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 Sala de entrenamiento

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Massen Dew
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Massen Dew


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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptyDom Abr 07, 2013 10:34 pm

El aquaerum golpeó la tabla de madera con fuerza. Al poco rato, le siguió un hechizo idéntico. La tabla de madera, para entonces, estaba ya empapada y algo maltrecha, pero aún resistió. Un tercer aquaerum consiguió arrancarle unas pocas astillas.

Preparé otro ataque, pero lo dirigí a otra de las tablas. Esta, en bastante peor estado, terminó de partirse por la mitad, y cayó al suelo con un ruido sordo. Relajé mi postura y me sequé el sudor de la frente, jadeante. Me estiré y froté las manos, inspirando hondamente antes de volver a una postura de lucha.

Sabía que fuera estaba nevando, y que ahora que el año avanzaba, aquella podía ser una de las últimas nevadas. Sin embargo, llevaba mucho tiempo sin dedicarme a entrenar en serio, y no podía dejar que el agua me distrajera tanto. Además, ahora que había hablado con Nagore, mis sentimientos se apoderaban de mí con más facilidad que nunca, así que necesitaba actividad física para distraerme.

Cerré los ojos. Aquel aquaerum debía romper la tabla. Me concentré en invocarlo, abrí los ojos y disparé.

*Se queda entrenando*
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Inger

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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptyDom Abr 07, 2013 11:20 pm

Cargada con la espada, caminaba por los pasillos en dirección a la sala de entrenamiento. Pese a que últimamente el tiempo había sido bastante malo, hacía mucho que no entrenaba. El tiempo que había estado encerrada en Palacio lo había aprovechado para leer (de vez en cuando, no obstante, salía y visitaba a Rick), pero hoy había decidido que debía ponerme a entrenar en serio porque ya no recordaba la última vez que había cogido la espada.

Al pasar por delante de la sala, un ruido me hizo alzar las cejas. Curiosa, abrí la puerta y observé la estancia, encontrándome, al hacerlo, a la pequeña Massen Dew. La piscis parecía concentrada lanzando Aquaerums a unas tablas. En silencio, me adentré en la sala, me apoyé en una pared y esperé a que la chica hubiese terminado para preguntarle si le importaba que estuviese ahí. No tenía intención de molestarla.
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Massen Dew
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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptyDom Abr 07, 2013 11:44 pm

Algo me distrajo en el momento en que iba a lanzar mi hechizo. Sin embargo, ya era tarde para detenerlo, con lo que lo dejé ir, consciente de que mi leve titubeo se notaría en el impacto. Maldije mentalmente cuando vi la bola de agua estallar en el borde de la tabla en lugar de en su centro. Aún así, estaba lo suficientemente destrozada como para que la mitad inferior cayera al suelo. Mejor de lo que esperaba, entonces.

Me giré hacia la puerta, para ver qué me había distraído. Una chica de piel muy pálida y pelo rojizo esperaba junto a una pared. Sonreí, frotándome las manos contra el pantalón, al reconocerla.

- Hola, Inger -saludé. No la conocía mucho, pero sabía bien quién era.
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Inger

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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptyDom Abr 07, 2013 11:53 pm

Contemplé cómo el último aquaerum impactaba contra la tabla y sonreí al ver cómo su parte inferior caía al suelo. Luego desvié la vista y la posé en la piscis, que acababa de saludarme. Me pregunté si el hechizo habría dado en el sitio que ella esperaba o si, por el contrario, la había distraído.

—Buenas noches, Massen —saludé. Me pasé la mano que tenía libre por la nuca y esbocé una tímida sonrisa—. ¿Te... Te he molestado...? Qu... Quiero decir... ¿Te he distraído...? Si es que sí, lo siento...

Me encogí de hombros y me mordí el labio inferior. No conocía mucho a la piscis. Sólo la había visto un par de veces y nuestro último encuentro no había terminado demasiado bien. Todavía recordaba su reacción al enterarse de que Silvanus estaba desaparecido y lo que me dijo sobre la lectura. No obstante, no creía que fuese oportuno sacar ese tema justo ahora.

—¿Qué... Qué tal estás? —inquirí, mientras me acercaba a ella.
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Massen Dew
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Massen Dew


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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptyLun Abr 08, 2013 12:23 am

Me encogí de hombros, quitándole importancia con un gesto.

-No pasa nada -respondí-. En mitad de una batalla, nadie va a pedirme perdón por distraerme. Más me vale acostumbrarme a cosas inesperadas.

Reí levemente.

Ante su siguiente pregunta, ladeé un poco la cabeza y me rasqué la oreja, distraída. Hacía bastante que nadie me preguntaba eso, y pensé que estaría bien meditarlo un poco. Acabé por sacudir la cabeza, sin embargo. Pese a todo lo que se me estaba acumulando últimamente, me sentía extrañamente radiante.

-Estoy de muy buen humor -afirmé, cruzándome de brazos con una sonrisa segura-. He crecido un palmo en los últimos dos meses y he mejorado un poquito en combate últimamente -desvié la vista, sin perder la sonrisa, enrojeciendo un tanto-. También he aprendido a leer -murmuré apenas.

No sabía si podía considerar que ya supiera leer, pero poco a poco me iba defendiendo. Y, aunque fuera todo un reto, me sentía orgullosa de mis progresos.

FdR.: No, no os esforcéis en preguntarlo. No sé por qué está tan contenta hoy XDU
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Inger

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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptyLun Abr 08, 2013 12:34 am

Sonreí.

—De todas formas, siento que tu tiro no haya sido bueno... O sea, quiero decir, tan bueno como querrías.

Me humedecí los labios y miré alrededor. La última vez que recordaba haber estado ahí había entrenado con Alexander, al que hacía muchísimo que no veía. Me pregunté, de pronto, dónde estaría y si estaría bien. Esperaba que sí.

Volví a observar a Massen cuando volvió a hablar. Al parecer, estaba de muy buen humor. Ensanché la sonrisa. Teniendo en cuenta todo lo que había pasado en Brontë, era genial ver cómo la gente se iba animando (yo incluida, claro; haber vuelto a ver a Rick me había puesto contenta). Además, me alegraba de que ya supiese leer. ¡Siempre era bueno tener nuevos adeptos los cuentos, por no hablar de lo importante que era saber leer!

