Pasillos

Se irguió al escuchar a su líder.

- Claro que no, señor. La verdad es que me sorprende mucho que se dirija a mí con tanta naturalidad y me he sorprendido mucho, pero... Quiero que sepa que estoy a su servicio.

La naturalidad con la que se tratan Stalon y él me sorprende, ¿pero quién soy yo para hacer comentario alguno sobre lo que mi gran líder juzga o no correcto? Simplemente me quedo inmóvil, en pie, esperando alguna orden, aunque sea simplemente la de "descansen", sin saber bien si tengo derecho a decir algo.

Sonreí a Aren, apretando su mano, complacida.

- Zacharyas es un chico muy calmado -le dije. Entonces me acordé-. Y está buscando a alguien. ¿A que sí, chiquillo? Dile cómo se llama esa chica. Seguro que Aren te ayuda.

Sonreí al chiquillo, feliz por ser de ayuda.

El líder cambió ligeramente el gesto, afilando la mirada, en cuanto escuchó al muchacho. Le agradaron sus palabras aunque su buen humor hizo que no viese necesario reprochar su última frase con un "Lo daba por supuesto". Asintió con una sonrisa más similar a la que le era habitual. No soltó a la parvus.

-Por supuesto tendré ese dato en cuenta, muchacho -. Indicó con un tono algo suspicaz. Luego volvió a su estado agradable al notar como la pequeña apretaba su mano. -Pero, por esta vez, descansa de tu actitud. Es cierto que no se puede ir dejando de lado la disciplina, pero tampoco es positivo no dejar al menos algún día para el reposo y el ocio -. Comentó con tono tranquilo pero alerta. No era lo mismo encontrar a la parvus y hablarle a ella que estar en presencia de uno de sus súbditos y no mostrar su imposición.

En cuanto la jovencita de su lado habló de que el chico estaba buscando a alguien, el líder la miró con curiosidad para luego volver con el muchacho.

-¿Es eso cierto? ¿Y a quién buscas en ese caso? y, para qué si tienes tal interés -. volvió al líder el tono zalamero habitual con la noticia de tal búsqueda. Posiblemente se tratase de algún amorío o de alguna cuenta pendiente. Fuese como fuese debía estar al tanto de los acontecimientos del palacio. No fuera a ser que tuviera que alertar de las normas a aquellos chiquillos como había hecho con Dehnel.

Tragó saliva. La parvus había contado al líder que él buscaba a alguien, y eso lo ponía en un aprieto. Nadíe debía saber lo de sus costumbres macabras, y menos aquel hombre, pero tampoco podía no responderle, pues era una eminencia; nada más y nada menos que el líder de su raza.

Tragó saliva.

- Busco a... A Alehyss Lester, señor. No la conozco, pero me hablaron de ella y tengo curiosidad. Nada más- dijo sereno, sin pestañear siquiera.

Escuché con atención. ¡Ese era el nombre! Alehyss. Sonreí.

- ¿La conoces, Aren? -pregunté, acariciando su mano con las mías. Solté una de ellas para dar un apretón momentáneo al chiquillo, que parecía un poco cansado, y luego volví a la de Aren, con una risita. Estaba muy contenta.

Caminaba hacia las habitaciones despues de mi entrenamiento, pero debido al murmullo del fondo del pasillo, deidí acercarme.

Mi sorpresa es grande al ver a los presentes.

- My buenas noches caballeros y...- digo viendo hacia abajo- señorita- con una sonrisa.- ¿Que se celebra?- pregunté pniendo las manos en jarra.

Me giré hacia el líder e hice una reverencia.

El líder caeruleus miró al muchacho con curiosidad y cierta sorpresa al saber a quién estaba buscando. Amplió ligeramente su media sonrisa. Lester siempre en boca de todos. Rió para sí.

