Lago

Jefe de Raza Edad : 43 Mensajes : 734

Los guerreros abandonaron el lago, dejándonos a la caeruleus y a mí a solas. Durante unos segundos me pregunté si llegarían a salvo a dónde quiera que fuesen, y también qué pensarían hacer en ese lugar al que iban, pero no tardé en dejar de pensar en ellos. Si veían bien irse solos, que lo hiciesen. Ya eran mayorcitos.

Observé a Madame con seriedad, prestando atención a sus palabras. Cuando terminó, fruncí levemente el ceño. Podía hacer lo que me pedía, aunque eso suponía acabar agotada. La magia no era mi especialidad; se me daba bien, pero no era el campo en el que destacaba. Sin embargo, que yo pudiese hacer según qué cosas, no implicaba que la señora pudiese ver cómo conjuraba y cómo terminaba tras hacerlo. No quería darle datos a alguien así. No sobre mi poder, al menos. Podía saber que era capaz de conjurar lo que me pedía, pero no podía conocer cómo ni en qué estado físico quedaría tras hacerlo.

—Fuera.

La miré, seria.

Mensajes : 242

Su respuesta me basta. Con una sonrisa edulcorada, hago un amago de reverencia. En ese caso, si se siente capaz, iré a pasear por ahí, a ver si hago algo más. O no. Lo decidiré sobre la marcha.
La verdad, debería cobrar al buen Nagorr Brumm por haberlo ayudado. Mi aporte no ha sido cualquiera, y creo que supera con creces el favor que le debía. De todos modos, me siento generosa. Para variar.

Qué suerte has tenido, Lester.

*se desvanece*

Jefe de Raza Edad : 43 Mensajes : 734

Cuando Madame abandonó el lago, yo tomé asiento cerca de la orilla y suspiré. Su idea era buena; de hecho, era una idea excelente. Así nos desharíamos de las esporas que pululaban por los exteriores, aunque las de dentro de Palacio seguirían estando. No obstante, lo que me pedía me dejaría bastante cansada. Y eso era un engorro.

Chasqueé la lengua. Odiaba mi trabajo. Odiaba Brontë. Odiaba tener que cuidar de todos los intentos de guerrero que había por aquí. Odiaba los ataques sorpresa, las envoscadas y que pareciesemos unos gilipollas que no se enteraban de nada.

Alcé la vista al cielo. Luego cerré los ojos y comencé a mover las manos, conjurando la nieve. Permanecí en esa posición, seria, concentrada en hacer que nevase, hasta que el primer copo cayó. Pronto, otro siguió su camino, y otro, y otro, hasta que una nevada comenzó a caer sobre Brontë.

Abrí los ojos lentamente, y jadeé, exhausta. La nieve empezaba a curbrilo todo. Y yo decidí quedarme ahí unos segundos más, observando mi creación mientras recuperaba fuerzas. Cuando me sentí lo bastante recuperada como para desaparecerme, abandoné el lago.

Todavía había cosas que hacer.

*se va*

Edad : 35 Mensajes : 1331

Junto con Cierzo, salgo por los soportales que dan al terreno que hay antes de llegar al lago. Ha dejado de nevar, pero los copos anteriores se han ido depositando por el suelo dejando zonas claras. La imagen de los cadáveres apilados en filas es bastante impresionante.

Camino con paso firme y comenzamos a repasar la primera hilera. Una gran cantidad de jóvenes del servicio y demás edades de la guardia de Brönte se suceden con el rostro pálido y los ojos ya bajos. Es una de esas imágenes que la mente se niega a confirmar. Camino despacio y cada rostro por ver es un interrogante agudo y un alivio cruel.

Llevábamos ya varios minutos repasando los cuerpos y las filas iban aumentando -gracia a Mithos, cada vez más lentamente-. Llegado a un punto me detengo y en mi estómago se planta ese aguijonazo de sorpresa e incredulidad que ya había empezado a sospechar que no lelgaría. Veo el rostro de Tuli, tranquilo, rodeado por su pelo mullido y cuidado. Su serpiente le rodea el cuello y repasa su cara con curiosidad, como haciéndole señas para que se levante. De todo el que pudiera esperar aquí tumbado, ella no era ni de lejos uno de ellos. Me invade una sensación incómoda. No le había prestado demasiada atención en nuestra última conversación, pero además tenía la sensación de que pensaba decirme alguna cosa. A su lado, la pequeña, Felhlo. Una parte de mí reconoce que verla a ella no es tan inesperado, pero igualmente cruel.

