Jardines (2)

La muchacha mira al joven con sincero interés. Parece más pequeño de lo que probablemente fuera pero no cree que sea mayor que ella. Aun así tiene un interés por la ciencia que al menos por el momento llama su atención. Era una parte de ella que hasta el momento no había podido expandir en Brontë, pero puede que por fin se hubiese hecho con un compañero para tratar el tema.

-Oh, por su puesto. Yo tampoco me dedico a ello, es como...un hobby. -Lee atentamente todo lo que escribe con una ligera sonrisa. Tras las últimas líneas se tapa la cara con una mano y se sienta a su lado, riendo avergonzada. -Vaya, me has malinterpretado a mí también. Tranquilo, me temo que yo tampoco he tenido la oportunidad de hacer gran cosa. Sé mucho y creo que podría hacer bastante más de lo que hago pero...digamos que he estado limitada hasta que llegué aquí. -Cruza las piernas y apoya las manos tras ella, curvando la espalda ligeramente y mirándole con una sonrisa. Un mechón vuelve a surcarle la cara, emitiendo destellos rojizos a la luz del sol.

-Pero puede que...-Se muerde el labio. -Puede que juntos podamos hacer algo bueno. -De alguna forma le habría sido más sencillo pedirle que la tomase ahí mismo que una cosa así. Tenía ya tan interiorizada la negatividad de esos gustos por culpa de su padre que...quién sabe, tal vez un par de meses más en casa y finalmente se hubiese rendido. Solo de pensarlo se horrorizaba.

-Seguro que con una noche tan buena se te ocurre algo bueno.

Supongo que no había sido educado acercarme tanto sin saludar. Pero nunca era tarde.

-Lo siento, no he podido evitar escucharte. Buenas noches Jnobiart, cuánto tiempo.

Observo el animal que la acompaña sin recordar disimular mi extrañeza, tal vez algo exagerada.

-¿Y quién es tu pequeño acompañante?

-¿Ramita rota? -Digo extrañado y miro al suelo antes de reaccionar. -Oh, simplemente caminaba, no pretendía sobresaltarte. -Sonrió ante su comentario. -Suelo estar más activo por la noche, hay menos gente y es más cómodo. Y la verdad, Brontë no es especialmente peligroso y aun si la cosa se pone fea...bueno, es cuestión de irse volando.

Aunque para depredador la cosa que se me acerca es como...una especie de lagarto. no parece peligroso. Es decir. Sí, sí parece peligroso. Pero por su forma de actuar parece amigable. No puedo evitar flexionar las rodillas y acuclillarme para acercarle la mano. Espero que de verdad no sea peligroso...

-Bueno, con algo así tú no tienes que temer a la noche. Aunque la oscuridad no tiene que ser un problema. -La miro extrañado. -¿Acaba de cacarear? -Agito la cabeza centrándome en el tema.-¿El filo asesino? Es otro tipo de... -Parpadeo buscando una palabra. -¿Es algún tipo de reptil, no?

Me coloco del cuello de la camisa con dignidad.

-Me ofendes, negando así mis habilidades. No soy delgaducho, soy esbelto. -La miro acercándome. -Si tan poco te fías de mi ¿quieres apostar? Lo que quieras, si tan segura estas de ganar... El dinero no me es problema. -Mientras duren los cofres de oro al menos. -Así veremos quién gana, mi habilidad contra los poderes de lo Líderes o...Tus insultos contra mi pobre persona. Es decir, si es que mis habilidades son tan grandes como creo. -Al menos le devolvería alguna de las que me había liado. Era un juego inocente, no era una broma pesada, no era maleducado. Además, no iba a pedir ninguna tontería pero total...

Me giro hacia a ella acariciando la tripa del animal, animado, jugando con él.

-Eh, yo no he dicho eso, pobrecillo. Simplemente no me gusta que muchas personas elijan a sus animales como si fuesen un traje, sólo porque queda bien. -Sonrío ante su comentario, pura amabilidad. -Vaya, gracias por eso lady Jnobiart.

Escucho lo que cuenta y empiezo a pensar que habla en serio por lo que procuro contestarle con tacto.

-Vaya...No sabía de la existencia de un héroe así...casi parece de ficción. ¿Y qué cosas ha hecho heróicas?

Vaya, yo que esperaba sacar algo de todo esto.

-Sólo me sentí algo ofendido ante tu insinuación de mi incompetencia. Por su puesto habrá sido un malentendido. -La miré con una sonrisa aunque me fastidiaba que la broma no hubiera funcionado.

Seguí acariciando al animal meditando qué sería y negué con la cabeza.

-Simplemente me parece sentido común, ¿no crees? También dependía mucho del animal, algunos eran más defendibles que otros.

me armé de educación para no soltarle algo, parecía que había estado leyendo demasiado libros de aventuras. En ves de eso sonreí.

