Pasillos

Es un placer conocerte, Alehyss - dijo con la tranquilidad de que poco a poco iba surgiendo más gente para conocer...no es que todos estuvieran escondidos como ratas, ¿o si? Algo había leído del tablón, pero no le había quedado demasiado claro al ser tan nueva. Supuso que después se enteraría por el desarrollo natural de las cosas. - Sí, me encargué de conocer todo antes de hacer cualquier cosa - dijo vanagloriándose indirectamente de su resistencia, mientras Khan se posaba en su hombro cual paloma - ¿Cuánto tiempo llevas aquí? - preguntó interesada, tratando de continuar el buen hilo conversacional que sostenía con ella.

- Algo más de un año -respondo a su pregunta, sin dudar un segundo, pues no es la primera vez que la respondo últimamente-.Fui una de las primeras personas en llegar aquí, así que supongo que, como compañeras que somos, podré ayudarte en alguna cosa si lo necesitas.

Pese a mi ofrecimiento, que es real, espero que no necesite demasiada ayuda, pues no puedo dedicar todo mi tiempo a los más necesitados.

La miro con curiosidad. Más que hablar de mí, me interesa ella. Al fin y al cabo, aunque yo estoy al día en Brönte, seguramente ella sepa más de lo que pasa fuera ahora mismo que yo.

- ¿Puedo entrometerme preguntando por qué has decidido responder a la llamada viniendo a este lugar?- inquiero, con cierta delicadeza. No a todos les gusta que un desconocido se entrometa en sus vidas.

A mí, por ejemplo, no me gusta.

Amplió por unos segundos su sonrisa - Te agradezco tu ofrecimiento. Tú también puedes recurrir a mí si lo necesitas - Se cruzó de brazos con una sonrisa un tanto infantil - Aunque no sé si pueda ser de mucha ayuda - Finalmente se encogió de hombros y tomó aire para botarlo en un lento suspiro. Odiaba tener que hacer eso siempre que tuviera que hablar de su pasado, pero todavía no se acostumbraba a conversarlo como si nada. - Hace dos años, mi madre fue llamada por los altos mandos de Ignis para una misión secreta. Y aún no ha vuelto...-bajó la mirada unos segundos, pero Khan le dio unas lamidas en la mejilla para que se repusiera y contara la parte esperanzadora de la historia - Cuando escuché la llamada, tuve el presentimiento de que mi madre está relacionada con ello. Aquí podré hacerme más fuerte a la par de buscarla. - Culminó con una sonrisa.

¿Su madre llamada por altos cargos de Ignis para una misión secreta? Si algo me ha enseñado Jager es que todo aquello envuelto con altos cargos y misiones secretas es algo, por lo menos, digno de investigarse. Sin embargo mi rostro no cambia su expresión, pues sería una clara señal de mi interés en el tema. Prefiero preguntar por la parte más humana: su madre.

- Siento lo de tu madre -murmuro bajando la vista-. No quería tratar temas tristes... Espero que encuentres alguna pista sobre ella-. La miro fijamente-. ¿No te dijo nada sobre la misión que te hiciera relacionarla con este lugar?

Me esfuerzo por que la mirada que le dedico parezca suficientemente compasiva como para que parezca que la comprendo, pero no tanto como para que crea que me da pena.

Zacharyas caminó por los pasillos con el libro a buen recaudo, bajo su capa, sabiendo sin duda alguna a qué lugar quería acudir. Sin embargo, en mitad de su travesía, se encontró con dos mujeres, guerreras de Brönte, y se detuvo un escaso segundo, pues ya había decidido que no se iba a parar a hablar con nadie en esos momentos.

Nunca había hablado con ninguna, aunque sí que había visto alguna vez a la chrysos de piel morena.

- Buenas tardes -les dijo, sonriendo vagamente.

Eso bastaba, así que tras asentir como saludando, siguió caminando hacia su destino, sintiendo como si aquel maravilloso libro palpitase en el bolsillo de su capa, como un templado corazón sin cuerpo que latía junto al suyo deseando ser abierto.

