Pasillos

"Lo cierto es que yo tampoco lo se, Heyl... comprendo que él antes de venir aquí vivía en una familia pobre, y lo tuvo que pasar muy mal... pero de todos modos aquí tenemos todos los gastos pagados. Vamos, que ya tendrá tiempo de trabajar después de... estar aquí...", comenté dejando aquello en el aire, ya que quien sabe lo que pasará...

Tras unos segundos de silencio dije, mientras clavaba mi vista hacia delante: "Bueno, seamos realistas. Hay posibilidades de que no sobrevivamos, así que... ¿para qué ahorrar dinero? Deberíamos aprovechar para vivir plácidamente mientras podamos..."



FdR: muajajaja!!! XDDDD

Asiento a lo que dice Hewina.

- Precisamente. ¿Cuando vivía con su familia no trabajaba y ahora que tiene la vida arreglada se molesta en ello? Creo que debería ser un poco más consciente de su vida -. Comento bajando los brazos para delvolverlos a su posición normal.

Entonces Hewina menciona lo que ya había insinuado y me mantengo en silencio.

- Un ejército en tiempos de guerra no es el mejor lugar para hacerse viejo, no... Además si nos dan todas estas comodidades es bien sabido por qué -Sentencio con sequedad. Pero enseguida retomo una sonrisa agradable. -Quizá la definición de "vida plácida" de ese cabezahueca sea estar quejándose todo el día y simplemente busca excusas para hacerlo -. Bromeo.

"Sí... tienes razón", comento torciendo una media sonrisa.

"¿Y si vamos a buscarle? A lo mejor lo encontramos por ahí haciéndole algún recado a Alexander.", le dije, ya que caminábamos sin rumbo fijo. El asintió, así que nos pusimos a ello, mientras seguíamos charlando.


*se van*

Camino por los pasillos mientras me desperezo.Estoy algo cansada de no hacer nada. Desde que entregué mi cuaderno a Jager ni siquiera puedo recopilar información como es debido, así que me conformo con vagar de un lado para otro.

Atravesaba el pasillo cuando vi a la asesina un par de metros por delante de mí nada más cruzar una esquina. Frunciendo el ceño, sintiendo un leve hervor de sangre al encontrármela, apuré mi paso y abrí la mano derecha en su totalidad con intención de darle una "suave palmadita" en la espalda al pasar por su lado.

Se iba a enterar.

- Buenas tardes, Lester -saludé mientras mi fuerte mano volaba hacia su espalda.

Frunzo el ceño al noar los pasos de Rick a mi espalda (lo he visto por el rabillo del ojo, además no es nada sutil). Si este bismonte se cree que puede atacarme por la espalda como si nada está soñando demasiado.

En un principio me pongo ligeramente en tensión, creyendo que tal vez trate de zanjar de una vez por todas ese misterioso asunto que parece tener conmigo 8algo sobre matarme), pero no oigo el desenvainar de ningún arma.

Justo a tiempo, me doy cuenta de su maniobra. Frunzo el ceño y me impulso hacia arriba, arqueando la espalda hacia atrás. Dado que el ataque ha sido de impreviso, no puedo realizar la acrobacia por completo (un mortal hacia atrás no es sencilllo). Apoyo las manos en su brazo y me impulso de nuevo, dando por finalizado el girco completo y cayendo de pie un paso a su espalda.

- ¿Qué pretendes, Dehnel? -gruño.

Me quedé ligeramente sorprendido con su acrobacia. No me esperaba esa velocidad de reflejos, y aunque conocía de su agilidad por nuestros anteriores combates, no la imaginaba tan grande.

"Escurridiza serpiente", pensé.

Me volví para dar con su mirada. Esbocé una sonrisa.

- Qué acrobacia, Lester. ¿Trabajaste en un circo, acaso?

- Qué gracioso -murmuro seca.

Pese a lo idiota que puede llegar a ser Dehnel, y pese a la horrible relación que siempre hemos mantenido, parece que por el momento ninguno de los dos va a sacar los ojos del otro, a´si que me permito el no hacer ningún gesto agresivo y simplemente lo miro.

Por mucho que me fastidie, y por mucho que nos odiemos, supuestamente estamos en el mismo bando por el momento. Y, aunque odie tratar con él, también forma parte del Palacio, por lo que también debería ser investigado.

Relajé los músculos de mi poderoso cuerpo. Parecía que ella no tenía ganas de asesinar a nadie en ese momento, y, aunque las tuviera, ya ambos sabíamos que acabar conmigo era una misión imposible para su persona, así que no tenía nada que hacer.

De todas formas, todavía me escocía la espalda si pensaba en el último enfrentamiento que habíamos tenido en ese lugar.

