Biblioteca

Asiento. No tengo motivos para no fiarme de ella, y no suena mal. Supongo que si es cosa de que pregunte todo será rechazar si al final no sirve. No es algo que resulte tan complicado.

-En ese caso, te agradecería mucho que hicieses algo como eso, Massen -le digo con una sonrisa-. Muchas gracias. Lo dejo en tus manos de momento.

Aunque si encuentro alguna otra opción me encargaré de barajarla. No me gusta jugármelo todo a una baza.

Me estiro entonces. Hoy íbamos a hablar, pero al final ha quedado más en este recado. No me molesta, claro, ni mucho menos. Podemos hablar en cualquier momento. Nuestras camas están al lado.

-Estoy barajando el irme ya a la cama. Mañana tengo pensado entrenar bastante -comento, mirándolos con gesto relajado-. Muchas gracias a ambos -añado, educada.

Supongo que de momento queda así la cosa. Por lo que dice Massen, supongo que saqué las conclusiones equivocadas. De todos modos, que sea carpintero, de nuevo, no quita que no pueda saber otras cosas. Y, desde luego, más que yo seguro que sabe. Sobre todo si es especialista en armas de artillería.

Es raro, porque no hace tanto me comentó que nos llevaríamos bien. La posibilidad de conocerlo se me hace rara, de pronto.

Alehyss hace entonces un comentario, indicando que se irá a dormir. Viendo la hora, supongo que la reunión se disolverá ahora.

-Supongo que es hora para todos -indico, con una sonrisa-. Trabajaré en esto.

Miro a mi amiga un momento, dubitativo.

<<Quería hablar contigo, pero es algo tarde. Supongo que en otro momento.>>, le comento, con una sonrisa algo apurada. <<Pareces mejor. Me alegro.>>, añado, haciendo referencia al catarro del otro día.

Asentí, conforme.

-Lo haré cuanto antes -prometí-. Os avisaré a los dos cuando tenga una respuesta.

Asentí cuando Alehyss dijo que se iba a la cama. Se había hecho tarde; lo mejor sería que fuera con ella. Me levanté, dispuesta a seguirla.

-Yo también voy -informé, negando suavemente cuando dio las gracias.

No me pasaron por alto los gestos de Jun. Lo miré, curiosa.

<<¿De algo en particular?>>, pregunté. <<Podemos quedar mañana. ¿Te apetece?>>

Sonreí a su comentario. Claro, después del otro día...

<<He hablado con Follow. Parece que las cosas están mejor ahora>>, expliqué.

La conversación, como he predicho, llega a su fin. Duermen en el mismo cuarto, así que lo normal es que se vayan juntas. Y estas no son horas para que me ponga a retener a nadie.
Iba a preguntarle por el catarro y por lo de Follow. De lo primero ya basta con verla para darse cuenta de que está mejor. Y lo segundo lo menciona antes de que pregunte.
No me pasa por alto que lo hace con gestos. Habla solo conmigo.

Me refería al catarro, pero bueno... La verdad es que eso me daba más curiosidad.
Esbozo una sonrisa, mirándola, y asiento con suavidad.

<<Era más que nada por eso. Cuando tú puedas.>>

El otro día me quedé preocupado cuando se fue. Salí a buscarla, pero no logré dar con ella. Ha sido un alivio que hoy me encontrasen. Al menos me quedo tranquilo.

No hablamos mucho más. Ellas se van primero y tras recuperar mi amuleto las despido. Yo me quedo recopilando mis papeles y, en cuanto lo tengo todo listo, abandono también la biblioteca.

*se van*

No estaba del todo segura de poder hacer aquello en la biblioteca, pero la comida me había sabido a poco y tenía aún algo de fruta conmigo. No estaba segura de si las piezas de fruta que Follow me llevaba las conseguía de los exteriores o las pedía en el comedor. Todo apuntaba a lo segundo, de todas formas. Y allí las llevaba yo de vuelta, pidiendo que me las guardasen, porque no daba a basto con tanta fruta. Debía hablar con Follow y decirle que era demasiada o acabaría enterrada en ella. Y devolverla al comedor me hacía sentir culpable hacia él, pero...

