Balcones

Sonreí al igual que el príncipe Svend, sólo que quizá con un poco cinismo, y no porque me dejase de caer bien o mal... Sino porque la situación y el hablar de ello me estaban empezando a enfurecer un poco.

- Como ya he dicho antes, es un miembro muy polémico y problemático. Creo que no me equivoco al afirmar que todos éramos conscientes de su existencia y por lo menos de alguno de sus actos... impropios - enuncio lo más seria que puedo, esperando poder continuar -. El hecho de que siga siendo él... el que llame la atención, el que nos perjudique a los líderes y al castillo... ya sin tener en cuenta si ha sido por su culpa o no... Pero siempre, siempre, ¡SIEMPRE! está en el punto de mira, en el origen del problema - Suspiré para tranquilizarme un poco -. Todo eso es lo que me hace sospechar de él...

Dí una vuelta con la vista por todo el panorama, un poco avergonzada de mi comportamiento, no era muy propio en mí.

- En cuanto a de qué sospecho... No es que piense que ha sido él el causante directo, no tendría mucho... Pero creo que podría haber tentado a alguien a hacerlo... Y no estamos hablando de niños pequeños, sino de miembros de un castillo, guerreros, hombres y mujeres que acuden aquí para ayudarnos a... A lo que sea que tengamos que hacer en este ridículo sitio... - Terminé de explicar, agachando la cabeza, con ganas de gritar, de golpear algo.

Ladeé un poco la cabeza hacia la puerta, y di varios pasos.

- Disculpa, creo que ahora debo irme - mi comportamiento sí que había sido infantil, seguir con el líder claritas sólo me haría perder el poco prestigio que me quedaba ante él.

*Se va*

Borro la sonrisa en cuanto la líder comienza a responder a mis preguntas y la miro con una mezcla de curiosidad y sorpresa en la cara. Curiosidad porque tengo interés en conocer sus respuestas; sorpresa porque no me esperaba que fuese a responder de una forma tan... ¿Alterada? Me pregunto, de pronto, si la señorita Ethrial no habrá tenido algún problema persona con el piscis, pero decido no preguntar nada para no alterarla. Además, yo nunca he sido un cotilla.

—No creo que el hecho de que estuviese en todos los problemas sea un motivo suficiente para considerarlo sospechoso de... — Frunzo el ceño —. ¿Su secuestro? ¿ Desaparición repentina? — Chasqueo la lengua —. Más que nada porque no tendría mucho sentido... — murmuro, más para mí que para ella.

Voy a añadir algo más, pero la líder flamma abandona el lugar. Suspiro y vuelvo mi mirada al paisaje. La conversación estaba siendo de lo más interesante, pienso mientras observo un curioso arbusto de los jardines.

Permanezco unos segundos más ahí plantado, contemplando las vistas y pensando en el piscis y en mi conversación con la líder flamma. Luego, cuando decido que ya he pasado mucho tiempo sin hacer nada realmente productivo ni para la investigación ni para el asunto del piscis, decido volver al interior del Palacio.

*se esfuma*

Tras ser expulsada de la "escena del crimen" por Nagorr Brumm me dirijo a los balcones para pensar un poco y tomar el aire. Desde luego, debería comentar esto con Jager, pero, al mismo tiempo, debido a la última norma sobre las entradas y salidas de palacio quedaría extremadamente sospechoso que yo pidiera permiso para ausentarme justo hoy que he encontrado el cadáver de Adela en las escaleras.

Suspiro. Todo se está volviendo muy extraño y, sin duda, van a empezar a ponerse a prueba mis habilidades para meter las narices en esta clase de cosas sin levantar demasiadas sospechas.

Frunzo el ceño. ¿Debería relacionar la muerte de Adela con la desaparición de Silvanus? ¿Puedo dar ya por hecho que el suspuesto asesino era un flamma?