Cuando Cierzo pregunta, respondo que son dos de las guerreras de Flavia y continúo el recorrido. En cuanto acabamos, la sensación desagradable no desaparece, pues todavía hay rostros que están en paradero desconocido. De todas formas, pro hoy es suficiente.

Cierzo y yo nos tomamos un momento para hablar sobre lo sucedido. Luego nos dirigimos a uno de los soldados para preguntar en qué podríamos ser de ayuda. Ahora es bueno mantenerse ocupado, luego espero tener tiempo para conversar, porque dudo que vaya a descansar en las próximas horas.

*se van*

FdR:

Edad : 34 Mensajes : 1289

Zacharyas pasó horas revisando los cuerpos, rostro por rostro. Reconocía algunos de habérselos encontrado por los pasillos o en el comedor, quizás... No eran otra cosa que rostros comunes con los que nunca se había parado a hablar, pero muchos de los cuales le sonaban, como si los hubiese soñado alguna vez. En aquel momento yacían todos, intertes y pálidos, con los ojos cerrados, como si durmiesen para siempre.
El caeruleus, extasiado, vio también a dos de aquellas chicas flamma a las que se había enfrentado. Acercó su diestra al rostro de la mayor y susurró un "fuuchi". Enseguida de sus dedos brotaron aquellos hilos negros, correctamente por una vez, acariciando el rostro de Tuli, pero no sucedió nada porque estaba muerta.

Pese a lo veloz que latía su corazón, Zacharyas no sonreía. Aquella visión era hermosa y caduca. Los cuerpos habrían empezado a descomponerse al morir, y pronto comenzaría a notarse. Seguramente se los llevarían de allí antes de que aquello sucediese.

El mago pensó que le hubiese gustado conocer el nombre de cada uno de aquellos individuos para poder llamarlos, pero él jamás conocía el nombre de nadie. También le pareció que hubiese sido bello saber qué habían sentido y cómo antes de morir. ¿Miedo? ¿Dolor? ¿Paz? ¿Confusión?

Tras un largo tiempo al lado de los difuntos, Zacharyas decidió marcharse, sin sonreír en ningún momento. El espectáculo era bello, pero el caeruleus no pudo negar de ninguna manera que, más que hermoso, era triste.

*se va*

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Seguía sin hacer un tiempo maravilloso, pero había dejado de llover, e incluso el sol asomaba un poquito entre las nubes, ofreciendo un mínimo de calor. Para mí, era más que suficiente, así que no perdí tiempo en acercarme al lago, encantada de reencontrarme con él.

Aquel había sido uno de los primeros lugares que había visto de Brontë, y eso era algo difícil de olvidar. Además, pasaba allí mis mejores momentos, ya fuera jugando o haciendo ejercicio. Y a esto último me dirigía esta vez, de nuevo cayendo en mi costumbre de anteponer la magia a otras técnicas.

En seguida me había deshecho de la ropa, que dejé en un montón en la orilla, como solía, y me introduje sin dudar en el agua. Estaba fría, pero eso era habitual allí, y no era nada comparado con el glaciar Nevus. Después de volver a casa, volvía a sentir Brontë como un sitio cálido; ya casi había olvidado lo que era el auténtico frío.

Con las membranas bien estiradas, comencé a nadar de aquí para allá, con distintos estilos, haciendo largos para entrar cuanto antes en calor. Pronto dejé de poder resistir a la idea de sumergirme, así que me hundí rápidamente y comencé a bucear, reconociendo los rincones que ya sabía de memoria. Tras un rato de juegos, decidí que era hora de ponerse en serio.

Tenía dos objetivos aquel día. Uno, poner a prueba mi capacidad pulmonar, intentando ampliarla; el otro, continuar con la mejora de aquaerums que había estado practicando antes de irme. Así pues, me dediqué precisamente a eso, y mientras buceaba pegada al fondo del lago, preparaba aquaerums, que lanzaba con fuerza hacia la superficie.

*se queda*

Mensajes : 242

Hoy la lluvia no cae, aunque nada indica que no vaya a comenzar de nuevo pronto. Quizás debería hablar de nuevo con Blues Splash para que, del mismo modo que hizo nevar, acabe con la lluvia. No obstante, puedo imaginarme su rostro al proponerle algo como eso. Y, de todos modos, no me gusta pedir favores. Y la lluvia no es un problema para mí. Simplemente la humedad excesiva hace que me sea más costoso peinarme como deseo, aunque al final mi aspeco es tan pulcro y erótico como de costumbre.

