Pasillos

El líder sonrió al escuchar las palabras del muchacho y la forma en que titubeaba debido a sus caricias. Pero ahora parecía mçás seguro a llevarle la corriente, había dejado de ser como esas primerizo ridículos a los que había que llevar de la mano a todas partes y deborarlo, sobre todo en aquel estado de extasis debido al humo, era fantástico.

El muchacho se dio la vuelta, cogiendo algo por sorpresaa al líder quien no esperaba una respuesta tan directa del chico. Sonrió de medio lado cuando este empezó a repasar su pecho y desabrochar su pantalón y colocó la pipa en la boca del chico. -Aspira profundamente y morirás de puro difrute -.Comentó, lascivo, haciendo que el muchacho probase aquella aromática droga. Entonces el piscis susurró nuevamente, pidiendo, no, rogando con aquellas palabras que borraron la sonrisa del líder y le hicieron tomar aire. Un escalofrío recorrió su espalda y se sobresaltó por ello. Volvió a sonreir, el opio le encantaba.

Apartó la pipa hacia un lado y llevó dos dedos de su derecha a los labios del piscis, deslizándolos lentamente en su boca para humedecerlos, casi obligando al chico a succionar como el fatídico día de las termas. Amplió su sonrisa y, acabado este nexo, retiró los dedos de la boca del chico para llevarlos a su trasero y hacerlo gritar un poco. Aquellos preliminares eran la guinda que había faltado en su rabiosa actuación de las escaleras.

Aprovechando que el chico había desabrcochado sus pantalones, lo atraja hacia sí cuando la humedad había alcanzado la zona de interés del muchacho y entró con él en unión hasta dejarlo clavado en su pelvis.

- ¡Repítelo, maldito!- Susurró entredientes, agarrando con fuerza la nuca del piscis.

FdR: Estúpido silvio! XDDD

Me puso la pipa en mi boca y me dijo que aspirase fuerte.
Así lo hice y un torbellino de calor y veneno recorrió mi cerebro, dejándome con los ojos muy abiertos y las pupilas dilatadas, mientras el humo salía lentamente por mis fosas nasales.
-Wuau... increíble... ahora todo se mueve mas lento.. NO! ESPERE! se mueve más rápido!... no.. no se mueve nada... creo...
Después de mi comentario, me puso dos de sus dedos en mis labios, e introduci´´endolos casi a la fuerza en mi boca. Mi lengua los acarició con gusto, aunque creoq ue no fuy yo quien los acarició, sino el opio.

Entonces quitó sus dedos de mi boca y los introdujo en mí, haciendome gemir un poco.
-Parece que tiene que rectificar lo que me dijo aquel día... "solo por esta noche, se acuerda"?
Entonces Aren se introdujo de un golpe en mi cuerpo, haciendome gemir y haciendo que mi cabeza cayese sobre sus hombros
-Señor Darvenwish...haga el honor de recordarme porqué me enamoré de usted.

Tras las palabras de reprimenda del muchacho el líder soltó una risa seca e irónica y continuó un movimiento lento que hiciese al chico ahogarse en suspiros en lugar de seguir hablando. Frenó un momento y levantó al muchacho con sus manos, apartándolo de él.

-Entonces solo por aquella noche -. Comentó con sonrisa de tiburón, dejando unos segundos de desesperación para el chico mientras observaba su cara desesperada y roja. Entonces volvió a entrar en él y continuó aquel baile ahora un poco más animado.

El chico hizo caso de la orden del líder caeruelus y repitió sus palabras, haciendo que este animase su cadera con un arrojo mayor. Los halagos lo enloquecían y el que le confesasen una dependencia como aquelle era una inyección de adrenalina en todo su ego. Abarazón con fuerza al muchacho para aumentar su rapidez y fricción y aprovechó para aspirar el aroma del chico, mezclado ahora con sudor y humedad.

Después de mi comentario, Aren me levantó y me separó de él, dando a entender que ya no "había mas", entonces me puse rojo por aquella situción... no debí recordarle nada... soy un bocas... Quería que siguiese ahora que había empezado. Jolin... pero parecía que el también tenía ganas porque volvió a entrar en mí y continuó con sus experimentados movimientos

Después de decirle lo que quiso oír, parece que se emocionó aún más y me abrazó. La fricción, el copntacto el rozamiento... la droga: ya no aguantaba mas...
Solté un suspiro muy profundo y caí sin fuerzas en sus brazos- que ni se te ocurra parar... entonces extendí mi brazo hacia la pipa y le dí una inmensa calada que me hizo toser y dejarme en un estado de semi-incosciencia.

