Dormitorio de las chicas

Me pregunté si la habría malinterpretado. Pero no. No podía ser. Estaba segura de que pasaba algo. Aunque, en el momento en que me dirigió a mí la pregunta que yo venía a hacer, resultaba difícil enfrentarse a las cosas. Lo pensé un momento antes de responder, y luego me encogí de hombros, seria.

-Supongo que no muy bien -reconocí. Mejor no intentar ocultar cosas evidentes-. Pero voy mejorando -. Busqué sus ojos, difíciles de encontrar en la oscuridad. Cuando creí tenerlos localizados, fijé la vista en ellos-. ¿Y tú? ¿Todo en orden?

No, evidentemente. Pero eso tendría que decírmelo ella.

Asiento, sin hacer más preguntas. No me siento capaz de enfrentar lo que sea que ha hecho que ahora duerma abrazada a una tipa que no conozco más que por haberla llamado una vez guarra en el comedor. Y dudo que ahora sí se haya vuelto lesbiana, aunque con un novio como el que tiene a lo mejor ha decidido abrirse a nuevos horizontes. Nunca se sabe...
En cuanto a su pregunta, me encojo de hombros. Tampoco veo muy amable por mi parte pedir consuelo, así que me limito a que mi respuesta sea semejante a la suya para que estemos equilibradas y seamos igual de justas.

-Ahí ahí -murmuro, estirando los brazos hacia el techo, con desgana, y gesto monocorde.

Se me ha acabado la energía de golpe. Qué maravilla...

-¿No consigues dormir? -inquiero, mirándola de reojo un momento.

Me siento hueca. Es extraño.

Desde luego, no estaba muy comunicativa. Y yo tampoco estaba para tirar cohetes, pero llevaba días sin hablar con ella y me sentía culpable. Nada me indicaba que fuera la única que tuviera problemas; más bien al contrario. Y me sentía muy mal metiéndome en asuntos ajenos, pero...

Tomé aire.

-¿Puedo preguntar por qué? -me atreví al fin.

Bajé la vista, encogiéndome de hombros. En realidad no sabía por qué no estaba durmiendo.

-Eso parece -murmuré.

Me detengo un segundo, tensándome, mirando al frente, al suelo. En esta jodida oscuridad se ve todo tan nítido... Lo que ayer llamaba ventaja ayer mismo me pareció una maldición, y ahora vuelve a serlo otra vez.
La miro de reojo, con los labios fruncidos, pero termino por suspirar y cerrar los ojos un instante. Me rindo, de acuerdo.
Asiento.

-Es por Gerald -reconozco. Dicho así, parece una niñería. "Gerald no me quiere y estoy muy triste", o algo así. Bueno, si analizamos la cuestión con exactitud, realmente ese es el problema, de todas formas-. Han pasado cosas... Cosas que todavía no he sabido cómo catalogar...

Dejo ir el aire otra vez. Tira un poco más, por favor, y te contaré hasta a qué edad empecé a masturbarme, lo prometo... Solo necesito otro pequeño empujón.
Esto es actualidad, de todos modos. Ya no es algo que vaya conmigo, simplemente.

Me mantuve un momento tensa, aguantando la respiración, en absoluto silencio, mientras ella no hablaba. Hasta que no lo hizo, no me di cuenta de que estaba aguantando el aire. Lo solté suavemente, sintiéndome un poco más relajada. Gerald otra vez. Bueno, al menos todo giraba en torno a lo mismo, en lugar de haber varios focos de problemas.

Pensé un momento antes de responder. No tenía mucha información al respecto, así que tenía que trabajar con mi poco material. Por otra parte, su silencio no ayudaba.

-¿Es por el... desmayo? -aventuré, no muy segura. Pero era lo único por lo que podía probar, en principio. La otra opción era un rechazo, y como se hacía más personal para ella, me daba más reparo proponer esa teoría.

Inspiro profundamente, por la nariz. Si al capullo le molesta, que se joda. Tras apretar la mandíbula un instante más, como resistiéndome a hablar, termino por volver el rostro hacia ella, muy serena. Demasiado serena.

