscis rubio, de ojos verdes y... Con una oreja. Ladeo la cabeza y frunzo ligeramente el ceño. El piscis, que se llama Silvanus Kettleburn, parece ser el individuo del que Blues me había hablado hacía unos días. De hecho, tiene que ser ese piscis. Dudo mucho que haya más piscis con ganas de automutilarse por amor.

Kettleburn me pregunta si soy nuevo. Reprimo una sonora carcajada. Parece que el joven no me conoce de nada. Si no, su pregunta carecería de sentido.

Me paso una mano por el cuello, estiro los brazos y luego le miro. Tiene un dragón en la cabeza. Evito dibujar una mueca. No me gustan esos bichos. Nunca me han gustado y nunca me gustarán. Jamás. Esas bestias están sobrevaloradas.

Vuelvo a clavar la vista en el libro.

— El comedor está muy lleno estos días, sí... — comento con ironía. Luego sonrío y exclamo —: ¡Buenos días, Ketteburn! Sientate si quieres, que el comedor está taan lleno... — Suspiro —. Soy Svend. Y no, no soy nuevo. Lo que pasa es que no suelo dar muchas vueltas por Palacio.

Me senté a su lado...
-Perdón, pero es que como jamás te había visto, pues creí que eras nuevo y entonc...
De repente, a Tristán no se le ocurre otra cosa que saltar sobre la cabeza del nuevo chico.
-NO TRISTÁN!
Salté sobre él para intentar cogerlo.

Miro de reojo al piscis. Se ha sentado a mi lado, con el dragón ese en la cabeza. Suspiro. Al menos espero que esa bestia no sea molesta.

— Pues llevo bastante tiempo por...

Antes de que pueda terminar la frase, el dragón ese salta sobre mi cabeza. Alzo los ojos. Ahí está, subido en mi cabeza. Dibujo una mueca y reprimo una maldición. Maldito bicho...

Y entonces,antes de que pueda apartarme al bicho ese, Kettleburn se acerca y coge a su bestia de mi cabeza. Yo los miro (al dueño y a la bestia) y me paso una mano por el pelo. Luego me miro la mano. Y luego les miro a ellos de nuevo.

— Gracias por la ayuda...

Clavo mi vista en el dragón. Tristán, parece que se llama. El dragón es de color rojo, y tiene algunas manchas blancas. Sin duda, es un Micoboletus reticulatus, un bicho que muerde y que apenas puede expulsar fuego. Como mucho, esos dragones pueden crear bolas de fuego del tamaño de una mano.

Señalo al bicho.

— ¿De dónde lo sacaste?

creo que esto lo estaba estropeando... parecía que no le gustaban ni Tristán ni yo... Svend tenía mala cara...
-Lo encontré entre mis sábanas... metí los pies en la cama y de repente noté algo frío y allí estaba...- dije con una sonrisa...- bueno, veo que estás muy atareado leyendo este libro...¿es un bestiario? si quieres te presto el de ''Bestias del monte y del río. Volumen 52'' de Chárity Strauss.
Se lo puse en la mesa, y me despedí.
-Bueno, me tengo que ir... quiero dar un paseito nocturno antes de acostarme- dije cogiendo un par de plátanos y guardándolos en mi mochila.- Ya me lo devolverás, ¿vale? ahora me voy corriendo que se me hace tarde...

*se va*

El chico tarda un poco en contestar, pero, finalmente, responde. Al parecer había encontrado al dragón en las sábanas de su cama. Arqueo ambas cejas. ¿Qué demonios hacía ahí un bicho como ese? Muevo la cabeza hacia los lados y luego suspiro.

El piscis deja un libro sobre la mesa. Observo la portada. Se trata de ''Bestias del monte y del río. Volumen 52'' de Chárity Strauss. Al parecer me lo está prestando. Él no sabe que ya me lo lei. Voy a decirle eso, que ya había leido el libro, pero el piscis, argumentando que quiere dar un paseo, decide irse. Eso hacer que arquee más las cejas. ¿Si se iba a ir tan temprano, para que vino? Muevo la cabeza hacia los lados, y el piscis se va. Miro el libro. Tendría que devolverselo.

Suspiro. Luego me levanto, cojo mi libro (y el suyo también) y abandono el comedor.

*se va*

FdR. <.<

Llego al comedor con obvias intenciones y me siento. Al poco rato aparece un pinche y me pregunta que qué deseo. Se retira a la cocina y a los pocos minutos puedo verlo reaparecer con un plato de carne estofada con patatas que parece que ya tenían preparada. Mejor. Menos que esperar.

