Balcones

-Si... quizás debería... AAAAAHHH!!- Hoju me asustó mucho cuando casi se me empotra contra la cara y se puso a mordisquear el pan de mi almuerzo, robándome un trozo de zanahoria también.

-Eh, Hoju que esta es mi comida... seguramente será lo que coma hoy en todo el día, así que haz el favor - dije apartándolo con mi mano.

Justo entonces aparece Hewina y mi rostro se tensa un poco.

Comenzó a regañar a Hoju por su comportamiento, pero yo no le dije nada: Alexander me dijo que no le hablara a ninguno de los dos, ni a ella ni a Heyl por haberme abandonado en el claro aquella noche, y eso iba a hacer.

Tras regañar a Hoju miré a Silvanus, pero no me dijo nada, y parecía no estar de humor.

"Vaya... solo lleva trabajando un par de días y ya está así... Pf, ese Alexander.", pensé.

Entonces le volví a sonreír.

"¿Como estás, dormilón?", le pregunté con tono bromista.

Me encendí un cigarro bastante pausadamente y le dí un par de bocanadas laaaargas y silenciosas.


...


-Bien.

Me respondió de forma muy distante. Parecía incluso como si estuviese molesto conmigo por algo.

Lo miré extrañada y algo apenada, y entonces le pregunté: "¿Seguro? No pareces estar... bien."

-Claro que no estoy bien- dije viendo para los lados por si aparecía mi extraviado jefe. ¿porqué no vinisteis al picnic? dije echándole el humo a la cara a propósito. ¿Y a que viene eso de dormilón? dije empujándola con el dedo bastante cabreadillo.

Mientras me decía aquello enfadado, Silvanus me hechó el humo del tabaco en la cara, por lo qué comencé a toser, y entonces me empujo bruscamente con un dedo.

"¿Qué? Sí que fuimos, pero cuando llegamos estabas dormido.", le dije con la voz algo rasgada después de toser.

"Intentamos despertarte, pero como no te dabas despertado decidimos dejar que durmieses, porque pensamos que estabas cansado, y como tenías que trabajar al día siguiente...", le expliqué.

"De todos modos te dejamos una nota... ¿No la has visto?", dije extrañada.

Relajé los músculos con su respuesta.
-Mentira... yo no vi ninguna nota, solo vi a Tristán comiéndose las uvas... y... y... no creo que se la haya comido él.

Entonces saqué a Tristán de la bolsa.

-¿Te comiste una nota de papel el otro día en el claro? - el dragón negó con la cabeza- ¿viste a Heylel y a Hewina en el claro aquella noche?- el dragón asintió- entonces me llevé una mano a la frente y negué con la cabeza. ¿quemaste la nota que dejaron? - el dragón asintió- Joder... es que ¿sabes? a Tristán le gusta quemar papel... una vez lo hizo delante de Alehyss en el comedor y ella también se sorprendió. Es algo que le encanta: quemar papeles tooodo el rato... enfin, supongo que no tengo motivos para estar enfadado...

-Perdón dije dándole una calada al pitillo y echándole de nuevo el humo a la cara. Sabía que no le gustaba, pero me apetecía picarla, mas que nada porque me aburría.

Silvanus interrogó a Tristán, y entonces quedó todo claro. Entonces Silvanus me pidió disculpas, pero me hehco el humo en la cara nuevamente, y volvi a toser.

"Jo-pe Silvanus... para, que- me molesta...", dije entre toses, pero esta vez me dio un ataque de tos más intenso, ya que tenía la garganta preafectada de la anterior ráfaga de humo.

-Ogh, por favor, Hewina la maulítica, te voy a llamar a partir de ahora - dije entre risas, entonces le pasé una mano por el pelo. - ¿estas mejor, mauli?- le dí un beso en la comisura de sus labios. Uno pequeño, agudo y fugaz.- Ala, mauli, ya está. Como nueva. Entonces me eché a reir por lo bajo mientras me terminaba el pitillo.

Cuando me hizo aquello lo miré con los ojos muy abiertos, mientras me sonrojaba levemente, y entonces él se hechó a reir mientras seguía fumando.

Cuando reaccioné desvié la mirada, apenada, y entonces murmuré: "Bo... no juegues conmigo..."

