Pasillos

Camino por los pasillos con prisa. La verdad es que no estoy yendo a ningún lugar en concreto, pero la frustración por no poder quedar con Jager para transmitirle la nueva información tan fácilmente hace que no pueda controlar la velocidad de mis piernas, como si ellas se encargaran de desgañitar mis pensamientos con largas zancadas. En mitad del pasillo, sin embargo, me detengo al toparme con un desconocido. Es un hombre alto de raza claritas al que no me había topado antes ni por asomo (y vaya si no).

- Hola -digo con cierta cautela, evaluándolo.

Frunzo el ceño al instante. Ahora no podré seguir caminando al azar, si bien lo pienso, y tendré, en su lugar, que ponerme a charlar con un desconocido. Espero que al menos no sea un pesado.

Una presencia en los pasillos distinta a lo habitual sacó a Corbin de sus reflexiones. Se trataba de una persona que, por su actitud y vestimenta, no parecía en absoluto un miembro del servicio. En un principio el joven creyó que el azar le había llevado a encontrarse con alguien de su propia raza, pero algo no cuadraba, pues su piel era demasiado pálida.

Cuando se acercó más y pudo apreciar la opacidad de sus ojos entendió que debía tratarse, sencillamente, de una chrysos morena. La observó con curiosidad, sorprendido de su saludo, pero no tardó en responder.

- Buenos días -habló, con voz sosegada. Sin embargo, no añadió nada al saludo, y esperó a que ella, que se le había acercado en primer lugar, abriera un tema de conversación.

"Maldición", pienso para mí, desagradada por la respuesta del claritas. Desde lueog, me he lucido al halarle. Ahora tendré que buscar una conversación amigable para no quedar como una rara, aunque al menos podré utilizar esto para averigüar algo sobre él.

- Soy Alehyss Lester -le digo sin demasiada amabilidad-. ¿Has llegado hace poco? No te había visto antes por aquí.

En mi cabeza repito mis propias palabras con rintintín. ¿Se puede ser más sosa acaso? Como Jager me viera así se reiría en mi cara sin duda. Al menos el tipo este no parece tan descerebrado como Dehnel, y, si lo es, al menos es más calladito.

Corbin parpadeó un momento. ¿Entonces era eso? ¿Socializar? Bueno, de alguna forma, para eso estaba allí, ¿no? Aunque la chica no era precisamente el prototipo de persona sociable, al menos a primera vista. Sin embargo, Corbin no tenía el menor inconveniente en aprovechar la ocasión.

- Corbin -dudó un momento antes de decidir si decir o no su nuevo apellido, pero al final decidió guardárselo. Tampoco era tan importante, y aún no se había acostumbrado del todo a él-. He llegado hace apenas unos días, y si te digo la verdad eres la primera... -Dudó un momento- ...guerrera a la que veo por aquí. Imagino que la gente está ocupada.

Metió la mano derecha en el bolsillo de su pantalón y palpó las manoplas. Sí, él también debería ponerse a entrenar o perdería sus costumbres.

Enarco las cejas. No es de extrañar que sea de las primeras personas que ve si ha llegado hace poco, pues con el tema de Silvanus y de Adela el palacio ha estado algo extraño últimamente, pero tanto como la primera. Es lo que me faltaba. Si tengo mala suerte, tendré que enseñarle el lugar.

- Últimamente estamos pasando por ciertos acontecimientos, digamos, inusuales, así que supongo que cada cual estará un poco a lo suyo. Un placer pues, Corbin...

Lo miro de abajo arriba. No es la clase de personalidad que me esperaba de alguien como él. Lo esperaba más activo.

- Espero que las cosas se arreglen pronto. Debe de ser difícil para alguien que acaba de llegar acostumbrarse al extraño ambiente que reina ahora mismo.

Su silencio me causa cierta sospecha, aunque no sé bien el motivo.

Corbin asintió a sus palabras. Debían de haber estado ocupados, entonces.

-Si soy del todo sincero, debo decir que estoy acostumbrado a poca compañía, así que tampoco es una para tanto -se encogió de hombros-. Pero un lugar tan grande y tan vacío resulta un poco... Inquietante -paseó la mirada alrededor, como buscando algo-. ¿Y cuánto tiempo dices que llevas tú aquí?


