Pasillos

Hasta poder caminar por los pasillos se me hace agradable después de pasar unos días en cama, y eso que me duelen mucho las piernas. Supongo que será de no haber salido apenas de cama... Bueno, o no.

Nadie ha venido a verme. No me siento mal, lo he pasado muy bien leyendo y todo eso, pero admito que una pequeña parte de mi interior sí siente un pinchazo de desencanto. De todos modos el abuelo me ha enseñado a no ser egoísta, y comprendo que yo no soy aquí el chico más popular, que se diga. "No tengo mucha conversación".

Se me escapa una sonrisa y lanzo una mirada al exterior.
No ha vuelto a llover. Qué alivio.

*ronda*

Después de un día más de trabajo, ya era hora de relajarse un poco. Había estado con Alehyss, pero luego ella se había marchado porque tenía cosas que hacer. Estar sola me provocaba una mezcla de angustia y alivio de lo más extraña.

Como no tenía nada que hacer a aquellas alturas del día y aún era algo pronto para cenar, decidí dar una vuelta por el palacio, en busca de Frikka. No había vuelto a hablar con ella, y estaba preocupada. Como ya era de noche, lo lógico era pensar que ya estaría despierta.

No conseguí dar con ella, pero sí con compañía que no era peor. Cuando vi a Jun en los pasillos, un poco por delante de mí, aceleré el paso para alcanzarlo. Lo toqué en el brazo para llamar su atención, ofreciendo una pequeña sonrisa.

<<Hola.>> Saludé. <<Hace tiempo.>>

Al ver a Massen alzo las cejas, animado. No estará mal charlar un rato con ella, que últimamente no han pasado más que locuras. Asiento, con entusiasmo, y contemplo sus gestos. No le faltan ganas de aprender. Me anima bastante, aunque creo que aún queda para que podamos hablar con fluidez.

<<¿Qué tal?>>. Mi expresión pone las exclamaciones, que indican lo contento que me pone verla. <<Sí que hace tiempo>>

Tengo ganas de contarle la locura que han sido estos días, pero la verdad es que me siento un poco fuera de lugar y no sé por dónde empezar, o si no me estaré metiendo en temas que se me escapan de las manos.

<<¿Ibas a cenar?>>

Tengo que deletrear cenar porque no le he enseñado la palabra. Luego hago el gesto, relacionando los conceptos.

Parecía bastante contento. La verdad era que había estado tan enfrascada en mis cosas los últimos días que apenas me había parado a pensar dónde estaría. Y eso que tenía mucho que contarle. Porque, desde luego, tenía que hablar con él. Cargarlo todo en Alehyss sería muy egoísta por mi parte, y Frikka parecía tener bastante con sus propios problemas.

A su pregunta, me encogí de hombros, sin responder con claridad. No era una buena pregunta aquellos días, y por desgracia era una que la gente solía hacer.

Negué con la cabeza cuando preguntó. La verdad, no tenía nada de hambre. Aunque si él quería ir... Antes de responder, seguí sus gestos, imitándolos, como solía hacer cuando me enseñaba algo nuevo.

<<¿Tienes hambre? ¿Voy contigo?>>

Luego me quedé un momento en silencio antes de volver a hablar, seria. Probablemente estaba abordando el tema muy de golpe, pero no podía pasarlo por alto.

<<Tengo que hablar contigo.>> Expliqué.

Asiento. La verdad es que pensaba en ir a comer justo ahora, a eso iba. Si me acompaña será más entretenido que de costumbre, y así aprovecho y estoy un rato con ella, a ver si surge la ocasión de contarle algo de todo lo que ha pasado, a ver si me sacia un poco la curiosidad. Aunque puedo vivir sin saberlo... No soy un cotilla.

Estoy a punto de irme, esperando que me siga, pero se mueve de nuevo y me detengo. Está cómo más seria de repente.
La miro fijamente, poniéndome serio también, asintiendo con suavidad. Escucharé lo que sea, por supuesto. Quizás tenga que ver con lo que pasó el otro día en la enfermería... Porque con los guardias aquellos llevándose a Gerald ya me espero tantas cosas...