-Ayer... -. Me sale un gallo y carraspeo, comenzando de nuevo-. Ayer estaba cansada, así que me escaqueé del trabajo un rato y me fui a las cuadras a echarme un rato. Me quedé dormida, y me despertaron dos que iban a guardar los animales; Lea, no sé si la conoces, y un tipo grandote y pelirrojo-. No sé si dar a los pecadores es muy gratuito, pero a lo mejor va ella y me soluciona la ecuación mejor que yo misma, o que Gerald-. Las cosas se salieron de madre, y cuando me di cuenta estaban allí, metiéndose la lengua contra una pared, y yo viendo cómo iba a largarme de allí antes de que fuese ya demasiado incómodo cuando...-. Bajo la vista, apretando los labios un momento-. Entró Gerald. Armado. Solo yo lo vi porque estaba oscuro, y aunque grité atacó al tipo y le clavó la espada en la barriga -. Me tiembla un poco la voz al hablar. Tengo los puños apretados sobre las rodillas-. El otro tipo lo alzó por el cuello, pero no le hizo nada y lo tiró al suelo. No creí que Gerald se hubiese hecho tanto daño, pero no se levantaba. Por suerte apareció Nagorr Brumm y se llevó a los dos a la enfermería, pero a nosotras no nos dejaron entrar, así que fui hoy a verlo-. Se me humedecen los ojos y alzo la vista, con una sonrisa cansada, algo histérica-. ¿Sabes? Estuve horas y horas dándole vueltas..., tratando de entender qué puede hacer que Gerald haya intentado matar por la espalda a un tío; traté de justificarlo. Y llego a la enfermería hecha una furia, el otro está bien, duerme, y me acerco a Gerald... Y le digo "eh, explícame lo de ayer". Pero me dice que nada, que lo hizo porque quiso, porque no soporta su presencia y se dejó llevar...-. Niego varias veces, consternada. Cada vez hablo más alto-. Dejo el tema porque no parece dispuesto a hablar... Hace un tiempo me dijo que se iba, en el comedor, de viaje... Por su gesto y el abrazo que me dio parecía algo turbio. Ayer, en los establos, vi como de repente, antes de que se quedase paralizado en el suelo, le subía ese tatuaje que tiene por la cara-. Me señalo la cara con la mano, haciendo referencia a la zona-. Y... Y me dice hoy, cuando se me ocurre preguntarle, que si es un hechizo, que si desde la tormenta le afecta más, que si... -. Me froto la frente con las yemas de los dedos, dejando caer la cabeza un instante-. Está sentenciado. Se muere -. Guardo silencio un instante, tragando saliva. Después de decirlo parece todo más extraño todavía, pero me siento aliviada-. Y para salvarse tiene que irse de viaje a no sé dónde a hacer no sé qué porque solo le cuenta las cosas a su amiguito Cierzo. Da igual -. Niego-. Tampoco aspiro a tanto.

Dibujo una sonrisa, amarga, ya sin mirarla. Mantengo la vista fija en la colcha, que tiene algo de tierra. Al final hubiese podido haber evitado mancharla si me las hubiese quitado, y visto en restrospectiva, tampoco es que costase tanto, eh...

Tengo un nudo en la garganta. Todavía me queda algo por decir.

-Estaba tan enfadada con él, tan decepcionada, tan frustrada... Y de pronto me dice eso... Y se juntó todo, lo bueno y lo malo, aunque de bueno había poco... Y lo besé. Y ni siquiera me gustó. Y no tengo claro por qué lo hice. Me parece que fue una estupidez, pero necesitaba tener algo a lo que aferrarme, aunque... -. Niego, con lentitud-. No me gustó. Fue frío, como besar una piedra... Pero necesitaba...-. Apreté los dientes. ¿Qué estaba diciendo?-. A veces me asquea tanto...

Al principio traté de seguir el relato, pero poco a poco se me iba haciendo todo más oscuro, hasta que dejé de entender nada. Sí lo básico, claro. Gerald había atacado a... ¿Rick? O alguien del estilo, porque Rick estaba con Inger, no con ninguna Lea, a no ser que ya no fuera así, pero tampoco sabía nada al respecto, así que en principio debía asumir que era otro.

Por otra parte, Gerald tenía un problema, que rápidamente relacioné, por supuesto, con el susto que me había dado en el comedor. Y no era que me hubiera parecido una tontería en su momento, y Alehyss me había mirado con cara rara cuando se lo había mencionado, pero tampoco podía esperarme algo como aquello.

Y luego estaba, por supuesto, la parte que tenía que ver con Frikka más directamente, y que por lo visto no había salido demasiado bien. Aunque en ese contexto...

Tragué saliva. Dudaba que quisiera que dijese nada. Y de hecho, esperaba que no quisiese que dijese nada, porque no tenía ni idea de qué podía decirle. ¿Qué le dirías a alguien después de todo eso? Así que me limité a rodearle los hombros con un brazo y atraerla contra mí, esperando que por una vez no pretendiera hacerse la dura, porque no parecía el momento.

