Lago

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Lo miro de reojo, desconfiada. Bueno, al menos no es un capullo arrogante. Vuelves a perder puntos, Gerald. Te jodes.

-Bueno... -. Me hurgo en la oreja con el meñique, pensativa, mirándolo con poco convencimiento. ¿Me lo creo o no me lo creo? Por aquí la gente está muy loca. Pero por lo menos ya es mejor que Corbin-. Levanta, hombre, que das vergüenza -termino por decir, poniéndome en pie yo misma y sacudiéndome la ropa. Me he hecho daño, eh...-. Ya está. Nos olvidamos -. Escupo un poco más de tierra y noto el sabor a sangre del labio, que me limpio con el antebrazo-. Venga. Ahora mueve el culo y sal del medio, que no quiero tropezarme a la vuelta.

Tras esas simples palabras comienzo a trotar de nuevo, alejándome de él, en dirección al interior del bosque. Ahí no habrá cadáveres, supongo. Y ahora iré mirando al suelo, de todas formas. Por si acaso.

*se va*

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Levanté la cabeza a sus palabras. Parecía que, por lo menos, no había perdido mi nobleza y educación en aquel malentendido. Arrodillado de nuevo, la miré, soltando un suspiro y esbozando una sonrisa cansada.

-Me encargaré de que no se repita, tranquila -aseguré, con un asentimiento algo abatido-. Buenas noches.

La muchacha se iba, y yo me mantuve inmóvil, en el césped. Telma se alejaba, chorreando, pero se sacudió antes de llegar, de modo que no me mojó, por una vez.
¿Por qué en aquel momento justo? ¿Acaso era necesario estropear mis sueños de aquel modo? Solo dos segundos más y hubiese...
Pero siempre pasaban aquellas cosas.

Bajé la vista hacia mis piernas, dobladas, esbozando una sonrisa amarga.

-Buenos días -saludé, suspirando enseguida, con cansancio. Luego me puse en pie-. Vamos Telma. Nos volvemos.

Emprendicé la marcha. Ella me siguió, tras un mugido grave.

*se van*

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Llovía, y eso era extraño aquel día. No estaba acostumbrado a algo así. Y aquello no le hacía demasiada gracia, pero tampoco era algo que fuera a detenerlo. No después de haber decidido lo que iba a hacer. No le gustaba su situación, pero así debía ser. Y, ya que no se sentía demasiado inactivo, ni tampoco con especiales ganas de llevar la contraria, sí quería hacer algo diferente.

Se dirigió directamente hacia el agua, y solo se detuvo a unos cuantos pasos. Iba descalzo, y la tierra húmeda del bosque se le había quedado pegada a las suelas. Nada que le preocupara mucho, en realidad.

Procedió a deshacerse de la mayor parte de su ropa, ignorando la lluvia que caía sobre él. Iba a mojarse, de todas formas, ¿no? Una vez hubo hecho un paquete con sus escasas pertenencias y lo hubo puesto a cubierto bajo unas rocas, se introdujo tranquilamente en el agua.

Aunque el frío del lago no lo detenía, tampoco entró de golpe. Emprendió las primeras brazadas con calma. Después, poco a poco, sus movimientos fueron tomando fuerza mientras nadaba.

*se queda*

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Eran buenas horas para un entrenamiento nocturno de lluvia, de modo que corrí a trote ligero hacia el lago, procurando no resbalarme en el barro, ni tropezarme con los diversos obstáculos que malvadamente se interponían en mi camino. Llevaba un flagrare en la mano, que luchaba contra el agua como bien podía, y al llegar a la orilla ya había empezado a desvestirme, de modo que cuando salté al agua toda mi ropa estaba desperdigada a mi espalda, formando un camino sobre la hierba.

Comencé a dar fuertes brazadas bajo la superficie, buceando con los párpados internos cerrados para no sentir molestias en los ojos. Buscaba aguantar lo máximo posible antes de salir a respirar, pero terminé por tener que hacerlo, y entonces me impulsé hacia arriba, hasta romper el agua, y tomé una gran bocanada, jadeante, risueño, dejando ir un jadeo animado.

Comencé a nadar sin un sentido concreto, sin sentir ya la lluvia a causa del agua del propio lago.

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Corbin ya llevaba un buen rato de natación cuando comenzó a oscurecer. Había tenido tiempo de practicar tanto su velocidad en el agua como su resistencia, cambiando en varias ocasiones de forma de nadar (aunque siempre anteponiendo a todas sus opciones las brazadas), e incluso había llegado a tumbarse boca arriba en el agua, limitándose a ver caer la lluvia y escuchar el agua.

Hasta que un escándalo llamativo reclamó su atención. Corbin giró ligeramente la cabeza, aunque todo lo que pudo distinguir fue una luz y una sombra en la distancia. Una forma de considerable tamaño. Cambió su posición horizontal por una vertical, limitándose a mantener la cabeza fuera del agua, y observó, atento al recién llegado.

Lo vio entrar en el agua y nadar con energía considerable, y se fue desplazando silenciosamente, alejándose de la forma cuando se sumergió y manteniéndose atento a por dónde emergía. Una vez lo vio surgir del agua, comenzó a nadar silenciosamente hacia la orilla, evitándolo y manteniéndolo vigilado.