Jun echaba ya andar, pero cuando volví a hablar se detuvo. Me miró, expectante, y sentí una cierta ansiedad en ese momento. Al final acabé por negar con la cabeza. Desde luego, no iba a hablar de aquello en mitad de los pasillos.

<<Vamos.>> Dije, echando yo a andar.

Ya se lo diría. Tal vez en el comedor. Aunque no era la mejor conversación para tratar durante la cena, la verdad.

*Se van*

Camino por los pasillos de un lado para otro con gesto agobiado. A ratos lanzo una mirada a las escaleras, dubitativa. Luego me llevo las manos a la nuca y acerco los codos a mi cara, cubriéndomela. La angustia que siento es una mierda.

Me decido y doy un paso. Luego otro. Pronto estoy descendiendo hacia las mazmorras. La oscuridad se incrementa poco a poco, puedo ver mejor, pero me detengo a medio camino.
¿Qué estoy haciendo?

Aprieto los dientes para no mascullar una sarta de insultos. Retrocedo, ascendiendo un nuevo escalón. Termino por volverme y subir de nuevo a los pasillos, con expresión hosca.
Me cago en la puta.

*se va*

FdR: Usaremos la habitación del pasillo porque no puedes postear en la de los líderes XD

Salgo del comedor con cara de perro y el estómago ardiendo. Se me ha ocurrido, ya que la cerveza no funcionó porque sabía a pura mierda, pedir otro poco de eso que algunos llaman valor líquido. Me han sacado una verdadera cata de licores de frutas, y todos ellos sabían a fuego. Eso de fresa tenía lo que mis tetas tienen de melones. Y la mezcla ha ido a parar a mi interior, y creo que si poto no será por alcohol, será porque eso que se me mueve dentro tiene una pinta de ser tóxico de la hostia. Y eso que apenas sorbí un poquito de cada uno.
No estoy hecha para esto.

Y me he escondido algo entre la ropa. Es una gilipollez, una moñez, una mariconada, pero no he podido evitarlo. Así que, envalentonada, me dirijo a las escaleras.

No soy una jodida cobarde.
No.
No lo soy.
No lo eres, Frikka.
Coño, que bajes ya.
Mueve el culo, maldita imbécil. Bueno, disimula ahora que vienen dos...
Ya. Baja.

Muy bien.

*se va*

Atravieso los pasillos con gesto tranquilo. Tengo muchas cosas que hacer, empezando por hablar con el señor Brumm y siguiendo por, por difícil que me parezca solo pensar en ello, enviar una carta al abuelo. Y bueno, hay un tema más... El regalo de Massen (el ala de Lluvia también, pero a eso me dedico todos los días, así que ya lo doy por hecho).

¿Por dónde debería empezar?
Supongo que por la carta, pero eso me parece lo más duro de todo, de manera que...
Me apoyo contra una de las ventanas, mirando un poco el exterior. También tengo que hacer ejercicio y tirar con arco... Tengo tantas cosas que hacer que voy a empezar a agobiarme.

Inspiro profundamente.

*se queda un ratín*

Lluvia paseaba, contenta, por los pasillos. Ya había recibido noticias de sus padres, y ya había les había respondido. Todo iba bien por casa: la tormenta no les había hecho tanto efecto como a otros, y la casona había aguantado bastante bien el ataque; de no ser por algunas tejas sueltas, y por alguna ventana rota, apenas se notaría que la tormenta había azotado la construcción. En las casas de alrededor, algo semejante ocurría, aunque se apreciaba quiénes habían sido más afortunados. No obstante, tal y como relataban, habían sido más venturosos que los habitantes de las zonas rurales, donde los desastres eran mucho más patentes, con zonas inundadas, campos despedazados, y viviendas rotas.

