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A su respuesta le concedí, por fin, una sonrisa de verdad. Asentí, tomándole la palabra. Más le valía cumplirlo, porque no se lo volvería a pasar por alto.

-Bueno, y una vez arreglado este pequeño punto -hablé-. ¿Cómo has estado?

Hacía apenas dos días que no lo veía, y sabía "lo que había estado haciendo" el día anterior, así que dudaba que tuviera nada que contarme, pero eso no influía en mi educación. Por otra parte, tampoco tenía mucho que decir yo.

La miro, aún algo tímido. Parece que ya está arreglado lo gordo. Ahora, si me comporto, no debería haber más problemas. Es un alivio saberlo. Me comportaré como es correcto. No volveré a hacer esas cosas.

Creo que no tengo nada que contarle, pero entonces se me ocurre algo. La miro muy serio y escribo en mi pizarra.

"Mira."

Tras mostrarle el mensaje, alzo la cabeza y me señalo la barbilla, indicándole el punto exacto al que tiene que prestar atención.

Pareció recuperar la calma y su actitud habitual, aunque parecía algo serio. Lo observé con curiosidad. Fruncí el ceño al ver que, tras escribir, me mostraba un mensaje que no contestaba a mi pregunta, sino que me "invitaba" a observar algo.

Seguí la dirección de su gesto casi instantáneamente, con cierta curiosidad. ¿Qué había que ver?

Frunzo el ceño. ¿Es que no lo ve? Señalo mi mentón con más insistencia, haciendo hincapié en toda la zona, pues sin verlo yo no sé exactamente el punto exacto.

Por Mithos, tiene que verlo... Eso creo, vamos. Si pudiese hablar, la apremiaría todavía más con palabras, pero solo puedo estar así, con la cabeza erguida, casi provocándome tortícolis, tratando de que se percate.

Mi ceño se acentuó. ¿Pero qué...? ¿Qué estaba señalando? ¿Qué tenía que mirar? Porque no veía nada raro...

-¿Tu... mentón? -pregunté, sin comprender.

Me acerqué un poco más, tratando de ver algo, una marca, alguna anomalía, cualquier cosa. Sin embargo, no había nada de raro. ¿Se estaba burlando de mí? ¿Qué pretendía con aquello?

Su respuesta me obliga a bajar el rostro, algo decepcionado. Lo miro entre triste e incrédulo. Tal vez algo confuso. Me rasco el mentón, pensativo, y luego tomo la tiza para escribir en la pizarra.
Se la muestro, frunciendo levemente el ceño.

"Hay un pelo."

¿Cómo puede no verlo? Esta mañana en el baño vi uno. Podría casi jurarlo... ¡Mi primer pelo de barba! No se habrá caído, espero... O quizás fuese uno de la cabeza que se pegó ahí...
¡NO! Sin duda lo vi. Era uno, débil, pero existía. Pondría la mano en el fuego por ello sin dudarlo ni un instante.

Alcé ambas cejas, parpadeando, sorprendida, completamente tomada por sorpresa ante su respuesta. Sentí el impulso de echarme a reír, y apreté la mandíbula para contenerlo, temiendo herir sus sentimientos, al verlo tan serio. Tragué saliva, tratando de relajarme para poder hablar.

-Oh -conseguí articular finalmente-. Entiendo...

Había conseguido incluso que me sintiera un poco mal al respecto. Casi parecía preocupado, y me vi en la necesidad de hacer algo al respecto.

Me incliné un poco hacia adelante, fingiendo curiosidad.

-A ver, déjame volver a echar un vistazo -pedí, con tanta seriedad como pude, tratando de localizar algo que destacara en su oscura piel, sin éxito-. Sí, mira, ahí está -mentí con tono entusiasta, señalando algo que en realidad no podía ver.

Ni siquiera sabía qué reacción esperaba por mi parte al respecto. ¿Era aquello un gran acontecimiento?

Me froto la barbilla, algo escéptico. Es demasiado entusiasmo para no haberlo visto antes. La miro con cierta incredulidad.