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Tras el esfuerzo inicial, enseguida me puse a nadar con renovadas energías, aprovechando que por un día podía hacerlo, dado que Lyo se encontraba mucho mejor y Telma había salido por la tarde. Sentir el agua contra la piel era refrescante y poderoso, y la fuerza que necesitaba para moverme era más, de modo que me sentía mucho mejor pensando en el gran esfuerzo heroico que requerizaba.

Me hundí de nuevo, buceando por casi un minuto, tratando de alcanzar el fondo sin lograrlo, y cuando rompí la superficie tomé aire de nuevo. Desde luego, el agua hacía que fuésemos mucho más débiles que los piscis, o que las fieras de los mares y ríos.

Me relajé entonces, dejándome flotar boca arriba, bajo la lluvia, bajo la luna, y miré hacia el cielo, pero no se veía nada por culpa de las nubes.
Era extraño. Al mismo tiempo me sentía relajado y cansado.

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Corbin, mientras avanzaba, mantenía la atención en el intruso, que no parecía haberlo visto. Tal y como esperaba. Continuó su avance hacia la orilla y, una vez fuera del agua, se mantuvo de forma que la escasa luz de la luna no lo delatase. Localizó el lugar en el que había escondido su ropa y, asegurándose de mantenerse oculto, se dirigió a la que el recién llegado, por lo visto, había ido dejando esparcida por la orilla. Una persona poco precavida.

Corbin se agachó junto a una de las prendas, examinándola. La luz no le dejaba ver bien cómo era, pero sí pudo apreciar que el tamaño considerable de la misma coincidía con el de la figura que había visto entrar en el agua. Todo indicaba que se trataba de un hombre, pero los datos eran insuficientes para identificarlo.

Aún a sabiendas de que probablemente se tratara de un compañero, Corbin sabía que confiarse no era una opción. Decidió, sin más, ignorarlo, y se dirigió de nuevo hacia su ropa. Tras haberse vestido, se limitó a abandonar el lugar, de vuelta al palacio.

*Se va*

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Nadé por un buen rato, probando diferentes ejercicios: moviéndome solo con los brazos, dejando las piernas muertas, o al contrario, dejando los brazos a los lados del cuerpo e impulsándome solo con los pies, intentando salir del agua hasta donde era capaz, como si caminase por encima. Finalmente me sumergí de nuevo, y aunque no veía nada buceé todo lo que pude, hasta que me ardían los pulmones. No obstinante, la noche era profunda, y al no ver nada terminé por rendirme. Desde luego, necesitaba algo para luchar contra la noche y el agua al mismo tiempo, pues el fuego no me servía.

Salí del agua y busqué mi ropa, tardando un buen rato en encontrarla. Estaba tan empapada como yo, y no había llevado toalla alguna, de hecho, así que la sensación era horrible. La tela se me pegaba, y casi era peor que ir desnudo, pero era necesario llevar pantalones por el bien de las damas de palacio. La camisa, sin embargo, la llevaba bajo el brazo.

Sacudí la cabeza, sin lograr secar apenas el pelo, por la lluvia que seguía cayendo, y puse rumbo al palacio.

*se va*

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Corro por los terrenos del lago tratando de ser sigiloso, de que mis pasos se refugien en el sonido de la lluvia y el viento. Cuando me acerco a un árbol próximo, ruedo o salto hacia las ramas, o simplemente me refugio tras él para ocultarme y esperar unos segundos bajo la lluvia.

Tras repetir este tipo de acciones a lo largo de una zona elegida, acabo aproximándome a la orilla manteniendo el patrón de conducta del sigilo hasta que, en una última carrera, salto hacia el lago para hundirme en la zona algo más profunda.

Mis membranas parece que se extienden mucho más al verse envueltas por el agua y aprovecho el impulso del salto para bucear hacia el fondo que tengo más próximo y coger una piedra. Acto seguido vuelvo a subir y salgo a la superficie. Me quedo en el agua flotando, notando como la lluvia tamborilea en mi cabeza y mi cara.

*se queda*

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Una de las cosas que más me gustaban del río y el lago de Brontë era que no se notaba la diferencia al pasar del agua del uno al otro. Muchas veces, los ríos, lagos y mares, pese a estar conectados, tenían aguas a diferentes temperaturas. Personalmente, aquellos cambios solían resultarme desagradables, así que la ausencia de los mismos en Brontë era algo de agradecer. Por otra parte, eso significaba que las diferencias principales al pasar del río al lago era el aumento de espacio a mi alrededor y la mayor calma de las aguas.

Mi principal reacción al entrar en el lago fue estirar las orejas, tratando de que mis membranas captaran las ondas del agua con mayor facilidad. Por supuesto, al final era todo simple cuestión de la atención que yo prestara, pero era suficiente con aquello.

No tardé mucho en ascender, pues ya llevaba un rato sumergida cuando llegué a la desembocadura. Subí de golpe, dando una patada al fondo para darme especial impulso, y tomé aire con fuerza al llegar arriba. Me froté los ojos, tratando de retirar un poco el agua para ver mejor.

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Vuelvo a bucear cerca del fondo, tratando de reconocer lo que tengo cerca por las vibraciones que me transmite el agua. Bajar y recoger piedras para dejarlas caer y centrar sus vibraciones para conocer su trayectoria había sido práctico las cuatro primeras veces.

