Sala de entrenamiento

Sorprendentemente, incluso para mí, logré evitar la estocada de Tamlin en el último momento con el tridente, haciendo chocar nuestras armas y que estas se detuviesen. ¡Esa era mi oportunidad! Estaba demasiado cerca para poder hacer el amago de clavarle el tridente, así que tendría que desviar su espada un poco más hacia la izquierda, retirar mi tridente a la vez que daba un paso hacia atrás y volver a avanzar con el extendido apuntando hacia su cuello.

Número aleatorio (1,10) :

10

Mithos mío, había logrado detener mi golpe, ni siquiera había pensado que pudiese, osea, no dudaba de su técnica, pero casi no tenía tiempo. En definitiva, Tamlin era duro de mollera.
Justo después de detener mi golpe, cómo no, pude ver como se acercaba uno por debajo, no tenía muy claro que pretendía, pero lo bueno del tridente es que tiene mucha capacidad de bloqueo.
Rápidamente desplacé el tridente hacia abajo a la izquierda, es decir, hacia su espada. Si conseguía detenerla, ya tenía ckaro qué hacer después.

Número aleatorio (1,10) :

8

Perfecto, había logrado detener su golpe, ahora me limitaría a hacer ascender mi tridente desde su espada hasta su cuello, no para clavarlo pero sí para golpearlo, el dolor no sería el mismo (en caso de querer darle), pero en un combate real también resultaría muy doloroso.
La verdad... Sería muy difícil que me bloquease con su espada... Tendría que hacer un movimiento muy complejo... mientras que el mío consistía en una línea recta... Parecía que yo iba a ser la primera en dar el primer golpe.

Número aleatorio (1,10) :

6

Tam reaccionó como activado por un resorte, para él el combate era como un baile, si conocias los pasos era muy sencillo y ya había visto ese movimiento antes, asi que lo que hizo fue bloquear las muñecas e intentar trabar el tridente para luego con el brazo izquierdo, golpear con el codo el largo mango desviándolo hacia arriba. Sería difícil pero no imposible, lo intentó, imbuido en el vacío no sentía dudas, a pesar de lo arriesgado y complicado del movimiento.

Número aleatorio (1,10) :

7

El desvío funcionó, pero no había tiempo para celebraciones, volvió a coger la espada con ambas manos y aprvechando que la punta del tridente estaba en lo alto lanzó un rápido tajo horizontal de izquierda a derecha, si impactaba haría daño a la Ventus, pero ahora mismo Tam estaba pendiente sólo del combate, imbuido en el vacío.

Número aleatorio (1,10) :

10

De repente perdí la noción del tiempo, de un momento a otro pasé de verme en ventaja a estar a punto de perder el combate, y eso no podía ser. Tenía que hacer algo, pero era tan complicado. Mi tridente estaba apuntando al techo, mientras que la espada de Tamlin estaba a pocos centímetros de mi tronco, y moviéndose con una habilidad increíble, tendría que darme por vencida. Aún así, traté de defenderme, aunque era tan obvio que iba a recibir el daño que no lo hice con esfuerzo.

Número aleatorio (1,10) :

6

El vacío se rompió en el último momento, Tam se dio cuenta de que tal y como estaban las cosas iba a hacerle daño de verdad a la Parvus, ese golpe a lo mejor podría romperle una o dos costillas. No sin esfuerzo, frenó el golpe justo a tiempo para evitar que se imprimiese toda la fuerza sobre ella, dandole al final un inocente golpecito en el torso. Viendo que pelear así, podía suponer un peligro para ella, dió un paso hacia detrás, desviando la espada.

-Lo siento, me he dejado llevar, no esperaba que fueses tan hábil, peleas como un demonio... -Explicó algo avergonzado por su actitud. Había estado a punto de hacer daño a la jove, se relajó.- Lo siento de veras. -añadió una vez más.


