Lago

Alzo las cejas, a su primera respuesta. Está en piscis, y me cuesta un poco, que no es que me maneje muy bien, aunque tampoco son conceptos especialmente difíciles y creo que pillo de qué va. Y, sinceramente... No es nada destacable, viniendo de él. Me creería que duerme colgado de una chimenea por los pies como un puto chorizo si me lo dice. Y que come piedras.
Bah...

A la tercera vez, atrapo la piedra y la aprieto en la mano. Salto un pequeño matorral con mi gracia natural. Luego, una vez he llegado junto a él, me dejo caer pesadamente, con las piernas cruzadas de cualquier manera. Me acerco entonces la piedra a los ojos, mirándola con desgana.

-Te torturas -repito, terminando con una mirada interrogante. Últimamente parece que no hay uno en Brontë que no se torture-. ¿No eras tú el que decía que no servía de nada? Que era perder el tiempo y esas cosas. ¿No?

Se me escapa una risilla burlona, un momento, pero me quedo solo con la sonrisa, al final. Para que vea que es muy fácil hablar, pero luego...

Resoplo un momento, pasándome la mano por la cara, hacia abajo, notando cómo se me deforma la parte blanda de la nariz. Asiento, con cierta monotonía.

-Sí, torturarse, darle vueltas a las cosas, rallarse, "pensar". Eso es -. Lo que no entiendo es qué cojones hace Follow dedicándole tiempo a esas cosas. Es que llevo una racha...-. No sé qué le ha dado a todo el mundo, que últimamente parece que no hay ni uno contento -gruño, rascándome las costillas con la mano opuesta-. Pero creí que tenías claro tu destino -termino, mirándolo de nuevo, alzando las cejas.

Bueno. O eso decía. Que menuda gilipollez, pero...

Su siguiente comentario me hace esbozar una sonrisa orgullosa. Parece que al final no me voy a llevar la bronca de nadie. Vaya alivio... Porque no estoy para que me toquen los huevos.

-Vaya, entonces has triunfado, eh... -. Frunzo el ceño-. Espera... ¿Has atraído hembras? -. ¿Con eso? ¿Él? ¿Acaso soy yo la única que...? Argh, joder...-. ¿De cuántas hembras estamos hablando?

Él raro este liga y yo no. Son las putas tetas. Cada vez lo tengo más claro, o no me lo explico. Que tampoco es que esté obsesionada, ni que me muera de ganas, pero llega a ser frustrante, joder. ¿Qué pasará? Ni que tuviese dos putas napias.

Vaya profundo que está hecho. Si fuese una vagina, podrían meterle el brazo hasta el hombro y le quedaría para un par de dedos.
Qué desagradable soy, hostia...

-Así que el destino ha cambiado -repito, monocorde de nuevo-. ¿Y eso cómo lo sabes? ¿Dónde te enteras de esas cosas?

A ver si va a tener una bola de cristal y yo estoy aquí, infeliz de mí, perdida y triste. De esas cosas hay que enterarse.
Pero no es hasta que empieza hablar que...
¿Qué?

Suelto un bufido, cruzándome de brazos, apretando la piedra entre los dedos. A ver si me he enterado bien. Veamos...

-Lo que estás diciendo, Buscador... ¿Una tipa te ha seguido de tu tribu y quiere darte bebés? -. Me reiría, pero hay una parte de sus palabras que me lo impide. Cierta señorita. ¿Pero este se escucha cundo habla?-. ¿Quién es la tipa esa? -. Pero para qué quiere este un niño... Si le pega menos ser padre que a mí, joder. Y yo soy como... Al instante dejo ir un bufido sarcástico-. Uy, créeme que sí, que como te tires a esa no volverás a ver a Massen. Eso se llama ser un cabrón, ¿sabes? Lo de tener novia y follarte a otra. No sé cómo son las mujeres en tu tribu, pero aquí las cosas funcionan de una forma particular...

Espero, sinceramente, que esté de broma. Tampoco creo que sea un mal tío, no es un Gerald, pero se lo ve desorientado y es mi deber guiarlo en este cruel mundo que solo yo entiendo, según parece a veces.

