Pasillos

Rick negó varias veces, dando a entender que no pasaba nada. No me respondió a la pregunta, pero tampoco me molestó. Se irguió del todo y se pasó las manos por la ropa. Yo imité este último gesto suyo y coloqué un mechón de pelo por detrás de la oreja. Le devolví la sonrisa que me dedicaba y cerré los ojos cuando me besó. Me pareció oír una voz, pero, cuando abrí los ojos, allí no había nadie. Fruncí ligeramente el ceño y miré a Rick.

- ¿Has oído algo...? - pregunté, al tiempo que me pasaba una mano por la nuca.

Me quedé de piedra y durante un segundo mi corazón se paralizó. Los ojos, muy abiertos, lo buscaron, pero ya no estaba. Aren Darvenwish. Noté un dolor atravesando mi espalda, aunque no me pasaba nada, pero el mero recuerdo de los latigazos castigando mi piel sin remordimiento, sin culpa, sin piedad...

La boca se me quedó pastosa de pronto. Aquel hombre no me gustaba en absoluto. Lo respetaba mucho, pero me daba miedo. Era como si el enemigo estuviese infiltrado en nuestras filas y ni siquiera se preocupasen por impedírselo, y yo solo era muy débil para plantarle cara.

La voz de Inger me sacó de mi ensoñación, aunque seguía algo perdido. La miré.

- ¿Eh? ¿Qué? Ah... Sí, es algo tarde... Ya nos... Veremos, ¿vale? -. Forcé una sonrisa y la besé en la mejilla.

Sin esperar respuesta, no sé si la hubo, me alejé. Sentía como si cada una de las cicatrices de mi espalda se abrieran de nuevo, aunque estaban perfectamente sanadas. El simple hecho de saber que podía aparecer a mi espalda en cualquier momento era tan espeluznante.

Y eso me horrorizaba.

*se va asustaillo el pobre u.u*

Ladée la cabeza, con preocupación, al ver la reacción de Rick. Me preguntaba qué le había pasado. Pero antes de poder expresar mis dudas en alto, Rick se fue. Me pasé una mano por la mejilla que había besado y observé el camino por el que se había ido.

- Nos vemos... ... - murmuré.

Permanecí así, en silencio y con el rubor en las mejillas, durante unos segundos. Luego recogí las flores (que se habían caido al suelo) y esbocé una pequeña sonrisa. Me daba algo de pena que hubiesen terminado en el suelo, pero parecía que no les había pasado nada. Tendría que ponerlas en agua o algo.

Me fui de los pasillos, en dirección al dormitorio de las chicas.

*se va*

Los recuerdos de la noche anterior vienen una y otra vez a mi mente mientras atravieso los pasillos en dirección al comedor. En primer lugar, el extraño ataque de la bestia, del que solo pude ver el final, pero eso bastó para que lo relacionase con el anterior ataque en el que había participado. Por otra parte, los dos chrysos a los que no había visto antes me habían llamado la atención, y tengo en mente un futuro encuentro, a poder ser, con ellos para conseguir algo de informacion acerca de sus personas. También está el tema de Kettleburn, que si bien puede ser que quiera decirme alguna sarta de cotilleos, también puede tener algo verdaderamente interesante que contarme, y eso no lo sabré hasta que hable con él.

Y luego está Aren Darvenwish. Un escalofrío me recorre la espina dorsal al pensar en él, aunque ya no es de miedo. Sé que debo temerlo, pero ya no es ese el primer sentimiento que me inspira.

No tengo ganas de toparme con él, pero parece que él ya ha decidido que así será, y y, como inferior, solo puedo resignarme.

Justo unos metros antes de llegar al comedor se me ocurre pensar en Jager, que quizás se ha estado preguntando por qué no aparecí ayer en el bosque.

Que se joda

*se va*

Paseaba por los pasillos con un par de libros de la biblioteca, con la firme intención de devolverlos a su lugar, ya que me había pasado el día revisándolos.
Pero un pajarito se posó en el alfeizar de la ventana, era una de esas situaciones en la que ves a un pajarito muy bonito y te quedas muy quieto para evitar que se valla volando.

Me quedé apoyado en la pared observando al pajarillo.

