Jardines (1) [completo]

La chrysos volvió a iluminarse los ojos para, supuse, poder leer. Tras acariciar la portada, abrió el libro y comenzó a leer con velocidad el interior. Supuse que simplemente lo estaba ojeando, pues pasaba las páginas con bastante rapidez. Tras su rápido vistazo, me lo devolvió y eliminó la luz que había originado en sus ojos. Luego me comentó que ella prefería los cuentos vinculados a las tradiciones porque, según ella, podían servir para comprender algún tipo de actitud o comportamiento. Mientras hablaba, asentí varias veces, para mostrarle que la estaba escuchando. Cuando terminó, la miré de reojo y esbocé una pequeña sonrisa.

— A mí esos también me gustan... Aunque dudo que pudiese comprender alguna actitud o comportamiento al leerlos.

Esbozo una sonrisa.

- Me refiero a... Leyendas, por ejemplo... A raíz de las cuales comprendes por qué la gente de un pueblo no sale de él las noches de verano... O las que se le cuentan a los niños para que no hagan cosas malas, como que vendrá un demonio o... que una arpía se lo llevará o... cosas así...

Bajo la cabeza. Me he enrollado demasiado hablando de monstruos que se comen a niños y cosas semejantes. Si lo que intentaba era forjarme una imagen seria y agradable no lo estoy haciendo bien.

-Tampoco tiene demasiada importancia. Son cuentos.

Asentí varias veces.

— Comprendo... Había entendido otra cosa, pero eso tiene más sentido.

Y era cierto. Había entendido otra cosa que, bien pensado, no encajaba demasiado con sus palabras.

— Bueno, las cosas tienen la importancia que quieras darle... Creo... — Me encogí de hombros —. Esa es una frase que escucho bastante... ...

Volvimos a quedarnos en silencio. Miré a mi alrededor. Luego clavé mi vista en el suelo. Y, finalmente, la miré a ella.

— ¿Hace mucho que llegaste al Palacio? Es curiosidad... No hace falta que respondas.

No puedo evitar sonreír y aprovecho su pregunta para tratar de informarme sobre las cosas que Dehnelle ha contado (si es que le dijo algo y no soy una neurótica loca).

- Fui la primera en llegar, según recuerdo -respondo,y la miro de reojo, haciendo una breve pausa antes de seguir hablando-. Junto con Dehnel. No sé si lo conoces. Un flamma pelirrojo y enorme.

Pelirrojo, enorme y sincerebro, me gustaría decir, pero Alehyss Lester no malgasta aire en insultos como una niña pequeña. Yo tengo más estilo que eso.

Al parecer, había sido la primera en llegar. Bueno, la primera junto con Rick, pero la primera, a fin de cuentas. Asentí mientras hablaba y, cuando terminó, la miré de reojo, y esbocé una pequeña sonrisa.

— La primera... Yo llegué hace unas semanas — Ensanché la sonrisa. Luego estiré los brazos y continué hablando —. Y sí, le conozco. A Rick, digo... Hablé con él un par de veces. Es simpático. Y divertido. O al menos eso me parece a mí...

La observé en silencio, aprovechando que ella no podía verme. Me preguntaba si Rick y ella se llevarían mal, o si sólo a Rick le caía mal la chrysos. Tras unos segundos pensando en si debía o no realizar la pregunta, me animé a preguntar.

— ¿Tú hablaste con él? ¿Os lleváis bien? Es una curiosidad, nada más... No tienes por qué responder ni nada.

Simpático... Divertido... No creo que eso concuerde con mi Rick Dehnel, pero tampoco puedo decir que me haya tratado con demasiada cordialidad, así que supongo que dentro de ese escamoso caparazón de estupidez puede llegar a existir algo buen... Lo retiro.

Le sonrío de lado. Demasiadas preguntas... Demasiado obvias tus intenciones, pero... ¿Por qué no responder?

- Hablé con él -. Asiento-. Y... Bien no es la palabra. Ni regular. Ni normal. Creo que se podría decir que sentimos una especie de mútua aversión, aunque tal vez esté hablando de más y Dehnel guarde un aprecio secreto hacia mí en su valiente corazón.

Asentí al escuchar sus palabras. Por lo que contaba, parecía que la aversión era mutua, por lo que supuse que habrían discutido, peleado o algo semejante. O a lo mejor se llevaban mal porque eran muy diferentes. A saber.

— Vaya... Qué pena, ¿no? — murmuré.

Me quedé callada durante unos segundos. Evidentemente, no iba a decirle lo que me había dicho Rick de ella. No quería que discutiesen o algo semejante otra vez. Además, ¿quién era yo para ir desvelando sus opiniones?

Tras unos segundos en silencio, esbocé un amago de sonrisa y volví a preguntar.

— ¿Y conoces a mucha gente...? Como fuiste la primera, supongo que sí, pero quién sabe.

