Lago

Parpadeé varias veces al ver su reacción. Me levanté, ladeé la cabeza y lo observé, ligeramente confusa. Lo escuché en silencio y sonreí. Me pasé una mano por el cuello.

— No pasa nada, hombre... — murmuré —. Me acabo de despertar, así que tampoco tengo taaaaaaaaaanta hambre.

Ensanché la sonrisa. Me sonrojé levemente.

— De hecho... Ni tan siquiera tengo hambre. Sólo vine porque... quería verte... Y... Errr... Si no hay nada hecho, tampoco es... Necesario que... Lo hagas. — Me pasé una mano por la nuca, más sonrojada que antes, y sonreí con timidez —. Po... Podemos hacer otra cosa... ¡Hablar o algo! No... No es necesario que cocines... ... ¡Aunque, claro, si quieres, hazlo! Es más... ¡Te ayudo!

Me acerqué hasta donde estaba él. Miré al suelo.

— ¿Qué... hago...? ¿Qué busco? Dime, dime...

Lo miré de reojo.

¿"Hacer otra cosa"? Sonreí. Aunque no era el momento para desnudarse. No, Rick, no debías desnudarte.

- Si no quieres comer podemos dedicarnos a otros menesteres. Un paseo, hablar... -. Dejé en el aire el resto de fabulosas cosas que podían realizarse en ese momento.

Todas ellas atractivas.

Criticar a Lester, por ejemplo.

Lo miré de reojo. Me pasé una mano por el cuello y sonreí.

— Podemos hablar...

Me giré, para quedar frente a él (era más cómodo mirarle así que mirarle de reojo) y ensanché la sonrisa.

— ¿Qué tal tu día? ¿Cómo has estado? Yo, como ya dije, me acabo de despertar hace... Hace nada, realmente. Unos minutos. Así que tampoco tengo demasiado que contar...

Fruncí ligeramente el ceño, pensando en algo interesante que contarle.

— Dentro de... Tres semanas es mi cumpleaños... — murmuré, pasados unos segundos. No sabía por qué se lo contaba, pero se lo contaba.

¡¿Su cumpleaños?! Palidecí. Me lo decía, claramente, porque esperaba un regalo de tal valor y belleza que tuviera derecho a decir que quería a su regalo más que a ella porque cómo de otra forma podría haber buscado y e...

- ¿Sí? -. Sonreí-. ¿Qué día es?

Le cogí la mano. Mi interés por sus sentimientos merecía en compensación un interés suyo por mis necesidades físicas.

Las chicas tenían los labios calentitos.

Asentí, sonriente. Me acerqué a él cuando me cogió la mano y ensanché la sonrisa.

— El día dieciocho... Aún queda bastante, pero... Eerr... — Me encogí de hombros —. No sé... Igual querías saberlo... O igual no... ... — Me pasé una mano (la que estaba libre) por el cuello, ligeramente nerviosa —. Olvídalo si quieres...

Ladeé la cabeza hacia la derecha, lo miré y sonreí.

— ¿El tuyo cuando es...?

- El trece de enero-. Sonreí y me acerqué a ella un poco para que el brillo de mi caballerosa dentadura la deslumbrase y cayera rendida a mis pies por completo-. Y no te preocupes; no lo olvidaría por nada del mundo.

Desde luego... Rick, Rick, Rick... Me estaba seduciendo a mí mismo. Un poco más y acabaría abalanzándome sobre mi atractivo torso.

Una pena el ser uno conmigo mismo...

Asentí, levemente y sonreí.

— Lo tendré en cuenta...

Lo miré. Ensanché la sonrisa. Me acerqué a él, me puse de puntillas y me acerqué a sus labios. Entrecerré los ojos. Esperaba que no rechazase mi gesto (pero no lo haría, ¿no? ¿Por qué hacerlo?)

Fdr. xDU qué cutre

Sonreí para mí, la atraje por la cintura y la besé. No iba a dejarla con aquellas ganas que se notaba que tenía. Rick Dehnel era un caballero que cumplía los deseos de las damas. Y ella, en principio (y en final), era toda una dama. Había demostrado saber contenerse, pese a mi gran sex appeal, así que ya llegaba el momento de entregarle mis labios para su disfrute (y el mío, de paso).

Me pregunté, sumido en aquel extraño mundo que eran mis pensamientos, mientras mis ojos se cerraban concentrándose en el beso, si ya estaba preparada para que yo diera un paso más. Y como eso solo se podía averiguar de una forma, le toqué el culo.

