Cuando nos detenemos, me fijo en que las tumbas de esta zona están en una disposición distinta, muy típico de las historias de fantasmas. Es divertido, es como estar en uno de esos relatos de misterio. Azael me explica los requerimientos.
- Pues qué pena. No es muy justo que se presenten solo ante la gente que les tiene miedo -le respondo y presto más atención a mi guía. Parece lo contrario a cómodo. Igual él sí cree en estas historias.
Espero un rato, observando las sombras. No parece que nadie o nada vaya a aparecerse ante nosotros. Y no quiero que el chico lo pase mal tampoco, así que le propongo marcharnos.
- Creo que al final no vamos a tener suerte, quizás deberíamos marcharnos -le dedico una sonrisa.- Pero muchas gracias por tu historia. Espero que nos veamos por aquí otro día.
Hago una pausa, por si no estuviese de acuerdo con mi comentario. Pero en seguida noto que sí. Volvemos hacia la entrada del cementerio y me giro hacia él. Le sonrío mientras me despido con la mano.
- Un placer, Azael -y nos vamos cada uno por su lado.
*fin de escena*