El líder caeruleus vagaba por un paraje neblináceo entre la excitación, el mareo, el deseo, la confusión... Y todo ello rodaba debido a su concentración en mantener en una aceleración constante su movimiento.

Agarró al chico y moldeó el movimiento a su antojo, llegando a soltar gruñidos entre tomadura y tomadura de aire. Estaba ansioso, más que de costumbre y, a pesar de que siempre prefería la humedad y elasticidad de una mujer, el chico compensaba aquellas carencias con sus acciones y palabras. Además, su apariencia frágil y escuálida resultaba apeteciblemente femenina.

Después de unos minutos, el chico empezó a flaquear enagenado por los diversos placeres, y acabó tendido sobre el pecho del líder. Sin embargo, alzó la vista y le indicó que no se detuviese, lo que hizo soltar una nueva risa seca al hombre. Aunque no lo hubiese pedido no pensaba parar hasta apagar aquel ímpetud que le daba el estar tan colocado.

Continuó sacudiendo al joven, ahora más para sí que para él, tomando la forma y rapidez que le parecieron más cómodas. Apenas empezó su nuevo ritmo, el chico se vino abajo sobre su abdomen, pero él lo ignoró y continuó hasta que, minutos después, terminó dentro del muchacho, agarrándolo contra sí con entusiasmo para que no se moviese un milímetro del punto exacto donde había alcanzado el éxtasis.

En cuanto el momento hubo acabado, echó la cabeza hacia atrás y tomó aire tratando de recuperar el estado normal de su respiración, dejando reposar el chico sobre sí mientras pasaba una mano por su cabellera rubia. Aun esperó varios segundos a separarse de él y, antes de hacerlo, lo apartó un poco hacia atrás comprovando su cara adormilada.

El líder se miró el pecho, cubierto de aquella sustancia blanquecina y pasó su pulgar por el líquido para luego colocarlo en los labios del chico con una sonrisa. El piscis sorbió su labio inferior dejándose llevar por el ambiente y la desorientación, y el líder caeruleus provó la esencia del chico besándolo con calma. Se separó un poco y se relamió con una sonrisa cansada y torcida.

Finalmente se separó del muchacho, pero este volvió a dejarse caer, desfallecido, sobre su pecho. Lo miró con los ojos entornados. Realmente ahora mismo poco le importaba. Estaba aturdido y somnoliento.

Se dejó desplomado sobre el sofá con un brazo rodeando al chico y acabó quedándose dormido.

*se duerme*

Aproximadamente un cuarto de hora más tarde de que el líder caeruleus hubiese perdido los papeles debido al exceso de estupefacientes Barthemius se apareció en el lugar en busca de su amo. antes de retirarse a aquella habitación solitaria, su señor le había dado órdenes respecto al tiempo límite que debía dejarle si no volvía antes de que el sol desapareciese por completo. Barthemius, conociendo a su dueño, había esperado a mayores una media hora prudencial.

Una vez en la estancia comprovó la situación con aquel gesto gélido que poco coincidía con su color de piel. Se acercó al sofá y cogió en brazos al piscis, con gran cuidado hasta apoyarlo dulcemente sobre el lado opuesto del sofá, acomodándole un cojín bajo la cabeza. Luego le puso una manta sobre el cuerpo y lo dejó descansar.

Se dirigió entonces hacia su perjudicado amo, humedecido debido al sudor y al sexo, despeinado y desfallecido en una postura desgarbada con la nuez apuntando al techo. Abrochó los botones de su camisa con tranquilidad y le colocó la chaquela con cuidado de no molestarle demasiado. En el momento que todas sus prendar volvieron a estar sobre el líder, Barthemius se dispuso a levantarlo para llevárselo a sus aposentos. Agarró el brazo del líder con delicadeza y lo puso sobre sus hombros.

Entonces el líder caeruleus entreabrió los ojos con cansancio y sonrió.

-Mi querido Barthemius... Siempre cuando más te necesito...- Comentó en un susurro, dejando que el claritas portase con él hasta su lecho.

