Cementerio

Después de visitar a Errst, salí a tomar un poco el aire, estaba muy acalorado por los pinchazos en mi cuerpo, y estaba muy dolorido...
A pesar de que Errst me dijo que no hiciese ningún esfuerzo, no pude evitar fijarme en una zona sombría del palacio en la que nunca había estado antes...
El lugar estaba rodeado por una enorme reja, coronada con una enorme puerta de hierro.
Al intentar abrirla, sonó un agudísimo sonido a óxido que hizo que cerrase los ojos mientras empujaba la puerta.

Entré con mucho cuidado y me puse las dos manos en la boca: aquel lugar estaba lleno de tumbas... sin duda era un cementerio.

-Pero que? que hace un cementerio en el palacio?

Me acerqué a la primera tumba, pero no tenía nombre, dado que el tiempo había hecho su trabajo en la piedra, solo pude leer el epitafio, que rezaba:
"Les dije que estaba enfermo"
Un escalofrio recorrió mi cuerpo... las hojas crujían ante mis descalzos piés, lo que le daba al lugar una escena más tétrica de lo normal...

Me acerqué hasta la siguiente tumba, un poco más alejada, era de un tal... nosequé Gutt... o algo asi... jobá, no se leia nada bien..., sin embargo, el epitafio de este se leía también con cierta claridad:
"Vuelvo en 5 minutos"
-Joder! dije hechandome hacia atras... que mal royo dan estas tumbas... PERO YO NO ME ACOBARDO TAN FACILMENTE!- dije autoconvenciéndome.

Voy a inspeccionar hasta donde llega este lugar...

*me quedo viendo tumbas y paseando un poco acojonado xD*

Había estado en las termas y me iba hacia el palacio, pero entonces me encontré con un pequeño cementerio.

"Oh, vaya, no sabía que había un cementerio por aquí", pensé.

Entonces vi que Silvanus estaba paseando por allí. Caminaba muy despacio y parecía estar algo asustado. No se había percatado de que estaba por allí...

"Je... ha llegado el momento de mi venganza", pensé sonriendo malevolamente.

Me escondí detrás de una lápida bastante grande y llena de musgo que tenía una escultura de una espada, y empecé a decir con una voz tétrica y fantasmagórica: "Siiiilvaaanuuuuuuus... Siiiilvaaaaaaanuuuuuuuuuus..."

Estaba entretenido viendo lápidas, cuando de repente una voz muy suave y terrorífica que decía mi nombre...
Se heló mi sangre al oirla...
-P-p-p-ero- que q-ue co-coño!?- dije mientras caminaba hacia atrás- q-q-qui-en eres? MUESTRATE!- entonces me tropecé y me caí al suelo.
No podía articular palabra... tenía la cara blanca como la seda...
Entonces comencé a sudar en frío y mi barbilla comenzó a temblar....
-D-ejame en paz, vale? seas lo que seas...

"Jajajaja, pobrecilllo. Ojalá pudiese ver su cara en estos momentos.", pensé mientras permanecía detrás de la lápida..

"Siiiiiiiiiilvaaaaaanuuuuus... veeeen hacia miiiiii... Siiiiiilvaaaaanuuuuuuus... ayuuuudameeeee...", le dije de nuevo con aquella voz.

-Quieres que me acerque? dije con voz temblorosa mientras me acercaba a la lápida enorme llena de musgo de la que procedía la voz...
-NO ME HAGAS NADA! o te suelto un Acuaerum que te arranco tu fantasmal cabeza, maldito fantasma!!

Me quedé callado un momento


-Para que me quieres?- pregunté curioso y muy asustado mientras mis piernas temblaban descontroladamente....

"¿Un acuaerum? Como si eso pudiese hacerle algo a un espíritu... jajajajaja", pensé, tapándome la boca para reprimir la risa.

Entonces Silvanus preguntó para qué lo quería, y le respondí con la misma voz: "Siiiiiilvaaaaaaanuuuuuus... necesito que vengues mi muerteeeeee... VEEEENGA MI MUEEEEEERTEEEEE".

-Vengar tu muerte? Y como se supone que tengo que vengar tu muerte? por favor- dije con las manos en posición de rezo- no me hagas daño!- a quien tengo que matar? por favor... te piedad... -dije llorando de rodillas...

Las lágrimas rodaban por mis mejillas, y mis helados pies temblaban sin control...

El pobre Silvanus estaba tan asustado que se había hechado a llorar.

"Oh... pobrecillo. Será mejor que pare." , pensé.

Entonces me asome despacito por encima de la lápida y le dije burlona:
"Ji... te dije que mi venganza sería terrible..."

