Sala de entrenamiento

Enarqué una ceja, moviéndome un poco para encontrar un ángulo desde el que verle mejor la cara. No sabía si estaba incómodo o si realmente le interesaban tanto aquellas flechas. Tenía su punto divertido, pero tampoco quería molestarlo.

-¿Estabas afectado al día siguiente, todavía? -pregunté con curiosidad-. Me dio pena no haber hablado contigo, la verdad. Parecías rodeado de gente siempre.

Y a mí no se me daba bien rodearme de gente.

Bien pensado, a él, supuestamente, tampoco. Pero aquello no me iba a molestar, por supuesto. En todo caso, me alegraba ver que al final sí se hacía su hueco. Me daba esperanzas.

-Pero, en resumen, ¿tú te lo pasaste bien?

Aquello no terminaba de quedarme claro. Entre la vergüenza y lo perjudicado que decía haber estado...

Kyoti alza un poco la vista para mirarla cuando ve que le busca la cara. Que, a ver, evitarla también está feo.

─¡No! No, o sea... Como... Como resaca, pero... diferente.

Nunca ha sentido algo así antes, así que le cuesta explicarlo. Se lo tiene merecido, en cualquier caso; se pasó esa noche y al día siguiente tenía la cabeza como si le fuera a estallar. También tenía el cuerpo bastante dolorido, pero no de una forma desagradable, y además por motivos mejores, así que esa parte le parecía más excusable.

Siente una nueva oleada de calor en la cara con la pregunta, pero también que se le dibuja un amago de sonrisa en los labios, y asiente con timidez. No fue la clase de noche que Kyoti esperaba, pero no puede decir que tenga nada que lamentar. Aparte de la extraña resaca, bueno, pero eso ya se le ha pasado, lógicamente.

Duda un momento antes de hablar.

─No pensaba... Es decir, bueno. Lo siento. Pretendía... Pretendía estar un poco contigo, también. Es decir, bueno. No esperaba... No esperaba que la noche... bueno, que pasara eso.

Le resulta extraño que Zaih'ra diga que se lo veía rodeado de gente. Kyoti no se sintió rodeado de gente. O sea, objetivamente sí, era una fiesta y todo el mundo estaba rodeado de gente. Y hacia la mitad de la noche también, cuando empezó a descontrolar. Pero los recuerdos que tiene antes de que todo se volviera surrealista no son de estar rodeado de gente. Habló un rato con Johan, otro poco con Jun y... bueno, no mucho más, realmente, que recuerde. Espera no haber olvidado demasiadas cosas. No tiene la sensación de tener grandes lagunas, pero tampoco estaba en el mejor de los estados.

Resaca diferente. Había probado una vez un poco de uno de aquellos pitillos, pero nunca había sido lo mío. Y aquello no se lo diría a Pris, desde luego. En el oasis mucha gente consumía algunos tipos de hierbas especiales, pero Altan y yo siempre habíamos ido un poco por libre con aquello.

Terminé por reír cuando sentí que quería excusarse. Parecía haberse puesto nervioso de pronto. Y no era mi intención.

-Si hay otra fiesta alguna vez podemos estar juntos un rato-. Me encogí de hombros-. O en cualquier otro momento. Si te has divertido, es lo que cuenta. Yo estuve casi todo el rato con Pris.

De hecho, iba a presentársela formalmente, pero tendría que quedar aquello para otro día. Nos lo habíamos pasado bien bailando, de todas formas.

Kyoti asiente a su propuesta, todavía algo azorado, pero relajándose a medida que el tema se desvía un poco. Sonríe. No ha interactuado mucho con la hermana pequeña, pero se la encontró al principio de la fiesta, porque llegaron prácticamente a la vez. La verdad es que se parece poco a Zaih'ra, pero a Kyoti le pareció maja.

Aunque, bien pensado, quizá es un poco pequeña para lo que pasó en esa fiesta. Intenta no pensar en ello para no martirizarse más.