Como despacio y en silencio, disfrutando de los placeres de la carne caliente, cosa difícil de conseguir en muchos lugares. Termino de comer al rato y dejo el plato, los cubiertos y el vaso pulcramente colocados.

Me levanto y salgo del lugar cargada de proteínas.

*se va*

Y venga al comedor. Al menos mis alas estan secas ya. L verdad odio este sitio... No me gusta comer aquí.

Pido unos bocadillos y espero un rato, casi mejor me voy a cenar fuera que, la verdad, no me apetecía entrar.

En cuanto me dan unos bocadillos me voy. Madre mia, son muchos...

*se va*

Llego al comedor con una ancha sonrisa y dos hermosas chrysos enseguida aparecen para atenderme. Les digo todo lo que quiero (ya lo he avisado antes, por lo que casi estará preparado) y me siento en una mesa a esperar mientras me trnzo distraídamente la barba.

Pronto llegan con varias bandejas con cordero, pollo, arroz y patatas asadas. Traen además una espumosa jarra de cerveza que hace que se me iluminen los ojos.

- ¡Grracias, guapas! -exclamo-. ¡Buen prrovecho, yo!

Y me pongo a comer de todo. Un poco por aquí, un poco por allá... Delicioso.

Tras una rica cena, me levanto, doy las gracias y salgo.

*se va*

Entramos con una sonrisa en el comedor porque yo acababa de contarle un chiste a Al, y nos sentamos enseguida en una mesa. Dos sirvientes nos trajeron la cena del día: pollo asado con verduras hervidas. Yo solo me serví verduras, puesto que no como carne.
-Bueno, pues mira que te cuento: el otro día subí a la sala común para encontrarme con Aren, pero en vez de quedarme en el piso de abajo, subí a la zona que está prohibida para los alumnos. me escondí debajo de una mesa para esperar a Aren... pero el caso es que me pilló casi sin querer, porque me dio una patada al sentarse y luego estuvimos ''hablando'' déjalo ahí, ¿vale? me da un poco de vergüenza que sepas lo que pasó realmente. Al final, en vez de despedirse como una persona normal, me di´un latigazo en una pierna, pero eso, viniendo de Aren, es como un ''buenas noches'' jajajaajaja.
Estaba muy relajado, comiendo con una persona maravillosa y riéndome de lo raro que suena esta historia una vez contada desde fuera...

La verdad es que su chiste no me hace demasiada gracia, pero esbozo una pequeña sonrisa cómplice para ver si se olvida de su intento de suicidio y no tengo que tratar ese tema nunca más.

Tras sentarnos. me sirvo pollo y verduras y como lentamente y en silencio mientras intercambio breves miradas con el piscis atendiendo a su historia, menos interesante de lo que esperaba. Aunque me sorprende que haya subido hasta esa zona y siga vivo.

- ¿Solo un latigazo? - inquiero tras tragar-. Sorprendente...

Diez puñaladas tendrían más sentido.

-JA! te llevo diciendo que Aren siente algo por mí. Si no, me habría desollado allí mismo y me habría obligado a comerme mi piel. Ese lugar está más que prohibido... si llega a estar Blues... no habría hecho falta que me intentara suicidar, porque ya me habría matado ella, si no con sus manos, con su aliento jajajaajajajaj.
En ese momento Tristán se me metió en mi plato para intentar robarme un champiñón hervido pero lo detuve a tiempo y le dí un capón con mi dedo índice en su cabeza.
-Tate quieto, leches!. Tu tienes aquí el tuyo! dije señalando su platito de postre en el que le habia puesto 3 champiñones.¿ Será goloso, el tio?

Blues... Blues... Blues... Siempre con lo mismo.

- Siempre hablas así de Blues... ¿Tan cruel es de verdad? -pregunto, metiéndome un nuevo trozo de comida en la boca tras hacerlo.

Realmente, hasta que yo misma conozca a Blues en persona no servirá de nada lo que me diga, pero me gusta saber a qué atenerme.

Alargo los dedos hacia Tristán, sin llegar a rozarlo, distraídamente.

