Sala común

Bostecé mientras hablaba. De todas formas, aunque no la escuchara podía imaginar qué clase de cosas decía. Las mujeres siempre se ponían sentimentales con estas cosas.

Sonreí en respuesta al beso y canturreé un "de nada, mujer" antes de recostarme y acomodarme en el sofá. ¡¡Dormiría ahí mismo!!

- Dormiré aquí para velar por ti... -. Bostecé de nuevo y cerré los ojos-. Dormiré aquí para... velar...

Rick se recostó y se acomodó en el sofá. Yo le observé, de reojo. Y cuando le escuché hablar, me sonrojé. Dormiré aquí para velar por ti. Me pasé una mano por el cuello.

- No... No... No hace falta que duermas... ... Veles por ... ... O... O sea... -Negué varias veces-. ... No hace falta... Que te duermas aquí... ... Por velar por mí... ...

Me llevé la mano a la nuca. Lo miré de reojo. Había cerrado los ojos. Pensé que se habría dormido. Miré a mi alrededor. Tenía que encontrar una manta o algo para taparle. Me levanté del sofá y comencé a buscar. Pero, por desgracia, allí no había nada. Suspiré.

Me acerqué a Rick. Me agaché un poco y le besé la mejilla, de nuevo.

- Ahora vuelvo - murmuré, aunque supuse que no podría escucharme.

Me levanté y abandoné la sala común. Iba a buscar una manta al dormitorio de las chicas. Una de las mías.

*se va. pero volverá. mwjajajaja*

- Velar por ti... Velar por ti...

Todo a mi alrededor, colores y sonidos, comenzaba a ondularse: me estaba quedando dormido.

Sentí a Inger salir y no le di importancia. Ya volvería. ¡Estaba loca por mí!

Y entonces lo recordé. Claro que no estaba gordo. No, señor. Simplemente había sido un niño bien alimentado. Y el que dijese lo contrario, mentía vilmente...

*se duerme*

FdR- Buenas noches, In (L) XD

Volví a la sala común, con la manta en brazos. Al llegar, me encontré con la misma escena con la que me había ido: Rick durmiendo, destapado, en el sofá.

Sonreí al verle y me acerqué. Luego lo tapé con la manta, con cuidado para que no se despertase. Y después lo miré, callada. Me sonrojé levemente y me pasé una mano por el cuello. Me acerqué a él y le volví a besar la mejilla.

- Buenas noches... - susurré, antes de irme.

Esperaba que durmiese bien en ese sofá.

*se va*

Llegué a la sala común en pijama y frotándome un ojo: era muy temprano, pero me habían entrado ganas de hacer pis, y al pasar por la sala común no pude evitar pensar en las galletas tan ricas que había siempre en un cuenco... así ya desayunaba.

Entré en la sala común despacio: no quería romper en silencio que reinaba en el, entonces me cogí una galleta y me puse a roerla con ganas, mientras me quitaba una legaña.

Un ronquido me sobresaltó e hizo que se me cayera al suelo media galleta.
Me dí la vuelta buscando al culpable y, sentado en un sofá estaba Rick, durmiendo cual bebé.
No pude evitar soltar una pequeña risita por lo bajo. Entonces se me ocurrió una idea fabulosa a la par de graciosa... pero era cruel... Rick me había perdonado y yo lo había perdonado también: ahora podíamos mantener una verdadera relación de amistad... no quería que se volviera a enfadar conmigo... o peor aún, que Inger se entere de que he sido yo... entonces ya nuestra relación sería irrecuperable... bien es cierto que estaba solo en la sala, por lo que nadie se enteraría nunca...
Esbocé una sonrisa malévola pero graciosa en mis labios y cogí un tintero y una pluma de encima de una mesa cercana, me senté a horcajadas muy despacio encima del flamma, para tener más estabilidad y comencé a pintarle la cara suavemente.
...
Unos bigotes de Mecña
...
Unas ojeras graciosas
...
unos colmillos que sobresalen
...
unos ojos abiertos por encima de los párpados
...
Unos coloretes
...
Pestañas largas de mujer
...
Unos labios perfilados
...
Unas rayas y unas estrellas por la frente

Me levanté de encima de él lenta mente y fui a admirar mi obre de lejos: Perfecta, estaba guapísimo-

Volví a reírme y dejé todo tal cual estaba, para poder salir corriendo de allí cuanto antes.