De todas formas, siempre me quedaba un par de piezas o tres para picar a lo largo del día. En aquella ocasión saqué una manzana, la froté contra mi ropa y di un mordisco. Mientras comía, iba copiando un texto de un libro. Por una vez, había decidido ponerme a estudiar un poco.

*se queda*

Me he despertado hace poco. Hoy no he quedado con Gerald para entrenar, así que escribiré a casa. Después de haber visto a Fenris parece que las cosas están algo más tranquilas, y si voy a ir para la boda querría que no volviesen a empeorar de aquí allá.

Cuando entro en la biblioteca es evidente que no estoy sola. Hago amago de detenerme un momento en la puerta al verla, pero enseguida tomo aire y entro de todos modos. Ya me la he encontrado bastante desde aquello, aunque en sitios más de paso.
Bueno. No es que ella me moleste, ni nada parecido. Esto es un sitio público.

-Buenas tardes -saludo con tono educado, caminando hacia una mesa, tomando asiento, una hoja, una pluma y tinta.

Como la dirija a mamá se va a montar. Mejor que piense en hacerlo a papá, o incluso al propio Fenris...

El saludo fue suficiente para hacerme soltar la pluma sobre el papel, sin importarme en absoluto mancharlo de tinta, y cerrar el libro de golpe, recostándome contra el asiento de la silla con la manzana en la mano. Seria, la observé mientras se sentaba, masticando la fruta, sintiendo una leve opresión en el estómago.

Pasado algún tiempo, me di cuenta de que aún no había tragado el trozo que tenía en la boca y me obligué a hacerlo. Entonces tomé aire y me levante. Avancé hasta su mesa y me senté frente a ella, dando un nuevo mordisco a la manzana.

-Buenas tardes -respondí, mortalmente seria-. Creo que te debo una disculpa.

Ni responde.
Bueno, allá ella. Yo creo que ya he hecho suficiente. No es que sea un trauma para mí. Lo superaré. No lloro por las noches pensando en que por un momento me hizo sentir arropada la idea de tener alguien cercano.
No lloro. De verdad. No es una ironía.
Su respuesta no verbal tampoco es muy alentadora, así que me concentraré en lo mío.

O eso creo. No tarda en venir hacia mí y, tranquila, dejo la pluma en el tintero mientras lo hace. No voy a fingir que me sorprende cuando acaba de levantarse. Mejor enfrentar las cosas como vienen.
Sin embargo, cuando se sienta y dice eso...
Bueno, Massen. Me has sorprendido un poco, admito. No obstante...

-¿Sí?-. La miro, enarcando las cejas. La verdad es que esa forma de decirlo no suena muy sincera. Parece como que le cueste, como que lo haga por obligación. Tiene suerte de que yo no sea tampoco muy experta en esas cosas. Termino por suspirar-. Bueno -. Asiento, concesiva-. Acepto tu disculpa.

La miro un momento más. No tengo muy claro si espera que yo pida perdón también o... qué. Al menos relajo un poco el gesto, que se note que no es algo que le diga por decir.

Su tono no era de demasiada ayuda, pero decidí ignorarlo. Recostándome de nuevo con el respaldo, di un nuevo mordisco a la manzana, sin apartar la mirada de ella. Asentí a sus palabras, aún con gesto serio.

-Después de meses, he conseguido hablar con Follow -expliqué-. Supongo que no habrías salido tan mal parada si hubiera conseguido encontrarlo antes, pero eso no me quita ninguna culpa.

De nuevo, un mordisco a la fruta, con los brazos cruzados. Dicho aquello, no sabía qué más añadir, la verdad. Después de todo aquel tiempo sin apenas hablar con ella, sentía el aire tremendamente enrarecido.