Entre la atención que voy prestando a las distintas ondas, aparecen de pronto unas bastante más fuertes que me hacen prestar atención hacia la dirección de donde vienen. Por la forma en que la capto no puede ser de algo muy lejano. Continúo el boceo en esa dirección y por su tamaño imagino que se tratará de una persona o un pez bastante grande. Me mantengo alerta en ambos casos.

Al llegar a cierta altura salgo a la superficie, escuchando ya el ligero movimiento en la superficie del agua. Casi no puedo ver la silueta.

—¿Quién va? —Pregunto en piscis.

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Reconocí la voz poco después de haber empezado a sentir su presencia en el agua. Me volví, buscando su dirección, con cierta tensión, poniéndome en guardia de pronto. Me había pillado por sorpresa. Lo cual, a mi pesar, era bastante absurdo para tratarse de un entrenamiento.

-Massen Dew -respondí a regañadientes, manteniéndome donde estaba.

Inspiré profundamente. Realmente, nada justificaba mi actitud. Él no me había encontrado, y yo a él tampoco. El por qué no lo sabía. Tal vez él sí. Pero sin saberlo, no tenía sentido que lo culpara. Suspiré y nadé hacia él, sin darme ninguna prisa.

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Al momento tengo la respuesta que pido y abro bastante los ojos y las membranas de las orejas por la sorpresa de encontrarla ahora tras tanto tiempo. Me quedo callado y, al momento, la sorpresa del principio pasa a ser una sensación pesada y extraña.

—Al fin te encuentro Massen Dew. He querido hablarte sobre muchas cosas —Le explico con tono calmado, notando su pequeño acercamiento. Pienso por un momento y agito la cabeza levemente.

—He aprendido cosas este tiempo. Quería contártelas. También quería decirte algo, aunque Njorthbiartr dijo que no te gustaría —Añado, rellenando el silencio del encuentro.

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Me detuve a cierta distancia de él, manteniéndome sin más a flote en el agua. Contuve una mueca, tratando de enfocar su sombra en la oscuridad.

-Sí, algo así me han dicho -murmuré, con tono algo seco-. Pues aprovecha, no me vaya a esfumar otra vez y pierdas la oportunidad.

Vaya, era realmente más difícil de lo que esperaba. Probaría de nuevo. Tan solo se trataba de mantener la calma y no alterarse. No podía ser tan complicado. Silenciosamente, inspiré de nuevo. Pero, cuando estaba a punto de expulsar el aire, sentí cómo se me cortaba sobre el diafragma.

Así que algo que no me gustaría.

"Y bien calladita que te quedaste, Frikka. ¿Juegas con este a los secretitos?"

Sacudí la cabeza.

-Bueno, tú sabrás. Yo, en cambio, no he aprendido nada ni tengo nada que decirte -. ¿No estaba exagerando un poco?

Empezaba a tener una sensación extraña, como de cierto nerviosismo. Era algo molesto.

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Las palabras de Massen Dew no suenan como la última vez. Cuando dice que podría desaparecer antes de que pueda hablarle frunzo el ceño, algo frustrado.

—Espera un poco más, Massen Dew. Es importante —Aclaro, algo apurado por su reacción y sus palabras. En cuanto me informa de que ella no tiene nada que decir, asiento. Es el momento que buscaba.

—He estado observando a tu pueblo, aprendiendo de todos. Aunque no comparta vuestra forma de hacer las cosas, ahora ya puedo comprenderla un poco más y Njorthbiartr me ha dado mucha ayuda explicándome muchas cosas. Ella fue la que me dijo cómo ser mejor para ti y hacerte sentir bien. También me llevó al lugar donde te clavan el metal para hacerte más fiero ante los enemigos y me ayudó a pensar en el destino —Empiezo. Entonces niego un momento con la cabeza.

—Pero hay otra cosa más importante —Aclaro, callándome un momento. —La ninja que encuentra ha vuelto a dar conmigo. Se ha propuesto como hembra, diciendo que podría dar a luz a docenas de guerreros. Le dije que yo tenía a Massen Dew, pero lo que dijo es algo que no puedo dejar de pensar. Después de este tiempo todavía no hemos engendrado guerreros y eso me ha hecho pensar en que nuestra unión podría ser equivocada... —Le explico. Pero empiezo a notar cierta incomodidad. Algo parecido a lo que noté el mismo día que la ninja me acusó de no haber tenido descendencia todavía. Algo parecido a cuando enfrentas al primer animal salvaje.

—No quería pensar que no podía unirme con Massen Dew. Siento algo incómodo al pensarlo. El día en que no encontraba nada hablé con Njorthbiartr y pensé que igual el problema no era Massen Dew conmigo, sino que hubiese malinterpretado mi destino —Le digo. Tras ese día no he vuelto a "torturarme" como Njorthbiartr sobre lo que pensé ese día, pero no he olvidado mis descubrimientos.

—Aunque ella mencionó algo sobre cómo debía ser el unirse a otra persona para vosotros. En ese momento sentí algo desagradable, porque no sé si puedo ser así para ti, Massen Dew. Aunque ahora al hablarte, siento la misma sensación al pensar en que nuestros caminos se separen —Cuando vuelvo a callar no tengo la sensación de haber dicho ni una palabra, pero pocas veces he hablado tanto.