"¿Está?"

No hay nada que odie más que tener la edad que tengo y no haber crecido. ¡Todos los chicos de mi edad -los pocos que conozco- son altos, desgarbados y tienen pelo en las piernas y en el bigote! Yo, mientras tanto, me quedé atascado en los doce. Y solo de pensar que me puedo quedar así para siempre... Por si fuera poco, hasta mis dejes y mis reacciones son de niño.

Suspiro. Es bastante triste. Estoy rodeada de gente joven que seguramente me regalaría un peluche por mi cumpleaños y que se enfada si me ve con una espada, pero... ¿Cuántos años podrá tener Massen Dew? Quizás algo más que yo, pero no lo suficiente como para que yo sea tomado por niño y ella como guerrera solo de un vistazo.

Me sentía algo mal por colarle así aquella trola, pero peor me sentía por desilusionarlo. Si quería tener un pelo, ¿quién era yo para arruinarle su ilusión? Así pues, mantuve firme mi sonrisa y asentí con seguridad.

-Sí, está ahí -señalé con un gesto vago, sin atreverme a inventarme una posición exacta.

Por su expresión, cualquiera diría que aquel pelo era el sueño de su vida. ¿A qué venía tantísimo escándalo al respecto?

-No te impacientes, nadie crece de golpe -me encogí de hombros, sin saber muy bien qué decirle.

Se me iluminan los ojos, lo noto. Pronto comienzo a toquetearme de nuevo la barbilla, palpando a ver si lo encuentro, aunque termino por parar. Aún me lo voy a arrancar y no va a volver a salir... Y entonces será todo mi culpa. Quizás ese pelo es la semilla de mi madurez, como un brote, y de ahí saldrá todo el resto.
Arrugo la nariz, repentinamente desagradado. Lo que no me gustaría es ser un chico peludo con pelo en el pecho, en la espalda, que no sabes donde empieza el de la cabeza y el resto.

Suspiro y asiento, esbozando una sonrisa algo triste.
Nadie crece de golpe, pero lo que soy yo... Ni de golpe ni sin golpe. Llevo midiendo lo mismo más de dos años.

Su aire entre triste y esperanzado acabó por arrancarme una pequeña risita. Lo miré, enternecida. Había que tener en cuenta que cualquiera sueña con crecer cuando es niño...

-Un día tendrás una barba tan poblada como la de Nagorr Brumm, ya verás -lo animé-. Pero no te creas que todo es color de rosa. Mi hermano Leen siempre decía que las barbas son un rollo. Tienes que afeitarlas todo el rato porque crecen en cuanto te descuidas. Y, si no te afeitas, te pica toda la cara -lo miré, con aire de entendida-. Yo de ti disfrutaría de tus últimos momentos con esa piel tan suave. Una barba requiere una gran responsabilidad.

Sonreí, divertida.

Frunzo el ceño y niego con energía. La mera imagen de mi cara poblada como la de Nagorr me hace estremecerme. ¡No es ese el cambio que quiero! Seguro que daría mucho miedo... ¿Cómo será la cara de Nagorr Brumm sin esa barba? La verdad es que se me hace difícil pensar que a él, como a mí, una vez no le había salido ni un solo pelo en la cara.
Me froto de nuevo la barbilla. Estoy algo más animado. Al menos, como dice, tengo la piel suave. Eso de afeitarse cada día y de que te pique la cara no suena nada bien. Seguro que al final me arrepiento de desearla.

La miro y le sonrío, agradecido. Me ruborizo ligeramente. Bien pensado... ¿Qué hago hablando de barbas con Massen Dew? Eso sí es ridículo... Seguro que tiene cientos de temas más interesantes que las barbas... Y más las barbas que no existen.

"Cuéntame algo.", escribo, y la miro con ojos curiosos cuando se lo enseño.

Alguien como ella, que vivió en la calle... Con una vida tan opuesta a la mía. Parece una especie de cuento y es entretenido.

Reí con ganas al ver su horrorizada reacción. Así pues, había dado en el blanco. Lo cual me daba la razón; en el fondo, eso de la barba no era para tanto.

