Biblioteca

Noté que tenía lágrimas en los ojos y me separé de inmediato.
-¿Que demonios Hewina? ¿que te pasa? ¿acaso tienes vergüenza?... porque sinceramente, no entiendo que te pasa... Somos dos chicos jóvenes... debemos pasarlo bien, que luego nos hacemos viejos y con 40 años ya no hacemos nada - dije con una risita, intentando relajar el ambiente.

-Venga, vale, lo dejamos por hoy... pero esta noche, después de cenar te buscaré,, dije pasando mi dedo índice por su labio inferior. Le dí un pico y continué buscando el dichoso libro por la estantería de enfrente.

Lo miré asombrada después de que me dijese eso, y entonces el siguió actuando como si nada, buscando un libro en la estantería contigua.

"¿Qué se le está pasando por la cabeza...? No puedo creérmelo...", pensé.

Entonces me fui corriendo de allí, sin decirle palabra alguna.

*se va*

Hewina salió precipitadamente de la biblioteca y justo cuando salió por la puerta, yo encontré el libro que buscaba... sin tiempo no era...

Lo metí debajo del brazo y me fui detrás de Hewina... con suerte, sería ella quien me diese de cenar esta noche...

*se va*

Fui a la biblioteca para devolver el libro que había cogido, y así de paso poder escribir la carta para mi familia en un sitio tranquilo. Por suerte no tuve ningún problema en devolverlo a pesar de que estuviese emborronado. Al fin y al cabo, no les costará nada restaurarlo... o en su defecto, comprar uno nuevo.

Una vez zanjado ese asunto me senté en una mesa con un par de folios, un sobre, un frasco de tinta y una pluma, y entonces comencé a escribir.

*se queda*

Entré en la biblioteca y vi a Hewina.
-Hola amor- dije dandole un beso en los labios.¿que haces?¿sabes? tengo una noticia agridulce.

Estaba concentrada en la carta cuando Silvanus me saludó y me besó, casi de forma sistemática.

"Vaya... parece estar bastante decaído", pensé.

Iba a decirle que le había echado de menos, pero entonces me preguntó qué estaba haciendo, así que le dije un poco entristecida: "Estaba escribiéndole una carta a mi familia"

Entonces me dijo que tenía una noticia agridulce. Me puse tensa y le dije: "Cuéntame..."

-Pues a ver que te explico: la parte dulce de la noticia es que ya tengo empleo y la parte agria... es que bueno... soy el criado de un caeruleus que me va a pagar una moneda de oro por cada recado que le haga, ¿no es genial?

Después de aquella noticia lo miré extrañada.

"...¿qué? ¿criado? ¿por qué?", le pregunté sin salir de mi asombro, aún que empezaba a sospechar por donde iban los tiros...

Posé la pluma que tenía en la mano en el frasco con tinta y aparte los folios a un lado de la mesa, mientras esperaba su respuesta. Entonces me di cuenta de algo.

"¿de... de un caeruleus?", le pregunté mientras visualizaba a Aren en mi mente.

-Pues porque si estás embarazada, necesitaremos dinero y yo no tengo un duro. Mira hoy me ha dado dos monedas de oro. ¿para cuantos pañales da esto? ¿5-6? no se... yo es que nunca he comprado pañales jajaja. Bueno, toma. Quédatelos. Te iré dando todo el dinero que consiga. Es lo justo, ¿no?- dije mientras le sonreia.
-Mi jefe es un joven caeruleus que ha llegado ayer u hoy al palacio, creo. Es muy estirado, pero paga bien.

Con aquello me sentí realmente mal... me llevé un puño cerrado al pecho, mientras lo seguía mirando fijamente.

"Sabía que tarde o temprano reaccionaria de esta forma...", pensé apenada.

"Pero Sil... no tienes por qué hacerlo. Mi familia no está falta de dinero, y yo tengo dinero ahorrado de los sueldos que me daba mi abuelo en nuestra tienda de artesanía. No es necesario que trabajes para nadie... y mucho menos como criado", le dije preocupada.