-Ven. Tranquila -murmuré, aunque al momento me pareció muy estúpido por mi parte, porque no era momento en absoluto para quedarse tranquila, ni nadie tenía derecho a reprocharle nada. Traté de arrullarla un poco, de servir de algo, aunque poco podía hacer yo, realmente, por no decir nada-. ¿Hay algo más? -pregunté. Me daba miedo la pregunta, pero si iba a echarlo, que lo echara todo.

Me dejo caer contra ella, mansa, apoyando mi cabeza en la suya. me siento frágil, ahora mismo, pero mucho mejor que antes. Antes estaba hueca, insensible, y ahora demasiado sensible incluso. Pero lo prefiero así. No me va el rollo femme fatale sin sentimientos. Y el nudo en la garganta no cede, pero creo que no soy capaz de llorar. Casi que mejor...

Su pregunta no hace sino hacerme dar más vueltas sobre lo mismo. Al fin y al cabo, por una vez... Ya bastante respeto me ha perdido Massen, ya no es que me preocupe.

-Una vez me gustó un chico que tras besarnos me dijo que no podía salir conmigo porque era demasiado su "amigo" y no me veía como chica... -. Esbozo una sonrisa, tirante, que de alegre no tiene nada-. Creí que no habría nada que me hiciese sentir más humillada que colgarme por un chico así, pero luego voy de inteligente y elijo al más putero de todo Brontë. ¿Se ha acostado contigo? Porque sospecho que si la respuesta es no quizás seamos las únicas del palacio -añado, algo histriónica-. Pero podía soportar eso. Hasta de que me enteré de que es un sociópata. Creo que esto se me escapa de las manos. ¿Por qué me entero de que es un sociópata y entonces, ahí sí, le entro? Y, al mismo tiempo, creo que lo odio, ahora mismo. Tenía tantas ganas de estrangularlo, escupirle o...

Maldito chrysos de los cojones.

La escuchaba en silencio. No podía evitar pensar que era muy mona. Era la segunda o tercera vez que daba señales de flaquear ante aquellos asuntos, aunque nunca lo había hecho de forma tan evidente. Sospechaba que ni conmigo ni con nadie, así que prefería animarla a desahogarse. Guardar las cosas dentro solía ser bastante peor, y yo lo sabía por experiencia.

Negué con la cabeza a su pregunta.

-A mí no me ha tocado -aseguré.

Aunque, en mi caso, no tenía la menor gana de que así fuera. Por una serie de motivos bastante larga, entre los que se incluía Frikka.

Sin dejar de acariciarle el pelo, le di un beso en la coronilla. Ya sabía yo que no era la única que tenía problemas... Y yo tenía a Alehyss, pero Frikka... Probablemente me tocaba a mí encargarme de ella. Era evidente que Gerald no parecía buena opción para ello, y no sabía con quién más se llevaba. Quizá aquella Lea, pero por cómo hablaba no parecía que hubiera intercambiado impresiones con ella.

-No sé, tampoco lo conozco mucho, pero nunca me ha parecido que hiciera nada... raro -me atreví a esbozar una sonrisa, dándole un pequeño apretón de hombros-. Y ya sabes que yo de gente rara sí sé un poco, eh... -Negué con la cabeza. Tampoco era momento para bromas-. Es todo muy reciente. Quizá con unos días o así... si se asientan un poco las cosas... -sugerí, sin saber muy bien qué quería proponer en esa hipótesis.

Niego repetidas veces. No es que haya hecho cosas raras que te hagan decir "mira, está loco". Ese es el problema. Que pasa desapercibido. Pero lo está. Está mal de la cabeza, como una puta regadera, joder... Es un hombre extraño. A ese le tuvo que pasar algo de niño por lo menos. Algo muy traumático.

-Si ni siquiera sé qué quiero. Para empezar, no tengo interés alguno en una relación, de ningún tipo, así que esto ya es un error. Pero, además, si tuviese que elegir a un chico de todo Brontë competía antes contigo por Buscador que irme con este, que no vale ni para estiércol...

Allá donde Gerald se tumba ya no crece más la hierba, estoy segura.
Ahora más en serio...

-El problema no es ese... El problema es que no sé qué hacer... Mañana hablaré con Cierzo y le diré que vaya a verlo. Supongo que al final yo no soy más que una persona externa que quiere inmiscuirse en problemas que no son suyos.

