Jardines (2)

Puto sol de los huevos. ¿Por qué la única forma de que haya un día decente va unida a la luz? Recuerdo los veranos en los que se podía salir a la calle desnudo y no había una pizca de sol y aún así no hacía frío. A ver si nos enteramos.

Thor es el que quería salir, claro. Tanta luz, tanta ilusión..., y yo detrás como una imbécil, con una gorra calada sobre los ojos para que me dé algo de sombra. Él va delante, serpenteando entre las plantas; yo voy detrás, con las manos en los bolsillos y bostezando a cada poco. Por eso me fastidia tanto cuando acelera el paso con esos ánimos y lo apuro yo también, refunfuñando. Pero cuando él se para algo más allá, como decidiendo sobre si lo que ve da miedo o no, yo sonrío con malicia y lo rebaso.
Pero mírala, si ella también juega.

-¡Ey! ¿Me hacéis un hueco? -inquiero, divertida, aunque sin hacer amago alguno de ir a unirme.

Ahora Thor está detrás de mí, asomando la cabeza con curiosidad.

Me tenso al oír la voz a mis espaldas, y Vilo aprovecha mi momento de duda para imponerse. ¿Pero qué hace aquí a estas horas? ¿No es que ella tiene una especie de alergia solar, o algo así? ¿No puede dejarme tranquila ni en sus horas de dormir? Vilo, por otra parte, no parece muy de acuerdo conmigo, y sale corriendo hacia ella como un cachorrillo encandilado. Pero será chaquetero...

Me incorporo, sacudiéndome algo de hierba y recolocándome el pelo y la ropa. Busco a Lis un momento, pero ha dejado de dar señales de vida. Me vuelvo entonces hacia Frikka.

-Bueno, el espacio es de todos -concedo, tratando de sonar dócil.

No tardo en darme cuenta de que no es ella quien se ha llevado la atención de Vilo, sino... su acompañante. Enarco una ceja, con evidente interés. ¿Eso es lo que creo que es? Me levanto y me sacudo el pantalón, para luego acercarme. ¿Qué pasa en este sitio últimamente, que todo el mundo tiene compañías tan exóticas?

-¿De dónde ha salido este pequeñajo? -pregunto, agachándome frente a él, empujando un poco a Vilo para que no lo atosigue.

Cuando veo venir a Vilo tan contento me preparo para recibirlo, pero no me hace mucho caso y pronto está olfateando a Thor, que se mete un poco más entre mis piernas, buscando amparo, pero curioso.

-De Memphys -respondo a Lea, asintiendo con calma-. Es un falso dragón de Memphys. Estaba allí de misión y su padre, o algo, nos atacó, así que nos tuvimos que enfrentar a él y bueno-. Compongo una mueca-. El bicho este me siguió a partir de entonces muy motivado. Creí que era una predilección, pero luego leí que el que mata a su protector es su nuevo protector y todo eso... Así que aquí estamos y...-. Me agacho para tocarlo, pero parece más entretenido con los desconocidos-. Thor, te presento a Lea y a Vilo.

Suelta un gorjeo alegre que indica que no ha entendido una mierda, como siempre.

Estoy a punto de explicarle que el animalito la ha escogido como su nueva protectora, pero parece que ya lo sabe. Vaya, al menos se ha estado informando. Quizás el pobre yo haya escogido tan mal al irse con ella. Aunque se ha ido demasiado lejos... Nunca he creído que los falsos dragones tuvieran unos métodos de supervivencia muy eficaces, pero a este le ha servido.

-Nunca había visto uno -comento, sin apartar la vista de él-. ¿Te cuidan bien, Thor?

Extiendo una mano hacia él, ofreciéndosela para que decida si es peligroso acercarse o no. Reconozco que es una ricura.

Asiento satisfecha. ¡Claro que no ha visto uno nunca!

-Son una especie exótica de Memphyis. De hecho me dio palo hasta llevármelo, pero parecía emperrado. Y no estaba yo como para ponerme muy severa tampoco... -confieso, torciendo el gesto.

Parece que le ha gustado. Será que tiene mejor gusto que otros, desde luego.

Thor, viendo la mano que le acerca, le echa la pata, jugando. Creo que ha asumido muy pronto que las personas no somos peligrosas. Ya en las islas se comportaba como si hubiese vivido entre humanos.

