Comedor

Me siento un poco maleducada por cambiarme de sitio justo cuando Lyam se sienta, pero he sentido que Massen necesitaba apoyo moral, y el apoyo físico es el que mejor se me da, por suerte o desgracia. Y no he recibido un solo rechazo al roce por parte de ella desde que esto empezó, de modo que creo que seguirá funcionando. Aunque no soy muy dada a las expresiones físicas de afecto, y menos si son públicas. Y menos sin segundas intenciones, cómo no.

-La huerta -repito, alzando ambas cejas. Me resulta cómico-. Aunque te pega más arar que recoger piedras -comento luego, casi con desdén-. Yo suelo preferir el trabajo mental, pero, dado que no tengo la opción, casi prefiero la reconstrucción -. Tampoco lo digo muy segura. No me gusta ese tipo de trabajo.

Acaricio a ratos el pelo de Massen. Sigo sintiendo cierta envidia, y como me falta mi larga melena la suya es una buena sustituta. Lo cierto es que estos días he debido de tener más contacto físico con ella que en toda nuestra estancia en Brontë. Tampoco quiero que se me quede el complejo de hermana. Somos compañeras.

Continuaba allí, formando parte del grupo, pero mi contacto con él tenía a aquellas alturas más que ver con las caricias de Alehyss que con cualquier cosa que pudiera decir o, de hecho, dijera. No me molestaban tanto, realmente; lo que me molestaba era tener que centrarme en una conversación así. Se me hacía incómodo.

Asentí a Lyam, sonriéndole, cuando coincidió con mis preferencias. Sin embargo, no añadí nada ni respecto a su trabajo ni respecto a las opiniones de Alehyss.

En su lugar, tomé la taza entre las manos y comencé a beber. Era una perfecta excusa para no participar, ¿no?

Esbozó una mueca, divertido, al escuchar el comentario de Alehyss. Por supuesto, ya se lo imaginaba, con esos brazos que tenía nadie lo imaginaba recogiendo piedras, mucho mejor arando. Lo peor era que no podía negarlo, es decir, no se veía a sí mismo transportando piedras durante un largo periodo de tiempo.

—Muy graciosa —murmuró, torciendo una sonrisa. Luego, enganchándola, asintió—. Yo también prefiero el trabajo mental. Y la reconstrucción no te pega lo más mínimo, Lester.

Como mucho, pensó, se la imaginaba ordenando cómo colocar las cosas. Eso le pegaba muchísimo más.

Apartó la vista de la chrysos para mirar a la piscis, que seguía sin hablar demasiado. Suspiró. Empezaba a sentirse él mismo incómodo, y empezaba a arrepentirse de haberse sentado. Con lo fácil que hubiese sido irse a otra mesa. Chasqueó la lengua. Era, no obstante, bastante tarde. A lo mejor podía irse simplemente a dormir. Aún no había encargado nada. Sería sencillo y a nadie le parecería extraño, porque de alguna forma tenía que mantener el cuerpo que tenía.

—Es bastante tarde... —murmuró, observando de nuevo a la chrysos.

Massen se dedica al chocolate. No la presionaré más si no se siente cómoda. He hecho lo que he podido, pero más ya sería desagradable, y esa no ha sido nunca la intención.
Tengo un instantáneo tic en la ceja, de pronto, al ser llamada Lester. Resuelta, me vuelvo de nuevo hacia él, con gesto altivo, el rostro torcido y el mentón algo alzado, lo justo.

-Apreciaría que utilizases mi nombre -digo a Lyam, y no por primera vez, con tono picajoso, aunque una sonrisa que marca mi humor-. Aunque al final eres tú el que marca la distancia, de modo que eres libre -añado luego, recuperando la compostura y bebiendo un sorbo más de té-. Y si quieres ir a dormir, recuerda, debes pedir algo de comer antes, aunque sea para llevar.

Lo miro, casi desafiante, sin abandonar nunca las mudas y suaves caricias a Massen. Quizás mañana se lo trence, aunque no como ella lo hace, sino de forma más simple. Se me ocurren un par de ideas que, seguramente, le quedarían bien. Y tengo un capricho extraño con ella.

FdR- Massen peinados.