Estuve a punto de protestar, pero me mordí la lengua. Realmente, sería una reacción absurda. Así que me limité a asentir, tratando de ser comprensiva. Mientras, seguía arrullándola. Negué con la cabeza.

-Pero qué poco te quieres -la regañé, con cierto cansancio-. Tampoco son así las cosas. Vete a saber, a lo mejor detrás de estoy hay un asunto completamente confidencial. Que no lo sepas todo tampoco te deja fuera de escena. De hecho, mientras te preocupe, ¿por qué no vas a inmiscuirte? Te afecta y punto. Tienes derecho a preocuparte, ¿no?

No tenía muy claro qué estaba diciendo. De alguna forma, me sentía como cuando regañaba a Jun. Aunque Frikka no era Jun, y si quería podía gruñirme cualquier cosa que me haría callarme. Que ni que yo fuera aquí la reina de los consejos.

-Y a mí me puedes contar lo que sea, que no voy a ir a darle el parte a Gerald ni nada -aseguré.

Suspiro. Por una parte tiene razón, pero al mismo tiempo...

-No sé... A ver, sí, nadie me puede prohibir preocuparme, y por ahora nadie me ha dicho que deje de meter las narices..., pero tampoco quiero ser la cría que tienen colgada del cuello mientras resuelven sus problemas y viven su vida-. Hago una mueca, rascándome el pelo con la mano. Al final para ellos soy poco más que eso, supongo...-. De todos modos, ya pensaba dejar pasar un tiempo y luego ver qué pasaba. No soy tan inmadura como para irme a una esquina a esconderme para evitar verlo nunca más. Hay que ir de frente, por la vida.

No siempre lo cumplo. No soy muy de palabra, ni de seguir esos lemas tan maravillosos, pero lo cierto es que si no vas de frente con las cosas importantes ya puedes ir a pudrirte a otro sitio. No hay nada más insoportable que la gente que lloriquea sus penas en una esquina sin siquiera haber tratado de solucionarlas de frente primero.

Dejo ir un suspiro. Sigo intranquila, cómo no... Si es que Gerald se muere, es como para estarlo. Pero a la vez estoy empezando a ver las cosas con otro enfoque más... realista, llamémoslo.

-Gracias -termino, por mascullar, arrugando el ceño.

Si es que ella no me llega a aguantar y me paso tres días en cama sin moverme...

La verdad era que, si algo bueno se podía decir de Frikka, era que no se desmoronaba fácilmente. Con semejante historia, cualquier otro (y misma) se habría quedado demasiado aturdido para reaccionar y habría acabado por consumirse. Ella, en cambio, estaba allí, dándole a la cabeza, buscándole un sentido a todo y manteniendo la calma. Era admirable.

Asentí.

-Haces bien -opiné-. La cosa cambia cuando se hace eso.

A veces. No era mi caso. O incluso podía decir que sí, bien pensando.

Cuando agradeció, pese a que suponía que no le haría ninguna gracia, la abracé con más fuerza, rodeándola también con el otro brazo. De nuevo, le di un beso en el pelo. Desde luego, Frikka no se parecía a mí, pero aquello, probablemente, era lo que esperaba yo de alguien que intentara consolarme o ayudarme. Eso o algo del estilo.

-¿Mejor? -pregunté. Desahogar, esperaba, habría ayudado.

A lo tonto, la cosa se ha alargado, y lo que ha empezando siendo una hora ridícula para dormir ya no lo es tanto. En Caligo, por supuesto, me quedaría todavía horas por delante, pero aquí estoy habituada a otro horario, y quiera que no he dormido fatal hoy. Y luego está Massen, que debería llevar durmiendo un buen rato, cosa que estaría haciendo de no ser por mi intrusión. Que al final fue ella la que vino, pero una vez me dio cuerda no paré, así que la culpa es de ambas por igual.

Se me hace extraño sentirme abrazada, y los besos más todavía. Arropa, pero al mismo tiempo soy algo reacia a esas cosas. Sin embargo paso el brazo derecho alrededor de uno de los suyos, rodeándolo un instante y oprimiendo con suavidad. Es mi manera de corresponder. Todavía me siento algo incómoda para ir más allá. No soy tan maternal como ella.

Asiento, vagamente. Sé que ahora debería preguntarle yo por ella, pero la verdad es que estoy agotada y no me apetece. Lo haré, lo prometo... Pero ahora no, Massen...