Lo que me asusta es estar encontrándome con un caso totalmente diferenciado de la desaparición del piscis, pero por ahora daré por hecho que es el mismo caso. Ya tendré tiempo de dascartarlo, pero si comienzo investigando cien caminos diferentes jamás llegaré a ningún sitio.

Tras pensar un rato y tomar el aire decido ir a ver si puedo averiguar algo más.

*entra de nuevo*

Nunca había estado tan alejada de los centros neurálgicos del palacio, como son el comedor, la sala comun o las habitaciones, donde la gente se reunía con mas facilidad, ya que ahora me encontraba deambulando mientras tomaba un rico helado de coco mientras caminaba distraída por los pasillos, hasta que al fondo vi una puerta que daba a un balcón exterior grande y sin pensarlo dos veces, eché a correr hasta llegar a el.
Una vez en el balcón, comencé a golpear los barrotes con mis manos para marcar la base musical de una canción y comenzar a bailar al son de los golpes que estaba creando.

Era curioso, nunca había estado en ningún balcón y a lo lejos, por detrás del bosque, se podían ver un par de luces, seguramente, de algún pueblito cercano, o asi.

se queda*

Llevaba todo el día un poco nerviosa, pero contenta a fin de cuentas. Había escrito algunas cartas más a Alexander contándole un poco cómo estaba Brontë y, aunque no esperaba respuesta, me gustaba pensar que así lo mantenía informado y algo más seguro. Salí a los balcones para tomar algo de aire. Tenía una sonrisa grabada en la cara y, la verdad, me daba algo de vergüenza pero, por el momento, nadie se había fijado demasiado. Al fijarme en el amplio balcón, encontré a una parvus tarareando una canción mientras miraba hacia afuera. No la conocía, pero estaba de suficiente buen humor como para acercarme. "Hola, ¿Estás tarareando una canción conocida?" Le pregunte, contenta.

Una chica con un bonito pelo aparecio tras de mi. - si, es conocida, espera, que la canto-
Si tu quieres ser mi novioo,
tendras que comprarme un barco
porque si no te cobro
o con un arco te mato (

Es la cancion de moda en Hummus entre los jóvenes, es de Prustin Rieber, lo conoces? es guapiiisimo, es taaan atractiiivo... AY! que no me he presentado! me llamo Nagore- digo contenta. ¿Y tu? Eres muy guapa, sabes? Que te haces en el pelo?

La chica parvus me cantó la canción y me llevé la mano a la boca con sorpresa al conocer la letra "Pero... Es una canción un poco violenta, ¿no? ¿En serio es famosa en Hummus? Yo nunca he visto hummus, de hecho, solamente conozco mi santuario de Ignis y, ahora, Brontë" Informé a la chica cuando habló de un chico que cantaba esa canción. Me puse algo colorada cuando la escuché hablar tan abiertamente de lo guapo que le aprecía y todo eso. Luego se presentó y me reí, divertida "Un placer, Nagore. Yo soy Summer. Summer Bullet" Confirmé y, posteriomente, se me volvieron a subir los colores -esta vez algo más- cuando dijo que le gustaba mi pelo. "¿De... de verdad? Es un pelo... normal" Dije llevándome una mano a él. Luego me encogí de hombros cuando preguntó qué me hacía "Me lo lavo" Respondí con sinceridad.

-Violenta? deberías verlo cuando canta en algún sitio... violentas somos sus fans. Si es que al final soy tan buena guerrera por sobrevivir a sus eventos. Es un chico fantástico y supongo que pronto saldrá de gira mundial. Jo, pues Hummus es un lugar fantástico-comento sin dejar de triscar los dedos.

-Ajajajaja solo faltaba que no te lo labaras yo tambien me lo lavo, pero le echo raíz de sésamo para que no se engrase y esas cosas- digo tirando de un chicho para demostrar su dureza.

