Dormitorio de las chicas

Traté de buscar el camino más corto posible, preocupada por la carga de mi compañera. Pese a todo, y aún sabiendo que probablemente era muy pronto para que memorizara gran cosa, le fui indicando unas pocas de puertas de su interés: el comedor, los baños de las chicas, la sala de entrenamiento...

Por último, llegamos a las habitaciones, y abrí la puerta.

-Aquí es -indiqué-. Puedes escoger la cama que quieras, siempre que no esté ya ocupada. Tienes un baúl a tu disposición para guardar las cosas. Y está prohibido que los chicos entren aquí.

Avancé por la habitación delante de ella y señalé una cama al fondo, junto a la ventana.

-Ahí me instalé yo -comenté, por decirle algo-. Ya verás como pronto te acostumbras. Se acaba haciendo acogedor.

Lluvia prestó atención durante todo el camino a todas las indicaciones de su compañera, tratando de memorizar donde estaban todas las salas que la piscis le señalaba así como el camino para llegar a los dormitorios. Tal y como le había dicho antes, el palacio era muy grande, pero esperaba recordar algún que otro sitio cuando se despertase.

Cuando llegaron a las habitaciones, Lluvia observó la estancia con interés, buscando una cama donde poder colocarse. No era exactamente como se la había imaginado (era mucho más grande de lo que había pensado), pero la sala le gustaba. Miró a Massen, que estaba señalándole la cama donde se había instalado, y sonrió. Luego dio un par de pasos, se acercó a una cama cercana a la de la piscis y dejó sus bolsas en el suelo.

—Es un sitio grande —murmuró, mirando a Massen de reojo. Ensanchó la sonrisa—. Gracias por acompañarme. Si no lo hubiese... Hubieses hecho, seguro que me habría perdido.

Tal y como le había pedido antes, tuteó a la chica. Estaba acostumbrada a tratar a todo el mundo de usted, así que se le hacía un poco raro dirigirse de aquella forma a su compañera, pero esperaba no tardar demasiado en familiarizarse con esa forma de hablar.

—¿Hay mucha gente en Palacio? —inquirió, observando las camas que parecían estar ocupadas—. ¿O no hay mucha...?

La chica se instaló bastante cerca de mi cama. Miré la cama inmediatamente contigua a la mía, ocupada por Nagore, que llevaba semanas sin dar señales de vida. Traté de alejar ese pensamiento de mi mente y centrarme en Lluvia, asintiendo cuando se refirió al tamaño del lugar.

-Sí que lo es. Yo nunca había estado en un sitio tan grande antes -coincidí. Cuando me dio las gracias me sonrojé un poco y le sonreí de nuevo, encogiéndome de hombros-. No hay por qué darlas. Todos hemos sido nuevos y hemos necesitado algo de ayuda, lo menos es dar la bienvenida a los que llegan.

Me senté en mi cama y me deshice el peinado, dejando que las diminutas trenzas cayeran libremente por mi espalda, para estar más cómoda. Ante la siguiente pregunta, alcé la vista al techo, intentando enumerar: Nagore, Fier, Follow, Alehyss, Heylel, Lyam... Sacudí la cabeza, dándolo por imposible. Demasiadas caras y nombres acudían a mi mente.

-Bueno -dije, volviendo la vista de nuevo a la aether-. Hay bastante gente, sí. No sé si la necesaria para formar un ejército, pero teniendo en cuenta que yo solo conozco a unos pocos del total, supongo que puedo decir que sí somos bastantes. Pero no tengas prisa, los irás conociendo poco a poco -me encogí de hombros-. Hay días en que parece que no hay un alma en todo el palacio, y otros en que hay gente por todas partes. Además, con las misiones, y así, la gente va y viene...

Lluvia asintió, sonriente, al escuchar la respuesta de la piscis: ella, aunque había visitado grandes construcciones (de hecho, la mansión de su abuelo era bastante envidiable), tampoco había estado nunca en un sitio tan grande. Tampoco se había esperado otra cosa, pues aquel castillo se suponía que iba a albergar a un enorme ejército, pero la grandeza de Brontë era bastante abrumadora. Se preguntaba, mientras empezaba a abrir las bolsas, qué más salas habría en el palacio y cómo serían los terrenos que rodeaban la edificación.