-Bueno, hago lo que puedo. No hay casi información sobre cómo cuidarlos y voy improvisando un poco.

¿De verdad me estás dando una clase de biología, niña? ¿De verdad? No sé con quién te crees que estás hablando, pero tu cháchara me aburre un poco. Podías contarme algo más particular, como la forma en que él se comporta, cuáles son sus horarios de actividad y qué comportamientos particulares tiene. La parte básica ya la conozco.

No puedo sino echarme a reír cuando me lanza la pata, y como respuesta, subo la mano para apoyarla sobre ella. Desde luego, es un cachorro, independientemente de que lo sea de una especie muy particular. Asiento a lo que dice Frikka.

-Tienen un territorio demasiado particular para que haya muchos estudios sobre ellos, y menos aún de cómo mantener uno en cautividad -. Otra obviedad, pero parece que a ella le gusta oírlas-. Quizá tú puedas hacer el tuyo propio. Sería un gran aporte. Probablemente puedas encontrar o pedir en la biblioteca documentación al respecto. Aunque te interesará también tenerlo en cuenta a él en particular. Un individuo no es igual que toda su especie.

FdR- Pausado

Vale, parece que estamos de acuerdo en esos asuntos. Muy bien entonces. No hay que darle vueltas de más a las cosas a las que no hay que darle vueltas de blablabla.

Thor, entretenido con la actitud de Lea, enseguida inicia una serie de amagos de ataques, y al final acaba panza arriba y retorciéndose tratando de atrapar su mano muy interesado. No es que tenga una gran dignidad.
Echo un vistazo a Vilo y me acerco a darle una caricia también. No se vaya a celar.

-Mi propio estudio... Pues aún molaba. Y tener luego un trozo de un libro con mi nombre o así. Quizás debería apuntar lo que haga y tal -voy comentando, haciéndome un esquema mental de como será todo a medida que voy hablando-. Podría llamarse... FunThornamiento de un Dragón de Memphyis -comento, riendo mi propia ocurrencia.

Bueno, no creo que sea cosa suya, pero desde luego es adorable. Cuando se vuelve panza arriba dejo que me coja la mano, pero sigo moviéndola, como si intentase liberarla, para animarlo a continuar con el juego. Vilo, por su parte, ha estado mirándolo a mi lado desde que lo aparté, pero cuando Frikka se acerca a él alza la vista, mueve ligeramente la cola y le ofrece pequeños lametones cariñosos en las manos a cambio de las caricias. Él sí que es un cielo.

-Bueno, lo del nombre es lo de menos, pero sería muy interesante -comento, ignorando la estupidez-. No creo que haya habido muchas personas capaces de seguir tan de cerca el crecimiento de un falso dragón.

Aunque supone riesgos. Podría suponer repentinos intentos por dominarlos. Quizás no haya sido tan buena idea proponerlo.

¿Que lo del nombre es lo de menos? Si eso ha sido una obra de ingeniería de los chistes. Quizás no una obra maestra, quizás algo mediocre, pero... ¿Ni una sonrisa? Lea, por favor. Me decepcionas.

-Pues me lo voy a plantear en serio -le digo, animada, mientras acaricio a Vilo con cada vez más entusiasmo-. Aunque lo turbio sería que luego lo lean y digan "eh, se pueden amaestrar, vamos a probar" o quieran una segunda investigación o lo que sea... Me refiero-. La miro, seria-. Son animales que toman como protector al que mate al antiguo protector. Eso... es muy fácil de hacer. Podrían cargarse a los adultos y las crías los seguirían como si nada, casi hasta agradecidos.

Visto así no es tan bonito. ¿Dónde empieza y dónde acaba mi responsabilidad?

Me sorprende que llegue a esas conclusiones tan deprisa. Supongo que es buena señal, de nuevo. Se lo está tomando en serio, por lo visto. Asiento, algo sombría.

-Sí, es un riesgo. Por eso tendrías que escoger bien qué información ofreces. Tampoco quiero hacerte pensar en lo peor, pero esto no es más que un cachorro, y te estás valiendo de tu instinto para cuidarlo -. La miro, seria-. Nada te garantiza que vayas a conseguir sacarlo adelante. No sabes si el ambiente aquí es adecuado para él, hasta qué punto es inmune a enfermedades o cómo se relacionará con el ambiente cuando crezca. Es un animal tropical. Ni siquiera el clima es el adecuado. Has cogido una carga muy pesada.