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Cuando empezó a hablar me hundí un poco más en el agua. Así que había estado dando clases con Frikka. Que todo lo positivo que pasaba con él era cosa de Frikka. A lo mejor tenía que pedirle para salir a Frikka, que era la que sabía cómo hacerme feliz. Una chica lista, desde luego, para lo poco que la veía también a ella. ¿Y cómo daban las clases? ¿Con teoría o con práctica? Sería interesante saberlo, la verdad. Pero casi era mejor que me lo dijera ella. Seguro que me sabía explicar mejor que Follow su método de enseñanza. De paso podía preguntarle qué era eso de clavar el metal, que esa parte de mi propia cultura, al parecer, me la había perdido yo también.

Apreté los puños cuando cambió de tema. Así que mi amiguita también estaba detrás. Mithos, normal que no me encontrara si a cada paso que daba se le echaba una distinta encima. Al final iba a haber que disculparlo y todo. ¿No sería su destino ser acosado por toloquitas en celo? Era una posibilidad muy a tener en cuenta, realmente.

Por otra parte, y yendo a la parte (pequeña parte) de todo el asunto que tenía que ver conmigo, aquello me ponía en un aprieto. Aunque eso parecía que ya lo estaba viendo él. En lo que hablaba, comencé a maquinar en mi cabeza cómo explicarle mi visión de todo aquello. Aunque, visto lo visto, mi visión de aquello parecía contar más bien poco o nada.

Al final se calló, y aunque yo hubiera dicho que no tenía nada que decir, parecía evidente que era mi turno para hablar. Me alcé un poco, sacando la cara por completo del agua e irguiéndome. Sentía algo en el estómago. Ni siquiera podía llamarlo mariposas. Era más bien como roedores comiéndome desde dentro. O fuego. Abrí la boca. La cerré y traté de tragar saliva, pero tenía la boca seca. Carraspeé e hice un nuevo intento.

-No sé qué te ha dicho Frikka exactamente -comencé, y la voz me salió como un fino hilo. Carraspeé de nuevo-. Pero tal vez tu amiguita la buscona tenga parte de razón. No he tenido hijos para ti. Entre los míos es perfectamente comprensible que no los tenga, porque es pronto. Pero si lo que quieres son los hijos y te sirve cualquiera, quizá te compense más irte con esa ninja tuya. Yo no te he dado hijos porque no he querido dártelos. Y si alguna vez doy un hijo será solo porque yo quiera, no porque nadie me lo pida. Y menos como un chantaje. Lo siento, pero así son las cosas.

Tuve que carraspear otra vez. Y, como no quería seguir quieta, eché a nadar hacia la orilla. O a lo mejor solo me estaba escapando como una cobarde.

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Massen Dew parece intentar hablar aunque dijo que no tenía nada que decirme. Aunque después de lo que yo le he dicho supongo que ahora sí tendrá que decir cosas. Cuando empieza hablando de Njorthbiartr se me ocurre pensar que eso tiene que preguntárselo a ella. Ni siquiera yo recuerdo qué dijo exactamente.

Lo siguiente es bastante más interesante para mí y siento una especie de empujón en cuanto me lo dice, alzando las cejas con la impresión que siento. Sin embargo, no tengo tiempo a responder ya que se marcha hacia la orilla. No tardo en seguirla.

—Espera, Massen Dew. Escucha antes de irte —Le reclamo. Si va a volver a marcharse y el destino dicta que no nos volvamos a ver, cargaré la respuesta a la espalda con demasiado peso. Espero a que pise firme para que me escuche sin el chapoteo del agua interrumpiendo.

—No me dijiste nada, Massen Dew. Dijiste que estabas de acuerdo —Le digo. y entonces me doy cuenta de que me siento algo más sorprendido de lo que pensaba. Salgo también junto a ella.

—No me dijiste que tenía que ser tu decisión —Añado, frunciendo un poco el ceño. —Te busqué, intenté explicarte y cuando no lo conseguí intenté aprender de vosotros para ser adecuado para ti. Massen Dew me hizo aprender muchas cosas de una forma u otra; hasta me di cuenta de que engendrar una tribu no era lo que me hacía estar a gusto con Massen Dew —Me llevo una mano a la frente, desconcertado y frustrado.

—Intento entenderte, Massen Dew, pero nunca dices nada —No entiendo bien si es que algo me ha enfermado porque siento un malestar en la cabeza y en el estómago. Me muevo de derecha a izquierda, agitando la cabeza de vez en cuando y apretando el ceño.

—Dices que está bien si no te sigo, que está bien si no pregunto y no está bien, porque Massen Dew cambia de cara. Pero no dices nada y yo no sé si soy bueno o malo para Massen —Me agarro el pelo con las manos. Nunca he tenido esta fiebre extraña. Respiro hondo y vuelvo a mirarla.

—Si no soy adecuado, dímelo. No quiero herir a Massen Dew ni ser enemigo de Njorthbiartr —Acabo.

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Evidentemente, no iba a dejar que me fuera así como así. Eso me ponía algo nerviosa, aunque era de agradecer, en cierto modo. Habría sido bastante decepcionante que simplemente me despidiera y siguiera nadando, la verdad. Así que, cuando llegué a la orilla, volví a darme la vuelta y lo esperé. Tenía algo de miedo, aunque no sabía muy bien de qué.

Apreté los labios hacia adentro, con cierta sensación de culpabilidad.