-¿Tu te sabes alguna canción? - comento divertida

Me imaginé a un grupo de chica corriendo en tropel y alzando los puños contra aquel chico. Todo lo que fuese violento me daba un poco de miedo, la verdad. "Pues que mal... Es decir... Eso da algo de miedo. Pero si te ha servido como entrenamiento..." Rematé con una sonrisa algo comprometida. Nunca había estado ante una multitud furiosa ya que en el santuario todo era calma y la música que había formaba parte de las oreaciones. "¿Sabes? Me gustaría ir a Hummus y conocer a ese chico para escucharle cantar" Comenté algo animada y divertida. Yo en una de esas concentraciones en medio de una enorme plaza o corte. Se me subían los colores solo de pensarlo. Nagore pareció divertida ante mi respuesta y me dijo qué utilizaba ella para mantenerlo suave "La verdad es que el tuyo también es muy bonito. Pero, lo siento, yo no le echo nada en especial" Respondí con sonrisa amable. Entonces preguntó si yo sabía alguna canción y me llevé un dedo a la boca, pensativa. "¿Yo? ... Bueno, me sé alguna canción de recreo o alguna oracional" Comenté con entretenimiento, era la primera vez que me preguntaban sobre el tema. "Si quieres te canto alguna, pero mejor dentro, empeza a hacer algo de fresco a estas horas" La parvus aceptó mi oferta y las dos nos dirigimos dentro del palacio mientras yo comenzaba mi pequeño recital "Diosa, bella Diosa..."

La noche resultó ser algo más fría de lo que yo esperaba, y el fino jersey que me había puesto no fue suficiente para evitar que se me pusiera un poco la carne de gallina al notar la brisa nocturna en mi nuca al descubierto. Crucé los brazos y me encogí un poco durante un segundo, entornando los ojos para volverlos a abrir cuando pasó la pequeña corriente.

Sonreí levemente al pensar que, después de un año en el Palacio, me había vuelto mucho más sensible al frío de lo que era en casa. Sock siempre se ponía enfermo en invierno, y yo, en cambio, incluso en los días más crudos salía de casa sin abrigo sin la menor consecuencia. Me preguntaba si Sock seguiría metido en el despacho en invierno, refunfuñando ambos por su acérrimo hacia la nieve.

Sacudí la cabeza y miré a lo alto. Las cosas habían cambiado mucho como para preocuparse por lo que pasaba allí ahora. Por el contrario, me centré en contemplar las estrellas, que brillaban especialmente gracias a la estrechez de la luna. La noche era tranquila, el cielo estaba despejado, y apenas sí se oía el canto de los insectos. Pensé que incluso habría sido interesante bajar a los jardines, aunque fuera tan de noche, pero me encontraba a gusto en aquel balcón y no me apetecía irme.

*Se queda*

No dejé de practicar aun teniendo los pies sobre el suelo y me deslicé por el pasillo hasta quedar tras la puerta abierta del balcón donde la chica se había metido. Me quedé un rato en silencio, observándola desde atrás y me di cuenta de que no era una chica como tal, sino una niña, y fruncí un poco el ceño en señal de chasco por tener que encontrarme a una cría a estas horas por aquí.

Pensé en irme, pero el hecho de verle el peinado tan raro me llamó a continuar con lo que di un ligero salto y salí a la poca luz del balcón poniéndome la máscara en la cara.

— ¿Cuál es tu nombre, chica? ¿Y por qué no estás durmiendo? —Pregunté con tono serio manteniéndome inmóvil detrás de ella.

Un grito ahogado salió de mi garganta, al tiempo que giraba sobre mí misma con un sobresalto, para encontrarme con una máscara que brillaba por su blancura. Los ojos detrás de aquel escondite me miraban como dos brasas negras queriendo traspasarme el alma, dándome una sensación de presa acorralada que me hizo retroceder un paso más, chocando mi espalda con la barandilla del balcón.

La voz que me hablaba, algo grave y medio apagada por la máscara, aunque firme, junto con la silueta oscura que tenía delante me hizo pensar que debía tratarse de un hombre, probablemente joven. Sus ojos, que se me clavaban en la carne, me producían un extraño cosquilleo en el estómago que me hacía sentir confusa y me dejó sin palabras al principio. Sin embargo, no quería parecer débil.

