Comedor

-Igualmente, Gerald -respondo, contenta.

Parece que simplemente tiene ganas de charlar. Sin embargo, llega un momento en el que tengo que contener un suspiro. ¿Existe algún hombre en este palacio que no se dedique a babear? Quizá el que menos actúa así es Rick, y para eso, ya tiene otras formas de estropearlo, como emborrachándose.

Decido, por el momento, dejarlo pasar. Tampoco tengo ganas de seguirle el juego. ¿Acaso no puede una ser simplemente inocente?

Lo miro, pues, a los ojos, con un brillo ingenuo en los míos.

-Pues... tal vez sea por mis horarios -propongo, encogiéndome ligeramente de hombros-. Desde que he llegado, no he conseguido crearme una rutina. Y, por culpa de eso, no he coincidido con casi nadie...

Hago una pequeña pausa, que aprovecho para llevarme un nuevo pedazo de fruta a la boca.

-¿Llevas mucho tiempo aquí? -pregunto cuando he tragado, con tono de interés.

FdR.: Siento que sea una borde X__D

Lo miro, sin variar mi gesto. Tengo que contener el impulso, sin embargo, de enarcar una ceja en un gesto escéptico. Bien, ¿qué?

Sin mucho ingenio, trata de enmendar su desafortunado comentario. En fin, en realidad es una auténtica tontería. Saco en claro que no me escucha, eso es todo. Me pregunto en qué estará pensando.

Me encojo de hombros, con aire optimista.

-Planeo hacerme una rutina un poco más estable -repongo-. Quizás entonces coincida más con la gente. Desmoraliza un poco el pensar que ni siquiera sabes quiénes son tus compañeros...

Si son todos como los tres que conozco, mejor no conocerlos.

Alzo las cejas, sorprendida por su comentario.

-Vaya, ¿tan poco? Pareces un guerrero experimentado -comento, con aire de admiración.

Lo que pareces es un caradura. Menudo elemento... Aunque tampoco yo me he puesto aún en serio, pero tengo mis motivos.

Zacharyas entró en el comedor con pasos lentos. Estaba de buen humor aquella noche, quizás porque le estaba siendo bastante productiva. No solo había leído un fragmento interesante de un libro, sino que varios pensamientos útiles habían acudido a su cabeza y tenía bastante en qué pensar. De todos modos, el caeruleus decidió hacer una pausa para ingerir algo.

Al entrar en el comedor, Zacharyas se encontró con una pareja. Él le sonaba, pero a la flamma no la había visto nunca. De todos modos, consideró que parecían interesados el uno en el otro, y él no pretendía molestar. Simplemente pidió provisiones a un joven del servicio y se acercó de nuevo a la puerta.

-Buenas noches -dijo al pasar al lado de los guerreros.

Desde luego, Zacharyas tenía mucho que pensar aquella noche.

*se va*

Afirma, efectivamente, que no le falta experiencia. Así lo parece por su actitud segura. Sin embargo, es esa misma actitud la que me hace pensar que pueda estar hablando por hablar. En cualquier caso, ya tendrá tiempo de demostrar sus habilidades.

Aprovecho que habla para seguir comiendo, sin prisa pero sin pausa. Debo reconocer que el melocotón está delicioso. Trago antes de hablar.

-Antes de venir aquí me contaba entre los efectivos del ejército de Ignis -respondo con sencillez-. Aunque no como guerrera, sino como criadora. Me dedico a la doma de monturas, principalmente.

Y, trabajando en algo así, descubres que los animales tienen cosas mucho más interesantes que aportar que la mayoría de las personas. Claro que eso me lo guardo para mí.

Me giro al ver pasar a un hombre, esta vez, más lógicamente, un caeruleus. La verdad es que no tiene muy buen aspecto... Le dedico una dulce sonrisa cuando saluda, correspondiendo a sus palabras con las propias.

Su reacción me desconcierta un tanto. Parece sorprendido al principio y desdeñoso después. No me sorprende; sé de sobra que los guerreros no suelen tener en alta estima mi profesión. Parecen no darse cuenta de qué hacemos exactamente.

Ignoro con tranquilidad sus pueriles bromas, dedicándome a mi cena con entera devoción. No pierdo, pese a todo, el gesto amable.

-Es un trabajo agradecido -comento, como si él no hubiera dicho nada.

Termino, finalmente, la fruta. Deliciosa.