No es una amonestación. Mató a su protector, y por tanto la única posibilidad de supervivencia que le quedaba a la cría era seguirla. Normalmente, los individuos adultos dejan vivir a las crías mientras no supongan una amenaza, pero no las cuidan. Les dejan los restos de la comida, no las alejan cuando buscan refugio en ellos, pero en cuanto hay problemas, las matan. La única excepción es la madre, pero los cambios de protector son bastante habituales. Lo que no lo es tanto...

-¿Era la única cría? -pregunto.

Pienso un momento, entretenida en el espeso pelaje de Vilo. Que el invierno sigue, de momento.
La miro de reojo y termino por sonreír, encogiéndome de hombros. Siempre hay una solución más.

-Yo iré escribiendo, y ya cuando tenga material como para plantearme el publicarlo pues lo selecciono y vía. Tengo tiempo...

Miro a Thor cuando ella empieza a comentar cosas que, si bien parecen pesimistas, diría antes que son realistas. He pensado en ello, aunque ahora que viene la primavera imagino que irá un poco mejor.
Quizás por eso le gusta tanto el fuego.

-No iba a dejarlo allí -termino por decir, volviendo a mirar a Lea, seria.

No era una opción, porque matamos a su padre, a su tío a lo que fuese. Y después de eso, después de meternos en su casa a dejarlo huérfano, con él detrás, no iba a dejarlo allí.

-¿La única...?-. Asiento, contrariada, con el ceño algo fruncido-. No vi nada más que se le pareciese. Aunque lo cierto es que aquella no era la isla correcta y tratamos de salir de ella lo antes posible. Si los había, no los vimos...

Asiento. Parece que lo ha captado.

-Sí, esa es la idea -confirmo.

La miro, tan seria como ella. Pues parece que sí lo ha tomado como amonestación. Niego cuando habla. No hace falta ponerse a la defensiva, que yo no tengo la culpa.

-No, desde luego -coincido-. Todas sus posibilidades de supervivencia estaban contigo. Si va a sobrevivir, será a tu lado.

Niego una vez más, con un suspiro. Es posible que fuera el último.

-Normalmente nacen en camadas. Pero ya el solo hecho de que estuviera con un macho, si te he entendido bien, señala que la suya no iba muy bien. Puede que sus hermanos ya hubiesen muerto -explico.

Termino por dejar las caricias a Vilo para agacharme un poco junto a Thor, esta vez, que ha vuelto a la posición natural, sobre las patas, y gira un momento sobre sí mismo, tratando de pillarse la cola. Reacciona con un gorjeo a mi presencia y acaba por tratar de picarme o morderme o lo que sea los dedos. Siempre tan violento...

-Así que tuvo hermanos... -. Vaya pena. Con lo mono que es-. Si alguno estaba vivo, quizás haya conseguido seguir adelante buscando otro protector...-. La miro de nuevo, con una sonrisa algo apagada. Por otra parte...-. Sabes la hostia, y eso que es un bicho raro. Yo me sabía el nombre, las pintas y deja de contar. ¿Te sabes todos los animales que existen o algo? -le pregunto, medio jocosa y medio en serio.

Me encojo de hombros, cediéndole la atención del pequeño. Acabo por sentarme en el suelo. Vilo, viendo cuál es el centro de atención, le da un empujoncito con el hocico, queriendo participar como los demás.

-No te hagas ilusiones -replico, sin voz demasiado dura pero clara-. Solo escogen a quienes han matado a sus protectores. Si hubiera más, te habrían seguido.

La miro, ladeando la cabeza. Un poco lenta, ¿no? Me dedico a esto. Bueno, me dedicaba. Lo mínimo es que tenga interés.

-He estudiado mucho al respecto -explico, encogiéndome de hombros-. En concreto, los falsos dragones son una especie de la que se sabe poco. Eso los hace más interesantes, supongo. Aunque estoy más especializada en animales domésticos, que es con los que he trabajado.

Curiosamente, pese a que nunca he sido sobresaliente en estudios, siempre se me ha dado bien memorizar datos si tenían alguna relación con animales. Debe ser la única teoría que se me ha quedado grabada para siempre.