—Vaya, me... ¡Me alegra que estés tan bien! —exclamé—. Y que hayas aprendido a leer. Y también que hayas crecido, claro, eso también es importante... Pero, bueno... Saber leer es... Bueno. —Sonreí—. Si necesitas cualquier tipo de cosa, puedes preguntarme... Podría recomendarte libros o algo así. Si estás interesada, claro... —Me pasé una mano por la nuca y me encogí de hombros—. La biblioteca tiene muchas cosas que podrían gustarte...

Fdr. todos contentos xD
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Massen Dew
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Massen Dew


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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptyLun Abr 08, 2013 12:46 am

Pese a todo, no me molestó siquiera que se centrara en lecturas. Parecía, de hecho, bastante interesada. Me encogí de hombros, con cierta timidez.

-Bueno, por ahora tendrán que ser cosas facilitas... -comenté, como disculpándome-. Aunque me alegra tu entusiasmo. No hay nada como el apoyo para animar a una a hacer algo.

Estiré los brazos y relajé los hombros. Después, me acerqué una por una a las tablas rotas y fui recogiendo los trozos del suelo y de la pared. Ya había entrenado bastante, y era un poco tarde para seguir.

-Bueno, ¿y qué tal tú? ¿Venías a entrenar? -pregunté, mirando su espada. Nunca la había visto en acción.
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Inger

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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptyLun Abr 08, 2013 12:56 am

Asentí varias veces, sonriente.

—Bu... Bueno... La oferta sigue ahí, así que si quieres algo, ya sabes.

Ensanché la sonrisa. Hablar de libros siempre me animaba. Siempre me había gustado recomendar libros y que me recomendasen libros y hablar de historias y esas cosas. Pensé, de pronto, en Corbin. Hacía bastante que no lo veía y me pregunté cómo estaría. Esperaba encontrármelo pronto, porque me gustaba mucho estar con él.

Miré a Massen cuando esta se dirigió a mí y asentí. Di un par de pasos hacia delante.

—Sí, venía a entrenar... Hace mucho que no entreno, así que pensé que sería buena idea. —Sonreí—. Aunque sea un poco tarde... Pero, bueno, como soy caeruelus supongo que es normal que tenga los horarios tan raros... —Me pasé una mano por la nuca—. El caso es que sí: venía a entrenar.
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Massen Dew
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Massen Dew


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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptyLun Abr 08, 2013 1:17 am

Asentí a sus palabras, mientras separaba las tablas rotas de las que aún seguían enteras, haciendo dos montones en un rincón. Sabía que no pasaría nada si las dejaba de cualquier manera, pero una parte de mí, la que mi abuela más se había preocupado en moldear, se resistía a ello. Y más si alguien iba a utilizar la sala después.

Me sacudí las manos y me volví hacia ella.

-Pues te dejo la sala. Yo ya llevo un buen rato, y estoy algo cansada. No se me dan muy bien los horarios nocturnos... -me excusé. En el fondo, sentía curiosidad por verla entrenar, pero no me parecía lo apropiado. A mí no me gustaba tener público, generalmente-. Me alegro de verte, Inger. Que se te dé bien el entrenamiento.

Y, aún sonriendo, avancé hasta la puerta y me marché.

*Se va*

FdR.: a dormir~~
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Inger

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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptyLun Abr 08, 2013 1:39 am

Observé a la piscis mientras esta ordenaba las tablas de madera. Me pregunté si debía ayudarla, pero, cuando me decidí a que sí debía hacerlo, ella terminó. Me pasé una mano por la nuca y suspiré. Luego, cuando la piscis se giró, esbocé una sonrisa.

—Gracias... —murmuré, como respuesta a su último comentario. Ensanché la sonrisa—. Un placer verte a ti, Massen. Que... Que descanses.

Contemplé cómo la piscis se iba y, después, examiné la sala, pensando qué podía utilizar para mi entrenamiento. Tras unos segundos de escrutinio, finalmente me decanté por usar unos muñecos como objeto sobre el que recaerían mis golpes. No obstante, antes de empezar el entrenamiento con la espada corrí por la sala, a modo de calentamiento. Después, cuando noté que ya era suficiente, desenfundé la espada y comencé a "atacar" a los muñecos. Mientras lo hacía, pensé que sería mucho mejor entrenar con una persona la próxima vez.

Tras un buen rato entrenando, abandoné la sala.

*se va*
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Fier

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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptyVie Abr 12, 2013 2:28 pm

Mantengo la respiración tan calmada como puedo. Llevo tanto tiempo sin salir nada más que para lo justo y preciso de mis aposentos, que parece que se me ha olvidado el propio sonido de mi voz. Mis pasos, ligeros y descalzos, me llevan directa a la sala de entrenamiento. Hoy me he levantado energética, y hace tiempo que no entreno. Con lo que no seré yo quien le niegue fiesta a mi cuerpo. Sonrío al entrar, y me deslizo entre los pocos que se encuentran por aquí entrenando. Quiero un arco.

Hoy he soñado con mi hogar, así que está más que claro. Echo de menos a mi padre, y mi padre era un auténtico dios con el arco. Muerdo mi labio inferior, en la sección de exposición de las armas de tiro, los longbow están en las últimas sujecciones, por su peso. Selecciono a ojo, pero me mido con él, y resulta ser un poco demasiado grande. Así que cojo el que hay justo encima, y me vuelvo a medir.

Éste es perfecto. Asiento para mi, me apodero de un carcaj, atándomelo a la cintura mientras mantengo el arco sujeto a mi hombro. Una veintena de flechas harán el trabajo para una primera ronda dividida en dos sets. No puedo olvidarme de mi pequeño guantelete hecho a medida con cuero. Lo hice junto a mi padre, y éste me enseñó los mejores trucos para coserlo. Introduzco de índice a anular en los pequeños capuchones para no dañarme las llemas de los dedos, y me ato la cinta muñequera para una mejor sujección. La protección de los nudillos era opcional, pero me gustaba como quedaba.