-Vale, vale, no tanta como el señor Brumm -concedí, divertida.

Pareció animarse un poco, lo que me hizo sentirme orgullosa.

Fruncí el ceño, sin embargo, a su petición. Contarle algo... ¿Y qué podía contarle? No tenía mucho de qué hablar...

Me encogí de hombros.

-No sé qué quieres que te cuente -repuse, sin saber muy bien qué decir-. No ha pasado nada digno de mención últimamente. No he hecho nada fuera de lo normal. 

Frunzo el ceño. Solo un poco. No tiene que ser algo de ahora. Apenas la conozco. Seguro que tiene muchas más historias interesantes con sus hermanos, o lo que sean. Que por las cosas que dice, parece que sean bastantes. No sé si hermanos, pero personas sí. Siempre que habla de su pasado lo hace en plural.

"Algo sobre ti."

La miro con gesto grave, como si fuese una ofensa que no haya dado por hecho que me interesa saber cosas. Al fin y al cabo, repito... Parece haber vivido todo lo que yo no.

"Si quieres."

Matizo eso tras unos segundos, esbozando una sonrisa, percatándome de que puedo haber parecido algo maleducado. Y bastante me lucí ya...

Apoyé un codo en la mesa y fruncí el ceño, pensativa. Algo sobre mí... ¿Cualquier cosa? Rebusqué en mi cabeza, cualquier cosa, un dato no demasiado personal pero lo suficientemente interesante. Finalmente, me decidí.

-Mi hermana se casa el próximo otoño -solté, de pronto-. Es... ¿la anterior? Sí, de las chicas es justo la que me precede. Un poco joven para casarse, yo creo, pero... Bueno, Inwir es muy suya. Seguro que lo está deseando. Aunque no conozco a su novio... Solo sé que es de aquí, de Fulmen.

Lo miré. No tenía ni idea de si aquello era lo que buscaba. No tenía ni idea de qué pretendía que le contase...

La miro incrédulo. Espero que le lleve bastantes años, porque solo consigo imaginarme a una Massen Dew un poco mayor del brazo de un desconocido casándose y teniendo hijos antes de llegar a los... ¿Dieciocho?
Pestañeo confuso.

"Yo no tengo hermanos." "Tú pareces tener varios."

Esbozo una sonrisa, entre divertida y curiosa. Me pregunto cómo será tener hermanos. Tiene que ser más divertido que estar solo en una torre, desde luego...

Solté una especie de bufido, como advirtiéndole. Extendí una enorme sonrisa por mi cara, expectante a su reacción.

-En total somos doce hermanos -reí-. Yo soy la sexta. Me preceden dos chicos y tres chicas, y detrás de mí hay otras tres chicas y otros tres chicos. Un auténtico circo, te lo puedo asegurar.

Hablar de los chicos siempre me arrancaba una sonrisa. Y, como siempre Sock y Arennette venían rápidamente a mi cabeza.

Abro muchísimo los ojos. ¡¿DOCE?! Desde luego, si todas las familias fueran como la suya no cabríamos en el mundo... Doce hermanos, por Mithos. No doy crédito... Casi siento la estúpida necesidad de preguntarle si se sabe los nombres y edades de todos, pero logro contenerme, por suerte.
Pestañeo varias veces. Todavía no me imagino cómo sería eso... ¡Y la sexta! Entonces tiene que ser toda una experta cuidando críos...

"Increíble...", escribo al fin, mirándola boquiabierto. "¿Y os lleváis muchos años?"

No creo que sea posible ser fértil tanto tiempo, pero bueno...

Me encogí de hombros, divertida. Su reacción de incredulidad había sido tan graciosa como yo esperaba.

-Bueno, a ver... -traté de hacer cuentas, ayudándome con los dedos-. Pues yo, que estoy en el medio, me llevo justamente 11 años con Leen, que ahora tiene 25 para 26, y 11 con Dannick, que está a punto de cumplir 4. Cabe decir que Carie y Solce son gemelos, así que estoy exactamente en el centro de edades.