En cuanto tuvo a su señor bien sujeto Barthemius se desapareció con él hasta sus aposentos. A pesar de la asquerosa e inapropiada apariencia que daba ahora mismo el líder, Barthemius lo recogería ahora y siempre sin dudar ni un solo momento.

*Desaparecen*

Vagaba por los pasillos a paso lento y con la mirada de mis enrojecidos ojos perdida, mientras me dirigía al lugar en el que había dejado tiradas mis cosas... con la esperanza de que nadie del servicio o cualquiera se las hubiese llevado.

Estaba cansada... cansada física y psíquicamente. Cansada de llorar y sufrir. Cansada del mal y de la injusticia. Cansada de la incertidumbre... y... básicamente, cansada de todo. Por lo cual decidí adoptar una actitud basada en procurar mi bienestar y cumplir con mi deber. A partir de ahora me centraría en entrenar, y mi tiempo libre lo dedicaría a relajarme, a evadirme del mundo o a socializar lo justo... hablaría con Heylel de vez en cuando... y con Tham y con Adela. E incluso con Massen, Lyam y Rick. Ah, y con Alexander.... que aun que lo odio y aborrezco estaba en gratitud con él por haberle salvado la vida Silvanus en su momento. Y bueno... con quien surgiese... a excepción de Silvanus (ya que él no quiere y, aún así, me dolería hablar con él), y, me gustaría decir "y Aren", pero por desgracia y por mucho que me pesase, el guardarle respeto era parte de cumplir con mi deber.

Encontré mis cosas en el suelo, tal y como las había dejado.

"He tenido suerte... aun que bueno, por aquí no debería haber ladrones", pensé, y justo después me acordé del día de ayer con Lyam.

se esuchó la voz de Lyam en mi mente, rememorando lo de anoche.

"ladrones..."

Decidí pasar del tema. Solo había sido una broma, aun que me hubiese asustado...

Mi dibujo del pasillo todavía estaba incompleto, así que decidí comenzar con mi nuevo plan y me senté, mientras continuaba el dibujo.

"Ya está bien. Optimismo y adelante...", pensé para mi mientras suspiraba. Y me quedé allí, dibujando e intentando despejar mi mente (e intentando evitar pensar en Silvanus).

Cuando terminé el dibujo guardé mis cosas, cogí todo y me fui de allí de la misma forma que llegue.


*se va*

me desperté con la cabeza en medio de un cojín, boca arriba. Estaba tapado con una mantita muy caliente. Abrí los ojos, pero me picaban... seguramente estarían rojos por el humo y todas esas cosas. volví a cerrarlos y suspiré sonriente. Olía muy bien. Pero el ambiente se había desvanecido con el tiempo, además un boro estaba limpiando la estancia, en silencio.

Lo vi de reojo, volví a suspirar y me incorporé. Entonces me dio un pequeño mareo... joba... pues si que era fuerte el opio ese...
Entonces procedí a levantarme, pero nada más ponerme de pie me tuve que dejar caer otra vez... me dolía. Me dolía mucho. bufé hacia arriba pero con una sonrisa. No me importaba: había merecido la pena.

Me fijé entonces que Aren se había dejado el estupefaciente encime de la mesa. Vi al boro de reojo... "este fijo que se lo come, le dá una sobredsis y me vuelven a echar a mí la culpa de asesino de boros... será mejor que me lo lleve..."

Volví a suspirar y me golpeé en las piernas, como para darme ánimos: lo había conseguido... era el ojito derecho de Aren... que feliz era. Después de tantos esfuerzos... que genial.
No podía borrar una sonrisa picarona de mi rostro ni aunque quisiera.

Tristán salió de la bolsa gimiendo de hambre.
-Oh, por Dios, Hewina! dale de comer al bicho est...- me quedé callad un momento... Hewina... ella siempre le daba de comer a Tristán... lo cogí en brazos. Ella siempre se despertaba a mi lado y Aren no lo ha echo nunca de las dos veces que lo habíamos hecho... pero claro... Hewina no era más que un daño colateral a la hora de conseguir mi objetivo... ¿o no? ¿había sido quizás muy duro con ella? ¿quizás las ansias de verlo a él, habían hecho que cometiese un acto imprudente?
...
"bah... ya hablaré con ella... ahora tengo que "disfrutar" de este momento"- volví a intentar levantarme y, con mucho cuidado fui caminando poco a poco... con mucho cuidado y mucho dolor.

