Sala de baile

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Noté una presencia a mi espalda, pero solo cuando la tenía prácticamente encima. Sentí un leve escalofrío y me cruzó la mente el fugaz pensamiento de que si mis reflejos están ya tan mermados, más vale que las defensas del palacio estén bien reforzadas esta noche, porque apenas sería capaz de hacer frente al enemigo. Pero no tardé en olvidar mi propio pensamiento al oír la voz de Alehyss. Instintivamente cerré los ojos y me recliné un momento hacia ella, cerrando la distancia, acariciándole un momento la mejilla con la nariz y dejándole el amago de un beso en la misma zona.

Una voz en algún rincón recóndito de mi mente se planteó si aquello era un gesto que habría hecho normalmente, pero todo lo que hice fue separarme ligeramente para mirarla con una sonrisa.

─Me lo estaba pensando ─reconocí─. Pero tampoco acababa de convencerme la idea. Estaba muy a gusto charlando, la verdad. ¿Qué tal tu noche?

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Alguien se había acercado a ellas, y Pris se había sentido exultante al comprobar que venía a hablar con su hermana y no con ella. Y todavía más al ver que la conversación entre ellas era cordial, incluso amigable. Quizás ella, como Zaih, estaba siendo demasiado sobreprotectora. Ya sabía de Kyoti, pero estaba claro que no era la única amistad que Zaih había conseguido en el palacio. Quizá era ella la que debía relajarse un poco.

Continuó bailando, sin irrumpir en la conversación, disfrutando de ver a su hermana entablar una conversación. Sí respondió, con una sonrisa de oreja a oreja, cuando la chrysos se dirigió directamente a ella.

─Yo soy Pris. Priscilla. Soy la hermana de Zaih. Encantada.

Pris y Kris. Tenía su gracia.

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No pude evitar esbozar una sonrisa a su comentario amable. Era, quizás, algo adulador, pero no podía tenerlo claro. Era consciente de que bailábamos bien, tampoco iba a negarle aquello. Y tenía que intentar pasármelo bien.

-Yo he llegado hace poco, la verdad. Aún estoy empezando a disfrutarla-reconocí. Tampoco podía decir que fuese maravillosa gracias a mí, que casi estropeaba la parte que me tocaba-. No diría que hay cuerpos hechos para la música, pero sí que es cierto que antes de venir a Bronë nos gustaba bailar.

Me sentía mejor por simplemente hacerlo, de hecho. Como si el movimiento y la música arrastrasen la mitad de mis penas.

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Me alegra ver el entusiasmo de Kyoti por el tiro con arco. Suena como si hubiese estado practicando cada día y yo, desde luego, no lo he hecho. Supongo que eventualmente recuperaré práctica, pero...

-Me vas a dar una paliza cuando entrenemos, ya verás -digo riendo y bebiendo.

Y entonces Kyoti habla de los chicos guapos y abro mucho los ojos y lo miro de nuevo. No tenía ni idea. Pero... si lo pienso bien. Vaya. Quiero decir. Oh. De repente me siento sumamente avergonzado. Por suerte soy mudo y no se escuchan mis balbuceos. Y no pienso transmitirle eso.

-Bueno... Está bien mirar a la gente guapa, ¿no? Y... Tú lo eres también-. Quiero decir, lo es. Es mono. Supongo que la palabra es... mono-. No sé, yo no te veo tan diferente a los otros chicos. Quiero decir... Eres diferente. No te veo por la calle y pienso "¿quién es este chico?, es que son todos iguales", ¿sabes? Pero... Tienes los ojos muy bonitos. Y esas escamas en la nariz tan graciosas... No graciosas de que den risa, el otro significado de la palabra...

¿Cómo puedo sentir que se me traba la lengua si no la estoy usando? Que haya ganado seguridad en mí mismo no significa que ahora tenga labia, o que sea realmente seguro. Y ahora mismo me he puesto nervioso. Bebo un largo trago en un intento por crear un silencio para pensar, fingiendo que hablo con la boca por un instante.