La miro un momento, de reojo. Bueno, de nuevo lo que dice tiene sentido. Aunque, de nuevo, no parece venirle muy de dentro. Aún recuerdo el espectáculo en el comedor. Vaya vergüenza... Y luego en la sala de entrenamiento me mostré amable y lo que recibí fue...
Bueno, no voy a chinarme por eso. Ya bastante bien lo llevo ahora mismo.

-Me alegra que hayas podido haber hablado con él -comento, asintiendo con suavidad, comenzando a doblar el papel de una forma especial. No creo que escriba mucho ahora-. Y que las cosas se hayan aclarado -matizo, aún seria, dedicándole una mirada que indica que si no era así a partir de ahora debe ser así-. Espero que todo vaya bien a partir de ahora.

Me siento extrañamente seca, pero no agresiva. Será cosa de la sorpresa. Ha sido inesperado.

Termino de moldear un comecocos y escribo en cada hueco algo, tapándolo de ella. Luego, doblando las solapas, pongo un número en cada uno de los triángulos y meto los dedos dentro del artilugio de papel.

-Dime un número -le pido, mirándola seria.

Asentí, aún con la misma seriedad.

-Supongo que sí -respondí, acercándome la manzana a los labios-. De todas formas, ya estoy alejando a todo el mundo, así que no creo que se repita.

Ese comentario estaba completamente fuera de lugar, pero no me había dado cuenta de ello hasta que ya estaba dicho. Mordí un buen trozo de manzana. A ver si llenándome la boca aprendía a tenerla cerrada.

La observé mientras doblaba el papel, preguntándome qué estaba haciendo. Parpadeé cuando habló, con un leve rastro de curiosidad en en la mirada.

-Tres -murmuré al fin.

Alzo las cejas, con cierto... Bueno... Como sorpresa, ¿no? Eso que ha dicho es como un poco... Suena a que ha pasado algo malo. Pero ni yo, una bocazas de cuidado, me atrevo a ir ahora y preguntar qué ha sucedido después de estos meses de silencio solo porque me haya pedido disculpas...
Lo que sí hago es esbozar una sonrisa tranquila. A ver si se lo paso un poco.

-Bueno, me estás acercando ahora mismo -le comento, con tono suave.

Sé ser maja y todo.
A ver si aligeramos un poco esta atmósfera...

-Uno, dos, tres... -cuento, moviendo los dedos al mismo tiempo, abriendo y cerrando el adivino de papel este. Entonces le muestro los cuatro números que tiene delante. Cinco, seis, siete y ocho.-. ¿Cuál quieres?

Sentí que me atragantaba con el trozo de manzana al oírla, pero me force a tragar y contuve la tos, limitándola a un carraspeo seco. Parpadeé un poco, sintiendo un sabor extraño en la boca, y acabé por desviar la vista, sin atreverme a decir nada.

Me tocó alzarla de nuevo para mirar su papel doblado. La miré un momento, sin comprender. ¿Qué era aquello? ¿Un juego?

Tras mirar los números, indecisa, me eché ligeramente hacia adelante. Masqué un trozo de manzana un momento.

-El cinco -decidí finalmente.

Sonrío a su reacción, burlona. Tampoco ha sido para tanto, ¿no? No es que me estés seduciendo, pero oye...

Cinco. Por el culo te la...

-Veamos -murmuro, desplegando-. "Perdón por haber sido un poco gilipollas."-. Alzo la vista hacia ella, con inocencia-. Lo pone aquí, no es que lo diga yo -informo enseguida, a la defensiva, ofreciéndole la figura. Aunque no tardo en sonreír.

Pone lo mismo en todas... Con diferentes palabras, pero en esencia. Una moñez como pocas. Espero que la queme.

La verdad es que ha sido desagradable todo esto. Tenía ganas de hablar con ella, pero no parecía muy receptiva...

Parpadeé un momento, sintiéndome enrojecer. Entonces bajé la vista de nuevo, conteniendo el impulso de enterrar la cara en los brazos. Ya no me apetecía seguir comiendo.