Me dejo caer sobre la cama y me descalzo con desgana, dejando los zapatos de cualquier forma en el suelo. Antes de que pueda reaccionar, tiro de ella, del cuello de su pijama, "invitándola" a tumbarse conmigo.

-¿Te apetece dormir conmigo hoy? -inquiero, con una repentina sonrisa que me obligo a forzar un poco, divertida, burlona incluso. Entre líneas podrá ver cómo la llamo bollera. Bueno, "pastelera", en su caso.

Ya que su amiguita la tiene secuestrada, que pase una noche conmigo, por lo menos. Es lo justo que le debo a cambio de su oído amigo.
Aunque bueno, comprendería que se rajase. A lo mejor soy demasiado interesante para ella y lo ve todo un poco precipitado.

La charla que sigue es un poco más distendida.

*fin de escena*

FdR- Massen, despiértate en la cama que quieras XD

Espero mientras mira a su alrededor, sin hacer comentario alguno, aguardando a que se le ocurra decir algo, preguntar o a que, simplemente, vuelva conmigo. Cuando lo hace, asiento, seca, complementando esa escueta respuesta con palabras, pese a todo.

-Es el dormitorio femenino. Puedes escoger cualquiera de las camas que estén libres. Las reconocerás porque el baúl está abierto -explico, monocorde, pero educada, haciendo referencia a alguna de las susodichas con un gesto de mano extendida.

Lanzo una mirada a una de las ventanas, sin torcer el gesto al ver la lluvia caer, aunque deseándolo en parte. Luego regreso a ella. Evito mirar su equipaje, pero no tengo claro que vaya a caberle todo en el baúl, sea lo que sea que lleva dentro de ellas bolsas. Con el tiempo, han dejado de interesarme esos detalles, ahora que no son mi jurisdicción.

Parloteos y pasos... No es para tanto, pero termino por abrir los ojos, porque joder... Este sitio es para dormir, no para marujear ni para practicar bailes tradicionales. De hecho, hay un salón específico para la gente que quiera bailar, y seguro que allí podrían irse a hablar también y nadie se quejaría, coño...

Me acurruco entre las sábanas, perezosa, dejando ir un gruñido desagradable, y abro los ojos despacio, pestañeando varias veces antes de ser consciente de la realidad.

-Joder... -mascullo, con un tono qe parece venir de algún lugar de ultratumba.

Me incorporo, despacio, frotándome el pelo con la mano, enredando los dedos en un par de nudos. Abro y cierro la boca varias veces. La tengo pastosa y sabe a mierda. La gente que tiene pareja tiene los huevos cuadrados por besarla al despertarse.
Estiro las manos hacia el techo, todavía adormilada, cerrando fuerte los ojos, y luego miro a las dos que hablan. Dos chrysos. La amiga de Massen y una que tiene pinta de ser amiga de las mariposas.
Pues mira qué bien...

No sé bien qué hacer mientras se dedica a ir de un lado para otro. Me limito a mirarla con serenidad, esperando a que escoja para, supongo, poder darle alguna explicación más o marcharme; no tengo clara cuál de las dos.

Apenas ha escogido la cama cuando un sonido me hace volverme hacia la zona opuesta del cuarto, solo un momento. Miro de reojo a la chica mestiza, la amiga de Massen. Parece que es de las que tienen buen despertar.
Enseguida aparto la vista, posándola de nuevo en Anna. Tengo el deseo infantil de suspirar y alzar la vista al techo, pero sé ser educada y respetuosa, de modo que simplemente espero a que pase algo que me permita volver a la rutina que iba a seguir hoy.

-¿Hay algo más que necesites? -inquiero, finalmente, notando que la chrysos me mira-. ¿Quieres saber la ubicación de algún lugar en particular? ¿O tienes alguna pregunta?

Termino de estirarme y desperezarme justo cuando la mariposas habla de nuevo. Enarco las cejas, mirándola, interrogante. No le estaba prestando mucha atención, la verdad. Ni zorra de lo que me ha dicho.

-¿Qué? -. Enseguida su siguiente frase me da la solución. Palabrería barata de esa de pedir perdón-. Ah. Da igual -murmuro, todavía con voz pastosa, bajándome de la cama y bostezando sin pudor.

Dejo que hablen mientras rebusco en mi baúl, perezosa. Los despertares son atroces por aquí, desde luego. Pero enseguida me vuelvo de nuevo hacia ellas, dibujando una sonrisa traviesa. Desde luego, se lo pasan pipa con esas conversaciones tan intensas, eh. No sé cómo hay gente que vive así y no se suicida.