La aether había escrito su respuesta nada más terminar de leer la carta, agradeciéndole a Mithos que todos estuviesen bien, y mencionando que en Brontë todo iba bien, que las zonas exteriores estaban siendo reparadas, pero que en el interior no había ocurrido nada. Las paredes eran resistentes, había asegurado, casi bromeado. Les habló del ataque a Palacio, pero no comentó su adquirida invalidez. Decirles que ya no podía volar no serviría para que la dejasen marcharse. Hablar de ello, explicar el suceso, sólo acabaría entristeciéndola, y ya hacía días que aquello no la apenaba. Se estaba acostumbrando a ello, ya no lloraba por su ausencia, pero todavía le quedaba un largo camino.

Al girar por un pasillo, vio que Jun estaba allí, mirando por uno de los ventanales. Esbozando una amplia sonrisa, y acelerando el paso, la aether se acercó a su espalda.

—¡¡BU!!

Abro mucho los ojos, echando el aliento contra el cristal. Es mi muda y peculiar forma de gritar. Pero al volverme es Lluvia. Eso no hace que deje de sentir esa opresión nerviosa en el pecho, pero sí que tenga claro que no vienen a atacarme.

<<Qué susto>>, deletreo con las manos, esbozando una sonrisa.

Espero que no se haya olvidado de las letras... Ya lo he hecho despacito por si acaso, de todas formas, que hace bastante que no nos vemos y dude que haya muchos más mudos para practicar por aquí.

<<¿Qué tal estás?>>

Ya estoy completamente vuelto hacia ella, apoyándome contra la pared, risueño.

Se rió con suavidad cuando el chico se giró. Parecía que lo había asustado, al menos un poco.

—Te he asustado —afirmó, clavando sus ojos en los de él. Tras unos segundos, añadió—. Ahora tú puedes intentar asustarme un día. Como venganza. Podría ser un juego, todos asustando a todos.

Ladeó la cabeza, balanceándose. Entonces bajó la vista a las manos del claritas, que habían comenzado a formar signos, y arrugó el entrecejo, pensativa, concentrada en recordar todo lo que había aprendido hasta el momento. A pesar de que hacía bastante que no veía a Jun, había estado practicando como había podido; había leído libros sobre el tema, y había intentado repetir diferentes letras con sus manos, tratando de memorizar las formas y de coger soltura. No obstante, aquello seguía siendo complicado; no era lo mismo leer sobre ello que ver los signos, intentar comprenderlos e intentar responderlos. Le llevó unos segundos conseguir descifrar el mensaje, y cuando lo hizo, contestó con lentitud.

<<El gran susto>> deletreó primero. Luego se tomó unos segundos para formar la frase que quería decir, pensando la manera más simple de hacerlo. Finalmente optó por:

<<Bien. Salí de la enfermería. Escribí a casa. Bien todo>>

Esbozó una amplia sonrisa, mostrando todos los dientes.

Esbozo una sonrisa burlona al comentario de Lluvia. Desde luego. Asiento, sacando la pizarra para escribir, veloz, la respuesta más apropiada.

"Por supuesto." "Ya sabes cómo va, ¿no?" "No sabrás cuándo." "La tensión te hará temblar."

En cuanto a lo que ha hecho... Todo bien. Levanto el pulgar, como seña de aprobación.

Siendo algo sobre mi hombro. Más sustos no...
Me vuelvo. Este es el guerrero de aquel día de lluvia. Me llamó Jun el silencioso, o algo así...

Lo saludo con la mano. Ya que tengo la pizarra, escribo.

"Buenas tardes."

Miro a Lluvia de reojo, curioso.

Rió, divertida.

—Estaré alerta. Ya verás.

Lo miró, fingiendo seriedad. Probablemente Jun lograse asustarla mañana, o durante la semana. No debería llevarle mucho; la mayoría de las cosas asustaban a la aether. Lo más complicado, o así lo veía ella, era que se encontrasen. Últimamente no se veían tanto como cuando estaba en la enfermería.