¿Una pena? Yo lo veía más como un fastidio necesario. Al fin y al cabo, ¿que podía (o quería) hacer yo para mejorar mi relación con el estúpido bismonte ese? Pero lo mejor era dejarlo estar por el momento. La pregunta de la gente es más interesante.

- No sé... Depende de lo que consideres "mucha".

Dehnel (por desgracia), Heylel, la pequeña piscis, Kettleburn y luego algunos jefes: Nagorr Brumm, Aren Darvenwish, Timber Bright y... A alguna gente del servicio de vista. Y, claro estaba, ahora ella misma: Inger.

- Contándote... No sé... He visto a bastanes personas, pero supongo que solo he hablado con unas ocho o así. He oído hablar de algunos a los que no he visto y supongo que otros habrá que están y no se han cruzado conmigo.

Asentí varias veces. Al parecer, la chrysos había conocido a bastante gente. Según sus palabras, había visto a mucha gente, pero sólo había hablado con ocho personas. Ladeé la cabeza, hacia la derecha, y me quedé callada durante unos segundos. Yo había hablado con Rick, con Heylel, con Sanae, con Elektra, con el piscis Kettleburn, con el líder Darvenwishs y, evidentemente, con ella. En total eran siete personas, pero, realmente, sólo había mantenido conversaciones "serias" con Rick, Heylel y con Alehyss. Mi encuentro con el líder de Caligo no lo contaba como una conversación, pues yo me había limitado a responder a sus preguntas. En cuanto a los demás, a Sanae y a Elektra sólo las había acompañado a los dormitorios, por lo que apenas habíamos cruzado un par de palabras, y con el piscis era imposible mantener conversaciones.

— Vaya... Yo, contándote, sólo he tenido conversaciones con tres personas... — Esbocé una pequeña sonrisa —. Y en total me crucé con ocho personas, aunque con cinco de ellas no he hablado demasiado.

- Se ve que eres más sociable que yo -. Fuerzo una sonrisa amarga, haciendo referencia a la poca diferencia entre las personas que hemos visto teniendo en cuenta la diferencia de tiempo, aunque realmente mi poca capacidad para relacionarme pudo no tener tanto que ver con mi forma de ser como con que la gente aún no había llegado cuando yo lo hice.

Eso tendría sentido.

Me pongo en pie y sacudo las posibles hierbas o tierra de mi pantalón.

- En fin... Creo que es un poco tarde para mí. Ha sido un placer, pero me retiro ya.

Hago un gesto de cabeza similar a un asentimiento como despedida.

- Buenas noches.

Me doy la vuelta y me alejo lentamente, preguntándome si mira mi espalda mientras me alejo. Me gustaría poder ver en la oscuridad sin dar señales de vida, pero es lo que hay.

Nombre: Inger.
Edad: Entre 16 y 19 años (difícil de precisar por la oscuridad).
Ojos: Castaños.
Cabello: Rojo.
Raza: Caeruleus.
Notas mentales: Algo insegura. Simpatía hacia Dehnel. Le gustan los cuentos.
Y... Bueno... Según tengo entendido, Silvanus la besó, pero ayer pudo tomarse una pequeña venganza.

No está mal para acabar de conocerla.

Sonrío.

*se va*

Me despedí de Alehyss con la mano, y con un amago de sonrisa dibujado en la cara. Nuestra conversación había sido un poco... ¿seca? No sabía si esa era la palabra, pero tanto ella como yo parecíamos distantes. O algo así.

Suspiré. No me había parecido una bestia, ni una mala chrysos. Eso era bueno. O eso creía.

Me puse en pie y estiré los brazos. Luego recogí el libro del suelo. Dentro de poco lo terminaría, por lo que podía empezar a pensar cuál podría ser el siguiente que cogería.

Tras dedicarle un rápido vistazo al jardín, comencé a andar en dirección al Palacio.

*se va*

Salí del Palacio y llegué a los jardines, con el mal humor pintado en la cara. Me acerqué a una mesa, pero, en vez de sentarme, me limité a dejar el ungüento y el libro en ella. Tras colocarlos, comencé a caminar, dando grandes zancadas. Estaba de muy mal humor. Aquel piscis no sólo era un acosador y un desagradecido, sino que, además, era un maleducado. ¿Qué olvidase el pasado? ¡Claro, eso le hubiese venido muy bien a él! A fin de cuentas, él era el que se dedicaba a ir por el mundo con esa actitud tan despreciable.

Apreté los puños y clavé mi vista en el suelo. Me arrepentía de no haberle dejado tirado en los jardines. Sin duda, no se merecía ningún buen gesto por mi parte. ¡Ni tampoco por parte de Rick! No en vano, se había negado a disculparse con él.

— ¡Cretino!