Le rodeé el cuello con los brazos cuando me rodeó la cintura. Al final no había rechazado mi gesto, sino que me había acercado a él. En mi fuero interno, no pude evitar esbozar una pequeña sonrisa (pero, como era mi fuero interno, nadie la vería).

Acaricié su cuello con las manos y no le di importancia a su gesto (no me molestaba, la verdad). Tomé aire (durante apenas unos segundos) y volví a besarle.

Fdr. magreo time <-<
y noooh, yo no escribo bien estas cosas.
dejadme sola xD

Iba bien. Parecía eso, al menos. Me dejó tocarle el culo, y eso era bueno. Por si acaso, no quité la mano inmediatamente. No solo estaba bien hacer un reconocimiento del territorio desconocido, sino que además estaba bien saber si lo había notado o no. A lo mejor no tenía sensibilidad en la piel de los gluteos y creía que no la estaba tocando.

Magrear me gustaba. No es que fuera un baboso, peor la gracia de una mujer está en que es blandita y no es un hombre, y cuantas más veces pudiera dejar eso patente, fuera de la forma que fuera, mejor me sentía.

La besé de nuevo. Luego me aparté un poco de ella.

- Tal vez no sea buena idea embarcarnos en algo así de esta forma, ¿verdad? -. Sonreí-. De nuevo te digo que no me gustaría verte arrepentida por mis rudas maneras.

Ladeé la cabeza, con la confusión pintada en la cara, cuando se separó. Lo miré, ya sin estar de puntillas, y escuché lo que decía en silencio.

Cuando terminó de hablar, esbocé una tímida sonrisa y me pasé una mano por el cuello.

- A mí no me parece que tus maneras sean rudas... -murmuré, pasandome la mano por la nuca. Lo miré. Ensanché la sonrisa -. Aunque podemos ir a dar un paseo si quieres...

Pasear por el lago sería bonito. Sería una escena tipica de cuento. ¿Por qué no hacerlo?

Fdr. Siento la cutrez, pero esta hecho en el ipad xD

Si le parecía bien lo de pasear solo podía significar una cosa: quería hacerlo conmigo, pero aún no se sentía preparada para ello. Lo entendía. Yo era irresistible, pero a algunas jóvenes les costaba mucho dar ese paso y un caballero como yo entendía esas cosas.

Sonreí y le tendí la mano.

- Un paseo está bien. Podremos hablar de cosas interesantes. De hecho, te puedo contar cosas de mi hermanita... A lo mejor te interesan. O a lo mejor no... Tal vez deberías hablar tú. Yo soy algo tonto.

No lo era, pero la humildad gustaba a las chicas.

Cogí su mano y le sonreí.

— No sabía que tenías una hermana... — murmuré, sonriente —. Así que... Err... El tema me interesa, sí... Y no eres tonto, jo.

Comenzamos a caminar por los exteriores del Palacio, hablando de cosas relevantes y de otras irrelevantes.

*se van*

Fdr. Me da igual que sea un post de 4 líneas. No sé qué más poner. Así que plim. ¡JA!

Llegué al lago: era un lugar tranquilo y hoy había sido un día formidable.
Me tumbé en el suelo y comencé a rodar mientras mordía mi mochila.
Me espía
Me espía
Me espía
¡Ese chico tan guapo me espía! Sabe mi nombre... y me conoce...

Me quedé viendo para el cielo con la mochila entre mis dientes, ruborizado y riéndome en alto.

¡NO ME LO PODÍA CREER! ¡Ogh venga! había oído hablar de un gran guerrero piscis y yo soy el único piscis chico.

¡AAAAAAAAhhhh no me lo puedo creer! mis proezas se están extendiendo- Volví a rodar pensado en lo guapo que era y en lo feliz que era en esos momentos.

Bueno, Rick también ocupaba un poco mi mente: era tonto, quizás pudiera engatusarlo... La verdad es que no estaba enamorado de ninguno de esos dos chicos, sino de Aren, pero bueno: parecía estar ocupado ultimamente y no me hacía mucho caso y yo era un joven al que le gusta demasiado el sexo.

Salgo al lago a dar una vuelta para despejarme. La verdad es que es un incordio tener que llevar el ala inmovilizada pero al menos ya me he recuperado algo más en la parte moral. Tengo que sobreponerme, no puedo estar en Brontë lamentándome por las esquinas cuando se supone que he venido aquí a hacerme un guerrero fuerte.

Ya no se ve demasiado por el lago con lo que vengo de vuelta hacia la zona del palacio, pero en el camino veo que alguien está allí sentado. Me acerco a ver quien es.