-La conozco, en efecto -. Dedicó una sonrisa a Ayne y volvió a mirar a Zacharyas. -Es una chica curiosa. Fría y seria de entrada, bastante inescrutable. Pero supongo que merece la pena ahondar - Comentó con una mirada casi cómplice dedicada al muchacho aunque sabía que él no entendería ni la mitad de lo que guardaban sus palabras.

Apareció entonces la vieja chrysos con sus parloteos diarios y el líder mantuvo la compostura sin variar su sonrisa, que ahora era más forzada.

-Muy buenas noches, señora Ungilde. Que bueno encontrarla de nuevo -. Indicó separando a la parvus de él ligeramente. Ya había demasiados presentes como para continuar con un comportamiento tan privado. Sin embargo, dejó que se quedase a su lado, cerca.

-A mi parecer no se celebra nada más que un día rutinario -. Indicó llevándose una mano a la solapa de la fina chaqueta.

La respuesta que obtuvo, si bien no fue muy profunda, de alguna forma sirvió para Zacharyas. Las palabras del líder no desmentían las de Rick... De hecho, casi las corroboraban, a su manera. Sonrió y asintió.

- Gracias, señor.

En ese momento apareció una anciana a la que Zacharyas nunca había visto, por lo que simplemente la miró, esperando a que pasara algo, mientras pensaba en lo que acababa de descubrir.

Cuando una señora apareció por el pasillo, Aren me apartó un poco de sí y empezó a hablar con ella. Yo ladeé la cabeza, mirándola con curiosidad. Miré a Zacharyas, que se había limitado a quedarse un poco a un lado. A continuación, tiré de la manga de Aren, señalando a la vieja.

- Aren, es una señora -dije, mirándola-. ¿Por qué hay una señora tan mayor aquí? ¿También quiere luchar?

Me acerqué un poco a ella, con cautela, y le sonreí ampliamente.

- Yo soy Stalon. Y tú eres Ungilde. Estamos encantadas de conocernos -imité su reverencia y volví junto a Aren y Zacharyas con una risita. Tomé la mano de Zacharyas y me puse a jugar con sus dedos, distraída.

La parvus parecía tener 4 años. Alzouna ceja para decirle un improperio, pero no quiro perder mi educación. Por lo que la ignoro.

-Si me disculpan...- dije lléndome a traves del pasill, despacio, a mi velocidad característica, con las manos en la espalda y la mirada cansada. Es entrenamiento me había cansado demasiado.


*se va*

FdR: es que mañana hay clase y eso... :_D

El líder caeruleus asintió ante el agradecimiento del joven y tuvo que reprimir una risilla en cuanto Ayne le preguntó qué hacía en el palacio una mujer tan anciana. Quiso decir que él tenía exactamente la misma pregunta, pero debía mantener las formas.

-La señora Ungilde viene aquí para luchar también, An y creo que estará encantada de conocerte también -. El líder dedicó una mirada especia a Adela y escuchó como esta se disculpaba para irse. -Buenas noches, Adela -. Se despidió con desaire el líder caeruleus viendo partir a paso lento a la mujer.

Una vez esta se fue el líder reprimió un suspiro para sí. Suspirar no era algo que se pudiese hacer en presencia de cualquiera. Pero sintió una punzada de resignación al dar cuenta de que debería abandonar a los muchachos para continuar sus labores. De haber podido, se habría llevado a la pequeña parvus con él.

-En fin, me temo, muchachos, que debo retirarme ya a mis qué haceres. Ha sido una maravilla contemplar que Brontë guarda guerreros como vosotros, con lo que espero que veáis vuestras habilidades rápidamente mejoradas. Nos volveremos a ver en otra ocasión -Dijo a modo de despedida general. Entonces se acercó a la parvus con una sonrisa solo para ella.

-Ya te encontraré por aquí, An, no lo dudes. Y ahora, un pequeño truco para ti -.Se hizo con una de las plumillas del cuello de su chaqueta y sopló a su palma para hacer que volase hacia un lado. En cuanto los jóvenes dedicaron una milésima de atención al artefacto, el líder se esfumó.