Al principio bebía despacio, a sorbitos, como saboreando muchísimo cada trago, supuestamente embelesada en mi bebida. Me daba cuenta de que les resultaba incómoda mi actitud, pero también de que así tenían más libertad para hablar entre ellos. Aunque más tendrían si yo me marchase. Lyam me dedicaba miradas de vez en cuando, aunque ya no insistía en intentar meterme en la conversación. Alehyss, por su parte, seguía acariciándome el pelo, y tenía la sensación de que si me seguía relajando así acabaría por caer dormida sobre la mesa.

Cuando Lyam hizo referencia a la hora tuve que contenerme para no asentir. Exacto, él lo decía, era tarde. Hora de irse. Pero al estar Alehyss...

No hice, pues, ningún gesto explícito. Aunque sí envié un mensaje al respecto. Apuré el chocolate y dejé la taza vacía sobre la mesa. Después me limpié la boca y me quedé sentada, esperando a que terminase la conversación o a que Alehyss que sugiriera que me fuera a dormir. Porque con mi actitud, si me iba por mi cuenta iba a parecer que los odiaba.

Inconscientemente, me incliné un poco hacia Alehyss, por inercia del contacto.

Primero sonrió jocoso, luego frunció el ceño, y finalmente rotó los ojos cuando Alehyss terminó su comentario. La miró, torciendo una nueva sonrisa, y alzando un poco el mentón sólo porque ella parecía desafiante, y después chasqueó la lengua. Podía decirle mil cosas estaba convencido de que la molestarían, pero decidió callarse. A veces podía callarse.

—Vale, vale, vale. Vale. —Suspiró—. Como quieras, mi querídisma, estimada, amada Alehyss.

O tal vez no podía callarse. Era un bocas, a fin de cuentas.

Con un gesto, llamó a uno de los chicos del servicio, y le pidió que preparase cualquier cosa que pudiese llevarse. Cuando se fue, volvió la vista a las chicas, reparando en la nueva postura de Massen. Sonrió, pero no le dijo nada, y de nuevo, se dirigió a la chrysos.

—Nos veremos otro día, supongo.

Esbozo una sonrisa sesgada, y dejo ir una risa contenida, expulsando el aire por la nariz, sin despegar los labios. Entrecierro los ojos, mordaz. Me da igual que Massen esté aquí. La culpa es de Lyam, por supuesto, por abrir la boca.

-Cuidado con lo que dices, Lyam -. Lo miro, desafiante-. Quizás amada haya sido un poco fuerte de más, ¿no te parece?

Le sostengo la mirada un instante, casi victoriosa, aunque no tenga ningún motivo para ello. Es una especie de victoria psicológica que yo misma me atribuyo.
Cuando Massen se acaba el chocolate la miro de reojo, con una sonrisa consciente. No es temprano, tampoco, de modo que no hay excusa. Ante su inclinación, inconsciente, me pego a ella y le doy un suave beso en el pelo. No soy una persona cariñosa, protectora ni maternal, nunca lo he sido, pero me satisface cuidarla. De todos modos, por supuesto, si esto se prolongase terminaría siendo agobiante. No estoy hecha para dar cariño, ni para recibirlo en exceso tampoco.

Lyam hace amago de despedirse y asiento, poniéndome en pie. Me acerco a él, mientras espero a que Massen haga lo propio, y alzo la vista para mirarlo un momento, manteniendo el gesto triunfal, con una sonrisa que casi consideraría pérfida, más por lo que la motiva que por su apariencia.

-Buenas noches, Lyam.

Un leve gesto con la cabeza, ni siquiera lo toco, y me giro hacia Massen, que ya está de pie. Miro por última vez al chrysos, casi divertida.

-Buen provecho -añado, antes de ceder a los deseos de Massen y salir delante, acompañada por ella, del comedor.

*se van*

Se encogió de hombros, sin llegar a responder a la pregunta, sonriente. Aunque pronto frunció el ceño, al notar la extraña mirada de la chrysos, que casi parecía que estuviese festejando algo, algo que él desconocía, en su interior.

Arrugó más el ceño, notándose de pronto confuso, cuando la chrysos se separó y se acercó a él, sabía Mithos por qué. Sentado, la observó, ladeando la cabeza hacia la izquierda, murmurando un qué. No entendía su actitud, qué le pasaba, por qué se comportaba así.

—Buenas noches... —murmuró, poco convencido, haciendo un gesto con la mano, despidiéndose de ella. También se despidió de Massen, en un tono más animado, pero sin ser capaz de borrar del todo la confusión que se reflejaba en su rostro. Observó, en silencio, cómo se iban, y cuando la chrysos se giró, se encogió de hombros, frunciendo el ceño, volviendo a repetir un qué.