─¿Qué tal... qué tal lo pasó ella? Me la encontré cuando, bueno, cuando llegábamos ─comenta─. Me pareció, o sea, como que estaba, no sé, un poco... nerviosa, a lo mejor.

Aunque parecía más por las expectativas que por algo malo. O con esa idea se quedó Kyoti. Tampoco habló mucho con ella.

Sonreí, negando un poco con la cabeza.

-Si te soy sincera, probablemente mejor que yo. Es mucho más abierta, siento que tiene buena relación con mucha más gente y, además, seguramente se moría por hacer una fiesta y estar rodeada de música y personas-. Esa era mi hermanita, cómo no. De pronto se me vino algo a la cabeza-. ¡Ah! Conocí a un hombre, otro flamma, Rick Dehnel, un noble... ¿Lo conoces? ¿Qué opinión te merece?

Aún no tenía claro si tenía una disculpa pendiente o si aquel tipo era una especie de depredador o de vago redomado que había ido a Brontë a contar hazañas inventadas a la plebe al volver a casa. Pero quizás me estaba pasando con aquellos pensamientos. Y si tenía que disculparme, lo haría.

Kyoti sonríe al oír a Zaih'ra hablar de su hermana. No se le escapa el tono afectuoso que le tiñe la voz cuando se refiere a ella. Siempre es así, y a él le resulta muy tierno. Trata de imaginarse cómo sería tener a una de sus hermanas en Brontë, pero es que le resulta totalmente inconcebible. Y, después de la otra noche, no puede sino agradecerlo.

Le sorprende, en cambio, cuando le pregunta por Rick. Kyoti frunce sutilmente el ceño, confuso.

─¿Rick...? ─repite, algo descolocado─. S-sí, bueno, claro que... Sí, es decir, lo conozco, o sea, no, no somos... no somos tan cercanos, pero es... Es uno de los... como, veteranos. O sea, de las primeras personas que se presentaron, en fin, en, en Brontë. ¿P-por qué? Es, bueno, es majo, supongo ¿no? O sea, sí que... lo es, es... Es, es un buenazo.

A Kyoti se le hace extraño decir eso, pero es que le ha salido así, espontáneo. No se le ocurre otra forma de describir a Rick. Que tampoco lo conoce muchísimo, a ver, pero lo suficiente para saber eso. Y si no, basta con preguntar a cualquiera. Tiene cosas peculiares, a veces, pero muy buen fondo.

Un buenazo. Si la mirada de Pris el otro día me había dado un golpe bastante duro, el comentario de Kyoti terminó de rematarme. Era una persona horrible.

Suspiré, llevándome una mano a la cara, con cierta desgana.

-El otro día le monté un pollo, en la fiesta. Un poco. Creo. No tengo claro... cuánto. Como habia traído tanto alcohol, mi hesmana estaba bebiendo, hablando con él... Me temí... No sé... No es que Pris no pueda hablar con nadie, claro. Es que aquí siento que todo el mundo es mayor que ella y me da miedo...

Todo. Las malas influencias. El peligro. Y lo que hacían los "niños guerreros" en las fiestas.

Kyoti no sabe muy bien qué es lo que está pasando, pero la expresión de Zaih'ra a sus palabras le hace sentir una repentina oleada de pánico. ¿Qué ha dicho? Ha dicho algo que no debía. Si es que siempre igual. Si es que no se puede estar calladito.

Pero cuando lo explica Kyoti sonríe, y tiene que contener una risa, porque le parece absurdo pensar que Rick fuera a hacerle daño a una niña, o a ser una mala influencia, pero claro, la inquietud de Zaih'ra es normal, viniendo de una hermana mayor. Aunque, en la fiesta, diría que las malas influencias eran otras. Con él a la cabeza.

Niega suavemente.