En ese momento, deseé que hubiese alguna piedra a la que poder patear en el jardín. Golpear piedras parecía muy, muy relajante. Pero, por suerte o por desgracia, no había ninguna. Fruncí el entrecejo.

— ¡¡Malditas piedras que no estáis cuando se os necesita!!

*se queda farfullando cosas*

Salgo al jardín con las manos en los bolsillos, sin demasiado que hacer. Pero al salir me encuentro con una Inger algo alterada. ¿Qué le habrá pasado?

-Hey, Inger. ¿Va todo bien? -Pregunto mientras me acerco, no la había visto así antes.

Una voz interrumpió la vuelta que estaba dando. Me paré en seco, aún con el ceño fruncido, y me giré. Heylel acababa de llegar a los jardines. Relajé un poco la expresión de mi rostro. Ahora ya no mostraba muy mal humor, sino un simple mal humor.

Me crucé de brazos.

— Hola... — murmuré. Me callé durante unos segundos. ¿Debería decirle que estaba enfadada o no? Tras unos segundos en silencio, añadí —: Y... Bueno, he tenido días mejores.

Sorío un poco y me paro a pocos metrs de ella.

-Lo veo, se te ve un poco extresada. Al menos espero que no sean cosas de casa -. Comento con interés. No sé si está en contacto con su familia, pero como yo sí que lo estoy con la mia... Siempre es mejor algún tipo de pelea aquí en dnde apenas hay concidos que algo de familia.

Heylel se acercó un poco. Yo negué varias veces, con el ceño ligeramente fruncido.

— ¿De casa? No, claro que no. Mis padres son fantásticos y mi hermano es demasiado genial, ¿cómo voy a tener problemas con ellos? — Me pasé una mano por el cuello. Luego suspiré —. Es todo culpa de ese estúpido piscis... — Farfullé —. Silvanus, digo... No sé si lo conoces, pero es estúpido.

Pensé en añadir unas cuantas palabras más, pero lo dejé en estúpido. Heylel no tenía por qué aturar mi mal humor y, al mencionar al piscis, mi enfado aumentaba considerablemente.

Escucho a Inger y me alegro de que se lleve tan bien cn su familia, pero se la ve realmente molesta con Silvanus.

-Sí, justamente acabo de hablar con él. El otro día estaba peleándose con Rick en las habitaciones, ¿a ti te ha hecho algo? -Pregunto curioso. ¿Es que no hay nadie que no tenga problemas con el piscis? Si inclus a mí me sigue molestando con sus despedidas... Pero claro, yo era yo y a mí me importaban poco esas cosas.

Arrugué ligeramente el ceño y bajé mi vista al suelo. Pensé en lo que me había dicho Heylel, y luego recordé las heridas que Rick tenía en el brazo y en la cara. Si se había peleado con Silvanus, probablemente el piscis se las hubiese hecho. Aunque, a decir verdad, me extrañaba que el piscis hubiese podido hacerle daño al flamma. A fin de cuentas, Rick era como tres cabezas más alto que él, y dos veces más ancho, por lo que la idea de que el piscis le hubiese herido se me antojaba surrealista.

Permanecí unos segundos en silencio, pensando en lo que me había dicho Heylel. Al darme cuenta de que probablemente pareciese descortés, alcé la vista y me dispuse a hablar.

— ¿Se peleó con Rick? ¿Le hizo daño? Es decir... ... Eso — Me pasé una mano por la nuca. Heylel resolvería mis dudas acerca de las heridas del flamma. O, al menos, eso esperaba —. Y, bueno, salvando que anteayer nos atacó a Rick y a mí porque quería "jugar", y quitando el hecho de que hoy me haya echado de la enfermería porque sí, y de que me hubiese... ... Sí, ¡claro que me hizo algo! De lo contrario no estaría de mal humor.

Y era cierto. No solía enfadarme con facilidad.

Inger pregunta inicialmente por las heridas de Rick.

-La verdad es que más que pelea fueron unos cuantos gritos. La única herida que le hizo fue un cortecito en la cara -.Comento acordándome de la situación. Jo, me habían despertado...

Luego escuché lo que Inger decía sobre Silvanus. Así que eran ellos los de ayer.

-¿Os atacó ayer? ¿Entonces érais los que peleaban fuera? ... jope. ¿Y por qué te ha echado? -Mi cara era un poco extraña debido al gesto entre incrédulo y extrañado. No sabía que el piscis fuese por ahí buscando pelea con lo bobo y cagón que parecía.

Al parecer, el piscis sólo había sido el causante de la herida que Rick tenía en la cara.

— Vaya... Pues menos mal que no — me pasé una mano por la nuca — le hizo nada... —. Esbocé una pequeña sonrisa —. Es decir... Dudo que el piscis pueda hacerle daño a Rick, pero... ... No sé...

