Sala común

Sé perfectamente a lo que se refiere.
-Ah, pues me alegro por ti.- digo dándole una bofetadita en su sonrojada mejilla, pero sin hacerle daño.- Bueno, puta- digo dando una vuelta sobre mis puntas 180 grados y emprendo el camino hacia la puerta.- me voy. No te mereces ver mi cuerpazo- digo agitando mi coleta en el aire.


-Ah, por cierto, creo que te voy a vigilar un poquito más de cerca. Los de tu raza me dan malas vibraciones- me quedo pensando un momento y vuelvo a sonreír ante la idea que se me acaba de ocurrir.- o mejor, creo que le diré a Kettleburn que te vigile el. ¿No crees? yo tengo demasiado caché como para andar vigilando a putitas - entonces me voy con una sonora carcajada.


*se va*


FdR: perdón, pero me tengo que marchar. Disculpa.

Miré el fuego con pasotismo ante sus comentarios ofensivos hacia mi persona y alagadores hacia la suya, mientras en mi mente recreaba una especie de "blaaa, blaaa, blaaa, blaaa...", pero entonces dijo que me iba a vigilar, y que mandaría a Silvanus que lo hiciese.

Abrí mucho los ojos, y cuando me giré hacia él solo pude ver su espalda, mientras salía de la sala riéndose.

"Desgraciado...", murmuré.

Volví a sentarme como antes, mientras miraba el fuego y daba pisotones de forma rítmica con un pié.

"No debo darle importancia. Seguro que lo decía por fastidiar...", pensé, a pensar de estar casi convencida de que realmente, lo iba a hacer.

Chasqueé mi lengua con irritación, entonces cogí mis cosas y a Hoju y me fui de allí.


*se va*


FdR: pobre XDDDDD

El líder Darvenwish se encontraba relajado tomando un té de mora en la zona delimitada para los líderes. Se lo tomaba con calma, no tenía nada demasiado urgente que hacer y hoy no le apetecía guerrear ni fastidiar a guerreros insolentes.

Permanecía en el sofá bien sentado contra una de las esquinas con las piernas cruzadas mientras sostenía el plato y el pocillo de su picoteo.

Agradeció aquellos momentos de soledad y recreo pues a veces se hacía muy pesado permanecer constantemente acompañado. Estaba tranquilo y sonreía con complacencia, casi podría ser cordial con la peor de las fulanas si ahora mismo se le pusiera delante.

Llegado un momento miró a su alrededor y jugueteó con su lengua aprovechando que nadie estaba allí para ver un gesto tan poco presentable. La torció, movió ambos apéndices con gracia y diversión, la pasó por sus dientes e incluso la sacó un momento para ver como se movía. Se rió de su juego tonto y tomó algo de té para dejar aquel comportamiento.

*Se queda*

El líder pasó en su hipnótico relajo bastante más tiempo del que le pareció cuando el pulto álgido del día -la noche- calló sobre él sin que fuese apenas consciente.

Mientras depositaba la taza sobre la mesilla vio como entraba una joven rubia del servicio algo apurada y buscando algo con apremio.

Permaneció en silencio y comprobó que la chica, al entrar por una puerta que se situaba algo fuera del ángulo del sofá, apenas había sido consciente de su presencia y se acercó rápidamente a uno de los estantes.

El líder amplió su sonrisa y carraspeó haciendo que la chiquilla se voltease de un brinco.

- ¿Qué estás haciendo? -Preguntó con cierta malicia sin perder la sonrisa. La chica lo miró con gran nerviosismo y no supo bien qué responder.

- Yo... heee... he venido... Creí que habí olvidado... -El líder se puso en pie y la muchacha calló al momento bajando la mirada. El líder caeruleus se acercó a ella con paso quedo.

-Deberías estar dando los últimos retoques a tus cosas antes de ir a dormir cuando se apaguen las antorchas -.Indicó bajando el tono y tratando de buscar la baja mirada de la chrysos.

- Sí, Señor. Pero yo... Debo quedarme despierta después de que apaguen las antorchas. Yo he... yo no...- La chica prefirió silenciarse al interpretar que quizás al líder no le importase qué debía hacer o dejar de ahcer. El hombre la observó con curiosidad y le levantó el mentón.