─No es... O sea, a ver. Bueno ─. Desvía la mirada, algo incómodo─. Supongo que, en fín, que yo no debería... hablar mucho ─. Ríe, nervioso─. Pero... Está en buenas manos. Es decir. Está contigo y... ─Niega, tratando de aclararse─. Rick es un buen tipo. Creo que... bueno, que no se me ocurre nadie... nadie que estuviera en la fiesta que, bueno, que pudiera... querer hacerle daño. A tu hermana. Hay, bueno, hay gente más... más responsable y... ─Carraspea─. Pero, bueno. No sé... O sea, ¿le ha... le ha pasado algo, a Priscilla?

No pude evitar sonreír cuando dio a entender que él no era el mejor de los ejemplos. No sé si era porque se trataba de Kyoti, porque él era de las personas a las que más conocía y porque no podía negar que era buena persona, que verlo un poco descontrolado se me hacía menos trágico si era él. No me lo había esperado, pero parecía lo suficientemente buena gente como para pasarlo por alto. Pero entonces tenía que conceder lo mismo al resto del mundo, al menos en parte.

-No le ha pasado nada, no-. Negué con suavidad-. Soy yo, que nunca pienso con claridad cuando se trata de ella. Y la trato como a una niña cuando ya no lo es...

Quizás para Pris hubiese sido mejor quedarse en Ignis haciendo lo que le viniese en gana, en vez de tener a su hermana mayor a la espalda siguiendo sus pasos.

Lo que quedaba claro era que le debía una disculpa formal a aquel hombre. Aún iba a causar problemas comerciales a mi familia por orgullosa...

Kyoti sonríe, entre aliviado y divertido. Aliviado, porque es bueno saber que Priscilla está bien. Divertido, porque la preocupación de Zaih'ra es enternecedora. Kyoti nunca ha sido particularmente protector con Margrethe, pero quizá eso sea porque ya lo era Anika con los dos. Pero, hasta cierto punto, puede entenderlo.

─Bueno, un poco niña, sí... ─cavila. Y entonces niega─. O no. O sea, no niña. Es decir, no la... conozco, realmente, claro. Parece... No lo sé. O sea, supongo que puede engañar, pero... Bueno, quiero decir, sí que es joven. ¡Que a ver! No quiere... no tiene por qué significar que... bueno, que no sea madura.

No debería decir esas cosas. Zaih'ra ya tiene bastante preocupación dentro sin que venga Kyoti a decirle que, de hecho, su hermana parece bastante niña. Tampoco Zaih'ra es tan mayor, realmente. Solo lo parece más porque se carga con esa responsabilidad y ese aire serio. Mithos, si iba a casarse y todo. Quizá necesite relajarse un poco y disfrutar más de esa juventud que su hermana tanto disfruta. A Kyoti le gustaría verla más despreocupada, alguna vez.

Kyoti empezó a aturillarse y resoplé, conteniendo la risa. Parecía mucho más deshinibido la ottra noche, sin duda. A ver si al final el alcohol iba a ser un buen amigo para él.

-No te preocupes, te entiendo -lo tranquilicé, con gesto afable-. No pasa nada. Es lo suficientemente madura, creo. Aunque sea entusiasta y parezca más niña de lo que es. No tiene nada quer ver.

Me pongo a saltar un poco en el sitio. Él estaba entrenando y yo parece que haya vendio solo a estar de cháchara. Acabarán echándome de aquí y quedándose solo a mi hermana.

-¿Cómo haces... para aprender a luchar sin que nadie te enseñe? -le pregunto, cambiando abruptamente de tema. No es que no sepa. Pero no sé si lo que sé sirve para este lugar.

Kyoti asiente, de acuerdo con lo que ha dicho. Que es, más o menos, lo que intentaba decir él. Solo que manifiestamente mejor expresado. Sonríe, tratando de obligarse a relajarse un poco. Zaih'ra, si bien tiende a ser seria, es bastante indulgente con él, y debería ser capaz de dejar de balbucear, aunque fuera un poco. Es bastante frustrante.

Y entonces empieza a hacer amago de calentar, y Kyoti se ve sorprendido por la siguiente pregunta.

