Biblioteca

Heylel me habló y sus palabras cargadas de sentimiento junto con el roce con sus caricias y abrazos me hicieron llorar.
Lo abrazo aún mas fuerte cuando el lo hace. Heyl... quiero... quiero dejarlo... QUIERO DEJARLO! pero no puedo! - no podía dejar de llorar y sentir los latidos de su corazón no me ayudaba en absoluto.

-Lo haré... dejaré de llamarle así... por tí. Lo último que quiero es hacerte sentir mal... no me lo perdonaría. ¿Y si voy a junto Alexander y le presento mi renuncia formal? No... me hinchará a ostias... mejor me aguanto...

-Bueno. ¿te vienes a tomar algo al comedor? me ha entrado el hambre... digo subiéndome a su espalda, como solía hacer hace tiempo. ¿me llevas? digo con una sonrisa.

Silvanus empieza a llorar como de costumbre, pero esta vez sí que tomo en serio sus lágrimas. Cuando se calma un poco vuelvo a hablarle.

- Bueno, puedo ir contigo para que se lo digas. Por muy mal genio que tenga no podrá en un dos contra uno -.Le sonrío amable y seguro. Puede que ese necio pudiera amedrentar a Silvanus, pero a mí me había molestado demasiadas veces.

Silvanus propone ir al comedor a tomar algo y asiento con una sonrisa. Entonces se sube a mi caballito y pregunta si le llevo. Voy a reprochar pero al fina no lo hago. Si es solo un pequeño capricho que le ayudará hoy entonces está bien.

- Solo esta vez y cuidado con las alas -. Digo con una sonrisa y el ceño ligeramente fruncido, pero sin nada de reproche. Silvanus apenas pesa así que no es tan molesto llevarlo si se queda quieto.

*Se van*

FdR: Ale, aprovechándote de su buena fe ù.u

Abrí lentamente la puerta de la biblioteca par ano hacer ningún ruido, no quería que la posible gente que estuviese leyendo o estudiando se molestase. Tenían entre los brazos varios libros que pensé que resultarían interesantes para el estudio, pero resultó que no eran los apropiados.
Me dirigí a una de las estanterías -de la que recordaba haber cogido prestados los libros- colocando por orden alfabético los cuatro libros. Cuando ya los coloqué, cogí otro con finalidad lúdica, me senté en un asiento y me quedé leyéndolo.

*Me quedo*

Entré en la biblioteca. Me dolía muchísimo, pero había dejado a Arpa en mi cuarto porque le había dado cera y tenía que secarse, si no se dañaría la madera. Así que, a pesar de que estaba insegura sin mi arco, me fui a la bibloteca un lugar donde creí que no lo necesitaría; total, aun tenía mi cuchillo en la bota derecha, listo para salir si era necesario.

Entré y me pasee por las estanterías y cogí un libro, parecía un manual de combate. ME dirigí a las mesas y observé que todas estaban ocupadas, así que no me quedaba más remedio que sentarme con alguien. Vi a una muchacha rubia que leía un libro muy rápido (para su época), parecía muy enfrascada en la lectura, por lo que supuse que no la molestaría e intentando hacer el menor ruído posible me senté y me puse a leer.

Observé a una chica Aether entrar por la puerta que ya había visto varias veces por los pasillos del castillo, debía de ser Tahmerlein, ya había llegado hace tiempo al palacio. Le dirigí una sonrisa al ver que se acercaba con un libro en la mano. Se sentó en una silla que ocupaba la misma mesa que en la que me encontraba yo. Apoyé el libro un momento en la mesa.

- Buenas tardes - saludé sonriente, no estaba muy segura del por qué, pero ese día me encontraba alegre.

Me fijé más detalladamente en su libro, al parecer era una guía informativa de combate. Sonreí aún más, los miembros del castillo parecían muy implicados en sus menesteres.

- Encantada, soy Jillian Campbell - dije presentándome. Al ser una líder, y sobretodo, la dueña del palacio mi deber era tratar con el máximo número de integrantes posible.