-Creo recordar que te he visto antes -.Indicó con una sonrisa. La mujer fue aresponder que sería lógico debido a su trabajo pero el líder la interrumpió. -Podría asegurarte que es más que eso -.Indicó fijándose en los rasgos de la chica. Tenía buen cuerpo y el uniforme no le sentaba mal. Según parecía era algo desobediente de sus tareas pero guardaba las formas.

El líder sonrió y se apartó unos pasos de la chica.

- Vete a hacer tus cosas, a ti no te toca venir por aquí. Pero no diré nada... -El líder sonrió con malicia y observó la pequeña y nerviosa reverencia de la joven a modo de agradecimiento. Le dio la espalda a la muchacha y volvió cerca del sofá.

- Señor...- La mujer llamó su atención y el hombre se detuvo para escuchar. Pero la chica simplemente bajó la cabeza y se silenció de nuevo. -Bu- buenas noches, señor -. Y marchó corriendo por el pasillo que había venido.

El líder Darvenwish sonrió para sí y dió una última vuelta por la sala. Empezaba el momento de hacer algo productivo.

*Desaparece*

FdR: Te odio, Svend. A ti y a tu cacharro.

Estiro los brazos y bostezo. Estoy sentado en el sofá de la zona reservada a los líderes, tapado con un par de mantas. Ahora que ya se acerca el invierno, intento estar siempre con un par de mantas encima. No quiero coger un resfriado o, peor aún, un catarro con fiebre. ¡Por Mithos, tenía que evitar que eso sucediese!

Odio el invierno y el frío. Todos los inviernos acabo rodeado de gérmenes y virus que me regalan un hermoso constipado. Lo peor es que parece que no puedo hacer nada. ¡Aunque el número de mantas que me pongo aumente, los virus logran vencerlas y conquistar mi organismo! No importa si estoy en Lumen o en otro lugar del mundo, ¡siempre acabo perdiendo la guerra contra los gérmenes!

Frunzo el ceño. Esa mala suerte vírica tiene que cambiar algún año, lo sé. ¡Y este será el año elegido! Lo sé. Lo noto. Lo presiento. Algo en el aire me dice que este año no seré yo el que se ponga enfermo en invierno.

— Oh, no, no, no, no. No, virus, no. Este año no conseguireis acabar conmigo. Lo sé. Este año no.

Dejo que la frase se perfile en el aire y me recuesto en el sofá. Las mantas cubren hasta mi cuello.

FdR. Adivinad quién SÍ tiene un constipado xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

El líder Darvenwish apareció en la sala común para dejar unos cuantos informes cuando encontró al líder claritas acurrucado entre unas cuantas mantas en uno de los sofás. Se giró y acercó a él con una ceja en alto.

-Se te ve con poco trabajo, Vendy -Comentó con una sonrisa socarrona queriendo meterse con su colega. Puso los brazos en jarra.

-¿Esperas ser atacado por shibas o simplemente es una nueva forma de ivernación? -Canturreó dejando caer los papeles sobre la mesita de delante del sillón.

La voz del lider caeruleus interrumpe el hilo de mis pensamientos. Giro la cabeza, sin apartar las mantas, y clavo mis ojos en su figura. Sonrío.

— ¿Desde cuándo soy Vendy? — pregunto, jocoso, mientras me acomodo en el sofá —. Y, bueno, realmente sí que tengo trabajo, pero un descanso no le viene mal a nadie, ¿no crees?

Lo miro de reojo y observo cómo pone los brazos en jarra. Arqueó una ceja y ensancho la sonrisa al escuchar su pregunta. Maldito caeruleus desconocedor del peligro del invierno. Claro, en Caligo hace más frío que en Fulmen, así que no puede entender lo que sufrimos los claritas cuando llega el invierno. El frío entra por la ventana, te hiela los pies, te congela las manos ¡y deja que los germenes y los virus conquisten tu organismo! Sólo de pensarlo siento que un escalofrío recorre mi columna vertebral y que los virus están más cerca que antes.

— ¡No son los shibas! ¡Y tampoco es una nueva forma de ivernación, Darvenwhis! ¡Es algo mucho peor!

Clavo mis pupilas en las suyas y frunzo el ceño. Miro a los lados, como si buscase a alguien que no debería estar ahí, y luego vuelvo mi vista a sus ojos de nuevo.

