Comedor

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Con lo que me contó abrí un poco más los ojos.

"¡Vaya, qué bien! Me alegra mucho que te guste tanto la magia. A mi también me gusta.", comenté.

"Aunque a mi me viene de familia, ya que provengo de un clan. Pero bueno, de profesión soy artesana, como mi abuelo.", añadí. Al final me emocioné demasiado y acabé volviendo a hablar de mí, pero bueno, estamos conociéndonos... así que no le molestaría saberlo.

"Es una pena lo de tu padre... debería saber apreciarlo y apoyarte.", le dije entonces.

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Así que también era artesana. Zacharyas anotó esto para sí, aunque apreció el hecho de que viniera de un clan de magos. Casi le daba envidia.

- Mi padre no está muy de acuerdo con muchas de las cosas que me conforman, pero la verdad es que pese a ello me quiere. Me alegra...

Se quedó unos segundos pensativo antes de retomar su charla.

- Incluso antes de partir hacia aquí me regaló un arma. Quizás me guste más la magia, pero siempre apreciaré su gesto.

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"Me alegra oir eso.", dije sonriente.

Entonces me percaté de que Hoju se había posado en el suelo, mientras se encogía adoptando una pose que conocía bien...

"¡¡¡HOJU!!! Nooooo... aquí nooooo...", dije alterada, y lo cojí rápidamente en brazos.

"¡Lo siento Zacharyas, pero me tengo que ir ya! Es que Hoju... tiene ganas de... bueno, ya sabes... ¡Hasta otra!", dije de forma atropellada, y sin mas explicaciones me fui corriendo de allí, hacia fuera del palacio.

*se va*

FdR: xDDDD me tengo que ir >.< Fue un placer rolear con usté XD

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La observó partir. Parecía que su animalillo había decidido utilizar el suelo como servicio. No pudo evitar sonreír. Quizás aquel bonito animal fuera más adorable despellejado, pero vivo y entero tampoco estaba mal.

- Hasta otra -se despidió.

Una vez ella no estuvo, se puso a comer. Ya estaba frío, pero le daba igual.

*se queda*

Tras terminar su comida fría se despidió de los chicos del servicio y se fue.

*se va*

Moderador Edad : 31 Mensajes : 1997

Llego al comedor y me siento en una mesa. Me despido de Rick, que está en el dintel de la puerta, ya que el va a ducharse y esas cosas. Me apetece irme con el a la ducha, pero mis ttipasme suenan demasiado. Después de comer un par de tortitas de maíz y un vaso de leche, me limpio al brazo y me doy cuenta de que estoy en gayumbos y aún por encima... mojados.

-Pche- me encojo de hombros. ¿que se le va a hacer?

*se va*

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Tras el incidente de ayer, no he tenido un día demasiado agradable. Para empezar, mi sostén debe de estar ahora circulando de mano en mano como un burdo cotilleo, y además sí que alcancé a escuchar las palabras de Lyam y logró conmoverme un poco. No mucho, por supuesto, pero al fin y al cabo una es humana y con que tenga un mínimo aprecio a alguien ya está jodida.

- Traeme lo que sea -digo a un chico que me mira algo adormilado-. Y siento la hora que es.

Espero de pie, con la mirada perdida en alguna parte, pensando, hasta que me traen la comida. Doy un seco gracias y me marcho a comer a otra parte.

*se va*

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Llegué al comedor por casualidad, y sin muchas ganas realmente de comer. Sin embargo, al entrar, un rico olor procedente de las cocinas me animó a quedarme. Según un miembro del servicio, estaban preparando una crema de verduras ("Nada del otro mundo, es nuestra propia cena"). Sin embargo, a mí me pareció una opción excelente y le pedí que me trajera un plato. Cuando lo hubo hecho, me senté a cenar.

