Sala común

Negué enérgicamente con la cabeza, ya casi ofendida.

- No se parece en nada a ti -le dije-. Yo lo sé. No es más que un pobre diablillo. Ya le gustaría -sonreí, mirándolo con cariño-. Además es viejo y feo. ¿Cómo se va a parecer a ti? Tú eres todo lo contrario.

Miré al piscis, ofendida. ¿Cómo se había atrevido a insinuar que hubiera otro Aren como mi amigo? Me volví de nuevo hacia él, mirándolo con dulzura.

- ¿A que no puede haber otro? ¿A que es todo mentira? -con los ojos cerrados y los brazos cruzados, asentí a mis propias preguntas con convicción.

Escucho a Aren con adoración. Todo lo que dice es cierto y las palabras de Stalon me ayudan a corroborarlo todo. - Por supuesto señor. Seguro que es un bulo... simplemente vimos apropiado decirselo ya que le afectaba a usted de pleno, ¿no cree?.

-Claro que es mentira Stalon y si hay un farsante por ahí suelto, el señor de Cáligo le dará su merecido, ¿verdad Aren? pregunto echando timidamente la lengua. - Usted es irrepetible.

Me acerco un poco a ellos mientras termino de sacudirme un poco la camisa y les hablo a ambos- es que hoy he estado entretenido por afuera y...- para disculparme por mi aspecto, les comenté un poco rojito.

El líder caeruleus escuchó los comentarios de los chicos cerrando los ojos con convencimiento y asintiendo ligeramente mientras la pierna que quedaba sobre la otra se balanceaba ligeramente, con su habitual sutileza.

-En efecto, mis queridos chiquillos -. Indicó apoyando el mentón con delicadeza sobre la mano del brazo que descansaba sobre un ala de la butaca. -¿Un hombre viejo y feo pretende hacerme la competencia? Creo que no consigo hilar este curioso acontecimiento. Pero, ¿por qué se supuso que otro Aren habitaba en este lugar? ¿De dónde tal despropósito? -Preguntó, divertido, con un deje dramático en sus palabras.

En cuanto el piscis volvió a darle la razón a Stalon, lo miró con interés y, en cuanto se disculpó de su aspecto por haber estado entrenando, el líder dedicó un ligerísimo suspiro y, con un gesto desinteresado de muñeca, hizo que las ropas y el cuerpo del joven apareciesen impecables tras un sonido seco de persiana. Si algo útil había aprendido era aquel hechizo de apariencia impecable.

Asentí a lo que Aren decía, absolutamente de acuerdo. Y, cuando tras la intervención del piscis, conjuró un hechizo que lo hizo quedar impecable, pegué un grito de sorpresa y aplaudí. Qué fantástica magia... Le sonreí, entusiasmada, y recordé una vez más la pluma que guardaba de su anterior hechizo.

Rebusqué en mis bolsillos, hasta encontrar un pequeño fragmento de dolomita en bruto. Con una teatral timidez, me acerqué a Aren y se lo tendí. Era mi agradecimiento por la pluma de su chaleco. Una vez hecho esto, solté una risita y salí corriendo de la estancia.

*Se va*

sonrio y le voy a responder, pero entonces siento calor que me recorre y con un chasquido, estoy limpio, brillante, como recien salido de la ducha. Parpadeo dos veces y me miro. -Gracias... musito.- entonces Stalon le da algo que no vi lo que era y me llevé una mano al cuello. Yo no tenia nada para darle e iba a quedar fatal delante de el.

Entonces la peque sale corriendo y nos quedamos a solas. Carraspeo y me acerco un paso mas.
-Bueno... yo no tengo nada que darle... solo mi compañía... si la quiere, claro- digo rojo.