La chica parecía algo incómoda, aunque Corbin no entendía por qué. Intentando resultar algo más amigable, dibujó en sus labios una pequeña sonrisa de cortesía. Se preguntaba si la joven de verdad quería hablar sin más o si estaba rodeando alguna cuestión escamosa.

¿Acostumbrado a poca compañía? ¿Acaso vivía en una cueva? Aunque eso me explica su parsimonia y tranquilidad. Además, yo misma suelo sentirme mejor cuando estoy sola, así que tampoco es tan extraño que una persona lo comparta.

- Algo más de un año -le respondo-. Poco más.

Si bien no respondo a su sonrisa, relajo algo el gesto. Quizás esté siendo muy agresiva y, al fin y al cabo, yo he sido la primera en hablar. Le debo, por lo menos, educación por haberlo detenido en mitad del pasillo.

- ¿Has leído el aviso con la restricción de horarios? -pregunto, mirándolo fijamente.

Un año viviendo en Brontë. Corbin arqueó las cejas un momento. O muy perdido estaba, o debía de ser una de las primeras personas que había llegado al Palacio tras el aviso. De todas formas si, como parecía, era de Lumen, habría tardado poco en llegar. La pregunta de ella lo sacó de sus cálculos cronológicos.

- ¿Restricción de horarios? ¿Horarios para qué? -frunció el gesto, sin tener la menor idea de qué hablaba. Volvió a mostrar su escueta sonrisa-. Recuerda que no llevó mucho aquí... -añadió.

- Hace poco han sucedido cosas... Un alumno ha desaparecido y no se sabe su paradero.

"Tampoco si está vivo o muerto" pienso mientras hablo. Si bien me niego a mí misma que Silvanus haya muerto, tras el asesinato de Adela las cosas se han complicado algo más en mi cabeza.

- La cuestión -continúo- es que mientras investigan nos han puesto restricciones en las entradas y las salidas del palacio para evitar más accidentes-. Clavo mis ojos en él-. Hay un cartel en el tablón de anuncios. Sígueme y te lo mostraré.

Comienzo a avanzar por el pasillo hasta ver que me sigue. Lo llevo entonces hasta el tablón mientras le resumo un poco la desaparición del piscis.

*se van*

FdR- Lo siento, pero me van a robar el pc u.u
Tienes un mp mío.

Paseo por los pasillos cabizbajo. Acabo de leer el anuncio que han colgado los líderes y, pese a que no conocía a la mujer que ha fallecido, no puedo evitar sentir una mezcla de pena y nerviosismo. No me explico cómo pudo alguien haber hecho algo así en Palacio. Se supone (o al menos yo suponía) que aquí se reúnen líderes poderosos y un gran número de personas con habilidades para la lucha (aunque yo no he visto a ningún líder y solo me he encontrado a dos guerreros). ¿Cómo pudo, entonces, colarse un asesino? Por lo que dice en el anuncio, no parece que fuese un alumno, así que... ¿cómo pudo ocurrir? Y lo mismo para la desaparición del piscis al que buscaba la chrysos morena. ¿Cómo pudo ocurrir?

Suspiro y niego con la cabeza, alejando esos pensamientos de mi mente. Mentiría si dijese que no estoy preocupado por ambos asuntos, pero es mejor pensar en otra cosa. De otra forma, mi preocupación irá en aumento y yo no quiero eso. En tiempos difíciles no hay que olvidar el optimismo.

*camina*

Corrí por los pasillos como alma que lleva el diablo, saltando por los doseles de las puertas, agarrándome a las lámparas, todo era poco para poder acelerar mis movimientos. No sabía bien que buscaba pero, como siempre, estaba buscando algo. Los hechos ocurridos estos días en Brontë mpezaban a preocuparme y, tras el último aviso, había optado por quitarme las máscara y mantener solo media cara tapada por la ropa -al menos durante la noche-. Quería saber, encontrar algo, alguna respuesta. Brontë era un palacio poderoso y poderosos eran los que allí vivían, ¿tan temibles eran nuestros enemigos que podían degollarnos en plena noche? Una punzada de miedo hizo que me desconcentre al querer agarrarme a un marco de un ventanal y me obligó a caer al suelo, por suerte, mi habilidad en movimiento me ayudó a caer como un gato, boca abajo y con las cuatro extremidades sobre el suelo.