*se va*

Entro en la sala común a fin de sentarme un rato y descansar cómodamente en uno de los sillones tan confortables que hay, pensando en mi misión nocturna de turno. No me apetece nada salir al bosque esta noche, pero el trabajo es el trabajo.

Aunque en principio no espero hacer nada más que descansar un rato, pronto, al ver a Dehnel en un sofá, decido que quizás no es la mejor idea, y a punto estoy de salir por donde he entrado cuando me planteo que Dehnel está demasiado quieto y callado para ser él. Es, tal vez, un muñeco a escala real de sí mismo o...

Me acerco y compruebo que, efectivamente, duerme...

Y... Bueno...

Que su cara no es la de siempre.

*se queda mirándolo*

Abrí los ojos lentamente. Estaba soñando con una especie de mujeres parvus a las que de pronto les crecía barba y se convertían en Nagorr Brumm, empezaban a reír y se me subía encima para... bueno, entonces, un hombre muy alto y rubio se acercaba a mí mientras asentía. Para finalizar, aparecía un duendecillo que me llenaba la cara de tierra con un pincel.

Pero frente a mí había algo peor: una mancha borrosa humanoide que pronto fue adquiriendo forma definida.

Me froté los ojos mientras bostezaba.

- Mmmgh...

Maldigo mentalmente al notar que se despierta. Aunque parece algo abatido. Tal vez esté cansado. Enarco una ceja. ¿Ha hecho, quizá, algo sucio la noche pasada y de ahí su agotamiento? Aunque viendo su cara llena de garabatos, es a él a quién le han hecho algo sucio y, como él diría, rastrero. De todas formas, no es asunto mío quién pinta o deja de pintar en la cara de Rick Retraso Dehnel, así que me limito a sacar la conclusión de que ahora mismo la sala común no es lugar para mí.

- Bonito maquillaje, Dehnel... -murmuro antes de abandonar la sala.

*se va*

No acerté más que a escuchar su voz, pero enseguida supe quién era. ¡La asesina! Y yo durmiendo tan tranquilo aún teniendo una arpía de su categoría al lado. Gruñí.

- ¡Eres una...!

Por desgracia, ya no estaba, pero mi boca sabía a asqueroso de nuevo. ¿Y qué decía de maquillaje? La muy... Tenía, sin duda, un problema conmigo. ¡¡¡NO DEJABA DE MOLESTARME UNA Y OTRA VEZ!!! Alguien debería decirle que no era sano tener tal fijación con una persona.

- Puta.

*se va furioso*

El otoño llegó a Brontë tan rápido como el verano se había ido, y el frío comenzó a calar nuestro huesos. Era una de esas noches frías en la que la mandíbula te tiempla si no estás lo suficientemente abrigado.
Entré en la sala común, mas que nada calentarme en la enorme chimenea de dicha sala, que inundaba la estancia con unos brazos calientes que te calentaban la cara y las manos.
Me senté justo en frente y saqué a Tristán, que, al ser de sangre fría, estaba medio amoratado.
-Ala, descansa y caliéntate un poquito.
Yo extendí las manos y extendí las membranas, para calentarme un poco.
Realmente estaba muy cerca del fuego... me atraía tanta energía liberada...

*se queda*

El líder Darvenwish entró en la sala común en busca del muchacho piscis para llevar a cabo la conversación que pretendía haber tenido en la biblioteca. Se acercó a donde Kettleburn descansaba frente al fuego y le pasó una man por el pelo.

- Buenas noches, Silvanus. Supongo que hoy ambs tenems tiempo para charlar... -Comentó con su habitual sonrisa pincelada en la cara.

Aren me tocó el pelo y con una voz zalamera, me habló.
Hinché los carrillos y fruncí el ceño.
-Déjeme, no estoy de humor para hablar con usted... en serio. Estoy enfadado... entiéndalo.
Entonces me levanté con intención de irme.

El líder caeruleus amplió su sonrisa y se sentó en el sofá frente a la chimenea, apoyando su braz derecho sobre el reposabrazos y apoyando la pierna izquierda sobre la derecha. El líder miró al piscis e indicó con la man izquierda que se sentase junto a él.

- Ven, pequeño. Hablemos de eso que tanto te molesta -. Indicó con cierta ordenanza sin perder su tono agradable y acaramelado. - Al fin y al cabo, así solucionan las cosas los adultos, ¿no cress?

