Hall/Entrada

"Vale ^^ Muchas gracias", le dije.

Después de responderle nos adentramos en el palacio.

*se van*

Como me he echado una siesta por la tarde no tengo demasiado sueño con lo que mejor ir a planear un poco.

*se va*

Entré en el palacio por aquella inmensa puerta.
-Bah! mucho lujo mucho lujo, pero no hay un mayordomo con galletas de canela para recibirme... espero que tengan una buena excusa para que nadie me haya recibido... Al diablo! yo me voy a las habitaciones... haber si las encuentro, tengo que dejar todas estas cosas... dije mirando con desprecio a todos aquellos bártulos.

*se va*

Entro en el Hall.
No se porqué no me extraña, pero no hay nadie en el... es un poco tarde, la verdad.
Y sin parame a admirar los bonitos cuadros y columnas, me pierdo en el interior del palacio... al fin y al cabo, no necesito a nadie para que me lo enseñen.

*se va*

Entró en el Hall. No había nadie. Pero eso ya lo sabía. A esas horas nunca había nadie en ningún sitio.

Le dedicó un rápido vistazo a la sala y siguió caminando, con rapidez. No le interesaba la decoración, aunque sí que se preguntó cuánto ganarían si vendiesen los elementos decorativos.

Qué pena que nunca llegase a responder a su pregunta.

*se va*

Entré en el enorme hall y miré a mi alrededor. Era amplio y bien decorado y bastante acogedor a comparación con las paredes frías y lisas de la torre.
Doy unos pequeños pasos mientras jugueteo con la tela de la parte delantera de mi vestido blanco. Entrar, no entrar... Era una desición difícil. No conocía mucho más allá de las puertas del pacífico santuraio "Mi casa" y ahora tenía una variedad de pasillos que se abrían ante mí dándome montones de posiblidades. Oh, diosa, ¿qué debería hacer?

Llegué al Hall un poco dolorido... pero estaba medianamente contento: Tristán, mi dragoncito estaba vivo y mi nueva funda para mi daga estaba reluciente.
Pero algo me detuvo a las puertas del palacio.
Una chica
Una chica vestida con túnicas

¿porqué no se mueve?

-Perdon... ¿vende usted algo? porque aquí nadie le va a comprar nada... estamos todos sin un duro jajaja. ¿por qué diantres no pasa? acaso le va a comer un pedazo la alfombra?

Tristán giró curioso la cabeza y voló hacia ella, posándose en su hombro y olisqueándola con curiosidad.

-Oh... no se preocupe... no hace nada,.

Cuando todavía meditaba sobre qué hacer ahora que estaba allí un chico se me acercó y me sacó de mi letargo. Abrí mucho los ojos un momento, haciendo que su tinte azulado deja escapar cierta sorpresa. Pero al instante una sonrisa se dibujó en mi cara antes de responder.

"No, no vendo nada. He vido a formar parte del ejército de Brontë pero..." Negué con la cabeza "Estoy algo confusa, perdona" Un dragoncito vino volando hacia mí y lo acaricié. "Es muy gracioso. Me encantaría conocerte, pero ahora no tengo la energía necesaria. Perdóname, por favor" Le dediqué otra sonrisa y eché a andar por los pasillos con más determinación.


FdR: Lo siento mucho, tengo que irme

SERÁ ESTÚPIDA LA TÍA ESTA! y se va! NO VOLVERÉ A SER AMABLE CON DESCONOCIDOS! que le den! así te coman una manada de mecñas rabiosos JUM!

-Vale, no pasa nada- dije con una sonrisa. Descansa y ya nos veremos, entonces.

La chica dio media vuelta y se perdió por los pasillos. En cuanto giró la esquina, me tiré con el dedo índice del párpado de un ojo y le eché la lengua.

-Bababa... que te den un poco, niña.

Me voy con aires triunfantes.

*se va*

Estaba a punto de salir a los exteriores, cuando oí un feroz aullido que desgraciadamente, me resultó muy familiar...

Una expresión de horror se formó en mi cara, y pensé: "Las bestias..."

El tidnle se asustó y se acurrucó en mis brazos. Debía ir a luchar, pero no podía ir con él... ya que es muy indefenso.

Abrí mi bolsa y metí al tidnle dentro, dejándola abierta y dándole más galletas, y entonces lo dejé debajo de un banco del hall.

"Espérame aquí... volveré pronto", le dije, y entonces me armé con mi báculo y miré hacia el lugar del que provenían los aullidos. Si había más gente luchando, los acompañaría, y si no intentaría huir sin que se diesen cuenta.

"Deberíamos tener una especie de alarma para estas ocasiones...", pensé, y entonces heché a correr hacia allí.


*se va*

Después de la batalla, Lyam, Adela y yo volvimos al palacio. Adela (curiosa e impresionantemente) me llevaba en brazos, pero le dije que parase un momento para coger al Tidnle, que lo había dejado en mi bolsa, debajo de un banco. Se había comido todas las galletas, y estaba dormidito, hecho un ovillo.

Cogí la bolsa en brazos, con cuidado, y entonces nos adentramos en el palacio.


*se van*

Paso corriendo por el Hall sin hacer caso a la decoración. Abro la puerta de un empujón, de par en par, con fuerza, y salgo disparado hacia el exterior.