Njorthrbiartr pregunta cosas de las que ya he hablado muchas veces. Parece que nadie comprenda el destino.

—Uno es guiado contantemente por su destino. Cuando cambia lo sabes, porque los caminos que puedes tomar varían. A veces la solución es rápida, otras veces el camino es más difuso. Ahora mismo, no encuentro el nuevo camino —Le explico.

La miro cuando hace su resumen de mis palabras y asiento.

—Es una ninja como yo. Más alta. Su cuerpo está oculto, pero su aspecto es el de una mujer muy fértil —Le explico una vez más. —En nuestra tribu un hombre y una mujer se eligen, acuerdan un pacto con la vista por lo general. Si ambos están interesados hacen un ritual de reconocimiento, mostrando sus cuerpos desnudos. Si ambos se consideran dignos, entonces comienzan a tener hijos. Si al cabo de tres lunas la mujer no se ha sembrado, entonces deben buscar a otro candidato, pues no estaban destinados. Cuando un nuevo miembro nace, los procreadores pueden elegir tener más si son robustos y fuertes o elegir a otro candidato. Así es como la tribu se mantiene —Sólo había explicado el proceso a Massen Dew, quizá Njorthrbiartr supiera decirme algo sabiendo todos los pasos.

—Massen Dew no comprende todavía aunque lo intente. Han pasado más de tres lunas y todavía no hemos sembrado nada. Pero Massen Dew no parece querer otro candidato. Querría tener mi tribu con Massen Dew, pero siento que hay un enorme océano entre nosotros —Guardo silencio.

Frunzo el ceño. Eso del destino me la trae un poco al pairo, pero siempre he querido hacerle una pregunta que, la verdad, me ha rondado en la cabeza desde que era pequeña y me explicaron qué significaba destino..., más o menos.

- ¿Qué lógica tiene que el destino cambie? -inquiero, arrugando la frente. Lanzo la piedra restante contra un árbol-. Quiero decir... Si puede cambiar, es lo mismo que si no lo hubiese, ¿no?

Me froto la frente con la palma de la mano. Bien pensado, no sé qué coño pregunto. Si total... Es Buscador, a ver. ¿Qué me iba a decir?

Luego empieza a hablar de cosas más serias. Si no fuese de Massen de quien hablamos, si fuese de otra persona cualquiera, metería un poco de baza, pero la verdad es que me siento algo violenta tratándose de ella. No quiero meter la zarpa, que eso es muy propio de mí.

-Er...

A ver, Fi... Piénsatelo bien antes de soltar alguna burrada. Evolutivamente está muy bien eso que dice, pero claro... Es que es como tan animal que...
Perdóname, Frikka, por lo que voy a decir. No me lo tengas en cuenta.

-¿Y no hay nada de cariño, o "amor" en la tribu tuya esa? Quiero decir... Tú quieres a Massen, ¿no? -. Arrugo el ceño. ¿Estoy haciendo ese papel de amiga tratando de solucionar problemas amorosos? Como la cague me van a caer a mí todas-. Quizás en tu tribu se haga así, pero aquí las costumbres son otras... Depende de cada uno, claro, pero... -. Es delicado. Joer-. ¿Le has dicho a ella algo de la ninja esa?

Puedo imaginar perfectamente por qué la semilla no prende en Massen, pero ese tema que lo arregle ella, que como me ponga a soltarle esas cosas aún voy a ser yo la que haga que le de puerta.

-¿Solo buscas hijos? ¿En serio? ¿No quieres a las mujeres más que para eso? -. Esbozo una sonrisa tensa, tirante, nada alegre-. Los hombres sois tan jodidamente básicos a veces. Mírame a mí: no tengo tetas, no tengo hombres. Sin embargo, llega una tía algo pechugona y con sonrisa de putilla y ya puede ser un monstruo que le van a hacer cola detrás -gruño, desganada-. ¿Elegiste también a Massen porque tenía pinta de buena madre, o alguna mierda así de superficial?

Vaya basura. A lo mejor intento una vez más eso de hacerme bolli, a ver si suena la flauta.