Guantelete:

Escojo la diana personalmente. La aparto de las demás, y me la llevo a una esquina alejada de la sala de entrenamiento. La apoyo contra un saco de paja y heno, y examino los círculos. El exterior es negro, el siguiente, azul, el intermedio, amarillo, y el centro es rojo. Comparo con mi palma el círculo central rojo, y me parece demasiado fácil y demasiado amplio, así que con el filo de una flecha, hago un agujero dentro de él, aproximadamente de la medida del corazón de una margarita. Siendo el saco de un agradable marrón, no será mal objetivo. Suspiro, tan satisfecha como puedo estarlo entrenando entre cuatro muros de piedra. Cuento los pasos conforme me alejo de mi diana.

A los quince, me detengo, me doy la vuelta y me preparo. A la izquierda tengo la pared, pero no importa, es el brazo que uso para sostener el arco. Preparo la flecha, alzo el arco y estiro la cuerda. Padre siempre dijo que es mejor inspirar en esa serie de actos, y espirar conforme alzas el arco y apuntas. Estiro mi dedo índice de la mano izquierda, fijo mi objetivo. Rojo, un poco -demasiado- cerca del amarillo. Bajo el arco, muevo mi cuello, me destenso. Comienzo a entrar en el estado de ánimo cazador. Repito la secuencia de armar la flecha en el pequeño sostén del cuerpo de madera, apoyar la culata del misil contra la cuerda, sostenerla con el índice y el corazón y ayudarme del anular para tirar de la tensión encordada.

Segunda flecha, rojo, mucho más centrado. Hasta la quinta, tres de cinco en rojo, dos en el marrón. Es demasiado fácil, y ya estoy concentrada. Me alejo diez pasos más, así que me quedo a veinticinco. Es cosa de un tercio de la pared junto a la que estoy. Sexta flecha, rojo, cerca de la primera. Séptima, octava, novena, décima; rodeando el círculito marrón porque me quise plantear un reto. Aquí no hay viento, no hay demasiados factores externos que me puedan afectar, así que mis tiros son con fuerza y una buena dirección. Y las flechas se me hunden hasta la mitad del asta en el saco, quedando sólo el penacho de plumas.

Respiro hondo, bajo el arco y dejo que mi brazo izquierdo descanse de la tensión y la fuerza. No. Quiero más dificultad. Puede que haya perdido algo de fuerza, porque del peso del arco tengo algún que otro temblor, pero sigo siendo una buena tiradora. Me doy media vuelta y camino hasta el final de la pared. Son entorno a setenta pasos, porque necesito espacio para tirar mi codo derecho hacia atrás. Algún que otro me mira, curioso e interesado, pero ignoro las apuestas que podrían estar corriendo a mis espaldas y vuelvo a encerrarme en mi mundo mental de concentración absoluta.

Me planteo el desafío extra de no tardar más de una cuenta hacia atrás de treinta en apuntar, porque ahora la distancia sí es notable. Undécima y duodécima no son difíciles, aunque tardo casi veintisiete y veintiocho en tirarlas. Mi dedo índice izquierdo ha acabado arañado por el filo de una de las flechas, pero sólo porque me he pasado un pelín con la fuerza de tiro. Me relamo los labios, tengo la respiración tan pausada que creo que lo único que me mantiene con los pulmones en funcionamiento es el entrenamiento de mi padre respecto a cuando es el momento adecuado.

Se ha formado un pequeño bosquecillo de plumas, así que se me hace muy difícil entrever algo del marrón al que tengo que apuntar. Cierro los ojos por unos segundos, voy a fiarme de mi instinto. En menos de veinte segundos disparo las ocho flechas que me quedan. Me duelen un poco los hombros, pero lo soporto bien. Puedo con mi impaciencia, y me acerco a paso normal a mi diana de papel. Trece en rojo, siete en marrón o casi en marrón. Sonrío. No na sido mucho desafío, y me siento un poco culpable de haber despeluchado unas cuantas flechas. Me hubiese gustado hacer una segunda ronda, pero ni me quiero forzar, ni me apetece con unas condiciones tan ideales como las de un entorno cerrado.

Retiro todas las flechas, las retorno al carcaj y me pongo al hombro el arco. Con ambas manos cojo el saco, no quiero ir desperdigando paja por todos lados. A uno de los chicos de servicio y mantenimiento se lo dejo en las manos en cuanto lo intercepto, le sonrío disculpándome, y tomo el papel con los tiros. Lo doblo para guardármelo, y me dirijo a soltar el arco y los complementos. Tal vez esta noche entrene un poco más, pero de momento no quiero saturarme. Me quito el guantelete mientras salgo por la puerta de la sala de entrenamientos. Me siento un poco insatisfecha, como si no hubiera terminado del todo, así que en mi mente lo anoto como un... calentamiento. Si, eso es.


*Marcha, haciendo mociones rotatorias en todas las articulaciones de los brazos, para minimizar molestias más tarde*
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Alehyss

Alehyss


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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptySáb Abr 13, 2013 1:03 am

FdR- Abajo hay un croquis cutre de la disposición u,u

La ropa negra se ciñe perfectamente a mi cuerpo, evitando que se enganche con nada ni que roce algo accidentalmente. Llevo el cabello trenzado, cayendo sobre la espalda, de forma que no me estorbe ni me cubra los ojos, ahora mismo cerrados.

Mi pecho sube y baja lentamente, relajado. Sin embargo, en mi interior bulle el caos. Los labios entreabiertos dejan salir cada exhalación de forma controlada. Todo fluye a la perfección, y mantengo el control sobre mí misma de forma excelente. Es otra forma de luchar.
El guerrero no solo debe saber atacar, sino también tener autocontrol, ser paciente o no tener miedo. El autocontrol sirve para no dejarte tentar por el odio ni provocar por el enemigo, pues la ira lleva a cometer errores; la paciencia sirve para esperar el momento justo para atacar, no perder la concentración o los nervios y que el hastío no te aburra; el no tener miedo sirve para poder evitar un ataque, anticiparte.