FdR: Se ha hecho tarde, asi que al final hemos acordado dejarlo aqui, que nos ha llevado una hora para dar un golpe, si llegamos a tener que dar 5... X D

El golpe... El golpe... Cerré los ojos con tanta fuerza que pensé que me pondría a llorar del esfuerzo. En ningún momento solté el tridente, pero eso sí, me veía partida en dos, tirada en el suelo. Suponía que Tamlin se dentendría, pero la sensación que sentía, era inevitable, parecía que iba a morir.

Entonces noté un golpe suave, casi como una caricia, y entonces esperé, esperé, esperé... Entonces abrí los ojos... ¡Por Mithos! Ya había pasado todo, Tamlin ya había retirado la espada, y se estaba disculpando.

- ¡No! ¡No es tu culpa! - Exclamé tratando de consolarlo, no era su culpa realmente, así que no mentía -. Has logrado controlarte, así que no hace falta que te eches la culpa, porque no ha pasado nada.

Sonreí, no quería que estuviese así, aunque en el fondo sí que estaba un poco asustada, era increíble con la espada, aún no creía que hubiese parado aquel golpe....

- Otro día repetimos, ¿te parece? - Comenté con apariencia sonriente y calma -. Y no vuelvas a disculparte.

Me acerqué a él tras haber dejado el tridente en su sitio.

- ¿Vamos a dormir? Yo estoy un poco... cansada - ofrecí entrecortada por un bostezo.

Tam asintió con la cabeza a la Parvus.

-Sí, claro, sería un honor volver a entrenar contigo, tienes una habilidad impecable con ese tridente. Si he de ser sincero te subestimé al principio, no creí que fueras a ser tan increíble... Parece que Bronte me tiene reservadas más sorpresas que las que imaginaba... -comentó más para sí mismo que para ella.

Tam se dió cuenta entonces de que estaba jadeando de repente, ya había dejado a un lado el vacío, ahora era plenamente consciente de su propio agotamiento a pesar de que momentos antes era la perfecta imagen de la serenidad.

-Sí, vamos a dormir. -dijo asintiendo con un cabeceo mientras devolvía la espada al estante. La garza de la empuñadura de su arma personal fulguraba.E


Hecho esto, ambos se fueron.

*se van*

Con leves y sigilosos pasitos, su búsqueda por Brontë y su almacenaje de información le llevó en primer lugar (por puro azar) a la Sala de entrenamiento. Raudo y bajo el amparo de la noche y de la leve luz de las antorchas, echó un rápido vistazo, con sus ojos brillantes y redondos tocando y jugueteando con las armas y objetos con los que, los guerreros entrenaban. Por lo que se veía, era cierto lo del ejército...

Pero su trastornada mente se fijó en uno de los muñecos de paja con los que los guerreros entrenaban. Se acercó cauteloso, enjuto en su negra capa y bajo esa picuda capucha que le daba un aspecto de gnomito triangular bastante gracioso si quien se escondiera debajo de él no fuera un sádico y cruel asesino.

Al inspeccionarle de cerca, ensanchó sus fosas nasales, para captar gotas de sudor, y alguna que otra gota de sangre, cosa que le extasió en gran medida lo que hizo que su enferma y loca mente no dudase en hacer que su lengua lamiese la paja para su deleite.
Estuvo un rato llenando el muñeco de mordiscos y babas , para luego, una vez cansado del sabor a sudor, tirarlo al montón con el resto.

Giró la cabeza un par de veces rápido, a ambos lados, como cuando un peuqeño mamífero está en alerta y, con un giro de capa, se fue corriendo.

43 le había dicho que procurase evitar usar la magia en Brontë, (a no ser que su vida estuviese en peligro). Si su jefe podía sentirla, ¿cómo no iban a hacerlo los habitantes más poderosos del palacio?