"Además... todavía es muy pronto para empezar a tomar medidas... ni siquiera sabemos si realmente estoy embarazada... solo es una posibilidad.", le dije desviando la mirada hacia mi barriga.

- Pero no me da la gana de que tengas que pagar tu todo. Ni hablar del peluquin. Me niego, yo quiero ayudar en lo que pueda. Ya se que igual no estás embarazada... pero ¿y si lo estas? no quiero que me esto me pille con el culo al aire. No- dije cogiéndole de las manos. Entonces se vió el vientre.
-Me dejas tocarlo? quizas oiga una patada o un grito...

"Claro...", le respondí un poco extrañada. Todavía era muy pronto como para eso, pero si quería tocar no iba a negárselo.

Él se sentó a mi lado y posó una mano en mi vientre, mientras lo miraba concentrado. Permanecimos callados durante bastante rato en aquella postura, y me gustaba... me gustaba esa sensación. Sentirlo a él tocando mi vientre con ternura esperando sentir a nuestro hijo... nuestro bebé.

Suspiré de forma meláncolica, y entonces le dije apenada: "Yo solo quiero que estés así... conmigo..."

Me senté a su lado y puse mi mano en su vientre mientras lo veia fijamente... una parte de mí quería sentir algo... quería ver a mi hijo... pero otra parte de mí rezaba por que su útero estuviese vacio.
entonces suspiró y me dijo que solo quería que estuviese con ella.
Entonces la abracé con ternura
-Estaré siempre a tu lado morena SIEMPRE ¿me escuchas? trabajaré para este tipo día y noche si hace falta, y aunque no estés embarazada, te seguiré queriendo igual, porqeu eres lo mas bonito que he tenido nunca y no quiero perderte.
Mientras le decía estas cosas, no pude evitar imaginarme por unos momentos que estaba abrazando a Aren... pero rapidamente puse los pies en la tierra y recapacité: Aren no es mio, es de la zorra de Cynara... pero bueno. Aunque quiera mucho a Hewina... ella me ha dicho que me comprende y quizas no le importe que me encuentre con el a veces...
-Te quiero- dije mien tras la abrazaba mas fuerte aún.

Mientras me abrazaba y me hablaba un par de lágrimas corrieron por mis mejillas. Entonces yo lo abracé fuertemente, dejándome llevar por la desesperación, y le dije: "yo también te quiero...".

Quería que ese momento durase mucho... mucho tiempo... aún que en el fondo sabía que no podría retenerlo conmigo para siempre.

"Al fin y al cabo... él es un espíritu libre.", pensé mientras cerraba los ojos, pero a pesar de todo seguía abrazándolo fuertemente,

Hewina comienza a llorara y me dice que me quiere.
Parece que tiene miedo a perderme, porque me abrazó mucho mas fuerte.
Quizás aún le corroe lo que pasó en el bosque... la verdad es que tuv que ser duro para ella. Pero bueno, ahora cumpliré con mi obligación de ser padre (si es que lo soy) trabajando duramente para Alexander, e intentaré evitar a Aren lo máximo posible para no caer en sus redes de nuevo.

-Bueno, me voy amor. No te acuestes tarde, yo me retiro ya, ¿vale? venga, ya me contarás a quien le andas escribiendo tu jajaja- dije dandole otro besito en los labios.
Adios

*se va*

Silvanus se separó de mi despacio, y yo le solté y me sequé las lágrimas antes de separarnos del todo. Entonces me dijo que se iba ya, y que no me acostase tarde. Después me dio un besito en los labios.

"Vale... descansa", le dije con una sonrisa a pesar de seguir entristecida y preocupada.

Lo observé mientras se iba, y cuando salió de la biblioteca suspiré. Se me habían quitado las ganas de seguir escribiendo, ya que no quería transmitirles la preocupación que sentía en ese momento en el texto, así que guarde todo en mi bolsa y me fui de allí.