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Le sonrío a Pris cuando se presenta, a modo de respuesta. Parece más joven que nosotras dos. Es adorable. Y la sonrisa me cierra los ojos.

Me sorprende un poco que Zaih'ra me cuente algo de su vida. La otra vez que hablé con ella parecía mucho más cerrada. Aunque las fiestas tienen ese efecto en la gente, igual es por eso. Sea por lo que sea, me alegro de que hable e intento mostrarlo con una expresión alegre.

- Oh, eso suena genial. ¿Érais bailarinas quizás? -le pregunto, ya que parece cómoda hablando de ello.

Aunque intento centrarme en la conversación, me resulta un poco difícil. Noto a mi cerebro queriendo viajar. Probablemente por la droga, suele tener ese efecto en mí. Empiezo a percibir la música más y más alto, como si sonase dentro de mi cerebro. Y me doy cuenta de que ya siento calor por todo el cuerpo. Y puede que sea otro efecto secundario del bizcocho, pero siento una electricidad particular dentro del pecho y el abdomen.

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Johan alza las cejas de pronto, sorprendido, pero no tarda en ensanchar la sonrisa. De modo que "setas". Hace tiempo que no prueba algo como eso, y la verdad es que el ofrecimiento de Ben le resulta increíblemente atrayente.

-De acuerdo, muchas gracias -acepta enseguida, con tono calmado-. Cuando queráis salir, avisad. Yo de momento estoy bien por aquí, pero me muevo a donde vaya la gente. Está siendo una buena noche.

Lo dice tranquilo, pero por dentro se siente eufórico. Cierra de nuevo los ojos y baila un poco más, dejándose llevar por la música, por todos los cuerpos vibrantes a su alrededor. Siente que la música y la euforia los transporta a todos a un plano semejante. Todos son uno, de alguna forma.

En cuanto el bizcocho termine de subir, será buen momento para salir. Busca a Kyoti con la mirada un instante, pero el flamma parece estar de pie y hablando, de modo que enseguida vuelve a mirar a la chica del piano.

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Kyoti niega suavemente, riendo. Bueno, realmente no lo sabe, pero no cree que Jun haya estado todo este tiempo sin hacer nada. Y, de todas formas, es mucho mejor mago, así que cuenta también con esa ventaja sobre él. Desde luego, no se le ocurriría menospreciarlo.

Que Jun se ponga a hablarle de su propio aspecto se le hace un tanto raro. Debía de habérsele bajado un poco el calor de las mejillas sin que se diera cuenta, porque no se explica que puedan coger más temperatura. Se toca las escamas de la nariz en un gesto inconsciente. Le tiembla un poco la sonrisa y baja un momento la vista. Al hacerlo, se encuentra con su vaso y aprovecha para beber.

Alza la vista de nuevo entonces, fijando en Jun los ojos. Sigue siendo extraño tener que alzar la vista para mirarlo. Antes eran más o menos de la misma altura. Incluso era él un poco más alto, diría. Ahora, en cambio... Traga saliva.

─No tienes que decirme eso ─responde, con una sonrisa. Incluso en su difuso estado actual se le hace un poco extraño ser el centro de la conversación─. Es decir, gracias. Perdona. No tenía que haber preguntado ─. Vuelve a beber, apurando la copa. Quizá sea el momento de servirse otra. Una con más hielo─. Bueno, preguntado, o dicho, o...

Niega suavemente y ríe, y siente que le empieza a dar algo de vueltas la cabeza. Se apoya un momento en la mesa que tiene a sus espaldas, tratando de reubicar su centro de gravedad, que parece haber bailado por un momento.

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Me río sin tapujos cuando sus alas me refrescan con una buena brisa. Qué gusto, joder. Pero enseguida la miro con el brillo del desafío en los ojos y empiezo, como ella, a tomar distancia. Necesitamos hacernos un espacio transitable para competir.

-¡Colabórate esta! -exclamo, y enseguida empiezo con movimientos de más nivel.

Entrecruzo los pies de formas alocadas, saltando en el sitio con ritmo. Luego me impulso y bajo al suelo, apoyándome en las manos y girando sobre ellas, dando un par de vueltas antes de levantarme de un salto y terminando con los brazos cruzados y un gesto desafiante.