Ninguno de los chicos respondió, pero entonces el líder escuchó gritar y aplaudir con entusiasmo a la parvus y le dedicó una sonrisa cariñosa debido al encanto que le producía su admiración. Vio como la pequeña se levantaba de un salto y le tendía un trozo de mineral. La observó con curiosidad, sin perder su sonrisa, y cogió la pieza para mirarla con interés. El líder asintió a modo de agradecimiento al tiempo que cerraba el puño en torno a la piedra y miró como la pequeña salía corriendo con una sonrisa anhelante. Esperaba poder verla pronto. Guardó el pequeño regalo y vio a Silvanus que ahora volvía a hablar. Amplió su sonrisa hacia una más habitual.

-Por supuesto Silvanus, tienes que darme el informe de Brontë. Cuéntamen, pequeño desmembrado, ¿qué ha ocurrido con los guerrerillos en este tiempo? -Indicó volviendo a apoyar la cabeza contra su mano. Descruzó la pierna y la dejó reposar en el suelo, algo más adelantada de la otra.

El silencio se apodera de la sala y me acerco al líder. -Bueno... - ahora hablo mas resuelto ya que la soledad me da la confianza necesaria para expresarme con el lider con mayor soltura.
Rodeo el sofá y hago memoria...

-Pues Lyam me mintió. Dijo que le daban miedo las alturas y era mentira, luego vi a Alehyss, muy maja, como siempre y bueno, Alexander parece estar un poco mas agradable. Aunque ultimamente anda algo tenso. -Me situo delante de el de nuevo y con calma me acerco a el para tocarle con mucho ciudado una pierna, como si fuera un perro salvaje a punto de saltar. - Ah! y he estado entrenand con Rick Dehnel y lo he tumbado... aunque luego quedamos empatados. Fue divertido. Inger sigue sin llevarse bien conmigo y bueno he estado intentando encontrar a tu alter ego pero no lo he visto, por lo que eso corrobora su teoria de que es un bulo. Y en mi cumple Heylel me hizo este colgante. Es precioso y Lyam una tarta y alguien me ha regalad una flauta azul, pero no se tocarla. Ademas he conocido a un flamma nuevo. Se llama Runek. Es majete. Ah y Lyam y Alehyss han follado- digo terminando por sentarme abierto de piernas en su colo con una mirada picarona en los ojos.

El líder escuchó la información del pequeño piscis mientras este, interesado, se acercaba. ahora tocaba cribar lo que fuese desechable o lo que asumiese como fantasía del piscis. Tomó como dato curioso eso de que el chrysos mintiese sobre tal trivialidad y sobre que el caeruleus estuviese algo tenso, aunque a lo último le otorgaba cierta lógica.

-¿Por qué habría de mentir sobre algo tan indiferente y luego descubrirse? -Eso resultaba realmente estúpido a su parecer, y una estupidez así, sin setido aparente, no le gustaba. No por el hecho de ser una estupidez, sino porque no le resultaba nada fiable.

Continuó escuchando al piscis sin cambiar de expresión mientras este lo acariciaba y se sentaba sobre él. Dehnel, Nielsen, una flauta misteriosa -tendría que continuar preguntando-, un tal Runek... Y entonces sus ojos se entornaron. su sinrisa se volvió algo más viperina. -Vaya, vaya, que poco ha tardado Lester en buscar alivio. Pensar que ha elegido a Lyam después... compadezco su deseo -. Indicó, jactancioso y divertido, tratando de no soltar una carcajada probocada por aquello que él sabía y el pequeño rubio no. -¿En serio? ¿Seguro que no has interpretado mal la información? Creo que Lester es demasiada mujer -. Indicó, despreocupado, girando la cabeza para volver a apoyarla en su mano. - Asumiré que las palabras de Dehnel no van mal desencaminadas si sus cuartos traseros han hecho tal selección -. Amplió su sonrisa con gran divertimento al tiempo que jugueteó con ambas puntas de su lengua. Realmente le dio una baja imagen de la chrysos y un mal intento del joven. No sabía muy bien como lo lograban, pero esos dos siempre conseguían arrancarle una carcajada.

-No se... pero ya me ha perdido perdón y lo he perdonado.

Escucho divertido sus palabras y me acerco para lamer su cuello mientras afirmo con la cabeza. Sabía que eso le iba a gustar y yo estoy demasiado caliente com para pensar en consecuencias. Lo amo.