Me dirigió una sonrisa amable en cuanto me senté así que le sonreí en respuesta y contesté con un amable.- Buenos días.- El problema era que yo aún no tenía la suficiente confianza y me sentía muy rara interactuando con alguien desconocido, y más aún sin Arpa en mis manos.- Aún voy a tener que hacerle caso al pececillo...- Pensé. A pesar de odiaba admitirlo, sabía que era demasiado sobreprotectora conmigo misma, pero las circunstancias eran las que eran.

Mientras todo esto transcurría en mi mente, observé como la muchacha sonreía más ampliamente cuando vio el libro que sostenía.

Entonces se presentó. Se me abrieron los ojos de la sorpresa, estaba ante la mismísima Jillian Campbell. Sabía que era pequeña, pero nunca me hubiera imaginado que era así, parecía una figurita fragil y me costaba creer que esa fuera la misma persona que dirigiera este castillo. Bajé la cabeza como señal de respeto y murmuré.- Soy Thamerlein Naëgling, arquera.- Levanté levemente la vista.- Es un honor señorita Campbell.

Cuando mencioné mi nombre el comportamiento de la chica cambió. Se presentó agachando la cabeza y mostrando gran respeto. Negué con la cabeza, no me gustaba que me tratasen como a una superior, aunque lo fuese.

- No tienes por qué inclinarte ante mí - comenté sonriente -. Al fin y al cabo las dos formamos parte del mismo organismo, deberíamos de tratarnos como iguales.

Cerré el libro, no tenía la intención de seguir leyéndolo en ese momento.

- Veo que estás interesada en aprender nuevas técnicas combativas, me alegra saber que nuestros compañeros se preocupan por mejorar día a día - Dije tratando de mostrarme lo más cercana a ella, sin convertir el momento en na incómoda situación.

Levanté la cabeza cuando me sijo que éramos iguales. Sonreí, la verdad es que tampoco me gustaba mucho inclinarme hacia otras personas, pero esta chiquilla merecía su respeto.- Gracias.- Le dije como respuesta.

Entonces cerró su libro y se dirigió a mí.- Bueno...- Miré la portada atercioplada del libro.- La verdad es que no me gusta depender única y exclusivamente de un arma.- Pensé en Arpa.- Así que intento equilibrarme en todos los ámbitos de las armas.- Aunque ya me había demostrado a mí misma que las espadas no eran lo mío, no podía evitar el cuerpo a cuerpo.- A pesar de que definitivamente soy una arquera de pura cepa.- Sonreí, la verdad es que era loq ue mejor se me daba y lo que más me gustaba, era como implicarse lo menos posible en una batalla pero aportando mi granito de arena.

No sabía si era lo correcto, pero podía que esta situación no se me volviera a dar y era demasiado lo que podía ganar. Miré el libro sin atreverme a encarar a la mujer que estaba frente a mí, ya que aunque fuera una niña transmitía liderazgo.- Jillian.- Dije, aunque no estaba segura de si era acertado el apelativo.- Puedo hacerte una pregunta como guerrera?- Esperé su repsuesta.

Thamerlein resultaba ser una chica encantadora y comprometida, me gustaba que formase parte de nuestro ejército. la miré con sorpresa cuando me preguntó si podía hacerme una pregunta, poco después volví a sonreír.

- Pues claro, pregúntame lo que quieras, los jefes estamos aquí para servir a los miembros del castillo y ayudarles en todo lo que nos sea posible - respondí con alegría a su pregunta, preparada para escuchar que pregunta saldría de entre sus labios.

Su respuesta me dio valor. Levanté la cabeza y la miré a los ojos decidida. Sí no formulaba esa pregunta, me arrepentiría toda la vida, y ya había jurado poner por delante la guerra que mis sentimientos.- Contra qué estamos luchando?- Solté sin más, pero decidi explicarme.- Es decir, estamos aquí congregados un ejército de los mejores guerreros de la tierra. Estamos aquí para que nuestro mundo no se destroce, dando nuestra vida a cambio de la paz de un mundo feliz. Pero la verdadera pregunta es contra qué estamos luchando? Qué es ese mal que asola la tierra y que puede destruírlo todo cuando quiera?- Apreté mi mano derecha inconscientemente.- Nadie nos ha dado ninguna explicación, simplemente sabemos que tenemos que confiar en vosotros y luchar, venir a este castillo entrenarnos y conseguir acabar con lo que sea que es "eso". Pero llevamso aquí varias lunas y seguimos sin saber a qué nos enfrentamos. Qué es eso tan peligroso que se cierne sobre nosotros? Cuándo vamos a lucha contra él?- Solté todo, sin quedarme con nada. Entonces me di cuenta de que mi padre estuviera ocnmigo me habría echado la bronca por la forma en que lo dije, pero no me disculpé, ya llevábamos mucho tiempo.