Me aparezco en el lago, cubierta del sol con un parasol negro. Contemplo los hechizos que abandonan el lago con una sonrisa ladina, aguardando a ser vista. Incluso los pececillos necesitan respirar en algún momento, ¿no?

Es una pena que aquí fuera no haya butacas. Esperar de pie no es propio de una mujer de mi nivel. Aunque haré una excepción por hoy.

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Tras un buen rato bajo el agua, tuve que admitir por fin que me estaba quedando sin aire y ascender a la superficie. Desde el fondo, pegué una fuerte patada al suelo, impulsándome con ella prácticamente el vertical, sintiendo la urgencia de tomar aire fresco. En cuanto mi rostro salió del agua, aspiré profundamente, comenzando a jadear a continuación, sintiendo una presión en el pecho. Me pregunté si no me estaría poniendo demasiado al límite.

Sentí una mirada siguiéndome y, en guardia busqué alrededor, hasta dar con una figura en la orilla. Entrecerré los ojos, molesta. Así que la vieja chocha seguía rondando por aquí, ¿eh? Porque no tenía ninguna gana de aguantarla delante. De hecho, las dos primeras ideas que cruzaron por mi cabeza fueron lanzar un aquaerum contra ella o volver a sumergirme e ignorarla.

Sin embargo, sabía perfectamente que ninguna de las opciones era adecuada. Ella no era mi superior, pero era una invitada de mis superiores. Y, me gustara o no, debía evitar faltarle al respeto.

Con desgana, sintiendo cómo mi fantástico día en el lago quedaba fastidiado en un instante, comencé a nadar hacia la orilla. Era consciente de que la caeruleus no estaba allí para verme nadar, aunque tampoco tuviera muy claro para qué estaba. Por otra parte, no quería enseñarle lo que podía o no hacer.

Caminé hasta salir del agua, recogiéndome todo el pelo para escurrirlo.

-Buenas tardes -saludé, sin mirarla, con aire algo arrogante.

Mensajes : 242

Sus vanos esfuerzos por parecer digna de hablarme de esa forma me arrancan una sonrisa tierna. Qué recuerdos de la infancia, necia y atrevida... Que aproveche el poco tiempo que le queda para serlo, ya que pronto a nadie le importará apalizarla hasta romperle la mitad de los huesos del cuerpo si ella le habla de ese modo.
Aunque supongo que la pequeña creerá de corazón que ella es poderosa y podrá evitar algo como eso. Es algo que yo respeto. Aunque, por supuesto, no permitiré que me hable con ese tono por mucho tiempo. Haré la vista gorda, acumulando cada suceso, y algún día, si me canso, se los devolveré todos juntos.
Soy una persona algo rencorosa.

-Buenas tardes, Massen Dew -saludo, ensanchando la sonrisa con deleite, arrastrando las palabras al hablar-. Me alegra ver que has regresado de tu viaje sana y salva. ¿Cómo te encuentras?

Una muchacha encantadora, desde luego.

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

No me gustaba su tono. Ni tampoco me gustaban sus formas, ni su actitud, ni esos aires de persona que todo lo puede. Me resultaba de lo más desagradable. Pese a todo, no tenía más remedio que actuar con normalidad. Aquel día no había muñecas que intentar coger, y tampoco parecía acecharme. ¿Qué iba a hacerme, realmente, en una situación así? ¿Llevarse mi ropa? ¿Pegarme? No había muchas más opciones.

Su información no me sorprendió. Sabía que tenía aquella extraña habilidad para conocerlo todo, y tampoco había guardado mi viaje como un secreto. Correspondí a su sonrisa, tratando de no hacer de la mía un gesto demasiado tirante.

-Ha sido agradable cambiar un poco de ambiente -respondí, volviendo la vista a ella, como si aquello fuera una agradable conversación-. Pero también me alegro de estar de vuelta. Hubiera querido llegar antes, visto lo que ha pasado, pero no he tenido oportunidad. Por otra parte, probablemente si hubiera vuelto antes no estaría en plena forma, como lo estoy ahora, así que no todo ha sido malo. ¿Y usted?

¿Y a quién le importaba cómo estuviera ella? Podía ir al grano y dejarme en paz. Si es que quería algo que no fuera molestar, que tampoco estaba segura de ello.