He distribuido por toda la sala unas tablas. Las tablas son enemigos. Algunos están en lugares elevados, otros a media alturas, y otros casi a ras de suelo. Si un enemigo te observa, eres vulnerable, por lo que a la hora de atacar has de pensar cuál será el camino a seguir antes de lanzarte.

Autocontrol: el enemigo no me domina. Da igual el odio o el rencor. Abatirlo es lo único que importa, sin importar quien sea.
Paciencia: observando a los enemigos, su distribución, se es capaz de ver las debilidades y las fortalezas. De este modo, sabes por donde atacar primero.
No tener miedo: si tienes miedo, mueres.

Parapetada tras una caja de madera, aguardo, imaginando que me hallo en algún tipo de base militar enemiga. Ellos son ocho, yo solo una.

Hay tres frente a mí, bastante cerca (1,2 y 3), pero uno a mi derecha que casi puede verme (4). Estos son los más peligrosos. Si ataco primero a 1, 2 y 3, perderé demasiado tiempo y todos se abalanzarán sobre mí.

4, 5, 6, 7, 3, 2 ,1 , 8

Ese es el orden que elijo. Me pego a la pared, aprovechando que el enemigo no mira (obviamente, al pensar en una estrategia hay que tener imaginación) hasta alcanzar a 4, cuya muerte sería por sorpresa y silenciosa (le rompería el cuello). Parto la tabla de una patada.

5 y 6 están en línea recta sin enemigos que ataquen por la espalda, pero es una zona conflictiva. Lanzo un chysantae para aturdir a 5 y rompo a 6 en dos. Luego remato a 5.

Aquí me tocaría enfrentarme a 2, a 3 o a 7, dependiendo del más veloz, pero elijo a 7 porque está menos apoyado que 3 y 2. Hundo mi bota en su hipotética cara y desenvaino mi arma a la vez. Le rebano el cuello.

A estas alturas 3 y 2, seguidos de 1, ya estarían alcanzándome, como 8, por lo que huyo de 8 corriendo hacia los tres primeros. Abro el vientre de 3 con mi kusarigama, agachándome para adentrarme en sus entrañas y evitar su acometida. Subo hacia dos y golpeo su cara con mi pie. Mientras retrocede lanzo un chryasantae al rostro de 1, que se cubre los ojos, y me giro de nuevo para clavar la punta de la hoz en la garganta de 2.

8 está a punto de alcanzarme. Corro hacia 1 y pongo mi arma en su garganta, controlándolo. Si 8 ataca interpondré a su compañero. Si no ataca, me acercaré a 8 con 1 agarrado y utilizaré el arma de uno para ensartar a 8 o su cuerpo como escudo. Finalmente degollo a 1 y observo el panorama.


Es una de tantas opciones plausibles. En un combate real sería difícil prever tantos movimientos, pero si se actúa con seguridad y con cabeza las cosas tienden a salir mejor. Y si estás solo contra ocho enemigos y tienes que plantarles cara, el miedo no es la opción más segura. Lo mejor es actuar antes de que ellos se organicen.

*se va*

FdR- Aunque llevó a la práctica la estrategia pateando tablas, técnicamente estaba haciendo un entrenamiento de su mente XD Es una frikada, pero en la vida real sería cool. Analizar y neutralizar.

Además se relaja y recupera la calma u.u

Spoiler:
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Lloyd

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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptyDom Abr 14, 2013 1:42 am

El chrysos arrojaba puñales apoyado en una de las paredes de la sala de entrenamiento, el ceño fruncido y la mandíbula apretada. Había ido allí después de levantarse, hacía ya unas cuantas horas, y, tras buscar y encontrar un número considerable de puñales, había dispuesto una serie de muñecos sobre los que lanzaría las armas. Nunca había estado en la sala para hacer lo que su nombre indicaba (es decir, entrenar), pero hoy tenía uno de esos días en los que odiaba al mundo en general. Había dormido muy, muy mal y se había despertado con un humor de perros. En su mejilla derecha todavía se apreciaba la marca de la bofetada que Alehyss Lester le había dado ayer, y bajo sus ojos se podían ver unas oscuras ojeras que probaban la mala noche que había pasado.

Tras haber colocado un total de siete muñecos frente a él, de forma que estos formasen un semicículo, el chrysos había retrocedido hasta pegarse a la pared donde estaba situada la puerta de la estancia y había comenzado a lanzar los puñales contra los muñecos que le rodeaban. Al principio los había lanzado de pie, pero, cuando ya llevaba ahí el tiempo suficiente como para que hubiese tenido que despejar los títeres, se había sentado, apoyando la cabeza en la pared. Lyam no estaba seguro de que aquello pudiese considerarse un buen entrenamiento, pero le relajaba. Cargar contra algo siempre le había relajado. Recordaba que, cuando vivía en los suburbios y sentía una rabia similar a la que sentía ahora, siempre acaba metido en problemas. Él realmente no buscaba meterse en líos, pero cuando estaba enfadado era incapaz de reprimir respuestas mordaces, así que solía acabar enzarzándose en peleas contra los tipos a los que les dedicaba sus comentarios. Después, cuando estaba completamente magullado, aquella rabia crecía y era entonces cuando empezaba a arrojar cuchillos contra tablas, tal y como estaba haciendo ahora con los puñales y los muñecos. En esos momentos notaba cómo se iba calmando lentamente, y algo parecido le pasaba ahora. Lyam pensó que realmente en ese aspecto su yo de los quince y su yo de los veintidós eran bastante similares: todavía seguía siendo un descarado (prueba de ello eran los golpes que se había llevado a lo largo de un año en Brontë), y todavía seguía teniendo ese humor de perros después de recibir los golpes. En ese sentido, lo único que les diferenciaba era que ahora se limitaba a pelear sólo verbalmente, diferencia no demasiado destacable porque los golpes se los seguía llevando, pero que disminuía el número de heridas que tenía. De alguna forma, aquello era una especie de alivio: ya tenía suficientes marcas de los golpes que había recibido hacía siete años y no quería tener ninguna nueva (le bastaba con la inclusión de las cicatrices de los latigazos que la víbora de Darvenwish le había dejado en la espalda).