El qué resultó ser un buen provecho, que el chrysos agradeció poco convencido, de nuevo. A saber qué le había dado. O qué había visto tan gracioso. Podía imaginarse alguna cosa, pero no acababa de comprender del todo su comportamiento.

Suspiró. Luego chasqueó la lengua y reprimió el deseo de apoyar la frente en la mesa, limitándose a recodarse. Miró de reojo la puerta, y se mantuvo así unos segundos, esperando, iluso, a que la chrysos volviese. No lo hizo, evidentemente, y él respondió volviendo a chasquear la lengua, más decepcionado con el mundo en general que otra cosa.

Cuando el chico de servicio volvió con lo que había pedido, apartó la vista de la puerta, cogió sus cosas y se fue.

*se va*

Llegamos poco después al comedor. En cuanto nos sentamos pido algo de comer, cuando vienen a atendernos, y miro a Massen curioso, expectante, preguntándome qué pedirá ella. Yo me basto con un poco de estofado. Espero que me traigan la carne sin grasa, esta vez.

Al final no me ha dicho de qué quiere hablar. Supongo que no he hecho nada malo, de modo que sigo pensando que quizás sea por lo de Gerald, pero... No me atrevería a poner la mano en el fuego. Mejor dejo que ella se encargue, que se me da mal eso de tirar de la lengua.

Aish...

Al final me lo había planteado mejor y había decidido que sí cenaría algo. Tampoco era agradable que a uno lo vieran comer, así que probablemente Jun también se sintiera más cómodo. Y, después de todo, iba siendo hora de cenar.

Lo notaba algo tenso desde que había dicho aquello. Después de todo, sí que me había precipitado. No quería hablar de ello durante la cena, así que no tenía mucho sentido haber dicho nada. Aunque al menos ahora sabía que teníamos un asunto pendiente. Que, en realidad, lo tenía yo.

Pedí, pues, lo mismo que él, y en lo que esperábamos traté de relajar un poco el ambiente. Sonreí levemente.

<<¿Qué tal tú?>> Pregunté.

Bueno, parece que se me ha acabado el juego este de las manos, al final. Es normal, al fin y al cabo, aunque la pizarra me resulta deprimente a estas alturas. No me apetece ponerme a resumir para evitar escribir cien frases una tras otra.

Coloco la pizarra sobre la mesa, entre los dos, y garabateo rápido.

"Justo hoy he salido de la enfermería." Esbozo una sonrisa. Mejor que no se asuste y crea que estoy muy mal o algo. "Estuve allí unos días." "No sé qué me pasó." "Al parecer, el señor Brumm me" "llevó después de encontrarme inconsciente."

Me paso una mano por la nuca, frunciendo el ceño. La verdad es que hasta parece peor de lo que es, una vez lo cuentas... Pero no es mi intención.

<<Pero estoy bien>>, matizo, tranquilizador.

Sí esperaba sacar algo de conversación, pero aún así me sorprendió cuando cogió la pizarra y se puso a escribir. Su primer mensaje me hizo abrir los ojos de golpe, y estuve a punto de preguntar, alarmada. Sin embargo, había aprendido que Jun necesitaba tiempo para expresarse, y que era muy incómodo para él interrumpir cada frase que escribía con un comentario, así que esperé.

Cuando me dio más información, sin embargo, no consiguió sino preocuparme más. Aquella enfermedad suya...

-¿Hay algún problema con la medicina? -pregunté, lo suficientemente preocupada para olvidar las manos. No me di cuenta de que llevaba mucho sin hablar hasta que no me salió la voz.

Su matiz no terminaba de tranquilizarme. Estaba bien ahora, pero podía volver a estar mal. No valía simplemente ignorarlo cuando se trataba de esas cosas.

La miro cuando pregunta. Hombre, yo no soy un experto sobre eso, pero hay algo al respecto que sí que tengo claro. Lo que me ha pasado, si bien ha sido más extraño que de costumbre, no es una novedad.

"Ya me había pasado alguna vez" "después de empezar a tomarla." Esbozo una sonrisa, resignado. La verdad está clara. "Supongo que soy un enclenque."