-A ver qué haces, pajarito.

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Negué con suavidad.

-No exactamente, aunque podría decirse que en parte sí. No era una profesión, pero sí que se puede decir que lo hacíamos habitualmente y que nos lo hemos tomado siempre en serio.

No quería hablar por Pris, pero tampoco quería dar la impresión de que estaba presumiendo de mis dotes de baile o de mi experiencia. A fin de cuentas, mi hermana era muy buena bailarina. Y era cierto que era una forma habitual de divertirnos. Con Altan, también.

Lo desterré de mi cabeza enseguida. No se merecía estar bailando allí, en aquella fiesta.

-Tú no te mueves mal -le dije, tras un momento de silencio.

Tampoco es que pareciese una profesional, pero se notaba que entendía cómo funcionaba el ritmo y sabía sacarle partido a, bueno, su cuerpo.

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Me sorprende el gesto cariñoso de Massen, y la contemplo un instante cuando se aparta, evaluando su expresión. Finalmente esbozo una sonrisa.

-Estaba pensando lo mismo. Estuve hablando con Cierzo, pero no quería pasarme la noche en una esquina. Pero ahora vengo aquí y tampoco siento que lo que me apetezca sea balancearme al ritmo de la música -digo, con cierto deje burlón, mientras echo un ojo al espectáculo que comienza entre Frikka y Curtis-. Beberé un par de copas más, quizás termine por cambiar de idea o me surja algún plan.

Quizás aparezca Fera por la puerta. O Corbin, que me resulta todavía más improbable. O... Realmente se me viene más de una persona a la mente. Algunas incluso me sorpenden. Supongo que llevo mucho tiempo fuera y quizás me he ablandado un poco con los años. O quizás es que desde que me junté con los críos en Ventus hasta ahora no he tenido un solo respiro. Hay incluso un hombre del servicio que está tocando con los músicos que tiene unos dedos interesantes.

-La noche es suficientemente joven.

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Escucho a Zaih'ra entre la música. Le asiento sonriente y con as cejas alzadas, dejando ver en mi expresión que estoy impresionada. Ahora, así, parece tan libre. La miro un poco más mientras dejo a mi cuerpo moverse guiado por la música. Luego, cuando vuelve a hablar contesto al cumplido con un guiño sin malicia.

Cierro los ojos y sigo bailando. Mis movimientos son ahora más fluidos y menos definidos que antes. Me centro en escuchar, dejando el resto al instinto. Y sonrío para mí. Hacía tiempo que no me sentía así de relajada. Así que me sumerjo en esa sensación durante un rato.

Vuelvo a abrir los ojos. Me siento en calma y a la vez llena de energía. Es una sensación peculiar, pero agradable. Es como si una corriente fluyese por todo mi cuerpo, cálida y chispeante. Miro distraídamente a mi alrededor. Mi mirada frena en dos figuras que parecen disfrutar de un estado similar al mío. Sin pensarlo me voy aproximando. Son Ben y Johan.

Finalmente me acerco a su lado, pero no digo nada. Simplemente sigo bailando, como si esa fuese la manera en la que me comunico con ellos. Me muevo con los pasos de baile que conozco, pero sin prestar demasiada atención a la precisión, más centrada en sentir los propios movimientos y las melodías.

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Pris sentía el impulso de intervenir, de elaborar, de explicar lo buena bailarina que había sido siempre su hermana, la inspiración y motivación que había supuesto para ella. Pero se mordió la lengua y se dejó llevar por la música, concentrándose en eso, en aquel ritmo que, si bien no era el mismo con el que había crecido, sí tenía su propia manera de llamarla, de invitarla a moverse.

Escuchaba la conversación con cierto interés, pero a la vez de una forma un poco lejana, obligándose a mantenerse al margen, a disfrutar del hecho de que su hermana estuviera charlando con aquella chica. Era cierto que a Zaih le costaba, pero era evidente que, si se relajaba un poco, podía mostrar algo de quien había sido, de como había sido. Solo esperaba que no estuviera siendo un esfuerzo muy consciente, que no se estuviera forzando a actuar así solo porque Pris le había pedido que se relajase un poco.