Me puse en pie alerta y me di cuenta de que, frente a mí, caminaba el nómada feliz. Al conocerle refrené la acción de llevar mi mano al kunai. Hacía tiempo que no me tpaba con él y la verdad, me alegraba de verle. El podía tener algo de lo que buscaba.

—Hola —Saludé, seco. Nunca se me había dado bien hablar por hablar, pero sabía que aquí quedaba algo raro. —Buenas noches... O regulares —Acerté a decirle, parado frente a él.

No me doy cuenta de que el piscis Follow (o piscis ninja Follow) está en el mismo pasillo que yo hasta que cae del techo a escasos metros de mí. Enarco ambas cejas, sorprendido tanto por su sigilo como por la velocidad con la que se pone en pie, y avanzo un par de pasos con una sonrisa dibujada en la cara. De alguna forma, me alegro de verle. No en vano, junto con la chrysos morena, es la única persona de Brontë que conozco, así que a lo mejor puedo tener una conversación con él.

Ensancho la sonrisa.

—Hola — respondo. Luego, tal y como ha hecho él, añado —: O regulares noches, como tú dices... — Reprimo un suspiro y clavo mis ojos en su rostro —. ¿Cómo te... encuentras? ¿Has conocido a mucha gente? Hace bastante que no nos vemos.

Durante un segundo, por mi mente se pasa la idea de que él conozca a la mujer que acaba de fallecer, pero prefiero no mencionar nada del tema. No es agradable.

FdR. roleo pausado. mañana terminamos >_<
(sorry!)

Cuando el flamma me saludó pude verle la sonrisa feliz en la cara que delataba que seguía tan bobo como siempre. Pero era alguien a quien veía por segunda vez al menos con lo que me resigné a que esa era su natualeza.

Cuando preguntó por mí y por si había conocido gente me quedé en silencio un momento.

—Me encuentro en buenas condiciones —Respondí como si se tratase de una pregunta de estado —He conocido el nombre de algunas personas, pero todavía no conozco a nadie —dije con condescendencia. Luego me quedé en silencio y traté de alargar la conversación. —¿Has oído lo del ataque a la anciana? —Pregunté con el mismo tono neutro aunque algo de preocupación.

Por lo que dice, parece que no ha tenido tiempo (u ocasión) para entablar conversación con los miembros de Palacio, aunque sí que sabe cómo se llaman algunos. Suspiro. Eso es, más o menos, lo que me pasa a mí. A fin de cuentas, yo conozco el nombre de tres guerreros, pero solo sé cómo son dos de ellos.

—Me alegro de que estés bien — digo, sonriente —. Yo tampoco he tenido oportunidad de hablar con mucha gente — Me encojo de hombros —. Aparte de a ti, me he encontrado con una chrysos morena, que me ha hablado del piscis desaparecido, pero nada más — Dejo escapar una carcajada —. A veces creo que la gente me evita, pero luego pienso que eso no tiene sentido porque aquí todos somos compañeros y todo eso. ¡Será que están ocupados!

Ensancho la sonrisa antes de que él vuelva a hablar. Entonces desvío la mirada, recordando el anuncio sobre el ataque, y suspiro y asiento con lentitud.

—Lo he oído, sí — susurro. Lo miro de reojo —. Y, si te digo la verdad, me ha preocupado un poco. A fin de cuentas, se supone que este es un lugar seguro... Me pregunto cómo pudo ocurrir algo así.

El ataque de Darvenwish había sido excesivo. ¿Cómo se había atrevido a dejarla a medias? ¿Qué se le habría pasado por la mente? El caso es que la Capitana se pasó los dos últimos días encerrada en el baño de las chicas, cantando canciones sobre el mar, y sobre amores perdidos, mientras decenas de botellas rodaban por el suelo del mismo. Borracha como una cuba, por semejante ataque a su integridad, pero sobre, todo, por la más pura y absoluta desesperación por no haber podido ser capaz de librarse de tales marcas en su cuerpo, aquel hechizo del líder que la había traumado tanto.