Una silenciosa figura apareció en los pasillos. Con la vista clavada en ella, Lluvia observó cómo saludaba a Jun, en silencio, notando cómo las mejillas se le enrojecían levemente. ¡Era el chico de la máscara, Follow! Hacía muchísimo que no lo veía, desde el día del ataque, cuando había aparecido en la enfermería. Apartando la vista, observando al suelo, saludó.

—Hola...

Se acarició la muñeca izquierda.

Sonrío al piscis, que no dice nada más. Miro entonces a Lluvia, que parece que se ha callado de repente. Hasta ha bajado la vista.

"¿Os conocéis?", escribo, enseguida, mostrándoselo a ambos.

Luego borro y escribo de nuevo, mirando al piscis. Espero que Lluvia me ayude un poco, porque yo en conversaciones grupales ya flaqueo...

"¿Te acuerdas de mí?" "Soy Jun."

No me dio su nombre aquel día. Quizás hoy lo consiga averiguar. Ni siquiera sé si es uno de os que ayudaron a salvarme, a los que sigo debiendo un gracias por lo menos.

Asintió débilmente, alzando un poco la vista, mirando no a Jun, sino al piscis al responder.

—Nos hemos visto un par de veces... —murmuró—. En los tejados, la huerta, la enfermería...

Se encogió de hombros. Y tras observar unos segundos más al enmascarado, curiosa en parte por su reacción, por la respuesta que pudiera darles, bajó de nuevo la vista, notando las orejas rojas. Tragó saliva. ¡Hacía tanto que no lo veía! Y la última vez se había ido tan rápido que apenas había podido hablar con él.

No dijo nada más.
Estaba nerviosa.

FdR: Follow ahí, sacando lo mejor de la gente

Lo que él dice me recuerda nuestro encuentro. Me caí de forma un poco torpe, y parece que se acuerda. Aunque no creo que sea ninguna sorpresa para nadie.
Lluvia, por su parte, parece llevar una cuenta exacta de cuándo y dónde se han visto. La miro de reojo, con una sonrisa.

"Estoy practicando con el arco" "a veces.", informo, al piscis, con una sonrisa.

No demasiado, pero a ver si consigo animar un poco la conversación. Que lo tenga que hacer yo... Aunque él no parece muy hablador. Y Lluvia está un poco distraída.

"No conozco tu nombre", aventuro, a ver si consigo que me lo diga.

Miro a Lluvia, alzando las cejas, pidiendo ayuda.

Lluvia miró al piscis cuando escuchó su voz, pero no tardó mucho en apartar la mirada, de nuevo sonrojada.

—Soy... Soy un poco torpe —admitió. Tragó saliva, y miró a Jun de reojo—. Mucho de hecho. —Miró a Follow—. Pero estoy mejorando...

Aquello era mentira: seguía siendo igual de torpe que antes, pero no quería que el piscis pensase que era una inútil incapaz de mejorar. No obstante, a su segundo comentario no pudo evitar responder:

—Yo tampoco sé usar el arco bien... —murmuró. Sonrió tímidamente—. Jun me enseña.

Se acarició de nuevo la muñeca izquierda, y tras unos segundos observando a Follow, pasó a mirar a Jun, a su pizarra. Respondió a su pregunta:

—Se hace llamar Follow.

Pero al instante se arrepintió de haberlo hecho. Nerviosa, volvió la vista al piscis, esperando que no se hubiese enfadado, molestado, irritado porque ella hubiese respondido. Atenta a sus gestos, estaba preparada para pronunciar una larga disculpa y luego hundirse en la vergüenza, desear que la tierra se la tragase, huir si era necesario.

Comenzó por el prólogo de la larga disculpa, bajando el tono, notándose roja, mirando casi asustada al piscis.

—Lo... Lo siento...

Y si en su rostro se apreciaba la más mínima irritación, continuaría con el relato de su larga disculpa.