- Hola -. Digo en primer lugar. Soy un aether educado. Entonces me fijo en que es silvanus el qe está allí sentado -ya hace un tiempo que le conozco y puedo reconocerle a pesar de no haber buena visión-.

- Ah, eres tú. ¿Qué haces aquí solo? -. Le pregunto con interés aunque no puedo evitar que mi nivel de energía esté algo más bajo de lo habitual.

-Hola Heyl! dioos estoy tan feliz que podría morir! dije mordiendo mucho la mochila y aplastándola contra mi cara.- ¿sabes? ¿sabes? ¿sabes? Un chico me espía, sabe como me llamo, como soy, y y y y es guapiiiiiiiiiiisisisisisimo QUE MORBO, HEYLEL QUE- MOR- BO dije echándome en pelo hacia atrás con una mano mientras bufaba.
Estaba en el bosque... da miedo, pero me da igual.

Estoy que no me lo creo. ¿a que es genial?

Miro extrañado a Silvanus cuando me empieza hablar de ese "admirador" secreto que tiene. Un tipo en el bosque que lo espía... No sé si eso es como para alegrarse.

- ¿Y no te has parado a pensar que, siendo guerreros de un palacio con el que no todos están de acuerdo -supongo que los malos no estarán de acuerdo- que un tipo te espíe puede ser muy preocupante? -Pregunto con un gesto extrañado mientras lo miro. Aunque dudo que pueda ver bien mi expresión, pero es inevitable ponerla.

- Además -.Me rasco la cabeza. - ¿Quién era ese tipo y qué se supone que hacía en el bosque? ¿Era un guerrero de aquí? -Pregunto. Aunque, tratándose de Silvanus, dudo siquiera que él lo sepa.

-Oh, venga abuela, ¿que mas da? le echaré un casquete y punto, pero bueno: sería genial tenerlo en mi haber. ¿no crees? ¿que mas dá que sea de los malos? ¿sabes tu acaso que es de los malos? no. Es demasiado guapo para ser malo- suspiré profundamente- Que feliz soy Heyl: que feliz.

-¿Y que tal va ese ala abuela? ¿estas mejor? a ver entre tu y yo- dije echándole el brazo por encima de su espalda- ¿que demonios le hiciste a Aren para que te hiciera eso?

Escucho las necedades de Silvanus y suspiro. ¿Para qué esforzarme?

- Bien, ve, préstate a ese sexo sin sentido que tanto te gusta y acaba abierto en canal colgado de la copa de un árbol -. Le digo sentándome a su lado. Pensar que no puede ser mala persona por ser simplemente "guapo". No pude evitar pensar en el endiablado líder caeruleus. La naturaleza se conjuró en un enorme apogeo al generarle.

Silvanus me pasa un brazo por el hombro. - Cuidado, hombre -.Bramo para que no sea bruto. Tengo un hueso roto. Pregunta por qué he hecho al líder caeruleus. Yo, hacer, claro... Suspiro y suelto un pufido.

- Yo no le he hecho nada, pero tampoco parece que le importe demasiado. Lyam, Alexander y yo estábamos discutiendo en las habitaciones porque Lyam había encontrado un paquete que resultó ser de Alexander -. Comento con calma-. Como parecían tener una discusión pendiente me limité a reprocharle que me arrancase las plumas y tirarle de la coleta para largarme de allí -. Le digo con total franqueza. Pensar que he acabado con un ala rota por esa estupidez. - Aren me vio salir de las habitaciones y posteriormente me culpó de "querer huir de mis responsabilidades" Pff, por supuesto...- Comento con desgana y malhumor. Entonces miro a Silvanus y le aparto el brzo chisqueando con la lengua.

-Pero a ti qué más te da, si total siempre acabarás pensando que él tenía razón -. Digo cruzando los brazos sobre las rodillas y apoyando el mentón en ellos.

Escuché su historia. Esa debió ser la razón por la cual Alexander terminó en los calabozos. Bueno... he de reconocer que se ha pasado tres pueblos y medio. No le puedo dar la razón a el en este ámbito. Me parece un poco injusto: pero es Aren... que se le va a hacer. Y quizás hayas estado en el momento equivocado y el lugar. Es una pena, pero es lo que hay. Tranquilo, Errst es buen médico: te pondrás sano pronto.