Abrí mucho los ojos y puse cara de indignación mientras la señalaba con el dedo... era ella: Hewina
Me puse de pié rapido y me acerqué a ella cogiéndola de los hombros
-COMO TE ATREVES!- dije con una sonrisa enorme!- como puedes ser tan falsa! eres una... una... pelagambas... y una.... masturbagrillos y una meapilas! jajajajajajajaja - me estoy partiendo de risa y casi no puedo continuar...- vale, si, me lo merecia... pero que sepas, que eres una retorcida y mala pécora dije dandole un abrazo y levantándola en el aire... no me iba a tomar a mal una broma así... ademas, reconozco que me la merecia...

-nos vamos? dije ofreciendole mi mano

"Jajajajaja, sí, pero tu eres un miedica", le dije riéndome y revolviéndole el pelo.

Después me dejó en el suelo y me dijo si nos ibamos, ofreciéndome su mano.

"Vale, vámonos, no vaya a ser que molestemos a los... faaaantaaaasmaaaas", le dije cogiendo su mano y riéndome.

"Pero no, tranquilo, no hay ningún espíritu por aquí, así que no tienes nada que temer", le dije con una sonrisa.


*se van*

Llegué pesaroso, intentando poner en orden mis prioridades e intentando pensar en mi futuro... nunca debía haber venido a Brontë... no se había perdido nada en aquel lugar... debí haberme quedado en Aqua, estudiando lo que yo quería y no hacerle caso a mis padres, ni que me hubiese ido la vida en ello...

Quería un lugar tranquilo, donde intentar descansar... y no había mejor lugar que el cementerio.
Entré en el.
lo único que se oía era el crujir de las hojas secas a mi paso... entonces vi un montoncito de hojas secas y no pude evitar darle una patada con todas mis fuerzas, hasta dejarlo reducido a la nada.
No estaba enfadado con nadie, puesto que nadie tenía la culpa de nada... estaba enfadado conmigo mismo y era horrible, porque cuando uno se enfada con una persona, véase Inger, por ejemplo, no tiene más que no volver a cruzarse con ella, sin embargo, si te enfadas contigo mismo, no puedes huir ni de tu cuerpo ni de tu mente, puesto que eres tu... era una sensación de impotencia tremenda.

Me paré enfrente de una tumba y me acosté encima de ella, poniendo mi mochila, como no, de almohada, y me quedé viendo el cielo, intentando evadirme de la realidad horrible que me rodeaba.

El caso es que llevaba mucho tiempo solo, pero no tenía ganas de estar con nadie... y eso era muy, pero que muy extraño en Silvanus Kettleburn.

Después de comer decidí ir a dar un paseo por los exteriores del palacio. Cuando me di cuenta había llegado al cementerio. La primera vez que lo vi había encontrado a Silvanus y había decidido asustarle.

"mmm... no creo que esté aquí, pero bueno, hecharé un vistazo...", pensé.

Sorprendentemente sí que estaba allí, acostado encima de una tumba.

"Menudo sitio para tumbarse... este Silvanus...", pensé sonriente.

Me acerqué a él despacito, y cuando estuve lo suficientemente cerca me asomé por encima de la lápida para que me viese, y entonces le dije con la voz tétrica que había usado aquella vez: "Siiiiiilvaaaaaanuuuuus... ¿que haceees aquiii tumbaaaaaadoooo?", y me reí.

Me estaba quedando casi dormido cuando la joven cláritas asomó su cabeza por encima de la lápida, poniendo la voz fantasmal con la que me había asustado hace tiempo. Pero ahora no estaba yo para gracias, por lo que forcé una sonrisa y me reí con ella.
-¿que demonis haces aqui?- pregunté mientras me levantaba-Pensé que no venía nadie a este lugar... pero parece que nos gusta a los dosl, ¿e? siempre acabamos encontrándonos aqui- no había motivo para ser borde con la pequeña Hewina... al fin y al cabo, aunque no me apeteciese hablar con nadie, ella no tenía la culpa de que yo me odiase a mi mismo.

Me acerqué a ella juguetón, quizás divertirme un poco me haría olvidar mis preocupaciones.

-¿así que intentando asustar al personal, ¿eh mingurria? pues ahora te vas a enterar- dije con voz picarona. me abalancé juguetón hacia ella mientras clavaba mis dedos en su cuerpo, haciéndole cosquillas.

Silvanus se tiró encima mía y empezó a hacerme cosquillas con sus dedos.

"¡Noooo! ¡paraaaa! ¡paraaaaa Siiiiil!", dije mientras me reía debido a las cosquillas que me estaba haciendo.

De tanto que me reía se me empezaron a escapar lagrimillas de los ojos, y me retorcía en el suelo para intentar evitar las cosquillas, sin éxito.

"¡¡¡Malvadooo!!!", le dije mientras le revolvía el pelo rápidamente para que parase.

-Sabes que no voy a parar- dije entre risas.

Rodábamos por el suelo, lleno de hojas secas que crujían a nuestro paso.