-Lyam es un pobre diablo y mi pobre Alehyss lleva desde que llegó sin echar un polvo. Es normal que se haya beneficiado al primero que pase ¿no? Alehys es una chica fuerte y agradable... supongoq eu lo usaría una vez y nada mas. - digo cerca de su oreja con suavidad mientras me restriego sobre su miembro para darme placer a mi mismo sin molestarle.

-Pero no le diga que se lo he dicho yo. Por favor.- pido esta vez en serio. Si quiere tener un espia en Bronte no me delate o no me volveran a contar nada- digo mientras lamo sus labios, ahora cerrados.

Al parecer el piscis no podía darle más información sobre la estupidez del chrysos, pero ahora su divertimento estaba en otro punto en torno a este. Dejó que el chico se acercase a él mientras continuara hablando y se limitó a sentir sus caricias y escuchar con atención.

Se rió para sí y soltó un pequeño "¡ja!" ante el comentario del piscis sobre la vida de Lester en el dormitorio. Aquella zorrita había tratado de resistir por mero orgullo y al final, una vez abierta de piernas, había tomado carrera. ¿Quién sería el siguiente? ¿Otro guerrero? ¿Un vulgar sirviente? ¿Atacaría al descerebrado de Timber para recuperar su estatus? Todo aquello le parecía mordazmente divertido al líder. No veía el momento de cruzarse a alguno de los implicados simplemente para felicitarles la jornada. Al final acabaría entre los músculos de Dehnel escupiéndole a la cara mientras era ensartada por él. No podía evitar reír.

Se mantuvo inmóvil mientras el muchacho hablaba y se restregaba como la vulgar ramera que era para servírle y lo observó con una ceja alzada en cuanto este pidió no ser delatado.

-A veces me pregunto si tienes memoria a corto plazo, Silvanus. Espero que recuerdes con quién estás hablando, pues no se trata de ningún estúpido con los que te codeas -. Indicó con tono pícaro por el ambiente que había generado la noticia para indicar al muchacho que algo tan obvio como mantener encubierto a su pequeño topillo no debía serle mencionado.

Observó como el muchacho se daba prisa en descender y, nuevamente, se limitó a mirar ya que no estaba ni muy a favor ni muy en contra de lo sucedido con lo que simplemente dejó hacer al piscis y aprovechó el ofrecimiento para relajarme un rato.

Abrí la puerta con sigilo, ya era muy de noche y la mayoría de la gente estaría durmiendo. Se escuchaban voces, señal de que había alguien en el interior. Caminé lentamente, no quería sorprender a quien se hallas dentro de la habitación, pero entonces... vi lo que ocurría... Aquél nauseabundo piscis, despreciable pececillo, estaba sentado sobre... sobre... ¡AREN!, y no sólo eso, sino que aún por encima osaba rozarle con sus vomitivos labios de besugo su... agh... que situación más abortiva.

Me acerqué a paso lento, con la cabeza gacha, y si soltar hacia una de las estanterías. Entonces miro a los dos mientras alzo la cabeza, con una enorme sonrisa.

- Buenas... noches... - saludo sin poder evitar soltar un pequeño temblor en mi voz.

Con la mano izquierda agarro la estantería de aproximadamente dos metros y medio, y dejo que caiga sobre ellos.

Se me hiela la sangre al escuchar su voz y lo unico que se me ocurre es hundir la cabeza en el pecho del lider e intentar hacerme un ovillo debido al acto reflejo de ver aquella mole caer sobre mi. Suelto un grito y lo unico que quiero es que esto pase de una vez por todas..

No llego a asomarme, pero escucho un estruendo, como si algo cayera, así que supongo que está pasando algo gordo. Me quedo pegada a la pared, sin llegar a dejarme ver, con el oído atento a cualquier comentario clave que pueda ayudarme a dilucidad y... Preparada para irme en cualquier momento que sea preciso, solo con que alguien se acerque a la puerta para salir.