De pronto me encontré con que los dos estábamos en un pasillo, inmóviles y silenciosos, y me arrepentí de no haber ido por otro lugar al encontrármela allí.

Fruncí el ceño.

La situación es incómoda. Como esperaba. No se nos puede juntar en un mismo recinto y esperar que no lo sea.

De pronto, moriría por que una tercera persona irrumpiera en el lugar y me diera pie a poder despedirme, pero sería una coincidencia demasiado grandes, así que me conformo con observarlo un buen rato y me resigno a decir algo.

- Además de golpearme a traición... ¿Querías algo de mí, Dehnel? -pregunto con desgana.

No me gustó nada de ella: ni su voz, ni la forma en que me hablo ni cómo pronunció mi nombre. Gruñí.

- Poco más que eso, realmente.

Maldito el día en el que decidiste interactuar con ella, Dehnel. lo mejor hubiera sido matarla mientras dormía, aunque... Si no creía mal, aún estaba a tiempo de hacerlo. La seguiría en algún viaje nocturno, o algo así, y luego acabaría con ella con una piedra, y nadie podría decir que había sido yo. Y liego Inger me querría aún más.

De pensar en lo bien que saldría todo, me daban ganas de hacerlo en ese mismo momento.

Sus ojos opacos de asesina me miraban. Me pregunté si podría leer mi mente con ellos o si sería, simplemente impesión mía.

Sonrío. Parece que llevo ventaja en este enfrentamiento. Normal, por otra parte. ¿Cómo no iba a hacerlo en uno verbal? No estamos en igualdad de condiciones. Él es estúpido.

- Tal vez venías a buscar otro beso, Dehnel -siseo, lanzándole una fría mirada.

Solo de pensarlo, se me revuelve el estómago. Pero con ver su cara de asco la última vez, me di por satisfecha, así que no me importaría repetirlo incluso si con ello le provocase algún trauma.

Me noté enrojecer de ira al instante. de ira y de vergüenza. ¿Cómo osaba referirse a algo así? ¡¡Aquello jamás había pasado!! No había sido más que una horrible pesadilla que no volvería a repetirse!!

Fruncí el ceño con furia y la fulminé con la mirada.

- ¡¡¡NO NECESITO DE TUS SERVICIOS, PUTA!!! ¡¡Pa-para que lo sepas yo no necesito que alguien tan sucio como tú bese mis labios!! Ya tengo a Inger, que es una dama pura y joven... La relación envidiable que tenemos es algo que alguien como tú nunca comprendería, al fin y al cabo. Porque nadie te querrá jamás.

Todavía enrojecido, me volví y me marché con furia. ¿Cómo osaba...?

- Seguro que eres incapaz de amar, Lester. Una pena...

*se va*

Por lo que descubro, además de la enorme aversión que siente hacia aquel momento (mereció la pena, al fin y al cabo), es que Dehnel tiene una especie de relación con Inger. Eso sí puede ser información útil.

Sin embargo, la agradable sensación de haber conseguido datos sobre alguien se ve eclipsada por las palabras que dice antes de irse.

Eso es atentar contra cosas delicadas, contra sentimientos.

Entonces viene a mi mente el recuerdo de la carta que todavía no he leído, y que llevo siempre encima, asustada de perderla pero también de saber qué contiene.

- Eso no es cierto -murmuro entonces.

Me quedo unos segundos inmóvil y luego parto.

- Pero ojalá lo fuera...

*se va*

Paseaba por los pasillos, con las manos en los bolsillos. Desde que había salido de las mazmorras no se había encontrado con nadie y, la verdad, lo agradecía. No tenía ganas de ver a Kettleburn (a pesar de que Hewina le hubiese hecho prometer que hablar con él), ni de ver a Hewina (lo había acabado de desquiciar el otro día, y no quería que la historia se repitiese), ni con Alexander, por supuesto.

Suspiró. Bendita tranquilidad.

*vaga *

Atravieso los pasillos con el cabello aún mojado, en dirección a la habitación de las chicas. Finalmente me he decidido: registraré las pertenencias de la chica nueva antes de que se despierte. ¿Qué mejor forma de saber a qué atenerme que esa?

Mientras camino pensando en la clase de cosas que podrá albergar su baúl (si es que ya lo ha usado), me encuentro con la espalda y el verde cabello de alguien familiar al que hace mucho que no veo.

- Buenas tardes -saludo con cautela, deteniendo mi marcha.

La voz de alguien hizo que dejase de caminar. Se dio la vuelta, preguntandose quién sería (y deseando que no fuese Hewina).