Con calma, tomo la servilleta para limpiarme y la dejo encima de la mesa, junto a mi plato.

Miro al extraño chrysos, contenta.

-En fin, Gerald, me alegra haberte conocido. Espero verte más a menudo -. Con un poco de suerte, no será así-. Siento que se me haya hecho tan tarde. ¡Hasta la próxima!

Y, dando media vuelta, me dirijo hacia la puerta.

*Se va*

Entré en el comedor con Tristán en brazos y un aspecto bastante bueno. Últimamente no había estado quieta, y la actividad me ponía de buen humor. Por una parte, había hablado en cuanto había podido con alguien del servicio para pasar el mensaje de Alehyss. Había escrito una carta a casa, a Arennette, y otra a Sock. Además, había puesto en práctica los consejos de Alehyss, y estaba probando diferentes métodos de los que ella me había hablado y sus efectos.

También me había dedicado a entrenar, e incluso a estudiar un poco. Había recibido una pequeña carta de Jun, y me había decidido a contestarla, aunque todavía no lo había hecho. La desaparición ahora confirmada de Nagore me hacía sentirme muy sola, y como no tenía forma de contactar con ella ni había podido hablar aún con Nagorr Brumm, trataba sencillamente de distraerme para no pensar en ello.

Me senté en una mesa, sumida en mis pensamientos pero alegre. Pedí algo de comer para Tristán y para mí, y me senté a disfrutarlo. El día anterior había estado con el estómago revuelto tras un experimento no muy fructífero, y ahora que me había recuperado, me había invadido el hambre.

Cuando nos trajeron la comida, ambos nos pusimos a comer. Mientras, yo planeaba cómo organizar la tarde.

*Se quedan*

Cuando terminamos de comer, me entretuve un rato en el comedor con Tristán, descansando. El pequeño, tras ponerse las botas a base de champiñones, se hizo un ovillo en mi regazo y cerró los ojos, dispuesto a echarse una buena siesta.

Sonreí, acariciándolo. La verdad era que ya me había acostumbrado a tenerlo conmigo, y resultaba una compañía agradable. Pese a ello, una parte de mí estaba deseando devolvérselo a Silvanus. Después de todo, hacía ya tiempo que el piscis había vuelto a Brontë, y confiaba en que ambos tendrían ganas de verse.

Suspiré. Lo sentía por Tristán, pero tenía mucho que hacer esa tarde. Tomándolo en brazos para que pudiera seguir durmiendo a gusto un rato más, me levanté para abandonar el comedor.

Aún no había hecho más que levantarme cuando vi entrar a Follow por la puerta, con su habitual actitud guerrera. Lo observé un momento en silencio, algo cortada. Hacía mucho que no lo veía, y teniendo en cuenta cómo había sido la última vez y lo que había pasado desde entonces...

Traté de apartar aquellos pensamientos de mi cabeza. Él, que me había visto, se acercó, y yo sonreí, recolocando a Tristán en mis brazos para que ambos estuviéramos cómodos.

-Djosseh -respondí-. Follow midj gueddothddeh. ¿Toajj modj?

FdR- "Mucho no veo a Follow" (hacía tiempo que no te veía XD) "¿Todo bien?"

FdR2- Justo posteaste cuando me la estaba llevando XDDD

FdR: "Bien, gracias. Mucho no veo a Massen Dew" XD No sé si hay algo para decir también así que así se queda e.e

FdR2: Si tienes prisa o algo sabes que este chaval no tiene mucha conversación XD

Me detuve un momento a pensar. No, que yo recordaba. Había estado en Brontë todo este tiempo.

-No he vuelto a irme -dije, negando con la cabeza-. Supongo que, simplemente, el destino no ha querido reunirnos.

Lo miré con curiosidad. Me gustaba hablar de esa forma como medio para saber si entendía el hilo de sus pensamientos, aunque no siempre daba resultado. Esperaba expectante su respuesta.

-He estado entrenando y estudiando, eso es todo.

FdR.: Nah, era para llevármela a otro sitio XDD Prisa, no tengo ninguna.

Me encogí de hombros. Me imaginé que leer no era precisamente de la clase de cosas que le gustaban a Follow. De hecho, ahora que lo decía, ni siquiera sabía que supiera leer. ¿Le habrían enseñado a leer en la tribu?

-Sirve para otras cosas -repuse, sin hacer mucho caso.