-Entonces debería leerlo yo -murmuré, algo molesta.

No tenía muy claro qué me pasaba, pero me sentía tremendamente agobiada. Tampoco sabía qué decirle a ella. Carraspeé.

-Bueno, era... solo eso.

Borro la sonrisa un poco, aunque no desaparece por completo, cuando la veo reaccionar. Al final suspiro. No me siento tan cercana a ella como antes, pero es evidente que pasa algo. Y dudo que se trate de mí.
Si su problema fuese su enfado conmigo ya habría venido a arreglarlo antes.

A ver... Que la sensibilidad no es lo mío.
Seamos sinceras y estrictas. Realmente soy una buena chica.

-Entonces si ya has acabado me toca a mí -comento, acariciando un momento la pluma, con distracción. Clavo los ojos en ella al ir a empezar a hablar-. ¿Ha pasado algo? Si me permites... preguntar.

Que no sé si me estaré precipitando, aquí...

No era que no pudiera preguntar. Era, más bien, que no sabía muy bien qué decirle. ¿Qué le iba a decir, después de todo? Ni siquiera tenía muy claro lo que me pasaba, en realidad. Que me sentía agobiada de pronto, sola. Otra vez. Yo llevaba una temporada buena. Podía durar un poquito más.

Acabé por negar con la cabeza, con un suspiro, y puse los ojos en blanco.

-Hombres, supongo -acabé por reducirlo-. Creo que todavía no he descubierto qué tienen de bueno. Si es que tienen algo. Pero no tiene que ver contigo. Quiero decir, el problema.

Hombres, eh...
Me estiro un momento, perezosa. Si algo he aprendido de los hombres es que... Bueno. No es que yo funcione de manera muy diferente a ellos. Son personas. No veo un patrón claro.
De todos modos, sonrío.

-Hombres -repito, como paladeando la palabra, como si nunca la hubiese dicho-. Creo que sí, que últimamente parece que pasan cosas con hombres... ¿Es por lo de Buscador?

Siempre hace cosas raras. Quizás al volvérselo a encontrar le haya ido con las suyas de nuevo. Porque ayer me dijo que Massen le preguntó por mí y por la piscis. Pero a saber qué hizo él antes de eso, claro...

Lo pensé un momento, y acabé por encogerme de hombros.

-Supongo que no exactamente -acabé por responder, no muy convencida-. Aunque ahora no para de dejarme fruta en la puerta. Las demás deben de estar alucinando. Que está muy bien el detalle, pero no doy a basto. No sé cómo tratarlo. Y encima ahora mi mejor amigo se ha puesto en un plan muy raro. No sé qué mosca le ha picado, y él tampoco es que ayude mucho a que lo sepa.

¿Por qué se lo estaba contando? Bueno, porque había preguntado, pero dudaba que lo hubiera hecho por nada más que por llenar el silencio. Suspiré.

-Follow no paraba de hablar de ti. Todo el tiempo. Y tú me decías las cosas a medias. Y luego no os encontraba a ninguno de los dos. Y para una vez que os encontré, estabais abrazándoos como dos corratones. De verdad creí que teníais algo. Evidentemente, tú no me lo ibas a decir... -. Negué con la cabeza-. Yo lo he dejado, tiene derecho a hacer lo que quiera, pero no quiero que la gente me engañe.

Y entonces echa a hablar. Se hace raro, aún, porque la última vez ni me miraba bien. Pero creo que puedo aceptarlo. No es como si no supiese perdonar. No soy rencorosa siempre. Solo a veces.
Pero pese a lo mal que me lo hizo pasar aquel día y el tiempo después, y pese a que tampoco es que mi vida haya sido un camino de margaritas estos últimos meses, creo que no es para tanto. Creo que simplemente a veces la gente se equivoca y hace las cosas mal. No es como para cortar cabezas por eso.

