Comedor

Abrí más los ojos del asombro, ya que no me esperaba que me fuese a preguntar precisamente eso.

Recordé que segundos atrás hizo especial hincapié en el hecho de que Silvanus no hubiese invitado a mas gente. Probablemente sospechase algo.

"Em... pues... ¿como me deberían de ir?", dije intentando evitar la verdadera respuesta a aquella pregunta, pero no sonaba del todo convincente, por lo que tras unos segundos de silencio dije: "Bueno, en realidad... hemos... perdido el contacto"

Tras esto le dí un nuevo sorbo al té. A este paso se me acabaría en nada.

Ladeó la cabeza hacia la derecha al ver cómo la chica desorbitaba ligeramente los ojos y frunció el ceño. Se preguntaba a qué venía esa reacción. Permaneció unos segundos en silencio, esperando a que la chica hablase y, cuando lo hizo, alzó ambas cejas. Su respuesta explicaba su reacción anterior.

—Oh... Pues... Vaya... Es una pena, supongo — murmuró. Miró a la chica. ¿Por qué habrían roto el contacto el piscis y ella? Recordaba que el piscis le había dicho que habían salido juntos y demás historias. A lo mejor fue por eso —. Pero... Bueno... ... — Se encogió de hombros. ¿Debía decirle algo para animarla? ¿O no le importaba haber perdido con el piscis? Suspiró. Definitivamente, debió haber mencionado la comida —. Piensa que... Hay más gente... ... Aparte de él... ... Y... Eso...

Desvió la mirada.

También me sorprendió su último comentario. ¿Realmente hacía referencia a... nuestra relación? Probablemente supiese más de lo que me imaginé en un principio... al fin y al cabo era bastante amigo de Silvanus.

"Ya... bueno. Es igual, no te preocupes... lo pasado queda en el pasado", le digo.

"Aunque en realidad siga atormentándote en el presente...", pienso.

Volvieron a surgir unos segundos de silencio, y tras un nuevo sorbo me terminé el té. Solo quedaban un par de pastas, pero Hoju ya se había apropiado de ellas. Sonreí levemente y le dí un par de toquecitos en la barriga.

Asintió.

—Exacto. Ese es el espíritu. Además, sin animo de ofender, tampoco es que Kettleburn sea muy espabilado.

Estiró los brazos y se puso en pie. Ahora que había terminado de comer, no tenía motivos para seguir en el comedor. Miró a la chica.

—Yo... Me voy ya... ¿Vienes o te quedas?

La chica apuró su té y asintió. Se puso en pie y ambos salieron del comedor.

*se van*

Fdr. xD cutrezzzzz

Entré en el comedor, que estaba vacío, y me senté en una de las mesas a esperar. Cuando se acercó una chica del servicio, le pedí sopa y pescado cocido. Cuando me lo trajo, me puse a comer con calma.

*Se queda*

Veo a Massen en el fondo del comedor y voy corriendo hacia ella.- Massen, Massen, ¿tu conoces a un Aren mas joven y mas guapo que el que tenemos ahora?- le pregunto directamente.- porque me he pasado toda la tarde buscando y no le he visto. Hasta he ido a los establos, y nada- digo cansado y con la cara manchada. Me he recorrido el bosque y no he visto nada tampoco... quizás esté en los tejados o... no sé... uuffffff que cansado estoy- digo desplomándome en una silla a su lado.

Silvanus entró en el comedor con determinación, y no perdió un segundo en dirigirse a mí. Lo miré, sorprendida.

- ¿Otro Aren? ¿Quieres decir además del líder Darvenwish? -fruncí el ceño, confusa-. Yo... Yo no he visto a ninguno. Aunque sería gracioso que viniera alguien con el mismo nombre...

Lo vi tan fatigado que hasta me dio algo de pena. Sin saber muy bien qué decir, le ofrecí un poco de pescado.

- Y... ¿Por qué tanto interés? -sonreí con amabilidad.