-¿Y qué iba a decir? Si no decía eso, tampoco ibas a quedarte -traté de justificarme, algo a la defensiva. Por algún motivo, me sentía acorralada. Fruncí el ceño-. No tiene que ser mi decisión. No siempre es por decisión. Pero yo quiero decidir. No era algo que supiera desde siempre. Lo pensé cuando preparamos el ritual. Entonces decidí que quería escoger yo.

Parecía desesperado, pero yo tampoco sabía muy bien qué decirle. ¿Había algo que pudiera decir? Después de todo, cuando hablaba él no parecía escuchar, y si escuchaba no parecía entender. Siempre tenía que decirlo todo muy despacio, dejando que lo asimilara todo, antes de continuar. Suspiré y, con cierta brusquedad, me senté en el suelo.

-Muy bien -resolví-. Si quieres que hable, hablaré. Pero, si nos basamos en las veces que he hablado hasta ahora, te va a costar seguirme, así que tendrás que escuchar muy bien. Y si no entiendes, tendrás que preguntar. Y tendré que volver a explicarlo. Y eso lo hará todo muy largo y complicado. Así que, si quieres, siéntate y escucha.

Acabaría por explotarme la cabeza.

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Massen Dew dice que acepto para retenerme y no sé qué pensar sobre eso. ¿Habría Massen Dew desafiado al destino? ¿Por qué le parecía adecuado si ella no quería mis hijos?

La miro extrañado y nuevamente sorprendido. El ritual. Así que fue en ese momento. Aprieto los ojos un momento. Ella no quería hijos, pero ella aceptó unirse conmigo tras su ritual. Niego, muy confundido.

Vuelvo a mirarla cuando se sienta. Dice que hablará y que hablará de todo y me pide atención. Asiento y me siento frente a ella. Con Njorthbiartr descubrí que podía llegar a comprender si escuchaba con calma.

—Habla. Preguntaré. No me iré hasta que comprenda —Digo, determinante. Las membranas se me tensan casi inconscientemente cuando me dispongo a prestar toda mi atención.

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Parecía bastante dispuesto a escuchar. El problema lo tenía yo, que no sabía por dónde empezar. De hecho, ¿empezar a qué? Si no sabía ni qué decir exactamente. A ver...

Suspiré y sacudí la cabeza.

-Siempre intento comportarme contigo como correspondería en tu tribu, pero no puedo. Es imposible, porque solo sé lo que tú me has contado y siempre faltan cosas para que lo entienda todo. No puedo ser como esa ninja que vino a buscarte ni como ninguno de vosotros porque no sé ser así -. Me cogí una trenza y comencé a destrenzarla y trenzarla, nerviosa-. Yo quería que tú te fijaras en mí, y me esforcé para parecerte interesante, pero luego resultó que era muy difícil sentirse bien así -. Hice una pausa y solté un resoplido-. Creo que me estoy yendo por las ramas...

Me detuve un momento, pensativa. Una vez hecho el intento, quedaba de manifiesto por qué intentaba explicarle las menos cosas posibles. Eso, desde luego.

-Entre los míos las personas no se dejan guiar por el destino -se me ocurrió decir-. Nosotros queremos decidirlo todo. No lo llamamos destino y no nos gusta que nos digan que las cosas pasan por el destino, porque eso significa que no hemos podido escoger. Cuando estamos con una persona decimos que es porque hemos decidido acercarnos a ella, porque decidimos que queríamos conocerla. Cada uno tiene unos intereses distintos y por eso cada uno busca personas distintas. Yo decidí que quería acercarme a ti y lo hice. Cuando fue el ritual, yo decidí que quería esperar y luego decidí que quería hacerlo. Y decidí que aún no quería tener hijos. Vosotros decís que el destino no ha querido que te dé hijos y yo digo que yo decidí no dártelos. Al final, es lo mismo, pero el planteamiento es diferente.

De nuevo, hice una pausa, buscando cómo seguir.

-El problema de decidir -continué finalmente- es que a veces nos equivocamos. Entonces pasan cosas que no nos gustan. Por ejemplo, cuando yo decidí que quería acercarme a ti, Nagore, mi amiga, se enfadó conmigo. Para poder estar contigo, que era algo bueno, tenía que aceptar que ella se enfadara, que era algo malo. Y entonces hay que elegir qué es más importante. Por ejemplo, yo decidí quedarme contigo aunque ella se enfadara. Aún no sé si eso fue bueno o no, porque no sé qué le pasó a Nagore. Las personas van acumulando cosas que les gustan y cosas que no, y siempre tienen que decidir qué es más importante. Pero a veces no llegamos a saber cuál era la mejor decisión. Eso es lo que nos pasa a nosotros. Tú no sabes si es mejor que te vayas con la chica ninja y tengas hijos o que te quedes conmigo aunque yo decida no tenerlos. Y yo no sé si es mejor intentar que nos entendamos o simplemente darlo por perdido.

Sonaba un poco frío. ¿Quizás demasiado directo? Esperaba que así lo entendiera mejor, porque era desagradable expresarse en esos términos. Muy desagradable.

-A veces nos equivocamos de persona. Cuando encontramos una pareja, no siempre es para siempre. Queremos creer que sí, pero la mayoría de las veces no lo es. Yo también quiero creer que es para siempre, pero tengo miedo de que no lo sea, y si no te veo en cuatro meses, no puedo evitar pensar que las cosas se acaban. Porque yo también te busqué, pero nunca estabas en ninguna parte.