Mi sonrisa pasó a ser una sonrisa de felicidad a una simple sonrisa. No me había hecho daño, para nada, pero sus preguntas no podían ser contestadas, porque ni siquiera los jefes sabíamos a qué nos enfrentábamos.

- Ésa es una muy buena pregunta - respondí cruzando los brazos, sin dejar de mirarla a los ojos.

Me acerqué un poco más a ella.

- Verás... No creo que importa que sepas ésto... Ahora mismo los jefes estamos organizando algunas misiones para aprovisionarnos, y más tarde realizaremos varias expediciones, así que por eso no te preocupes, todos lo sabréis a su debido tiempo - dije como complemente a la respuesta que había dado.

- Por ahora todos los jefes estamos en guardia. SI lo que te preocupa es tu seguridad, no te preocupes, no permitiremos que os pase nada - añadí como colofón final.

Fruncí el ceño levemente cuando me dijo que ya nos enteraríamos a nuestro debido tiempo- Así que no tienen pensado decirnoslo...- Pensé y cerré los ojos un momento, no me había sorprendido, de hecho era lo que esperaba ya que si quiesieran decirnóslo ya lo habrían hecho. Suspiré un momento.-por lo menos lo he intentado.-Pensé y abrí los ojos.

Entonces malinterpretó mis palabras.- No, no me preocupa mi seguridad. Sé que soy lo suficientemente fuerte como para poder sobrevivir.- Al menos por ahora...- Añadí mentalmente.- Lo único que me movía era la curiosidad.- Dije y sonreí amigablemente, hoy no iba a ocnseguir ninguna información más, ya lo sabía. Si quería enterarme, iba a tener que hacerlo por mi cuenta.

Me levanté y cogí el libro que había dejado sobre la mesa durante mi discurso.- Ha sido un verdadero placer Jillian.- Bajé nuevamente un poco la cabeza mientras decía eso y la levanté en cuando pronuncíe su nombre.- Pero el deber me llama y mi arco ya debe de estar listo.- Le dediqué una sonrisa.- Gracias por tu tiempo, espero que nos volvamos a ver.- Me giré y me fui, no sin antes dejar el libro en su respectivo sitio.

*Se va*

Thamerlein parecía un poco decepcionada por mi respuesta, pero le había contado lo que sabíamos, que era: "casi nada".
Poco después dijo que tenía que irse, y así hizo, no sin antes yo despedirme de ella con un: "Encantada de conocerte, espero volver a coincidir algún día contigo" y dirigirle una sonrisa.

Entonces fue cuando me di cuenta de que había pasado una hora hablando con la joven Aether. tenía muchas cosas que hacer, ya no podía seguir ganduleando. Así que decidí marchrme, siguiendo los pasos de Thamerlein Naëgling.

*Me fui*

Había acabado de hacer las tareas para Alexander y después de bañarlo, hacerle la comida y limpiar la habitación, me había dado el resto del día libre. Pero que me mandaría un mensaje si necesitaba algo. - Aún no sabía como me iba a mandar tal mensaje-

Decidí ir a relajarme un poco a la biblio. Había un libro " Vanoc y el zumo de calabazzo" que llevaba un par de días con ganas de leer.

*se queda*


después de leer las aventuras de Vanoc, me sentía feliz pero cansado, por lo que decidí retirarme ya a descansar.


*se va*

Madrugué aquella mañana: tenía un montón de cosas que hacer.

Lo primero fue coger un tintero y varias hojas, a continuación cogí mi plumilla de faisán y comencé a escribir tres cartas.