-Oh! si, es horrible- dije con la boca llena de brócoli.- es un mal bicho. - glub: Tragé- yo la llamo Doña Alitosis, porque tiene que tener una úlcera del tamaño de mi plato.- Dije mientras tapaba a Tristán con la servilleta para molestarle. Una persona sana no puede estar taaaaaan amargada.- entonces Tristán Le prendió fuego a la Servilleta asta reducirla a polvo- jajaajajajaja que divertido enano! jajaajaja. El caso, que si quieres encontrarte con ella, slo tienes que esperar en la sala común. Me apuesto que te la encuentras fijo.

Bebo un sorbo de agua prestando atención a su explicación, que es más un cúmulo de insultos y opiniones subjetivas que otra cosa.

- Supongo que probaré un día -comento-. Aunque solo sea para tener mis propias impresiones.

Observo cómo la servilleta se consume y luego la expresión del piscis.

- Pareces más animado-. Qué vista tienes, Alehyss. Por favor...

Ante su último comentario le dedico una enorme sonrisa y vuelvo a mi plato. Pero ya estaba vacío.
Entonces decidí encender un pitillo. estaba un poco deshecho, pero me daba igual.
-Tristán: enciende.
Y así lo hizo. Entonces le dí una profundísima calada... quería dejarlo, pero no podía, además le sentó genial porque llevaba mucho tiempo sin fumar.
-¿Quieres?- dije ofreciéndoselo por la parte de la boquilla.

Observo lo que hace no sin curiosidad. ¿Fuma? No creo que le venga bien a un piscis, pero los vicios no entiende de razas. Yo, sin embargo, niego lentamente. Procuro, entre otras cosas, que mi cuerpo tenga el menor olor posible, y fumar me haría ir atufando a tabaco continuamente. Para alguien normal eso no importaría, pero cuando no sabes si tu vida dependerá de que te vean o no infiltándote en algún lugar, entonces fumar se vuelve en algo peor de lo que ya de por sí es. Además, odio sentir que dependo de algo, ya sea una droga o una persona. Para finalizar, procuro mantenerme lo más sana posible, e ir tosiendo flemas negras no se corresponde con mi visión de salud máxima.

- No, gracias. No puedo mezclar eso con mi estilo de vida -. Esbozo una sonrisa torcida. me está ahumando.

-OHHHHH OHHH cuidado!! Baja Modesto que sube Alehyss jajaaja... ¿tu estilo de vida? que pasa, que tienes una doble vida o algo por el estilo? jajajajajaja señras y señores, la gran Al, espía secreto del gobierno de Chrysos jajajajaja yo es que me parto...- digo secandome una lagrimita que se me caía de la risa...
-En serio, si no quieres, me lo dices y ya está, pero no me saltes con que no te pega con tu estilo de vida porque aquí todos hemos venido a lo mismo. dije poniéndome un poco mas serio.

-CAMARERO! Ven aqui! chillé!

Sonrío. ¿Yo? ¿Espía? Síiii... SÍIIII...

- No me refiero a eso... De la misma forma que tu no comes carne -comento, haciendo alusión a que me he fijado en ese detalle- yo no fumo. Es por mi salud.

No veo por qué he de darle explicaciones, pero siento la necesidad de llenar los silencios con algo antes de que decida ponerse a llorar o algo así. Mantenerlo distraído, vamos.

- ¿Vas a pedir algo más? -pregunto mirándolo a la cara. Ahora es más curiosidad que otra cosa.

-Por supuesto. Tengo que celebrar que no he muerto jajajaja
El camarero se acerca y le digo que se agache para pedirle algo al oido. El camarero se va,
Veo a Al y le digo:
- Es una sorpresita, dije gracioso.
-Vaaaale doña ''espia'' digo entre risas... espía... Al... si es que hasta ni yo me lo creo... jajajaja digo dandole una calada tremenda mientras entorno los ojos hacia el techo.
Entonces llega el camarero con dos enormes vasos llenos de una substancia amarillenta.
-Gracias!- le digo
-Es el mejor Whisky de Ignis... Venga, que por un día no pasa nada. Digo dandole un buen pico a mi vaso.

Mientras lo de "doña espía" quede como una broma, puedo sonreír aliviada.

- ¿El mejor Whisky de Ignis? -. Alzo una ceja, escéptica-. No sé si creérmelo.

No soy muy dada a beber alcohol, pero ya he rechazado su cigarro y, por alguna razón, decido que por un día estará bien, así que tomo mi vaso y doy un buen sorbo.

Contengo la tos por orgullo. No estoy demasiado acostumbrada a beber, por lo que parece que a partir de ahora los tragos deberán ser más cortos.

- No está mal... -. Lo miro-. Le doy mi visto bueno.