Me rasco la punta de la barbilla, pensativa, sin mucho convencimiento. Esto de ir con pies de plomo se me da de culo, aunque creo que por ahora no he dicho ninguna burrada.
La verdad sea dicha, es más primitivo que... Y me hace decir cosas que no quiero expresar. Aunque siendo él como es, no es especialmente peligroso. No creo que corra la voz por ahí.

-El amor no es elegir a una persona por encima de las demás sin motivo. Es más bien como... -. ¿Sabe acaso lo que son los sentimientos? ¿Sé acaso yo lo que es eso como para explicárselo? Con lo que odio yo las moñeces, Mithos...-. Es algo así como el destino tuyo. No lo eliges. Él te elige a ti -explico, arrugando el ceño, dudando de si será una buena explicación. Aunque para él, ¿qué mejor?

Bajo la vista un momento, apretando los dientes. Dan ganas de darle una hostia, eso sí, a ver si despierta de una vez de su mundo raro.

-Massen es una buena chica. Es amiga mía, y la respeto. Si la traicionas, serás mi enemigo, y por eso debes hablar con ella de esto-. Me froto el pelo de la nuca, algo inquieta-. Nadie va a saber responder a tus dudas mejor que ella. Pero no debes hacerle daño -advierto-. Y no me refiero a daño físico. Es un tema delicado, y debes tratarlo con tacto. Aquí la gente es mucho más sensible que en tu tribu, Buscador. Las palabras hieren.

Si él no hace tonterías y habla correctamente con ella, estoy segura de que las cosas no se saldrán de madre. Yo no quiero inclinar la balanza, no vaya a ser acusada de culpable. Y, además...
¿Qué derecho tengo?

Me llevo las manos al pecho cuando hace su alusión, agarrándome uno con cada mano un instante, estrechando los ojos.

-Los hombres de aquí buscan que los amamantes a ellos -ironizo, haciendo una mueca. Le sigue un suspiro resignado-. Quizás no sea mi destino, ¿no lo crees? -inquiero, sarcástica de nuevo.

Aunque con mi gusto, como para ponerse triste. Seré una de esas hembras con mal criterio que tienen hijos débiles y enfermos, eh Buscador. Y si sigo eligiendo a tipos como Gerald, esos hijos no tendrán padre, ya sea porque está muerto o de parranda...

FdR- Pausa

Aprieto los labios, pensativa. A ver por qué me meto yo en estas mierdas... Con lo bonito que sería estar comiéndome un pudin ahora mismo. Pero aquí me hallo... Vaya basura.

-No soy la persona más experta en amores que te puedas encontrar, pero si hay algo que se dice sobre ello es que no hace falta encontrarle una explicación. Si sientes amor, lo sabes, y no lo sabes hasta que lo sientes -. Pienso un instante-. Es como la excitación, ¿sabes? Quizás nunca te haya atraído nadie, pero cuando sientes calor ahí abajo tienes ganas de tocarte, ¿no? O de tener sexo, o lo que sea... Y no necesitas que te lo expliquen porque tu cuerpo lo entiende-. Suelto una única risa, algo escéptica-. Esto es igual. Hay una persona que te gusta más que los demás, y quieres estar a su lado, aunque sea un cabrón que no te hace caso y pienses que no vale la pena, que mereces algo mejor... Aunque sea débil, o esté loco... Esa persona es elegida por ti sin que puedas tomar tú mismo la decisión. Simplemente te gusta estar con esa persona más que con los demás, y la idea de que muera o desaparezca se te hace horrible. Y si está te sientes un poco más fuerte, más tranquilo... Pero solo si lo has sentido entenderás lo que es. Las explicaciones te ayudarán a identificarlo, pero es inexacto...

Guardo silencio. Acabo de soltar unas memeces, ahora que lo pienso. Joder... Qué puta vergüenza. Que alguien me mate.