*Se queda*

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Entré en el comedor con ganas de hablar con alguien, había pasado varios días aburrida sin contacto humano, y entablar una conversación no me vendría nada mal. Entre varios miembros del servicio -que no tenían información interesante para nada- se encontraba una chica de aspecto juvenil. Me acerqué a ella, estaba tomando lo que parecía un puré o una crema de verduras.

- Que aproveche - comenté, tanto como saludo como gesto de buena educación -. ¿me puedo sentar a tu lado?

No esperé a que respondiese, pues ya me estaba sentando mientras formulaba la pregunta.

Ahora que estaba más cerca de ella podía comprobar que era más joven de lo que pensaba. Parecía que tuviese doce años, aunque una niña de esa edad en el castillo podría resultar bastante... inútil.

Cuando un hombre aparentemente del servicio pasó por mi lado aproveché para alzar ligeramente el brazo y hacer que prestase su atención en mi, entonces pedí un bol de la comida que estaba tomando la niña.

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Mientras cenaba, una chica muy pequeña (pensé que era una niña al principio) entró en el comedor y se sentó a mi lado. Correspondí a su saludo con un "Buenas noches" y asentí con la cabeza a su pregunta de tomar asiento, haciéndome levemente a un lado para dejarle más sitio. Era sin duda alguna una parvus, de rasgos y voz agradables.

- Me llamo Massen Dew -me presenté, iniciando así una conversación.

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La aparentemente niña decía llamarse Massen, un nombre no muy común al menos en mis tierras. Le dirigí una sonrisa al escuchar su nombre, parecía una chica de buenos modales, no como la última gente que había conocido.

- ¿Massen? Es un nombre muy bonito - comenté tratando de parecer simpática, que es lo que pretendía ser, ya que en la simpatía se basa la amistad, ¿no?

Entonces llegó el camarero y colocó un bol y una cuchara con crema de verduras en la mesa, justo en frente mía. Olía muy bien, y antes de decir algo más aproveché para probarlo, y comprobar que aún estaba muy caliente, dejando la cuchara en el bol, en medio de la crema.

- Mi nombre es Elektra, Elektra Samon - dije aún sonriente.

Me fijé entonces en sus ojos inocentes, era una niña muy mona, o chica, tenía que descubrir qué edad tenía.

- Y dime, Massen... ¿No eres muy joven para estar en este castillo? - La pregunta brotó de mi boca justo después de planteármela en la cabeza, y ya no había vuelta atrás.

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Sonreí a su comentario. No estaba de acuerdo, pero la educación era lo primero. Entonces, al escuchar su nombre, mis ojos se iluminaron.

- ¡Elektra! -exclamé-. Ese es el nombre de una amiga de mi abuela -era una curiosa coincidencia, la verdad, y me hacía mucha gracia. Recordé a la vieja Elektra, siempre tan gruñona y tan amable al mismo tiempo. Aquella anciana tenía un encanto especial.

A su siguiente pregunta, sin embargo, no pude evitar ruborizarme, y oculté como pude mi molestia. No era la primera vez que me preguntaban acerca de mi corta edad en el Palacio, pero no conseguía acostumbrarme. Pero me obligaba a mí misma a disculparlos.

- Acabo de cumplir los catorce -comenté-. Pero cuando llegué aún tenía trece. Hace unos cuantos meses de eso... -me quedé un momento callada, pensativa-. Supongo que, si he recibido la llamada, es porque no importa mi edad, ¿no? -añadí finalmente, obligándome a imprimir un tono extra de convicción a mis palabras.

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Sonreí ante la exclamación de la joven de 14 años, al parecer mi nombre coincidía con el de una amiga de su abuela, a lo mejor mi nombre, al contrario que el suyo no era tan extraño en otros continentes, pues no estaba segura de su raza, pero parvus sabía que no.