Avancé el paso que había retrocedido, mirándolo con ceño, e incluso me atreví a avanzar otro par de pasos más, hasta quedar muy cerca, sin apartar la vista de sus hipnóticos ojos.

- Dew es mi nombre -respondí, hablando quizá algo más alto de lo debido, en un intento de hacer sonar mi voz tan firme y segura como la suya-. Provengo del norte de Aqua, y en mi familia se nos enseña a estar orgullosos de lo que somos y a no ocultar el rostro. Aleh ndä fthar, enfréntate a las olas -no sabía de dónde me estaba sacando aquel discurso, pero esperaba alguna reacción por su parte-. En cuanto a por qué no duermo, sencillamente me gusta observar la noche -tuve que tragar saliva antes de continuar, pues estaba siendo demasiado atrevida-. Y podría hacerte la misma pregunta.

La chica pareció asustada en un principio por mi fugaz aparición lo que me alegro en el sentido de saber que cada día mejoraba en mis movimientos. Me mantuve inmóvil cuando ella recuperó la compostura y la seguí con la mirada, impasible, cuando se acercó hasta mí informándome de su nombre y su procedencia. Piscis, al parecer, pues no hizo falta que tradujese aquellas palabras para que pudiese entenderlas.

—"Delnnez alfdaah mendaznec ujhos ittaiz indalehthille", tu rostro es el de tus enemigos que se reflejarán en él como en las aguas —Respondí a su refrán con una de nuestras enseñanzas defendiendo así el hecho de llevar la máscara puesta. —Ahora sé de Dew, la piscis del norte, y de su afán por las estrellas. También comparto esas tierras, pero mi presencia nocturna no se debe a la devoción —Dije, estableciendo lo que la situación me aportaba de aquel encuentro. Encontrar a una hermana de la tierra había sido más agradable esta vez pues, aunque insistía en que mi gesto era de cobardía como la otra mujer, no pretendía plantar batalla o faltar a mi persona.

Ante su respuesta a mi provocación, no pude sino asentir y dejarlo estar. Como piscis, conocía el mismo código que yo, y ante un congénere decidí respetar la situación. Si no me equivocaba, según su actitud y su máscara, debía pertenecer a una de esas tribus misteriosas a las que el abuelo solía llamar bárbaros. ¡Quién no habrá soñado alguna vez con formar parte de un grupo así!

- Piscis, pues -comenté, con una media sonrisa-. Otro pariente al que dar la bienvenida. No se ven muchos de los nuestros por aquí... ¿También ocultas tu nombre? ¿O sólo tu rostro? He oído hablar de la gente como tú... Debes provenir de un clan o una tribu, si no me equivoco. Te habrán enseñado a luchar.

Ante uno de aquellos guerreros, solía decir mi abuela, lo ideal era mostrarse seguro y confiado, para que no se sintiesen atacados. Por ello, decidí darme la vuelta, dando a entender que no me importaba no vigilarlo, aunque no pude evitar escrutar un momento más aquellos extraños ojos, con cierta avidez. Agradecí que la oscuridad ocultara el rubor de mis mejillas y ensanché la sonrisa. En la noche me sentía más segura.

- Y dime, amigo piscis, ¿qué haces aquí sino disfrutar de la noche? -pregunté con desenfado, sintiendo un cosquilleo subir por mi estómago al ser tan osada.

Asentí a su deducción y di por asentida su bienvenida con lo que me paré a responder a su demanda.

—Pertenezco a un clan, sí —Ante su aparente conocimiento sobre mis raíces me di el lujo de bajarme un poco el cuello de la ropa para dejar ver las marcas de agallas grabadas en el lado derecho de mi cuello, sesgando la yugular, homólogas a las del lado izquierdo. —Y en él evitamos a la muerte absteniéndonos de tener nombre —Expliqué para darle conocimiento de mi situación ya que había muchos clanes por Aqua.