*se queda*

Caminaba por los pasillos con prisas y cargando todo mi equipaje. Hoju estaba dormido dentro de mi bolsa, por lo que me sería más fácil irme de allí sin distracciones.

Había tomado una decisión. Tenía la firme intención de irme de Brontë, y no quería dar explicaciones a nadie, así que evité despedirme de todos... por lo tanto no quería cruzarme con nadie, pero entonces vi a Silvanus viendo por una ventana.

Frené en seco unos segundos y dudé... pero al final decidí hacer como que no lo había visto, y seguí caminando con la vista al frente.

El pájaro levantó el vuelo en cuanto vio pasar a una aceleradísima Hewina que cargaba todo su equipaje.

-Eh, eh eh... Hew, ¿a donde vas con todo eso?- pregunté acercándome a ella.

Silvanus se dio cuenta de mi presencia. Entonces me frenó y me dijo aquello.

Me quedé callada unos segundos y dudé... pero me acabe autoconvenciendo de que no le importaría que me fuese, por lo que finalmente desvié la mirada
y le dije: "Me voy. Vuelvo a Lumen."

-¿como que te vuelves? ¿porqué? ¿tu madre se murió? ¿que te pasó? ¿tienes cáncer? ¿puedo ir contigo? ¿vas a volver? ¿te vas de vacaciones? ¿te vas para siempre? ¿te vas? ¿y eso? ¿como? ¿que te ha pasado? ¿Hewina? ¿me oyes?- dije preocupado

Silvanus se sorprendió y comenzó a hacerme un montón de preguntas, de las cuales solo pude entender unas cuantas porque hablaba muy rapido y con nerviosismo.

Cuando terminó de hablar se quedó mirándome como si me estuviese exigiendo una explicación, así que suspiré y le dije: "No... no ha pasado nada... pero quiero volver a casa."

...

"Me voy del ejercito. No quiero estar más aquí...", murmuré.

-Vale, eso ya lo he "pillado" pero no me has dicho el motivo... jo, Hew, yo no quiero que te vallas.
-Quédate, porfa, o por lo menos dame un razón de peso por la cual te vas, no puedes irte así por las buenas sin darme ninguna explicación... Hewina...- una sensación extraña comenzó a invadirme- yo no quiero que te vallas...

Lo miré asombrada unos segundos. Hace unos días no me hacía caso alguno, y ni se percataba de mi existencia, y ahora me decía eso...

No quería que me confundiese, así que le dije de forma brusca: "No tengo por que darte explicaciones. Si me quiero ir me voy.

Entonces desvié la mirada de nuevo.

"Si me disculpas...", dije, y entonces comencé a caminar de nuevo.

Ante su respuesta, mi gesto se crispó y le dí un empujón.
-¡TU NO TE VAS A NINGUNA PARTE! NO ME DA LA GANA Y PUNTO- entonces comencé a llorar. no quería hacerlo, pero el mero echo de que hewina desapareciese para siempre... era... muy frustrante, ella me quiso, no sé si lo sigue haciendo y yo siempre he buscado a una persona que me quisiese, y para una que encuentro la dejo de lado por... bueno... por ese hombre entonces la cogí de los hombros - DIME POR TU SANTA MADRE QUE COÑO TE HA PASADO, JODER! Y NO QUIERO NI MENTIRAS, NI EXCUSAS NI LECHES EN VINAGRE, ¿ME ENTIENDES?-
dije mientras la agitaba fuertemente

Silvanus comenzó a agitarme y a gritarme de forma violenta, exigiéndome una explicación.

Entonces comencé a llorar y perdí los nervios, así que lo empujé yo también y le grité, mientras lo miraba fijamente: "¡ME VOY PORQUE ESTOY HARTA! ¡ESTOY HARTA DE SUFRIR! ¡ESTOY HARTA DE QUE ME HAGAN DAÑO! ¡NO AGUANTO MÁS, Y NO PIENSO QUEDARME AQUÍ A PARTIRME EL LOMO CUANDO NO HACEN MÁS QUE DARME PATADAS! ¡DIME! ¡PARA QUÉ QUEDARME AQUÍ, EN ESTE HORRIBLE LUGAR EN EL QUE NO PARAN DE ACONTECERME DESGRACIAS! ¡ESTE LUGAR EN EL QUE CASI TODO EL MUNDO ES UN DESAGRADECIDO! ¡ESTE LUGAR EN EL QUE HASTA LOS LÍDERES TE ACOSAN Y TE AMARGAN LA VIDA!"

