Comedor

Entré con buen ritmo en el comedor, pero me paré en seco al ver que Alexander estaba sentado en una mesa: Mierda... no estaba duchado y estaba un poco despeinado, con lo que empecé a alisarme en pelo contra el cráneo en cuanto pude.
Me hizo una seña y me senté enfrente de el.
-Buenas noches, señor. ¿quería verme?

Entra Silvanus casi corriendo en el comedor y yo entorno los ojos y le digo con un par de dedos que se acerque.
Entonces me da las buenas noches y se sienta en frete de mi.
-¿te he dado permiso para que te sientes? Bah, da igual, déjalo. Mira tengo algo para tí- digo mientras le ofrezco su contrato

Me echó en cara que me hubiese sentado sin permiso ¿que demonios? menudo caracter... entonces me levanto de golpe - p-perdón, señor- me dijo que ya daba igual, por lo que me volví a sentar muy despacio. una vez sentado, me ofreció un papel.
-¿que es esto?- entonces comencé a leerlo en alto (mas que nada porque si leía en bajito, para mí, acababa perdiéndome y tenía que volver a empezar- ESTIMADO SEÑOR SILVANUS KETTLEBURN:
este es un contrato necesario para ejercer sus funciones como administrador del tiempo de Alexander Price. Para comenzar con su trabajo deberá firmar el papel en el lugar señalado con la palabra FIRMA. Entonces usted podrá disfrutar de una sueldo al mes de 10 monedas de oro fijas, más todas las monedas de oro que usted se valla ganando con el aprecio de su jefe, amigo y confesor Alexan... -entonces el caeruleus me arrebató el papel de las manos- EEE! que no había terminado de leer!

Comienza a leer el contrato muy lentamente, como si le costase vocalizar cada sílaba... se nota que no esta acostumbrado a leer mucho. Mientras, yo mantengo los ojos cerrados y una sonrisa torcida cruza mi rostro, me deleito con cada palabra que el piscis lee, mientras las repito en bajo, ya que me lo había aprendido de memoria.
Entonces llega a la parte final y con un tirón seco le quito el papel de las manos.
Me lo reprocha y le pongo mi dedo- que ya tiene un guante puesto- en los labios.
-Ya está, ya has acabado, no ves que solo te falta firmar? digo ofreciéndole mi pluma, que, con mucha pena, tiraría luego a la basura... puesto que la tocaría con sus asquerosos manos que seguramente, huelen a pescado crudo.
Agarro el papel, de modo que la letra pequeña queda tapada en parte por uno de mis dedos.
-Venga, Silvanus... que son 10 monedas al mes... mas todas las que yo, en mi infinita bondad, sabiduría y bonanza te aseguro que te daré.
Mis ojos casi se me salen de las órbitas... por fín sería mio... para siempre.

Después de quitarme el papel, cortó mi respuesta poniéndome un dedo enfundado en un suave guante en mis labios. Tragué saliva y lo miré a los ojos. Entonces me ruboricé un poco... pero solo un poco.
Apartó su mano de mis labios y me ofreció su pluma. Nunca había visto una tan bonita. Acerqué mi mano muy suavemente a ella, y la cogí temblando con los ojos muy apretados: sabía que me iba a regañar por haberla tocado.
Pero no lo hizo, simplemente se me quedó mirando y me insistió en las geniales condiciones que había leido anteriormente... 10 monedas de oro... mas todas las que pueda conseguir... dios... había encontrado el chollo más grande del mundo ¡IBA A SER RICO!
Le dedico una sonrisa y acerco la pluma al papel.

Comienzo a escribir mi nombre muuuuy despacio, con la vista centrada en cada rasgo que hacía, para evitar confundirme: quería que quedase muy bonito
Mientras escribía, llegó el camarero y le sirvió la comida a Alexander ¿vino? jo... yo una vez bebí vino y... no recuerdo lo que pasó.

...E-BU-RN
Terminé de escribir y Alexander me lo retiró de nuevo.

-EE! ¿que haces?¿porqué me quitas así las cosas?

Se ruboriza ante el contacto de mi dedo con sus labios. Que asco... aún por encima de retrasado, tonto, feo y guarro: desviado. Lo que me faltaba... menudo camándula voy a contratar... pero bueno: mejor pájaro en mano que cien volando.