Es lo que hay. Pero no creo que la culpa sea de la medicina. El señor Brumm me la trajo y fue él el que me encontró. De haber algún problema con eso, seguramente, le pondría solución. O mismamente Errst.

"Han pasado cosas muy raras" "estos días en la enfermería." La miro, con gesto curioso. "Hoy mismo se llevaron a Gerald esposado."

La miro frunciendo el ceño, interrogante. Con ella tengo confianza, puedo hacer preguntas.

Pronto llega la comida, que miro de reojo, más pendiente de la conversación.

Fruncí el ceño, algo confusa. Aquello sí que no me lo esperaba. ¿Qué clase de medicina era aquella? ¿Era un efecto secundario? ¿O era tan fuerte que le provocaba aquello a Jun? Una medicina que te hacía desmayarte y necesitar guardar cama varios días no parecía exactamente una medicina. Aunque tal vez fuera peor sin ella.

-¿Pero no es precisamente para evitar que te pase eso? -pregunté.

Entonces sacó otro tema que yo tenía bastante reciente. Claro, Gerald. Según lo que Frikka me había contado, si Jun había estado en la enfermería, había tenido que coincidir con él. Bajé la vista, algo sombría.

-Sí, algo he oído -murmuré-. Parece que atacó a otro guerrero. Supongo que todo tiene su explicación, pero la verdad es que no sé los detalles.

Me seguía preguntando quién era el atacado. Quizás Jun lo sabía.

-¿Sabes si había... alguien más en la enfermería? -pregunté-. Algún chico pelirrojo...

Asiento, con la sonrisa algo tirante. A ver cómo se lo explico si no siquiera yo sé exactamente cómo funciona la cosa... Al final me va hasta a caer la bronca por escribirle eso... Si no ha sido para tanto y la he preocupado en vano.

"La medicina es para que esté mejor," "pero supongo que no es todopoderosa."

aunque lo cierto es que es la primera vez que me pasa desde que estoy en Brontë, y es de agradecer que no me esté dando la tabarra. Si me lo pienso bien, hasta resulta extraño que me dé así, de un día para otro. Soy una calamidad hasta para eso.

Me meto un trozo de carne en la boca, dejándola hablar. Parece que es un tema reciente... Ya no me siento tan mal por hacer preguntas. Tampoco quiero ser el que no se entera de nada, aquí.

Asiento, con una sonrisa.

"El señor Dehnel está en una cama." "Y también un chico rubio piscis."

Al final yo los tuve allí, al lado, y sin embargo sabe ella cien veces más que yo... Si seré muy listo, pero avispado... Pero no me siento mal por ser como soy.

"¿Ha pasado algo grave?"

La miro, extrañado.

Asentí. Lo que suponía. Tampoco era quien para andar diciendo si debían intentar hacer más o no. Realmente, no tenía ni idea de qué era aquella enfermedad. Lo que me molestaba más era la pasividad de Jun, ese desinterés por saber qué le pasaba. Pero, a fin de cuentas, era asunto suyo.

Pronto confirmó lo que pensaba. Gerald se había peleado con Rick. ¿Por qué? ¿Por aquella chica, Lea? No sabía quién era, pero tenía pinta de ser el foco del problema. Aunque tampoco sabía qué tal se llevaban Rick y Gerald, así que ¿por qué no iba a ser otra cosa? Pero pintaba a que fuera por ella.

En cuanto al chico rubio piscis, todo apuntaba a que se trataba de Silvanus. Me pregunté si estaría bien. Hacía mucho que no lo veía, y desde el secuestro me había distanciado mucho de él. Quizá podía ir a hacerle una visita, si tenía ocasión.

Me encogí de hombros a la pregunta de Jun.

-Bueno, eso parece -comenté. Solo con la información que él tenía era suficiente para saber que sí-. Por lo que sé, Gerald y Rick se pelearon. No. Gerald atacó a Rick. Algo así. No sé qué pasó, no tengo muchos detalles. Pero supongo que Gerald tendrá que responder por lo que hizo. ¿Sabes si Rick está bien?

Asiento, ya con expresión más preocupada. Lo que no me imaginaba por aquí era que hubiese peleas entre guerreros... Es más, los he conocido a los dos, y los dos me parecieron buenas personas. Se me hace extraño imaginar que tuvieron una pelea tan grande como para mandarse mutuamente a la enfermería... Y luego a uno se lo llevan y al otro no...
Aunque eso explica lo de las esposas, por otra parte... Qué miedo...