*se va*

Caminaba por los pasillos, dando grandes zancadas. No era que tuviese prisa, sino que, simplemente, tenía ganas de ir a los exteriores. A las zonas que aún no había explorado. Cuanto antes terminase la exploración, antes podría empezar a moverse con tranquilidad por ese lugar.
Esbozó una sonrisa ladina. Por supuesto, también tendría que comenzar a conocer a sus compañeros. De momento sólo había visto a dos: a la claritas Hewina, y al aether Heylel. Con la primera había hablado bastante, pero con el segundo apenas había intercambiado un par de palabras. Tendría que remediar eso. Si resultaba que era alguien de interés, a Ronda no le gustaría saber que no había hablado con él. Y aunque no lo fuera, tampoco le gustaría saber que no sabía nada de la vida del aether.

Se despeinó el pelo. La primera parte era la peor de todas.

*camina hacia la salida*

Entré en los pasillos con unos morros de aquí a Ventus ¿que demonios de creía esa? QUE LE DEN MORCILLA! vamos, hombre: yo era feliz con mis caeruleus.

Entonces un chico se curzó en mi camino y pasó de largo.
Entonces abrí mucho los ojos y me paré en seco.

-Ei!!! espera, espera espera- dije agarrándolo por la manga de la camisa- ¿tu pelo es verde? jolines, yo soy vegetariano, pero no he llegado a esos extremos, dije con una sonrisa- supongo que serás nuevo, ¿no? pues me presento entonces: Soy Silvanus Kettleburn, pero todo el mundo me llama, Sil, Sisil, Silvio... eso como veas: a gusto del consumidor jajaja- jo, solo el pelo de aquel chico ya me insipiraba buenas vibraciones. Era... "electrizante" parecía que hablar con el te iba a recargar las pilas.
-¿Y tu?- pregunté curioso... la verdad es que era bastante guapo. "Ey! quitatelo de la cabeza, que tu ya tienes al tuyo... tu vida ya es suficientemente compleja..." pensé rapidamente.

Se detuvo en seco. No por propia voluntad, sino porque alguien le había agarrado.
Frunció el ceño.

- ¿Qué...?

Torció la cabeza hacia el lugar donde se situaba la persona que lo había agarrado.
Un desconocido. Piscis. No muy alto. Rubio. Ojos verdes. Una cictriz en la cara. Una única oreja. Y de nombre, Silvanus. Silvanus Kettleburn.
Lyam se deshizo del agarre del chico. Luego esbozo una sonrisa sesgada.

- Lyam - Le tendió una mano al piscis -. Y sí, soy nuevo. Llevo aquí una semana. - Se echó unos mechones del pelo hacia atrás y añadió -: Y mi pelo no es verde porque yo sea vegetariano. De hecho, no lo soy.

Al chico pareció no gustarle mi agarrón, porque no puso muy buena cara, aunque a continuación me sonrió.

-Encantado, dije bajando un poco la cabeza. Perdona por el agarrón, pero es que me llamó mucho la atencion... bueno... tu pelo y eso...

-Ahm... pues entonces perdon...- me sentía un poco raro... aquel chico molaba.
-¿Olle... conoces a mas gente? ¿que arma tienes?- el corazón me latía rápido... no sabía por donde empezar... quizás ni siquiera quisiera hablar conmigo... parecía que tenía prisa.
-Olle, si te molesto me lo dices, ¿ee?

Lyam ensanchó la sonrisa.

- No te preocupes. No pasa nada.

Observó de reojo el espacio que le separaba de la puerta. No era mucho. Luego clavó su vista en el piscis. Se preguntaba qué le habría pasado a su otra oreja. Pero, por supuesto, no lo preguntó. Tal vez más tarde se lo preguntaría.
Suspiró. Ahora que se había encontrado con Kettleburn, tendría que dejar la exploración para otro día. No es que le molestase demasiado (a fin de cuentas, el chico podría resultar interesante), pero le hubiese gustado zanjar el tema de la investigación de las zonas del Palacio. Ahora, en su lugar, tendría que hacerse amigo del chico. O al menos hablar con él durante un buen rato, es búsqueda de algo interesante.

- Conozco a más gente, sí. No mucha, pero algo es algo - respondió, sonriente -. Y no te preocupes, no me molestas. ¡En algún momento tendríamos que encontrarnos! ¿No?