Entonces me callé, y miré hacia el suelo para que el pelo me tapase la cara, mientras lloraba sin parar.

"Para qué quedarme aquí... si tú ya no me amas...", pensé, sin embargo dije: "Prefiero morir en brazos de la gente que me quiere, antes que morir luchando después de haber soportado todo esto. Así que me voy."

Ella me propinó un supino empujón de vuelta y comenzó a gritarme un monton de cosas... cosas que me dolían mucho, sobre todo cuando al final hizo referencia al lider Darvenwish (sabía que se refería a el porque ninguno de los otros era tan cabrón). Que dijeran cosas malas de Aren le ofuscaba mucho, pero esta vez había ido demasiado lejos... hacer que los alumnos se artasen de su estancia en el palacio... jolines, ni que nos sobrara gente.

Entonces bajó la cabeza y comenzó a llorar

No sabía lo que hacer... de repente, sentí un calor en mi pecho, me dolía verla asi... realmente estaba afectada, y ese sentimiento se me contagió, puesto que yo también estaba afectado. Le solté los hombros y alcé su mentón y la besé fuertemente, haciendo que dejase caer sus bolsas.
La arrimé contra la pared
-Por esto es por lo que no te puedes ir.- musité entre sus labios.
Entonces presioné mi cuerpo contra el suyo

Lo miré con los ojos muy abiertos, mientras mi corazón iba a mil por hora...

Me toqué los labios con los dedos, mientras mi cuerpo temblaba. Estaba muy confunsa... y tenía miedo. Pero ya me dio todo igual, así que rodeé su cuello con mis brazos y lo besé, mientras las lágrimas salían por el rabillo de mis ojos cerrados.


FdR:

Spoiler:

Ella correspondió a mi beso. pero ¿por qué? ¿tanto me quería? ¿porqué me había escogido a mi? ¿a este enjuto niño miedoso?

Después de besarnos durante unos minutos, me separé de ella.
Sonreí, pero no dije nada. Le dí un beso en la mejilla, cogí mis libros y me fui


*se va*

Lo miré mientras se iba, y entonces yo también sonreí...

Suspiré, cogí mis cosas y volví a llevarlas a donde tenían que estar.


*se va*

Paseaba tranquilamente por los pasillos, cuando una chrysos, miembro del servicio, se acercó a mí con cierta inseguridad. Al ver que no se decidía a hablar, le pregunté si quería algo. Por toda respuesta, preguntó si yo era Massen Dew, y ante mi asentimiento, me tendió un sobre, diciendo que había llegado para mí desde Aqua. Inmediatamente después, se despidió y se fue, dejándome perpleja en mitad del pasillo.

Con el rostro sudoroso y un incontrolable temblor en las manos, giré el sobre unas cuantas veces, sin saber muy bien qué hacer con él. Había letras escritas por los dos lados, pero yo no podía leerlas. Finalmente, me decidí a abrir la carta, por si acaso traía algo más revelador para mí que palabras escritas.

En vano. Un texto ordenado y limpio, firmado con un nombre que no supe reconocer al pie. Arrugué la carta, casi de forma inconsciente, la volví a doblar de cualquier manera y la devolví al sobre. ¿Quién es tan estúpido para escribir a alguien que no sabe leer? Desde luego, fuera quien fuera era un completo imbécil, o bien un gran amante de las bromas crueles. Sentía arder las mejillas y los ojos llorosos.

Todavía confundida y maldiciendo por lo bajo, me perdí por los pasillos sin rumbo fijo.