Miré al suelo, y me imaginé a Silvanus atacando a Rick. La escena, a pesar de que me parecía bastante surrealista, me preocupaba un poco. A fin de cuentas, Heylel había dicho que le había atacado en los dormitorios. ¿Y si se le ocurría atacar cuando dormía? O dormían, mejor dicho. A lo peor se le daba por atacar también al resto de sus compañeros. Iba a decirle algo relacionado con el tema, pero el aether se adelantó y me preguntó por la pelea que habíamos tenido anteayer. Al parecer se había enterado de que alguien había estado peleando. Suspiré.

— Bueno, realmente nos atacó anteayer, pero sí. Creo que ayer no hubo ningún tipo de pelea, así que te referirás a nosotros... — Suspiré. Luego continué —. Rick y yo estábamos aquí sentados cuando nos atacó... Nosotros no queríamos hacerle nada, pero, como no dejaba de lanzarnos hechizos, tuvimos que defendernos... ... Al final se cayó de un árbol y, tras recibir un golpe que le mandé para que dejase de atacarnos, se desmayó. Rick lo llevó a la enfermería... — Esbocé un amago de sonrisa —. Y hoy he ido porque me dolía la espalda y me lo encontré. Después de recriminarle lo que nos hizo, me echó diciendo que estaba muy cansado y que tendría que dejar de atrás el pasado — Resoplé —. Ni tan siquiera me dio tiempo a encontrarme con un enfermero.

Sonrío. Es normal que Inger se preocupe por la salud de su chico, pero Rick es todo un guerrero.

-Ya, dudo que Silvanus pudiese hacer demasiado tal y como lo enfrentó. No deberías preocuparte tanto -. Indico cruzando los brazos. Después me cuenta lo de la pelea que había sido anteayer. Cierto, ayer fue cuando me habló la líder flamma. Que amnesia tengo...

Vaya, los dos tan tranquilos pasando sus ratos de enamorados en los jardines y Silvanus va y les ataca. Menudos modales. Y lo mismo para el hecho reciente de la enfermería.

-Pff... Lo creía un tipo más decente. No de esos que atacan por la espalda a las parejas o se comportan con tan poca educación -.Comenté a la caeruleus mirando a un lado para rganizar mis pensamientos. Luego volví a mirarla recuperando su mención a su golpe.

-¿Aun no te lo han visto? Pero, ¿te duele mucho? -Le pregunto con cierta preocupación.

Asentí varias veces al escuchar sus palabras.

— Jo, es normal que me preocupe... Él me ayudó... ... — Me pasé una mano por el cuello y luego esbocé una pequeña sonrisa —. Y, bueno, aún no me lo han visto, pero me imagino que con el ungüento que...

Y entonces dejé la frase a medias. Y las palabras de Heylel se repitieron en mi cabeza. ¿Había dicho pareja? Noté como me sonrojaba con fuerza, por lo que bajé la cabeza y clavé mi vista en el suelo. Comencé a negar, primero con lentitud y luego con mayor rapidez, y, sin alzar la vista, respondí:

— Nooo... ... No... No... Rick y yo no... ... ¿Pareja? No... ...

Me alegro de que Inger se encuentre bien a pesar de todo y ahí sigue, preocupandose por el grandote de Dehnel. Pero entonces se queda callada y se sonroja mucho. ¿Que no son pareja? No entiendo...

-Venga, Inger, aunque te de algo de vergüenza no tienes porque negarlo -.Comento con una sonrisilla acercándome unos pasos. Pero si el otro día habíamos estado hablando con mucha normalidad... No, no entiendo nada. -Además, cuando te pregunté que cuanto llevabáis juntos y lo de la ilusión y eso estabas muy tran-... - A ver, el otro día habíamos tenido varios malentendidos... Oi, oi, oiii. -... ¿O no? ...- Vale, me voy a callar porque yo ya no me entero.

Volví a negar, notando como se me sonrojaban hasta las orejas. ¿Qué le había hecho pensar que éramos pareja?

— Pero... Es que... Es que... ... No... — alcé un poco la vista, pero no tardé en volver a bajarla —. El otro día pensaba que hablabas de... ... De cuánto tiempo llevábamos siendo... ... ... De cuanto hacía que nos... Conocíamos... — le miré de reojo —. Nada más...

¿Pareja? ¿Rick y yo? ¿Dónde...? ¿Por qué...? ¿Cuándo...? ¿Qué...?

La chica sigue sonrojándose, pero niega cualquier tipo de noviazgo. Pero aquella conversación del lago... Claro que no podía decirle nada.
Mi cara borra la sonrisa de antes para poner un gesto extrañado.

-Entonces... ¿Entre Rick y tú nada de nada? ... -Entonces, como tampoco queda tan raro, me atrevo a decir -¿Ni ahora ni antes? ... -Es que sino son pareja lo disimulan muy bien. Pues que disgusto oye.