Entonces ella me revolvió el pelo, para intentar librarse de mí.
-Eh! que mi pelo es mi bien mas preciado dije entre risas, intentando recolocarlo.
Yo me quedé sentado encima de ella y cuando terminé de peinarme mientras me reía, ella seguía intentando escapar de mi.
-No lo lograrás nunca... has despertado a la bestia de las cosquillas que llevo dentro jajaja.

"¡Ayyy! Déjame anda, se una bestia buena", le dije mientras le acariciaba el pelo y me reía.

Entonces el salió de encima mía y se tumbó en la hierba, a mi lado.

"Ay...", dije sonriente mientras me secaba las lágrimas del rabillo de mis ojos. Después me giré, quedando tumbada de lado hacia él.

"Mira que eres malo", le dije dándole un toque en la barriga con el dedo.

Hewina acarició mi pelo muy suavemente. Entonces decidía apartarme y tumbarme a su lado. Ella se secó una lagrima y yo me quedé mirándola.
-¿malo? ¿yo? ¿quien fue la lista que me asustó el otro dia? - dije mientras le quitaba una ramita de su castaña cabellera.

Entonces pinchó mi vientre con su dedo, a lo que yo respondí cogiendo su mano.
nos quedamos tumbados en la hierba, mirándomos. El penetrante olor del bosque y de las hojas secas entgraba por nuestras jóvenes fosas nasales.

Sus enormes zafiros me miraban con dulzura pr lo que yo acaricié su morena cara, acercándome lentamente a ella.

Cuando nuestras narices se tocarn, dije muy bajito:
-Ya no hace falta que te diga lo que siento por ti, de todas formas, te diré que te quiero con locura.

Entonces la besé suavemente en los labios, dejandolos jugar libremente.


FDR: aunque no te quiero tanto como a Aren. rulz

Lo miré asombrada, mientras sentía como la sangre que mi corazón bombeaba tan rápidamente inundaba mis mejillas.

En ese momento era incapaz de pensar en otra cosa que no fuese el acto que estaba pasando en aquel momento. Mi buen amigo Silvanus me estaba besando...

No sabía qué hacer... ya que nunca había visto a Silvanus de esa forma hasta ese momento...

Finalmente me rendí y me dejé llevar, correspondiendo a su beso.


FdR: ... ... ... T-T!
XDDDD

Mi acto pareció que había cogido a Hewina de sorpresa, pero a los pocos segundos, ella se dejó llevar por los compases de mi lengua.

Estuvimos un rato besándonos y acariciándonos, como los adolescentes inexpertos que éramos.
Yo estaba bastante nervioso aunque feliz.

Cuando nuestros cansads labios se separaron, besé su frente y nos recostamos, quemado sentados en las hojas secas.
Tristán apareció entonces de entre mis bártulos y se dirigió a Hewina, para que lo acariciar.
Y ví ese momento con los ojos abiertos y boqueando.
-¿por que este te quiere mas a ti que a mi?- dije cruzando mis brazos y poniendo morritos, aunque de broma, puesto que no estaba enfadado en absoluto.
-Parece que todos los que estamos aquí te queremos, Hew.- la ví a los ojos y tragé saliva- ¿quieres intentarlo entonces?- apreté un poco sus manos- ¿quieres ser mi novia?

El líder Darvenwish rondaba el cementerio sobre la zona más alejada, cerca del mauseleo de la antigua familia Campbell obserbando el tipo de cercado que tendría.

Rodeó el lugar y pasó la mano unos centímetros alejada de los barrotes para notar la verdadera protección del sagrado lugar. Amplió su sonrisa tras unos minutos y se dirigió a la entrada donde descansaba un portalón enrejado amparado por dos enormes gárgolas.

-Deseo ver el sepulcro de los Campbell -. Indicó con voz firme el líder. La figura se movió haciendo resonar un ligero crugido en la roca y respondió en voz baja.

-La sepultura está sellada -. Indicó impidiendo el paso. El líder frunció el ceño y replicó.

-Soy el líder Caeruleus, Aren Ferec Darvenwish y te ordeno, como uno de los líderes al cargo de Brontë, que habras la sepultura -. Indicó de nuevo a la figura. Esta dudó unos segundos y nuevamente respondió.

-Somos los guardianes de la familia Campbell y la sepultura ha de permanecer cerrada -. Y con esas la gárgola volvió a su posición sin mediar mayor palabra.

El líder chiscó la lengua y trató de abrir la puerta con su magia pero, como predijo, no funcionó. Ahora debería hablar con la niña mimada si quería visitar a un viejo conocido. La sonrisa que se le pintó fue amarga antes de maldecir para sí.

Caminó por el cementerio sin prisa, hoy no pensaba agobiarse con el trabajo y, en cuanto escuchó a lo lejos las risillas de un par de jóvenes, su media sonrisa volvió a lucir su blanco esmalte.