-Aprecio a Massen, y aquí funciona así: si hieres a alguien al que otro aprecie, esa persona puede enemistarse contigo. Quizás te parezcamos débiles o frágiles, pero nos ayudamos unos a otros en esos casos. Aunque las personas aquí también se tratan mal, a veces... La verdad es que somos unos seres bastante aleatorios y estúpidos, a veces...-. Río entre dientes, con cierto cansancio. Termino por suspirar-. Tampoco quiero enemistarme contigo, que conste -aclaro, por su las moscas.

Demasiado sincera, Frikka. Ahora insúltalo.

-Yo... A veces pienso que tu forma de hacer las cosas sería útil, ¿sabes? Eres simple y pareces estar bien así, mientras que aquí todo tiene doble sentidos, y a veces es tan complicado... -. Me estoy poniendo demasiado sentimental, coño... Para, Frikka-. Pero también tiene sus cosas buenas. ¿Nunca has sentido una especie de calidez, de sosiego, cuando estás a gusto con alguien? Quizás nos escondemos, pero creo que cuando mostramos lo que ocultamos y somos comprendidos, es realmente agradable...

Su último comentario me hace dibujar una mueca. Río un par de veces, con resignación, meneando la cabeza de un lado al otro.

-Te confieso que ese destino me pondría un poco triste... -murmuro, con una sonrisa amarga.

Lo miro, en silencio, cuando habla. La verdad es que puedo entender que Massen se acojone de que el tipo este le vaya con sus mierdas si está ocupada o enferma, pero supongo que incluso Buscador, dentro de su primario estilo de vida y sus ideas tan así, puede sentir cierto rechazo, preocupaciones y cosas similares.
No es un mal tipo, en el fondo. Solo es un rarito. Nada más.

-Cada relación es única -murmuro-. Supongo que ella tendrá sus motivos para querer estar sola esas veces. Pero si la apoyas cuando te necesita, ya estarás cumpliendo.

Qué complejo es esto, joder... Aunque me siento bastante desahogada, y eso que no del todo. Ya hacía que no me expresaba un poco.

-Aquí vivimos todos juntos, en sociedades: pueblos, ciudades, aldeas... Pero nosotros mismos formamos nuestras "tribus", con nuestra familia, amigos, pareja... Nos elegimos unos a otros para convivir, y los que están fuera de ese círculo son menos importantes. Quizás los protejamos, de todos modos. Hay personas que quieren proteger a todo el mundo, otras que solo se preocupan por los cercanos y algunas que solo lo hacen por sí mismas. Depende del egoísmo de cada uno.

Me siento como muy sabia hablando con él. Es como si realmente supiese muchas cosas, aunque realmente soy poco más que una cría que tiene mucho por aprender. Eso mola bastante.

Esbozo una sonrisa. Así que es agradable hablar con Njorthrbiart, eh...

-¿Y es agradable hablar con todos sin esconderte? -inquiero, con malicia. Es que yo soy la hostia, claro.

La sonrisa, sin embargo, se vuelve algo triste a su siguiente comentario. Bajo la vista al césped, reacomodándome un poco.

-Me pone triste porque si mi destino es estar sola, no me gusta. No quiero estar sola. Quiero que me toquen, quiero besar y sentir deseo, y ser correspondida -digo, con frustración-. Quiero que me complementen. Y si mi destino no es ese, quiero poder cambiarlo para que así sea -. Termino mirándolo, con determinación.

¿A quién vas a engañar con tu palabrería, Fifi? ¿A quién vas a convencer del asco que da el sexo, o el cariño y la comprensión? Tú misma, en medio de la rabia y frustración, no hiciste más que buscar un beso. Y aunque fue desagradable, dada la situación, al menos existió, ¿no?
¿A quién pretendes engañar, fingiendo que nada de eso te interesa, cuando cada día te sientes más disconforme y necesitada, eh, maldita Njorthrbiart?

Sonrío, algo tensa. Hay algo en lo que hay que darle la razón, desde luego, porque con solo recordar a Gerald apuñalando al Dehnel ese con un motivo que no sé si quiero plantearme o si tiene sentido...

-Desde luego, somos salvajes. Creo que la gente se disfraza un poco, que pretende parecer inofesiva, pero al final casi todos piensan solo en sí mismos y en sus intereses. Poca gente hallarás que se preocupe por el conjunto. Aquí prima el individuo.