-Yo voy al baño ahora -informo, echándome la toalla al hombro en ese preciso momento, para darle más efecto- Si te ralla llevártela de paseo la puedo acercar yo -ofrezco a la morena, con sonrisa maliciosa.

Se dirige a la mestiza y yo quedo al margen. Creo que está claro cuál de las dos tiene más iniciativa por socializar. Simplemente espero a que vuelva a dirigirse a mí para poder ir a entrenar cuanto antes.
Parece que nos estamos solapando unas con otras. Primero Anna me dice que desea ir a baño a asearse, algo que considero perfectamente normal teniendo en cuenta que acaba de llegar y que está lloviendo.

-Claro -respondo, con un asentimiento, pero entonces es la otra la que habla, y esta vez sí la miro con intención. Termino volviendo a Anna, intentando no parecer demasiado interesada-. Como prefieras -digo, sin más.

Sinceramente, el baño está de camino. No me representa ningún inconveniente enseñárselo, pero lo que no voy a hacer es bañarme con ella. Aunque dudo que ella misma esté interesada en ese punto, por otro lado.

Apenas he recibido la confirmación de la señorita Lester cuando la otra chica nos informa de que ella misma se dirige al baño en este momento. Le sonrío. Les sonrío a ambas, de hecho, suavemente, con un asentimiento, sin saber bien a cuál mirar. Termino mirando a la señorita Lester.

-Creo que ya he abusado lo suficiente de tu amabilidad por hoy -indico, agradecida, con una leve inclinación de cabeza. Me vuelvo entonces a la otra, risueña-. Y ya que vas a ir hasta ahí, creo que no hay más que discutir. Soy Anna Hélix, por cierto. Es un placer -me presento, con una nueva inclinación de cabeza.

Yo gano. Soy la mejor opción. La enrollada. La simpática. La divertida. No hace falta que me lo digan, ya lo sé. Y estoy segura que tanto la mariposas como la pan de ayer lo saben también. Hay cosas que se ven de un solo vistazo. Así que luzco mi sonrisa más orgullosa y saco pecho lentamente, engreída. Aunque en eso de pecho creo que soy yo la que sale perdiendo, como suele pasar.
Nunca te quedas con lo bueno, Fifi. Siempre buscas más. Serás subnormal...

-Pues entonces vámonos rápido, que me estoy meando -. Sonrío ampliamente, llevándome las manos a la nuca-. Coge tus cosas y todo eso. Ya sabes-. Borro la sonrisa, mirándola extrañada cuando se presenta, recuperándola al instante, con un punto extra de picardía-. Yo soy Njorthrbiartr. Frikka para los amigos. Pero me toca los huevos que la gente se tome confianzas antes de tiempo, eh -advierto, arrugando el ceño, burlona. Me vuelvo a la otra-. Y lo mismo para ti, amiga de Massen -añado, relajando un poco la sonrisa.

Si unos se van habrá que hacer otros colegas, aunque estas no parecen muy de reírse de la gente.

Parece que no sabe exactamente lo que significa la palabra "buena educación", pero como sus intenciones me benefician no pongo objecciones a ello. Cuando por fin se presenta, de una forma poco apropiada (debe de creerse muy graciosilla), memorizo su nombre. Me avergüenza decir que no pasa lo mismo con el apellido, que me resulta complejo. Necesitaría oírlo otra vez para poder pronunciarlo, estando preparada. Y para escribirlo no tengo claro cuántas...

-Me llamo Alehyss -respondo, serena, sin dar importancia a su palabrería, inclinando levemente la cabeza como muestra de buena fe.

Al final estoy aquí atascada. Empieza a resiltarme un poco estresante. Aunque parece que ellas ya se van, y quizás sea mi momento para hacer lo mismo.
Esbozo, finalmente, la que debe de ser la primera sonrisa de la tarde.

-En fin -digo, mirando a Anna-, espero que te adaptes a todo esto. Si necesitas cualquier cosa cuenta conmigo -. Miro luego a Frikka, ladeando suavemente la cabeza, tomándome un mechón de pelo con los dedos. No creo que seamos demasiado compatibles, pero está bien saber su nombre al fin-. Ya nos veremos. Buenas noches.

Y, tras un último gesto, pongo de nuevo rumbo a la sala de entrenamiento. Y eso que ya es tarde. Pero uno corto, por lo menos...

*se va*