Un puñal se clavó en medio de la cabeza del muñeco tres, rompiendo el hilo de sus pensamientos. Si tres hubiese sido una persona, ahora mismo tendría, según los cálculos del chrysos, un puñal clavado en medio de su puente nasal. No obstante, Lyam era consciente de que, si los muñecos pudiesen moverse, no acertaría con sus lanzamientos tal y como hacía ahora. Sabía que su puntería era normal de la misma forma que sabía que no era lo que alguien podría considerar un buen guerrero. A nivel mágico, el daño que sus hechizos causaban no era destacable; en cuanto a su puntería, era capaz de acertar con sus lanzamientos si la diana no se movía, pero le costaba si esta danzaba de un lado a otro; y su técnica no era, ni de lejos, la propia de un guerrero. Pese a que no consideraba que no sabía pelear, tenía bastante claro que su modo de combate se alejaba de lo que se buscaba en los ejércitos. No sabía manejar espadas grandes, no sabía manejar lanzas, no sabía manejar armas similares a la de Alehyss Lester y, evidentemente, no sabía utilizar el arco. Su estilo de combate era bastante tosco: sus ataques y defensas eran simples; utilizaba muchísimos puñetazos y patadas bajas; la mayoría de las veces se dedicaba a esquivar y retroceder aprovechando que sí que tenía buenos reflejos (y que era bastante ágil y veloz), y por lo general evitaba las fintas y los ataques directos. Además, siempre que podía jugaba con el factor sorpresa y normalmente permitía que su rival le cortase en algún punto no vital si aquello hacía que pudiese llegar a su objetivo.

El chrysos frunció el ceño y lanzó un nuevo puñal, que se hundió en la parte central del muñeco cinco. Luego resopló y apoyó la cabeza en la pared. Pese a que ahora ya no sentía las ganas de contestar con una bordería a la primera persona que viese, tampoco se sentía especialmente bien. Aunque tampoco sabía exactamente qué le pasaba. Suspiró y cerró los ojos. Definitivamente, el espectáculo que había dado ayer había sido patético. Ya no sólo porque había terminado en el suelo, sino por todo lo que había dicho. Chasqueó la lengua. Agradecía que nadie (aparte de la chrysos y el flamma) lo hubiese visto porque su dignidad había quedado muy pisoteada, aunque no le hacía ninguna gracia haber quedado como un auténtico pardillo delante de Alehyss. Entreabrió los ojos y frunció el ceño. Observó el techo. Aquel discurso que se había marcado no sólo no había servido para nada, sino que le había hecho quedar como un tipo que estaba viviendo una segunda adolescencia. O como algo peor, pero prefería dejarlo ahí.

Bufó y cogió un puñal que no tardó en clavarse en el pecho del muñeco uno. Luego el chrysos se puso en pie y comenzó a recoger todo lo que había usado en su entrenamiento. Arrancó las armas de los muñecos, con fuerza, y después las guardó en el armario del que las había sacado. Finalmente, ordenó los muñecos, dejándolos más o menos como los había encontrado.

Cuando terminó, chasqueó la lengua. Se sentía como un completo idiota. Como un completo y patético idiota. Y hacía tanto que no se sentía así que era incapaz de recordar cuándo había sido la última vez. Suspiró sonoramente y se pasó una mano por el pelo. Luego, abandonó el lugar.

*Se va*

fdr. y hoy será el día en el que diga que no he hecho nada más que divagar para plasmarlo en un post que iba a ser corto en un principio. bluethelife
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Narbe

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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptyMar Abr 30, 2013 11:34 pm

Desde que estoy aquí, me estoy dejando demasiado. Me limito a dar vueltas por el palacio y alrededores, a comer y a dormir donde primero pillo. Es una vida dulce, sí, pero empieza a hacer mella en mi estado físico. Un tanto a regañadientes, me obligo a mí mismo a encontrar la sala de entrenamiento. Necesito ejercicio, o acabaré formando mi propia escuela de lucha.

- Consistirá en rodar contra mis enemigos hasta derribarlos, aprovechando que pronto estaré esférico- murmuro para mí-. Es un gran plan. Nadie se espera que un guerrero sea tan patético...

Mientras hago mis planes, llego a la sala y ya me siento un poco menos culpable. Allí podré ponerme a prueba y volver a funcionar como solía...

-¿Hay alguien ahí?- voceo, nada más llegar.
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Nagore

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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptyMar Abr 30, 2013 11:50 pm

Las cosas entre Massen y yo han vuelto a su cauce, menos mal. Aquella situación era horriblemente tensa entre nosotras.
Ella me insistía en que me olvidase de los chicos por ahora, pero... ella tenía un novio y yo no y... yo también quería. Sin embargo, tanto ella como yo compartíamos aquel secreto y, por un lado... ella tenía razón. Quizás fuese mejor que no tuviera novio.
Suspiro. Sí. Creo que es lo mejor. Agito la cabeza para despejarme un poco y continúo caminando por los pasillos.
Entonces una voz me alerta y giro la cabeza, pudiendo ver al final del pasillo como Narbe está a las puertas de la sala de entrenamiento.
Sonrío y me acerco por detrás sigilosamente. - Ahí no, pero aquí sí- digo saltando sobre su espalda-. Jajaja - río y me bajo de un salto-. ¿Qué tal, chico?- sonrío-. ¿Todo bien? Parece que al final hemos coincidido en la sala de entrenamiento -le guiño un ojo y sonrío-. Debe ser una señal -comento mientras sonrío y me remango- No tengo nada mejor que hacer, ¿te animas? -el chico seguía tan atractivo como siempre, sin embargo en esta ocasión, no se lo dije.
Debía ser fiel a la palabra de mi mejor amiga. -Venga, vamos a divertirnos- le digo antes de entrar en la enorme sala.
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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptyMiér Mayo 01, 2013 12:11 am

Pego un respingo y me contengo para no gritar al notar algo que me cuelga de la espalda. Me encuentro a una sonriente Nagore

-Hey, hola, monada- le sonrío de vuelta, de verdad parece un mono ahí subida. Cuando me ofrece entrenar juntos no quepo en mí de gozo. Me abalanzo para abrazarla en un impulso, pero ella es más rápida y ya está dentro de la sala. Entro tras ella bailoteando como un niño y canturreando-. Entrenar, entrenar, entrenarrr...