No quiso perder tiempo, puso su bastón bajo su brazo y se desapareció para aparecerse frente a la pareja acurrucada en la hierba. Su pequeño piscis... Que huída gratuíta de la mano que lo había acariciado. Su sonrisa de tiburó se mostró al sol, llegando a tiempo para las profundas palabras del chico.

-Buen día sea para aquellos que en compañía disfrutan -. Comentó como saludo incial, mostrando los pies juntos y la espalda recta en una postura oficial. -Silvanus Kettleburn... ¿Es que ya no vienes a saludarme? - Indicó con un deje acaramelado en una voz serena, acompañada de su sonrisa pícara. El ratón quería huír de la ratonera y él iba a reírse de la rata que iba en su amparo.

"Sil... yo... no se... todo esto está pasando demasiado rápido...", le dije preocupada mientras miraba a Tristán y lo acariciaba.

Entonces apareció él...
el líder de Cáligo...
el ser de aura maligna...
el ser que me había estrangulado vilmente...
Aren Darvenwish.

Mi piel palideció, y Tristán se acurrucó en mi regazo mientras miraba a Aren y le gruñía. Al él tampoco le gustaba Aren... al fin y al cabo, los animales tienen muy buen instinto.

Abracé a Tristán y me alejé un poco de él, asustada.

Y entonces miré a Silvanus...

-Bueno, no me tienes que responder ahora, yo te lo digo, tu lo piensas y ya, si eso, me respondes en otro... otro...-enmudecí al verle.
Hewina se alejó un poco, con Tristán en brazos, entnces miré a la chica y dije que se tranquilizara, con un gesto de mi mano, subiendla y bajándola lentamente.

Entonces, dí un pso hacia delante y me dirigí a Aren muy serio. De mis verdes ojos saltaban chispas de furia.

Pero cuanto más lo miraba... cuanto más miraba esa cara... esos dientes... perfectos... esos ojos... esos brazos... deseaba abrazarme a el y no separame nunca.
Entonces negué con la cabeza. No, no, no, este hombre me usaba como un objeto. No lo iba a permitir. Una parte de mí luchaba por abrazarlo, pero la otra luchaba por marcharse de aquel lugar, con hewina.

Sin dejar de ver sus violetas ojos, dije muy serio:

-No pienso saludarte...No pienso abrazarte nunca mas. Jamas. Tu nunca me abrazaste antes... ni una sla muestra de cariño... ¿acaso te has vuelto tieno así, de un dia para otro?... lo mejor será que te vallas de aqui... o mejor, nos vamos nosotros. Hewina, Tristán, dejemos al señor Darvenwish con su agetreaba vida, que estará muy ocupado, preparando su boda... ¿no es asi?

Di media vuelta y me dirigí hacia mis amigos, para cogerlos e irnos de aquel lugar.

El líder dirigió una fugaz mirada a la chica desde su perspectiva de cuello erguido y luego escuchó las palabras de Silvanus. Parecía que se mostraba terco y reacio, pero las palabras eran tan poco sólidas como los argumentos de todas sus conversaciones. El líder se puso tras él en un segundo y tiró del cuello de su camisa hacia atrás hasta susurrarle al oído.

-Sigue así y tu lengua acompañará a tu oreja -. Indicó antes de tirarlo de espaldas hacia atrás y continuar caminando hacia la claritas. ahora que recordaba, era la que había visto en las mazmorras aquella noche. Un rata cotilla entonces. agarró su mentón con delicadeza antes de hablar.

-Así que tú eres el parche para su destrozada moral... - Pasó el pulgar por sus labios -. Espero que no todo tu poencial sea tan patético -. Sonrió y soltó a la muchacha para volver a mirar al piscis.

-Piensa tus palabras y recuerda las veces que te he abrazado para compararlas con las que lo has hecho tú -.Indicó con tono sereno pretendiendo que el chico se culpabilizara. Al finy al cabo, siempre había sido el líder el que lo había rodeado mientras el chiquillo se limitaba a gimotear.

El líder echó a andar por el cementerio.

-Recuerda que siempre he sido consecuente con tus actos -. Indicó sin mirar a los muchachos.

Y sin dejar ver su risa a la pareja, finalmente desapareció.

*Desaparece*

Cuando Aren Darvenwish me agarró el mentón y pasó su pulgar por mis labios diciendo aquellas cosas, sentí un gran escalofrío... y mis ojos se llenaron de lágrimas... pero no lloré. No quería darle el gusto a alguien que trata a la gente como simples objetos dispuestos a satisfacer sus egocentricas necesidades.

Después de amenazar a Silvanus se desvaneció en el aire, como aquella vez.

Entonces bajé la cabeza y lloré.

"Como es posible que exista alguien así..." , pensé.