*se va*

Negó con la cabeza mostrándole un semblante nostálgico, que no alcanzaba a ser triste. Al hablar demasiado de su madre las lágrimas corrían con facilidad, pero ahora estaba soportando muy bien aquellas ganas. No se notaban en lo más mínimo ni en su voz ni en su mirada - No te preocupes, tengo que enfrentar esto tarde o temprano. Ella misma me decía que las cosas malas se enfrentan mejor estando en compañía de alguien - Rió ínfimamente y se picó el cuello para que Khan se frotara en él como en un ronroneo, aunque mucho más escamoso - No, dijo que no me podía decir nada. Simplemente me avisó, tomó sus cosas y se marchó.

No llores, Lynth, no llores...

- Buenas tardes - dijo respetuosamente al hombre que pasaba y le siguió con la mirada hasta perderlo, devolviéndose a la chica de pelo negro esperando que no fuera una falta de respeto para ella.

Parece que no podré sonsacarle nada sobre la misión de su madre. Es una pena, porque si tuviera algo que ver con Brönte quizás tuviera también que ver con algún asunto interno del que los líderes no nos han hablado. Es bien sabido que el que maneja información hoy en día, maneja el mundo.

Veo pasar al caeruleus de las capas y lo saludo con un gesto. Tendré que hablar con él próximamente, pues lo he visto varias veces y todavía no hemos socializado. Además su semblante pálido y ojeroso es algo sospechoso. Quizás él...

Regreso mis ojos opacos a la flamma y guardo silencio unos segundos. Supongo que tras tratar el tema de su madre, para que no parezca que solo quiero información, tengo que parecer amable y animarla. Me cargo de energía, pues para mí es difícil ser amable sin más, especialmente los días que no estoy de muy buen humor.

- Si consigo saber cualquier cosa sobre algo relacionado con ella te lo diré, lo prometo. Ahora que estás aquí, rodeada de gente con ganas de ayudar, seguro que hay muchas más posibilidades de que averigües algo.

Quizás haya sonado algo ñoño de más... Espero que no.

Sus palabras parecen animar más a Lynth, quien asiente y acaricia la cabeza de su amigo con forma de bestia - Gracias. Pero no conseguirás nada diciendo "la madre de Lynth" - bromeó y continuó - Ella se llama Aleki Von Schwarz. - Se llama, sí. Su caída durante la misión no era una posibilidad a considerar por su parte, por muy latente que estuviese, pero le tenía fe. Confiaba ciegamente en que su madre estaba viva en algún lado.

Me da el nombre de su madre, por suerte. Aunque no me pueda aportar mucho sobre ella, quizás sí tenga su nombre algo que decir a alguien entendido. Al fin y al cabo, se supone que se trata de alguien que recibió órdenes de los altos cargos de Ignis, así que debe de ser conocida. Quizás la líder flamma...

- Te ayudaré en lo que pueda. De verdad deseo que puedas encontrarla.

Miro a la chica fijamente. La verdad es que no estoy segura de qué decirle ahora. Un tema tan intenso como lo es este no tiene nada que hacer contra el tiempo o lo bonitas que son las flores... Frunzo el ceño, buscando algo de semejante interés para alguna de las dos.

- Nosotros también buscamos a alguien -digo al fin-. Silvanus Kettleburn... Un guerrero de Brönte, amigo mío, diría yo... Ha desaparecido del palacio. No sabemos nada de él desde hace más o menos medio mes.

Lo digo con la cabeza alta y voz monocorde. Es cierto que no he llorado por él, y eso que no sé siquiera si está muerto. Simplemente confío en que no, pero, aunque me preocupa, no me afecta tanto como para parecer triste.

Silvanus Kettleburn...trataré en lo posible de encontrar alguna pista sobre él...¿Saben las circunstancias? - preguntó con seriedad, ya superando paulatinamente el estrés de hablar sobre su madre. Khan se deja caer a los brazos de la pelirroja buscando mimos, y Lynth se lo da sin mirarle. Está acostumbrada a ello.