Mensajes : 242

Asiento, condescendiente, a todo lo que me dice, sin apartar los ojos de ella en ningún momento. Tampoco borro la sonrisa. La mantengo tan inmutable que la muchacha podría llegar a pensar que la he dibujado así, perenne hasta el final de los tiempos.
Sus gestos ocultan tan mal la aversión que ni siquiera siento la misma repugnancia hacia ella. Si tratase de odiar a alguien tan franco... ¿Cómo podría hacerlo? La sinceridad es un atributo de lo más agradable para alguien como yo. Obviamente, cuando no son mis secretos los que se divulgan.

-Me alegra de que haya sido estimulante -. Peino uno de los pálidos mechones que enmarcan mi rostro. Alzando la barbilla, altiva, la contemplo con suficiencia-. Yo me encuentro bien. Sin contratiempos recientes. Gracias por interesarte.

Inclino un poco el parasol, dejando más en penumbra mis ojos. No me resulta nada desagradable esta luz.

-¿Has tenido comunicación con tu misterioso contacto durante el viaje? -inquiero, seca, clavando los ojos en los suyos, deshaciendo la sonrisa de pronto.

Mírame mientras me hablas. Miénteme o di la verdad. No me importa. Tengo tus pupilas en el punto de mira, escucho el latir de tu corazón, percibo la humedad y temperatura que emanan de ti.
¿Qué capacidad para ocultarse tiene una jovencita como tú?

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Sabía que tenía información sobre mí, pero no esperaba que tuviera esa información. Pese a todo, mantuve el gesto. Tampoco era tan extraño. De hecho, bien pensado, no me extrañaría que hasta supiese la fecha de nacimiento de todos mis hermanos. Frente a ella me sentía como pretendía hacerse sentir a la piscis que perseguía a Follow.

Por supuesto, no había motivos para darle más información de la que pudiera conseguir por sí misma, pero tampoco había motivos para intentar engañarla cuando ya tenía información. Al menos, había ido al grano, y todo lo que podía pensar era que, con sus palabras, me daba información a mí, especificando qué sabía.

Negué con la cabeza.

-No tengo permitido mantener el contacto desde otras localizaciones -repliqué, como una lección aprendida de carrerilla. Aquello no era exactamente cierto, pero tampoco del todo falso. Y, en mi opinión, las cosas podían maquillarse relativamente bien entre medias verdades. La miré a los ojos-. ¿Le interesa mi contacto? ¿O mis contactos? No tengo uno solo, como bien supondrá.

Mensajes : 242

Dejo ir una risa controlada y musical. Ciertamente me agrada esa sensación que pretende darme de seguridad. Si es que realmente piensa que puede hacerme preguntas ella a mí. Me resulta bastante tierna. Yo era parecida cuando tenía algo menos de su edad. La diferencia más relevante entre ella y yo ahora mismo, además de la experiencia, por descontado, es el poder. Ella, con su poder, no puede pretender hablarme de ese modo.

Recobro la sonrisa, apacible, y acerco una mano a su cabello húmedo para retirar un mechón que tiene pegado a la mejilla, casi con dulzura.

-Tranquila, Massen... No deseo más que hacerle un par de preguntas. Soy una mujer curiosa, al fin y al cabo.

No puedo mostrar debilidad. Sí interés, pero no debilidad. Ella no puede ver lo ansiosa que estoy, lo que estaría dispuesta a pagar. Solo es una niña. No comprende el valor de la información. No puede, siquiera, imaginarlo.

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Traté de no tensarme demasiado cuando sentí el desagradable tacto de mi dedo junto a mi mejilla. Por supuesto, sabía que era una exageración, pero no pude evitar imaginar que mi pelo se deshacía en cenizas de olor repugnante ante su tacto.

Mi problema principal en todo aquel asunto era que nadie quisiera darme más información de la necesaria. Por supuesto, la vieja caeruleus no iba a facilitarme un solo dato, pero incluso la propia Allie se mostraba reticente a hablar del asunto. Traté de mantener una sonrisa cortés, aunque era complicado. Sin embargo, cuando negué con la cabeza sí había absoluta sinceridad en mi gesto.

