Pasillos

Asiento inconscientemente cuando la coleccionista termina de hablar. Lo que dice tiene sentido; es decir, yo también le daría más importancia a algo que solo podré conseguir una vez y que no podré duplicar nunca que a algo que podría conseguir tantas veces como quisiese. Pero también consideraría a las piedras un tesoro si yo fuese un coleccionista de tesoros como ella.

—Bueno, concuerdo contigo en que yo consideraría un tesoro algo que solo podría conseguir una vez, como tus tesoros, pero... También consideraría a las piedras un tesoro. Uno diferente, pero uno... No sé por qué, a lo mejor porque me han gustado, pero —Me encojo de hombros y sonrío— yo también las guardaría con el resto.

Fdr. ;A; perdí el post antes TAT

Sonreí, exultante.

- Entonces... ¡Te gustan! -grité, emocionada.

Rebusqué más a fondo en mis bolsillos, para sacar algo que no había dejado ver en ningún momento. Se trataba de una figurilla tallada en cristal de roca, un regalo especial de mi padre. La tomé en una mano, y en otra tomé una de las obsidianas, burda y sin tallar.

- ¿Cuál te gusta más? -pregunté, expectante.

Asiento y me río al ver su entusiasmo. Cuando empieza a rebuscar en sus bolsillos, vuelvo a preguntarme qué sacara. Pienso que lo más probable es que saqué algo que ha guardado antes, pero saca una extraña figura de cristal que no me suena haber visto antes y, pese a que no me he fijado demasiado en sus anteriores tesoros, sé que eso nunca me lo enseñó: hubiese centrado mi atención en algo así sin ningún tipo de duda.

—La figura —respondo, ensanchando la sonrisa—. Me gustan más las figuras que las piedras. Además, es de cristal, y el cristal es bonito.

Me reí bajito. Me imaginaba a papá, hinchándose de orgullo ante la respuesta. Guardé la figura y las otras piedras, asintiendo enérgicamente.

- Se lo diré a Hellenn -mentí-. Le hará ilusión.
Recogí el resto de piedras y me levanté, frotándome un ojo. Echaba de menos a Aren y al chiquillo...

- Tengo prisa -dije, vocalizando mucho para que lo entendiera bien-. Ya nos veremos -me acerqué y estreché su mano con fuerza. A continuación, me perdí por los pasillos.

*Se va*

Veo cómo guarda las cosas (todas las que aún no había guardado) sin decir nada.

—¿Le hará ilusión? —pregunto—. Me alegro entonces...

No sé quién es Hellenn, pero imagino que será quién le ha dado la figura y, cómo no, me alegro de que le vaya a hacer ilusión (aunque ella tampoco me conozca). Estrecho la mano de la parvus y me despido de ella con un buenas noches. Luego le dedico un último vistazo a la ventan y, después, abandono el lugar. Al final no he entrenado, pero he conocido a una coleccionista de tesoros que no recuerdo si me ha dado su nombre o no (aunque, bueno, tampoco recuerdo si yo me he presentado).

*se va*

Me estaba agobiando. Llevaba varias horas recorriendo el palacio en busca de Tristán, que había desaparecido. Silvanus iba a matarme... Una parte de mí deseaba fervientemente que hubiera vuelto con Follow, pero otra se temía que le hubiera pasado algo. ¿Y si la señora se lo había comido? Me estremecía solo de pensarlo.

En un recodo del pasillo me pareció ver una forma de color rojo brillante, y eché a correr hacia ella. Efectivamente, Tristán revoloteaba por allí. Eché a correr hacia él, pero antes de alcanzarlo se coló por una puerta entreabierta. Algo más tranquila al ver que, al menos, estaba bien, lo seguí.

*Entra*

Había llegado un paquete de su madre esa misma tarde felicitándole por su cumpleaños y mandándole un trozo de deliciosa tarta de ortigas. A Zacharyas no le molestó que llegase tarde, ni tampoco que estuviese algo duro por la lentitud del servicio de correos en esos casos y se ventiló lo que quedaba esa noche, mientras pasaba pos los pasillos, aunque guardó un pequeño trozo en un pañuelo y lo metió en uno de los bolsillos interiores de su capa. Uno nunca sabía en qué momento le entraría la melancolía y querría volver a catar aquel manjar que tantos recuerdos le traía.