Sonrió al descubrir que, quién estaba ahí, era Alehyss Lester, la chrysos con la que había hablado en un par de ocasiones. Lo bueno de hablar con alguien como ella era que podía asegurarse que no le atacaría (y que no le diría estupideces).

Se acercó a la chica y la saludó con un gesto de la cabeza.

- Buenas tardes, Alehyss - dijo, sonriente -. Hace bastante que no nos vemos... ¿Qué tal?

fdr. perdón por la tardanza

Me retiro un mechón húmedo de la cara. Desde que soy pequeña he sentido cierta aversión hacia gran cantidad de cosas. El agua no me molesta a la hora de ser algo necesario para la vida, o algo hermoso. De hecho, hasta desde un punto de vista higiénico es agradable, pero odio la sensación de humedad que queda a uno cuando se baña, llueve o simplemente hay niebla.

- Hace bastante, es cierto-. Asiento y doy un paso hacia él. Es agradable que, por lo menos, finja alegrarse de verme, si es que no lo hace de verdad-. En cuanto a tu pregunta... No sabría bien qué responderte, así que seré sincera: algo aburrida.

No voy a hablarle de mi preocupación por la carta de Jager, ni de la aversión que me profesa Rick Dehnel, ni de lo que probablemente Aren Darvenwish desee de mí, ni que Silvanus se dedica a tomarse demasiadas confianzas conmigo, así que le cuento la única verdad que estoy dispuesta a compartir con alguien en este momento.

- Tal vez nuestro encuentro cambie eso un poco, aunque sea a peor -. Esbozo una sonrisa, como riéndome de mi chiste, pero enseguida la borro.

FdR- No te preocupes XDD De todas formas estoy haciendo cosas.

Paseaba por los pasillos cuando vi a Alehyss hablar con Lyam.

Me paré en seco, fruncí el ceño y emprendí con paso firme una caminata sonora hasta Lyam.

-Con permiso- dije empujándolo con una mano bastante fuerte para poder pasar entre los dos. Chao, Al.


*se va*

Asintió al escuchar las palabras de la chrysos.

- Vaya, aburrida... - Sonrió -. Si te digo la verdad, yo también llevo unos días bastante aburrido, aunque mejor eso que tener problemas, ¿no?

Se encogió de hombros, sin borrar la sonrisa. Por supuesto, no iba a decirle que había pasado cuatro días en las mazmorras con Alexander. Tampoco le iba a decir que Kettleburn y él se habían "peleado" en la sala de baile, ni que el líder caeruleus le había dado tres latigazos en la espalda. Y, muy evidentemente, no le diría que el líder caeruleus lo había besado (y que le había besado). Eso sólo lo sabía Summer y... Alexander. Frunció el ceño. Si lo sabía Alexander, seguro que se lo diría a Kettleburn (a fin de cuentas, le había dicho que se lo diría). La pregunta era: ¿cuándo se lo diría? ¿Se habrían visto? Si no se habían visto, todavía podía intentar explicarle algo al piscis sin ganarse un puñetazo.

Suspiró. Mejor no pensar en ello. Esbozó una sonrisa con cierta picardía y se acercó a la chica. Quitó las manos de los bolsillos.

- En cuanto a lo segundo... - Ensanchó la sonrisa - Espero que los cambios sean a mejor.

Iba a decir algo más cuando el piscis apareció y le... empujó. Alzó ambas cejas, frunció el ceño y miró a la chica. Forzó una sonrisa.

- No sé qué le habrá pasado... Je...

En mitad de la conversación aparece Kettleburn y, para mi sorpresa, empuja a Lyam a un lado para pasar entre nosotros, despidiéndose solo de mí y marchándose sin decir nada más. Enarco ambas cejas con cierta desorientación y lanzo una mirada al chrysos.

Pronto recuerdo mi última conversación con Kettleburn y una pequeña lucecilla se ilumina en mi mente.

Tengo dos opciones: callarme y confiar en la pakabra de Silvanus o tratar de sacar alguna explicación a Lyam, y puesto que nunca sé hasta qué punto el piscis dice verdades y el chrysos no parece dispuesto a hablar solo, esbozo una sonrisa y hago lo segundo.

- He oído que hicisteis algo más que bailar el otro día... -comento como quién no quiere la cosa.

FdR- El bocazas de Silvanus mantiene a Alehyss informada XDU

Borró la sonrisa y se llevó una mano a la frente. Lo sabía. ¿Por qué lo sabía?

Suspiró. ¿Cómo que "por qué lo sabía"? Estaba claro: Kettleburn se lo tuvo que haber dicho. Recordaba vagamente su primer encuentro con la chrysos, en medio del claro del bosque. El piscis la había "abrazado" (¿Era esa la palabra correcta? Probablemente no. Aquello no había sido un "abrazo") y la había tratado com toda la naturalidad del mundo, como si fueran grandes amigos. Y si eran grandes amigos, seguro que se lo había contado (además, también se lo había contado a Hewina, por lo que las probabilidades de que hubiese sido el piscis el que le había dado la información eran muy elevadas).