-Siento no poder ayudarla -repliqué, con seguridad-. No es algo que esté en mi mano. Yo misma he tardado años en conseguir entrar en contacto, pero es que no depende de mí mantenerlo. No soy yo quien maneja la información ni quien decide qué información se mueve. Tampoco puedo iniciar el contacto sin que me den pie a ello. Lo único con lo que cuento es con el interés que se mantenga hacia mí.

No sentía un apego a Allie como para mantener su seguridad ante cualquier cosa, pero tampoco sentía el menor interés por ayudar a la caeruleus. En conjunto, me sentía más o menos neutral en todo aquello. Me movía por mis propios intereses, eso era todo. Aunque, si algo sabía, era que Allie desaparecería sin dejar rastro a la menor señal de inseguridad. Y, después de todo lo que me había costado encontrarla, no era algo que pudiera permitirme.

Mensajes : 242

Ensancho la sonrisa, volviéndola casi empalagosa. De modo que se niega... Aunque, por supuesto, su forma de proceder sigue siendo correcta. Cualquiera huiría si se enterase de que le sigo la pista. De modo que tengo que conseguir que la muchacha me ayude sin que ello comprometa el éxito de la misión. Y, para ello, tengo que ganarme la confianza o el respeto de la chica. O el miedo... Pero el miedo es demasiado arriesgado. Y su mirada demuestra que la confianza brilla por su ausencia. De modo que...
¿Qué deseas, Massen Dew? Tu vida no es tan triste como la de Lyam, al fin y al cabo. No tengo nada que ofrecerte. Pero lo que tú tienes... Lo que quizás puedas darme... Me interesa tanto que no puedes llegar a imaginarlo.

-No cuentes a nadie nada de lo que hablemos nunca -le digo, suavemente, pero ella podrá apreciar el rastro tajante de amenaza en mi voz-. Estoy dispuesta a ofrecerte algo a cambio de que tú me ayudes a conseguir lo que deseo.

Clavo los ojos en los de ella. Ya no hay sonrisa. Una niña como tú nunca comprendería el gran valor que tendría una promesa mía. De ese modo... Quizás hasta desaprovechases mi parte del trato. Y eso sería bueno para mí.
De todos modos, aunque me pidas algo valioso, puedo estar interesada. De todos modos.

-Piénsatelo. Podría darte casi cualquier cosa que desees.

Siempre que sea posible, puedo mover hilos. Puedo.
Necesito que me lleves a esa persona a la que no logro encontrar.

*desaparece*

Moderador Edad : 24 Mensajes : 2840

Mantuve la vista fija. Realmente, parecía interesada. Con ella me pasaba lo mismo que con Allie: no entendía qué interés podía causar yo. Aunque, en el caso de Allie, tenía una relación con ella, a mi gusto o no. Y, en el caso de la caeruleus, esa relación con Allie debía de ser muy llamativa. Por desgracia, las dos eran igualmente misteriosas para mí.

Le mantuve la mirada, asintiendo a su petición. De hecho, iba a empezar a plantearme no decir nada ni a ella ni a nadie. Veríamos entonces quién sabía qué. Cuando ofreció pagar, me planteé qué podía ofrecerme. Pensé en Alehyss, pero no quería acercarla a ella. Más de lo que ya lo estuviera, en cualquier caso. Estaba segura de que sabía qué me unía a Alehyss, pero no iba a hacerlo más evidente. Bien pensado, no había mucho más que quisiera en aquel momento, además de asegurarme de que ella estuviera bien. Qué vida más afortunada la mía.

-No soy ambiciosa, no hay mucho que quiera -repliqué. Aún así, no iba a rechazarla sin más-. Pero pensaré en su propuesta.

Fue curioso verla desaparecer. Después de una conversación como aquella, su ansia de información se hacía evidente. Llegaba, rondaba, pedía, se iba. No quería las muñecas. Si las quisiera, ya las habría cogido, eso era de base. Quería algo más. Algo que Allie tenía y yo no. Información, probablemente, aunque había otras posibilidades. Por un momento, Nem me vino a la mente. Hablar con ella en persona había dejado las cosas más claras, y era agradable contar con ella. Aunque, si alguien como la vieja caeruleus estaba interesada en todo aquel asunto, no quería implicarla demasiado.

Me di la vuelta y corrí de nuevo al agua. Hablar con aquella señora me ponía de mal humor. Necesitaba relajarme. Tras otra otro par de horas de brazadas y buceos, decidí que era hora de volver.