—Pero gracias igualmente —repitió, mirando su equipaje. Abrió el baúl que había frente a su cama y luego comenzó a sacar las cosas de las bolsas. Mientras lo hacía, escuchaba con atención lo que su compañera decía. Al parecer, había mucha gente en Palacio, aunque tal vez tardase en encontrarse con algún guerrero nuevo. Lluvia se preguntó cómo serían las misiones que Massen mencionaba y pensó en cómo serían sus compañeros.

—Entonces... Entonces hay mucho movimiento por aquí, ¿no? —inquirió mientras guardaba una blusa azul en el baúl. Miró a la piscis por encima de su hombro y sonrió—. O al menos eso parece, por eso que mencionas de las misiones y tal. —Frunció ligeramente el ceño, sin perder la sonrisa—. Misiones... No sabía que íbamos a tener que hace muchas cosas fuera; yo pensaba que nos iban a entrenar o algo así antes de enviarnos a cumplir cosas...

Se mordió el labio inferior. ¿Serían aquellas misiones obligatorias? ¿Qué pasaría si no se apuntaba a alguna? ¿Había algún tipo de penalización? ¿La echarían de Brontë? Esperaba que no, porque de momento no tenía pensado irse a la aventura sin saber cómo manejar el arco.

Sonreí, asintiendo.

-Sí, es un error común -comenté-. Yo también creí que habría entrenamientos. Pero no es lo habitual. Te recomiendo que entrenes por tu cuenta. Hay una sala de entrenamiento que no está nada mal, aunque a decir verdad, hay quien entrena en casi cualquier parte -recordé a Follow, encaramado en las estanterías de la biblioteca-. Por las misiones no te preocupes. Lo normal es que escojas ir a las que tú quieras. Puedes pedir misiones por tu cuenta, también. Las hay de muchos tipos. Nadie te va a obligar a ir a ningún sitio, aunque supongo que esperan que algo hagamos. Para eso estamos aquí, ¿no?

A decir verdad, no estaba segura de cuál era nuestro cometido exactamente. Mi primera batalla había consistido en expulsar a unas bestias peligrosas del bosque. Mi primera misión, en ir a buscar unos bismontes para una boda de la que no había vuelto a tener noticia. Y de eso hacía ya bastante. Esperaba que pronto surgiera otra oportunidad de salir de misión, o acabaría oxidándome.

Lluvia escuchó atentamente la explicación de Massen: por lo que decía, los entrenamientos no eran habituales, así que debía entrenar por su cuenta si quería mejorar. Tragó saliva, ligeramente nerviosa. Aquello se salía de todos sus planes: pese a que había ido obligada, había esperado que en Brontë iba a recibir algún tipo de lección (tampoco demasiadas: sólo un par, lo justo para que luego fuese mejorando por su cuenta). Reprimió un suspiro y volvió su vista al baúl, donde guardó una camisa. Por suerte, parecía que las misiones no eran obligatorias, así que de momento no tendría que preocuparse por ello.

—Entiendo... —murmuró, mientras se levantaba para coger el carcaj donde guardaba las flechas de su arco. Toqueteó la aljaba, dándole pequeños golpecitos con los dedos, y luego la guardó—. Supongo que tendré que entrenar por mi cuenta, entonces... —Suspiró y clavó sus ojos en los de Massen. Sonrió—. Y, bueno, imagino que querrán que vayamos a alguna, pero es todo un alivio que no nos sancionen por no ir a algunas misiones.

Fruncí el ceño, extrañada.

-¿Sancionarnos? -repetí-. Nos sancionan por pelear en el interior del palacio, por desobedecer a los líderes, por dañar los utensilios de palacio... Pero, ¿por no ir a misiones? A ver, se supone que querremos apuntarnos a alguna, pero nadie te va a meter prisa, creo. Supongo que, cuando llegue el momento de combatir de verdad, en misiones importantes, se solicitará más la participación. Pero por ahora no te preocupes. Acabas de llegar, tómatelo con calma. No sé si debería decirte esto, pero en el tiempo que llevo aquí, solo he ido a una misión. Y fui de los primeros en llegar...

Me sonrojé un poco al decirlo, porque la verdad es que me sentía un poco mal a ese respecto. Me había apuntado a aquella misión porque me había enterado por pura casualidad, pero era probable que hubiera habido otras tantas de las que ni siquiera me hubiera enterado. Ahora que estaba aprendiendo a leer un poquito, y sabiendo que muchas noticias se daban por escrito, esperaba estar más al tanto de esas cosas.