¿Estaba entendiendo algo o lo estaba haciendo demasiado complicado? Sí que era largo, más incluso de lo que a mí me había parecido al principio.

-Mi hermana mayor murió durante la gran tormenta -confesé, muy seria-. Por eso estaba rara cuando te vi. Mi hermana era importante para mí. Yo la quería mucho y ya no voy a verla nunca más. Y tenía miedo de que, si te lo decía, me dijeras que era culpa de su nombre, y que si no hubiera tenido nombre no le habría pasado eso. Por eso no te lo dije, porque no quería oírte decir eso. Tampoco te dije que no quería darte hijos porque creí que entonces ya no querrías estar conmigo nunca más, y yo quería seguir estando contigo. Y cuando te dije que me iba y que no me siguieras fue porque tenía que hablar a solas con mi madre, pero tenía miedo de que no me dejase volver, y quería que alguien fuera a buscarme si ella no me dejaba. Y... la verdad es que no sé qué más cosas no te dije, aunque probablemente haya muchas.

No tenía muy claro si hablar tanto era un alivio o me hacía sentir peor.

FdR- Pausado

Edad : 32 Mensajes : 613

Observo a Massen Dew mientras no habla y presto toda mi atención cuando toma aire para empezar.

Entiendo lo primero que dice. Trató de comportarse como los de mi tribu, al igual que yo ahora trato de comportarme como los suyos, así quiso parecer una hembra apropiada. Es como lo que yo había hecho cuando me di cuenta que podía aprender de ellos y ser mejor guerrero que los de un lugar o el otro. Massen Dew no está bien siendo como en la tribu. Al principio siento algo desagradable, luego pienso en lo extraños y molestos que son ellos para mí. Quiero decir algo, pero he dicho que escucharía y comprendería todo lo que dijera, así que espero.

Lo siguiente que dice es respecto al destino. Como los demás, Massen Dew rechaza la idea de que exista un patrón que marque el final de nuestros caminos. Todos parecen tener miedo a que pueda ser así. Dice que ella quiere elegir y así lo hace. Claro que elige, si uno no toma decisiones no podrá alcanzar su destino durante la vida. Frunzo el ceño cuando menciona que decidió no darme hijos mientras y lo equipara al destino. Siento frustración y ganas de explicarle la diferencia. Yo pensaba que era causa del destino porque creí que Massen Dew no estaba evitando darme guerreros. Otra vez vuelvo a contenerme para seguir escuchando.

Ahora Massen Dew habla sobre las cosas que salen mal. Una decisión que te aparta de tu destino obviamente es errónea y traerá malas consecuencias. Lo entiendo. Me dice que mi decisión no está tomada porque no sé qué va a ser más agradable para mí. No puedo evitar negar ligeramente, aunque paro cuando me doy cuenta de la acción. Ya he estado perdido por esa pregunta, porque había perdido de vista mi destino. Uno puede equivocarse comprendiendo su destino y ahora sé que posiblemente el mío sea diferente.

No me suena raro lo que dice sobre que dos personas no tienen que unirse por siempre. Eso es algo que se comparte con mi tribu. Dos personas se unen y, si les resulta provechoso y sus hijos son fuertes, continuarán, sino buscarán otro más adecuado. Lo que sí me hace sentir una sensación desagradable es saber que ella me había estado buscando también y, pese a todo, no nos habíamos encontrado. En eso el destino no suele fallar demasiado. Bajo la vista un momento y luego vuelvo a mirarla para seguir escuchando.

Su noticia es inesperada, pero no me resulta sorprendente. La muerte se lleva a muchos y si ha dado con su nombre sin que alcanzase su destino es comprensible que Massen Dew sienta angustia por su alma. Pero lo que me dice después es que no me lo había querido decir para no escuchar hablar sobre la muerte. Recuerdo las palabras de Njorthbiartr sobre las palabras que hieren a las personas y me recuerda a su tristeza por pensar en que su destino fuese la soledad. Un miedo a lo desconocido.
Me explica que me confundió para que permaneciese con ella y no buscase a una hembra mejor para mis fines y también que su petición de dejarla partir sola era una táctica de defensa contra su madre por si la atrapaba.

Dicho lo último, guarda silencio y siento que entiendo mucho más el comportamiento de Massen Dew. Guardo silencio un poco más hasta que hago recuento con los dedos de la mano. Levanto el índice.

—¿Entonces, Massen Dew, no estás bien conmigo cuando me comporto como en la tibu? Si no es adecuado, ¿por qué querías estar conmigo igualmente, Massen Dew? Antes lo rechazaba, pero ahora puedo aprender de vosotros. Pero tampoco puedo olvidar lo que soy. Eso tiene que agradarte, Massen Dew o no entiendo por qué te unirías conmigo —Las primeras preguntas están hechas. Aprieto los ojos un momento y levanto otro dedo.

—Njorthbiartr comprendió el destino, Massen Dew. Ella me hizo comprender también. Pregúntale a ella, yo no consigo que comprendas. Cuando ella lo entendió sentí bienestar. Quiero que comprendas más, Massen Dew. Igual que yo quiero comprender. Creí que el destino no era permanecer contigo porque pensé que Massen Dew estaba intentando darme hijos también. Si no era así, entonces no puedo tomarlo como una señal verdadera —Le digo, ya que esta no se trata de una pregunta, sino de una petición. Continúo la cuenta levantando otro dedo.