Ladeé la cabeza. No creí que aquello pudiera llegar a ser tan divertido.

Si se lleva once con uno que casi tiene veinteseis y once con uno que va a cumplir cuatro... ¡Quince años! Esbozo una gran sonrisa. ¡Como yo! Así que al final es más joven de lo que me parecía. Aunque, claro, tomándome a mí como punto de partida todo el mundo gana un par de años.

Doce... Vaya cosa más extrema... Doce hermanos... ¿Viviendo en la calle? Vaya cosa...

La miro con una sonrisa. Saber que tiene mi edad me tranquiliza un poco. Significa que no estoy tan fuera de lugar como creía. A ver, no soy un guerrero, pero al menos sé que no soy un crío entre bestias... Aunque la diferencia de serenidad que tiene con respecto a mí me hace parecer un crío de todas formas.
Si fuese un poco más como ella...

"¿Llevas mucho aquí?"

Asentí con orgullo.

-Hará dos años dentro de un mes y medio -declaré, con absoluta satisfacción.

Bien pensado, era ya mucho tiempo...

-Fui de los primeros en llegar -expliqué-. Éramos muy pocos, y a mí todos me parecían muy mayores. Ahora que ha venido más gente y ha pasado tanto tiempo, esto es como mi casa. Espero seguir con esto mucho tiempo aún.

De nuevo, abro mucho los ojos. Dejo escapar el aliento, incrédulo. ¡¿Dos años?! Entonces cuando llegó sería una cría... Una niña de ¿trece? años tenía ya más valor del que yo tengo ahora. Esta chica da a mi existencia un significado un poco más penoso cada vez. No sé bien qué decirle.

"Qué valiente." "Yo no hubiese sido capaz."

Sonrío triste. Ni siquiera ahora lo soy. No soy capaz de plantar cara a mi vida ni un poco. Si hiciese falta, no sabría plantar cara. Y ver a gente como ella, como Lluvia... Con vidas diferentes, pero que están aquí, las dos, luchando...

Desvié la vista, con un leve rubor, murmurando un agradecimiento. Al final, acabé por encogerme de hombros.

-Bueno, pero, ¿qué opciones tenía? -repuse-. Todos mis hermanos tomaron alguna clase de decisión. Leen, Minta y Seranne sirven en el ejército de Aqua. Inwir se marchó a buscar a Allie. ¿Qué iba a hacer yo? ¿Quedarme a escuchar los desprecios del abuelo?

Negué con la cabeza, con cierta rebeldía.

-Me surgió una fantástica oportunidad y no pude echarme atrás. He aprendido muchas cosas y conocido a mucha gente. Todo ha cambiado de arriba a abajo desde que estoy aquí. Si me lo preguntaran ahora, no cambiaría mi decisión.

La escucho atentamente, absorbiendo sus palabras. No es como vivirlo, pero creo que comprendo un poco. Aunque supongo que no llegará a lo que ella entiende, ya que es la que lo ha vivido. En comparación, no sé nada.
La miro con admiración.

"¿Fue difícil decidirlo?"

Mis preguntas parecen ir por un mismo camino. Me siento como si fuese yo el que se va a escapar de la torre y pide consejo a alguien que sabe más, pero no es esa mi situación. Yo solo he de esperar a que vengan a por mí y regresar con el abuelo. Allí estudiaré durante muchos años y pensaré en esto como un escape mental a mi encierro. Mi vida, sin embargo, está allí.

Asentí, despacio.

-Tardé tres días -expliqué-. Supongo que no parece mucho para tratarse de una decisión así, pero... no tenía mucho más tiempo. Cuanta más gente lo sabía en casa, más aumentaba la presión, así que tenía que tomar una decisión final antes de que todo se desbordara. Pero mantengo que tomé la correcta.

No sabía si lo entendía. En mi cabeza, pese a que aquello solo había sido una consecuencia, solo se mantenía con claridad aquel enorme volumen que el abuelo lanzó directo a mi cara. El abuelo nunca había perdido el control así...