Aren se sentó y yo lo vi de reojo, sin hacerle caso y, ante su primer comentario, iba a decirle que "no", pero entonces añadió aquella coletilla... que eso eran lo que hacían los adultos.
...
Ese era uno de mis objetivos, ¿no? madurar, crecer, dejar de ser un crío...
Bufé y seguí cruzado de brazos.
-No quiero acercarme a usted... se lo contaré desde aquí...- cogí aire y se lo escupí cabreado y dando patadas contra la pared- no me gustó nada, nada, nada, NADA que me llamase tonto delante de tanta gente... me da un poco igual que me trate como quiera cuando estamos solos... pero no me parece bien que usted me trate así delante de las demás personas- entonces una lagrima rodó por mi cara- si yo mantengo su trato de no decir nada de lo nuestro, usted debería no tratarme de la forma en la que me trata en privado. NO ME HACE NADA DE GRACIA!- volví a girar mi vista de reojo hacia el y me dirigí hacia el, pero en vez de llegar asta su posición, me quedé a medio camino, llegando solo hasta la mesa que el líder tenía en frente, cogiendo un galleta y dandole un mordisquito- a ver, ¿que quiere que le diga en esta entrevista tan genial?

El líder escuchó las palabras del chico manteniedo su expresión y, en cuanto este terminó con su tono indignado, el líder se miró las uñas y desapareció del sofá para aparecer tras el chiquillo y abrazarlo. De cerca, los argumentos siempre resultaban más consistentes.

- ¿De verdad crees que te trato igual en privado que en público? -Preguntó bajando el tono mientras apretaba al muchacho. - Si te traté de esa forma frente a los demás fue precisamente para enmendar tu primer impulso -.Indicó con cierta enquina. -Fíjate en tu cuerpo, ¿a estas alturas quién no sabe que te he enseñado un par de lecciones sobre comportamiento? ¿No cree que, tras eso, resultaría demasiado comprometedor que dejase que te acercases sin decirte nada? Piensa en todos los problemas que podría ocasionar la sospecha sbre nuestros encuentros-. Indicó a modo de breve explicación. Realmente estaba seguro de que, a estas alturas, tampoco habría demasiada gente que no intuyese o cotillease sobre su relación con el piscis.

Apoyó su cara sobre la cabeza del piscis y soltó una risilla.
- Por favor, Silvanus, me ofendes al decirme que, en privado, te trato como a un tonto -. Indicó apretando un poco más al piscis c una voz más juguetona. Si al muchacho le afectaba tanto su idiotez, habría que hacer incapié en sobresaltar su falta como una gran virtud.

En cuanto terminé de hablar, el lider se desapareció y me rodeó con sus brazos.
-Suelteme, jolines...-entonces comenzó a hablar, diciendo el motivo de porqué me habíta tratado de aquel modo... era todo muy lógico, por lo que simplemente me quedé callado...

Entonces volvió a apretarme contra su cuerpo y apoyó su cara contra mi mejilla.
-Que no me acerque a usted, ¡carainas! dije intentando zafarme de su fatal abrazo.- no se si me trata como un tonto o no... pero... esa es la impresión que yo veo...- entonces dejé de forcejear... era inútil intentar liberarse de el.


-Yo no soy tonto...

El líder caeruleus tomó nota sobre la reacción del chico y, segundos después de que acabase de hablar, lo soltó y le dio la espalda sin mediar palabra durante un rato. Luego respondió con tono serio.

- Claro que no lo eres, Silvanus. Lo siento si has tenido esa impresión -. Indicó de forma casi seca, como si estuviese dolido. Trató de no reírse para sí o su interpretación no resultase convincente. Se centró en sus palabras y trató de creer lo que decía para que sonase realista. -Si realmente no quieres que te toque, no lo haré -. Oh, le había quedado tan profundo aquello. Tan dramático. Ahora solo quedaba esperar la culpabilidad y las disculpas del muchacho.


FdR: AAAAAAAAAAAAAAAGHH!! MI GEMELOOOOO!!!! DDDDDDDDDX

El líder me obedeció y me soltó, pero se dio la vuelta... ¿se habría enfadado? ¿se habría ofendido?
me dí la vuelta yo también y le acaricié la capa.

-No... no es eso... bueno... quizás... no se... NO, no quiero que deje de tocarme... pero... es extraño... jolin, no me ponga en esta tesitura...-entonces una sensación de miedo me embargó: miedo, miedo a que Aren se olvidase de mi, miedo al olvido... a que me abandonase.