Al final había decidido salir del baño, tambaleante, borracha como nunca y cargando botellas vacías para rellenar en el comedor. Pasó al lado de dos chicos y los empujó con furia- Laaarrgo de mi camino enquenques- digo casi calléndose hacia un lado y teniendo que apoyarse en la pared para no desmorrarse. los volvió a ver y reconoció a uno- tu, maldito... cosa tu eres uno de esosh fantasmas que me encontré por el pasillo aquella noche. Eresh un cobarde, una nena que no tiene huevos, cojones, melidres, como quierash llamarlo para enseñar su cara- dijo dándole un empujón y casi callendo encima de el- NO ME TOQUES, no te he dado permiso para que me toquesh - dijo encabritada y, hundiéndose bien el sombrero en la cabeza, se fue, de nuevo, a rellenar sus botellas, para continuar con su decadencia producida por aquella desesperación que el líder Darvenwish le había causado ya hace tanto tiempo. - ME VOY A LARGAR DE ESTA MIERRRDA DE SITIO - dijo mientras caminaba con las piernas torcidas y haciendo eses- ME IRÉ AL PURGATORIO- dijo enfadada, chillándole al aire, haciendo referencia al nombre de su barco.

Se va*

Que el flamma se alegrase de verme bien me pareció un poco raro, ¿qué más le daba si estaba bien o me partía una pierna? Tampoco nos conocíamos tanto. Miré hacia otro lado con desdén cuando acabó su frase, si él estaba bien pues vale, no es de mi incumbencia si conoce gente o no.

Lo miré con curiosidad cuando dijo que pensaba que la gente lo evitaba y luego me paré a ver su aspecto general. Pues oye, igual era por su aspecto de perdedor, pero no parecía mal chico.

—Si no quieren encontrarte es que no obtendrás nada bueno de ellos —Dije reafirmando mis creencias en el destino. —Yo no he hablado con nadie porque una vez conozco su nombre me parece suficiente. Si me los vuelvo a topar entonces daré por sentado que debo conocerles —Afirmé con las manos en jarra y la mirada determinante.

En cuanto me respondió a la anciana pensé en confesarle que yo también estaba algo preocupado, pero entonces apareció la mujer del día de los pasillos gritando como una Mecña malherido y tambaleándose. Nos empujó y retomé la guardia al momento.

—¡Oye, loca borracha! —Grité sin miedo a las repercusiones de una mujer tan fuera de sus cabales. Entonces se abalanzó sobre mí, cayéndome encima y yo aparté a Seth por si la mujer se ponía violenta, seguro que no sabía ni esquivar un golpe con esa cara redonda que tenía.

—Yo cubro mi cara, pero no me emborracho para enfrentar a los otros —Reproché empujándola para que continuase su camino. Me había puesto un poco nervioso, pero cuando se fue gritando me relajé bastante. Miré a Seth con el ceño fruncido y limpiándome el pecho de los restos de alcohol.

—¿Estás bien? —Antes me dio igual si lo estaba porque no tenía que ver con mi vida, pero ahora habíamos enfrentado la amenaza juntos y era mi deber preguntar.

Escucho a Follow con interés. Su idea sobre las relaciones personales y sobre los encuentros con la gente es, cuánto menos, curiosa. O al menos a mí me lo parece. Nunca antes me había encontrado con alguien que opinase que el encontrarse por segunda vez con una persona sea sinónimo de que deba conocerles.

—Curiosa forma de pensar — admito —. Dicho así, parece que no crees en las casualidades...

Voy a añadir algo más, pero, antes de que pueda pronunciar palabra, una piscis a la que no he visto antes irrumpe en los pasillos. Su forma de caminar y su actitud agresiva, así como el hedor que desprende, hacen que piense que no está sobria. Frunzo el ceño cuando nos empuja y nos grita, pero, cuando casi se cae, mi expresión se relaja. Me planteo si debería ayudarla a llegar a los dormitorios o no, pero descarto la idea en cuanto se abalanza contra Follow, que me aparta hacia un lado. Desde mi nueva posición, escucho sus gritos sin tener muy claro qué decir. Por lo que parece, ambos se conocen de antes.

—Eh... Señora, por favor, no debería... — comienzo a decir en cuanto Follow la empuja. Antes de terminar la frase, la mujer abandona el pasillo.

Suspiro y miro a Follow, que me habla.

—Estoy bien. Eh... Gracias — Esbozo una corta sonrisa y me acerco a él. Luego frunzo ligeramente el ceño y desvío la mirada hacia el lugar por el que la piscis se fue —. ¿Quién era?