La sigo al interior de la sala, exultante. Noto ya cada fibra de mi cuerpo empapada de energía con solo pensar en tener el corazón acelerado de adrenalina, en sudar por algo que no sea el calor, ¡en sentirme fuerte!

- Como novato y todo un caballero que soy, le hago los honores, señorita- digo mientras me inclino ante ella-. Vos diréis cómo queréis empezar.
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Nagore

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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptyMiér Mayo 01, 2013 12:17 am

Sonrío. -Así- digo extendiendo una palma a los pies de mi ahora rival, invocando un hechizo Pervatia bajo sus zapatos, por lo que un muro de piedra se alza bajo él, con el fin de larzarlo por los aires.
Yo río divertida- Jajaja te veo un poco lento, Narbe~ -canturreo, echándome hacia adelante y enseñando todos los dientes en una enorme sonrisa, mientras niego con el dedo índice.
-Venga atácame con todo lo que tengas -le sonrío con el ceño fruncido, poniéndome en guardia, preparada para defenderme de cualquier ataque.
-Si lo haces bien, te invito a una cerveza -sentencio antes de centrarme definitivamente en el combate.
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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptyMiér Mayo 01, 2013 12:28 am

Su primer ataque me pilla con las defensas totalmente bajadas. Su muro me eleva y caigo al suelo estrepitosamente, casi tanto como la primera vez que nos vimos.

- Parece que mi destino es estar a tus pies, monada- me levanto de un salto y me sacudo las ropas, con aire distraído. El factor sorpresa nunca ha sido lo mío, pero espero que mi actuación haya sido lo bastante convincente cuando convoco un par de Flagrare de pequeño tamaño y se las lanzo tan rápido como puedo. Me ha pedido guerra, pues tendrá guerra. Corro a buscar algo que me sirva remotamente como defensa, mientras sonrío por la invitación-. ¿Y si pierdo?
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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptyMiér Mayo 01, 2013 12:50 am

Me ruborizo ante sus palabras. ¿Cómo puede ser tan adorable? Sin embargo, ahora debo estar atenta a su siguiente movimiento, ya que su hechizo se dirige hacia mí. Yo convoco un hechizo Terra Der, provocando una explosión en el aire que me hace retroceder varios metros, ya que el golpe mágico se produjo bastante cerca de mí.

Me recompongo de mi caída.- Si pierdes... Deberás pagar prenda - río. - Tendrás que ir en calzoncillos una semana jajajaja - río divertida. Todo sea por ver ese cuerpo serrano.

Corro hacia él con el fin de darle un buen puñetazo en la cara- ¡Kyaaaa muere, maldito!- digo más riendo que en serio.
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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptyMiér Mayo 01, 2013 1:03 am

La chiquilla no se anda con rodeos. Suelto una sonora carcajada cuando plantea su petición. No es que me importe exhibirme, ni en ese palacio ni en ningún otro lugar pero... No estaría demasiado satisfecho teniendo que lucirme en paños menores.

-¡Tú lo que quieres es aprovecharte de mi virtud!- finjo ofenderme y me giro, momento que aprovecha para lanzarse sobre mí y darme un puñetazo en la mandíbula. Me crujo los nudillos. Me siento un poco... cobarde, recurriendo a los puñetazos con algo tan aparentemente delicado pero supongo que en eso consiste el entrenamiento. Trato de hacerla caer haciéndole la zancadilla mientras lanzo un primer golpe, dudoso, hacia su cuerpo-. No puedo pensármelo entonces. He de conseguir esa cerveza.


FdR.: roleo pausado
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Nagore

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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptyMiér Mayo 01, 2013 4:37 pm

Sus golpes, pese a ser fuertes, parecen ser un poco dudosos. Quizás tenga reparo en pegarme, o algo. Bueno, por un lado es comprensible. Somos compañeros. A mí también me pasaba al principio. Ahora ya no.

Intento evitarlos de la mejor manera que puedo, sin embargo, alguno que otro sí que me cae.
-Venga, acabemos con esto -mascullo mientras conjuro (desde el suelo, ya que su zancadilla me ha hecho caer y aún no he tenido tiempo a levantarme) dos hechizos Pervatia, y los lanzo contra su pecho lo más fuerte que puedo.

Creo que por hoy es suficiente, pues ya estoy sudando la gota gorda. -Bueno, muchacho -digo haciéndome un moño rosa casi perfecto-. Lo dejaremos en un empate -río, frotándome una mejilla, un poco roja- no tendrás que ir en paños menores, pero a la cerveza invitas tú- le hablo riéndome, con una mano cerca de la boca y mirando al techo. -Jajaja.

-No has estado mal para ser un principiante -le pico-. Pero bueno, yo tampoco soy una lumbrera. El caso, ¿te vienes al comedor? -digo extendiéndole una mano.

FDR: >.< pon que se van al comedor y eso y ya cerramos >-que tengo que tudiar y no tengo mucho tiempo para el rol >-<
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Narbe

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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptyJue Mayo 02, 2013 11:29 pm

La chica es más dura de lo que pensé en un principio. Esquiva la mayoría de mis golpes y observo que voy a necesitar mucho más entrenamiento si quiero adaptarme al nivel de la gente que pasea por aquí. Choco contra las paredes que me arroja y me golpeo de lleno, sintiéndome un poco desorientado... y ligeramente triste por mi bajo nivel. Por suerte Nagore da por finalizado nuestro enfrentamiento. Tomo su mano y se la beso, guiñándole un ojo.

- Un placer invitar a una chica tan guapa... y con unos puños tan duros. ¡Pero conseguiré que me invites tú un día!

Le abro la puerta y ambos salimos, rumbo al comedor, a por esa cerveza que me está llamando a gritos.