Contemplé el carcaj que tenía en la mano y ladeé la cabeza, con curiosidad. Hasta entonces, no me había fijado en su arma.

-Vaya, ¿sabes usar el arco? -pregunté.

Lluvia alzó ambas cejas, curiosa, y escuchó lo que Massen decía. Mientras la piscis hablaba, la aether anotaba mentalmente todo aquello por lo que podrían penalizarla en Brontë (por las peleas, por desobedecer a algún líder, por estropear algo...). Pensó que, salvo lo de mantener en correcto estado todos los utensilios de Palacio, no iba a tener ningún problema (y, de todas formas, esperaba que, en caso de romper algo, los jefes la perdonasen por su torpeza).

—Oh... Pensé que lo de ausentarse a alguna misión era importante, como lo de no hacer la tarea en la escuela o algo así... —Se encogió de hombros, con las mejillas ligeramente ruborizadas, y sonrió con timidez. Luego añadió—. Y, bueno, supongo que no importa el número al que vayas, si no es tan importante como pensaba. —Frunció ligeramente el ceño, pensativa—. Creo. —Volvió a encogerse de hombros y volvió su vista a Massen. Ensanchó la sonrisa—. De todas formas, seguro que esa misión era importante y los líderes y nuestros compañeros aprecian que hayas ido. Además, seguro que habrá más misiones y podrás ir a más, ¿no?

Ladeó la cabeza, sin variar su expresión. Luego, cuando la piscis le preguntó si sabía usar el arco, se volvió y observó el carcaj que ahora mismo descansaba sobre toda su ropa. Esbozó una mueca y suspiró.

—Bueno... Lo cierto es que estoy aprendiendo. —Hundió la cabeza entre los hombros y se mordió el labio inferior. Luego alzó la vista para mirar a su compañera—. No soy demasiado buena con el arco, pero se me da un poco mejor que las espadas y esas cosas. Creo que soy más del tipo de guerrera que usa la magia, aunque tampoco es que me considere una buena maga.

Asentí, agradecida por su apoyo.

-Eso espero -respondí-. Hace ya bastante de esa misión, y desde entonces no he vuelto a salir de aquí, así que empieza a apetecerme un poco de movimiento -bromeé.

Me hizo gracia su extrema modestia. Me encogí de hombros.

-Bueno, aquí aprenderás. A veces, la magia puede resultar más útil que las armas -comenté, recordando a los golems de piedra, contra los que ni me había molestado en probar con los dardos-. De todas formas, tendrás oportunidad de mejorar con el arco. En la misión a la que fui había otra aether que usaba el arco, y lo hacía bastante bien. Seguro que quien sepa, te ayudará -rebusqué en mi baúl un momento hasta dar con la carcasa nueva de Loksass. La abrí y saqué mi cerbatana-. Esta es mi arma -señalé-. Aunque, como tú, no descarto la magia. Me gustaría aprender a dominarla bien. La cerbatana tiene más limitaciones, creo...

Desde luego, Loksass era un regalo muy preciado, y pensaba darle tanto uso como pudiera. Sin embargo, me había dado cuenta de que me sentía cómoda manejando el agua, así que no pensaba renunciar a aprender más magia.

De pronto, sentí cómo me rugían las tripas y me ruboricé. Utilicé el guardar a Loksass como excusa para desviar la mirada. Cuando la guardé, me volví hacia mi compañera.

-Aún no he cenado -me excusé-. Creo que voy a ir al comedor a tomar algo. ¿A ti te apetece?

FdR.: Me tengo que ir ya, que mañana madrugo XDD Responde y me la/las llevo :3

Escuchó lo que Massen decía con atención, preguntándose cómo sería la aether que mencionaba su compañera. Realmente, encontrar a alguien que pudiese ayudarla ya no sólo a manejar el arco, sino también moverse como una buena guerrera, sería una suerte. Dudaba que ella sola pudiese alcanzar un gran nivel y, realmente, lo necesitaba.