— ¡Son los virus! ¡Los germenes!

Golpeo el sofá con el puño.

— Sé que me persiguen porque quieren que coja un constipado. ¡Lo sé! Mi estudio lo demuestra. Cada invierno, los virus aparecen y conquistan mi organismo de forma lenta y dolorosa. ¡Hacen que me duela la garganta y que mi cabeza esté a punto de explotar! ¡La tos y los estornudos no me dejan hablar o dormir! Y, lo que es peor, la fiebre aturde tanto a mi organismo que no tengo ganas de comer. ¡De comer! Yo, sin comida, ¿te lo puedes imaginar? ¡Sí, sé que es horrible! ¡Y por eso intento evitarlo!

Las mantas se han caído con el movimiento, por lo que vuelvo a taparme. Frunzo el ceño, cierro los ojos y suspiro.

— Por eso estoy así, Aren... — murmuro, con los ojos entreabietos y con la vista clavada en la mesa.

FdR. xDDDDDDDD Dejadme

El líder caeruleus miró al claritas y amplió su sonrisa.

-Dirás que no te encanta -Comentó con tono jactancioso al claritas mientras levantaba ligerramente el mentón. Luego se dejó caer de forma muy fisna sobre una butaca al lado del sofá, cruzado de piernas.

Escuchó la retahila desesperada del moreno y lo miró extrñado, como si este delirase por algún tipo de droga. Se llegó plantear si no sería él el causante de su desaparecido tarro de opio de hacía unos meses.
En cuanto el claritas remató su prosopopella el líder lo miró con las cejas alzadas.

-Eso sois los claritas, Rybner, que sois todos unos flojos -.Indicó el caeruleus moviendo ligeramente la pierna y mirándose las uñas. -¿En serio coges cada año un resfriado? Igualmente... Me parece que no hay manta capaz de alejas a los gérmenes, hermoso. Cuando atacan son inplacables -.Indicó acercándose un poco al líder moreno mientras mostraba una sonrisa de tiburón. Luego volvió a su posición erguida y se colocó las solapas de la chaqueta.

-Ciertamente... No recuerdo cuando fue la última vez que tuve un resfriado. Supongo que es cierto eso de que sudar ayuda -.Comentó con una sonrisa para sí.

Desorbito un poco los ojos al escuchar su comentario. ¿Los claritas flojos? ¡Claro que no! La culpa es toda del clima. El clima de invierno, él es el culpable. Es un maldito refugio de germenes y virus acosadores de jefes claritas.

— Es el clima. El invierno. Él es el culpable.

Me recuesto en el sofá y miro a los lados. Los germenes podrían estar en cualquier sitio. Clavo mis ojos en Aren. Él podría ser un refugio de virus. Es más, a lo mejor está compinchado con ellos y los lleva guardados en un frasco, a la espera de que me descuide para arrojarlos sobre mi rostro. Aprieto la mandíbula y frunzo el ceño. Si hiciese eso, mi venganza sería demasiado terrible como para que la pudiera soportar, así que más le vale no hacerlo.
Cuando escucho su apunte, mi rostro se relaja. A fin de cuentas, tiene razón. Las mantas no harán nada contra los virus. Son un ejército tan inútil como el que tendremos nosotros si no llegan más alumnos a Palacio. Suspiro y me paso una mano por la frente. La única solución es alejarse de los infectados. De aquella gente que ya ha contraído la gripe. De esos que ahora sufren en sus camas, víctimas de la tos, los estornudos y la fiebre. De esos que pueden contagiarme al mínimo roce. De esos a los que tendré que evitar... O desterrar. Encerrar en una habitación para que no esparzan los virus por el Palacio. Sería una buena acción. Una buena acción por la que todos me tacharían de raro, pero una buena acción.
Lástima que no pudiese hacerlo. Si lo hiciese yo, con mis manos, me infectarían al toser o estornudar.

Suspiro.

— Sé que las mantas no harán nada, pero al menos pueden retrasarlos. Llegan mucho más temprano cuando vas desabrigado por los exteriores de Palacio o por los pasillos de este. — Clavo mis ojos en los de Aren —. Lo he comprobado. El año que iba con más ropa por mi Palacio, el constipado me llegó más tarde. Mucho más tarde. Pensé que iba a salvarme, pero no. En los últimos días de invierno apareció, y yo caí ante su increíble fuerza.