Mi corazón latía fuerte y no pude evitar abrazarlo por la espalda.
-No quiero que deje de tocarme. No quiero que se olvide de mi, pero no me gusta su forma de tratarme... jolin... espero que lo entienda, se que no...- entonces dí un respingo, ya que estaba llorando- no estoy en derecho de pedir nada. -Entonces me acordé de una cosa, y lo abracé más fuerte que nunca. -Pero si de verdad me quiere un mínimo o siente algún aprecio por mi... enseñemela.


FdR: Choli

Su cuenta atrás empezó con 3, 2, 1... Y el piscis se acercó a él retractándose de sus palabras para luego abrazarlo. El líder esperó prudentemente unos segundos y se dio la vuelta para agacharse frente al muchacho incando una rodilla en el suelo. Le acarició la cabeza.

- Si supieras que paciencia tengo... - Indicó más para sí que para el muchacho. Entonces reparó en la petición del chico. Su testarudez respecto al tema siempre conseguía alterarle un poco. Pero esta vez solo pedía observarla y necesitaba al piscis con plena adoración hacia él para que le contase todo lo que había visto.

Miró al mucho, miró a un lado, volvió a mirarle... Entonces ensanchó un poco su sonrisa y se llevó la mano al bolsillo interno que tenía a la altura del pecho. Sacó un rectángulo de cristal que contenía la oreja del muchacho en su interior conservada como en los primeros días y lo puso frente al chico. Este llevó una mano a su preciado premio y el líder lo apartó rápida y secamente mirando al muchacho con fijeza.

- ¿Qué es lo que te llevó al claro del bosque? -Preguntó al momento con tono decidido. Las preguntas sobre el tema debían ser formuladas de aquella manera, como si se acorralase al interrogado en un callejón oscuro. Según dos de los testigos con los que había hablado, el piscis había sido el primero en la zona de batalla.

El líder hincó su rodilla en el suelo y susurró unas palabras, entonces se metió la mano en un bolsillo interior y sacó mi oreja. Hacía meses que no la veía y una furia incontrolada de lágrimas cayó por mis mejillas como si de una catarata se tratase.
Intenté tocar suavemente el cristal que la recubria, pero Aren me retiró mi miembro amputado de delante e hizo una pregunta.

Me quedé callado, sorbiendo los mocos durante un rato.
-Pues... pues... esto no se lo he contado a nadie. A nadie, nadie nadie... es que fui al taller y encontré un paquete de regalo... y lo abrí... y había una persona... una persona muerta- entonces lo abracé, mientras lloraba en su hombro- y lo toqué... toqué al cadáver... fue asqueroso Aren... nunca había tocado nada asi... tenía sangre... mucha... y entonces habia había había había una nota... una nota que decía que "tu serás el siguiente", es decir... que yo sería el siguiente, por lo que me fui gritando del lugar, entocnes llegué al claro y a los dos minutos apareció aquella enorme bestia, con la chica muerta en sus fauces, yo lo vi todo... vi como la zarandeaba y la lanzaba lejos... Aren... fue horrible.

-Pase mucho miedo...

El inicio del relato del chico prometía bastante y, en cuanto este se lanzó a sus brazos fue consicente de que había dado justo con la persona que buscaba. Así que el cadaver estaba en un paquete del taller con una amenaza... Pero, ¿era realmente para el piscis? El hombre rodeó al muchacho para tratar de calmarlo ya que necesitaba seguir preguntando un par de cosas.

- Tranquilo, Silvanus, ¿estás seguro de que el paquete era para ti? ¿ponía tu nombre? -Preguntó con tono serio y bajo. -Tranquilízate, quieres -. Comentó mientras le acariciaba la nuca.

Aren me rodeó con sus brazos, sintiendo el calor que manaba de sus brazos.
Respiré hondo y atendí su petición de tranquilizarme.
- no... no tenia mi nombre... no... pero con la suerte que tengo, es probable que lo fuera...- dije dibujando una cansada sonrisa que Aren no pudo ver por la posición en la que estábamos.- jolin... Aren, yo tengo miedo... quizás haya un asesino entrando en estos momentos por Brontë, buscándome... No me quiero ir a dormir hoy tengo mucho miedo muchísimo... desde aquel día... duermo mal... en serio.

Me reincorporé un poco y me sequé las lágrimas con la manga.