—A ver si me la encuentro, entonces... —murmuró, sonriente, mientras se acercaba a su compañera. Massen acababa de sacar su arma, una cerbatana, de su carcasa. Lluvia la observó con curiosidad, todavía atenta a las palabras de la piscis. Por lo que decía, parecía interesada en aprender a dominar bien la magia. Durante unos segundos, Lluvia pensó que podía proponerle a la piscis que entrenasen juntas, pero, tal vez por vergüenza, terminó descartando la idea y se limitó a dedicarle una amplia sonrisa.

—Seguro que a ti también te ayudarán a manejar bien la magia —murmuró, animada. Se alegraba de haberse encontrado con Massen: en el poco tiempo que llevaban juntas, le había explicado con toda la amabilidad del mundo un montón de cosas, y no había fruncido el ceño con desaprobación cuando le dijo que no sabía manejar bien el arco. Tal vez fuese un poco pronto para decirlo, pero la piscis le caía bien. Por eso, cuando le propuso que bajasen al comedor, aceptó, aunque estuviese más cansada que hambrienta.

—¡Claro! Así veo como es y todo —exclamó, esbozando una amplia sonrisa.

fdr. llévatelas pues =3

Asentí de nuevo. En realidad, no había muchos piscis disponibles para enseñarme magia, pero esperaba ir aprendiendo, aunque fuera por mi cuenta. No me quedaría atrás. Sonreí y me levanté de la cama.

-Vamos, pues -dije, avanzando junto a Lluvia hacia la puerta-. Te enseñaré el comedor. Ya pasamos antes por delante, pero así lo ves con más calma.

Y, animada por haber encontrado una nueva compañera, la guié por los pasillos. Ojalá Nagore apareciera pronto y arregláramos las cosas. Seguro que Lluvia le caería bien.

*Se van*

Entro cual ratita en el cuarto de las chicas para coger mis cosas. Debo prepararme para la misión, por lo que ahora, sólo con una toalla encima (pues vengo de la ducha) me apresuro a acercarme a mi cama para vestirme al fin con ropa limpia y revisar mis enseres.
No hay nadie a esta hora en ellos. Quizás debería cambiar mis posesiones para una cama más alejada de la de Massen, pues estamos al lado, sin embargo... como dice siempre mi tío Nagorr, uno debe tener los amigos cerca, pero a los enemigos mucho más que estos últimos.

Me pongo un vestido rosa chicle y unas medias tupidas blancas, todo acompañado con unos zapatos de charol rosa. Veo mi baúl, con la mirada sombría antes de cerrarlo con una llave que me cuelgo del cuello. Así nadie podrá ver lo que ahí escondo.

Guardo una carta negra en uno de mis bolsillos, todo con mi pelo tapándome la cara, sombría. Es la respuesta a la enviada el día que conocí a Seth. La arrugo con asco y fuerza y la guardo en un bolsillo, dispuesta a largarme de allí.- Mierda...- me dirigiría a algún lugar tranquilo para poder leerla con más calma... releerla. Las veces que hicieran falta hasta que pusiese lo que yo quería que pusiese.

Volvía de comer y dar un paseo, pensando si sería mejor idea coger a Loksass para entrenar un rato o si debería coger un libro y ponerme a estudiar. Ya casi había decidido que me vendría bien un poco de entrenamiento cuando llegué a la puerta de la habitación... y allí me quedé.

Me paré en seco justo debajo del marco, tragando saliva y mirando fijamente una figura al fondo de la habitación a la que probablemente se habría podido colorear en un papel solo con el color rosa. Sentí cómo una sensación de nerviosismo me subía desde el estómago hasta la garganta, e inconscientemente comencé a retorcerme las manos, sudorosas. Traté de convencerme a mí misma de que, al menos, ella estaba bien.

-Ho-hola -saludé, vacilante, sin moverme de donde estaba.

Ruedo sobre mi charol y clavo mis ojos, con las pupilas completamente encogidas, como si hubiesen encendido una luz brillante después de haber permanecido mucho en la oscuridad.

Un tic se apoderó de uno de mis ojos y un par de espasmos recorrieron mi brazo derecho. Tambaleante, sin quitarle la vista de encima, me fui acercando a ella, en el más absoluto silencio.
Mi nariz se queda pegada a la suya y apoyo mis manos en sus hombros, para luego, robarle un beso de sus labios, justo entonces, la agarro con todas mis fuerzas por los brazos para que no pueda apartarse, o por lo menos, para intentar retenerla el mayor tiempo posible.
-Así que así es como Follow sabe~- digo con voz trémula- Ahora yo también lo sé- digo lo más cercanamente a su oreja posible, en un susurro.