-oh, no gracias, no puedo perder el tiempo en banalidades como la comida sabiendo que hay otro Aren por ahí suelto.- hago una pausa y tamborileo con los dedos encima de la mesa, haciendo un silencio incómodo. - Bueno, solo un poco- digo echándome encima del plato y dejándolo casi limpio. En todo el día no había probado bocado.

-Perdón, Massen, son los nervios.-digo moviendo la cabeza de un lado a otro buscando a "Aren" entre la multitud.- porque porque porque he recibido noticias de que hay una persona en Bronte mucho mas joven, mucho mas guapo que Aren y que se llama Aren y claro. Quiero conocerlo.- sentencio nervioso.

Me reí un poco. Realmente, sí parecía algo nervioso.

- No te preocupes, probablemente hubiera quedado en el plato -le aseguré. No entendía muy bien a qué venía tanto alboroto, pero realmente estaba demasiado activo.

- Silvanus... Es mejor que te calmes un poco... -intentaba ayudar, pero no se me daban bien estas cosas-. A ver, cuéntame, ¿quién te ha dicho eso?

-Una una una una una chica digo viendo en todas direcciones mientras le aprieto repetidas veces el brazo. -Una chica parvus, Stalon, se llama es rarísima. colecciona pelo, plumas y piel. y me dijo que un Aren más joven y guapo andaba por el palacio y que no era el líder de cáligo. ¿no estas flipando? porque yo si ALLÍ ALLÍ ALLÍ ALLÍ -digo señalando y gritando a un chico de pelo largo y negro que estaba dado la espalda.

-ESPERA MASSEN VENGO AHORA.- digo mientras salgo corriendo a la otra punta del comedor.


-Hola, Aren- digo saludando al chico-

-¿hola?- me dice-¿te conozco?- dijo viendo a sus amigotes.

-Etto... no, no creo que me conozcas, pero eres Aren, ¿no?- no es tan guapo... pero bueno, dependiendo de los gustos, se podría decir que era mas guapo que el Aren real, eso sí, Stalon tiene el gusto en el culo.- es que tu amiga Stalon me habló de ti y quería conocerte- le digo un poco sonrojado y tieso como el palo de una escoba.- me llamo Silvanus Kettleburn.

Ante tanta palabrería, el chico arqueó las cejas. - Conocerme? anda, lárgate de mi vista, jodido cafre. Yo no me llamo Aren. Ni conozco a esa parvus. Así que lárgate de mi vista, mequetrefe mariquita. ¿Acaso pretendías ligar conmigo? - el chico se pone de pié y yo me asusto. Ahogo una mueca de sus to y salgo corriendo ante las risas de sus amigos.

Llego a junto de Massen de nuevo, abatido.
-No... no era él, como habrás podido comprobar... ¿donde estará?

Me llevé una mano a las trenzas, y las revolví pensativa.

- Pues sí que es una coincidencia... Otro Aren... -murmuré, todavía sin asimilarlo muy bien-. ¿Crees que el líder lo sabrá? Aunque sólo sea como curiosidad, seguro que le interesa... Me extrañaría que nadie se lo hubiera dicho -aventuré, sin estar yo misma muy segura de sus palabras-. Además, aunque sólo sea porque es un líder, seguro que sabe quién entra y sale del palacio...

Miré a Silvanus, con un encogimiento de hombros.

- No sé, son sólo especulaciones, pero o vuelves junto a esa parvus y le pides que te lo presente, o le preguntas a Aren... Aunque supongo que los demás líderes también estarán al tanto... -desvié la vista hacia el plato, ya vacío-. No sé, ¿tú que opinas?

Escucho a Massen. -bueno, vámonos, hablaremos de estopor el camino. Quizás esté ahora mismo en los pasillos- digo arrastrándola por un brazo.

*se van*

Caminó encorvado hasta llegar al comedor. Zacharyas no era de comer mucho, pero en ese momento, por ejemplo, su cuerpo le suplicaba que lo alimentase. Ya había disfrutado suficiente del dolor que le producía el hambre y acudió allí para saciarla. Si moría dejaría de sentir dolor, y eso no le agradaba.