*se larga corriendo como una lagartija xD*

Después de mi encuentro con Reick en el río, me sentía con ganas de moverme, así que decidí que era un momento perfecto para entrenar. Me dirigí con decisión a la sala de entrenamiento, y una vez allí me entregué con ánimo a una de mis actividades favoritas: romper cosas. En aquella ocasión, preferí dejar de lado mi guadaña y dedicarme a la magia.

*Se queda*

Después de horas de entrenamiento, me dejé caer, rendida pero satisfecha, en un rincón de la sala. Había sido un día largo y bien aprovechado.

*Se duerme*

¿Qué cambio, eh? Nada que una buena ducha y comida no arreglasen en un santiamén. Por ello estaba con ánimos de blandir a Zeiros, incluso ya la estaba blandiendo en juego cuando ingresó a la sala de entrenamiento. Cerró la puerta con tranquilidad cuando antes podía haberla azotado con un portazo y miró a Khan que estaba sobre su cabeza - ¿Espada o lanza? - Un "Arw!" hizo que viera los arcos y una serie de blancos. ¡Hace mucho que no tensaba uno!

A los segundos después ya estaba estirando el brazo ubicada a una respetable distancia de sus objetivos, tensando la cuerda y recordando muy bien cómo le habían enseñado la mecánica de disparo. Khan estaba al lado del blanco de turno esperando, y cuando disparó y vio que la flecha se había clavado cerca del centro saltó de felicidad. - Jeje, creo que no he perdido el toque...-cogió otra flecha y continuó por un buen rato.

*Entrena*

Me desperté al cabo de lo que me pareció muchíimo tiempo, a base de oír ruidos. Miré a mi alrededor y me encontré con otro gigante, ocupado en su entrenamiento. Me quedé un tiempo inmóvil, observándola con una sonrisa, y ella no pareció darse cuenta de que estaba allí. Cuando me cansé de mi postura, tomé la guadaña en una mano, me di impulso con la otra para incorporarme y eché a correr hacia la puerta, sin darle tiempo a decir nada. Salí del lugar riendo, y cerré la puerta de un portazo.

*Se va*

Khan mordisqueaba desde hace rato el moño de su compañera, quien dormía a ronquidos en una banca con el arco aún entre sus brazos, como si estuviera intentando acertarle en sueños a los blancos que habían quedado perforados por su largo entrenamiento. Abrió los ojos tras un momento y se restregó los mismos, mirando que ya no había nadie - Qué demonios...dónde me...-bostezó largamente cubriéndose la boca- dormí...-chasqueó los labios y volvió a bostezar, recostándose por el costado de la banca. - Despiértame en cinco minutos ~o~ - Y dicho eso, retomó su descanso, aunque estaba más despierta que dormida.

*Se queda*

Entro a toda pastilla corriendo a todo trapo como si de una atleta se tratase, descalza, sin ningún arma y con un helado en las manos.
Entro en la sala de entrenamiento y respiro aún agitadamente. ¡Ostras! Una fogosa mujer yace en ella, con una rata escamosa en el pelo, que parece que le está mordiendo el pelo.

-Ah ah ah, tu, cosa... ¡cosa! - digo señalando al pequeño ser que tiene en la cabeza. - ¡Cuidado, yo te salvaré! - y entonces le tiro el helado a la cabeza del escamoso bicho.- ¡TOMA YA! ¡entre ceja y ceja! - digo alzando los brazos y haciendo un baile de victoria.- Soy la mejor, soy la mejor- repito cerrando los puños y bailando yo sola, para luego terminar levantándolos - ¡oh si nena! - digo para finalizar mi baile- Soy la mejorrrr- sentencio para terminar mi coreografía.

Me acerco a la chica.- No me des las gracias- digo rascándome la parte externa de la nariz por un lado.- Esta en mis genes salvar a gente del mal, ¿porque? porque soy la leche - digo llevándome las manos a la nuca.

-Me llamo Nagore, ¿y tú, llamitas? - digo echándome hacia delante, y dejando ver una sonrisa de oreja a oreja, enseñando todos los dientes.