Cuando el nómada respondió que se encontraba bien asentí con la cabeza y, cuando dio las gracias, le miré durante unos segundos para luego volver a asentir. Ya los gritos de la lunática piscis no se escuchan por el pasillo cuando me di la vuelta tras la pregunta de Seth.

—Es una pirata loca. Me la encontré por los pasillos hace días y dijo un montón de sandeces. Parece que su vida no ha mejorado mucho —Dije la última frase más apra mí que para Seth volviendo a girar la cabeza para contemplar el pasillo ahora vacío. Volví a ver al flamma sin saber bien qué decir.

—Creo que es tarde —Comenté mirando la oscuridad de las ventanas para informar a mi bobo compañero. Supuse que, al menos de eso, se habría dado cuenta.

Asiento al escuchar las palabras de Follow. Por lo que dice, la mujer que acaba de pasar es una pirata. Nunca había visto a un pirata porque, claro, no hay piratas en el desierto porque no hay mar. Me pregunto qué hará un pirata en Brontë. ¿Querrá ser un guerrero? Es extraño. Al menos un poco. Yo siempre he pensado que los piratas solo robaban y navegaban, así que no entiendo qué hace ahí ella. ¿Será que quiere cambiar su mala vida y bebe para olvidar sus crímenes? Quién sabe.

—Vaya por Mithos — murmuro. Clavo los ojos en los de Follow —. Espero que su vida mejore... Si va a ser nuestra compañera, será mejor que dé un pequeño giro a su vida — Sonrío —. A fin de cuentas, tenemos que ser unos buenos compañeros si queremos servir de algo.

Ensancho la sonrisa y observo al piscis. Cuando vuelve a hablar, desvío la mirada hacia la ventana y asiento.

—Es bastante tarde, sí. O eso parece, claro.

Fruncí el ceño con cierta desaprovación. ¿Qué más nos daba si su vida mejora o no? Ella tendrá qe llevar cuenta de ello. Me crucé de brazos y miré a Seth como queriendo saber qué pasaba por su cabeza desértica.

—Pues yo espero que se de con un canto en los dientes y aprenda a ser una mujer decente. Ella sabrá lo que hace con su vida, pero si, según parece, debo cruzarme con ella de nuevo, solo espero que la explicación para nuestro encuentro sea una buena lección que aprender —Indiqué con seguridad y cierta preocupación. Era la segunda vez que veía a esa mujer por los pasillos y nos enfrentábamos y eso solo quería decir que algo en ella me deparaba. Menuda molestia.

—Debería acabar las cosas del día y descansar y tú también —Dije a Seth imitando el tono autoritario de mi instructor. —Ya nos volveremos a ver, nómada, ahora que sé que tienes algo que aportarme —Me despedí y pasé de largo en el pasillo y, tras varios pasos, recordé en medio de qué nos había interrumpido la mujer. Giré un poco la cabeza, lo suficiente apra verle de refilón.

—Ah, nómada, no creo nada en las casualidades —Dije con firmeza necesitando dejar aptente ese hecho. Acabada mi frase di un salto y desaparecí por los pasillos.


FdR: ¡Follow salvaje ha huido!

Parece que a Follow no le gustó demasiado lo que dije. Tuerzo la sonrisa y me encojo de hombros mientras él comienza a hablar. Evidentemente, ella es dueña de su vida, pero aún así no puedo compartir la idea de que "se de un canto en los dientes". A lo mejor soy demasiado bobo, pero creo que, si necesita ayuda para, no sé, superar su aparente adicción, lo menos que un compañero podría hacer es brindársela. Pese a nuestra discrepancia, no puedo evitar alzar ambas cejas al escuchar sus próximas palabras. Parece convencido de que va a encontrarse con ella de nuevo y eso me recuerda a lo último que dije antes de que la picis apareciese.

Frunzo el ceño, pensativo, y observo a Follow en silencio antes de que él vuelva a hablar. Entonces parpadeo y asiento un par de veces. Sonrío.

—Oh, sí. Suerte con eso y ya nos veremos — Ensancho la sonrisa y contemplo cómo se va durante unos segundos. Luego desvío la mirada hacia la ventana y asiento. Cuando su voz llega a mis oídos de nuevo, alzo las cejas y vuelvo mi vista hacia él, justo antes de que dé un salto y desaparezca de mi campo de visión.