*Desaparece*

Con Stalon agarrando sumano, observó a la chrysos partir. Miró entonces al líder de su raza. Parecía llevarse realmente bien con la pequeña, lo cual empiezaba a parecerle bastante extraño, realmente.

- Buenas noches, señor -murmuró en cuanto dijo que debía marcharse.

De alguna forma se enorgullecía de queAren Darvenwish no se sintiera defraudado. Entonces desapareció de repente y Zacharyas se quedó unos segundos mirando al vacío, sin sorprenderse demasiado, pero curioso, preguntándose cómo podía llegar él a lograr hacer eso.

Así se quedó, embobado, mirando al frente un buen rato.

La vieja se fue, dejándonos de nuevo a los tres. Sin embargo, Aren también se decidió a despedirse, lo cual me hizo sentir menos entusiasta. Le di un abrazo cuando se despidió, y cuando lo solté, me dijo que tenía un truco para mí. Como aquel de las llamas violetas. Vi como se sacaba una plumilla de la chaqueta, y la observé con atención... para darme cuenta un momento después de que había desaparecido. Recogí la plumilla y la guardé en mi bolsillo, junto al pelo rojo.

Miré al chiquillo, que parecía en trance, y sonreí. Me acerqué de nuevo a él y lo tomé de la mano.

- Vamos a dar una vuelta. Una cortita -propuse-. Y luego, a dormir. -reí levemente.

Y nos alejamos por los pasillos, caminando en silencio.

*Se van*

Después de despedirme de Massen, caminaba acelerado por los pasillos. No me voy a dar por vencido tan pronto. No ahora. Voy tan acelerado que casi voy a trote, girando la cabeza en cada bifurcación de las distintas direciones de los pasillos. Busco a ese tal "Aren". Quiero encontrarlo antes de que se acabe el día. Me haría ilusión. Pero creo que es más esquivo de lo que yo me creo... mierda.


*se queda corriendo por los pasillos*

El líder caeruleus no tenía demasiado tiempo que perder. Caminaba por los pasillos por no abusar de su magia y, de paso, estirar las piernas antes de volver al estudio.

Caminaba con apremio cuando escuchó y, posteriormente, observó como el pequeño piscis rubio correteaba por los pasillos adyacentes. No tenía tiempo para charlas como las del día de la pequeña Stalon, pero sí para no hacerse perder en el subconsciente de sus seguidores. Sonrió para sí y desapareció para aparecerse unos pasos detrás del muchacho y dejarse escuchar mientras caminaba a su lado hasta pasarle delante.

-A los 19 uno ya no corretea por los pasillos, Silvanus. Y no es excusa que sea desde hace cinco días -. Pasó su mano enguantada por el pelo del muchacho y desapareció igual que como había llegado.

*Desaparece*

Spoiler:

Siento unos pasos y antes de que pudiera reaccionar a tiempo, una mano de cuero me revuelve el pelo. Me paro en seco de la impresión y veo como pasa de largo.- Gr-gracias- mascullo nervioso. Entonces voy a extender una mano hacia el para tocarle y que se gire para hablar conmigo, pero lo único que todo es el aire con su forma, que se disipa poco a poco, como una nube violácea entre mis dedos.

Me paro en seco. Hoy estoy muy cansado, pero que se haya acordado de mi cumple... tarde, vale, pero se ha acordado... me sonrojo y sonrío para mí, solo en el pasillo. No sé porqué pero me ha asustado. No me lo esperaba y las piernas me tiemblan un poco. Vivir con la sensación de que te puede agarrar y coger en cuanquiero momento por sorpresa, es emocionante y excitante...

*se va*

Tras hacer lo que tenía que hacer decido que lo mejor es que aproveche el resto del día. Camino por los pasillos y mientras ando, mi mirada se desvía al lugar en el que he estado hace apenas una hora. Me sorprende que Runek siga allí, pero me acerco a él.