No pudo descansar ni los cinco minutos que tenía presupuestado, porque casi de inmediato un estruendo le hizo entreabrir los ojos y observar a una niña que corría a toda velocidad como si fuera un caballo desbocado y gritaba aduciendo que Khan era un enemigo. - Espera, él no es un... - Muy tarde, el helado se escurría por la cabeza del desconcertado dragón que atinó a lanzarse contra ella con intenciones de evitar el pintoresco baile, pero Lynth le había alcanzado a coger la cola, reaccionando igual que un gato en la misma situación.

El único consuelo que tenía era que había confirmado por fin que no estaba sola...

Khan ya necesitaba un baño, te agradezco que hagas más urgente esa necesidad...-dijo con un tono de voz neutro incorporándose, quedándose sentada de mala gana aún adormilada pero con un firme agarre a la cola de su amigo que seguía intentando alcanzarla y morderla muy molesto. ¡Pésimo momento para cabrearla! ¿Alguien podía advertirle a la chica que se identificaba como Nagore que Lyn recién despertando era peor que un dragón adulto? - Me llamo Lynth...y el "malvado" se llama Khan...es un...-bostezó- placer conocerte...creo...¿Ahora me dejas dormir? Estuve entrenando más de medio día y no he comido nada...x_x

¿Por qué no le tiró el helado a ella? Al menos era alimento...

Veo como esa cosa escamosa se lanza hacia a mi y yo frunzo el ceño y levanto los puños y los pongo a la altura de mi cara, mientras que comienzo a realizar un rápido juego de pies, mientras doy puñetazos al aire como si fuese una boxeadora- venga, ratita, ven ¿ah? no te tengo miedo - le digo al escamoso, mientras la chica le agarra la cola e impide que venga a por mi. - Eso, eso, tu lo agarras y yo le meto un par de leches. ¡trabajo en equipo tia!- digo poniendo una de mis manos a la altura de mi ombligo y moviendo las caderas despacito- equipo, equipo, e-e-equipo - canto.

Pero al parecer, la cosa escamosa era de la chica. Pues que mala suerte, tenía ganas de fiesta. - Ah, ¿es tuyo? pues entonces nada- digo cruzándome de brazos y soltando un "tsk" de molestia.
Por lo visto la chica se llama Lynth y Khan es su animal que recibe el nombre de: "Placer conocerte", pero ni ella está muy segura de si ese es el nombre de esa cosa escamosa.

- ¿Los "placeres conocertes" no son peligrosos? - le pregunto acercándome un poco viendo con miedo a la cosa esa, pero dice que tiene sueño- ¿dormir? oh, venga, tiiia, ya dormiras, venga venga- digo tirando de ella, ¿por qué no vamos a fuera, si quieres? ¿o vamos a cualquier lado? o si quieres entrenar contra mi, estoy dispuesta! así entrenaríamos un poco ambas.

Hago una pausa. - Ah, por cierto, ¿has visto al líder parvus Nagorr Brum? - digo mientras camino moviéndome como si bailara una rítmica canción.

Khan iba a tener que hacerle dibujitos para explicarle lo que había sucedido durante ese período de sopor intermedio. Siente unos tirones y un parloteo que logra descifrar como "afuera", "cualquier lado", y "entrenar". Lo último sonaba mejor, pero cuando iba a hablar su dragón le mordió sutilmente la mano para que despertase definitivamente. -¡Ah! ¡Todos a sus posiciones, están apedreando el rancho! - Pestañeó y miró a la chica- ¿Eh? No me digas que estuve medio dormida otra vez...-le miró con una sonrisa culpable- Siempre lo mismo - suspiró y se puso de pie - ¿Me acompañas al comedor? -Le sonrió- Y no he visto a nadie más que a ti. Llegué hace apenas unos días.