-Fruta... -. No puedo evitar una risa-. Sí, sí... He visto alguna pieza, pero no creí que... ¿Está intentando seducirte de nuevo? -inquiero. Soy directa, pero no hay burla. Es sincera curiosidad-. ¿"Un plan muy raro"?

Y entonces pasa a hablarme de lo que pasó antes de que se enfadase. Borro la sonrisa, escuchándola. Por fin viene la explicación, imagino.

-Supongo que no lo hice muy bien. No creí que fuese a armarse aquello. Yo hablaba casi siempre de ti con él. Nunca intenté nada con él -le garantizo-. Aquella vez, en los pasillos... Solo era una situación complicada. Pero no era un acto romántico, ni nada-. Hago una breve pausa, indecisa-. ¿Crees que fue porque yo estuve metiendo las narices que... terminasteis?

Aunque fuese un poco. Quizás sin quererlo hice lo contrario a lo que buscaba...
Vaya imbécil soy.

Me encogí de hombros. Me agobiaba un poco la idea. No quería pensar en esas cosas en aquel momento.

-Es posible -reconocí-. Le dije que quería que fuéramos amigos, y él me dijo que no había encontrado a ninguna otra chica que le gustara. Pero no sé si eso significa exactamente que intenta que volvamos -. Sacudí la cabeza-. Con eso de querer ser como los demás cada día hace cosas más raras.

No me apetecía mucho hablar de Jun, la verdad. Me encogí de hombros.

-No sé. Me reclama y me rechaza. Empiezo a pensar que le gusto, pero él dice que no. Aunque él diría que no sin importar lo que pase, me parece -. Me froté la sien con gesto cansado.

Pensé un momento en su pregunta. No era fácil decirlo.

-Creo que no -acabé por decir-. No lo hacías más llevadero, porque de pronto parecía que Follow estuviera más con todo el mundo que conmigo. Finder me amenazaba con matarme y lo perseguía, y Follow nunca aparecía, y cuando lo hacía solo hablaba de ti. Pero creo que el problema era nuestro. Bueno, que no nos viéramos claro que no ayudaba, pero además tampoco nos decíamos las cosas. Él por no saber y yo por miedo. Creo que el desastre lo creamos nosotros. Yo, supongo.

FdR- Sí, bueno, Finder me amenazó con matarme, y te lo cuento como quien cuenta que el otro día llovía, que por algo es cosa normal XD

La verdad es que es una buena suma de cosas. Vayamos por partes, como se suele decir. No sé quién lo dijo de primero. Pero bueno... Mientras no fuese un asesino mutilador, todo bien.

-Lo vi ayer -termino confesando, con total normalidad. Él me dijo lo de la fruta. Y lo dierto es que enferma no parece, pero bueno... Eso no es lo que quiero decir-. Llevaba tiempo sin verlo. Te mencionó también. Llegué a verlo interesado, a su manera, pero no sabría decir... Ya sabes cómo es. Supongo que es cuestión de ver qué pasa con el tiempo.

¿Su amigo también?
A todo esto... ¿Quién es su mejor amigo? No será Narbe, ¿no?

-Qué éxito, eh... -comento, sonriendo, intentando relajar un poco el ambiente-. Yo... -. Niego un par de veces-. ¿Quién es?

Su respuesta a mi pregunta no es grata, claro. Que no ayudé mucho es evidente. No lo fue siempre, pero cuando lo comprendí... Bueno. Se hizo evidente. Pero de todas formas me siento algo más aliviada al oírlo de sus labios.
No quise joder nada nunca...

-¿Cómo que te amenazó? -inquiero de pronto, arrugando el ceño. Era rara, pero tanto...-. En todo caso di "vosotros". No te atribuyas ya la culpa. Es verdad que Buscador es un cafre de cojones, que no entiende, pero eso no le quita la culpa. No saber una norma no hace que puedas no cumplirla, o algo así... De hecho...-. Niego. A ver, que no soy experta, pero-. Tampoco hables de culpas. Por lo que sé... se trata de aprender, o algo así-. Me encojo de hombros-. No he venido a darte lecciones, lo siento...