Me encojo de hombros, con cierta resignación. No es que me parezca bien, pero tampoco me parece mal. ¿Sociedad o individuo? Si lo importante es la sociedad, es fácil sacrificar a unos pocos por el bien de todos, pero si el individuo prima demasiado se generaría una anarquía y la cosa no sería sostenible...
Qué culta estás hoy, Fi...

Útil... No sé cómo sentirme, la verdad.

-Si soy útil es que me prefieres a gran parte de los otros, ¿no? -inquiero, con una sonrisa resabida, esperando su respuesta con aire malicioso.

El otro tema... El otro tema es más delicado, pero bueno... Poro a poco yo misma reflexiono, también. Que, joder... Seré joven, pero también aprendo y entiendo, hostia.

-Entonces... -. Callo un instante, reflexionando. No es que me crea sus gilipolleces del destino, ni nada, pero por darle un poco de cuerda no se va a morir nadie-. ¿Yo soy la que elige lo que quiero hacer? Si yo quiero volverme una gran guerrera, por ejemplo, y me esfuerzo por ello, ¿se convertirá eso mi destino, entonces?

Lo miro, muy quieta, casi expectante de alguna forma.

Y por muy estúpido que me parezca el destino, desde siempre..., no puedo evitar mirarlo mientras habla y pensar en lo que dice como si fuese una verdad absoluta. El nombre puede ser uno u otro, pero lo que dice tiene sentido. Solo tienes que cambiar la palabra "destino" por vida plena, y son tus elecciones las que harán que cuando llegues al final de esta te sientas -o no- satisfecho con ella.
Pero qué me apuesto a que si le digo eso va y me lo niega, el muy cabrón.

Suspiro y sonrío, dedicando una mirada al cielo.

-Creo que lo entiendo un poco...

La escasa luz me ayuda a no tener que entornar los ojos. Termino estirando las manos hacia arriba, desperezándome. Luego, con gesto perezoso, extiendo una mano hacia él y la hundo en su pelo un instante, en una caricia. Es un poco primitivo, así que entenderá esto como los animales, mejor que cualquier expresión verbal, ¿no?

-Entiendo que tengas tus creencias, tu tradición y todo eso, Buscador, pero... -. Retiro la mano y la llevo a mi propio pelo, echándome el flequillo hacia atrás, pensativa, manteniendo una sonrisa bastante relajada- creo que sería una pena que te anclases solo en ella. A veces cambiar pequeños detalles en nuestra forma de ver el mundo ayuda a que las cosas mejoren. Quién sabe... Sería una pena que olvidases lo que has aprendido de nosotros. Cuanto más sabe uno, más poderoso y capaz es..., o algo parecido.

Lo que has aprendido de mí, que soy la maestra, por supuesto.
Me cuesta creer que le esté diciendo esto, y ni siquiera sé si lo entiende. La cosa es que si se limita a aceptar a la chica de su tribu (me suena haber visto una por ahí una vez, y quizás sea aquella otra rarita) porque es lo que harían los de su tribu, sin más, no estará haciendo más que volver atrás y estancarse. Aprender siempre es una buena opción. Más abierto siempre es mejor, menos en los culos.

Que sí, pesado. Que quieres tener hijos y hacer una tribu, hostia. Y dale con lo mismo todo el rato...
No. Entiende lo que digo. Creo que eso es lo más sorprendente. Hace tiempo que, de alguna forma, parece que lo entiende, aunque quizás solo sea porque me explico de maravilla.

-Sigue aprendiendo, entonces -indico, con una sonrisa burlona, llevándome las manos a la nuca, despreocupada.

Aquí todos aprendemos. Yo misma mentiría si dijese que soy la misma que cuando llegué. Haber estado cerca de la muerte, estar tan lejos de casa o conocer a tanta gente... He vivido jodidas aventuras, y poco a poco he ido cambiando. Y me parezco. Desde luego, las tetas no me crecerán, pero creo que mi percepción de la realidad sí lo ha hecho un poco.