Tenía ganas de irme de allí, pero no quería que se lo tomase mal, así que esperé a que dijese algo al respecto, o a que cambiase de tema.

-¿Acaso no le puedo dar un beso a mi amiga? o quizás prefieres que te lo dé Aren o Alexander, ¿no? dije pinchándola con un dedo, juguetón Jajaja vas a acabar en los calabozos por adúltera jajaja ya verás. Bueno, niña: me voy que he quedado con... bueno, no... no he quedado con nadie, iba a mentirte para quedar bien, pero sabes que no miento muy bien, así que no... me iba a tumbar en cama y rascarme la barriga (FdR: (masturbarse)) así que nada... chao.


*se va*

Cuando dijo lo de "amiga" llegué a pensar por un momento que igual se había equivocado y en realidad su intención era darme un beso en la mejilla, pero tras aquellos comentarios (con los que lo miré con los ojos entrecerrados) intentaba escabullirse con excusas nerviosas, y al final se acabo marchando de allí. Al final yo no era la única que quería irse de allí, después de eso que había pasado.

Lo miré con cierto asombro mientras se iba, y entonces murmuré: "m... Adiós..."

Vamos, que con lo cual solo me había quedado un lío enorme en la cabeza.

Solté a Hoju, y entonces decidí apoyarme en la barandilla y quedarme allí, contemplando el paisaje mientras intentaba aclarar mi mente.


*se queda*



FdR: pobrecilla D= XDDD

Salgo a tomar el aire a los balcones y quien sabe si a saltar para desestresarme un poco. Entonces encuentro a Hewina allí parada con Hoju al lado.

- Hombre, hola, ¿qué tal va eso? -Pregunto con ánimo mientras me acerco a su altura.

Heylel me saluda, haciéndome salir del "trance", y entonces le devuelvo el saldo: "Ah, hola Heyl"

"Pues bien... me he encontrado a Silvanus, ¿y sabes? estaba enfadado con nosotros porque pensó que no habíamos ido al picnic", le dije a continuación.

Mientras le contaba aquello Hoju voló hasta la cabeza de Heylel, mientras hacía ruiditos contento, y yo me reí.

Me coloco al lado de Hewina y la miro algo sorprendido por lo de Silvanus. Luego niego.

- Aah... Ese tonto, siempre igual -. Digo con una sonrisa cansada mientras acaricio la cabeza de Hoju. -Holaaa, bichiiiin...nininininiiiii... -De verdad, este Tnldne me pierde.

- Le dirías que fuimos, ¿no? Me imagino que se pondría de morros -. Comento.

"Sí, claro. Le expliqué que fuimos y que estaba dormido y eso... y lo de la nota, pero resulta que Tristán la había quemado.", le dije.

"Y sí... estaba enfurruñado", añadí.

- ¡Tulvind! -Asestó el líder con voz seca de orden para luego bajar un poco la barbilla y mirar al joven hacia arriba como si llevase oculares sobre la parte baja de la nariz. Se fijó en la claritas y comenzó a caminar hacia ambos con calma y desparpajo. -Y cia...- Añadió en tono bajo dedicando una sonrisa de medio lado a la chica.

- Dime una cosa, ¿de qué huías anteayer? ¿Tenías miedo de cargar también con las culpas, pinzón*? -Pronunció arrastrando las palabras.

Se detuvo a unos metros de los jóvenes y volvió a guiñar un ojo a la claritas en cuanto esta le dedicó la mirada, igual que las últimas veces que habían coincidido.

* Quise hacer un juego de palabras ya que, en gallego, una subespecie de esos pájaros se llaman "degolados" (=degollados)

Niego con la cabeza mientras sonrío. Silvanus siempre igual.

- Es que no es capaz de...- Pero alguién grita mi nombre y tenso la espalda del susto para luego girarme de inmediato. La visión que tengo no hace que me relaje precisamente. El líder caeruleus sonríe mientras se dirige a mí y aprieto la mandíbula.

Cierto, me había visto marcharme justo cuando él llegaba. Maldición. Y yo pensaba que había tenido suerte.