Niego lentamente.

- No. Está también en el tablón de anuncios, antes de lo de Adela, que supongo que habrás leído. Supongo que los líderes estarán investigando, pero no se sabe si fue alguien de fuera o... Alguien de dentro.

Me retiro un mechón de pelo de la cara mientras pienso unos segundos. Luego continúo hablando.

- Cuento con que pronto nos informen de algo más. Sino lo averiguaré por mi cuenta.

Aquello fue preocupante. Era una posibilidad cierta y generalizada en cualquier investigación que tuviera que ver con un lugar que involucrara convivencias constantes entre individuos pero...resultaba escalofriante sin ninguna duda. De hecho, un escalofrío le recorrió cuando lo escuchó. - ¿O sea que...no debemos confiar en nadie? No sé por qué lo habrán secuestrado pero...no se puede descartar que busquen a otros también...- Tragó saliva y Khan reclamó por las caricias que habían cesado.

Parece que la he asustado. Me apresuro a rectificar un poco.

- A ver, si bien es posible que alguien de dentro haya cometido esto, es complicado que vuelva a suceder con tanta facilidad, pues ahora todos estamos alerta-. Guardo silencio unos instantes. Lo cierto es que yo misma no me creo mis palabras, pues poco después de la desaparición del piscis asesinaron a Adela, pero no tengo pruebas de que ambos sucesos estén relacionados-. Como sea, habrá que tener algo más de cuidado, nada más.

En eso tienes un punto a favor...-dijo apuntando sutilmente a su persona, volviendo a la cariñosa tarea de complacer al usuario de fuego con alitas- Simplemente hay que estar más cautelosos, y denunciar a la primera cosa extraña que veamos, ¿no? - Le sonrió, tratando de aligerar el ambiente.

Asiento lentamente. Parece que por ahora no nos llevamos mal. Es una buena señal para mí, en muchos aspectos.

- Exacto. Yo no veo que vivir todos juntos en un lugar como este sea sano si estamos continuamente desconfiando todos de todos, por lo que supongo que mientras no suceda nada no debemos desconfiar de cada persona. Puede que ni siquiera tengamos al enemigo dentro del palacio.

Que esto venga de mí me resulta casi cínico. Sin embargo, debo actuar de acuerdo con mi papel. Además, los asuntos de Adela y Silvanus no tienen nada que ver conmigo, por lo que, en este caso, yo estoy de parte de Brönte.

Khan le dice que se detenga y la chica Flamma le deja ir, corriendo por ahí e incluso volando, poniéndose a jugar con una mosca que encontró en el piso. Es divertido verle, pero el asunto de su importancia está en frente. Lo que dice tiene muchísima lógica, y así lo entiende su interlocutora - De ser por eso sería mejor cerrar esto y dejar que cada uno vaya por su lado, que es obviamente lo que no queremos...- completó - Mientras no ocurra nada, será mejor mantener una buena convivencia...uno nunca sabe cuándo necesitará aliados - sonríe ampliamente.

Termino su frase, aunque ella misma la ha terminado en su momento.

- O cuando sus amigos son sus enemigos...

Al decir esto, no puedo evitar pensar en Lyam. Es verdad que no sé si el chrysos es la persona a la que busco, pero a cada momento no puedo evitar pensar que así es, haciéndoseme más y más difícil la convivencia con él. Al menos no me lo he encontrado recientemente, lo que me hace tener el tema un poco apartado y estar relajada.

Nuevamente la seriedad se toma aquel pasillo. Lo considera normal, porque al decidir acudir a "La Llamada" tenía contemplada la posibilidad de una mala convivencia o problemas con otros. o incluso situaciones así. Su madre le había enseñado a estar preparada ante todo. - Aparte de a ti he conocido a otra chica...Nagore se llama. ¿La conoces?

Pasaba por los pasillos camino del comedor. Pues estaba muerta de hambre. Había sido un día largo y ajetreado, que me había abierto enormemente el apetito. Iba sumida en mis pensamientos cuando, a lo lejos, vi dos figuras femeninas y un dragón rojo... ¿Tristán? Pronto me di cuenta de que no.