─¿Sin que nadie... me enseñe?

Medita un momento. En realidad, no es que nadie le haya enseñado. Kyoti ya sabía tirar con el arco antes de llegar a Brontë. Muchas veces, los guerreros intercambian técnicas y conocimientos. Kyoti se encuentra particularmente cómodo entrenando con Jun, aunque tampoco diría que se enseñen nada en particular. Aunque, realmente, hace mucho que no entrenan en absoluto. Y eso que lo estuvieron comentando el otro día.

─No sé si... Bueno, normalmente es... No sé, ya sabes un poco y... y entrenas, sin más ─empieza─. Pero puedes... bueno, pedir ayuda, si quieres... es decir, aprender algo en concreto o... o así. A otros guerreros. O, a veces... a veces los líderes ayudan. Es decir, como las sesiones de, del líder Elhimn, ¿estuviste? El hechizo... Y a veces, bueno, puede ser, como, menos formal y que, no sé, que un día les apetezca... enseñar algo concreto a... a quien sea, bueno. No lo sé. ¡Ah! Y, a ver, no sé si conoces a... al duende.

Al final parece que quisiera que Kyoti me solucionase la vida. Siempre me quejaba y luego le pedía ayuda. Pero no recordaba haber hecho nada por él yo, personalmente. Tendría que pensar en aquello... en otro momento.

-Estuve en las sesiones del líder, sí-. Asentí, con un poco más de ánimo-. Me alegró eso porque me sentí más guiada que de costumbre. Pedir ayuda a otros guerreros se me hace raro porque siento que yo no puedo ofrecer mucho a cambio. En el desierto me enfrenté a bestias algunas veces, pero poco más, y nunca iba sola. Eramos un equipo. Todos nos conocíamos y entrenábamos siempre juntos. No necesitábamos casi palabras.

Y entonces llegó una pregunta que se me hizo la mar de extraña y que me obligó a fruncir el ceño. ¿De qué hablaba?

-¿El "duende"?

Kyoti sonríe cuando dice que ha acudido a las sesiones del líder flamma. No sabe, realmente, cómo suele luchar Zaih'ra, pero incluso para él, que es pésimo con la magia, una sesión así puede ser útil.

Pero se queda particularmente impresionado con lo que cuenta. Kyoti ha trabajado en equipo en Brontë, pero no de la manera que ella describe. Esa compenetración suena envidiable.

─¡P-pero eso ya es mucho que enseñar! ─objeta─. Es decir... No sé... Puede que aquí haya gente que, bueno, que es capaz de... de luchar así, pero. Yo... yo no sé cómo... o sea, cómo comunicarme tan... bien. Y, y sé que hay más, más como yo. Eso... ese tipo d-de trabajo en equipo también hay que, bueno, aprenderlo. Es, en fin, ¡es mucho que aportar!

Le resulta extraño que ella misma no sea capaz de verlo. Aunque tiene sentido, realmente, considerando lo insegura que es con respecto a sus propias capacidades como guerrera. La entiende, en cierto modo, pero le gustaría que fuese capaz de apreciarse un poco.

─¿Qué arma...? Quiero decir, ¿cómo luchas normalmente?

Parece que ni siquiera ha oído hablar del duende. Kyoti no lo utiliza demasiado, sobre todo porque normalmente prefiere entrenar fuera que en la sala de entrenamiento, pero sabe que otra gente se sirve mucho de él y que, en general, puede ser un apoyo muy útil para entrenar. Así que guía a Zaih'ra hasta la caja, la abre y el duende se presenta.