- Conque acabas de cumplir catorce años... - repetí con la mirada perdida en el vacío -. ¡Que joven y que valiente! - La verdad es que que una niña de trece años hubiese decidido ir al castillo para proteger su patria es algo muy admirable

Volví a intentar por segunda vez probar una cucharada del puré de verduras, y aunque había enfriado, aún podía hacerlo más, por lo que intenté dar un poco más de conversación antes de empezar a comer.

- Y supongo que siendo tan valiente, te habrás inscrito en el torneo de "Año Nuevo", ¿no? - comenté algo jocosa recordando que a pesar de las fechas el torneo mantenía su nombre sarcástico.

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Entró en el comedor para buscar algo de comer. Se encontró allí, para su sorpresa, con dos parvus. O dos niñas. Se acercó a ellas, y entonces comprobó que ni una ni otra, sino ambas opciones: una parvus y una niña. Y la niña ya era familiar para él.

- Hola -. Sonrió-. Soy Zacharyas.

Esperó a que uno de los del servicio llegara y le pidió un par de manzanas mientras miraba fijamente a las chicas desde una distancia prudencial. Luego les hizo un gesto con la cabeza.

- Buen provecho.

*se va*

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Me ruboricé más ante sus halagos, pero me sentí algo mejor. Al fin y al cabo, no estaba infravalorándome, sino más bien lo contrario. No es que me enorgulleciera de su actitud hacia mí, pero para alguien como yo, escuchar algo así era motivo de aumento de la autoestima, lo cual siempre se agradecía. Y así lo hice, murmurando un tímido "Gracias".

Entonces apareció Zacharyas en el comedor, y al reconocerlo le dediqué una sonrisa a modo de saludo. Luego volví a la conversación. Cuando preguntó por el torneo de Año Nuevo, sonreí asintiendo con la cabeza.

- Sí, me he apuntado -comenté-. Aunque no sé con quién me tocará, ni cuándo. Me gustaría saberlo... ¿Usted se ha apuntado? Tal vez seamos contrincantes...

Zacharyas se iba, por lo que levanté la mano para despedirme. Luego me volví de nuevo hacia Samon.

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Massen parecía bastante contenta por lo que había dicho, lo que me hizo sonreír aún más,la inocencia que mostraba la hacía ser tan adorable...

De repente, un hombre con pintas extrañas y desgarbadas entró en el comedor, presentándose como Zacaharyas. puede ser que fuese mala para algunas cosas, pero a la hora de memorizar no había nadie que me superase, y todos los nombres y datos solían quedarse grabados en mi mente.
No me dio tiempo a presentarme, porque cuando quise mirarle bien a la cara, y no de reojo, ya se estaba yendo -pues sólo había ido al comedor para coger varias manzanas-.

Abrí los ojos con sorpresa al escuchar las palabras de Massen, ¿es que no sabía que las parejas en el torneo ya se habían hecho públicas hace varios meses?

- ¿Aún no sabes contra quién te toca? Pues que sepas que las parejas ya están hechas, y puedes verlas en cualquier momento en varios carteles que hay por el castillo - comenté aún con la sorpresa en mis ojos, me resultaba imposible que si llevase tanto tiempo en el castillo como para poder apuntarse al torneo de Año Nuevo (que fue antes del nuevo año) no hubiese visto ni una sola vez el cartel -. Mi rival es un tal Rick Denhel, no lo conozco, pero espero que no sea muy duro de roer.

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Empecé a ponerme algo nerviosa cuando dijo que las parejas estaban publicadas. Entonces... ¿Había alguien que ya sabía que yo era su rival? ¿Me conocería? Y si era así, ¿por qué no me lo había comentado? Cuando escuché quién era su pareja, solté una risita de admiración.

- Vaya... ¿Dehnel? ¿En serio? -comenté. Lo recordaba a la perfección, aunque hacía tiempo que no lo veía. Aquel ser enorme. Lo contrario a aquella chica-. Es un flamma. Yo lo conozco. ¡Es enorme! -le expliqué-. Luché una vez a su lado, aunque no sé gran cosa de su técnica, porque estaba oscuro y yo estaba concentrada en escapar de nuestros enemigos. No se me da bien el combate a corta distancia...