Bueno, podrían no haber estado allí, ¿no? ¿O también van juntos?
Sea como sea... No es el momento de ponernos a torturarnos por eso. Si no estaban vivos cuando me fui, o incluso si lo estaban, ya ha pasado un tiempo... Y no es que apetezca volver, aunque si fuese a actuar por el bien de unos cachorros...

Thor está entretenido ahora con Vilo, al que mira muy curioso, y llega a echarle una pata con ánimo de jugar. Luego si te muerde no llores.

-Bueno, entonces si necesito algo te pido ayuda, ¿no? No voy a estar todo el día tocando los huevos, pero pareces una domadora experta de esas. Seguro que das buenos consejos.

Parece que el pequeño empieza a aceptar que Vilo no es peligroso. Cuando le lanza la pata, él responde con un lametón fuerte, tanto que bien podría darle la vuelta. Per será bruto... Acaba por tumbarse junto a él, agachando la cabeza para quedar más a su altura, mirándolo con curiosidad. Supongo que él tampoco sabe qué es, después de todo.

Niego a lo que dice Frikka.

-No voy a negarte ayuda si la pides, pero no esperes gran cosa -advierto-. Sé muy poco sobre los falsos dragones. Además, no es como domar una montura. En el comportamiento podré hacer algo, claro. Es pequeño y se puede moldear. ¿Pretendes que se quede contigo? -. La miro entonces, muy seria-. Normalmente, cuando la cría ha crecido lo suficiente desafía a su protector por el territorio. Podría matarte.

Me alegra contar con alguien que parece tan preparado, aunque ella se esfuerce por ir negándolo, diciendo que no sabe tanto. ¿Y quién sí? Es lo mejor que tengo, bueno.
Lo que me hace estremecerme es lo que dice al final, y detengo la mano, hundida en su pelo. Aunque él está más concentrado en comunicarse con Vilo, o algo, que en lo que podamos ofrecerle.

-De momento me haré cargo -determino, seria, tras una breve pausa-. Si llegado un momento pasa eso e intenta... matarme-. Miro a Thor. Parece mentira que algo tan pequeño... Aunque el papá era una mole, dentro de lo que cabe...-. Tendré que hacerme cargo también. Buscaré lo que sea mejor para ambos, dentro de mis posibilidades. Sé que puedo parecer algo irresponsable, y que no me he juntado con la mejor gente de por aquí, pero... yo tome una decisión cuando lo traje conmigo, y pienso llevarla hasta el final -termino diciendo, con gesto seguro. Sin embargo lo paso a sonrisa al final, bajando la vista al pequeño-. ¿Eh, Thor? Tú no vas a matar a nadie, ¿verdad? Si algún día quieres tu territorio, habrá que darte uno, cabroncete.

Supongo que es lo mejor. Lo más adecuado, o como sea. No se abandona a alguien solo porque no haya salido como esperabas, ¿no? Eso no es lo que hacen las personas, digo yo.

Nos quedamos un rato más. Los animales parecen interesados entre sí. Y luego cada una a lo suyo, como suele ser.
Hoy ha estado bien.

*se van*

Sorprendentemente, volvía a nevar. Lluvia había pensado que el invierno estaba terminando, pero el mal tiempo que había vuelto parecía decirle lo contrario. Tras unos momentos de duda, terminó por decidirse a salir. Abrigada con una gruesa capa, gorro y guantes calentitos, la aether salió a los jardines animada, sonriendo ampliamente, y pronto comenzó a dar forma de pelota a la nieve que cogió. Quería hacer muñecos de nieve, una familia de muñecos de nieve, con el padre muñeco de nieve, la madre muñeco de nieve y el hijo muñeco de nieve. Ya había cogido un par de ramitas para hacerle los brazos a la familia y también había encontrado algunas piedrecitas para hacerles la cara, así que ahora solo quedaba hacerlos como tales. 

Sería divertido.

Y lo fue. Después de terminar de hacer a la familia, Lluvia se quedó unos minutos más en los jardines, hasta que se dio cuenta de que era realmente tarde.