Parpadeo. Luego río. Al final era cierto que no creía en las casualidades. Antes de abandonar los pasillos, pienso de nuevo en su curiosa forma de pensar y en su aparente creencia de que el destino lo controla todo.

*se va*

Llevaba pocos días en el Palacio, pero se estaba acostumbrando bastante rápido a lo que significaba estar allí. En parte extrañaba su tierra natal, pero los enormes exteriores a su alrededor eran casi un paraíso para ella y para Khan, que a ratos mordisqueaba a su compañera para que le acompañase a revolotear un rato, aunque ella no lo hiciese. Hace un par de días había tenido una agradable noche con Nagore, con quien conversó hasta que el sueño les venciera. Como era más resistente, despertó primero y siguió dando vueltas, buscando qué hacer.

Eso la llevó a conocer el tablón de anuncios, y endurecer su semblante. No tenía idea de lo que había pasado antes de su llegada, pero no parecían ser cosas buenas. Si hubiera estado antes habría dado todo por ayudar...pero no valía la pena martirizarse por cosas que quizás estaban destinadas a suceder. Guiada por esos pensamientos caminaba lentamente por los pasillos, mirando a ratos el horizonte que se repetía por las ventanas. Khan volaba a un par de metros sobre ella, tratando de superar su propio record de altura. - No te esfuerces tanto, Khan...tus alas aún son pequeñas. - El dragoncito protestó y Lynth sólo atinó a reír - Ok, ok...lo siento...

Se detuvo frente a una de las enésimas ventanas y tomó aire. Suspiró.

*Se queda*

La charla con Dehnel me ha puesto suficientemente de mal humor como para que no sepa elegir mi siguiente destino. Nada más entrar en el palacio me pongo a dar vueltas por los pasillos, frutrada y malhumorada. Todo iría mejor si al menos no hubiera toque de queda, pero ni siquiera puedo ausentarme de palacio sin que nadie se entere. Tendré que buscar pronto, en cuanto reciba órdenes de Jager, un motivo para salir de palacio...

Caminando por los pasillos mientras maldigo mentalmente a toda la raza flamma me encuentro a una de sus integrantes. Me detengo un segundo. Jamás la había visto, aunque por su porte y aspecto bien podía ser hermana de Dehnel. Lleva con ella un pequeño dragón rojo.

- Buenas -murmuro con cautela, mirando de reojo a los dos.

FdR- Quizás sea algo desagradable XDU Gomen...

FDR: Daijobu xD, traté con peores en RE (?)

Una voz hace que la hija de Aleki se voltee y observe a quien le habla. - ¡Hola! - dijo animadamente, aunque aquella euforia se convirtió en cautela cuando vio que...no se veía con muy buen humor - ¡Es un placer conocerte, me llamo Lynth y...soy nueva aquí! - Se terminó rascando la nuca con un tanto de verguenza y timidez, sonriendo ampliamente de nuevo. - Él es mi compañero Khan - apuntó con los ojos hacia arriba, al dragoncito que movía una pata descoordinadamente respecto a las demás para demostrar su saludo. - ¿Cuál es tu nombre? - preguntó amablemente.

Relajo un poco mi actitud en cuanto la escucho. Parece que no todos los flammas son unos insoportables (si bien el único insoportable es Dehnel, realmente).

La muchacha dice llamarse Lynth. No puedo precisar exactamente su edad, pero parece más joven que yo. Todavía tiene esos rasgos que hacen notar que alguien está en la adolescencia. Me presenta, además de a sí misma, a su compañero (o mascota, según quién lo mire) Khan. El animal parece saludar.

- Soy Alehyss Lester -. Miro a la flamma fijamente, pensando en algún tema que sacar para que la conversación no se quede aquí sin más-. Has dicho que eres nueva, ¿no? Supongo que ya te habrás enterado de la súltimas noticias por el tablón de anuncios, así que pasaré a un tema menos formal. ¿Conoces ya las instalaciones?

No es que la chica me haya encandilado, pero mostrarme "amable" es mi forma de disculparme por el mal humor inicial, pues lo sucedido antes de nuestro encuentro no ha de ser su culpa.