Entonces doy un salto para atrás y sonrío enormemente, como si fuese una persona completamente distinta, dando una palmada en el aire y echando el trasero hacia atrás, juntando las manos hacia delante. - ¡Massen! Jajaja -digo riendo-. ¡Cuánto tiempo! Perdón por estar ausente estos días, pero es que he estado haciendo cosas y... ya sabes como me enrollo -digo divertida, haciendo un gesto con la mano en el aire-. AH, por cierto, tengo que contártelo, HE CONOCIDO A UN CHICO FABULOSO. Es guapo, sonriente, dulce, amable, ¿he dicho que era guapo? Y tiene unos hoyuelos PRE-CIO-SOS, es un primor. Se llama Seth y ha dicho que le gusto y como él me gusta también, le pediré para salir la próxima vez - comento algo sonrojada-. ¿Qué te parece? -digo dando un saltito en el aire acompañado de mi sonrojo.

Entonces me llevo un dedo a mis labios. -Pero recuerda, Massen... Que es un secreto que sólo lo puedes saber tú... mi mejor... amiga~

Spoiler:

Cuando comenzó a acercarse, me pegué al marco de la puerta, como intentando traspasarlo, sintiendo desconfianza e incluso miedo. No me esperaba que hiciera lo que hizo. No me lo esperaba en absoluto. Sentí cómo un escalofrío me recorría todo el espinazo y traté de apartarme, aunque ella opuso resistencia. Cuando por fin conseguí librarme de sus manos como zarpas, retrocedí un par de pasos, saliendo de la habitación.

No parecía violenta, pero tampoco parecía la de siempre. Cualquier esperanza de que se hubiera recuperado, aunque fuera un poco, se borró de un plumazo. Sin embargo, traté de mantener la calma y actuar con tanta naturalidad como pudiera, aunque con cautela.

-Conozco a Seth -asentí, mirándola con cierta desconfianza, pero hablando con calma-. Es muy buen chico. Sabrá cuidarte.

En realidad, siendo como era Nagore, todo aquello podía ser un castillo en el aire que ella misma hubiera construido, pero prefería no llevarle la contraria. Pensando el Seth -al que, la verdad, hacía mucho que no veía-, sentía incluso algo de lástima. Si Nagore lo tomaba como "presa", y teniendo en cuenta que él era muchísimo más dócil que Follow, le sería muy difícil salir del entuerto.

Me sentía incómoda manteniendo la vista tan fija en la parvus, pero me daba miedo lo que pudiera pasar si dejaba de mirarla aunque fuera un momento.

-No te preocupes, no se lo diré a nadie -añadí, seria.

-Jiji~ -río divertida ante sus palabras-. Sí que lo es -corroboro-. Seguro que me quiere muchísimo, pero le da vergüenza declararse. Como dice el tío Nagorr, en toloco nunca sale por sí solo de la madriguera. Hay que ayudarle con humo. ¿Y qué mejor humo que una velada romántica o algo por el estilo? Jajajaja- mi risa suena un poco desencajada y frustrada.

Sin embargo, ante su última afirmación, le clavo la vista y chillo. -¡EMBUSTERA! -digo rabiosa.

(FdR: me encantan los spoilers de Gasai yuno :_D)

Spoiler:

Se produce un silencio entre ambas y yo vuelvo a adquirir un tono monocorde. -Tú te quedas con ese cabrón insufrible del que aún estoy enamorada y yo me quedo con Seth. Sé que no es lo mismo ni tampoco es tan guapo, pero por lo menos me querrá. Me dará abrazos y su cuerpo caliente me arropará. Los piscis no sois capaces de sentir ese calor. Seguro... Pues pudríos los dos... Porque no os voy a dejar vivir en paz en lo que me queda de vida. Si yo no tengo a Follow, nadie lo tendrá. Ni siquiera él mismo podrá tenerse...
-Sin embargo, esto no quedará así -digo pasando a su lado, rozándola ligeramente-. Volveré a las habitaciones esta noche. Necesito descansar. Tengo un negocio entre manos y debo estar despierta. ¿Podrá Follow protegerte todas las noches, Massen Dew?
No estaba en mis planes hacerle nada mientras dormía. No era mi estilo, sin embargo, una advertencia siempre ayuda.