Después se quedó mirando un momento y simplemente se dio la vuelta, haciendo ver que no desconfiaba de mí a pesar de ir enmascarado. Lo tomé como una señal de respeto hacia mi espacio propio y, como correspondencia, me situé a su lado en lugar de despedirme e irme. Me quedé mirando al frente.

—Salgo para practicar por las noches. Practicar por el día está bien para algunas cosas, pero la noche es silenciosa y delatora y es mejor tenerla controlada —Respondí con tranquilidad y sin enredos. Retomé sus palabras y la miré de reojo. — ¿Y Dew del norte sabe luchar? —Pregunté sin tapujos.

FdR: Súbita caída de Massen, como estoy incomunicado, dejo aquí las disculpas por no saber qué hacer con el momento...U

Asentí a sus palabras, aún sin estar satisfecha. Quería un nombre.

- ¿La muerte os busca por el nombre? -pregunté en un murmullo-. ¿Y no hay un apodo por el que podamos buscaros aquellos que no os deseamos ningún mal? -insinué, apoyando mi cabeza en la mano y pasando mi vista por el cielo, de un punto brillante a otro. El piscis me recordaba levemente a un cachorro asustado, que muestra los colmillos pretendiendo ahuyentar cualquier daño.

Cuando se situó a mi lado tragué saliva, notando cómo se me aceleraba el pulso, y lo miré de reojo. Parecía que había acertado en mi forma de tratar con él, pues me mostraba ahora su cuello, que miré de reojo sintiendo un nudo en el estómago. Por el aspecto de sus branquias, parecía incluso más joven de lo que había imaginado. ¿Cuántos años tendría aquel chico misterioso? Preferí no preguntar, pues si no quería darme su nombre, menos querría darme su tiempo de vida.

- Parece un buen entrenamiento -asentí a la explicación sobre sus escapadas nocturnas. Suspiré, sin embargo, ante su pregunta, con una mueca de rabia-. Dew del norte apenas sabe nada -respondí refunfuñando. Me volví hacia él y le sonreí-. He venido aquí a aprender. A luchar y a otras cosas. Pero no me considero una experta en el arte de la guerra, aunque sí he enfrentado a un par de enemigos. Nada comparado con el guerrero de clan, imagino, pero es un comienzo -me encogí de hombros. Dudé sobre si dar mi nombre de pila, pero tal vez me tomase por alguien vulnerable, si consideraba ocultarlo una protección, así que me mordí la lengua.

FdR.: Fallo de internet xDU

Volví a asentir a sus preguntas y, tras volver a mirar al frente un momento y respirar hondo con cierta resignación, decidí responder a su cuestión.

—Algunos me llaman hijo o hermano, pero para los más alejados suelo ser Follow, el buscador —Respondí con calma pensando en toda la gente de Brontë que ya había preguntado o conocido aquel apodo. Mientras no fuese mi verdadero nombre no aparecería en las listas de la muerte con lo que todavía no resultaba un problema.

Tras comentar sobre mi entrenamiento, la chiquilla confesó que había venido a Brontë para aprender aquello que parecía no saber y, aunque en un principio parecía molesta, acabó por mirarme con una sonrisa que llegó a extrañarme.

—Cada uno de nosotros sabe por qué ha venido y sus motivos serán destacables para ellos. Yo sé luchar y por ello un hombre tiene que hacer lo que tiene que hacer —Dije volviendo a mirar al horizonte oscuro tan lejano de mis tierras. Yo también había venido a aprender cosas que desconocía, pero eso no era necesario decirlo. Con plena tranquilidad y asumiendo que una pequeña piscis como ella no debería ser un problema -ahora mismo al menos- opté por subirme la máscara hasta dejarla caer hasta mi nuca justo después de haberme subido el cuello de la camiseta hasta la nariz para evitar que toda mi cara quedase visible.