Desvió la vista y la clavó en el sofá. Entonces escucho su último comentario y la idea del frasco lleno de germenes y virus vuelve a mi cabeza. Si hace tanto que no se constipó, seguro que es porque o está compinchado con esos malditos canallas o porque los ha encerrado en un frasco. Y si están en un frasco es o porque quiere lanzarmelos, o porque es un héroe salvador de líderes claritas a los que los virus acosan. Ojalá sea la segunda opción, porque no sé cómo defenderme de la primera.

La magia, en estos casos, es hasta inútil.

— Qué envidia... — murmuro —. Yo aún recuerdo el último que tuve...

Dejo que la frase se pierda en el ambiente y que el recuerdo de aquellos días se instale en mi mente. Aquel constipado había sido de las peores...

FdR Está loco LOL

El líder caeruleus comprobó que la hipocondría del claritas era increíble y rotó los ojos en primera instancia.

-Habla con Dehnel. Se pasa los días al fresco prácticamente en cueros y míralo, como un roble -.Indicó colocando ambas manos sobre la rodillas más elebada.

Como las quejas y delirios del claritas continuaron, el líder Darvenwish no pudo evitar llevarse una mano a la cara.

-Por Mithos, Svend, ¿qué clase de líder poderoso muestra tal canguelo hacia criaturas tan enormemente insignificantes? -Indicó apartando ligeramente sus dedos para mirar al claritas entre ellos mientras su mano continuaba tapando su cara.

Luego volvió a bajar dicha mano y levantó ligeramente la cabeza sin mirar al calritas.

-Muestras un claro signo de debilidad, querido. Me están entrando ganas de enviar una abanzadilla de guerreros gripados por los puertos de Lumen -.Indicó con tono entre cantarín y zalamero mientras esbozaba una nueva sonrisa.

FdR: Tú sí que estás loca

— No sé quién es ese tal Dehnel, pero, si sigue paseándose así, no tardará en coger un constipado.

Eso o también tiene un acuerdo como el del caeruleus con los virus. Pero lo dudo. No todo el mundo puede firmar acuerdos de no agresión con algo, y mucho menos con los germenes. De hecho, bien pensado, es imposible que alguien firme acuerdos de no agresión con algo que no puede coger una pluma.

Suspiro. Entonces será algo que comen, porque si no no tiene sentido que el líder caeruleus no se constipe y que yo me constipe todos los años.

— No son insignificantes, Aren — murmuro, poniéndome en pie —. Son más poderosas de lo que parecen. Las estás subestimando, de la misma forma que sobrestimas a los dragones.

Recojo las mantas y me acerco al líder caeruleus, con un deje de seriedad en el rostro. Soy un poco más bajo que él.

— Atrévete a lanzar esa avanzadilla y ya verás lo que le pasará a tus soldados. Puede que yo parezca un inútil, pero no lo soy. Y, además, mi padre está ahora mismo gobernando. Y él no permitiría que nada, absolutamente nada, le pasase a Lumen. — Esbozo una sonrisa torcida —. Pero, en fin... Ahora mismo no eres mi preocupación. Lo único que me preocupa son los virus y no poder dormir esta noche.

Me doy la vuelta y comienzo a andar hasta mi cuarto.

— ¡Hasta mañana, Darven! Qué duermas bien — murmuro, antes de perderme en mi cuarto.

*se va*

FdR. tooodos locos

El líder Darvenwish se quedó mirando los movimientos del líder claritas hasta que este se plantó frente a él para informarle de la terrorífica amenaza de los virus y de que su "papá" gobernaba en Lumen.

-No lo he olvidado, pequeño principe Vendy. Pero tranquilo, no tengo intención de meterme con tu papá -Indicó con un tono casi ñoño e infantil como cuando se trata de convencer a un infante.

Luego simplemente observó como se iba.

-Dulces sueños, Vendy. Y que no te piequen los bichitos -. Indicó con repiqueteo en el tono. Al rato se levantó del lugar, colocó los papeles y se retiró.

*Se va*

FdR: Perfecto, lo veo una conversación realmente productiva <.< ahí se pudra el loco ese y sus gérmenes <.<

Me rechinan los dientes.

Arrugo la carta, la nariz y me atuso la barba con la mano derecha. Suelto un gruñido furioso.