─Sabe... o sea, puede transformarse en, bueno, en cualquiera ─explica─. Conviértete en... en... en Johan ─. Es el primer nombre que se le ocurre, y enrojece un poco al darse cuenta de las implicaciones. Pero el caso es que en seguida tienen al piscis ante ellos, tan realista que le resulta difícil mirarlo─. O... ¡o en Priscilla! ─se corrige, y ahí está la niña, como si la tuvieran delante, permitiendo que Kyoti se deshaga de una poca de la tensión que se le acaba de meter en el cuerpo─. Puedes... Bueno, puede adaptarse a, creo que a cualquier tipo de entrenamiento, más o menos ─prosigue─. Puede ser, es decir, más suave, o sea, ir con más cuidado, o más en serio, o... Pero nunca sale de la sala. Lo usa, bueno, la mayoría lo usa para entrenar, para tener a quién enfrentarse o, bueno, es útil.

Supuse que sí, que, como siempre, estaba comparando mi experiencia en el oasis con Brontë y el segundo siempre salía perdiendo. Pero es que no estaba teniendo en cuenta la de tiempo, dedicación y voluntad que nos había llevado conseguir aquello allí. A veces me sentía como si ya hubiese dado todo lo que podía dar de mí una vez y no me quedase fuerza para volver a hacerlo.

-Poco a poco, entonces -terminé por aceptar. Aquel hechizo ya era el primer paso.

No había llevado mi arma conmigo, pero busqué por la sala hasta dar con una parecida. Tomé un chakram y se lo mostré, aunque aquel era pequeño, para llevar sujeto en el puño y poco más.

-Algo como esto, pero grande. Como si fuese un aro de gimnasia o danza. Tiene un filo exterior cortante y lugares en los que agarrar.

Realmente había empezado siendo de verdad un elemento de danza para, finalmente, acabar por ser un arma. Podía hacerlo girar usando mi cuerpo y combinarlo bien con pasos y piruetas. Pero quizás no era el arma ideal. No sabía usar otra cosa.

Cuando Kyoti me mostró el duende no pude evitar sorprenderme. Lo vi tomar las formas de las personas que el flamma mencionaba, tann exactas que bien podía haber sido aquella mi hermana, salvo por la poca sonrisa.

-Increíble... Y... ¿Entonces imita a esas personas? ¿Sis habilidades... son fieles? ¿No le duele?

Kyoti no la ve muy convencida, pero tampoco le lleva la contraria, así que se limita a sonreír y asentir. Poco a poco el entrenamiento y poco a poco, también, ir consiguiendo un poco de confianza en sus capacidades.

Kyoti observa con curiosidad lo que le muestra. Le suena lejanamente el concepto, pero ante un arma así no sabría ni por dónde empezar. Intenta pensar en alguna otra persona a quien le haya visto usar algo así en Brontë, pero no se le ocurre ninguna.

─Qué curioso ─murmura.

Las preguntas de Zaih'ra son precisas, y Kyoti, que no está acostumbrado a trabajar con aquel ser, se pierde bastante rápido.

─Puede... Puede imitar las capacidades o... reducirlas, creo. Pero... pero no puede aumentarlas, ¿no? Imita a, bueno, a cualquier guerrero que... en fin, que esté en el palacio, creo. No sé... no sé si le duele, pero... es decir, se lo puedes preguntar tú.

Se le hace un poco extraño hablar delante del duende como si ni siquiera estuviera ahí, ahora que lo piensa. No tiene muy clara la capacidad emocional que tiene el ser, pero sí sabe que puede comunicarse.

¿Curioso? Suponía que sí es un arma curiosa. Lo normal serían lanzas, espadas, arcos..., imaginaba. Un chakram gigante no era algo habitual tampoco en el oasis, aunque armas como la que tenía en la mano, no eran descabelladas en casa.

El tema del duende me resultaba más extraño, sin embargo. Kyoti no parecía muy seguro de cómo funcionaba. Me volví a la figura de mi hermana, que seguía allí.

-Quiero que... seas yo misma, con mi arma -dije a la figura, con cierta inseguridad.

Y así fue. Pronto estaba con una Zaih'ra frente a mí, mirándome como si estuviese muerta por dentro. Esperaba que eso fuese porque el duende no replicaba la personalidad, como había pasado con la ausencia de la sonrisa de Pris, y no porque... aquella fuese mi expresión habitual. Llevaba, efectivamente, el chakram consigo.