*se queda cerca de la puerta*

Ante el sonido de sutiles pasos en la sala, el líder caeruleus abrió un ojo con el ceño ligeramente fruncido y escuchó la voz molesta de su mujercita. El momento fue un suspiro. Al sentir la caída de la estantería, el líder caeruleus apartó al muchacho de un golpe de magia de su derecha que lo envió al otro lado de la estancia mientras, con la izquierda, frenaba la mole de madera haciendo que esta volviese a su situación habitual y los libros y demás objetos levitasen hasta colocarse en su estante correspondiente. Mientras esto sucedía, hizo aparecer el seco sonido de cinta que devolvía su ropa a su decencia con un gesto suave de la derecha. sonrió a su mujer por el recibimiento.

- Querida. Buenas noches. ¿Qué es lo que te trae por aquí tan silenciosamente? -Indicó sin perder una sonrisa habitual pero tranquila. Su prometida acababa de pretender aplastarlo de una forma totalmente burda y descerebrada por la escena con el piscis. La vida matrimonial era obsoletamente dura...

Aren Darvenwish's... Sus palabras... Fueron suaves zumbidos que no logré descifrar... Eso sí, eran tan molestos que debía hacerlos callar...

Abrí mi tessen lentamente, y tras dudar un momento, volví a cerrarlo. Entonces miré al piscis, esa cosa amorfa, podría acabar con ella. Pero no era la culpa de Silvanus, esa zorra no era más que otro peón de Aren, el único culpable.

Sonreí, y me dirigí a Aren, dándole un abrazo.

- Es que en las noches de frío... Necesito a alguien que duerma conmigo y que me de su calor - Respondí a la vez que mi sonrisa irradiaba calor -. Ven conmigo, bobín.

Lo agarré de una mano, llevándolo conmigo, dirigiendo una mirada de desprecio hacia aquella masija en el suelo, también conocida como Kettleburn.

Aren me salva la vida a cambio de un soberano topetazo contra una pared. Suelto un gemido de susto y dolor, mezclado con la falta de aire en mis pulmones por semejante golpe.

Me quedo viendo al escena con una mano en el cuello y escuchandolo todo. Aren parece sereno y con ganas de encubrirme, pero Cynara... Cyanra es como un cuco y aprovecha el trabajo de otros para poner sus huevos en nido ajeno, aprovechando el calenton que yo le he provocado al lider. Me da rabia y siento frustración, por lo que me tapo la cara con el antebrazo y lloro en silencio para a continuación salir corriendo aún con el coraón acelerado por ver mi vida pendiendo de un hilo.

Al salir, me choco con Alehyss- Perdon-digo entre sollozos mientras me pierdo en los pasillos infinitos queriendo que la tierra me trague.


*se va*


fDr_ :_D me quedo un pocofozado pero tengo qeu irme YA xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
lo siento T-T PASADLO BIEEEN! xD

Poco pude escuchar, pero la grave voz del líder caeruleus me pareció inconfundible. Además, se escucha también una voz de mujer. Y la repentina imagen de Silvanus (que me pone nerviosa durante un momento por creer que me ha descubierto, pero que pronto me hace darme cuenta de que está llorando desconsolado) me confunde un poco más. Si bien puedo imaginar alguna de las posibles opciones, no estoy segura de qué sucede exactamente, pero es tan fácil como preguntar sutilmente a Silvanus por sus "sentimientos" la próxima vez que lo vea. Me huelo algo interesante.

No puedo evitar sonreír con deleite, pero no tengo un segundo que perder. Si Silvanus ha salido lo mejor que puedo hacer es perderme antes de que alguien más haga lo mismo y me pregunte qué hago aquí.

Me apresuro a alejarme del lugar sin hacer ruido. Parece que he descubierto algo interesante sin quererlo.

*se va*

Ante la reacción de su mujercita, el líder no perdió la sonrisa, sin embargo no vio nada bien su juego con el tessen que posteriormente desencadenó en una actitud cariñosa y servicial.

Miró al piscis con el ceño algo fruncido indicando que desapareciese, pero vio que este ya emprendía el vuelo por sí solo, corriendo con llanto desesperado. Menudo drama teatral. Recuperó su gesto calmo y su sonrisa habitual y se humedeció los labios dejando ver su lengua partida.