—Las malas decisiones traen malos acontecimientos. Así sabemos cuál es el buen camino, pero por el camino más largo. Antes habría elegido a la ninja en lugar de a ti, Massen Dew. Cuando me encontraste creía que mi destino era buscar una hembra y formar una tribu. Pero cuando la ninja dijo que el destino había probado que no valías para mí, tuve una sensación desagradable, porque sentía que contigo estaba a gusto, Massen Dew. Fue entonces cuando perdí el rumbo de mi camino y no sabía qué buscaba. Ahora he descubierto que probablemente mi destino no sea simplemente el de imitar a mis ancestros y crear una fuerte tribu y que he interpretado mal mi camino. Así todo volvería a estar bien contigo, Massen Dew —Le explico, repensando en sus palabras. Levanto otro dedo —Pero me preocupa el habernos buscado y no habernos encontrado, Massen Dew. Como la noche y el día, que se persiguen eternamente —Añado, algo más apagado.

Levanto entonces el último dedo y dejo la mano relajada, habiendo finalizado su trabajo. Pienso un poco más antes de decir nada.

—Njorthbiartr me habló también de la forma en que os hieren las palabras. Antes creía no entenderlo, pero creo que lo voy comprendiendo. Las palabras de la ninja me hicieron sentir débil, como si me hubiese alcanzado con su arma. No quiero herirte, Massen Dew. Para mí la muerte es un enemigo natural y corriente. Si para ti es algo que te hace daño, la alejaré de ti —Le informo, serio y comprometido. Me doy cuenta de que ya he pronunciado estas últimas palabras antes, pero entonces no eran tan ciertas como ahora. Comprendía algo más. —Antes no entendía vuestro mundo, Massen Dew y ahora sé que entonces sentía que algo no estaba bien contigo. Ahora que hablas y puedo entender algo más, Massen Dew, estoy a gusto. No sé si soy o no adecuado para ti, Massen Dew, pero sé que conocerte y tratar de entenderte me ha dado una gran fuerza —Acabo, mucho más relajado que al principio.

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No me interrumpió en ningún momento. Se quedó esperando hasta que hube terminado, y entonces procedió a sus preguntas. Era complicado responder a tantas cosas, así que traté de aprovechar los gestos de sus dedos para tener en cuenta todos los puntos.

-Yo no quiero que tú cambies porque yo lo diga, Follow -intenté explicar-. Tú eres como eres y ya está. Cuando me acerqué a ti fue porque me gustabas así. Pero al acercarse a una persona descubres cosas nuevas, y esas cosas no siempre gustan. No sabría decirte qué no me gusta de ti. Quizá que desaparezcas tanto tiempo, pero no creo que sea algo fácil de controlar. A lo mejor no tuve suficientemente en cuenta las cosas negativas al acercarme tanto a ti. No lo sé, Follow. Si me uní a ti es porque quería hacerlo, porque era agradable. Supongo que al estar tan cerca espero más de ti, a lo mejor más incluso de lo que debería. No sé cuánto puedes cumplir.

Negué con la cabeza. Yo, creía, había entendido el destino. Tal vez estuviera equivocada, pero tenía una idea bastante aproximada.

-No sé si conozco el destino. Creo que lo que llamáis destino es lo mismo que nosotros llamamos decisiones. Vosotros decís que os guía el destino, nosotros que nos guían nuestras decisiones. Es como si las decisiones, en conjunto, fueran el destino. Son formas de verlo, solo intento explicarte cómo lo enfocamos nosotros, nada más -expuse. Aunque, tal vez, simplemente me estuviera equivocando. En cualquier caso, y por más que insistiera en ello, las filosofías de vida no eran el asunto que más me interesaba discutir.

Una vez más, negué con la cabeza. Era agradable oírle decir que me daba más importancia de la que yo había establecido que me daba, pero las cosas no eran tan sencillas como él quería hacerme ver. O, quizás, para él sí eran así de sencillas, mientras que yo no hacía otra cosa que complicar las cosas. En cualquier caso, y sintiéndolo mucho, tenía que preservar mis opiniones por encima de las suyas.

-No sé si conoces tu destino. Yo no tengo el mío, no sé qué quiero. No sé qué pasaría si me dijeran en cualquier momento que se disuelve el ejército de Brontë, por ejemplo. No sé adónde iría ni qué podría hacer. Solo me preocupo de sentirme cómoda con mi situación. Estoy cómoda con mis amigos y estoy cómoda con mi trabajo. Estoy aprendiendo a usar el arco y espero aprender pronto a luchar con las manos. Quiero hacerme fuerte para servir a Brontë. Pero no estoy cómoda con Frikka, porque siento que se inmiscuye en mi vida sin permiso, ni estoy cómoda con la ninja, porque siento que intenta amenazarme. Ni tampoco estoy cómoda contigo, porque siento que estamos demasiado lejos para todo el tiempo que llevamos conociéndonos. Y no sé si eso puede arreglarse o no, así que no puedo decírtelo. Por eso, incluso si prefieres buscar un destino distinto al de tus ancestros, no sé si puedo ayudarte. No sé si somos como el día y la noche o si no sabemos aprovechar las oportunidades para estar juntos, pero es cierto que no nos encontramos.