- ¡No puede serrr! ¡¡YA DEBERRÍA HABERR LLEGADO!! Porr todo Mithos...

Me paseo por la habitación de una lado para otro con pequeños pasos apurados mientras mi mente baraja a toda velocidad las posibilidades existentes.

- Va a venirrr aunque sea porrr una orreja -gruño al fin.

*se va*

Llegué a la sala común con varias hojas entre los brazos. Algunas de ella tenían que ver con lo estudios que había llevado a cabo los últimos días. Otras tenían información sobre el torneo que tendría lugar a comienzos del año nuevo.

- Por fin se acaba hoy la fecha de inscripción, ya se han apuntado 14 miembros - dije para mí misma. Estaba muy eufórica por que llegase el torneo, me hacía mucho ilusión porque podría ver la mejora de algunos de los miembros y poder conocerlos un poco más en lo referente a sus técnicas combativas.

Entonces comencé a dejar papeles y clasificarlos en un estante de la zona exclusiva para jefes. Una vez hube acabado de ordenarlo todo decidí marcharme, aún tenía mucho trabajo por hacer.

*Me fui*

La mujer andaba por la sala común de un lado a otro maldiciendo aún al hombre que le había grabado sus iniciales en el abdomen con magia avanzada. Sus pasos eran sonoros, fuertes y decididos.

La sala común era la zona en la que más posibilidades tendría de encontrar a un lider (aunque le apetecería que fuera el lider de los piscis quien le atendiera, le daba igual que fuera otro). Solo esperaba que no apareciese el pedazo inbécil, chulo, arrogante, ególatra de Aren por delante, porque entonces lo abriría de arriba abajo como a un cochinillo aunque eso le costase la vida.

De Bocanegra no se ríe ni Mithos.


*se queda bufando cual perro rabioso xD*

En uno de mis ires y venires por el Palacio, acabo a la puerta de la sala común. El lugar jamás me ha llamado demasiado la atención, y han sido pocas las veces que he entrado, pero escucho un ténue sonido saliendo de ella y me asomo a curiosear.

Una mujer camina de un lado para otro con todos los rasgos de alguien malhumorado. Supongo que lo mejor es irme, y decido abandonar de nuevo la sala.

*se va*

FdR- Si quieres verla e ir a los pasillos o cualquier cosa házmelo saber XDU

Llevaba ya un tiempo en la sala común desesperada pero ningún lider había aparecido. Se tiró de los pelos y salió dando un soberano portazo y con zancadas pirmes se fué a las habitaciones para ponerse una enorme gabardina hasta los pies que ocultasen las inciales del lider caeruleus tatuadas a presion sobre su abdomen.

Al salir vio a una chica chrysos en los pasillos pero estaba tan efadada y tan cegada por el odio que pasó por ella sin fijarse en absoluto.


*se va*

Ceñudo, termino de escribir velozmente cinco cartas.

- Esto ya está -gruño a nadie, doblándolas y metiéndolas en un sobre azul.

Doy la vuelta al sobre y repaso el pliegue con el dedo, murmurando un hechizo. Solo su destinatario podrá abrirlo.

- Id.

Tras estas palabras, las cartas desaparecen.

*se va*

La chimenea crepita y el enorme fuego arde y quema como todas las noches.

Entro en la sala común con los tres paquetes que estaban debajo de mi cama y que guardaba para ella.


Ya no me van a hacer falta.

Abro el mas grande: es un vestido verde, como a ella le gusta, con unos volantes muy trabajados por todo el contorno... le habría quedado genial.

Lo echo sin miramientos al fuego.

Abro el mediano: son unos zapatitos muy bonitos, de charol verde con un taconcito de unos 4 centímetros... es poco, pero ella no sabe andar con tacones, así que se los compré especificamente para ella.

Los echo sin clemencia al fuego.

Abro por último el paquete más pequeño. El que siempre guardaba en mi bolsillo: son unos pendientes de cristal bastante trabajados cuyas tonalidades varían dependiendo de porqué lado les dé la luz.

Los veo y los aprieto con furia antes de lanzarlos al fuego también.

Ahora la chimenea crepita y yo la veo como arde, como quema, como destroza lo que, en un futuro, esperaba que Massen Dew, se pusiese para acompañarme en alguna ocasión especial.