*Se va*

Edad : 25 Mensajes : 1446

Llego al lago tan empapado que seguramente cualquiera creería que... bueno... Que acabo de salir de él. Y vestido... Espero que nadie me considere lo suficientemente tonto como para tirarme al agua con ropa... Aunque torpe... Seguro que muchos me consideran lo suficientemente torpe como para caerme al agua con ropa. De hecho, creo que incluso yo podría imaginar situaciones en las que... En fin.

Con cuidado, cojo el arco y elijo un árbol. Aquí de lejos un día como hoy nadie vendrá a burlarse. Lo malo es que hace un frío y un día que dan ganas de quedarse bajo las mantas... Aunque supongo que por eso vine aquí hoy, así que es un círculo vicioso...

Me dedico a luchar contra la lluvia y el frío para mantener la mano lo más firme posible, que parece fácil, y apuntar a una diana imaginaria. Una tras otra, las flechas vuelan, y el mal tiempo no ayuda, pero no me rindo. Cada pocos tiros voy a buscarlas para reutilizarlas. Le estoy pillando, poco a poco, el truco a este arco, pero sigo sin sentirme un guerrero. Para nada, vamos.

*se queda*

Edad : 32 Mensajes : 613

La lluvia no es un impedimento para moverse por fuera, pero siempre es más adecuado utilizar los árboles en lugar de la fachada del palacio, ya que ésta resulta más resbaladiza. Es cierto que he entrenado muchas veces sobre ella para saber adherirme con el suficiente cuidado como para no resbalar demasiado, pero ahora prefiero dirigirme hacia campo abierto.

Corro por los terrenos del lago, ocultándome tras los árboles y lanzando aquaerums de vez en cuando, avanzando entre enemigos imaginarios que generalmente eran otros árboles.

Ruedo para volver a ponerme en pie tras otro árbol y finalmente acabo subiendo a él para trepar a lo alto y saltar al más cercano. Agito la cabeza para sacarme algo de lluvia de ella y miro a mi alrededor. Parece que hay un chico practicando con el arco cerca. Su árbol todavía está algo lejos así que bajo del que estoy y me muevo sigiloso entre unos y otros. Será un buen entrenamiento acercarme sin que me vea. Un ninja debe ser una sombra en campo abierto.

Me voy ocultando tras árboles o grandes piedras y acabo por llegar al árbol donde él practica. Me subo a él aprovechando el viento para que el movimiento de las ramas no llame demasiado la atención y espero a que termine el carcaj.

Una vez se acerca para recoger las flechas, me acomodo en una rama, me coloco bien la máscara, y me dejo caer boca abajo, quedándome colgado de las rodillas y descubriéndome bajo las ramas del árbol donde se encuentra.

Edad : 25 Mensajes : 1446

Una figura aparece de pronto, haciéndome abrir la boca y los ojos con sorpresa, sin proferir sonido alguno. Debo de tener una cara de panoli que... Y todavía tardo varios segundos en encontrarle sentido al extraño. Así que está... Cabeza abajo... ¿Cuándo...? No, mejor... ¿De dónde ha salido este individuo enmascarado? Y si...
Doy otro paso atrás, resbalándome y cayéndome sentado, sin despegar los ojos de él mientras intento levantarme con decencia. ¡¿Ha venido a capturarme?! ¿Me van a secuestrar otra vez...?

Trago saliva, tenso, esperando a que diga algo. No puedo hacer nada... ni gritar, ni... Ni siquiera me siento con fuerzas para llorar.

Edad : 32 Mensajes : 613

No es más que un niño. Un niño que se asusta tanto que se cae hacia atrás sin demasiado esfuerzo. es lógico, mi aspecto amenazador debe de ser imponente para un niño, aunque la cría de aquella piscis no había tenido miedo. Pero seguro que aquella cría sería un valeroso guerrero en un futuro, uno que no temía a la muerte y buscaba su destino.

Me agarro con una mano a otra rama y de dejo caer al suelo, apenas flexionando las rodillas por la relativa poca altura. Y me quedo mirándolo. No ha pronunciado palabra, seguro que el miedo lo ha paralizado.

—¿Cómo te llamas? —Pregunté, quieto frente a él. Normal que tuviera miedo, la muerte estaría acechando su alma si conocía su nombre y pocos cumplían su destino muriendo jóvenes.