*Se van*

FdR: Perdón por el retrasoooo >///< Soy un poco lenta de reacción
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Alehyss

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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptyMiér Mayo 08, 2013 2:22 pm

Entro en la sala de entrenamiento vestida con ropa ajustada y con el pelo trenzado. Una vez allí, coloco varias piezas de madera de diferentes formas y tamaños a diferentes alturas. Algunas son grandes, casi como una mano de hombre abierta, mientras que otras son más pequeñas, casi del grosor de un dedo.

Una vez hecho esto, me alejo un metro y medio del lugar donde están colocadas y me vuelvo hacia ellas. Extraigo mi kusarigama de su funda y tomo la cadena en la mano izquierda. Enrollo en la mano más o menos metro y medio de esta y comienzo a girarla.

Comienzo apuntando a las tablas grandes. Al estar a una distancia no demasiado grande de ellas y tener estas un tamaño considerable, es más sencillo alcanzarlas. Tras dar varias vueltas a la cadena, para ganar velocidad y apuntar, la lanzo.
Hago esto repetidas veces girando la cadena hacia atrás, de forma que al lanzar el peso este haga una trayectoria de abajo arriba. Esto es una forma de lanzar adecuada para enemigos que se cubren la parte superior del cuerpo o para, simplemente, saber dominar ángulos diferentes.
Una vez ensayado este movimiento lo suficiente, cambio de dirección, esta vez girando la cadena hacia adelante. Esta es la mejor manera de atrapar armas o, en caso de lanzar el tiro ligeramente en diagonal, atrapar cuellos y estrangular.
En este caso, sin embargo, pese a que cambio la dirección de rotación, mi mayor objetivo es derribar las tablas con la bola que sirve de peso a mi cadena.

Tras entrenar un buen rato con la mano izquierda, paso a hacer las mismas repeticiones con la derecha. Un guerrero no puede depender de una mano para realizar una acción, pues nunca sabe cuándo su vida dependerá de ella.

Entreno durante largo tiempo con las tablas grandes, probando algunas veces a golpearlas ligeramente de lado, en el centro o en algún extremo en concreto. Cuando lo considero oportuno, retrocedo algo más, quedando a más o menos dos metros cuarenta de mi nuevo objetivo: las tablas pequeñas.

Me concentro y comienzo a girar la cadena en mi mano. Miro mi objetivo fijamente: un trozo de manera cilíndrico y muy pequeño, aunque mantengo siempre en segundo plano, borrosas, el resto de cosas que me rodean, pues de estar en combate uno no puede cerrarse solo a su enemigo.
La cadena silba en el aire, cortándolo, pero no me decido a soltarla. Es sencillo enrollar armas o cuerpos, pero cuando se trata de atinar a algo en concreto me resulta bastante más difícil. Y más tratándose de algo tan pequeño.

Finalmente, la lanzo. La bola va directa al trozo de madera, pero falla por un par de centímetros.
Frunzo el ceño y doy un tirón, cambiando su trayectoria, de forma que golpea la madera al volver hacia mí, pero no era eso lo que buscaba.
Sin dejar que la cadena pierda inercia, aprovecho que vuelve para girarla sobre mi cabeza, y esa vez la lanzo hacia otra de las figuras de madera. El lanzamiento, horizontal, tampoco golpea su objetivo, pero esta vez la madera es derribada por la cadena.
Recojo la cadena y vuelvo a girarla hacia delante, bastante recogida, apuntando de nuevo a una tercera figura. Esta vez los giros son mucho más pequeños, de forma que la bola lleva menos fuerza, pero es más fácil de controlar.
Apunto, lanzo y, esta vez sí, logro derribar la madera con el peso de la kusarigama. No obstante, esto en combate es un suspenso, pues si no atino inmóvil a un objetivo quieto, ¿qué espero de un combate donde el enemigo se mueve, hay obstáculos y quedarse quieta tanto tiempo puede significar perder la cabeza?

Me quedo entrenando mi puntería un buen rato, haciendo diferentes giros, probando diferentes ángulos y diferente longitud de cadena.
Tras algo más de una hora, recojo todos los materiales utilizados y abandono la sala.

*se va*
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Fier

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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptyMar Mayo 14, 2013 2:21 pm

No me apetece en especial hacer nada. La puntería es mi especialidad por el orgullo de mi padre y lo que me enseñó. La velocidad la llevo en el cañón de las plumas. Y, sinceramente, como no creo que me vaya a encontrar a nadie en la sala de entrenamientos, entrenaré lo que menos me gusta. Suspiro. Aunque estoy plenamente mentalizada, no sé si me gustará que haya gente a mi alrededor viéndome.

Pero en fin. Todo sea por romper mi imagen. Rio mentalmente, esa es la respuesta que casi siempre le daba a madre y con la cual a punto ha estado de cruzarme la cara en público. El entrenamiento de fuerza muscular es un tipo de ejercicio físico especializado en el uso de la resistencia para inducir a la masa muscular el control de sus contracciones, lo que construye poco a poco la fuerza, la resistencia anaeróbica y el tamaño de los músculos esqueléticos.

Cuando se realiza de manera correcta, el entrenamiento de fuerza puede proporcionar beneficios funcionales significativos y una mejora en la salud general y el bienestar, incluyendo el aumento de hueso, músculo, tendón y ligamento fuerza y resistencia, mejora la función articular, reduce riesgo de lesiones, el aumento de la densidad ósea, el aumento de metabolismo, mejora la función cardíaca y en resumidas cuentas; tremendos beneficios.

Mi circuito de entrenamiento será la propia sala de entrenamiento. No he perdido ojo de los hombres -HOMBRES, con todas las letras, con todos los músculos y con tamaño descomunal- que entrenan con pesas, y esas herramientas me llaman demasiado la atención. Me pregunto si habré perdido capacidades desde que dejé mi taberna, mis sacos de harina, trigo y azúcar, mis barriles de cerveza. Pero antes, el calentamiento. Apartándome del camino de nadie para no ser molestia, comienzo rotando todas las articulaciones en orden ascentente, intercalando entre cada articulación un par de repeticiones de las articulaciones anteriores. Una vez listo, doy dos vueltas por entero a la sala de entrenamiento, manteniéndome siempre que puedo pegada a la pared. En un momento dado paso cerca de donde están practicando tiro con arco, y muy tentada estoy de jugarme un poco la integridad física.