*se va*

Me dirijo a la biblioteca para escribir la carta a mi mujer y echar un vistazo a algún libro sobre técnicas para soldaduras pequeñas. Hace un tiempo que no trabajo y prefiero buscar si hay alguna de remate más fino que las que conozco.

Busco los libros y, cuando tengo un par de ellos, me siento en una mesa. Primero escribo la carta con paciencia mientras me voy animando. Hablar con Gabrielle, aun siendo a distancia, me encanta y me pone de muy buen humor. Y esta vez aun más. Aunque llevo un tiempo conteniéndome, hoy le escribiré que venga a visitarme algún día. Espero que no me eche la bronca jeje.

Cuando termino de escribir me pongo a ver los libros. No tardo mucho en ensimismarme con otras cosas diferentes a las qeu busco. Uno de los volúmenes está muy actualizado y hay un par de cosas que aun no he probado. Al final me pierdo entre minerales maquinarias. Pero, ¿tendré en este palacio algún sitio donde trabajar?

*se queda*

Entré en la biblioteca... no sabía porqué iba... pero era un lugar fresquito, puesto que estaba en la parte norte del castillo y siempre le daba menos el sol.
Ví a Heylel con la cabeza metida en un libro y decidí darle su merecido por haberme dicho ayer a la noche que igual pensaban mal de el por pasarse tanto rato comigo en el baño, por lo que me puse a 4 patas y me metí debajo de la mesa, al cabo de 2 minutos o así, saqué mi cabeza por donde el estaba sentado.
-BU! te pillé jajajaja jorobate. Por listo.

Leo y anoto un par de cosas en una de mis hojas. Me lo paso pipa con esto. En cuanto pueda me pondré a hacer piezas nuevas. Quien sabe si dará un giro renovador a mi estilo. Mientras leo noto pasos, pero como nadie se acerca a saludar supongo que es alguien del servicio o un desconocido que no tiene ganas de presentarse y como estoy demasiado entretenido, ignoro lo sucedido.

Entonces una cabeza hace presencia bajo mi pesa y me echo para atrás de golpe, con gran impresión, y pongo el brazo derecho delante del cuerpo, como si llevase una tonfa, en un acto reflejo. Entonces veo a un contento Silvanus ahí debajo, ¿qué hace ahí? Lo miro con el ceño algo fruncido.

-¿Qué estás haciendo? Ya te tengo dicho que a mí no me van tus rollitos... -Me meto con él con tono serio, pero al rato me rio, pícaro, y apoyo las manos en las rodillas para mirarlo. -Supongo que ya te sientes cómodo ahí abajo-.

Heylel se sobresalta y me dice que no le van mis rollitos... luego me dice que si ya estoy acostumbrado a estar en esta posición.
-¿como sabes que no te van si no lo has probado? -pregunto picaron- seguro que tienes que estar muuuy necesitado, teniendo a tu mujercita taaan lejos. ¿es malo no "vaciar", sabes? -digo jocoso jajajajaja no puedo reprimir una risa mientras hablo- ¿y a tí que te importa si estoy acostumbrado o no? JUM! mi vida es mucho mas compleja de lo que te imaginas y, de vez en cuando es necesario hacer "trabajos extras" para destacar entre la muchedumbre.
Entonces salgo de mi escondite y me siento en sus piernas, como un niño.
-¿que lees?¿para que esto?¿que significa "orefbre"?¿porqué lo estudias?¿no se supone que ya te lo tienes que saber?¿Heylel?¿eh?

Lo miro alzando las cejas -no sé levantar una sola- y pongo las manos delante para que no se acerque mucho.

-Eh, eh, tranquilo, que no me hace falta probar nada -.Le digo, riendo.- Y no estoy tan necesitado como piensas. No soy un perro, sé pensar en otras cosas -.Comento divertido.