- De nada, señor. Simplemente salía de las habitaciones cuando usted llegó -. Era cierto, era odiosamente cierto pero no iba a servirle. No, no le bastaría. ¿Qué demoniso tenía que hacer o decir o...? Mierda. - Por supuesto vi a Alexander y a Lyam discutir, de hecho yo crucé un par de palabras con Alexander pero simplemente no tenía nada más que hacer allí, señor -. Añado con cierta temerosidad sin conseguir destensar el mentón. Las alas tensas hacia atrás.

Un grave grito nos sobresaltó a los tres, y entonces vimos a Aren. Hoju se fue de la cabeza de Heylel para meterse asustado en mi bolsa, y entonces Aren comenzó a hablarle a Heylel. Yo mientras lo miraba con odio, y cuando terminó de hablar me miró y me guiñó un ojo, como solía hacer.

Yo, como solía hacer también, desvié la mirada, enfadada, y después de unos segundos observé a Heylel, mientras hablaba. Por lo visto había pasado algo con Lyam y Alexander.

El líder Darvenwish amplió la sonrisa tanto por la respuesta del aether como por la esperada reacción de la claritas. La próxima vez le dedicaría un gruñido.

Caminó lentamente un poco más hasta llegar a la altura de los chicos.
- Por supuesto todos predican con su inocencia. Pero no sería justo que tus compañeros pagasen por armar escándalo y tú, que estabas entre ellos, quedases impune -. Indicó mientras giraba delante del aether haciendo sonar un poco más alto uno de sus pasos.

- Eres un hombre honrado, ¿cierto? No permitirías algo semejante. ¿Cómo te encuentras últimamente, claritas? ¿Muchos baños en el lago? -Indicó parando delante de Hewina y entrelazando con el mismo tono indiferente y picajoso ambas referencias. El líder no pudo evitar una sonrisa de tiburón mientras miraba a los ojos de la rabiosa chica. - Podrías cambiarlo por las termas alguna vez. Es un lugar menos frecuentado por los guerreros -. Indicó en un tono más bajo.

Sin perder la vista de la claritas alargó la mano derecha hacia el mismo lado apuntando con el índice al Aether y pronunció:

- Heylel Tulvind abre las alas - Ordenó con tono de falso reproche similar al que empleaban los padres para indicarle a los niños pequeños que no debían portarse mal y que por ello estaban defraudados..

Por supuesto el líder caeruleus no cree mis palabras y la frustración que siento es horrible.

-Claro que no dejaría a mis compañeros pagar por mí, señor -. Comunico mirando al suelo mientras aprieto la mandíbula aun más y aprieto los puños.

Entonces empieza a hablar con Hewina y giro la cabeza para mirarlos con extrañeza. Frunzo el ceño.
Cuando había conseguido serenarme un poco veo como me apunta con el dedo y dice algo horrible. "Abre las alas"

Un gesto de terror se forma en mi cara y doy un paso atrás. Quiero correr, quiero saltar, quiero huír de allí como sea posible. Las piernas me tiemblan y mis ojos están desorbitados.

- N- ...Señor, cualquier cosa... P-por... Por favor, ¡N-No!- La voz se me quiebra y miedo, miedo profundo es lo que siento acompañado de un escalofrío constante que me recorre las piernas y las alas haciendo que se plieguen tratando de desaparecer en aquel mismo momento.

A la mente se me viene la guerra, las heridas, un ala fracturada con un crack seco y el hueso hueco a pesar de su grosor, hecho añicos inservibles. Gabrielle en Ventus esperando buenas noticias y...

Es un hombre poco paciente, no puedo esperar a que tenga que mirarme, pero no tengo fuerza. No tengo valor para hacerlo...

Me llevo una mano a la boca y rápidamente la otra también mientras agacho la cabeza y tenso mucho los hombros. Lentamente las alas se abren -no sin esfuerzo- y yo me voy encogiendo mientras intento aguantar los quegidos que salen de mi boca.

Cuando tengo las alas estendidas la ansiedad que siento es horrible. Quiero correr, largarme, quiero tirarme abajo, volar hasta Ventus, no volver nunca a Brontë... Y sé que este malnacido me encontraría en cualquier parte. Que, si se me ocurría mover un músculo aparecería de golpe frente a mí. Tengo náuseas.