Era algo doloroso de decir, y sentía cierta angustia tanto por él como por mí misma, pero llevaba un tiempo viéndolo así. No funcionaba. ¿Quién me aseguraba que, tras aquella conversación, no tardaría otros cuatro meses en verlo? Y, sin embargo, sí parecía haber visto a otros. No me gustaba aquella incertidumbre, porque me sentía dependiente de algo que nunca estaba allí.

Esbocé una sonrisa triste.

-Ya sé que no quieres herirme, Follow. No somos enemigos. Yo tampoco quiero herirte ni que me hieras. Pero no creo que sea la única que te hace fuerte. Parece que Frikka ha conseguido mucho más en menos tiempo, por lo que dices -esbocé una mueca, algo dolorida al respecto-. Yo tampoco sé si eres adecuado para mí -declaré, segura-. No he encontrado a nadie más adecuado que tú, pero eso no lo hace mejor. No sé qué quiero. Me siento muy perdida.

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Asiento cuando vuelve a hablar y responde a mis primeras preguntas. Había realizado su propio ritual de estudio, sólo que en lugar de buscar defectos como el estado de salud o las capacidades de caza, buscaba los que ellos conocían. Eso me hace entender, aunque no resulte del todo agradable.

Vuelvo a asentir en su respuesta al destino, sin volver a pronunciarlo. Aunque sea un tema en el que no conseguimos entendernos, tengo una duda mayor a si Massen Dew comprende cómo enfocar su camino.

La miro interesado cuando habla de su incertidumbre. Compruebo que, como los demás, ella adorna su día a día con muchas cosas innecesarias, pero en realidad hace lo mismo que yo: limitarse a acomodarse al territorio y encontrarlo confortable. Frunzo el ceño cuando menciona que no está a gusto con Njorthbiartr, me sorprende más que cuando dice que no lo está conmigo ya que ese es el inicio de sus palabras.

—No pongas a Njorthbiartr como enemiga, ella vela por ti. Entiendo lo que dices. Encontrarse es importante; marca la relevancia de los lazos —Acepto. Aunque sigo sintiéndome algo desagradado cada vez noto más calma.

La miro durante mucho rato muy fijamente cuando pronuncia las últimas palabras. Busco por sus ojos y por su cara algo que me diga más de lo que hace ella. Ella no tiene máscara, sus pensamientos pueden escapar por su cara.

Espero unos segundo en silencio, pensando en preguntar, pero pensando en todo lo que me ha dicho no me hacen falta preguntas. Me pongo de pie.

—Ya no me quieres cerca, Massen Dew, ya no parezco apropiado para ti. No olvidaré lo que he encontrado en ti, Massen Dew. Sigue buscando tus decisiones —Pronuncio finalmente. Ella dice muchas cosas, pero creo que por fin entiendo parte de eso que ocultan. La miro sentada sin distinguir demasiado y pese a todo mi cuerpo reacciona y me pide que me acerque, pero no lo hago. Si no me considera apto, la unión se rompe al completo.

—Virn guedde, Massen Dew —.

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Negué con la cabeza, segura.

-No la considero mi enemiga -afirmé, segura-. No es como la ninja. Aunque tampoco considero mi enemiga a la ninja. Solo me parece molesta.

Sentí un pequeño mareo cuando habló. Parecía que lo había entendido mejor de lo que yo habría querido expresarlo. Me asustaba porque no estaba segura de si era eso lo correcto. Una parte de mí insistía en que me retractara y le hiciera olvidar todo lo que había dicho. Aunque eso era escaparse aún más de lo que ya lo estaba haciendo.

Me levanté cuando él habló, sintiéndome algo débil. ¿Qué había entendido exactamente? Tragué saliva, nerviosa.

-Oye, Follow -llamé, antes de que se fuera-. Aunque no... -Sacudí la cabeza-. Aunque no sea de la misma forma, sí me gustaría volver a verte. Si... el destino lo permite. Aunque no estemos tan cerca, no quiero que desaparezcas para siempre.

Tenía un nudo en el estómago, y me di cuenta de que me estaba retorciendo las manos. Tragué saliva.

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Me tranquiliza saber que Massen Dew no considerará diferente a Njorthbiartr. La caeruleus me ha ayudado a entenderla por sus lazos con ella y no quiero perjudicar su bienestar ahora.

Una vez se levanta asiento como gesto que acompaña a la despedida y me dispongo a marcharme, pero su voz vuelve a reclamarme un momento más. Sus palabras hacen que la mire durante un momento. Massen Dew no quiere que nuestros caminos se eviten. Eso resulta agradable. Asiento con seguridad.

—Espero que sea pronto, aunque tenga que ser de esta forma —Respondo, mirándola unos momentos más para acordarme de su cara si no vuelvo a encontrarla.

Echo a andar al fin, alejándome de ella de camino a los muros del palacio. Aunque me siento tranquilo, es como si mi energía se hubiese ido perdiendo sin que me diera cuenta. Pienso en que la había tocado nuevamente si fuese de otra forma y me siento encerrado al aire libre por una vez. Su mundo es complejo y doloroso como el encierro.

*se va*

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» Lago Veredith.