Llegó y se sentó, esperando a que lo atendieran. Pidió entonces a un muchacho que se le aproximó que le llevase lo que fuera, que a él no le importaba. Una vez el chico se fue, se puso a esperar.

*se queda*

Llegué al comedor tarareando una canción para mis adentros, ya que me había despertado bastante alegre. No es que fuese especialmente feliz, y en realidad las cosas en este palacio seguían lléndome... regular, por así decirlo, pero no obstante de vez en cuando conseguía dejarme llevar por el optimismo.

Mientras tanto Hoju revoloteaba a mi alrededor con la misma alegría. Parecíamos salidos de un cuento.

Una vez nos adentramos bastante en el comedor me di cuenta de la presencia de Zacharyas, el chico caeruleus que había conocido aquel día en el claro.

No dude en acercarme a saludar.

"Buenos días", le dije sonriente.

Justo cuando el chico puso un plato ante Zacharyas, este alzó la vista para darle las gracias y se topó con Hewina, la claritas a la que había conocido en ciscunstancias agradables que luego se habían convertido en desagradables por culpa de aquel caeruleus...

Ella lo saludó y él esbozó una sonrisa.

- Hola -dijo-. Siéntate si quieres -añadió, echándose un poco hacia un lado.

La acompañaba Hoju. Trató de no pensar en las macabras cosas que le evocaba aquel dulce ser.

"Ah, vale gracias", dije respondiendo a su invitación, y entonces me senté, posando a Hoju en mi regazo.

"Bueno... ¿qué tal? ¿Cómo va tu estancia aquí en el palacio?", comenté, y entonces un chico del servicio se acercó, pero no era el mismo de siempre...

"Vaya... que raro.", pensé. Mientras tanto este me preguntaba qué quería tomar.

"Una ensalada de pasta y un vaso de agua, por favor... ah, y dos zanahorias", le dije. Me habría gustado preguntarle por aquel chico, pero me di cuenta de que nisiquiera sabía como se llamaba, por lo que decidí no hacerlo.

Entonces el chico del servicio... es decir, este nuevo chico del servicio... bueno, nuevo imagino que no es, pero vamos, este otro chico se fue normalmente a por mi pedido.

Tras esta mini-interrupción volví a mirar a Zacharyas para continuar con la conversación.

- ¿Mi estancia...? -preguntó, como para confirmar la pregunta. Luego se quedó unos segundos con la mirada perdida para finalmente sonreír y carraspear-. Ultimamente ha sido interesante. He conocido a algunas personas, lo cual es un logro para... -. Carraspeó-. alguien como yo.

La miró fijamente mientras pedía comida. Nada de carne. Se preguntó si sería una coincidencia o si era algo que ella no hacía eso de comer carne. Quizás no le gustaba demasiado.

- ¿No te gusta la carne? -preguntó.

Por lo visto Zacharyas se percató del hecho de que no hubiese pedido nada de carne, por lo que me pregunto si no me gustaba.

"La verdad es que no...", dije torciendo una mueca que mostraba mi completo desagrado hacia la idea de comer carne.

"Bueno, es decir... nunca la he probado, pero tampoco he tenido la necesidad de hacerlo.", le comenté.

"Ni necesidad ni ganas, vamos...", añadí con una pequeña carcajada.

Por lo que ella decía, Zacharyas dedujo que estaba en contra de ella por asco o por odio al sufrimiento animal. Sonrió y sintió un escalofrío. De alguna forma eran muy diferentes, aunque él hacía mucho que no causaba sufrimiento gratuito a ningún ser. Había aprendido a reprimirse.

- ¿Nunca? -. La miró algo asombrado-. ¿Ni siquiera de niña, antes de poder elegir qué comer?

Respetaba su decisión. ¿Qué más le daba a él si no comía carne? Simplemente lo sorprendía que la hubiera evitado toda su vida. Quizás ya sus padres seguían el mismo dogma.

"Bueno, es que cuando era muy pequeña mi familia pasó por dificultades económicas por mucho tiempo, y no podían permitirse el lujo de comer carne. Y claro, cuando empezó a venir la carne a casa tendría unos 7 años. Sabía lo que era y no quería comerla... me daba mucha pena el pensar en comerme una parte de un ser vivo. Uno que murió simplemente para ser comido...", le dije.