Espero, espero y se me hace eterna la agónica espera. Siempre igual. Si eras un hombre te trataba como escoria y te maltrataba, si eras una mujer te trataba como escoria y te acosaba. si solo pudiera por una vez...

Aparto un poco las manos de la boca y, tartamudeando, trato de decir "Aethes". Pero es inútil. Simplemente consigo pronunciar la primera sílaba y vuelvo a tapármela con fuerza, apretando los ojos. Quiero desaparecer.

Iba por los pasillos cuando al fondo vi los balcones, Hewina estaba en ellos, Heylel tambien y él, por supuesto. Me paré en seco y me oculté en una pared. Parecía que Aren estaba hablando con Heylel y no quería ser un estorbo, por lo que me quedé espiando en mi escondite.

*se queda*

Cuando se dirigió hacia mi y me dijo aquello volví a mirarlo de la misma forma que antes, pero a medida que hablaba me enfurecía cada vez más.

No le respondí nada, y por lo visto tampoco esperaba una respuesta por mi parte, ya que mientras me miraba alzó una mano y le dijo a Heylel que abriese sus alas.

Entonces observé la reacción del pobre Heylel... mientras me apenaba, y volví a ver a Aren, quien seguía observándome.

Tuve ganas de insultarle... de pegarle, e incluso de empujarlo y tirarlo por el balcón... total, no le pasaría nada. Pero claro, tal y como a él no le pasaría nada a mi me pasarían muchas cosas si osase hacer algo de aquello, por lo que simplemente desvié mi vista hacia el suelo, haciendo que el pelo me tapase la cara.

No quería ver aquello... y mientras sentía una gran impotencia.

El líder Darvenwish observó la súplica del aether y se jactó de la situación. Lo bueno de que aquel muchacho hiciese algo mal era que sabía exactamente donde hacerle cosquillas.

El líder miró a la claritas y luego al aether.

- Vaya, vaya. Mira esto, desapellidado, tu querida amiga se limita a permanecer en silencio mientras esperas tu condena. No vaya a ser que le caiga algo... -Comentó con una risa retorcida.

Se acercó al muchacho y posó una mano sobre sus suaves plumas, notando como este se contraía. Sonrió. Entonces escuchó al aether susurrar algo parecido al conjuro de su raza y abrió mucho los ojos. Una sonrisa de incredulidad se formó en su cara.

- Aether, ¡por favor! ¿En qué estás pensando? -Indicó agarrando la cara del joven para luego dejarla caer. -Quizá tu querida Gabrielle tuviese alguna oportunidad, pero tú... -Añadió con una sonrisa que enseñaba los dientes.

- Debo darte la enhorabuena al menos por esto, chico. Son realmente hermosas -. Indicó con calma mientras acariciaba las extremidades emplumadas casi con mimo. - Es un auténtica pena -. Agarró con delicadeza una de las articulaciones pequeñas del ala y, tras unos segundos de intensa angustia, apretó hasta hacer sonar un pequeño crack que le hizo ampliar la sonrisa.

El líder miró hacia el pasillo y una cocorota rubia desapareció corriendo al momento. Sin prestar mayor atención, volvió a los presentes.

FdR: El gilí tuvo que irse u.u

Menciona a Gabrielle y no puedo sentir más que impotencia y vergüenza por la situación. Gabrielle no hubiese tenido miedo, Gabrielle no habría permanecido acurrucada como una alimaña asustada, Gabrielle hubiese luchado a pesar de ... Yo no era Gabrielle.

El crack no es un aviso cuando sientes un hueso despegarse de otro dentro de tu carne. Solté un grito agónico y me llevé las mano al ala que se quedó tiesa tras haber resibido el daño.

Es un dolor horrible, agudo, agónico, insufrible, ¡desesperante! No puedo evitar soltar quejidos debido al dolor causado e incluso tengo que arrodillarme para no perder las fuerzas que me quedan. Me mareo. Casi prefiero dejarme caer y olvidarme de todo. Tengo taquicardia y una ansiedad horrible, pero el punzón que parece haber clavado en mi ala no me deja pensar demasiado.

No sé si ese monstruo se larga, se queda, no sé, me da igual. Tengo que hacer algo, ¿qué? ¿qué hago? Lo único que quiero es tumbarme y apretar los dientes hasta que el dolor pare.