Me quedé un momento en silencio, sin saber muy bien si dar más datos, pero finalmente decidí que no pasaría nada. Si las parejas estaban publicadas, todos sabrían contra quién luchaban, así que no tenía nada de malo que yo diera información a la chica. Además, me apetecía hablar.

- Su arma es una espada enorme. La verdad es que a mí me da mucho miedo. Es muy fuerte. Te recomiendo que vayas con cuidado...

Iba a añadir que su inteligencia no estaba al nivel de sus músculos, pero me pareció de mala educación y me lo callé.

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¡Genial! Massen parecía saber cosas sobre Rick Denhel, y no tuvo ningún problema e contármelo, es más, habló y soltó todo sin necesidad de tan siquiera pedírselo. me gustaba aquella chiquilla.

- ¿Y dices que has luchado junto a él? - Preguntó volviendo a abrir los ojos con exclamación -. Cada vez me sorprendes más, jovencita - comenté con tono poco serio, aunque las palabras que decía no tenían nada de broma.

Mientras analizaba toda la información que Massen me había dado sobre mi futuro rival en el torneo, miraba con atención a la joven. Yo ya había empezado a tomar alguna que otra cucharada, la temperatura de la crema de verduras ya se había ajustado a mi gusto. Entonces caí en la idea de que podría tratarse de una piscis, no había visto a muchos, pero según podía ver, era a lo que más se semejaba.

- Si tú lo dices, iré con cuidado... - repetí sus palabras para reafirmar que le estaba prestando atención.

Miré su bol de comida.

- Está rico, ¿verdad? - Cambié ligeramente de tema, si explotaba mucho el otro podría convertirse la conversación en un intercambio de palabras e ideas insípido, como ya me había pasado en varias ocasiones.

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Asentí a sus palabras, una y otra vez con convicción, sonriendo. Le deseaba mucha suerte en el torneo, aunque Dehnel no merecía menos. Me preguntaba si aquella chica estaría a su altura. Tal vez pudiera ver su combate... Sería interesante, y probablemente podría aprender mucho de él. Cuando preguntó por la comida, asentí una vez más.

- La verdad es que sí -comenté-. El chico al que se lo pedí me dijo que era la cena de los miembros del servicio y que no valía la pena. Pero yo creo que son demasiado modestos. La comida está siempre riquísima, sea para quien sea.

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Aún no me cabía en la cabeza que una de las personas con más modales en todo el castillo fuese una niña de catorce años. Se conformaba con poca cosa, y eso la hacía parecer demasiado amable e inocente. Parecía como sacada de un cuento, donde las niñas son felices con todo.

Le dirigí una de las sonrisas más amplias y sinceras que había dirigido en toda mi vida.

- ¿Qué te parece si ahora vamos a ver quién es tu rival en el torneo? ¿no te parecería interesante? - Pregunté ofreciéndome a acompañarla a uno de los carteles que había estado viendo por los pasillos desde hace unos meses.

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Una vez terminados los platos de comida, Samon se propuso mostrarme los carteles donde estaba escrito el nombre de mi contrincante. No pude evitar un gesto de alarma ante su propuesta, pero me obligué a recomponerlo rápidamente y a sonreír con normalidad.

- Claro -asentí, sin saber muy bien aún cómo saldría del apuro-. Vayamos a verlo -suspiré. Ya se me ocurriría algo.

*Se van*

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Llegué a los pasillos entrando con un ágil salto que me hizo caer con las piernas casi pegadas al suelo y una mano frente a mí que me impidiese caer hacia adelante. Respiré profundamente una única vez, había tardado medio segundo menos que la última vez y eso subía los ánimos.