Asentí. Eso quería yo, pero empezaba a agobiarme...

Su pregunta sobre Jun me puso un poco inquieta. Desvié la vista. Dudaba que Jun quisiera que yo fuese hablando con nadie por ahí de esas cosas. Al final suspiré.

-Vale, pero es tema tabú, ¿entendido? De esto no se habla ni contigo misma -advertí, muy seria-. ¿Conoces a Jun? Es un chico claritas, más o menos de mi edad, de pelo blanco y ojos rojos.

Suspiré y me encogí de hombros.

-Es un poco complicado... -murmuré-. No sé cuánto sabes de la tribu, pero dicen que tener un nombre llama a la muerte. Yo lo sabía y no quise decirle mi nombre a Finder cuando la conocí. Así que ella me puso uno y me dijo que ella me llevaría la muerte si no me apartaba de su camino. Follow me explicó luego que ponerle un nombre a alguien era una ofensa gravísima entre ellos y que casi nadie lo hacía. Follow me contó que a él le dijo que yo no podía tener hijos o alguna milonga por el estilo, y que hicieron un trato por el cual si ella le daba un hijo antes él me dejaría. En fin, una situación maravillosa... -Hice una mueca.

A su conclusión, me limité a asentir. Era cierto que decían que las relaciones fallidas servían para aprender. Pero yo no mantenía una relación para aprender. Yo había tenido la esperanza de que fuera para vivir.

Me inclino un poco hacia ella, apoyándome sobre la mesa, aumentando un poco ese aire de confidencialidad que tiene la situación. Me gusta esto de los secretitos. Me siento un poco más cercana así.

-Soy una tumba -aseguro. No soy tan bocazas como para ir con el cuento-. Ah, el chico ese. No nos hemos tratado mucho, pero lo he visto. ¿De tu edad? ¿No es algo joven?-. Esa imagen me dio la última vez. Aunque quizás soy yo la que...-. Bueno, supongo que eso no cambia nada. Pues mal momento elige para irte con esas, ¿no?

Con lo de Buscador tan reciente. Muy espabilado no parece el niño.

Y de la tribu sé bastante, eso te lo aseguro.
La escucho mientras explica. Queda menos agresivo a como lo imaginaba, pero entiendo el concepto de todas formas. De todos modos, ahora la piscis está muerta.

Asiento cuando acaba, algo avergonzada.

-A mí me... lo comentó. Lo de la ninja, de... Finder. Me dijo que si tenían que esperar tres lunas o algo así... No sé. Dudaba por lo que ella le había dicho de que le daría hijos, o algo así... Le dije que no te traicionase. Tenía miedo de que se fuese con la otra como un gilipollas estando contigo. Y de saberlo, ¿sabes? Porque si no lo supiera... Pero lo sabía y no podía no hacer nada. Pero ni él, tan tonto, hizo algo tan ruin-. Me encojo de hombros-. Debí hablar contigo, pero quería que lo hiciese él. No sabía que estaba todo tan mal. Me siento bastante mal por no haber obrado mejor...

Negué con la cabeza.

-De hecho es algo mayor que yo -expliqué.

Aunque a saber, a lo mejor me consideraba a mí una cría. Que ni que ella fuera una mujerona, vaya. Me encogí de hombros. No era culpa suya, ¿no? Ni siquiera parecía tener muy claro lo que estaba haciendo. Y, bien pensado, creía haber empezado yo. Aunque yo solo estaba de broma...

Bajé la vista cuando habló. Ya lo sabía. No estaba segura de si porque lo había deducido o porque Follow me lo había contado. Probablemente lo segundo. ¿No me había dicho que ella le aconsejó al respecto? La miré.

-No sé si hubiera sido mejor -declaré-. Lo que yo quería era que no te metieses en ello. Ya sé que no tenías mala intención, pero demasiada gente estaba metiendo las narices.