-Yo durante las noches frías acostumbro a pasear, querida -. Indicó con cierto sarcasmo tomando la defensiva de su actitud a través de los hábitos de vida de su raza. En cuanto la flamma se separó de él y le agarró la mano pidiendo que lo siguiese, este frenó el paso y se soltó de la muchacha.

-Puedo seguirte solo, cariño -. Indicó con tono amable para luego seguir a la muchacha, alerta. No le gustaba su reacción. No tomaba a cynara como una maravilla táctica precisamente, pero una mujer despechada era a veces impredecible y si tras esa despechada había una rubia gritona poniéndolo verde a uno y un emplumado bocazas que solía decir tonterías, entonces era todavía más tedioso.

*se van*

FdR: Y en el próximo capítulo...

Entré en la sala común algo cansada, y me senté en una mesa ante un extraño tablero. Me sonaba haber visto uno alguna vez, pero no recordaba qué era ni dónde lo había visto. Encima del tablero había un montón de figuras de diferentes formas y tamaños, y sin saber muy bien qué hacer, me entretuve en jugar con ellas.

*Se queda*

Tras enseñarle algunas de las instalaciones de Palacio al claritas recién llegado, decidí ir a la sala común. No llevaba nada conmigo (ni un libro ni nada), por lo que esperaba que hubiese alguien (la sala común no dejaba de ser eso, una sala común para todos los alumnos). A lo mejor me encontraba con Heylel. Hacía bastante que no lo veía...

Al llegar a la sala común, mi vista se encontró con una niña a la que recordaba haber visto en la misión. No sabía cuál era su nombre (o no lograba acordarme, mejor dicho). La observé jugar en silencio durante unos segundos, preguntándome si debería acercarme o dejarla sola. A lo mejor aquel juego era tan entretenido que no quería hablar con nadie...

Negué con la cabeza. Ahora que me la había encontrado, al menos podía saludarla. Luego, si ella quería, ya me iría.

—Bu... Buenas noches... — murmuré, al tiempo que me acercaba hasta donde ella estaba situada. Cuando estuve a unos metros de ella, me pasé una mano por el cuello y esbocé una timida sonrisa —. Eh... Yo... Nos hemos visto en la misión... ... ¿Te acuerdas...? Soy... Inger... — Ensanché la sonrisa —. ¿Es ese juego divertido...?

FdR. fail xD

Alcé la vista al ver entrar a la Caeruleus que había venido conmigo (entre otros compañeros) a la misión que Aren nos había encargado. Le sonreí con timidez cuando me saludó.

- Buenas noches -contesté-. Sí, sí me acuerdo. Aunque entonces no llegamos a hablar demasiado. Creo que ni siquiera me presenté, y eso que estuvimos un montón de tiempo juntas... Soy Massen Dew. ¿Quieres sentarte?

Mientras hablaba, una lucecita se iluminó en mi cabeza y me dí cuenta de quién era. Inger. La chica de la que hablaba Dehnel. La de la misión privada. Y además, si había entendido bien a Elektra... Era mi rival en el torneo. Tragué saliva. Ahora todo tenía más sentido... La estudié con atención, preguntándome si ella sabía quién era yo. Cuando preguntó por "mi juego" volví a la realidad.

- Oh -fue todo lo que pude decir-. En realidad... No estoy jugando a nada -reconocí-. No sé qué es esto. Solo me entretenía con las figuras...

Asentí un par de veces.

—Oh... Bueno, pero en la misión estuvimos ocupadas... Y, eh... Supongo que es normal que se te hubiese olvidado presentarte. — Sonreí —. Encantada... Y... Gracias por dejar sentarme...

Me pasé una mano por la nuca y tomé asiento. Me miré las rodillas, en silencio. No recordaba haberla visto ni antes ni después de la misión. Y tampoco recordaba que alguien me hubiese hablado de ella.
Alcé ligeramente la vista. ¿Qué podía decirle? Nunca se me había dado bien sacar temas de conversación... Observé las fichas. Fue entonces cuando ella habló. Al parecer, no sabía qué juego era aquel. Ladeé la cabeza. ¿Sería el ajedrez?