No respondió a la pregunta del arma. Nunca respondía cuando le preguntaban eso.

- ¿Y a quien conoces? porque yo ya me conozco a todo el mundo jajaja. asi que si quieres que te cuente algo sbre alguno, pues ya sabes, yo siempre estaré dispuesto a ayudarte. Me has caido bien...

-Cierto, era cuestión de tiempo que nos encontrásemos- dije sentándome en el alféizar de una ventana del pasillo.

-Bueeeeno... algún día me teñirás el pelo tu a mi, ¿no? dije con una sonrisa inocente.

Se echó el pelo hacia atrás. Observó al piscis de reojo y sonrío.

- Bueno... Conozco a una claritas y a un aether. - Ensanchó la sonrisa -. La claritas se llama Hewina, si no recuerdo mal, y el aether Heylel. No los conozco demasiado, así que no sé muy bien cómo son... Pero me parecen simpáticos - Se encogió de hombros -. Tú los conoces, ¿no? Es que a lo mejor son nuevos y no sabes quiénes son, no sé.

Guardó las manos en los bolsillos. El piscis se sentó en el alféizar de una ventana. Lyam lo miró de reojo. Silvanus sonreía con inocencia. Alzó una ceja.

- ¿Qué si algún día te teñiré el pelo? - Se giró hacia donde estaba Silvanus -. ¡Claro! ¿Por qué no? Aunque no tiene mucha técnica, no te creas.

- Bueno... a ella te la puedes quedar para ti solito si la quieres... yo ya no la quiero ni ver delante, pero Heylel es una amor, es muy bueno y siempre ayuda a los demas, ademas es muy agradable y bueno.

Aceptó a mi proposición encantado.
-Genial! pues entonces... ummm creo que azul quedaría bien ¿no? jajaja bueno, olle, pues eso: tu si necesitas algo... Cualquier cosa, tu me la pides, o preguntas por mi. No es por parecer importante o egocéntrico, pero aquí todo el mundo me conoce y, además, tengo un trabajo como técnico superior de transporte y mensajería de recados de vital importancia.- dije con un tono bastante altivo... tenñia que causar una buena impresion... no quería que se enterase de que no era más que un criado...

Soltó una leve carcajada.

- Tomo nota, tomo nota. Pero, no sé, a mí Hewina me pareció simpática. ¿Por qué no la quieres ver delante? No parece mala chica. - Se echó el pelo hacia atrás. ¿Habrían tenido algún problema la claritas y él? -. Aunque, claro, yo qué sabré.

Y volvió a reírse, con suavidad. El piscis siguió hablando. Primero de su futuro color de pelo. Luego repitió lo de que todo el mundo le conocía. Y finalmente, algo interesante: trabajaba. Como técnico superior de transporte y mensajería de asuntos de vital importancia. Lyam dibujó una enorme sonrisa.

- El azul, el violeta... - Se encogió de hombros -. Cualquiera de los dos estaría bien. Aunque tu rubio natural no te queda mal - apostilló. Dio un par de pasos, hasta quedarse a unos metros del piscis, y continuó -: No sé, es color que a mí no me importaría llevar. - Le guiñó un ojo al piscis -. Además, si tu trabajo es importante, no puedes llevar un color demasiado vistoso, ¿no crees? Piensa en cómo se lo tomaría tu jefe. Seguro que no le haría gracia ver a alguien tan importante como tú con el pelo azul. Aunque, bueno, igual tu jefe es alguien con unos gustos como los míos y no le molesta el color que lleven sus empleados.

Y volvió a reírse.

- Pues es que... a ver... quizás no te importe, pero es que eramos novios y lo nuestro no acabó bien, ¿sabes? así que lo mejor es apartarla de mi vida.

Me dijo que le gustaba mi rubio natural.
-Gracias... dije un poco ruborizado, entonces se acercó a mi y me dijo que no le importaría llevar mi color de pelo, entonces me guió un ojo. O DIOS MIO! NO ME LO PUEDO CREER! ¿acaso le gusto? no... un tipo tan genial y con tanto estilo no le pude gustar... bueno... aunque soy el amante de Aren Darvenwish... quizás tenga algo que atrae a los hombre geniales y pintorescos... Mi corazón latía fuerte.