1ª carta:

Hewina, no quiero volver a verte no quiero saber nada de ti no quiero... no te quiero eres una vil rata mentirosa y falsa, en serio: haré como que no existes y date por satisfecha si no voy a partirte los dientes de uno en uno. Al fin y al cabo: entre nosotros ha habido algo y, como se dice en mi casa: el que tuvo, retuvo.
Pero eso no quita que te dedique a partir de este momento mi más infinito desprecio. Sabes perfectamente lo que has hecho, así que no creo que haga falta que te preguntes el porqué de esta carta.

S.K.


Terminé de escribir. Se merecía mucho más que esto... pero tampoco soy un ser sin alma y despiadado asesino, por lo que esto será suficiente.
Pero por su culpa, lo que ayer pudo ser una velada estupenda con Aren, se convirtió en una de las peores experiencias por su culpa. Aren estaba afectado por lo del chico del bosque y yo le he fallado, solo tenía que animarlo y eso... pero es que esa noticia... fue muy fuerte. Pobre Aren ¿que habrá echo el pobre para merecerse eso? en serio: me da pena...

Suspiro y me froto fuerte el pelo. ¡Soy un imbécil! Aren me necesitaba ayer y yo le he fallado, así que mi segunda carta será para él.

2ª carta.

Estimado Aren, ante todo: perdón. Perdón por haberme marchado así y por ser tan mala persona de dejarte solo cuando me necesitabas. Me odio, pero debes entender que nunca me esperaría esa reacción de Hewina. Ella misma me ha confesado que te tiene un profundo asco... y ahora veo que es mentira. Tranquilo, ya he ajustado cuentas con ella. Ahora Hewina es completamente secundaria en mi vida.
Creo que te debo una buena explicación de lo del chico del bosque, así que te lo voy a explicar por escrito todo de nuevo: paso por paso ¿te parece?
Yo estaba bastante enfadado porque Alexander me contó que Lyam te había besado a traición en dos ocasiones y que tu no habías tenido oportunidad de escapar de sus brazos. ¿PORQUE AHORA TODO EL MUNDO TE ACOSA? deberías cambiar de colonia: esta atrae demasiado a los hijos de puta. Mi pobre Aren: debió de ser horrible que te vieras acosado de esa manera tal vil y rastrera por dos personas tan... Ogh... vamos a dejarlo, porque sino se me calienta la boca - en esta caso la pluma - y ya perdemos aquí los papeles.
Pero tranquilo: a Lyam le tengo jurados dos puñetazos de los gordos, uno por cada beso que te ha robado. Pero tranquilo, me pelearé con él por ti en los exteriores. No me quiero saltar las normas: será un duelo por tí. (que sepas que tengo pensado ganar).
Pero bueno, después de este inciso: continúo.
Estaba en el bosque muy enfadado por lo anterior cuando ese chico tan alto tan intimidatorio y tan guapo (porqué no decirlo) me sorprendió apoyado en un árbol. Parecía estar esperando a alguien. De echo me asusté mucho y comencé a retroceder sin dejar de mirarlo a su único ojo. Entonces le dije "Hola"
el se acercó a mí rápido y se quedó a un metro escaso de mi cara, y entonces pronunció estas palabras:
"¿Quién eres tú? Rubio, enclenque, ruidoso, afeminado... ¿Silvanio Kuttleburn o... algo así?" esas fueron sus palabras exacatas, creo recordar

le corregí al pronunciar mi nombre y le dije que porqué vestía con esos ropajes tan siniestros, porque parecía un asesino o algo así.

El respondió:
¿Un asesino? ¿Yo? Para nada. Estaba esperando a alguien, solo eso. Pero... No eras tú. De todas formas, no importa. No creo que mi viejo amigo venga hoy.
He escuchado hablar de ti. Corren muchos rumores por Mithos sobre un fuerte guerrero piscis famoso en Brontë.

Ves Aren ¿ves? ha venido a conocerme eso quiere decir que igual le gusto o algo... aunque tranquilo: yo solo estoy enamorado de ti. Después de estar contigo: todo chico es poco, ¿no crees?

Entonces yo me ruboricé ante sus palabras y bueno.. me fui corriendo porque me moría de la vergüenza.

Y esa es mi historia.
Espero haberte ayudado mucho y espero también que te mejores de tu mal humor: ayer parecías estresado. Espero que te recuperes.
Descansa ¿vale?