Miró a la chica. Volvió a suspirar. No le quedaba más remedio que hablar del tema. Esbozó una pequeña sonrisa y se echó el flequillo hacia atrás (aunque este no tardó en volver a su sitio).

- Y has oído bien - murmuró -. Pero, mira... No suelo ir por ahí "peleando con la gente". Y, además, fue él el que se lanzó como un demente contra mí. Yo sólo me defendí.

Clavó sus ojos en los de la chica y ensanchó la sonrisa. Dejó escapar una suave carcajada.

- Mithos, ¡no puedo creerme que lo sepas! - exclamó -. Se suponía que no lo deberías saber.

Se llevó ambas manos a la nuca y suspiró.

- Seguro que ahora me tomas por un... Delincuente o algo semejante... - susurró.

Sonrío.

- No me parecías especialmente violento, así que supongo que habrá alguna explicación lógica para un enfrentamiento de esa clase... -. Enarco las cejas nada más escuchar su siguiente comentario-. ¿Y por qué no debería saberlo? Tal vez... Tal vez quieras causarme una buena impresión y algo como eso empañaría mi imagen de ti, o algo así, aunque... No te veo muy de ese tipo de hombres.

Parece ligeramente agobiado con esto. De alguna forma, eso se me hace gracioso, aunque no voy a dejárselo tan fácil. Por otra parte, mintiera o no a cada cosa que le decía, era, por el momento, una de las pocas personas con las que podía hablar sin sentir que perdía el tiempo. Al menos tenía interesantes juegos de palabras con los que enzarzarse en una batalla de... algo. (¿Flirteo? ¿Razón? ¿Simple divertimento?)

- Mis principios me impedirían decirte si te considero un delincuente o no, aunque así fuera-. Sonrío-. Pero tranquilo.

Sonrió.

- No sé si algo que incluya a Kettleburn puede ir ligado a la lógica, la verdad - murmuró, jocoso.

Se llevó las manos a la nuca, arqueó una ceja y ensanchó la sonrisa al escuchar el siguiente comentario de la chrysos. Hasta se permitió soltar una suave carcajada.

- ¿Y cómo que tipo de hombres me ves? - inquirió, con un deje divertido en la voz. Luego negó con la cabeza -. Es broma, es broma. No respondas si no quieres.

Se pasó una mano por el pelo, echándose, con el gesto, algunos mechones hacia atrás, y continuó.

- A ver... No es que mi vida dependa de la impresión que les causó a las mujeres ni nada por el estilo - dijo, sonriente -. Pero si puedo causarle una buena impresión a una chica interesante... - Se encogió de hombros -. Mejor eso que que se lleve una mala imagen de mí. Y, bueno, tú eres de las pocas personas interesantes que he conocido en el Palacio, así que...

Sonrió y se encogió, de nuevo, de hombros. Realmente la chica le caía bien y le parecía interesante. Clavó sus ojos en los de ella cuando terminó su último comentario. Ensanchó la sonrisa.

- Me alivia escuchar eso, Alehyss... - murmuró.

Sonrío al comentario que hace sobre Silvanus. Realmente, no le falta razón. El joven piscis no es la persona que más desagradable me resulta de todo palacio, pero que su forma de actuar no siempre va ligada a la lógica es algo que secundo abiertamente.

Sin embargo, su siguiente comentario me hace alzar las cejas y olvidar a Kettleburn por completo. Tal vez la palabra sí sea flirteo, aunque una parte de mí tiene miedo a creerse sus palabras y acabar descubriendo que no es más que otro hombre que se dedica a tratar de conseguir chicas que llevarse a la cama.

- No me importa responder -. Sonrío. Mi opinión de él poco daño puede hacer-. Me pareces... Interesante. Agradable en cierto modo, aunque un poco escurridizo también -. Dejo escapar una risa suave-. Supongo que eso son solo adjetivos, y no un tipo de hombre propiamente dicho.

Da igual lo que le diga, realmente, mientras no me comprometa, ¿cierto? Decirle opiniones reales en algo tan banal no va a herirme. Además, sus comentarios hacia mí, reales o ficticios, son por el estilo.

- De las pocas personas...-. Ensancho la sonrisa-. Chica interesante, ¿eh? Parece que opinamos parecido.

O a lo mejor el miente.

Hoy no parece ocultar tantas cosas como el día del claro del bosque.

FdR- Lo siento ;________;