-B-b-bueno... a mi jefe... no, sinceramente no le haría ni pizca de gracia... de hecho, me castigaría severamente... Alexander es así, ¿sabes? le gusta que valla muy bien peinado y esas cosas... no acepta tonterías. dije bajando la cabeza, hundiéndola entre mis hombros... con lo genial que seria tener el pelo violeta, como Aren...

- Oh, vaya. Lamento haber sacado el tema - respondió, con una mueca en la cara -. No sabía nada. Lo siento.

El piscis se sonrojó. Lyam arqueó una ceja. Sonrió, ladino, y se subió al alfeizar de la ventana. Cruzó las piernas y miró al piscis de reojo. Ensanchó la sonrisa.

- ¿Ves? Imagínate que ya te hubieses teñido el pelo. Seguro que ese tal Alexander te hubiese despedido - susurró. Ladeó la cabeza hacia el lado donde Silvanus estaba apoyado y lo miró, sonriente -. Dudo que te castigase. A los transportistas y mensajeros como tú no se les castigan, se les despiden. Los castigos son para gente de un rango ...

Dejó la frase en el aire, cortada. Parpadeó varias veces, y luego ensanchó la sonrisa.

- ¡Ey, espera! Ese tal Alexander no tendría que enterarse de que te has teñido el pelo. Porque, si no está aquí, ¿cómo va a enterarse? - Dejó escapar una suave risa -. Por favor, soy estúpido. Di por hecho que tu jefe estaba aquí. Qué idiota soy.

Negó varias veces, aún con la sonrisa en la cara. Apoyó las manos en su rodilla flexionada y esperó. Quería ver qué decía el piscis.

- no, no te preocupes... no pasa nada... ya lo he superado jajaja.

Entoces mi nuevo amigo se subió al alféizar de la ventana, cruzando las piernas y comenzando a hablar, susurrándome cerca.
El corazón me latía muy muy fuerte y podía sentir la sangre caliente bombeándose acelerada por todo mi cuerpo. ¿Acaso me estaba tirando los tejos? No, no, no, no... yo ya tenia a Aren y estaba más que satisfecho.

Me había pillado... era cierto: a la gente normal no se les castiga, simplemente se les hecha a la calle y punto.- Bueno... dije poniéndome rojo por la situación la verdad... es que... a ver... - entonces me cortó mi explicación y continuó hablando- bueno... es que haber... Alexander está en Brontë... de hecho es un alumno más... como tu y como yo... yo no soy más que su sirviente...

Estaba realmente avergonzado

Alzó ambas cejas. El piscis explicaba quién era su jefe. Sonrío de lado al descubrir que se encontraba en el Palacio. Y ensanchó su sonrisa cuando le dijo que era un alumno más, como él o como el piscis. Kettleburn añadió algo, casi en un susurro. Si Lyam no hubiese estado tan cerca de él, no lo hubiese escuchado. Pero como estaba cerca, la información llegó a sus oídos sin dificultad. Sirviente. Ese era el trabajo de Kettleburn.

- ¿Un alumno más? - Desorbitó un poco los ojos -. Pues para tener a alguien como transportista y mensajero - volvió a guiñarle un ojo al piscis - debe de tener muchísimo dinero. No sé, es algo que no todo el mundo puede tener.

Se echó el pelo hacia atrás y frunció ligeramente el ceño

- Aunque, bueno, si se trata del hijo o nieto de alguien importante, tendría sentido. - Se encogió de hombros y dejó escapar una risa -. ¿Te imaginas que fuese el hijo de algún jefe? Eso sería... ¡Ni tan siquiera sé qué sería!

Clavó su vista en el piscis, sonriente.

- Bueno... si... tiene mucho dinero, me dijo que es noble. De Cáligo, más concretamente.

-Eeeee... bueno... a decir verdad... se parece un poco al lider caeruleus... no en la forma física, pero sí en la mental... un poco, solo...no te aconsejo que te acerques mucho al líder Darvenwish - "no quiero compartirlo con nadie mas" pensé- es un poco "especialito", es decir... no es una persona que caiga bien con el paso del tiempo. Pero sin embargo, yo me llevo especialmente bien con el.