Sonrió feliz y las sombras perfilaron su rostro blanquecino.

Aquel momento de la noche le gustaba: los pasillos estaban vacíos, la oscuridad era óptima y el viento que soplaba se asemejaba espeluznantemente a los aullidos de los muertos que moraban aquellas tierras.

*pasea feliz un rato y luego se va*

Por una vez decido caminar por los pasillos como lo hacen el resto de los mortales. Los he escalado ya cientos de veces con lo que está bien que ahora me dedique a inspeccionar un poco el suelo.

Con la máscara puesta paseo entre las sombras y me acerco a los recovecos en los que creo poder esconderme o apoyarme sin ser visto, aprovechando esquinas, cruces o puertas entre abiertas. Durante mi camino acabo llegando a una puerta en la que una pasillo finaliza y que no tiene pomo.

Me quedo mirando un rato, serio. ¿Una puerta sin pomo es un lugar donde se guarda lo irrecuperable? Puede que alguien tuviese la curiosidad suficiente como para intentar abrir esa puerta sin bujías. Por mi parte, respetaré su reposo.

Me doy la vuelta y sigo con mi ejercicio por otros pasillos.

Nagore, como siempre, iba por delante. Sin parar de hablar apenas un momento, intercalaba discursos sobre su inaplazable necesidad de tratamiento capilar, cavilando en voz alta si aquel estropicio tendría arreglo, con regañinas sobre mi inaplazable necesidad de estudio.

Yo defendía como podía que me había aprendido las letras, y que el único problema era que me sentía incapaz de aprender aquella extraña cancioncilla. Se las recité de una y mil maneras, pero tampoco prestaba demasiada atención. En conjunto, montábamos tal barullo que yo tenía la sensación de que Aren (de no ser porque se había marchado) o la gran Blues Splash saldría de un momento a otro de algún despacho para regañarnos por interrumpir su estudio.

Tristán nos seguía a cierta distancia, observando con curiosidad pero algo de recelo el espectáculo.

Entre amenas charlas - por lo menos para mí- correteamos por los pasillos para llegar raudas a los baños. Antes hemos pasado por los dormitorios y yo voy cargando con una mano nuestra ropa y en la otra la mano de Massen, que me sigue casi sin poder aguantarme el ritmo.

-¡Por Mithos! Qué ganas de dejarme el pelo suavito y... ¡TAAAAAAAAAAAAAAHAAAAAAAAAAAAAAAAA! -digo gritando y soltando a Massen de golpe para tirarle con ambas manos toda la ropa que llevo a la cara a aquel fantasma que acaba de aparecer delante de mí, con esa cara diabólica.- AYÚDAME MASSEEEEEN -digo corriendo en círculos, roja de miedo e ira.

Pero veo que ninguno de los dos reacciona, por lo que decido calmarme y pestañear un par de veces.
...

-¡TÚ! -chillo juntando las rodillas, con los ojos echando chispas y señalándolo con mi índice del modo más acusador que puedo-. ¡¿POR QUÉ DEMONIOS VAS CON ESAS PINTAS POR AHÍ?! -digo, completamente avergonzada, al tiempo que, dando una patada contra el suelo por haber hecho el ridículo, me dirijo furibunda hacia él y le arranco de mala manera la máscara de la cara. -¡ERES UN SOBERANO CRÍO! -digo, ahora azorada, por haberle tocado la cara de refilón.

La aparición y el grito desaforido de la chica hacen que me sobresalte un poco, tratando de apartar la ropa que me había tirado a la cara.

—Por favor, sigues siendo tan ruidosa... —comento con molestia mientras me aparto los trozos de tela de encima y cruzo los brazos. Pero no satisfecha con su griterío, la niña se acerca y tira de mi máscara haciendo que mi cara quede únicamente tapada por la tela hasta la nariz. Me molesta mucho, demasiado.

La agarro de la muñeca y me acerco intimidante de forma refleja, rápidamente para que suelte lo que no es suyo.

—Calla de una vez, histérica. No eres nadie para decidir a quién debes mirar —Con la otra mano le arranco la máscara y me quedo mirándola comprobando que no le ha pasado nada. Levanto un momento la vista y encuentro a la piscis del sur acompañando a la parvus cantarina. Vuelvo a mi máscara.