*se va*

A veces hasta un líder principesco como yo tiene días en los que no quiere trabajar y solo quiere relajarse dando un paseo o leyendo. Hoy es uno de esos días y he decidido dar un paseo. Los jardines son un lugar donde no suelo estar mucho porque, bueno, tampoco es que sean los mejores jardines que he visto, pero no es un sitio desagradable. Con las manos tras la espalda, camino lentamente, fijándome en la vegetación. Ya no llueve, y eso es agradable, pero creo que no tardaremos mucho en ver a nuestra amiga la lluvia otra vez. Aunque espero que me equivoque: no soy un gran admirador.

Al llegar a un determinado punto, me detengo y suspiro, alzando la vista al cielo. 
Mañana ya pagaré por esta falta de profesionalidad.

*se queda*

Con la flauta entre los dientes, Ben colgaba de un balcón del primer piso, balanceándose al ritmo de la música que le tenía invadida la cabeza. Tenía los ojos cerrados, y aunque las manos estaban bien sujetas a la balconada, el cuerpo colgaba prácticamente muerto. Hasta que comenzó a darle impulso. Hacia adelante, hacia atrás. Hacia adelante, hacia atrás. Hacia adelante, hacia atrás.

Ben, impulsada por la inercia de su propio vaivén, soltó las manos de su agarre al tiempo que se lanzaba al aire, abriendo los ojos en mitad de la caída. Tuvo el tiempo justo para coger la flauta en la mano y dejar ir un grito de júbilo antes de aterrizar, flexionando las rodillas para amortiguar el salto.

Fue entonces cuando reparó en la figura oscura que paseaba por los balcones. Ben se quedó estática un momento, y luego parpadeó. Por fin, compuso una ancha sonrisa y se incorporó rápidamente, ofreciendo una exagerada reverencia.

-A sus órdenes, su señoría -declaró, con voz tan rígida como sus gestos.

La veo venir antes de que salude. De hecho, la veo caer antes de que haga nada. Por suerte no se hace daño, pero que la gente sienta tanta fijación por las alturas y los saltos de altura comienza a preocuparme. 

—Buenas tardes, joven —saludo, volviéndome hacia ella, sonriendo. Recuerdo a la chica entre otras cosas porque trajo varias gemas de Horrdets—. ¿Cómo te encuentras?

Ben correspondió a la sonrisa, pese a que nunca sabía si tenía permiso para gestos como aquellos. De todas formas, el líder claritas siempre había sido amable con ella (en lo poco que habían tratado, pero bueno), y después de la charla con la líder chrysos, se sentía algo más desenvuelta.

-Fantásticamente genial, señor, como siempre me encuentro en Brontë -respondió, aún con cierta firmeza en su postura-. Ah, buenas tardes -. Dudó un momento, preguntándose cómo proceder-. ¿Cómo se encuentra su señoría?

Eso parecía adecuado.

Asiento al escuchar su respuesta sonriendo ampliamente. Me alegra ver que como mínimo hay una persona que está fantásticamente genial en Brontë día sí día también. 

—Me alegro pues. Por favor, no estés tan tensa: relájate. —Pido, al ver sus dudas y la firmeza que parece tener su postura—. Yo me encuentro bien: disfrutando del paseo. A veces hasta a los líderes nos apetece pasear sin más.

Ben asintió, absolutamente diligente. Parecía llevar a cabo una auténtica lucha interna por mantener un absoluto respeto y, al tiempo, relajarse, tal y como se le había ordenado. Esto se reflejaba en su expresión, concentrada por lograr un imposible.

-Es una delicia, con su permiso -respondió, tomando aire con fuerza para demostrar cuán relajada estaba-. Hace un tiempo excelente, si a su señoría le parece bien.

Aunque Ben había vuelto a tomar una capa prestada, con la bajada de las temperaturas.

La muchacha parece tener problemas para relajarse. Quizá se lo ha tomado como una orden. O quizá le cuesta mantenerse relajada ante un líder; probablemente sea esto último. Tampoco me molesta, sin embargo: de hecho, puede decirse que me hace cierta gracia su forma de hablar.

—No hace falta que me llames su señoría. Puedes tutearme también —concedo, porque creo que si no le doy permiso no lo hará y a mí no me importa que la gente de Brontë me tutee. Siempre que luego me guarde respeto, claro—. A mí, su señoría, me parece bien el tiempo excelente.