-¿Sólo se sabe eso de él? Parece la descripción de cualquier guardia responsable. Bajar gatitos de los árboles y recuperar monederos robados. -Medité sus palabras. -Supongo que sí, para eso estamos. Aunque eso sólo le quita más valor a ese Espada Afilada. -¿O era Filo Mortífero? ¿Daga Veloz? No, daga no...Creo...¿Daga?

-Por su puesto, milady, obviamente ha sido un malentendido. -Contesto con media sonrisa, inclinándome ligeramente.

La observo un momento fijándome en su forma de reaccionar ante lo del Filo ese. Agito las alas como para aclararme un poco las ideas.

-La verdad es que yo bajando gatitos de árboles no tiene el mismo mérito... En cualquier caso, por cómo hablas de ese misterioso héroe cualquier diría que te preocupas por el qué dirán, como si lo protegieras, como si lo conocieras... -Una parte de mi se preguntaba aún si sería una broma o si algún compañero de palacio se dedicaba a ponerse un antifaz y dar brincos por el pueblo al amparo de la noche.

Me mantengo firme con mi acostumbrado gesto tranquilo y media sonrisa.
parece que no cede y de alguna forma evita el tema. A lo mejor estaba intentando llevarme hacia una broma y le fastidia que no le esté siguiendo por donde ella quiere, si no no entiendo nada.

-Pero de algún lado habrán salido las historias. -Apunto. -Poco importa lo que yo haga, aún soy nuevo como guerrero y a parte de un par de misiones poco puedo contar. Sin embargo ese Filo parece ser un prodigio conque incluso tiene un nombre misterioso. Seguro que tú si me puedes dar algún ejemplo de sus logros. -Si es que tiene, que mucho lo dudo. Aguardo la respuesta educadamene, observándola fijamente en busca de algo que la delate.

Llego saltando hacia los jardines y me quedo mirando desde arriba, fascinado por la enorme criatura. Hay gente a su lado, parece que lo están tranquilizando. Quisiera tener una criatura como esa. Tan grande.

Bajo un par de pisos, colgándome de los salientes de loas ventanas, acercándome más al dragón aún con la máscara puesta. Cuando estoy a la altura de su cabeza me detengo y me acerco, esperando que me huela. Escucho como me dicen algo los que están abajo, pero no les hago caso. Si el dragón intenta atacarme siempre puedo irme por donde he venido.

El dragón suelta un gruñido y se da cuenta de que estoy aquí. Me quedo muy quieto y siento algo cosquilleando en mi interior. El dragón me mira y yo le miro a él mientras me huele.

Al final acabo por quitarme la máscara lentamente y encuentro algo familiar en él. Él parece investigarme igual que yo lo hago y al poco hace un gesto brusco, que me hace retroceder un poco en la pared. Rápidamente me doy cuenta.

—Nobu —Le digo, fascinado. Él grita al aire y acerca a mí la cabeza, golpeándome un poco. Yo acabo por agarrarme a su morro y subirme encima. Nunca pensé que llegaría a crecer tanto.

Busco el equilibrio en su cabeza, acuclillado y le froto con la mano una de sus enormes escamas. Él da un par de gruñidos y se mueve despacio. Yo juego a colgarme de él. Este ser me gusta mucho.

*Fin de escena*

A pesar de la buena temperatura las nubes no parecen querer retirarse. Cada vez queda menos para que acabe el verano y empiezo a preguntarme si no será que este año decide irse antes. Niego ligeramente y agito las alas según avanzo por el jardín, parece que últimamente lo veo todo más negativo. Ni que me importara mucho si es verano u otoño...

¿Cuánto tiempo había pasado ya? No faltaría mucho para hacer un año que estaba en Brontë. Habían pasado muchas cosas, aunque no podía decidir si más buenas o malas. Simplemente muchas, sentencié, y seguí con mi paseo.

*se pasea por ahí*

A pesar del caos en mi cabeza tras la misión de Ignis parece que no dejo de huir de esos pensamientos por lo que de alguna forma mi mente está despejada, como esas habitaciones con cosas amontonadas en perfecto equilibrio y no obstante a punto de caer.
Puede, en cualquier caso, que esa serenidad, fuera o no real, sea la que me permite captar la voz a mis espaldas con más facilidad de lo normal a pesar de que el joven, como descubro al girarme, no parece hablar muy decidido. La misma tranquilidad por omisión que reina en mí permite obrar un milagro más, recordando que la gente suele decir su nombre, por educación, al conocer a alguien.

-Buenas noches. -Contesto con suavidad, con la correspondiente sonrisa llena de formalidades. -Creo que no nos conocemos. Soy Adain F. Stoke. -Con la letra y todo, esto no me pasa todos los días... Mejor pensar en estas cosas, pienso, que seguir dándole vueltas a lo otro. Me inclino ligeramente a modo de saludo y me acerco un par de pasos hacia donde está él.