Mi primera reacción ante el chillido y la histeria de Nagore fue de sobresalto. Pero, al contrario que ella, pronto me di cuenta de cual era la situación. Intenté contener a mi amiga, pero era imposible. Así que todo lo que pude hacer fue contemplar su exagerada reacción, hasta el momento en que le arrancó la máscara a Follow. Me llevé una mano a la cara, entre divertida y exasperada.

Follow pronto tomó el control de la situación, recuperando su máscara. Enrojecí al oír sus palabras, recordando que a mí sí me había permitido ver su rostro completo, incluido el cuello. Noté un cosquilleo en el estómago, que se incrementó cuando me miró. Por suerte, Nagore estaba de espaldas a mí y él pronto apartó la vista.

Tragué saliva y me mordí el labio. Ánimo, Massen.

-Buenas noches, Follow el ninja -dije con voz sosegada y algo temblorosa, intentando imitar su forma de hablar, suponiendo que se lo tomaría como una muestra de respeto-. Hace ya tiempo que quería hablar contigo -el color sonrojado de mi cara se reavivó-. Creo que te debo una disculpa.

Frunzo el ceño al ver lo mal que me trata y me llevo las manos al pecho al ver su áspero carácter hacia mí.
Pero cuando Massen habla y dice que tiene que hablar con él, giro mi cabeza con el ímpetu de un resorte hacia ella, con un vuelco en el corazón. ¿DE QUÉ DEMONIOS TIENEN QUE HABLAR?
Pero me alivia un poco cuando escucho que solo quiere disculparse.

Yo decido quedarme en un segundo plano, para escuchar la disculpa y luego, dependiendo de como reaccione esa belleza del sur, veré lo que hago.

La parvus parece quedarse en su sitio con mis palabras con lo que vuelvo a colocarme la máscara y es entonces cuando escucho la llamada de la piscis que, al contrario de la última vez, parece de nuevo coherente y respetuosa.

—Dja tusabbeh, Massen Dew... —Respondo al saludo en idioma piscis como una forma de marcar que va dirijido a la piscis del sur y no a la parvus gritona. Cuando me dice que desea hablar, asiento y en cuanto añade que es a causa de una disculpa me quedo mirándola unos segundos tras la máscara, pensando en su reacción en las aguas termales. Finalmente vuelvo a asentir y a esperar a que hable lo que debe.

Es entonces cuando veo un proyectil acercarse a mí para acabar emputrado y enganchado en mi pecho que hace que me ponga en guardia un momento. Luego me doy cuenta de que es Noru el que intenta escalar hasta mi hombro para tirarme del pelo con la boca. Lo cierto es que había olvidado al lagarto. Simplemente lo dejo hacer mientras vuelvo a mirar a la piscis esperando sus palabras.

PD: Idioma piscis for the win XDD

Asentí a sus palabras.

-Djosséh, Follow, naing hè.

Desvío la mirada, sin saber muy bien por dónde empezar. Finalmente, me aclaro la garganta y me dirijo a él de nuevo. El hecho de que Tristán se lance a por él es un motivo más para disculparme.

-Quería decirte que siento lo ocurrido en nuestro último encuentro -comencé, pensando en cómo debía explicarme-. Parece que el anterior dueño de Tristán, el piscis Silvanus -recalqué la palabra piscis, ya que parece inclinarse a respetar más a nuestra raza- está desaparecido, por lo que el dragón ha perdido a su protector -me incliné hacia él-. Por favor, cuida a Tristán en adelante, hasta que Silvanus vuelva, si es lo que deseas. Si no quieres cargar con ese deber, yo misma me encargaré de mantenerlo -aclaré, temiendo que se sintiera obligado-. Pero... Si deseas hacerte cargo de él, ya que parece que él mismo te ha elegido como sucesor de Silvanus -no podía olvidar mi primer encuentro con Tristán en el bosque-, respetaré la elección del dragón. Lamento haber dado por supuesto que no eras apto para su cuidado, y quiero que sepas que me arrepiento de todo lo que dije al respecto.