*se va*

FDR: tengo que hacer cosas >-

Ante su grito, retrocedí otro paso, pero ahí acabó mi precaución y mi miedo. El paso que había dado hacia atrás lo volví a avanzar cuando habló de nuevo.

-Tal vez nos dejes vivir en paz cuando aprendas que Follow no es propiedad de nadie. No, tampoco es mío, Nagore -sabía que diciendo aquello era muy posible que la sacara de sus casillas, pero estaba comprobado que no cambiaría por sí sola-. Y Seth tampoco es una propiedad, ten cuidado con cómo lo tratas. No es un juguete ni un segundo plato.

Nagore parecía demasiado metida en sus propios pensamientos como para prestar la menor atención a lo que decía. Alcé ambas cejas cuando habló. No me amedrentaba con aquello, pero me sorprendían sus bravuconadas.

-No necesito que me protejan. Me basto yo sola -respondí, entrecerrando los ojos con cierto aire orgulloso.

Me aparté cuando pasó por mi lado y la dejé marchar. Ya era más que suficiente. Al menos, había sacado unas cuantas cosas en claro: no parecía que hubiera hecho ninguna locura, ni que le hubiera pasado nada. Si Seth resultaba implicado en esto para mal, me sentiría muy culpable, pero no había mucho que yo pudiera hacer al respecto.

Entré en la habitación con un suspiro. Definitivamente, prefería a Loksass. Necesitaba algo que me entretuviera un buen rato.

*Se va*

Lluvia entró corriendo en el dormitorio, que estaba vacío. Con una amplia sonrisa, se acercó hasta su cama y comenzó a rebuscar en el baúl. Tras sacar un par de prendas, encontró el arco y el carcaj. Ensanchó la sonrisa y acarició la madera. Luego, colocó ambos objetos en la cama y guardó la ropa sin preocuparse mucho por lo desordenado que quedase el baúl. Ya lo ordenaría después, cuando volviese de su entrenamiento.

Cerró el mueble y cogió su arma. Observó el dormitorio durante unos segundos y, después, abandonó a toda prisa la habitación.

*se va*

Jager me mira, nervioso, desde la ventana, encaramado en el alféizar. Está preocupado, no cabe la menor duda. Su cabello, apelmazado por la lluvia, se le pega al rostro.
Me hago un lado y entra, creando un charco al hacerlo.

"Tenemos problemas" me dice, mirándome fijamente.

No digo nada. Prefiero dejarle hablar, pero en vez de seguir empieza a caminar de un lado a otro, pensativo. Yo lo sigo con la mirada, muda.

"Hemos ido demasiado lejos" dice por lo bajo, casi para sí.

Se echa el pelo hacia atrás, preocupado. Me mira de reojo, como esperando una reacción por mi parte.

Un relámpago ilumina por completo la estancia. El agua que había en el suelo, en su pelo, en su ropa, resulta no ser agua, sino sangre.
Él se vuelve hacia mí, y me doy cuenta de que le falta uno de los ojos. En su lugar, un hueco del que brota sangre sin cesar, tiñendolo todo.

Jager se me acerca y yo retrocedo, pero mis manos palpan la pared. No tengo escapatoria. Solo puedo ver cómo se acerca a mí, llevando mi kusarigama en su mano, teñida de su propia sangre, que sigue saliendo de su ojo.
Intento hablar, pero no lo consigo.

Un nuevo relámpago ilumina la estancia, que ahora parece una mazmorra húmeda.
Jager me abraza. Su tacto es húmedo y pegajoso, y al tocarme noto que esa humedad me cala hasta los huesos, impregnando mi ropa.

"Mentirosa. Todos van a descubrir lo que eres. Y entonces también a ti... También a ti te arrancarán los ojos"

Jager ríe, apartándose de mí, y al hacerlo ya no es él, sino yo, con ambas cuencas vacías y la sangre brotando de ellas.


Abro los labios, inspirando profundamente, mientras mi pecho se levanta, como si llevase mucho tiempo sin respirar. Jadeante, con los ojos desorbitados, me palpo la cara, buscándolos, aunque pronto comprendo que no era más que una pesadilla...
Otra vez.