Le sonrió, sin dejar de bailar. Ella, desde luego, se lo estaba pasando muy bien.

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Ben asintió, sonriente.

─Yo por ahora tiro, pero en un rato, si eso ─coincidió. Quizás le diese otro bocado al bizcocho, de hecho.

Continuó bailando, al igual que Johan, centrándose en el ambiente, en la música, en el ritmo. No quiso pararse a analizarlo, pero sentía el aire cargado de energía, y no podía evitar vibrar con él.

En un momento dado, Kris se acercó a ellos, y le sonrió, haciéndole algo de espacio, incluyéndola en el grupo. No era un gesto muy lógico, considerando que cada cual estaba bailando por su cuenta, pero le caía bien la chica y le alegraba que se hubiese acercado por allí.

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Si los movimientos de Frikka parecen seguir la música, los tuyos hacen de la música su acompañamiento. Te mueves de forma fluida, como un río, como el mismo aire, abarcando una cantidad de espacio llamativa para el tamaño de tu figura. Pero, a fin de cuentas, las alas tienen su propia envergadura y, a pesar de que pudiera parecer que sus movimientos son limitados, cuentas con la suficiente flexibilidad como para hacer de ellos gestos interesantes.

Te rodean las plumas como un fondo inmaculado a tu actuación mientras te mueves por la pista, acompañándote de todo tu cuerpo, sin contenerte. Y tal es la fluidez de tus gestos, que de forma inconsciente incorporan elementos propios de tus números de circo, que sí llegas a suspenderte en el aire durante un momento, en un salto que te hace destacar por encima de todas las figuras que te rodean. Extiendes las alas, sin dejar de abandonarte a la música, y te dejas caer de nuevo suavemente, como una pluma, sirviéndote de tus alas para planear de nuevo hasta el suelo.

Para cuando te vuelves a mirar a Frikka, el recogido de tu pelo ha perdido algunos mechones más, que ahora enmarcan la belleza de tu rostro con cierto aire salvaje. La miras con una sonrisa cautivadora, sintiendo un cierto júbilo en el pecho y algo de calor en las mejillas.

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Correspondí a su sonrisa. No, pasarse la noche en una esquina no parecía el mejor plan, pero abandonarse al baile tampoco era la única opción posible. Aunque no dejaba de ser divertido mirar, consideré, prestando atención al espectáculo que estaban montando Frikka y Curtis. Parecía que se habían propuesto ser las protagonistas de la noche. Nada extraño, por otra parte.

Tomé un trago.

─Bueno, si te apetece unirte, no tengas reparo ─invité a Alehyss, con una sonrisa divertida─. Como espectáculo está siendo de lo más entretenido.

Su manera de expresarlo me hizo, por algún motivo, echar un nuevo vistazo general, localizando a quienes conocía aquí y allá. El centro de la actividad estaba claramente en la pista, pero había también gente moviéndose por la sala; un grupo acababa de entrar por los balcones y Jun seguía hablando con Kyoti, que tenía una expresión un tanto extraña. La noche sería joven, pero tenía una energía particular.

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Siento que lo que le estoy diciendo le está haciendo sentirse más incómodo todavía. Me muevo un poco inquieto en el sitio y me froto un brazo, pensando.

-Tampoco tengo que no decirlo, ¿no? No está mal que preguntes esas cosas... creo. Todo el mundo tiene derecho a que se le digan cosas buenas... ¡No te disculpes, Kyoti, por favor!

Voy a añadir algo más pero entonces veo que se tambalea y me acerco a él para echarle una mano. Busco alrededor alguna silla, o algo, pero están algo lejos.

-¿Estás bien? Voy a buscar algo para que te sientes, ¿vale?

De todos modos no me muevo. Espero a que me diga algo, no vaya a ser que necesite alguna otra cosa, como tomar el aire, un poco de agua...