*Vaga*

FdR: Por si alguien llegara a tener acceso a la carta, este es el contenido:

Citación :

Massen:

No sé cuándo vas a poder leer esto, pero espero que, ya que te consideras lo suficientemente mayor como para decidir el rumbo de tu vida, tengas el cerebro suficiente para responsabilizarte en otros aspectos. La abuela me pidió expresamente que no te escribiera, pero creo que ya ha pasado mucho tiempo, y que dejarte al margen de nuestra vida no tiene el menor sentido.
Has de saber que Arenette todavía no te ha perdonado por haberte ido sin despedirte. Desde que te fuiste, se ha vuelto una auténtica insoportable. Como el abuelo ha decidido fingir que no sabe quién eres, la abuela nos ha pedido a todos que no te mencionemos delante de él, pero Arenette insiste en preguntar por ti todos los días, nada más despertarse. Cuando le decimos que no has vuelto, se pone a gritar como una auténtica malcriada, y cada vez es más difícil distraerla.
Por otra parte, Seranne y Minta están muy orgullosas de tu decisión, para disgusto del abuelo. Las dos opinan que es la decisión correcta, y que de esa forma aprenderás a valerte por ti misma en seguida. Esperan noticias tuyas. Yo, debes saber, estoy completamente en contra. Considero que te marchaste de forma demasiado precipitada, y que el abuelo tiene toda la razón al estar tan furioso. Sin embargo, como sabes, mi carácter es mucho más suave que el suyo.
En cualquier caso, dejando a un lado tu ausencia, todo sigue más o menos como siempre. Quiero que, en cuanto puedas, contestes a esta carta. No volveré a escribir si no lo haces. Con afecto,
Sock Dew

P.D.: Vuelve a casa pronto.

Me dirigía a las habitaciones cuando vi a la pequeña massen un poco desesperada... parecía preocupada, pero ¿que hacia levantada a estas horas? ¿que la habrá pasado?
-Hola, Massen, ¿que tal? gracias por los zapatos, - dije frotándole la cabeza- olle... ¿te pasa algo?

De improviso, Silvanus Kettleburn me salió al paso. Me sobresalté, e instintivamente escondí la carta detrás de mi espalda.

- Buenas noches -murmuré-. Yo... De nada -bajé la vista, azorada-. No han quedado tan bien como querría, pero... Era lo menos que podía hacer.

Tras limpiar sus zapatos lo mejor que pude, me había asegurado de que miembros del servicio se encargaran arreglarlos. Habían tardado bastante, pero no se podía pedir demasiado. Al menos, podían usarse otra vez. Levanté la vista, perpleja, cuando preguntó si me pasaba algo.

- Algo... No sé... No, no me pasa nada, creo. ¿Por qué lo preguntas?

-No se... pareces preocupada, estas roja y los ojos vidriosos así que a menos que estés enferma, algo te preocupa, verdad?

me fijé que había ocultado algo en su espalda.

-¿que diablos ocultas? ¿droga? ¿es droga? ¿tienes droga? ¡si es droga, dame, dame, dame, dame!- dije gracioso

Me palpé la cara. ¿Tenía mal aspecto? No lo creía, pero no podía estar segura. Lo cierto es que la carta misteriosa me tenía un poco de los nervios, pero... ¿Tanto se me notaba?

Me reí ante sus preguntas. Sin embargo, me sentía bastante incómoda.

- ¿Qué se supone que te pasa por la cabeza, Silvanus Kettleburn? -le pasé el sobre por delante de las narices, sin permitir que lo cogiera-. Claro que no tengo droga. No soy una delincuente como tú -le eché la lengua-. Sólo es correo. Ya sabes. Cosas. Personales. Mías.

Intenté mostrar una sonrisa confiada mientras guardaba el sobre entre los pliegues de mi ropa. Desde luego, si yo no podía leerla, no iba a dejar que lo hiciera él.

-OGGGHHH YO, DELINCUENTE?? YO? CON ESTA CARA DE NIÑO BUENO- dije pestañeando mucho- jajaja ya, mujer es coña, cuando me dijo que eran cosas suyas, decidí no urgar mas en el tema
-Vale, bicho, no me enseñes nada, ee?- entocnes le di un besito en la frente- hasta mañana.

*se va*

Por suerte, Silvanus no insistió en el tema. Me dio un beso en la frente, lo cual me dejo bastante perpleja. Desde luego, era un tipo confiado. Cuando desapareció de mi vista, volví a sacar la carta, y seguí las líneas del texto como si de verdad estuviera leyendo, aunque sin entender nada. Me di cuenta en ese momento de que en el rato que había pasado desde que me la entregaron, ya estaba arrugada, con los bordes rotos y borrones en el texto.

Con un suspiro, volví a guardarla, sin mucho convencimiento. Ya vería qué hacer con ella.

*Se va*