Parece que coje la pluma con miedo. "Bueno, por lo menos aprecia las cosas buenas"

Comienza a escribir su nombre muy lentamente y en ese instante el camarero aparece y trae mi comida. Mientras escribe se me ocurre una genial idea. Como siempre.
Saco uno de mis guantes y lo mojo en el vino. El no se da cuenta de nada, puesto que está muy entretenido escribiendo. Me lo vuelvo a poner y con la mano seca, le quito el contrato de un tirón.
Entonces el me reprocha mi comportamiento.

Me pongo de pié y me hacerco a el. Entonces, con la mano que tenía el guante mojado, le propino una enorme, sonora y profunda bofatada que lo tira al suelo. El golpe resuena por toda la sala.

Menos mal que no hay nadie mas ahora en escena...
"Uf... eso ha tenido que doler"

Alexander se levanta y sin decir nada se acerca a mi entonces ocurre una cosa muy extraña y muy dolorosa:
Me propina una bofetada que hace que me pite un oído. Fue muy fuerte, y me puso roja la cara, además, me empapó entero: el pelo, la cara, el cuello con ¿vino? ¿estaba oliendo a vino? OH! GENIAL! AHORA SI SE LO CUENTO A ALGUIEN NADIE ME CREERÁ!
Me caigo al suelo.
-¿P-porqué lo ha hecho?¿que he hecho?¿¡PORQUÉ ME HA PEGADO!?- comienzo a llorar: el dolor va en aumento con cada segundo que pasa, y noto como late mi corazón en mi mejilla. Ha sido un golpe muy fuerte.

Mientras me hace todas esas preguntas, me saco tranquilamente el guante mojado y lo tiro al suelo.
Entonces elevo mi dedo íncide y, con las piernas muy juntas y los ojos cerrados comienzo a hablar:
-PRIMERO: Al esclavo hay que callarle la boca siempre, no debe hablar nunca sin pedir el consentimiento de su señor ¿has pedido permiso para hablar?... creo que no... SEGUNDO: Si el esclavo no cumple con sus tareas, deberá devolver todo lo que su amo la haya dado hasta la fecha ¿te has duchado, lavado y peinado como te he dicho? creo que no... así que deberías devolverme las monedas de oro que te dí... pero bueno, por ser la primera vez, te las perdono. TERCERO: El esclavo comenzará y terminará las frases con un "señor" en sus labios, sino, será usted libre de abofetearle tantas veces como quiera... llevamos como veinte minutos hablando y nisiquiera lo has pronunciado ni una sola vez... bueno, si, una... pero una no es suficiente para veinte minutos de conversacion... por lo que ateniéndonos a las condiciones que acabas de firmar, creo que una sola bofetada... creo que te puedes considerar afortunado.

Cojo el libro de encima de la mesa y se lo tiro
-Toma. Quiero que te lo leas bien, porque este va a ser tu vida a partir de este momento. Me lo devolverás en perfecto estado, ¿de acuerdo? Venga, puedes retirarte. Ah! y llévate el guante. Quiero que lo tengas limpio cuanto antes, y si te encuentras con Heylel, dile que te mande mi anillo rápido... quiero recuperarlo antes de 10 días. ¿podras acordarte de todo? VENGA! DESAPARECE DE MI VISTA.

¿De que demonios está hablando?¿que me está diciendo?¿esclavo?¿no era sólo su sirviente?¡QUE ALGUIEN ME EXPLIQUE LO QUE ESTÁ PASANDO AQUI!

Entonces las respuestas a mis afirmaciones y perguntas cayeron sobre mi cabeza... literalmente: Alexander me tiró un libro a la cabeza
-Ah!- dije en un acto reflejo. pero enseguida me cayo al leer el título del libro: ¿"Como entrenar a tu esclavo? es una broma?

Entonces Alexander comienzó a decirme un montón de tareas que tengo que hacer, pero hablaba muy rápido y yo las voiba numerando con los dedos.
Abrí mucho los ojos cuanto terminó de hablar.
-Si... si, señor. Lo he entendido todo, señor. Me iré entonces, señor... que pase usted buena noche. Asta mañana... señor.

Me levanté y sali corriendo del comedor, mientras dos lagrimones rodaban por mi enrojecida mejilla.


*se va*

-Así me gusta, pequeño- digo con una bondadosa sonrisa.- ¿ves que eficiente eres?