*va a los balcones*

Aparto una cortina de la ventana del palacio en el que vivo y me apoyo en ella, mientras veo los jardines, ya en sombra. Ya he cenado, pero me apetece hacer algo antes de irme para cama.

*se queda*


Después de ver unos ojos brillantes por los jardines, un flagrare y más ojos brillantes, me encojo de hombros y me voy para cama.

*se va*

Vago por los pasillos muy despacio. Con pasos largos y lentos. pasando una mano enguantada por toda la pared. Sonrío dulce y plácidamente, mientras pestañeo monocordemente y relajada. Suspiro.
No me he encontrado con nadie. Siempre que salgo, los pasillos están vacíos.
Hecho de menos mi casa.

*se va*

Corría por los pasillos a toda prisa. Estaba bastante animado ese día.

- ¡¡AQUÍ VA DEHNEL, EL PODEROSO DEHNEL!!

Esquivé a un par de chicos del servicio con una varonil maniobra. Malditos bastardos asesinos... Tras esta breve cavilación seguí corriendo. Tenía mucho que hacer.

*se va*

Atravieso los pasillos comiendo. Regresa a mi mente el nombre de aquel tipo, el que pronunció Lyam... Zacharyas... ¿No había dicho algo de que Dehnel le había contado que el tal Zacharyas iba por ahí diciendo que yo torturaba gente, o algo así? Me parece extraño, más que nada porque no conozco a tal hombre. Además, ese parece el clase de comentario que Dehnel haría sobre mí simplemente para demostrar al resto de la humanidad su intelecto inferior.

Suspiro.

Aún así, no estará mal tratar de averiguar si ha llegado a Brönte un tipo llamado Zacharyas, y de paso si es o no es cierto que va por ahí contando esas cosas de mí.

- Tendré que buscar a Silvanus -digo para mí.

*se va*

Tras despedirme de Massen, decido ir a algún sitio para entretenerme. Todavía no me ha entrado el sueño, así que simplemente me paseo por los pasillos esperando encontrar el lugar adecuado para saciar mis ganas de...

Seré sincera conmigo mismo. Estoy muy despierta, sexualmente hablando. De alguna sucia forma, me gustaría ver a Jager ahora mismo. Con él me puedo sentir libre de odiarlo después de, porque no es la primera vez que lo utilizo como consuelo físico, pero por desgracia (o suerte) no es tan fácil dar con él.

Suspiro.

Se escucha mucho alboroto saliendo de la sala común.

*se acerca*

Caminaba por los pasillos comiendo una manzana. Realmente Zacharyas no tenía nada que hacer más que buscar a Alehyss Lester, pero no tenía siquiera idea del aspecto de la chica. De hecho, quizás hasta se hubieran cruzado y él ni siquiera había sentido el aura de maldad que según aquel tal Rick Dehnel ella debía irradiar.

En ello pensaba cuando pasó por delante de la sala de entrenamiento. No iba a entrar, pero le apetecía ver aquellas hermosas armas asesinas que allí se guardaban, tan capaces, para él, de sesgar una vida querida como de crear el arte más hermoso.

*entra*

Atravieso los pasillos con pasos largos. No me puedo creer lo que está pasando. SOlo de pensar en que dentro de nada lo tendré detrás para seguir esta conversación me dan ganas de...

- Maldito sea...

Tengo que encontrar algún lugar donde meterme para que no me encuentre, pero estoy demasiado lejos del dormitorio de las chicas como para ir allí.

*busca*

Llevaba en brazos lo que había conseguido en la enfermería y regresaba a la sala de entrenamiento. Con un poco de suerte, Stalon se habría desangrado y ahora él podría diseccionarla, pero aún estando viva lo agradecería, pues le resultaba agradable. Le parecía genial cuando ambas opciones eran agradables.

Se encontró durante el trayecto a una joven que parecía apurada.

- Buenas noches -saludó cortés.