—Eh... ¿Crees que puede ser un tablero de ajedrez? — Esbocé una tímida sonrisa —. Aunque... Bueno... En caso de serlo, yo no podría enseñarte a jugar ni nada... Y... Esto... Bueno, sólo podría jugar contigo con las figuras... Pero sin seguir ningún orden... Y... ... — Negué con la cabeza y dejé escapar una risa nerviosa —. Olvídalo...

Sonreí a la chica.

- No sé, tal vez sea el ajedrez. Yo no he jugado nunca... Solo jugaba a familias... Las figuras negras son claritas y las blancas caeruleus, ¿ves? -expliqué-. Estos son los padres. No se llevan bien, pero estos dos hijos -junté una ficha blanca y una negra- son muy amigos y juegan a escondidas.

La miraba de reojo mientras hablaba. ¿Qué podía obtener de ella?

- Pero ya digo, solo es un juego tonto inventado -le quité importancia con un gesto-. Dime, Inger, ¿qué tal te encuentras en este sitio? He oído hablar de ti a gente, así que supongo que has conseguido amigos... Seguro que sí -me sentía muy indiscreta por como estaba hablando, y noté como me ponía colorada. Para disimularlo, adopté un gesto de tranquilidad, intentando parecer natural.

Me pasé una mano por el cuello.

—Yo tampoco he jugado nunca... — admití —. Pero, no sé... — Fruncí ligeramente el ceño, pensativa —. ¿Cuántos juegos de mesa tienen figuras blancas y negras...?

Dejé la frase en el aire y la miré. Escuché la explicación de su juego con cierta curiosidad. Observé las fichas que señalaba, asentí conforme ella hablaba y permanecí en silencio todo ese tiemp. Parecía que el interesante juego me interesaba de verdad... Cosa que, evidentemente, no era cierta porque yo era lo suficientemente mayor y adulta como para no querer jugar a las divertidas familias con fichas de ajedrez.

—Parece divertido. — Sonreí —. Aunque no creo que los dos amigos terminen bien... O sí... ... Quién sabe... Bueno, realmente tú sabes, pero... ... — Negué —. Da igual... — Me pasé una mano por el cuello. Luego respondí a su pregunta. ¿Había oído hablar de mí? Sonreí. Seguro que había sido Rick... —. Oh, bueno... Pues yo estoy muy bien. — Ensanché la sonrisa —. Hay gente muy simpática... Y, bueno... — Coloqué un mechón de pelo detrás de mi oreja, sonriente y ligeramente sonrojada —. Está Rick... Y...

Dejé la frase a medias al escuchar la voz de, precisamente, Rick. Fruncí ligeramente el ceño, pues no acababa de comprender muy bien a qué venía tanto grito, y miré a la niña. Tras preguntarle si había escuchado algo, ambas salimos de la sala común.

*salen al pasillo xD*

Cerró los ojos y apoyó la cabeza en el respaldo del sofá. Se pasó una mano por la cara y ladeó la cabeza hacia la derecha. Suspiró. Aquella mañana había vuelto a madrugar (a pesar de que, de nuevo, se había acostado bastante tarde) y ahora estaba un poco cansado. Resopló. Abrió los ojos y clavó su vista en la mesa que tenía a unos metros de él. Entrecerró los ojos y leyó los lomos de los libros que antes había estado leyendo y que ahora reposaban en el mueble.

Volvió a suspirar y cerró los ojos. A pesar de que, en un primer momento, sólo tenía pensado descansar durante unos minutos, acabo durmiéndose.

*se queda durmiendo*

Abrió los ojos y frunció el ceño. Tenía la boca pastosa y le dolía la espalda. Estiró los brazos y se levantó. Recogió los libros de la mesa, observó la sala común durante unos segundos (preguntándose en qué momento se había quedado dormido) y luego se fue.

*se va e.e*