Lo escuché en silencio, sin variar mi posición y bebiendo de sus palabras. Al fin, dio un nombre, y tras una breve explicación sobre sus deberes que no entendí demasiado bien, se descubrió al fin el rostro. No dejé de mirarlo de reojo ni un momento, y analicé como pude su cara con la luz que me proporcionaba la luna. De alguna forma, me sonaba.

Efectivamente, era muy joven. Debía rondar, a lo sumo, la edad de mi hermana Inwir. La tonta de Inwir... Era un alivio comprobar que no todos los chicos de su edad eran necesariamente tan estúpidos. Exceptuando a aquella chica, Sanae, a la que no había vuelto a ver desde hacía meses y meses, Follow debía de ser la persona del palacio más cercana a mi edad. Sentía como el rubor de mis mejillas iba creciendo en intensidad, mientras mi estómago se llenaba de mariposas.

- Así que Follow -dije, como quitándole importancia, a pesar de estar saboreando el nombre con regocijo en mi fuero interno-. Y dime, piscis de clan, ¿llevas mucho tiempo en Brontë? Me extraña no haberte encontrado antes, aunque tal vez fuera porque te ocultabas...

Interrumpí la frase al darme cuenta, de sopetón, de que sí lo había visto antes. El chico del río. Tenía que ser él, por fuerza. Una vez más, sentí mi pulso acelerarse por la emoción, aunque evité decirle nada, pues tal vez, si se tomaba tan en serio su entrenamiento, se avergonzase de haber sido visto sin saberlo. Tenía que disimular.

Tras asimilar el nombre por el que podría referirse a mí, la piscis preguntó sobre mi estancia en Brontë y dejé salir una media sonrisa de complacencia que quedó bastante oculta bajo la zona de tela que me cubría hasta la nariz. No obstante, mi lento parpadeo y mi pequeño y seco sonido algo jactancioso fueron síntomas indudables de orgullo.

—He llegado hace algunos meses y, desde entonces, he procurado encontrar a aquellos de los que me interesa conocer el nombre y no dejarme ver fácilmente. Soy como una sombra que vive en letargo por este palacio hasta que algo cambie mi rumbo —Indiqué con cierto entusiasmo y determinación. Era un guerrero de clan, una marea latente que te aborda sin rastros de espuma.

Follow parecía muy orgulloso de sus habilidades, y no sería yo quien le hiciera dejar de estarlo. Sonreí, orgullosa de él. El chico tenía futuro. Eso, desde luego, era indudable. Lo miré con los ojos llenos de admiración, aunque no pude evitar bajar la mirada, azorada, ante sus palabras.

"He procurado encontrar a aquellos de los que me interesa conocer el nombre[/i]".

¿Significaba eso que quería conocer MI nombre? ¿Eso era? ¿Tenía un interés especial en mí? ¿Por qué? ¿Qué tenía yo de especial?

Notaba el pecho a punto de estallar, pues mi corazón cabalgaba a toda velocidad. Alcé los ojos hacia él, pero no pude enfrentarme a la visión de su oscura mirada, y los bajé de nuevo a la barandilla, donde mi mano dibujaba círculos con nerviosismo. Carraspeé, sin saber muy bien qué decir.

- Pero... No te irás pronto, ¿no? Del... Palacio... Quiero decir... -balbuceé, con la boca seca.

En cuanto volví a mirar a Dew tras haber pronunciado mis palabras esta bajó la mirada con cierto nerviosismo, tomando un comportamiento que no llegué a entender del todo. Supongo que su edad hacía que se sintiese algo impresionada por sus mayores, sobre todo por alguien bien preparado como yo. No di mucha importancia a la situación y simplemente me limité a esperar a si decía algo.

Y, de hecho, lo dijo. Aunque casi tengo que preguntarle de nuevo para que repitiese lo que había intentado decir porque, de entrada, no entendí bien la frase completa. Pero rápidamente se aclaró en mi mente.