Un besito.

S.K.


Estaba contento con mi carta: todo lo que le tenía que decir estaba dicho. Le gustara o no: era la verdad.

agité mi mano en el aire. Me dolía de escribir tanto, pero comencé con la última carta.

3ª carta

Querido chico extraño del bosque.
¿Eres un admirador secreto? debo reconocer que me asustaste, con esas alas tan negras y ese parche, pero bueno: pareces un chico majo, dulce y tierno. SI alguna vez quieres ver a tu guerrero piscis favorito, no tendrás más que dejarme un nota y acudiré para que te deleites con mi visión. Eres el primer admirador que tengo y estoy un poco nervioso pero la próxima vez, te invitaré a un pastel de nata. Espero que te guste, porque a mí me encantan.
Con afecto

S.K.

Terminé de escribir la última carta un poco indeciso. ¿como entregársela? bueno, de momento esta me la quedaría yo para buscar el momento idóneo para dársela.

Hice dos churritos delgados con las dos cartas primeras y se las dí a Tristán

-Escúchame bien y presta atención: La mas grande es para Aren ¿porqué? porque el es mas grande que Hewina, acuérdate de esta regla mnemotecnia ¿vale? y la nota más pequeña es para Hewina ¿entendido?

El dragón asintió varias veces.

Ala, ahora vuela y cumple tu misión.- dije mientras me guardaba la última carta en el bolsillo del pantalón.


*se va*

FdR: encontrad a Tristán T-T jajajaja

Llegué a la biblioteca con un libro entre las manos. Hacía bastante que lo había cogido, y ahora que lo había terminado, había decidido ir a devolverlo.

Al llegar, busqué la estantería de la que lo había cogido, pero, como no recordaba cuál era, decidí dejarlo en una mesa. Me pregunté si alguien me diría algo, pero supuse que no. A fin de cuentas, había dejado el libro en la biblioteca, así que nadie tendría que decirme nada.

Me pasé una mano por el cuello y me acerqué a una estantería. Fruncí ligeramente el ceño y observé los lomos de los libros.

*se queda mirando los libros xD*

Voy a la biblioteca para dejar unos cuantos libros. La verdad es que el ala se me cansa bastante estos días de tenerla tan tiesa, pero es mejor eso a que cicatrice de mala manera.

Me acerco a una de las estanterías para comenzar el recorrido y voy dejando los libros llendo de un lugar para otro.

Mientras coloco uno de ellos dos que tenía en los brazoss e me caen al suelo haciendo ruido.

- Porras...- Digo agachándome a cogerlos.

El ruido de algo al caer me hizo apartar la vista de los lomos de los libros. Fruncí ligeramente el ceño y busqué el origen del sonido. Cuando lo encontré, relajé el gesto y me acerqué hasta él.

Heylel, el causante del ruido, estaba agachado, recogiendo unos libros que, supuse, se le habrían caído. Al llegar a su lado, me agaché y le ayudé a recoger los libros.

- Hola - dije, con una sonrisa pintarrajeada en la cara.

Estoy recogiendo los libros cuando noto una sombra agacharse y susurrar un hola. Levanto la vista y me caigo de culo. Que poco equilibrio tengo a ras de suelo.

- Hola, Inger -. Digo con una amplia sonrisa. De alegría por encontrarla pero también acompañada de cierta vergüenza. -Deja eso, ya lo cojo yo -. Le digo mientras me levanto y agarro el libro que ella ha cogido. - Gracias -. Le sonrío. Entonces coloco los libros en su sitio.

- No te he visto demasiado estos días, ¿qué? ¿ocupada con una brillante armadura? -Pregunté con picaresca y guiñándole un ojo. La verdad es que encontrarme con Inger me ponía de buen humor.

No pude evitar ensanchar mi sonrisa al ver la mala pata de Heylel. Pobrecito, tenía un día torpe. Me levanté cuando él me quito el libro de las manos y me pasé una mano por el cuello, sin dejar de sonreír.

— De nada... — murmuré.

Observé, en silencio, cómo colocaba los libros en su sitio y dejé escapar una pequeña risa nerviosa al escuchar su comentario. Me llevé la mano a la nuca, y clavé la vista en el suelo, ligeramente sonrojada.