-G-g-g-gracias... Aren... necesitaba decirselo a alguien, no podía vivir con esta presion... parecerá una tontería, pero me ha aliviado muchísimo. entonces me acerqué a el y le dí un beso en la mejilla, cerca de la comisura de la boca. Sonreí: nunca le había dado un beso en la mejilla antes.
-Asta mañana, señor.- me despedí con un gesto de sumisión muy modesto con la cabeza.

*se va*

El líder caeruleus caviló sobre las palabras del piscis. Un cadaver de una mujer parvus sin identificar metida en una caja de regalo en el taller con una nota de amenaza... Muy curioso. Eso debía investigarlo.

Entonces el chico continuó hablando de sus miedos y cosas y el líder caeruleus le dio un toquecito en la cara. -Dudo que cualquier maníaco se interesase por un mocoso como tú -. Indicó jactancioso.

El chico habló un rato más y luego le besó en la mejilla para irse a dormir.

El lider se irguió de nuevo y se quedó mirando la partida del chico cavilando sobre lo acontecido en el Brontë. Si aquel ultimatum era cierto debía localizar pronto a la persona a la que iba dirigida. Estando el líder del mayor ejército táctico de Mithos en el palacio nadie iba a adentrarse para asesinar guerreros en sus paredes.

Suspiró y se pasó el dorso de la mano por la mejilla para luego irse a su dormitorio. Después de mucho, mucho tiempo, el líder caeruleus estaba realmente cansado.

*Se va*

Tristán me arrastró a la sala común.
-Tristán, ¡leches! ¡Mi libro no está aquí!- entonces el dragón voló por las escaleras hasta la puerta que conducía a la sala común de los líderes, y se posó en el pomo de la puerta.
-Oh, Tristán, no puedo entrar ahí. Una vez lo hice y el resultado no fue muy satisfactorio.
Pero el dragón me miró con el gesto torcido.
Yo hinché los carrillos y me crucé de brazos mientras subía las escaleras.- vale, pero que sepas que si me pillan, será por tu culpa, y serás tú el que valla a los calabozos, ¿entendido?

Respiré despacio y empujé la puerta despacio. Como de costumbre, estaba vacía… parecía que los líderes realizaban trabajos de campo, o algo así, o quizás estudiaran en sus aposentos.

Era un lugar maravilloso: había cortinas de seda que ondulaban al viento, y una suave fragancia a limpio y dulce. Las estanterías rebosaban de libros brillantes y nuevos.
Encima de la mesa brillaban apetitosas y frescas frutas que llamaban a mis papilas a saborearlas.

Pero no debía entretenerme.-a ver Tristán, ¿Dónde está el libro?- el dragón olisqueó el aire, pero parecía que el aroma a limpio tan intenso, lo había despistado.- ¡jolín! Que rabia, ahora tendré que buscarlo yo por mi cuenta.

Cogí una fruta y me acerqué a la estantería y comencé a revisar los libros. Eran fantásticos y olían muy bien. Trataban de temas extraños, muchos eran de geografía, física, topografía, algunos de magias extrañas y cosas que no entendí muy bien…

*se queda rebuscando entre los libros*



Después de pasarme todo el santo día rebuscando entre los libros, no encontré el mío. Había tenido suerte: menos mal, parecía que los líderes no visitaban mucho esta zona, así que volvería a entrar aquí para continuar mi búsqueda o si me encuentro con un líder por si lo ha visto.
-Bueno, ya volveré


*se va*

Voy a la sala de entrenamiento por pasar un rato leyendo. No me apetece acostarme y aquella sala tenía un ambiente perfecto. Cómodo sofá, luz tenue pero suficiente, calorcito de chimenea... Me gusta mucho este lugar a estas horas a pesar de que suelo acostarme pronto.

Me siento en el sofá frente a la chimenea y me pongo a leer viejas anotaciones de buenos momentos con Gabrielle. La verdad es que aquella libreta era más como un album ya que tenía algunas fotos pegadas. Era una herramienta indispensable para los días de más debilidad, por supuesto. Esos días en los que viendo la foto que siempre llevaba conmigo tenía más ganas de volver que de quedarme. Pero hoy estoy tranquilo y simplemente me apetece verlas.

*Se queda*

Se está tan bien que no tardo en acomodarme y, tras recostarme un poco en el sofá, me acabo durmiendo.

*se duerme*