Me incorporé de nuevo, dirigiendo la vista, firme pero francamente a sus ojos, sintiendo aún arder mis mejillas.

Escucho su conversación con la boca abierta sin entender mucho, y cuando terminan, me pongo entre ellos y grito- ¿POR QUÉ SOIS TAN CURSIS? -digo cogiendo a Massen- dale el dragón de una vez. No es más que un estorbo -digo corriendo hasta el dragón para cogerlo y tirárselo a la cara al piscis.

Estoy enfadada porque Massen ha hablado más con Follow que yo y ahora yo tengo que bañarme con ella y enseñarle a leer. ERES IDIOTA, NAGORE.

Cojo mi ropa rápidamente del suelo. Pues no me da la gana de bañarme ahora. Estoy indignada. NO SÉ QUÉ HACER, estoy enfadada porque yo quería estar a solas con Follow y no puedo. Y, y, y, y...- ¡Massen! ¿Te vienes a la bañera o no? -digo con los ojos desorbitados.

La piscis responde a mi cambio de saludo con lo que puedo tomar en serio sus palabras.

Escucho con calma lo que tiene que decir del último encentro en el que había perdido la cabeza y parecía uno de esos chysos chisporroteantes sin control. Al parecer el dragón es de un piscis anterior y no se llama Tristán porque a ella le apeteciese ponerle ese nombre. Tras escuchar sus disculpas, vuelvo a asentir.

—Si ese es su nombre, su destino está marcado y no podré reescribirlo. Puede quedarse si lo desea, no voy a hacerle daño —pero cuando parece que puedo mantener un diálogo aprovechable y normal, la parvus vuelve a la carga con sus gritos que alertarían a los mecñas del desierto y recoge su ropa para azuzar a la piscis a marcharse.

—Un eslabón no marca la curva de la cadena —le digo, dignándome a dirigirle la palabra, en protesta por su actitud dominante.

Nagore parecía más nerviosa de lo que yo podría haber sospechado, y empecé a ponerme nerviosa yo también. Traté decir algo que la tranquilizara un poco, pero no fui capaz de imponerme a ella. En cambio, Follow no se detuvo a la hora de reprocharle su actitud. No estaba segura de si Nagore lo había entendido, pero yo sí creía haberlo hecho, y el corazón me dio un vuelco.

Miré alternativamente a los dos. Por una parte, el sosegado Follow, del que no se podía saber bien qué le pasaba por la cabeza. Por otra parte, mi enérgica amiga, ahora furibunda, de la que no se sabía si todo lo que pasaba por su boca había pasado por su cabeza seriamente.

Entre ambos, yo, que acababa de reconciliarme con el primero y parecía estar empezando a tener problemas con la segunda. No podía evitar sentirme exultante, y apenas podía contener una sonrisa. Follow no sólo había comprendido y aceptado mis disculpas, sino que, además, me estaba defendiendo. O eso parecía, al menos...

No me vi capaz, sin embargo, de traicionar a mi amiga, que parecía realmente disgustada. Maldiciendo mi propia debilidad, dediqué a Follow una sonrisa triste.

-Debo acompañarla, Follow, naing hè -dije, intentando que pareciera que era mi propia decisión-. Virn guedde -añadí, por último. Pronuncié a propósito mi despedida en piscis, ya que literalmente significaba "volveremos a vernos" y eso era exactamente lo que yo quería. No estaba segura de si quería que Follow entendiera el matiz o no, pero decidí no añadir nada más.

No sé lo que se dicen, así que no intento averiguarlo, simplemente recojo las palabras de Massen de que sí que decide acompañarme, por lo que decido agacharme a recoger también su ropa y, apretando los labios, echo a correr con ella enganchada de la mano, llevándola a rastras, como siempre, para que Follow no pueda escuchar mis sollozos ni mis lagrimotes.

Hoy me ducharé en silencio... No ha sido un encuentro muy agraciado. Si es que ya lo dicen por ahí: Tres, son multitud. Y esto es así.

*se van*

FdR: -3- prrrrrr

Al parecer el temperamento de la parvus hace que Massen decida tomar el camino del compromiso y se vaya con ella. Sin embargo, esta vez cambia el no querer verme nunca más por un "volveremos a vernos". Las miro alejarse mientras me mantengo inmóvil.