— Bueeeeeno... Estos días estuve un pocooo... Sí... Ocupada con una brillante armadura y... Bueno... ... — Me mordí el labio inferior —. No me pasé mucho por aquí dentro, la verdad... ...

Lo miré, con una pequeña sonrisa pintarrajeada en la cara, y con un cierto rubor en las mejillas.

— Pero bueno... ¿Qué tal estás tú?

Me río cuando Inger habla de que ha estado con Rick estos días.

- Así que sí, ¿eeeh? Y casi te lo quedas callatido -.Bromeo, metiéndome un poco con ella. Es tan graciosa.

Entonces pregunta por mí y muevo los labios hacia un lado en una mueca pensativa exagerada.

- Pueeees hoy te diría que bien, ayer te hubiera dicho que decente, anteayer que pasable, el anteayer que algo mal ... Supongo que depende del día -.Sonrío con los brazos en jarra. -Pero lo que cuenta es el ahora y el qué vendrá así que... bien -sonreí contento.

Me reí al escuchar la risa de Heylel. Ver a la gente reír me hacía reír. Era contagioso.

— Es que... ... A ver, me da vergüenza hablar de eso, jo — murmuré. Me pasé una mano por el cuello y sonreí —. Aunque... Bueno... Tampoco es que hayamos hecho nada demasiado... ... — Noté que enrojecía y negué con la cabeza —. ... Es decir... Es agradable estar con él y... ... Eso.

Bajé la cabeza y me pasé una mano por la nuca. Escuché el siguiente comentario de Heylel en silencio y alcé la vista. Lo miré y ladeé la cabeza. Al parecer había tenido unos días bastante malos. Lo miré, y entonces me fijé en que tiene el ala derecha entablillada. Me pregunté qué le habría pasado, pero no veía oportuno incidir en un tema que, muy probablemente, no querría mencionar.

— Vaya... Siento que hayas pasado unos malos días, Heylel — susurré. Luego sonreí —. Espero que los siguientes días sean mejores. — Me pasé una mano por el cuello —. Y, bueno... Si quieres hablar o algo, no sé... ... Yo te puedo escuchar... ... — Fruncí ligeramente el ceño —. Aunque igual no sea de demasiada ayuda.

Ensanché la sonrisa y me pasé una mano por el cuello.

Sonrío al comentario de Inger sobre su "relación" con el flamma. Así que aun nada, ¿eh, Rick Dehnel? Eso, eso, que no me entere yo.

Entonces me desea mejores días venideros y se apalcana un poco. La miro curioso un momento y luego me encojo de hombros y sonrio.

- No te preocupes, no es nada que no se arregle -. Le digo moviendo un poco el ala mala. -supongo que tengo que andarme con más cuidado y no meterme en lios -. Le digo. Me daría lo mismo contárselo pero ahora mismo no me prece demasiado importante y no quiero alarmarla. Lo pasado, pasado está y ahora estoy bien.

Asentí con la cabeza al escuchar su comentario y le dediqué una amplia sonrisa. Si no quería hablar del tema, no iba a ser yo la que intentaría que dijese algo.

Estiré ambos brazos y lo miré. Pensé que, tal vez, lo mejor sería cambiar de tema, así que decidí sacar uno diferente que no hablase de líos o problemas.

— ¿Y has visto a algún alumno nuevo? Yo hace bastante que no veo a nadie nuevo — Fruncí ligeramente el ceño y dejé escapar una suave risa —. Realmente hace bastante que no veo a nadie que no sea Rick, la verdad...

Lo miré y sonreí.

Entorno los ojos con más picaresca cuando comenta sobre ver y no ver gente.

- Mírala... y parecía vergonzosa -. comento jocoso. Entonces recapacito unos segundos. - Pueees al menos uno sí que hay. Este chico chrysos... Lyam, creo que era y creo que he visto a una chica flamma, pero una vez y ya no recuerdo cómo se llama -. Me rasco la nuca por mi despiste y echo la lengua. -No recuerdo ni si llegó a presentarse -.Completo, un poco para cubrir mi mala memoria selectiva.

- No sé si has coincidido con ellos -.