-El caso... dejemos de hablar de mi, ¿no? ¿y tu? ¿no tienes nada que contarme? es decir... a ver... deja que te pregute algo... por ejemplo... ¿eres mestizo? o tienes algún trabajo? quizás estudies...- apoyé mi barbilla en mis manos y mis codos en mis rodillas, esperando ansioso conocer algo más sobre este carismático joven.

Asintió varias veces, con una sonrisa en la cara. Un noble de Cáligo. Tendría que apañárselas para encontrarse con ese tal Alexander. Con él y con Aren Darvenwish, claro. Si el noble de Cáligo era interesante, el líder lo era aún más. Y, a pesar de lo que decía el piscis, se acercaría al líder. Sabía cómo tratar con gente de altos cargos, así que no tendría problema.

- Comprendo, comprendo - Sonrió -. No me acercaré entonces al líder caeruleus. Si es así como dices, lo mejor será mantenerse alejado de él. Aunque, no sé, si se lleva bien contigo, a lo mejor también puede llevarse bien conmigo, ¿no?

Iba a preguntar más cosas sobre el líder de Cáligo, pero el piscis se le adelantó. Lyam frunció ligeramente el ceño, y apretó los labios. No tenía nada que contarle. Él no era la persona que repartía información. Ese papel lo tenía en esos momentos el piscis. ¿Por qué tenían que cambiarlo?
Suspiró. No le gustaba hablar de su vida privada. Mucho menos de su vida familiar. Pero si quería que el piscis siguiese hablando, tendría que rebajarse y responder.

- Trabajo. Soy transportista

Esa pregunta no le molestaba, así que la respondió primero. A fin de cuentas, ni tan siquiera decía la verdad. Esbozó una pequeña sonrisa. Ahora la respuesta a la otra pregunta.

- No sé si soy mestizo o no. Sé que mi madre es chrysos. Nada más.

Miró a Kettleburn de reojo. Con un poco de suerte, dejaría de hurgar en temas que no le incumbían.

Lo vi con una sonrisa picarona. No... no creo que se lleve bien contigo... solo le gustan los rubios. dije echándole la lengua, gracioso.

Me dijo que era transportista
-¿trabajas en mi empleo imaginario? jajaja que casualidad.

Arqueo una ceja ante su última frase. (FDR: ¿lol?) que diantres le pasó a su padre? no sabe lo que es? hola razocinio?
Me doy la vuelta sobre mí mismo, dejando que mis piernas queden colgando por la parte de fuera del Palacio.

-¿como que no sabes que era tu padre? ¿que diantres? eso no tiene ni pies ni cabeza....

- Me teñiré de rubio para la próxima - masculló, con una sonrisa torcida en el rostro -. Y sí, soy transportista. Ya ves. ¡Seré algo como tu alter ego o cómo se diga eso...!

Dejó escapar una leve risa.
Miró al piscis de reojo, con el ceño fruncido. Ahora que Kettleburn había cambiado de posición, podía ver la cicatriz de su oreja. Pensó que ya podía preguntárselo, pero el piscis decidió seguir hurgando en temas que no le incumbían lo más mínimo. Lyam apretó la mandíbula. Y frunció más el ceño. Esas preguntas le molestaban. Le ponían de mal humor. Apretó los puños. El piscis no podía verle, así que podía dejarse de sonrisas falsas. Al menos de momento. Cuando se girase ya volvería a fingir.

- Claro que tiene sentido. Ni mi madre lo conoce - murmuró -. Y si ella no lo conoce, yo tampoco puedo conocerle, ¿no? ¿Tiene eso más sentido?

- No intentes copiarme, chavalin... que una copia nunca superará al original... tu pelo no tiene nada que hacer contra el mio jajaja.

-Si, creo que está bien dicho... ajajaj bueno pues entonces hazte pasar por mí una temporada y aguantas tu al pesadito de Alexander unas semanas mientras yo me tomo unas vacaciones. Jajaja.

-¿como que tu madre no lo conoce? eso tiene menos sentido aún... es decir... sabes como funciona eso de tener hijos? en plan: una mujer y una hombre se acuestan, hacen cochinadas y voila! feto en camino! no se... bueno... tu madre tuvo que hacerlo con uno fijisimo... ahora que ni ella misma se acuerde... - la única opción que se me pasaba por la cabeza era que su madre fuese puta... pero no le iba a decir a una persona que acababa de conocer: "olle, tu madre es puta, ¿no?"... porque entonces me tiraría por la ventana abajo...