*se va*

Pocos minutos después estoy corriendo de nuevo, esta vez hacia dentro. Espero que Inger no se haya cansado de esperar...

*se va*

Atravieso el Hall con aire ausente. Un paseo me vendrá bien para aclarar las ideas.

El primer contacto con el aire fresco me hace pensar en ir a por más ropa, pero viéndome tan alejada de las habitaciones decido no volver atrás.

*sale*

Ya es algo tarde. Frunzo el ceño. Espero que no le dé por echarme en cara cosas, porque, para ser sincera, no me apetece NADA encontrarme con él.

Muevo los hombros en círculos, en un vano intento por hacer que mi espalda cruja, y salgo.

*se va*

Decidí asomarme a la puerta, para ver que tal noche se quedaba... fría, como siempre... mis huesos rugían ante aquel húmedo rocío... que mal.

Me retiro unos pasos y me quedo admirando los cuadros del Hall durante un rato, para luego, acabar sentándome en una silla, pensando en las musarañas.


*se queda*

Fui a dar una vuelta hasta el claro, pero se me había hecho de noche y ya hacía mucho frío,a sí que decidí volver al palacio.

Cuando entré en el recibidor vi a Adela sentada en una silla.

"Buenas noches Adela", le dije, y Hoju le dedicó uno de sus ruiditos.

"Mira, llevo el jersey que me regalaste puesto", dije sonriente mientras habría un poco mi abrigo y se lo enseñaba.

Hewina entró. Venía de los exteriores. Un escalofrío recorrió mi cuerpo solo de pensarlo.
A quien se le ocurre estar fuera a estas horas? en fin...

-Hola mi niña- dije abrazándola efusivamente. Hacía tiempo que no la veía, y ella había sido la única que me había visitado casi todos los días durante mi estancia en la enfermería.

-¿que hacías ahí fuera? ¿quieres morir helada? o peor: ¿quieres terminar en las fauces de una bestia?


entonces me enseña el jersey.

-Que bien te queda, hija. Si es que con ese tipazo cualquier cosa te queda bien, hasta un arapo echo por una vieja reumática...
Bueno, ¿que tal este bicho? lo habrás bañado, no? a saber la de garrapatas, pulgas y piojos que debe tener...- dije cogiendo a Hoju por la cola- ajajjaja que divertido es! mira como intenta escapar ajajaja ¿como dices que se llama?

Me reí con aquella escena, y entonces Hoju logró librarse de Adela y se subió hasta mi hombro.

"Se llama Hoju. Y sí que lo baño, mujer, de hecho se baña siempre conmigo.", le dije sonriente.

"Lo cierto es que nunca me separo de él... no quiso irse de mi lado en ningún momento, y siempre me sigue a todas partes", le comenté mientras le acariciaba la cabeza.

-Pues cuidado de que no te pegue la tiña, o algo...-dije dandole una mirada un poco torcida al ser alado.- cambiando de tercio. ¿has estado con alguien ultimamente? ¿a que te has dedicado? ¿has visto a alguno de esos líderes que rondan el palacio? cuentame, querida... que me aburro como una ostra- dije dejándome caer en la silla

"Pues lo cierto es que no he estado con nadie... y como me paso bastante rato en los exteriores o entrenando...", le comento. Lo cierto es que estaba demasiado acostumbrada a estar sola.

"Y no... no he visto a ningún líder", le digo, sin poder evitar acordarme de Aren. Nunca había visto a ningún otro líder, y no había visto a Aren desde aquel incidente... aun que eso me hacia respirar aliviada.

Me encogí de hombros y le dije: "supongo que mi vida es tan aburrida como la tuya... o como dices que es la tuya"

-Bueno, pues que te parece si nos aburimos juntas y nos vamos a entrenar un poco? total... es a lo que hemos venido ¿no? digo echándole una mano afectiva por la espalda.- ¿te apuntas?

Me asombro un poco ante su proposición y le digo: "Bueno, por mi de acuerdo, ¿pero estás segura? Quiero decir... te dieron el alta hace poco..."

Me preocupaba bastante aquello, aun que tras haber visto en las luchas la fuerza que tiene lo cierto es que también me daba bastante miedo que hiciese uso de ella conmigo.

Arqueo las cejas ante su respuesta- bueno... ¿que mejor manera hay de comprobarlo?- entonces la cojo por la cintura y me la pongo en el hombro, llevándomela conmigo


*se van*

Espero impaciente al mensajero, apoyado en la puerta de entrada mientras mi pierna se mueve de arriba a abajo nerviosa.
-Será posible... siempre tarde... Kettleburn debería estar esperando al mensajero: no yo, pero claro, a saber donde anda... ayer no durmió en las habitaciones, es extraño: muy extraño. ¿Dónde andará metido?

Mientras pienso en el piscis y en cual va a ser su castigo, el mensajero lleva con un enorme paquete.

-Traiga. Es mío... y por cierto: a ver si somos más puntuales.

El mensajero intenta excusarse, pero me dieron igual sus excusas: ya tengo lo que quiero: ya soy feliz.


*se va*

Llego aún convulsionando de la risa al hall y en el veo a un mensajero medio despistado con un paquete un poco más pequeño que el anterior en brazos.
Me pongo serio.

-Es para mí. Esfúmate. Digo cogiéndolo rápidamente y yéndome sin más dilación.

*se va*