Escucho a silvanus y me alegra ver que, al menos esta vez, no justifica la acción del líder caeruleus. Al fin y al cabo todo se solucionaba con "¿Qué esperas? Es Aren" o "Es lo que hay, es un líder" Por supuesto, si un loco enajenado se ponía a romper huesos para reírse un rato, ¿qué íbamos a hacer? Teníamos suerte de seguir vivos (!)

- Eres increíble, en serio ... -Comento con cierta frustración llevándome una mano a la cara. - Bueno, da lo mismo. Dime, a parte del tipo peligroso ese, ¿cómo llevas las cosas? -Será mejor cambiar de tema o acabaré dando patadas a un árbol o a Silvanus.

-Boh, pues bien, aunque el tonto de Lyam ese ahsfjdhklkñkfajhl (palabrotas, muuuchas palabrotas. Palabrotas que no se pueden escribir porque son para mayores de 45 años) le dió dos besos a Aren en la boca. Y eso no se lo consiento. Aren es mío y punto dije sentenciando con la cabeza en una marcada afirmación. Y no lo quiero compartir o por lo menos que yo no me entere, jolines. Creo que el niño ese lo cogió despistado y lo besó a traición.
YO ES QUE LE COJO EL GAZNATE Y...

-Bueno, así que tengo ganas de ajustar cuentas con el. Aren debe estar demasiado afectado y avergonzado como para venir a contármelo, por lo que tendré que ajustar cuentas por mi cuenta

Silvanus empieza a contarme uno de sus grandes disgustos y lo miro algo sorprendido. Lyam ... besando... a... ¿Qué? Bueno, no es que conociese bien al chrysos pero... ¿Ese hombre... es decir... por qué iba besando a los hombres de Brontë? ¿Era algún tipo de deporte o...? Por un momento pensé qe un ala rota no era tan malo...

Silvanus me levanta algo de ternura ya que empieza nuevamente con su bobo enamoramiento del líder Darvenwish. Yo sigo sin entender cómo eso puede ser posible, pero el amor tiene caminos inescrutables... Y el de Silvanus era realmente incierto y espinoso. Sobre todo espinoso.

- ¿Y tú cómo sabes eso? A ver, no es que conozca demasiado a Lyam ni nada. No sé, no sé hasta que punto va por ahí besando hombres pero... Parecía menos... humm... ¿entusiasta? -Y tanto que menos entusiasta, ¿quién va por ahí saltando a los morros de ese tipo?

-Mis fuentes me lo han confirmado, abuela. dije con aires de superioridad.- eso a ti no te incumbe. El caso es que las apariencias engañan, de echo, consideré uno de mis mejores amigos a Lyam y mira como me lo ha pagado: es como la amiga puta de las historias, que al final le levanta el novio a la otra.- dije con una sonrisa- pero eso no me va a pasar a mi: ya veras

Entonces me abalancé sobre su cuello para darle un abrazo. No se: me apeteció.
-Dios: que te como- dije mordiéndole en la oreja y refregándome contra el con cuidado de no tocar su ala.- Dios que genial me caes. Espero que no te separes de mí nunca. dije achuchándolo con un abrazo. ¿sabes? nunca le contaría a nadie lo del chico misterioso... solo a ti, porque me caes muy bien.

Entonces suspiré y me quedé con la cabeza en sus piernas.

-¿sabes? Tengo ganas de ver a Aren... las mismas que tienes tu de ver a Gabrielle. Las mismas... no me atrevo a decir más ganas, pero por lo menos te igualo. dije apretándole la naricilla con mis dedos.


Nos quedamos callados un rato.




- Abuela- dije mientras le pinché con el dedo en el costillar para hacerle cosquillas

Escucho la respuesta de Silvanus y frunzo el ceño.

- Está bien, está bien, a mí no me incumbe nada -. Comento tapándome los oídos para no escuchar el resto de la historia. Entonces Silvanuss e lanza sobre mí y me muerde la oreja.

- Oye, oye, sin tantos rozamientos -. Comento dejando aparecer una risa. Luego me encojo de hombros -. Como quieras. No tengo ningún trato contratado contigo para que me cuenteas las cosas en exclusiva -. Le digo.

Entonces me dice que tiene tantas ganas de ver a Aren como yo de ver a Gabrielle. Suspiro y miro al cielo. - Si tú supieras las ganas que tengo yo... -Comento con nostalgia. Sí, tenía muchísimas ganas de ver a Gabrielle y abrazarla y contárselo todo dándome igual que lo haya leído o no en las cartas. Me pregunto si estará bien.

Entonces Silvanus me da en las costillas haciendo que me encoja.

- Au, ¿eres idiota? -Pregunto dándole un golpe en la frente.