El piscis se va y yo termino mi cena. A la media hora o así, me retiro a descansar.


*se va*

Había sido un día tranquilo... pero al mismo tiempo in poco intranquilizador... me habñia dejado a Tristán con Hewina... bueno... con ella estaría en perfecto estado.

Me quedé sorbiendo un poco de zumo de sandía, mientras jugaba con un mechón de mi cabello.

*se queda*

Abro la puerta de par en par, con un sonoro golpe. Entonces lo veo.
-Kettleburn! donde demonios te habías metido estos días!

Me acerco a el. Lleva el uniforme reglamentario... pero esos pelos como siempre, descolocados.
Me escupo en las manos y se las paso por la cabeza con fuerza y con rabia, clavando las uñas.

-Que demonios te he dicho del pelo! LO QUIERO BIEN PEINADO!

Un sonoro golpe de puerta me hizo reaccionar. Era Alexander. Casi me da algo cunado lo veo aparecer: parecía muy cabreado.

- No- no no he ido a ninguna parte señor, se lo juro- dije poniéndome rápidamente de pie.

Entonces se escupió en las manos y me las pasó por el pelo, lo hizo clavándome las uñas y diciéndome que no me quería ver así.

-Au! señor, perdón, pero es que no me gusta llevar el pelo tan repeinado, además el señor Aren me dijo que estaba mucho mas guapo de el otro modo... discúlpeme.

Le doy un bofetón, mientras los ojos se me salen de las orbitas.

-Y A QUIEN LE TIENES QUE HACER CASO TU, ¿PEDAZO DE MIERDA? SI AREN TE DICE QUE TE CORTES LA CABEZA, ¿TU TE LA CORTAS? que sea la primera y última vez, me entiendes? QUE SEA LA PRIMERA Y ÚLTIMA QUE ME LLEVAS LA CONTRARIA!- voy a tener que tener unas palabritas con mi lider... el ya tiene un criado: no debe influir sobre como tratar a los mios.


Respiro hondo.

-Vamos.

no dije nada cuando me dio el bofetón... no era bueno replicarle... o me caería otro aún mas fuerte. Simplemente bajé la cabeza.

no dije nada ante sus improperios e insultos, pero ante su última palabra, asentí con la cabeza y salimos del lugar.

*se van*

El líder Darvenwish salió de la cocina con la cabeza alta y paso decidido seguido de cerca por dos guardias que sugetaban a uno de los pinches de la cocina. Barthemius cerraba la marcha.

-Si por mi fuera aprenderías a no robar nada de tu lugar de trabajo en la propia cocina -Comentó sin mirar al hombre malhumorado que se resistía tras de él soltando algún que otro improperio. -Agradece que tus responsables son más benevolentes -. Indicó con un tono neutro meintras todos salían del comedor.

*se van*

Después de dejar mis cosas a los pies de mi cama y dormir un poco ya me sentía unida a este lugar. Era muy amplio, con mucha gente de diferentes sexos y diversas criaturas. Muy distinto de mi hogar, pero ahora que había dormirdo bien creía que ya me sentía acoplada.
Me senté en una de las mesas de lo que parecía un comedor y al rato apareció un joven para preguntar qué quería comer. "Comer... Sí, me siento algo desnutrida. Dame lo que tengas para hoy" Pinté una sonrisa en mi cara y cerré un poco mis orbes azules. Solo un poco.

Después de un ratito el chico del servicio me trajo un plato de carne y verduras que observé una vez estuvo en la mesa. Rodeé el puño izquierdo con la mano derecha y sonrerí al techo como si no existiese. "En honor a ti me mantendré fuerte y segura" Susurré al cielo sintiéndome protegida. Empiezo a comer con calma.

Entré en el comedor sin muchas ganas, ya que solo quería beber un poco... y entonces vi a una chica que no había visto antes.

No tenía muchas ganas de hablar, pero ya me había acostumbrado a forzar sonrisas y a actuar como si nada, y no quería ser descortés... así que me acerqué a ella y le dije sonriente: "Buen provecho".

Cuando ella me miró le dediqué una sonrisa un poco más amplia, y le dije: "Siento molestarte mientras comes, pero no te había visto antes por aquí, y quería saludarte. ¿Eres nueva, no?"