No tardé en distinguir a Alehyss, que hablaba con una mujer pelirroja a la que nunca había visto. Al pasar a su lado, inspiré para tomar valor y sonreí.

- Buenas noches -saludé a la desconocida-. Buenas noches, Alehyss -añadí-. Si ves por ahí a Silvanus, dile que tengo que hablar con él. Hace un par de días me encontré a Tristán solo en el bosque, y no tenía buen aspecto. Aunque al final se fue... En fin, ahora tengo prisa, pero tú díselo, ¿vale? ¡Hasta otra!

*Se va*

Estoy a punto de responder a Lynth cuando la pequeña Massen pasa por los pasillos y me deja un mensaje para Silvanus. Me sorprendo y voy a responderle, pero ella sigue su camino y no tengo tiempo de hacerlo. Me quedo mirándola mientras se aleja.

Es posible que no haya leído el cartel del anuncio, aunque al pensar en ello se me viene a la mente la vez que me contó lo de la carta que leyó Adela... Quizás deba hablar con la niña, pero ahora no es momento. Regreso mis ojos a Lynth.

- ¿Disculpa? ¿Quién me...? Nagore, cierto... No conozco a nadie llamado así, aunque se asemeja al nombre del líder parvus, Nagorr Brumm... Supongo que es coincidencia.

Esperaba la respuesta cuando otra persona se apareció, tal y como antes. Y de la misma forma Lynth saludó. La chica no se veía mala. No, no podía empezar a juzgar por apariencia; aquello era mucho peor...y su madre le regañaría de hacer eso.

Ladeó la cabeza cuando escuchó por fin lo que quería y se encogió de hombros - Pues ni idea...espera...-tronó los dedos- Nagorr Brumm...-su rostro parecía ver sus recuerdos como una película- me preguntó por él, ¿sabes dónde está en este momento? Quiere verlo...

- Es difícil dar con los líderes, especialmente en estos momentos, pero si doy con él le diré que quieres verlo. Generalmente aparecen cuando menos ganas tienes de verlos, pero quizás si corres la voz de que quieres verlo aparecerá. ¿Solo a él quieres hablarle? ¿O te sirve cualquiera?

Me quedo mirándola. La verdad es que lo he visto un par de veces desde que estoy aquí, pero supongo que será mucho más fácil dar con u líder cualquiera que con uno en concreto, pues las posibilidades de toparse con el susodicho se dividen entre siete.

Negó con la cabeza, no porque tuviera que hablar únicamente con él, sino que ella no era la interlocutora adecuada - Si lo encuentras, dile que Nagore lo está buscando. Yo sólo corro la voz por lo que me dijo ella. Yo no necesito hablar con él, a menos que sea para avisarle que Nagore le busca...no sé si me explico bien - se rascó la nuca, y repentinamente Khan saltó a su cabeza como el mejor de los gorros. Sonrió.

- Comprendo...

Quizás lo del nombre no sea una coincidencia, al fin y al cabo. O a lo mejor lo sigue porque le hace gracia llamarse parecido. Quizás nunca lo sepa.

Suspiro y miro a la flamma. No es desagradable. De hecho, incluso me agrada hablar con ella, pero poco a poco el tiempo se me ha ido agotando.

- Bueno, Lynth... Ha sido un placer conocerte. Me gustaría hablar contigo en otra ocasión, pero rogaría que me disculpases ahora, pues tengo algo pendiente que hacer. Si me necesitas en algún momento, házmelo saber.

Quizás demasiado educada. No lo sé, pero no importa.

Lynth sonríe ampliamente, levantando el pulgar derecho en un gesto bastante infantil y confianzudo al mismo tiempo - El placer ha sido todo mío. Y lo mismo digo, si necesitas a una compañera de entrenamiento puedes recurrir a mí. - Aquel pulgar apuntó su pecho, mientras Khan gruñía alegremente, moviendo la cola gustoso de ver que su compañera tenía una nueva amiga.