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Johan siente que se le han separado algunos de los mechones del moño y por un momento se arrepiente de llevar el pelo atado, pero no consigue la energía para desviar sus movimientos a algo tan banal como soltárselo. Asiente al comentario de Ben, completamente de acuerdo, alzando un pulgar con una sonrisa tranquila mientras continúa moviéndose.

En algún momento, en medio de su baile, termina prestando atención al intercabio de Frikka y Curtis, que brillan cada una a su manera, y que no tiene claro si combaten o si es algo diferente, ya que todo lo que capta en sus energías es diversión. Se llega a plantear acercarse a ellas, a formar parte de eso, pero Kris se aproxima en ese instante y no ve motivo para no quedarse un poco más. Parece que se ha acoplado perfectamente al ambiente, y el piscis alza las cejas mirándola, con su perpetua sonrisa, a modo de saludo, pero en vez de hablar ejecuta una serie de pasos especialmente fluidos e intensos.

Johan se plantea que sería bueno conseguir hacer el pino en ese momento, pero no lo ve viable.

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Lo cierto es que Krista parecía en otro mundo, y terminé por ver cómo se alejaba sin responder a mi pregunta en dirección a otro grupo. Terminé por dirigir una mirada a mi hermana y, con una sonrisa, acercarme a ella. Había bastante ruido y era un poco difícil hablar bajo y que te oyesen.

-Por lo que veo, aquí todo el mundo va por el aire. Creo que como he llegado algo tarde me he perdido el principio...

Tampoco me arrepentía. Para estar en ese estado tenían que haber bebido bastante. O quizás tomado alguna otra cosa. Y al final esa parte era un poco aburrida si no participabas en ella. Que no era que no bebiese, pero no estaba segura de querer hacerlo en aquel lugar y con ellos. No sentía tanta confianza con casi nadie.

Continué bailando, no obstante. Era divertido y terminaba siendo liberador. A ver si llevaba tanto tiempo sintiendo aquella opresión constante por no hacer aquello de vez en cuando.

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Kyoti alarga la mano para cogerlo del brazo y niega.

─¡No! No, no. Estoy bien. No te preocupes. Solo ha sido... un pequeño mareo, nada más ─asegura, con mirándolo con los ojos muy abiertos. Quizá demasiado abiertos. O, al menos, está haciendo un gran esfuerzo por tenerlos bien abiertos.

Sonríe, algo avergonzado. Que Jun tenga que preocuparse por él. Si seguro que lo que querría es divertirse, ir a hablar con otra gente, no estar allí dándole conversación.

Deja la copa vacía a un lado, pensándoselo mejor. Quizá sea buena idea descansar un poco de bebidas.

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Pris le devolvió la mirada a Zaih, sonriente. Parecía, después de todo, que sí se lo estaba pasando bien. O eso quería pensar. Y se alegraba, se alegraba mucho. Se rió con fuerza cuando se acercó a hacerle aquel comentario.

─Es lo que tienen las fiestas ─señaló, encogiéndose de hombros, disculpando a la gente que tenía alrededor.

Pris y Zaih habían tenido ocasión de estar en un buen número de fiestas. Quizás no eran fiestas celebradas de la misma forma que aquella, pero eran fiestas, a fin de cuentas, y tenían elementos comunes. Por suerte, uno de ellos seguía siendo el baile, así que no había posibilidad de sentirse fuera de lugar.

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Río ligeramente. Creo que la mezcla de alcoholes que llevo en el estómago ha terminado por minar un poco mi entereza.

-¿Qué prefieres? -pregunto, apoyando el mentón en el hombro de Massen para mirar las diversas escenas desde detrás de ella, entretenida-. ¿Me uno a Frikka y Curtis en su batalla y las dejo por los suelos o me apunto al club de los...-. Contemplo a los tres que bailan libremente intentando buscarle un nombre apropiado-. etéreos? He de admitir que ese grupo me parece fuera de mi liga -añado, señalando con el mentón hacia la flamma, Zaih'ra, y la claritas que parecen saber mejor que otros lo que hacen.

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Cuando entro en la sala de baile de nuevo me doy cuenta de que la acción se ha trasladado y de que ahora hace justicia a su nombre. Casi todo el mundo se mueve al ritmo en la misma zona, aunque algunas personas todavía hablan junto a las mesas, o en la propia pista de baile.