Cuando se pone de pie lo sigo con la mirada, y no tardo en imitarlo. Aquí llega todo a su fin, me da en la nariz. Me sorprende, sin embargo, lo que me entrega, y lo miro con las cejas arqueadas, algo extrañada.

-Hostia..., gracias -. Cuento por encima, curiosa, y me lo guardo. De todos modos me lo debe, y él no lo iba a saber usar, así que... Incluso me sorprende un poco más que revele su intención de buscarme, y me quedo callada un momento, sintiéndome de una forma un poco extraña, tardando en reaccionar-. Ah, sí -termino diciendo, con un leve asentimiento. Repito el gesto de despedida-. Buenas noches, Buscador. No olvides hablar con Massen -digo, cuando ya se está alejando.

Me llevo una mano a la oreja, palpando mi propio pendiente. Ya no me duele. Supongo que él estará igual
Se me acaba de ocurrir algo irónico...

Hundo las manos en los bolsillos y el cuello en los hombros. ¿Y Narbe? ¿Se habrá recuperado ya?

*se va*

Telma chapoteaba en el agua con ánimo, haciendo un sonido que se volvía suave por la distancia. Lyo estaba con el servicio. Y yo acababa de comer un copioso almuerzo, y los rayos del sol calentaban mi espalda desnuda como la de un reptil, llenándome de un calor agradable y de un poco de sueño. Desde luego, por fin hacía un día de lo más agradable, con el cielo despejado y las frescas aguas del lago cerca por si apetecía darse un chapuzón.

Boca abajo, me aferraba a la hierba, con la mejilla contra el suelo, hundida entre las broznas. Y, por poco noble que pudiese parecer aquella expresión, sin embargo, estaba serio y pensativo, con los ojos entrecerrados, concentrado.

Hacía apenas un par de días que había compartido una agradable conversación con Aloe, la muchacha del servicio más agradable que jamás había visto, y ella se había aproximado a mí para besarme el rostro en dos ocasiones. Ya la primera vez que la había visto se había despedido de aquella forma, pero continuaba sorprendiéndome con su capacidad para resultar adorable y encantadora, y sin embargo...

Abrí los ojos para echar un vistazo a Telma desde mi posición, sobre el césped. Ella no me hacía mucho caso y seguía a lo suyo en el lago, nadando.

-A la que llevo mucho sin ver es a Inger -comenté, para mí mismo, acurrucándome bajo el sol, acomodándome un poco en el suelo.

Inger había desaparecido de pronto, como si se hubiese marchado al igual que había hecho antes de que pasase todo. Aunque del mismo modo era probable que solo me evitase. Pero no podía evitar sentirme algo intranquilo. Browen se había ido, ella no estaba..., y tras haberlos visto juntos no me costaba unir los pensamientos. Quizás fuese algo como aquello. Y entonces no podía evitar temer por su seguridad, aunque solo fuese aquello...
Aún a veces, al pensar en ella, en nosotros, me apenaba un poco... Había recuerdos tristes y felices, pero todos, de alguna forma, apenaban. Esperaba, pese a todo, que se encontrase bien, y quizás poder verla pronto y averiguarlo...

Y, pese a que por un instante, al tenerla tan cerca de mí, había estado a punto de besar innoblemente a la joven y bella Aloe, cada vez estaba más seguro de que lo que yo quería era otra cosa... Porque por más que no la viese tan a menudo aquellos tiempo, o por más que no hubiese conseguido volver a intimar con ella o besarla siquiera...

-Qué ganas de verla... -murmuré, para mí de nuevo, con un leve bostezo al final de mis palabras.

Dime, Telma... ¿Cómo es ser tú? Porque por más envidia que te tenga o haya podido tenerte, creo que ser yo tampoco está mal del todo.

El sol hacía que la brisa fuese tibia...

*se duerme*

Un paso detrás de otro, trotando, he conseguido llegar hasta aquí. La respiración, constante, comienza a sonar cansada, pero todavía aguanto un poco más. Por si fuera poco, la luz me está matando, pero tengo que aprender a ver aunque sea estrechando los ojos al máximo para que no se me coman en la próxima misión. Aquí nadie adapta las cosas por el bien de los pobres caeruleus. Me cago en la...