-¿Te duele si te atacan? -le pregunté.

Negó. Pues bueno, era un alivio.

-Supongo que me dolerá más a mí si me da...

El duende vuelve a transformase y Kyoti alza las cejas al ver el chakram, que, efectivamente, es enorme. Si Kyoti intentase usar un arma así no sabría ni por dónde sujetarla. Resulta un tanto imponente. Tampoco tiene muy claro cómo podría enfrentarse a algo así. Al final sí que va a tener que pedir a Zaih'ra que le enseñe cómo defenderse. Pero mejor decírselo luego, que ahora es mucha información de golpe.

Kyoti sonríe y se encoge suavemente de hombros.

─Si... Si te es más cómodo, puedes empezar practicando así ─propone─. Puedes... Bueno, pedirle ejercicios concretos y... eso. ¡Ah! Y, bueno, es decir, la sala de entrenamiento tiene, como un hechizo... un hechizo protector. Para, bueno, para evitar daños mientras entrenamos. O sea, te puedes hacer daño igual, pero... es... como menos peligroso, diríamos. Y le puedes pedir que, bueno, que intente evitar hacerte daño. Para empezar, al menos. Si quieres.

Realmente, a Kyoti no le resulta de lo más útil, pero entiende que puede llegar a serlo. Ha visto a mucha gente usándolo, realmente.

De pronto to do cobraba sentido. Yo había vagado por los pasillos, quejándome de que no sabía entrenar ni cómo empezar con todo, y resulta que había... aquello. Un duende mágico, un hechizo protector... No pude evitar sonreír y mirar al chico con cierto brillo en los ojos. ¡Aquello lo cambiaba todo!

-¡Entonces puedo entrenar sin que nadie menosprecie mis habilidades! -exclamé, con alivio en la voz. Estuve a punto de acercarme para abrazarlo, pero me contuve en el último momento-. ¡Esto me será muy útil! Gracias, Kyoti.

Podían haber empezado por contarme aquello a mi llegada. Parecía que ni quisiesen que aprendiésemos. ¿Lo sabría Pris?

Kyoti sonríe, un tanto confuso por el entusiasmo de su amiga.

─P-pero nadie menospreciaría tus habilidades... ─objeta. O eso espera, al menos. Sería una falta de respeto y no ayudaría en nada ni a Zaih'ra ni a Brontë.

Pero se alegra, en cualquier caso, de haberle descubierto esta posibilidad. Aunque, la verdad, le extraña que no lo haya sabido hasta el momento. Kyoti no recuerda haber descubierto la existencia del duende como nada particularmente llamativo o especial. Ni siquiera recuerda en qué momento empezó a saber de su existencia.

Alterna la mirada entre Zaih'ra y su copia, dubitativo, hasta que se atreve a hablar.

─O-oye, ¿puedo... pedirte algo? ─se lanza, finalmente─. ¿P-podrías... eh... explicarme, un poco, bueno, cómo funciona tu arma? Cómo... cómo defenderme de ella, y... Bu-bueno, ¡solo si quieres!

¿Qué sabía yo si las menospreciarían o no? Si las menospreciaba yo misma, a veces... Tenía que existir, al menos, otra persona que lo hiciese. Pero no ganaba nada rebozándome en aquella sensación que me arrastraba.

Tenía que ser positiva. Que pensar que estaba allí para aprender y que todo el mundo lo veía de aquel modo. Que todos habían pasado por aquello.

Suspiré, mirando de nuevo a la versión de mí que estaba más seria, segura y armada. La voz de Kyoti interrumpió mis pensamientos.

-¿Cómo... funciona? ¿Puedo coger la de la copia?-. Miré a la otra yo-. Dame tu arma.

Lo hizo. Efectivamente, era sólida y tenía un peso muy similar a mi chakram. Qué... extraño. Y qué esperable, también.

