Sala de entrenamiento

Me alegra saber que ha vuelto en sí tras el intento de enfrentamiento.

—No, es la que pongo cuando me corro dentro sin haber prevenido antes —Respondo jactancioso, levantando las cejas como si quisiera inculcarle algún tipo de miedo. Protege tu útero, no vaya a ser que me haga una paja en un lugar donde puedas caerte y te quedes preñada. Me pregunto si se lo tragaría.

Cuando acepta, espero a que se ponga a mi altura para seguir caminando.

—Oye, hablas mucho sobre las frescas, pero para ser una canija mira que tragas —Bromeo para continuar picándola con el tono habitual. Voy a tener que tomarla un poco más en serio para la próxima si no quiero cabrearme.

*se van*

He tenido una idea revolucionaria. Si no consigo concetrarme para la magia cuando estoy fresco como una rosa, me concentraré cuando no tenga fuerza para hacer otra cosa que trabajo mental.

Me voy a la sala de entrenamiento para ponerme a punto. Creo que debería practicar seriamente para tomarme un poco en serio los entrenamientos con otros. Por tomármelo a risa ayer con Frikka casi me trago mis palabras.

Me saco el abrigo, me remango la camisa y me desato el arma del cuerpo para dejarlo todo en el banco de siempre. Empezaré, como no, calentando los músculos.

Empiezo a hacer flexiones rápidas, algo ligero, para entrar rápido en calor y aflojar lo mejor posible. Hago bastantes del tirón, más o menos hasta empezar a sudar. Primero con las palmas abiertas a la altura de mis hombros, luego un poco más cerradas, para hacer más fuerza con el pecho. Y finalmente sólo me quedan otras tantas con las manos juntas, como si tuviese un único apoyo. Éstas ya tiran un rato mas que las anteriores.


Luego me subo a una de las barras para hacer abdominales en el aire. Me gustan bastante más que en el suelo, a parte de necesitar más esfuerzo me ayudan a controlar la relajación de la musculatura del cuello, porque como abuse del cuello, acabo reventado. Le dedico bastante tiempo, hasta que sudo lo suficiente y siento que el cuerpo empieza a despertar. Luego las cambio por dominadas para no decaer con los brazos.

Una vez me siento a punto, bajo para coger uno de los shinais. Hoy quiero hacer repeticiones para ganar velocidad y ligereza.

Primero hago un duro trabajo de piernas. Doy un paso adelante y me agacho al tiempo que corto. Me levanto y doy un paso atrás haciendo lo mismo. Me encuclillo y corto. Me dedico a eso lo más relajado que puedo. Los cuádriceps trabajan de forma acompasada con los hombros y voy ganando velocidad gracia al rebote que cojo cada vez que me agacho. Agacharse rápidamente en un momento dado es una buena defensa, pero si no consigo levantarme igual de rápido, no sirve de mucho.

Le dedico largo tiempo a éso, quiero cansarme, destrozarme a fondo. Además ya he vuelto a sentir el brazo entumecido. Ahora que el tatuaje llega hasta el dorso de la mano cada vez me molesta más cuando empieza a dar problemas. Quiero aprovechar estos días para hacer trabajo duro mientras el brazo todavía responde.

[...]

No es un entrenamiento variado. Más bien es de lo más monótono, con lo que tengo que centrarme mucho si no quiero aburrirme y agotarme. Es bueno tener estos entrenamientos de vez en cuando. Ayudan a curtir la mente.

Una vez siento que estoy bastante agotado, decido detenerme para estirar y pasar a otra cosa. Ya he sudado abundantemente, no por nada he dedicado la mañana a repetir con mayor o menor velocidad el mismo ejercicio extenuante.

Me paso las manos por el pelo, notándolo pegajoso y aprovecho las mangas de la camisa para frotarme la cara y la nariz, húmedas. Estiro para desentumecerme. Me siento en el suelo, abro las piernas todo lo que puedo y me echo hacia adelante. Si tuviera otros pantalones llegaría al espagar. Ese dolorcillo de estiramiento es un gustazo después de un buen trabajo. Siempre me he jactado de ser de los máx flexibles del escuadrón. Estiro también los brazos y la espalda, realizando diferentes posturas en el suelo. Ahora sí que estoy listo.

Me siento con las piernas cruazadas y pongo las manos en jarra para que el pajarillo se pose sobre ellas. Cierro los ojos y trato de regular la respiración. Me siento mucho más tranquilo ahora, relajado. El cansancio apenas me deja pensar demasiado. Apoyo los brazos en las piernas para que descansen y me dedico a pasarle la magia al hechizo animado.

Esta vez si soy consciente de como una especie de corriente me recorre internamente y me va abandonando hacia donde está el pájaro. Llego un momento abro los ojos y lo veo con las alas abiertas mientras de mis manos salen ligeras chispas, más parecidas a ondas líquidas que a la corriente habitual. Al poco me doy cuenta de cómo mover mayor o menor cantidad y entonces, cuando por fin le paso la cantidad que quiero, el pájaro brilla ligeramente y absorbe hasta desaparecer. Me detengo, animado. Me miro el brazo izquierdo y pongo la mano derecha sobre él.

—Fuuchi —Digo, determinante. Entonces hago lo mismo que acabo de hacer cone el pájaro y veo como pequeñas fibras van adhiriéndose a mi piel, proporcionándome una sensación cálida y relajada en el músculo algo más agarrotado. Satisfecho, me detengo y, todavía algo sorprendido, alzo la mano izquierda y la muevo, notándola en mejor estado. Supongo que Flavia nos ha falicitado el trabajo.

Una vez listo, recojo mis cosa sy me voy a la ducha.

*se va*

Por la noche decido continuar con mi entrenamiento. Sin embargo cuando llego a la sala de entrenamiento, la encuentro ocupada por un gran banco de niebla.
Rápidamente subo por la pared hasta el techo y me quedo agarrada a una viga de madera durante horas, esperando a que, sea quien sea, de por finalizado su entrenamiento.

Observo en silencio, como una araña esperando a su presa. No tengo nada mejor que hacer, pero puedo notar que, con el paso del tiempo, se me va yendo la sangre a la cabeza.

Al final parece que el causante de aquel entrenamiento era una chica, por supuesto piscis. Una vez que la niebla se ha disipado, me dejo caer y aterrizo justo delante de ella. - Luchas bien en la fría niebla. Tus manos deben estar cansadas.- Afirmo, sin moverme.