—No tengo intención de irme, no. Aunque supongo que algún día deberé hacerlo para hacer algo productivo por esta causa —Dije con tono casi obvio, pues no sabía a qué venía aquella pregunta. —¿Es que alguien te ha dicho que debemos irnos pronto? —Pregunté con cierta curiosidad y algo de ceño inquisitivo.

Negué con la cabeza, sintiéndome un poco tonta.

- Yo... Es que decías algo de... Cambiar de rumbo, o algo así, y se me ocurrió que... Bueno, que podías referirte a eso -intenté explicar-. No tenemos por qué irnos, que yo sepa... Llevo aquí instalada un año y nunca me han comentado nada acerca de eso...

La conversación estaba tomando rumbos poco interesantes, así que decidí retomar la conversación anterior, aunque no sabía muy bien como hacerlo.

- Así que... Has venido... ¿Buscando a gente? ¿Por qué? -pregunté, mirándolo por el rabillo del ojo. Solté un inaudible suspiro.

A mi pregunta la chica pareció algo perturbada y trató de explicarme el por qué de la cuestión. Fruncí un poco el ceño ya que su actuación se estaba volviendo algo molesta con aquellas deducciones tan burdas. Sentí cierto chasco por parte de la piscis, pero supuse que, a fin de cuentas, era muy joven y ya había reprimido sus impulsos infantiles demasiado tiempo.

—Es posible que me vaya si hay un cambio brusco de mi destino, eso no puedo asegurarlo. Pero, por el momento, estoy ligado a este sitio —Comenté con más seriedad.

Después realizó un par de preguntas diferentes, relacionadas, al parecer, con lo que le había dicho sobre encontrar nombres. Negué con la cabeza manteniendo el ceño fruncido por tal error de interpretación.

—No, nada de eso. He venido porque era lo que tenía que hacer. Las cosas que deba hacer aquí para mis fines no tienen nada que ver con esa labor —Indiqué con el tono algo más áspero.

Al momento suspiré, lamentando no haber dejado la conversación en el punto donde había parecido interesante, y decidí darme la vuelta para volver a mis quehaceres.

—Me despido, Dew del norte. Si el destino nos es propicio entonces nos encontraremos de nuevo —Y entré de nuevo al palacio para volver a mis hábitos.

De pronto, el piscis empezó a mostrarse cada vez más molesto, y yo no sabía qué hacer por evitarlo. A pesar de mis intentos por mostrarme agradable, acabó por despedirse y marcharse. Correspondí a su despedida con cierto desánimo, y tras verlo desaparecer, suspiré con frustración. ¿Cómo podía ser tan tonta? Por mi indiscreción, había perdido su atención y su interés. Mal, Dew, no te enseñaron así.

Me di la vuelta de nuevo hacia el exterior, sin saber muy bien qué había hecho mal... Pero desde luego, debía de ser culpa mía. Con un mohín de disgusto, entré yo también al palacio. Era tarde, y yo necesitaba descansar.

*Se va*

FdR.: Stalkers frustradas que son Massen Dew.

-... Cómo se ha atrevido... ¡CÓMO!- Bien es cierto que colgué un anuncio en el tablón porque hacerse con un huevo de dragón no es fácil y necesitaré ayuda. Sin embargo, supuse que tendría un mínimo de decencia y no se anotaría en esa misión... ¿Qué pretende? Me van a volver loca. ¡LOCA!

Salgo a los balcones a tomar aire, apoyo mi cabeza entre los barrotes de hierro y bufo. Ahora tendré que compartir viaje con ese gilipollas. Debí especificar en el tablón que no quería que viniesen ni él ni su novia, pero creí que tenían los suficientes escrúpulos y moral como para no volver a verme la cara.

Bufo de nuevo, más enfadada que antes. BUENO, ME DA IGUAL. Ya veré qué hago. Menos mal que Fier se ha anotado, porque sino...

*se va echa una furia*