"Ayer salió un rato por la noche," "así que supongo que está bien." "No he hablado mucho con él," "está siempre con las cortinas corridas."

Una revelación viene a mi mente... El otro día en los pasillos yo vi... Entonces quizás... A ver, no es que sea muy de cotillear, pero esta historia, si es el verdadero motivo entonces...

"El otro día vi a Gerald en los pasillos" "con una caeruleus pelirroja." La miro, serio, frunciendo el ceño. "¿No estaba ella con Rick en la" "fiesta del señor Brumm?"

Estaba allí, sin camisa, con la toalla atada a la cintura... Quizás... ¡Mithos!
Aunque eso no puede ser tan malo como para mandar a alguien a la enfermería...

FdR- Marujo

Al parecer, lo de Rick no había sido grave. O no tan grave. Rick era muy fuerte, así que probablemente se recuperaría pronto. Eso estaba bien.

Fruncí el ceño ante una sugerencia de Jun en la que no había caído. Inger. ¿Inger también? Rick estaba con ella, eso yo lo sabía, pero tal vez lo hubieran dejado. Aunque algo no cuadraba. Porque si lo habían dejado, y Rick estaba con aquella tal Lea, y Gerald estaba con Inger, ¿por qué iba Gerald a atacar a Rick? Podría incluso verle lógica al caso contrario, que Rick, aún estando con aquella Lea (si es que estaban juntos), echara de menos a Inger y se enfadase con Gerald por estar con ella. Quizá Inger lo hubiera dejado por Gerald y él estaba celoso. Aquello sería una historia con cierto sentido. Pero el caso era que no había sido Rick, sino Gerald, quien había atacado. Y si Gerald estaba con Inger, no iba a estar con Lea. O a lo mejor sí y...

Suspiré, sacudiendo la cabeza. Todo aquello era demasiado complicado.

-No lo sé, Jun, cada vez entiendo menos -declaré, algo mareada por tantos datos que no casaban-. Sí, Rick tenía una novia caeruleus, Inger. Yo también los vi juntos en la fiesta, y ya llevaban tiempo. Pero de eso hace muchísimo tiempo, así que a lo mejor ya no están juntos. Por toda esta historia, no lo parece, pero yo ya no me atrevo a hacer suposiciones.

¿Y Frikka estaba metida en todo aquel jaleo? ¿Pero cómo se le ocurría? A aquellas alturas no podía sino preocuparme todavía más por ella.

Abro los ojos, asintiendo vehementemente. Por supuesto. Aquel mismo día, antes de encontrarme a Gerald y la tal Inger me encontré a Rick con Lea, en las escaleras. Solo que los segundos parecían estar hablando de una forma más "íntima", por decirlo de alguna manera... Qué vergüenza pasé en aquel momento...

"Vi a Lea con Rick en las escaleras" "el mismo día que vi a" "Gerald con Inger." "Incluso fue a visitarlo a la enfemería."

Dos veces, que yo lo vi. Aunque la segunda él no estaba. y en ningún momento se acercó a ver a Gerald, aunque eso podría tener sentido, si suponemos que lo de que atacó a Rick es verdad.

"¿No podrían simplemente estar " "enfadados por la chica esa, Inger?"

Nunca me he enamorado, pero he leído que los celos hacen que las personas más cabales actúen de manera irreflexiva. Pero si Inger estuvo con Rick y, presuntamente, lo dejó por Gerald... ¿Qué motivo tendría Gerald para atacar a Rick?
Esto ya parece como una prueba de deducción de detectives... hasta tengo ganas de responderlo. Pero solo científicamente, como prueba de investigación. Realmente me dan igual los asuntos personales de otros. Me han enseñado a ser respetuoso.

Me froté la frente con la mano. Todo aquello era demasiado complicado...

-Ya te he dicho que no lo sé, Jun -insistí. Por hacer conjeturas no íbamos a llegar a ninguna parte-. Además, eso que dices no tiene sentido. Te recuerdo que fue Gerald quien atacó a Rick, y no al revés. Rick, simplemente, estaba con Lea. No tiene sentido que Gerald, que es quien, según tú, está ahora con Inger, ataque a Rick en un momento así. Si Inger fuera la chica con la que estaba Rick tendría un poco más de sentido, pero...