Tardé un momento en entender la pregunta. Entonces, de pronto, me sentí enrojecer y desvié la vista. Carraspeé, un poco incómoda, pensando qué decir.

-En realidad, no -respondí entonces. Aún tenía que investigar un poco más. Lo miré-. Pero no queda mucho. Puede que esta misma semana termine. Falta poco ya.

FdR: Tardé porque fuimos a comprar y era lejos DX (y ahora tenemos puesto korra y distrae e,eU XD)

Sonreí ante el comentario de Follow. Aquella clase de detalles, aunque poco usuales, me gustaban por lo espontáneos que resultaban.

Cuando mencionó su sed, miré alrededor, buscando a alguien a quien pedírselo. Antes de que tuviera tiempo de llamar a un chico del servicio, oí mi nombre a voz en grito y miré alrededor. Alguien a quien tardé un momento en reconocer se lanzó sobre mí y Tristán. Al descubrir que era Silvanus, sentí una cálida sensación que me invadía y reí, emocionada.

-¡Silvanus! Te estaba...

No tuve tiempo de terminar la frase, pues Follow se lanzó sobre él para apartarlo de mí, en posición agresiva. Al darme cuenta de la situación, sentí algo de miedo.

-¡No! -grité-. Follow, suéltalo. Es un amigo.

Tenía miedo de que Silvanus se asustase. Sabía que había pasado por cosas horribles últimamente, y llegar a Brontë y encontrarse con aquello podía ser problemático. Por este motivo, me acerqué a Follow, agarrándolo por el brazo e instándolo a alejarlo de él.

-Silvanus. Lo siento -. Me volví hacia él-. No te preocupes, no te hará daño. Es Follow... mi novio -. Dudé un momento antes de añadir eso último, mirando a Follow de reojo, preguntándome qué opinaría al respecto.

FdR.: Yo estoy aquí con los compis de piso y también me entretienen, así que don't worry XDU

FdR: Celos Followianos

La reacción de Silvanus es de menor preocupación de lo que esperaba, lo cual agradezco. Sin embargo, aunque me hacen gracia sus burlas, tenía miedo de que Follow se lo tomase a mal. Él, por su parte, me rodeó con un brazo. Algo insegura, pero complacida, me apoyé un poco contra él, correspondiendo a su gesto.

-Es Silvanus -le digo a Follow.

Tristán, despierto por el jaleo, empezó a revolverse en mis brazos, y lo solté. No tardó ni un instante en fijar su objetivo, volando feliz hacia los brazos de Silvanus. Sonreí. Al fin se reencontraban.

-Es el dueño de Tristán -expliqué a Follow, sonriente, pasando un brazo por su cintura ahora que tenía las manos libres. Me volví a Silvanus-. Lo hemos estado cuidando en tu ausencia.

Veo que algo se revuelve entre la ropa de Massen y veo salir a mi pequeño dragón de entre los pliegues de su ropa, al tiempo que la piscis corrobora que se trata de mi amada mascota.
-¡TRISTÁN!- bramo, cogiéndolo al vuelo para abrazarlo contra mí. Las lágrimas comienzan a caerme de los ojos sin darme siquiera cuenta y mi sonrisa no puede ser mayor. - ¡ESTÁ VIVO!- les chillo a ambos.- No... me lo...pued...- digo llevándome las manos a la boca y rompiendo a llorar más y más fuerte, mientras el dragón no para de recorrerme el cuello, y lamerme. 
Me caigo de rodillas al suelo, llorando desconsoladamente. Qué feliz estoy. Intento hacer memoria de cuándo fue la última vez que lo vi, pero mi mente está algo difusa por el momento y por las emociones. Sin embargo, ver a Tristán me hace recordar un olor. 
Un olor a colonia fuerte y cara...
Ya me acuerdo... Aquel día, Alexander... Alexander me llevó al bosque. 
Sin embargo, en cuanto recuerdo la cara de Flastio, me acobardo y dejo de pensar... No quiero hacer memoria... Duele. 


Sin embargo, ahora decido centrar mi atención en Tristán. -Ha... crecido... -digo con un balbuceo.- Gra... gracias por cuidarlo tanto y tan bien... -digo de rodillas, en el suelo, viéndolos abrazados. -Gracias a los dos.- Digo secándome las lágrimas. 


FDR: Hola por qué soy Armin.