-Todo el borde exterior, menos los agarres, corta -le expliqué-. Entonces es versátil...

Más bien era vistoso. Tomé uno de los tres agarres que tenía y lancé un corte hacia adelante. Era como manejar un aro de gimnasia cortante. Le hice una pequeña demostración, aunque estaba algo oxidada.  

Por un lado podía cortar, sin más, como si fuese una... guadaña circular. Al tener filo en casi todo el diámetro, podía reaccionar a enemigos de diferentes puntos con solo hacer un barrido. Pero luego, mezclándolo con el baile, le mostré cómo podía moverlo con los brazos, haciéndolo girar peligrosamente, pasándolo de uno a otro, a la cintura y al cuello. Parecía moverse sin control debido a la velocidad, pero no era el caso.

Finalmente detuve el giro, enganchando con un gesto el chakram y manteniéndome dentro, y miré a Kyoti con cierta vergüenza.

-Con la velocidad y el filo se consiguen cortes muy dañinos, pero la verdad es que no siempre es posible y muchas veces solo la uso como un arma más, aunque por la forma pudiese no parecerlo...

Kyoti observa en silencio, fascinado por los movimientos de su compañera. Él tiene, todo el rato, la sensación de que va a agarrar el arma de alguna forma que le haga cortarse, pero ella parece tener bien calculado dónde poner los dedos para evitar daños. De hecho, se mueve con el arma como si fuera inofensiva, un elemento más en su danza.

Cuando da su demostración por terminada, Kyoti sonríe, algo abrumado.

─Creo que... bueno, que lo mejor que puedo... que podría hacer es, no sé, mantener la distancia ─concluye. Parece un arma peligrosa, y no tiene mucha forma de defenderse. En general, no tiene mucha forma de defenderse de nada a corta distancia, si lo piensa─. ¿Nunca, hum, lo sueltas de... del todo?

Sonreí. Mantener la distancia era, realmente, una de las mejores formas de defenderse. Pero con la gran cantidad de filo que había, tampoco me parecía especialmente difícil de bloquear con un escudo, por ejemplo.

-Podría soltarlo. Lanzarlo o así. Pero no volvería a mi mano, salvo que lo lanzase hacia arriba. Así que creo que lo he hecho muy pocas veces... Es bastante aerodinámico, eso sí. Supongo que si tuviese mejor puntería podría llegar a planteármelo. O hacerme con algunos más pequeños y combinarlos.

Sonaba como una propuesta interesante, pero las flechas o los dardos nunca habían sido lo mío. Ni de lejos. Especialmente no de lejos.

Kyoti parpadea. Es curioso. Zaih'ra siempre parece reticente a entrenar, a mostrar sus habilidades en combate, pero ahora que le ha preguntado directamente parece que en seguida empieza a pensar posibilidades. Más que él, que por más que entrene, se ve limitado por sus escasa flexibilidad en combate.

─¿Podrías... usarlos, igual? Si, si fueran de otro tamaño ─pregunta─. ¿Es decir, no tendrías que, bueno, adaptarte para... para manejarlos?

Suena peligroso, realmente. Le falta seguridad, pero Kyoti diría que tiene potencial.

Cavilé un momento.

-Bueno, en el oasis probé con diferentes tamaños. Tendría que practicar primero, claro, para no cortarme. Lo que hacía era tener una versión con filo y otra sin él, con el mismo peso. Y luego están los chakrams normales, que son más pequeños y son principalmente arrojadizos, pero se pueden usar como arma cuerpo a cuerpo si tienen la forma adecuada...-. Lo observé pensativa y entonces ensanché la sonrisa que ya tenía en los labios-. ¿Solo usas arco? ¿O has probado a lanzar otras cosas?

Por lo que sabía, Kyoti era arquero. Pero eso no significaba que no hubiese experimentado un poco, ¿no? Al final se podían lanzar hasta los cuchillos, si se sabía la forma.