Un bostezo me hace cerrar los ojos y llevarme la mano a la boca, sin detenerme. Incluso me arranca alguna lágrima, pero no bajo el ritmo y entonces... ¿Qué decir? Piso algo raro, pierdo el equilibrio y me doy de morros contra el suelo.

-¡Joder!

Me cago en la madre que...

El cuerpo desnudo de Lea se adaptaba perfectamente a mis manos. Nunca lo había pensado hasta aquel momento... Y su sabor me hacía arder la sangre. Se movía para mí, acariciándome con su pecho, con su vientre, con una sonrisa de satisfacción plena. La excitación ruborizaba sus mejillas, pero... Tenía que haber algo más.

"Tengo algo que decirte. Es importante...", me dijo, mirándome con los ojos verdes enormes, conmoviéndome al instante, y una sonrisa relajada en los labios, agradable.

Yo tragué saliva, sintiendo cómo se acercaba sobre mí, y el calor de su cuerpo me hacía saber dónde estaba exactamente, qué tocaba, mientras avanzaba hacia mi rostro, hacia mis labios. Primero me besó con suavidad, arrancándome un estremecimiento. Luego, con la misma calma, subió hacia mi oído, y pude oír incluso cómo despegaba dulcemente los labios.

"Yo te..."

"¡MALDITO SEAS!"

Un dolor punzante comenzó en mi espalda, atravesándome hasta el vientre. Cuando me di cuenta, la espada de Browen se había encargado de atravesarme, y la sangre empezaba a brotar. Lea comenzó a difuminarse, y mis manos la traspasaban al intentar cogerla.

-¡No! ¡No te vayas! ¿Qué ibas a...?


Abrí los ojos de golpe, apretando los dientes con rabia.

-¡NO!

Miré a mi alrededor. Estaba junto al lago, en el suelo, y Telma me miraba desde el agua, extrañada. Y, en el suelo, tirada, la niña caeruleus mascullaba cosas poco propias de una dama.

-No puede ser... -mascullé, arrodillándome y echándome el pelo hacia atrás, frustrado-. ¡¿Por qué lo has hecho?! ¡¿Por qué has tenido que hacerlo?!

¿Acaso aquella chica era sierva del mal? ¡Sierva de Browen!

Escupo un par de hierbajos y enseguida me siento en el suelo, volviéndome hacia el bulto. Pero antes de que pueda ponerme a despotricar él ya está haciéndolo. La verdad es que impone un poco... Incluso retrocedo un poco, sobre las manos y los pies, arrastrando el culo por la hierba, apartándome de sus músculos...

-¿Qué cojones te pasa a ti? -gruño, mirándolo de reojo, con los parpados entornados-. Estás mal de la cabeza... En primer lugar, ¿por qué cojones te echas a dormir en el puto medio? Vagos de mierda... Yo solo cumplía con mi entrenamiento, que conste.

No me pongo muy ufana tampoco, no vaya a emprenderla a golpes. Quizás Gerald no era el loco y era este... y yo juzgándolo...
Gerald, lo siento... Eres un buen tipo.

Poco a poco despertaba, y la furia y el descontento daban paso a la comprensión. Jadeante, eché un nuevo vistazo a la muchacha, algo más calmado.

-Oh...

Enseguida abrí mucho los ojos, y entonces apoyé ambas manos en el suelo, bajando la cabeza entre ambas, haciendo una reverencia. ¡¿Cómo podía haber gritado?! ¡El mal despertar era innoble! Aunque había perdido tanto que... ¡Mithos! ¿Por qué tanta crueldad con un pobre guerrero como yo?

-Mis disculpas más profundas, señorita. Estaba soñando y confundí la realidad con el sueño. Discúlpame, por favor. No se repetirá. Si puedo hacer algo para compensar la ofensa...

Iba olvidando las hermosas imágenes del sueño, poco a poco. Era inevitable. Y tan triste...
¿Por qué?