Gracias a Lea y a Rick tengo cierta determinación extra, pero no sé si tanta como para meterme en medio de ese montón de cuerpos que danzan. Aunque eso no impide que me acerque a mirar. Dirijo una mirada de gratitud a los flamma y me aproximo a una de las mesas que están cerca de la zona de baile para hacerme con una nueva copa de champán. La charla me ha bajado un poco la sensación de mareo, pero tampoco quiero terminar de pasarme.

En mi posición segura, reviso el entorno, identificando los grupos. Zaih'ra y Priscilla bailan de forma increíble, aunque quizás Frikka y Curtis, con su peculiar... ¿enfrentamiento? llaman más la atención, contando con un pequeño grupo de fans observando. Un poco más allá, Kris, Johan y Ben parecen estarse dejando llevar de una forma que ya me gustaría a mí. ¿Cómo tendrán esa energía? Por otro lado, Alehyss y Massen parecen solo charlando...

Tardo un rato en ubicar a Kyoti, que está con Jun algo más lejos. Intento conectar con su mirada un momento para hacerle un gesto. Y Cierzo... No hay señales de Cierzo por ninguna parte.

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Me quedé muy seria, apoyada contra Alehyss, escuchando sus propuestas con el ceño ligeramente fruncido, concentrada. Pero en seguida me reí.

─¿Verdad? Lo pensé, parecen profesionales ─coincidí─. Frikka y Curtis no sé si te aceptarán, a lo mejor les da un ataque como les salga más competencia. Los otros... Creo que para unirte al club de los etéreos primero tienes que pasar por la mesa a probar el bizcocho de Juanito, si no sé si podrás conectar con el plano espiritual en el que se mueven. Aunque ya te aviso de que no es infalible, que yo lo he probado y todavía no he conseguido hacer ningún viaje astral.

Di un sorbo a mi bebida, pensativa. La verdad era que era un poco raro, ¿no? ¿O sería que estaba al caer? A lo mejor me había cogido un trozo con poco del ingrediente secreto. O a lo mejor era sugestión. O la calma, que me hacía notarlo menos.

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La verdad es que por más que me esfuerce por hacer acrobacias y giros de lo más molones, la pava esta parece no inmutarse. Voy a tener que sacar mis mayores armas. Porque no puedo decir que se mueva mal. Pero yo... Yo soy Frikka.

Si ella tiene alas, pues yo tengo manos. Extiendo los brazos, alzo el mentón y sacudo la cabeza haciendo formas con mi larga melena. Giro sobre mí misma. Me doblo, elástica, realizando los movimientos más imposibles que se me ocurren, pero que a la vez son duros y precisos. Y entonces, tras concentrarme, realizo una ráfaga de pasos entrelazados, cambiando de gesto, de extremidad, una y otra vez. Me muevo tan deprisa que apenas me da tiempo a decidir cómo me moveré, pero en medio de este furor, mi cuerpo parece saber cómo tiene que moverse. Es casi como si atacase, como si atacase con ritmo.

Le devuelvo la mirada con mi mejor sonrisa de desafío, pero a la vez disfrutando. Siento calor por el alcohol, por el ejercicio y por el ambiente que nos envuelve.

Edad : 25 Mensajes : 1446

Miro a Kyoti de reojo, sin tener claro si puedo creerme lo que dice o no. Lo cierto es que con sus bordes desdibujados es difícil decir a ciencia cierta si su expresión es sincera.

Me paso una mano por la cara, frotándome un poco los ojos, y sonrío.

-Bueno, pero si de pronto te sientes mal avisa, ¿vale? -termino por pedir, con una sonrisa. Creo que ya se lo había dicho antes, no estoy seguro. Apuro mi copa y la dejo junto a la suya-. ¿Te apetece acercarte a la pista de baile un rato? No sé qué está pasando exactamente, pero parece que hay un verdadero espectáculo...

Luego querría salir a refrescarme un poco, que hace un calor aquí dentro...

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