—Virn guedde —digo cuando ya están demasiado lejos para escucharme.

Me dispongo a seguir mi camino e ir tomando ruta hacia las habitaciones, pero ahora tengo un encargo del que cuidar. El dragón revolotea algo contento a mi alrededor.

—Tristán... —la verdad es que es un nombre que me cuesta pronunciar—. Si tu camino ha vuelto a mí es que tenemos cosas que hacer —y tras hablar con el dragón apoyado en mi mano, lo dejo en mi hombro y continúo por los pasillos.

-Waaaaaa- bostezo mientras me estiro de cara al sol que entra por una de las ventanas de piedra que nutren de luz al palacio.
Mi trabajo como profesora de Massen va dando sus frutos, pues ya domina bastantes cosas más... Mira que no saber leer... En Aqua deben ser todos unos incultos.
Me apoyo en la cornisa y suspiro. ¿Sabrá Follow leer? Sinceramente... no creo que sepa. O sí. No sé, es tan misterioso...
Doy un suspiro y digo su nombre: -Aahw... Follow, qué guapo eres- mascullo entre dientes.

¿Cómo conseguir que se fije en mí? Si actúo como una señorita, no me hace caso, si lucho como una guerrera tampoco... Esto es un rollo.

*se queda pensando en chicos guapos*

La tarde es aburrida y no tengo nada mejor que hacer. En un rato debería escribirle a mis padres, que hace tiempo que no lo hago.
Pasa por detrás de mí entonces una presencia extraña y me doy la vuelta de golpe.
Tengo que alzar un poco la cabeza para poder verle a la cara debido a la estatura característica de mi raza, y lo que veo me deja sin palabras.
Dejo que pase por delante de mí, majestuosa, mientras la admiro con la boca abierta.

Pero pestañeo y dejo salir un estridente grito agudo. -¡KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!-chillo corriendo y poniéndome delante de ella-. TÍIIIIA, TÍIA, TIENES UN PELO QUE ES, OSEA, ES LA HOSTIA! -le digo ilusionadísima delante de ella-. Buah, tía, ¿con qué te lo lavas? ERES GUAPÍSIMA. Seguro que tienes un montón de chicos detrás. Buah, pues qué suerte, porque yo no soy capaz de pescar alguno. Y digo pescar porque es piscis el chico que me gusta, y es guapo, se llama Follow, pero no tiene nada que hacer con mi amado Prustin Rieber. ES QUE TÍA, ESTÁ MUY BUENO -digo entusiasmada y haciendo énfasis.

Hago una pausa, alzando la palma hacia ella como para que espere y cojo aire, pues me estoy ahogando. - Nagore. Nagore Brumm. Tía, no te había visto antes PORQUE DE HABERLO HECHO ME HABRÍA HECHO TU AMIGA YA. O SEA, ES QUE ERES BUAH, tía, tenemos que ser amigas. No mejores amigas porque ese puesto ya está cogido pero amigas, sí.


FdR: BIENVENIDA A BRONTË (nótese la ironía de mis palabras) XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

-ERES NUEVA -repito. -Eso aclara muchas cosas. Yo llevo ya bastante tiempo aquí. Sin embargo, conozco a muy pocas personas -digo riendo y echándole la lengua-. ¿Has conocido a alguien más a parte de mí? Si es así, hoy por la noche podrías cenar con mi amiga y conmigo en el comedor. ¿Te apetece? -digo agarrándole las manos fuertemente y dando saltitos-. SÍ, CLARO QUE TE APETECE -río-. Pues es un placer conocer a una nueva persona. Ya verás aquí somos todos muy majos. Pero no tanto como yo, porque yo soy genial -digo dando una vuelta sobre mí misma-, y por cierto -entonces me pongo un poco seria-. la más guapa -digo de modo que se produce un silencio incómodo, para luego echar a reír fuertemente y echar a correr pasillo adelante.
-¡VENGA, SÍGUEME! ¡TE LO ENSEÑARÉ TODO! -digo volviendo a junto de ella, cogiéndole de la muñeca como característicamente agarro a Massen, mi mejor amiga, para arrastrarla por todo el palacio y enseñárselo entero.


*Se van*