Mientras comía una chica se me acercó y me saludó muy amablemente. Era una claritas muy guapa y le devolví la sonrisa. "Gracias, pero no te disculpes, no me molestas. Sí, soy Summer Bullet y llegué ayer por la noche" Le sonreí amablemente. "Puedes sentarte si quieres y me dices cómo te llamas"

FdR: editado, lo siento mucho, era un "no me molestas"

"Ah vale, gracias", le dije accediendo a su invitación, y entonces me senté en frente suya.

Entonces el chico del servicio de siempre se dirigía a toda velocidad hacia mi, como de costumbre, pero esta vez ya le dije desde lejos, soltando una leve carcajada: "Néctar, por favor".

El chico frenó en seco y dio media vuelta, dispuesto a traerme lo que le pedí.

"No te preocupes, es normal que al principio te sientas extraña al recibir esa clase de tratos tan señoriales, pero te acabarás acostumbrando. Vamos... a todo lujo se acostumbra uno", le comenté a Summer.

"Bueno... yo soy Hewina Astaldë"., le dije, presentándome al fin.

Negué con cabeza haciendo que mi media melena ondulase levemente. "En el santuario nos servíamos la comida unos a otros según el turno de la semana. Claro que esto es un poco distinto" Le dije amablemente, con cierta vergüenza por si me tomaba por una acomodada.

"Hewina. Que nombre tan bonito. ¿Es por tu madre?" Se me ocurrió preguntarle porque muchos de los nombres con gran significado eran heredados.
El camarero trajo lo que la chica claritas había pedido y lo miré con curiosidad. "Yo solo he usado nectar como condimento, pero nunca se me ha ocurrido comérmelo así"

"Vaya... debe ser devota o algo.", pensé sorprendiéndome un poco.

Cuando me presenté me dijo que mi nombre era bonito, y si era por mi madre. Entonces me sorprendí todavía más, ya que era una pregunta un poco extraña... pero disimulé.

"Ah, no, no... no es por mi madre. Mi madre se llama Alena.", le dije, por decir algo.

Entonces el camarero me trajo el néctar, y Summer me dijo aquello.

"Sí, bueno... pero me gusta. Es básicamente como un zumo.", le dije riéndome levemente. Era una persona bastante particular..

"Es raro ver a alguien relacionado con la religión en un ejército... pero bueno, imagino que la llamada habrá calado en todo el mundo", pensé mientras daba un pequeño trago.

"Entonces... ¿estabas en un santuario antes de venir aquí?", le pregunté con curiosidad, pero intentando ser respetuosa.

Hewina me respondió que su madre se llamaba Alena y yo le sonreí. "Bueno, también es muy bonito" Luego me comentó lo del néctar y al final preguntó si antes vivía en un santuario. "Sí, estuve mucho tiempo decidiendo si era lo correcto venir porque es difícil mantener las tareas diarias en un lugar alejado del santuario. Además tenía cierto respeto respecto a la gente ya que aquí podría encontrarme cualquier cosa y en el santuario éramos como uno solo" Miraba al plato mientras movía el tenedor entre las verduras que quedaban porque seguramente sonaba un poco estúpida. "Pero he llegado y te he conocido a ti, así que supongo que está bien" Le sonreí y luego recordé algo importante, abriendo un poco los ojos. "¡Cierto! ¿Conoces algún sitio de agua cambiante pero calmada donde pueda bañarme al aire libre?" Tenía que mantener el ritual de purificación fuera del santuario y era algo importante saber si había un lugar así.

"Ay... cuando te encuentres con quienes yo me se...", pensé horrorizada y con preocupación.

Entonces le sonreí con cierto nerviosismo, pero ella abrió mucho los ojos y me preguntó por sitios de agua cambiante y calmada donde pudiese bañarse al aire libre.

"Oh, pues... hay un lago cerca del bosque que es muy grande y tiene distintas profundidades... y suele tener una temperatura agradable, pero también hay una fuente termal, por si la prefieres. Después está el río que desemboca en el lago, pero claro, el río ya no te valdría, imagino...", le dije.

"Un lago cerca del bosque o una fuente termal... Será mejor el lago, el agua caliente nubla el pensamiento" Pensé mientras Hewina me comentaba los lugares con las características que le había pedido. "Eso suena genial entonces. Gracias" Agradecí con una nueva sonrisa y luego pensé que, ya que me había saludado, debía agradecerle aquello tratando de dar algo de conversación. "¿Y tú llevas aquí mucho tiempo?"