Edad : 25 Mensajes : 1446

El enmascarado pareció bajar un poco su nivel de amenaza. Frente a su pregunta, me quedo en blanco. No solo soy mudo, que ya de por sí es muy incómodo, sino que, además, la tiza en la lluvia es inútil...
Tras mirar, nervioso, a mi alrededor como buscando algo, termino acuclillándome, escribiendo en el barro con un dedo. Espero que le sirva.

"Jun. Soy mudo."

Lo aclaro ya por si acaso. No sé quién es, pero me ha asustado y... Y no quiero malos entendidos. No quiero que me pegue por no responderle o así...

Edad : 32 Mensajes : 613

Espero paciente hasta que veo como se agacha. De entrada me molesto un poco porque pienso que me está ignorando. Igual es como el niño ese de la casa a la que fuimos a buscar ese amuleto viviente, un crío insoportable al que deseaba golpear. Sin embargo, escribe algo y me acerco con paso firme para leerlo, poniéndome a su lado e incluso echándolo un poco a un lado para ver bien.

Me giro para verle una vez lo leo. Es mudo. No puede hablar. Así que permanece en silencio. Me parece un poco inútil, pero es agradable.

—No puedes hablar —Digo como conclusión. Entonces me agacho frente a él de golpe. —Jun, el silencioso. Ahora tengo poder sobre ti porque conozco tu nombre. La muerte puede alcanzarte y tú no podrás gritar para pedir ayuda —Dicho ésto me vuelvo a levantar. No tengo interés en enviar a un niño en brazos de la muerte, pero no sé que hace en Brontë. Señalo el árbol donde disparaba las flechas.

—No eres cazador —Entonces echo a andar ladera arriba hasta volver a refugiarme entre los árboles.

*se va*

Edad : 25 Mensajes : 1446

Al final parece no ser agresivo, aunque empieza a decirme unas cosas de la muerte que... No sé qué pensar, pero no me ataca. Es más... Tras llamarme "Jun, el silencioso", decirme eso de que me voy a morir y dejarme claro que no soy un buen nada se marcha colina arriba, desapareciendo por donde vino. Y yo me quedo aquí, con cara de tonto, sintiéndome un poco mal y algo inseguro...

Recojo todas las flechas y estornudo. Barro, agua... No sé que esperaba, la verdad. A veces es que no soy tan listo...
Suspiro.

*se va*

Edad : 32 Mensajes : 613

Decido aprovechar que el tiempo ha mejorado ligeramente -no nieva- para nadar en el lago. Como la tierra está fría, el agua está ligeramente más cálida así que estoy mucho más a gusto buceando que saliendo a la superficie.

Boceo veloz de un lado a otro, guiándome por lo que percibo a través de las membranas ya que la visión es casi nula debido a la oscuridad de la noche. Apuro al máximo el aire de mis pulmones y trato de salir sólo cuando es estrictamente necesario. Es bueno poder aguantar gran cantidad de tiempo bajo el agua por si tienes que pasar desapercibido bajo ella. Aunque para evitar ahogarme también trato de utilizar cañas que me sirvan para coger aire de la superficie. No obstante, una caña en medio de un lago sin más vegetación superficial, podría resultar sospechosa.

Aprovecho para estirar las membranas de todo mi cuerpo al máximo ya que mis entrenamientos no suelen ser de resistencia nadando, sino de escalada continua así que son bastante rígidas.

*se queda nadando*

Jefe de Raza Edad : 43 Mensajes : 734

Aparecí en el lago.

Las temperaturas en Fulmen habían bajado, acercándose más a las que había en Aqua, así que mi humor había mejorado un poco. Seguía siendo un engorro estar aquí, intentando sin éxito que no pasase nada en este dichoso Palacio, observando a los guerreros por si hacían alguna bobada e investigando y compartiendo teorías con los otros líderes. Las reparaciones en Palacio iban cada vez mejor, pero seguían produciéndome sopor, incluso mal humor, con tantas personas moviéndose de un lado para otro, cargando muebles, reparando salas y demás.
Estaba harta de este sitio. Pero el lago seguía siendo un sitio bonito, agradable incluso. Especialmente cuando no había nadie y podía olvidarme de dónde demonios estaba, no como ahora.

Había alguien nadando en el lago. Aunque no sabía quién era, imaginaba que debía ser un piscis; dudaba que una raza diferente pudiese soportar estas temperaturas, mucho menos que un no-piscis decidiese que era un buen momento para sumergirse en el agua.

—Buenas noches.

Sonaba seria, malhumorada. Como siempre.

fdr. surprise bitch

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