Noto el sudor frío que recubre mi cuerpo y me levanto. Me siento en el borde de la cama. Me tiemblan ligeramente las manos.

-Ni en sueños dejas de joderme... -gruño.

Me pongo en pie y me cambio de ropa. Mejor será que me despeje.

*se va*

En cuanto oí el sonido del cuerno me apresuré a venir a la habitación. Por primera vez en mucho tiempo, parece que hay que actuar rápido.

Una vez aquí, me cambio de ropa, poniéndome una oscura, flexible y ceñida. Me trenzo rápidamente el pelo y cojo una capa, que me pongo por encima de todo. No es muy cómoda para luchar, así que si la cosa se pone fea seguramente tenga que quitármela, pero no me apetece vérmelas con la lluvia sin la seguridad de que vaya a haber batalla.

Salgo apresuradamente de la habitación.

*se va*

Llego a las habitaciones y me dirijo rápidamente a mi baúl. Sé que tenía un paraguas estampado por alguna parte y, efectivamente, lo encuentro. – ¡Bien!- canturreo. Engancho el candil al asa del paraguas con disposición para aventurarme al exterior. Sin embargo al echar un último vistazo a la habitación, veo que Massen tiene su arma encima de la cama, metida en una cajita (a la cual le faltan un par de detalles para que sea más mona, pero bueno…) y me pregunto si aquella especie de señal o sonido era algo malo y si Massen estaba en peligro. Si es así debería ayudarla. –Joder…- cojo un lápiz y escribo en una servilleta.

“Massen te cojo la cosa esta. Fdo: Na~ <3”
-Venga, vamos -digo, ahora sí, saliendo a todo correr de la habitación en dirección al exterior.

*se va pa fuera ya sin miedo a la lluvia porque ya no se moja*

Lluvia llegó a los dormitorios con un libro en las manos. Después de cenar había pasado por la biblioteca para dejar el libro que había cogido hacía unos días y, al verse allí, decidió que sería buena idea coger otro. Así que, tras observar diferentes estanterías en busca de alguno, ahí estaba, frente a su cama con La Maravillosa y Tal Vez Poco Real Historia del Arquero Guillaume en las manos (esta vez había optado por leer algo de ficción; el libro de teoría sobre el uso del arco sólo le había despertado más dudas).

La aether se desvistió, se puso un grueso pijama (en Brontë hacía mucho frío) y se metió en cama. Luego cogió el libro, que había dejado en la mesilla, lo abrió y comenzó a leer, contenta.

Tras leer unas cuantas páginas, Lluvia volvió a dejar el libro en la mesilla y se acomodó en la cama, dispuesta a dormirse.

*se duerme ~*

Me aplasto la cara contra la almohada y chillo por enésima vez. -KYAAAAAAAAAAA -alzo la cabeza y releo, ávida, la carta. Si no me la he leído cien veces, no me la he leído ninguna.- Al fiiiin- digo mirando al techo-. Al fin, sin tiempo no era- digo completamente histérica.
-Típico de mi tío Nagorr. Jajaja dar una fiesta por todo lo alto esté donde esté- me muerdo el labio inferior-. ¡QUÉ PUTOS NERVIOS!- digo saltando en la cama.- ESTARÁ LLENOS DE CHICOS GUAPOS Y Y Y ¡TENGO QUE PONERME MI MEJOR VESTIDO! - corro hacia mi baúl y rebusco-. Voy a dejar a todas las mujeres sin ninguna posibilidad. Aquello será un verdadero campo de hombres BO-RRA-CHOS y, pese haberle prometido a mi amada Massen Dew que dejaría el tema de los novios a parte... Una noche es una noche y, una fiesta es una fiesta. Esta vez sí, Nagore, preciosa: VAS A LIGAR MUCHO- me digo a mi misma alzando el puño al aire.

*se queda rodando por cama completamente ilusionada*

FDR: *O*

Al final me he tenido que cambiar el vestido por uno rosa y negro. Era lo mejor que pude hacer, pues el otro estaba todo manchado.
He tardado más de lo que quería porque no encontraba todos los complementos y... debía estar perfecta, más vale tarde que nunca. 
Una vez que estoy lista, corro completamente emperifollada hacia el comedor. 

*Corrrre*

FDR: Corre, bonita, corre.