Me erguí y me coloqué la ropa para luego frotarme las manos complacido por mis progresos. Me acerqué a una de las mesas más apartadas y esperé a que uno de los hombres del servicio viniese a preguntar por mi plato. Me quité la máscara antes de que esto sucediese y me mantuve únicamente cubierto de nariz para abajo por la ropa.

Una vez el tipo del servicio se llevó mi pedido esperé pacientemente a que lo trajese. Me apetecía mucho comer fideos con algas.

El camarero me sirvió la comida al rato y lo agradecí con un movimiento de cabeza. Me fijé en que no había nadie en el comedor y aproveché apra bajarme la tela de la cara y comer hábidamente. Acabé bastante rápido y volví a cubrirme. Ahora que tenía energías renovadas tenía que aprovecharlas antes de irme a dormir.

*se va*

Moderador Edad : 31 Mensajes : 1997

Entro en el comedor estirando los brazos con mi pequeño dragón revoloteando a mi alrededor. Rápidamente me siento aún con el pelo mojado y me sirven la cena: un poco de arroz con queso derretido por encima y con salsa de soja. -¡Gracias! - comento sonriente a la chica que me lo trae.
Tristán se asoma a mi cuenco y muerde un poco de queso y comienza a tirar de él hacia atrás para comerlo, pero como está derretido, el queso se estira, lo que ofrece una visión bastante graciosa.
Me agacho y muerdo el hilo de queso que une mi cuenco a mi dragón, ya casi en la esquina opuesta de la mesa, de tanto tirar por el queso. -Ale, come ahora, nano. - digo atacando mi plato con ansias.
¡QUE RICO!

*se queda*

Una vez he comido, decido retirarme a descansar

*se va*

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Entré en el comedor con un mohín de disgusto, pensando en que lo único que quería en aquel momento era un buen tazón de caldo limpio y un poco de pescado cocido. Aunque tampoco despreciaría una conversación, si alguien se dignara a aparecer. No obstante, teniendo en cuenta los quejidos de mi estómago, eso era algo absolutamente secundario en aquel momento.

Me asomé a la puerta de la cocina carraspeando, y pregunté si el menú que había ideado en mi cabeza era posible. Sonreí al enterarme de que había tenido suerte, y asentí cuando me dijeron que esperara en el comedor. Caminé hasta mi sitio de siempre, en una de las mesas centrales y de espaldas a la puerta, y me senté a esperar mi cena.

*Se queda*

Después de una copiosa cena que me dejó más que satisfecha, di las gracias y me fui a dormir.

*Se va*

Jefe de Raza Edad : 58 Mensajes : 411

Aparezco en el comedor. Algo estaba pasando hace nada, pero no fui capaz de concretarlo. Sin embargo, percibo la energía de Aren apareciéndose y desapareciéndose de un sitio a otro. Desprende cantidades irregulares. Quizás esté enfadado. Me extraña, sin embargo, que varíe tanto su posición.

¿Nervioso? No lo creo. Es extraño en él estar tan perturbado. Sin embargo no se me ocurren muchos motivos para lo que hace. No creo que esté jugando al pilla pilla.

- ¿Habéis visto algo? -pregunto a unos miembros del servicio que me miran con extrañeza.

Ellos se apresuran a negar.

Frustrado, desaparezco.

*se va*

Edad : 30 Mensajes : 3185

Entro en el comedor y enseguida localizo a un miembro del servicio, que viene hacia mí. Pienso unos instantes antes de pedir, pero al mirar por la ventana y ver que no hace mal día le pido algo de fruta. Tomaré algo fuera, así de paso esclareceré mis ideas -algo liadas después de lo de Silvanus- y tomaré el aire.

El chico parte y yo lo espero sin siquiera sentarme. Es de la misma raza que yo, como casi todos en palacio, pero no hay nadie que tenga mi color de piel. Me pregunto si la gente me toma a primera vista como chrysos o claritas...

*se queda esperando*

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