La verdad es que a mí no me importa a lo que se dedique, cierto. Pero siempre se toma las cosas tan a la tremenda... Entonces se sienta en mis piernas.

-Eh, que aunque eres un flacucho pesas, ¿sabes? Ya no tienes tres años -.Le digo. Menudo morro sentarse encima de mí tan pancho. Entonces empieza a preguntar todo aquello. -Bueno, no tienes tres años físicos -.Aclaro.

-Estáte quieto por lo menos, ¿quieres? Es un libro sobre joyería y orfebrería. Está muy actualizado y estaba tomando algunas notas para probar algunas técnicas nuevas y de paso no dejar tanto de trabajar -. Le explico. -¿Pero te vas a bajar de una vez?

Al sentarme en sus piernas me dice que peso mucho y que ya no tengo tres años.
-Jo, Heyl, no te quejes tanto y callate, que mira que delgaducho estoy jaja.
Después de preguntarle todo aquello, añade la coletilla final.
-EE!!- me pongo rojo- que soy muy espabilado para mi edad! no me llames bebé. digo hinchando los carrillos.

Me explica entonces de qué era el libro y el motivo de porqué lo consultaba.
-Ah... digo poniendo cara de asco y de desilusión... que aburrimiento, ¿no?
Entonces me dice que si me voy a bajar
-Creo que no. Se está muy bien aqui-digo apoyando mi cabeza en su hombro- venga explícame de que va eso que estás leyendo, que así también aprendo. ¿es para arreglar el anillo del señor Alexander?¿o es po simple "afan de investigación"?

Suspiro con sus parloteos e intento ignorar el hecho de que se quede sentado en mis piernas. Es tan terco como un niño de cinco años.

- Pues al principio iba a repasar algunas soldaduras para el anillo -y no le llames señor cuando hables conmigo-, pero luego he visto todo lo que venía en este libro y se me ha ido el santo al cielo...- Comento, pasando un par de páginas como bien puedo mientras sigue sentado en mis piernas.

-No pienses que te lo voy a dar a ti para que se lo lleves. Cuando estés conmigo no eres su críado. Si quiere su anillo, que lo venga a buscar o ya me lo encontraré por ahí -.Le digo, seguro de mis palabras.

Iba a replicar su primer comentario, diciendole que lo llamaría señor siempre, ya que era mi jefe, pero no me quería enfadar con Heyl de nuevo, por lo que lo dejé estar.
-Ahm... pues me alegro que te sea de interes, supongo... yo si tuviera que arreglar jollas... supongo que acabaría quedándome con ellas- digo mientras veo hacia el techo con mi medo índice en la boca, planteándome ese hipotético caso

Ante su último comentario abro mucho los ojos.
-¡DE ESO NADA!¡SE LO PIENSO LLEVAR YO!que hay una moneda de oro en juego, si hago bien mi trabajo, así que me da igual, se lo quiero llevar yo, porfa Heylel, te juro que lo cuidaré muy bien, no lo voy a perder, ni nada, en serio.

Me rio cuando Silvanus dice que si fuese joyero se quedaría con las joyas.

-Pues menudo empresario estás hecho -.Le digo dándole una colleja. -Te iba a poner a soplar todo el día para que aprendieras -. Añado. -Aunque sí que es verdad que, con el trabajo que dan, a veces da pena desprenderse de ellas. Pero piensa que si se venden es que gustan -Sonrío.

Entonces Silanus empieza a pedirme que quiere llevar él el anillo. Bueno, si cobra por recado entonces quizá le haga un favor... Pero no me gusta tenerlo como recadero y menos de un tipo como aquel.

-Bueno, primero de todo no grites, que estamos en una biblioteca. Y no es porque lo pierdas o no, Sil, es que no quiero seguirle el juego a ese tipo. Pero bueno, si cobras por recado, entonces lo haré por tu economía -.Resuelvo con una sonrisa amable.