Negué con la cabeza. No, no podía ser aquello. A no ser que... Rick hubiera hecho algo que Gerald considerara imperdonable por venganza hacia este, que había conseguido a Inger. Y que el hecho de que estuviera con Lea en aquel momento fuera una simple casualidad. Pero Rick no era nada retorcido, se me hacía extraño pensar que estuviera con Lea por estar, mientras pensara en Inger. Siendo él, probablemente se limitaría a intentar recuperar a Inger, siendo así. Porque yéndose con otra no conseguiría sino enfadarla, ¿no?

FdR- Si el servicio no sirve para propagar rumores, con o sin fundamento, no sirve para nada.

Lo que Massen dice tiene tanto sentido que me siento estancado. Al que se llevaron, sin duda, fue a Gerald, así que no puede ser que el que iniciase la pelea fuese Rick. O...

"A no ser que la pelea la iniciase" "Rick, pero que Gerald se pasase más."

Quizás Rick solo se puso amenazante porque Gerald le quitó a su pareja y entonces gerald se puso más violento y al final las cosas acabaron mal... Aunque, bueno... Los dos acabaron en la enfermería, así que tampoco diría que...

Y es entonces cuando una tercera voz...
Me vuelvo hacia una de las chicas del servicio, que estaba limpiando por aquí cerca. Ahora me siento mal, porque aunque yo no hablo es obvio que participaba abiertamente en una conversación sobre cotilleo. Aunque, bueno... No es que ella se quede atrás, la verdad.

Miro a Massen. Eso sí tiene sentido, ¿verdad? Apuesto a que está pensando lo mismo que yo ahora mismo.

Negué con la cabeza, algo estresada con la conversación.

-No, Jun, te digo que no fue así -insistí. ¿Por qué quería hacer a Rick culpable cuando yo sabía que no lo era?-. Rick no empezó, ¿me oyes? Eso lo sé seguro. Rick estaba besándose con Lea, y entonces entró Gerald y lo atacó por la espalda. Fue así, y te lo digo porque lo sé. No pudo ser por eso.

Entonces oí una tercera voz y alcé la vista. Una chrysos del servicio venía a unirse a la conversación. En cuanto aportó aquel dato, quedó clara la situación. Aunque una situación cada vez más rara, la verdad.

-Entonces Lea estaba con Gerald -recapitulé-. Y Rick con Inger. Pero, de alguna forma, las cosas se dieron la vuelta. Pero Gerald, que no estaba conforme, acabó por atacar a Rick. Qué lío...

De nuevo me froté la frente.

Frunzo el ceño, muy serio. Solo hay una cosa que se me ocurre, algo que solo el ser humano hace. Nos creemos con la capacidad de pensar, pero al final la usamos para lo que queremos. El abuelo usa su inteligencia para estudiar e investigar, para ayudar y enseñar a otros. A mí me gusta lo que él hace, me gustaría llegar a ser la mitad que él algún día porque me enseña cosas buenas. Pero hay otras personas, sin embargo, que usan sus cabezas para acciones más oscuras, movidos por malos sentimientos que desaprovechan sus capacidades como seres evolucionados.

"Venganza", escribo, sin más de manera que ocupe la pizarra entera, en letras grandes.

Está claro, ¿no? Gerald estaba con Lea y Rick con Inger. Aquel día, en el pasillo, Gerald sedujo a Inger, por lo que Rick decidió devolvérsela, o algo así. Entonces, al verlo, Gerald se enfadó y atacó.
Bueno... Aquello tampoco tenía mucho sentido, bien pensado...

Me meto una patata en la boca. Ya está templado, más frío que caliente. Esto me pasa por tonto. Si es que yo también uso la cabeza para unas cosas...

"Da igual. La cuestión es que ya estoy bien.", puntualizo, con una sonrisa, esperando que nos saquemos el tema de encima así. Al fin y al cabo, solo podemos especular, y eso está muy feo.

Me encogí de hombros. Venganza, celos. Era posible. Probable, de hecho.

En el momento en que volvió a escribir me sentí alzar las cejas, sorprendida. Mithos, ¿y hablando de eso habíamos llegado hasta aquí? Menudas vueltas... Sonreí, asintiendo. Mejor centrarnos en eso, en que estaba bien.

Pinché un último trozo de carne y una patata.

El zanjar de aquella forma la conversación me hacía pensar en otros asuntos, pero al plantearlos en mi cabeza me apetecía menos tratarlos. Suspiré, algo decaída.