Parece que se haya drogado la tia esta. ¿Será posible? Al final me paso las manos por la cara y suspiro. Venga, tia, vámonos - digo cogiéndola de la mano para encaminarnos hasta el comedor. -Que bien, eres mi nueva mejor amiga, tia- digo súper contenta, llevándomela casi a rastras, pero teniendo cuidado y sin perder de vista a esa pequeña bestia escamosa, de la cual no me fio ni un pelo.

Mis pies descalzos no hacen ningún tipo de ruido pese a ir más rápidos que los suyos, y rauda yo y pesarosa ella, nos vamos al comedor.


*Se van*

Enfurruñada tras mi desencanto del día anterior, llegué a la sala de entrenamiento con intención de pegarme con lo que sea. Intenté mantener la compostura en un principio, y aunque centré mi entrenamiento en lo destructivo (lanzando aquaerums a mi alrededor), presté atención a lo que hacía.

Sin embargo, al poco tiempo perdí la noción del entrenamiento y me concentré en desahogarme. ¿Qué me había pasado ayer? ¿Cómo lo había estropeado? Todo parecía ir bien y... ¿Por qué? ¿Por qué? ¿POR QUÉ?

Un sonido estrepitoso me hizo darme cuenta de que me había pasado de fuerza. Un tubo de madera, hecho añicos, había colisionado con la pared, dejando un visible rascazo. Lo miré con impertinencia. Pues no haber salido volando así. No era mi problema. Dando un puñetazo a la pared, me senté en el suelo, completamente ofendida.

*Se queda*

Llego a la sala de entrenamiento con una enorme sonrisa en la cara, dispuesto a entrenar un poco (porque para eso he venido y aún no he hecho nada). Al entrar, me encuentro con que ya hay alguien dentro: la pequeña piscis, que está sentada en el suelo con una expresión que no derrocha especial alegría. Alzo ambas cejas y ensancho la sonrisa, mientras me pregunto qué le habrá pasado y mientras intento recordar cuál es su nombre.

—¡Buenas noches...! — exclamo, acercándome a ella. Al adentrarme más en la sala, me doy cuenta de que hay restos de algo de madera en el suelo y no puedo evitar enarcar una ceja. Señalo los restos y miro a la piscis —. ¿Qué le ha pasado...? — Luego sonrío y añado —. Y ya de paso, ¿qué tal estás...?

Fdr. :DD

Alcé la cabeza al ver llegar a Seth, el chico flamma. Su presencia me hizo sentir un poco mejor, pues al menos tenía compañía, y me esforcé en mostrarlo. Él no tenía la culpa. Me levanté.

- Oh, eso... -dije, mirando de reojo la madera hecha añicos y con tono de quitarle importancia-. Estuve entrenando. Sólo eso... -comenté, como quien no quiere la cosa.

Sonreí, nerviosa. Que cómo estaba...

- Bien, muy bien. He tenido un día activo. Bueno, creo que eso es visible. Y bueno. Eso. No he hecho gran cosa. Es decir... Sí, porque tuve un día activo, pero no era nada interesante. Digno de mención, y así. Pero bueno, ¡estoy acaparando la conversación! Hablemos de ti. ¿Cómo estás? -las palabras se me atropellaban, y sentía un sudor frío bajarme por la nuca.

Me dirijí a la sala de entrenamiento de forma particular para mí: caminando. Iba con calma y sin prisa ya que aprovecharía la sala para practicar lo que necesite. La usaba pocas veces ya que no me parecía un sitio de acción real en batalla, pero de vez en cuando está bien emplearla.

En cuanto pasé la puerta vi que dentro estaban dos personas que conocía. Uno era Seth, el nómada alegre y la otra la chiquilla piscis de anteayer, Dew del norte. Fuera como fuese había gente y eso no entraba dentro de mi entrenamiento.

Sin decir nada, me di la vuelta para irme.

FdR: Ale, me dejo secuestrar XD pero no me hago responsable de la reacción lolU