Pero no pretendo tener un subidón de adrenalina, sino un entrenamiento de constancia, perseverancia y repeticiones. Me hago con una estela de esparto, que me servirá para los ejercicios de suelo. Los abdominales serán un buen comienzo. Me tumbo, abriendo las alas a mis costados pero sin desplegarlas para no ser pisada y no molestar. Controlando la respiración para espirar cada vez que mi tronco está expandido, comienzo con la serie de veinte por veinte. No pretendo criar músculo, sino reforzar el que ya tengo. Codo con rodilla alternos, cuento hasta veinte abdominales. Descanso contando hasta cinco, con la respiración al mismo ritmo, y retomo. Cuento otros veinte abdominales alternando codo con rodilla repetidas veces.

Decido comenzar a trabajar las piernas, y el primer músculo serán los glúteos. Con las manos apoyadas en plano en el suelo, y las rodillas dobladas para disponer los pies cerca de mi trasero, elevo las caderas manteniendo el músculo contraído. Hago la serie de veinte de manera lenta, contando hasta tres con las caderas alzadas. Eso trabajará aún más el músculo y tonificará mi parte trasera. Descanso esta vez contando hasta diez, y vuelvo a retomar. Otra serie de veinte, y siguiente músculo. Para ello me tengo que poner en pie, y no haré sólo un ejercicio, sino dos. Cada uno con sus dos series de veinte. Comienzo por las sentadillas. Con las piernas abiertas a la altura de mi cadera milímetro más o menos, mantengo la espalda y sobre todo la zona baja de la misma, lo más recta que puedo. Bajo, poniendo la cadera a la altura de las rodillas, y subo. Cuento hasta veinte, y descanso. No estoy pensando concienzudamente en nada, estoy relajada y metida en los ejercicios. Hago otra serie de veinte.

El siguiente ejercicio me lo enseñó mi padre. Dijo que, en uno de sus múltimples viajes, conoció un pueblo que nacía para ser ejército. Todos, sin excepción. Las mujeres eran duras como el esparto, se sacrificaban los bebés que nacían débiles o con deformaciones. Se reverenciaban tal que así. El primer paso consiste en la posición básica para las sentadillas. Pero, en lugar de bajar, Se adelanta una pierna lo suficiente para que ambas rodillas estén dobladas. Como si se estuviera corriendo, sólo que el ángulo tiene que ser de cuarenta y cinco grados perfectos. Entonces, reteniendo la respiración, me inclino hacia delante para rozar con la rodilla de atrás el suelo, y la mano de ese mismo lado del cuerpo, extendida ante mí también rozando el suelo. Este ejercicio es bastante duro, y mi objetivo es entrenar de manera rápida. Con lo que dos series de diez me vienen como anillo al dedo.

Como las piernas ya están medio trabajadas, paso a los pectorales. De nuevo en la estera, comienzo con mis flexiones. Hace años que dejé de apoyar las rodillas para estar apoyada en la puntera de los pies, pero que conste que para los aether hay peso extra por las alas. Sobre todo si son tan grandes como las mías o la de mi padre. Comienzo con tres series de veinte, descansando diez segundos entre cada una.


*Se queda entrenando*

FdR: de no acudir nadie, terminaré el entrenamiento con dos o tres ejercicios más y yahta.


Última edición por Fier el Mar Mayo 14, 2013 5:33 pm, editado 1 vez
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Gerald

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MensajeTema: Re: Sala de entrenamiento   Sala de entrenamiento - Página 13 EmptyMar Mayo 14, 2013 4:39 pm

Me dispongo a ir a la sala de entrenamiento para desquitarme y entretenerme un rato. Al llegar me encuentro que una aether está entrenando dentro y lo cierto es que no me sorprende.

Buenas... —Comento sin más al pasar junto a ella. Estoy acostumbrado a los gimnasios comunitarios, con lo que la dejo a lo suyo. Es una mujer bastante resultona y el ejercicio que hace, similar a la forma en que los forzudos cargan con grandes pesos, me resulta curiosa. Está claro que la apariencia es de lo más engañoso con lo que nos podemos encontrar.

Me pongo a un lado de la amplia sala, dejándole sitio a ella y teniendo mi propio espacio. Me desabrocho los cintos que sostienen la katana a mi espalda y me saco la camisa para ponerme manos a la obra.

Primero toca estirar los brazos. Estiro el derecho en diagonal y bloqueo el codo con el izquierdo para estirar el tríceps. Tras unos 15 segundos y un par de repeticiones, hago lo mismo con el brazo izquierdo. Luego lo hombros. Doblo el brazo derecho sobre mi cabeza y hacia mi espalda y con la mano izquierda empujo el codo hacia abajo hasta sentir el tirón de tensión. Nuevamente repito lo mismo con el otro brazo y en la frecuencia necesaria.

Luego las piernas. Hago unas veinte sentadillas y estiro primero la pierna derecha, apoyando únicamente el talón del pie en el suelo, al tiempo que pliego la pierna izquierda y hago fuerza sobre la cadera hacia la derecha para tirar del aductor. Y lo mismo con la izquierda. Estiro los gemelos apoyando los brazos en la pared, dejando una pierna en el sitio, algo flexionada y estirando la otra hacia atrás apoyando solamente la puntera para tirar de los músculos.

Una vez hago los estiramientos básicos me dispongo a empezar con el ejercicio. La espalda ya la iré estirando a medida que me muevo.

Aprovecho una de las barras de madera y me cuelgo primeramente para hacer algunas dominadas, agarrándome a la barra con ambas manos y los dedos hacia mí y flexionando las rodillas para hacer más resistencia en el abdomen mientras subo y bajo haciendo que mi cabeza sobre pase la barra en un ritmo continuado. Me dedico un buen rato a ese ejercicio. Me gusta tener los brazos relajados para practicar con la espada.
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