"Y bueno, mis padres decidieron respetarlo. Después de todo no me iban a reñir por querer comer vegetales, fruta y demás... cuando lo habitual es reñir a niños que solo quieren carne y no quieren comer la verdura.", dije riéndome un poco.

"Recuerdo que mi abuelo solía ofrecerme carne pinchada en un tenedor, poniéndomela a un palmo de la cara y presionándome a que la probase... pero acababa llorando siempre, así que al final dejó de hacerlo", comenté rascándome la cabeza. Tras recordar todo esto sentí un poco de nostalgia, y sonreí levemente.

"Pero bueno, soy capaz de tolerar que otra gente coma carne... al fin y al cabo está en nuestra naturaleza.", comenté a seguir.

La escuchó atentamente, sin pestañear, bebiendo de sus palabras, para finalmente sonreír.

- Veo que siempre has ñuchado por tus princpios... Supongo que encontrarse con alguien que ha mantenido a rajatabla su pensamiento desde tan pequeña es todo un... -. Carraspeó-. Honor.

La verdad es que, tras enterarse de esto, le daba algo de reparo comer carne delante de ella. Ella misma había dicho que no le importaba, pero Zacharyas suposo de todas formas que no le resultaría muy agradable. miró su comida, de repente con poco apetito, como decepcionado.

"Bueno, tanto como un honor... vaya, no creo que sea para tanto.", dije sonriente.

"Puede que sea cierto que es algo poco habitual...", comenté. De hecho la única persona con estos ideales que había conocido era Silvanus.

"Pero bueno, no se le puede exigir a todo el mundo que luche contra sus instintos... esa es una decisión personal", añadí a seguir.

"Así que come sin reparo", dije dedicándole una sonrisa, ya que me había percatado de ello.

Entonces el otro chico del servicio me trajo lo que había pedido. Se la agradecí antes de que volviese a sus tareas, y entonces le di las zanahorias a Hoju. Después comencé a comer.



FdR: pobre Zach XDDDD

Su pálida piel se ruborizó un poco cuando ella le dijo que podía comer. Se había dado cuenta de que no comía por ella y eso le sentaba un poco mal, porque no le gustaba molestar a los demás con sus actitudes. Sin embargo, su sonrojo duró poco. La miró fijamente en cuanto se tranquilizó.

- Luchar contra los instintos... -dijo para sí.

Era su día a día... La mitad del día se la pasaba luchando contra los fuertes instintos que residían en él. De alguna forma, no eran tan diferentes, solo que se parecían en aspectos de sus personalidades totalmente diferentes.

Suspiró.

FdR- Ya está a su bola XD

Resultaba muy agradable estar con alguien como Zacharyas. Educado, amable y considerado... No tenía nada que temer ni sospechar. Por fin conocía a un caeruleus bondadoso... y eso me alegraba, ya que afirmaba mi opinión en cuanto a no generalizar.

"Bueno, ya he hablado mucho de mi. Ahora cuéntame tú algo.", dije con curiosidad, y continué comiendo.

Me fijé en que Hoju ya se había terminado las dos zanahorias y me observaba esperando un regalito por mi parte, por lo que le di un poco de mi comida en una servilleta.

La miró. No podía contarle que era un sádico, un sadomasoquista que disfrutaba del dolor, la sangre, el sufrimiento... Así que le contaría otra parte de su ser menos macabra que quizás le interesase. Sonrió nervioso y carraspeó.

- Soy hijo único y mi padre es herrero... Desde que tuve la edad adecuada, me tuvo trabajando con él, en la forja. Su deseo era que yo siguiera con el oficio familiar o que por lo menos... -. Carraspeó-. que por lo menos me hiciera guerrero, pero desde que tengo uso de razón adoro la magia.

Esbozó una sonrisa algo tensa.

- Me hubiera gustado hacerle sentirse orgulloso, pero mi padre desprecia a los magos, así que está algo decepcionado conmigo...