Lo veo con asco... estoy preparado para hacerle frente a cualquier persona... pero jamás me habría esperado una reacción de Massen así.

Me quedo inmóvil, viendo como el fuego arrastra hasta las profundidades del infierno, mis regalos, que ahora nunca lucirán en el cuerpo de la sonriente y dulce Massen... todo por un jodido error del que nadie tiene la culpa, y eso es lo que me frustra. Generalmente cuando algo se jode, descargo mi ira contra el culpable, pero esta vez, no tengo a nadie a quien regañar y eso hace que me ardan las entrañas.


*se queda*

Aquellas tardes frías eran de lo peor y no había nada mejor que hacer que sentarse en una de las butacas de la sala común, mientras se te calentaban los pies al fuego y tejías un jersey de lana mientras tarareabas canciones populares. No había nada mejor.

Entré en la sala común con una carta en la mano. Uno de los sirvientes del castillo me la había entregado hacía apenas unos minutos, pero no me sorprendió en absoluto, sabía perfectamente a quién pertenecía.

Ví a una señora de unos 40 años sentada en un sofá con unos hilos y unas varillas en las manos, supuse que estaba haciendo algo de ropa. No la había visto en la vida, pero la señora me sorprendió un poco, ya que estaba tarareando algunas canciones que me sonaban de escucharlas en las calles de Ventus. Sonreí al recordarlas y me senté en una de las butacas al lado de la señora pero sin distraerla.

Miré el sobre que contenía la carta y suspiré.

Alcé la vista sin mover la cabeza. Si hubiese llevado gafas en ese momento la habría visto por encima de ellas.

-Hola- dije secamente.- ¿nos conocemos?- no es que quisiera ser borde, pero estaba concentrada en mi labor de punto y no quería desconcentrarme

Miré a la señora cuando habló, supuse que se dirigía a mi ya que no había nadie en la sala común. Levanté la vista del sobre y la miré a los ojos, había sido un poco seca de más pero no me pareció mal, ya que era normal que los guerreros fueran fríos, aunque esa señora tenía más pinta de panadera que otra cosa.- Que yo sepa no.- Le contesté. Luego bajé la vista hacia lo que estaba haciendo. - Qué es?- Le pregunté señalándolo con la mano libre, inicié la conversación porque quería evitar lo máximo posible la carta, era cobarde y lo sabía; pero ahora no quería leerla.

Miré a la señora e intenté adivinar de qué raza sería, no parecía ni claritas, ni caeruleus, ni parvus, ni aether... Incliné levemente la cabeza al pensar en ello.

Dejo las cosas a un lado. - Nada, joven, nada, un jersey... los hago para matar el rato- dije mientras me levantaba para tenderle una mano.- Adela. Un placer.

Le sonreí apretando los labios y me acerqué un poco más al fuego.


FdR: perdon por la mierda post... pero es que se me va internet cada segundo.

Asentí cuando me dijo que era un jersey. Vi como lo dejaba a un lado.- Ah, siento haberte molestado...- Murmuré, pero me di cuenta de que lo había dejado para tenderme la mano. Me levanté, había sido de lo más ridículo... Dejé la carta en el sillón y me levanté para estrecharle la mano.- Thamerlein, igualmente.- Le dije con una sonrisa por mi parte.

Me volví a sentar, no sin antes coger la carta y dejarla en mi regazo. Me giré hacia Adela, no sabía si realmente la estaba molestando en su tarea, pero quería evadir la carta así que le pregunté.- Llevas mucho tiempo en Brontë?- Era una prgeunta un tanto estúpida, pero no sabía como iniciar el tema de conversación.

FdR: Tranqui, yo siento tardar tanto también porque como te fuiste de la chat box pense que seguias posteando jajajaj

La chica me dijo un nombre impronunciable al que no preté mucha atención. mi mente no estaba para aprenderse nombres nuevos.

-Un placer.


Entonces hizo una pregunta a la que hasta la fecha nunca me había hecho.- He predido la cuenta ya, joven.- dije pareando por la habitación un poco.

Me fijé en su carta.

-A algunos por lo menos les escriben... yo no tengo a nadie que lo haga- dije dándole una palmada en la espalda.


FdR: en serio, perdonnnnnnnnnn TTTTTTTTTTT_TTTTTTTTTT mierda internet