Jardines (2)

Al sentirnos reír me dio el impulso de pegar más la cara contra la suya, aunque eso tenía poco sentido en aquella situación. Cuando se apartó un poco le dejé el espacio, todavía con la risa en los labios y una mano acariciándole el pelo a la altura de la nuca.

Y entonces, cuando volvió la vista al grupo, me di cuenta de algo.

─Oye, ¿qué has hecho con el pitillo? ─pregunté, mirándole las manos, que ya no lo sujetaban.

Empecé a mirar alrededor, buscando, y acabé desplazándome al suelo. El cambio de posición me provocó un pequeño mareo, pero en seguida palpaba, buscando medio a ciegas. Tiré de Jun para que bajase a ayudarme a buscarlo. Al final di con él en la hierba, apagado, a escasa distancia. Lo cogí y me lo quedé mirando un momento, y luego miré a Jun, divertida.

─Aquilino, necesitamos fuego ─canturreé, inclinándome hacia adelante y poniéndole el cigarrillo cerca. Solo que Eustaquio estaba demasiado ocupado comiendo bocas como para prestarme atención.

Volví a mirar a Jun, aguantándome la risa.

Retales parece encontrarse en un estado muy cariñoso. Yo también, no lo niego. Me gusta su calor templadito, y en cierto modo me refugio en ella. Normalmente me da vergüenza el contacto tan cercano. Un abrazo está bien, pero ya. No quiero que nadie piense que soy una jodida blanda. Pero ahora estoy blandita. Supongo que la hierba ayuda a liberar esas primeras capas que siempre me pongo para hacerme la dura.

Quiero decir. Soy muy dura.

Sin embargo, no me pasa desapercibida su mano acariciando a Antikris.

Retales es parte de la masa.

Por mucho que esté disfrutando del abrazo, termino esbozando una sonrisa suave y, tras dejar una última caricia con la nariz en la cara de Ben, termino apartándome un poco de su cuerpo. Y me incorporo.

-Creo que te reclaman por ahí -comento, con una sonrisa torcida-. Yo creo que iré a por algo de comer dentro o algo, que de tanto fumar pasa lo que pasa...

Ben estaba en la gloria, la verdad. El calor de los cuerpos a su alrededor era de lo más acogedor, tenía una mano masajeándole el pelo, acariciándole la cara, y a Fifi allí con ella, dando y dejándose dar mimitos. ¿Qué más podía pedir, realmente? Ben se dejaba querer, y acariciaba el pelo precioso de Fif, que se extendía como una sábana sobre ella. Y, al mismo tiempo, hacía sitio para facilitar las caricias que le llegaban, e incluso aprovechó cuando las yemas de los dedos pasaban por sus labios para dejar un mordisquito suave.

Por desgracia, todo lo bueno terminaba por acabarse, y Fif decidió poner fin a aquello. Ben rodó con ella levemente por encima de Kris, reacia a dejarla escapar.

─Noooo, Fiiiifiii, me abandooonaaaas ─lloriqueó─. Es porque soy una sobona, ¿verdad? Puedo cambiar, lo prometo.

Aunque las circunstancias no le daban precisamente la razón.

Johan es arrastrado por el contacto. El contacto de los labios de Kyoti, tan cálido y llamativo, que hace que su boca lo busque inevitablemente. Lo acelera un poco, aunque no tanto como para que parezca tener prisa. En ese momento se siente como si tuviese todo el tiempo del mundo por delante. Abandona la boca del flamma y recorre su mandíbula hacia su oreja, que atrapa entre los labios.

Siente también los gestos de de Krista, su suave paso por su cuerpo, que deja un rastro cálido de piel erizada por donde pasa. Pero una voz lo atrae y le hace detener un instante sus acciones y abrir los ojos, para mirar a la piscis. Le está mostrando uno de sus pitillos.

-Oh... -dice, esbozando una sonrisa soñadora. Parece que han tenido un problema con el fuego. No puede decir que no esté acostumbrado.

Se revuelve un poco para hacerse hueco entre los cuerpos que lo rodean, dejando que se enreden también entre sí, en lo que palpa con las manos en los bolsillos hasta dar con las cerillas, que tiende a Massen, que ríe en ese momento. Le alegra ver que parece divertirse.

-Ten.

Río un poco, aunque supongo que con menos malicia de lo habitual. Retales parece querer venirse conmigo. Pero a la vez no, claro. Yo también lo quiero todo siempre. Es que la gente es jodidamente complicada.

Le cojo la cara con las manos para que se centre un poco en mí, que parece más dispersa que yo, y no me parece fácil. Me alegra verla tan feliz. De verdad que me alegra. Es genial.

-No quiero que cambies, Ret. ¡Claro que no! Pero creo que tú quieres estar aquí ahora-. Y yo no soy capaz-. Y yo tengo ganas de un trozo de bizcocho, pero delque no tiene hierba. Luego vuelvo, eh. No te preocupes.

Kyoti se va abandonando poco a poco. Siente cada vez más la calidez, y aunque al principio cree que proviene de fuera, acaba sintiendo más bien que es él quien la genera. Busca profundizar en la boca de Johan, pero este cambia de objetivo, y cuando le agarra la oreja con los labios se siente estremecer, dejando escapar el aire.

Y entonces una voz ajena se cuela en todo aquello. ¿Aquilino? Kyoti no tiene ni el tiempo ni la capacidad para procesarlo, pero Johan sí responde y se separa algo de él, dejándolo un momento confuso y desestabilizado. Ve a Krista todavía cerca y acaba por apoyar la frente contra su clavícula, dejando ir un suspiro.

Lleva mucho rato sin pensar y le está sentando muy bien, así que instintivamente no deja de buscar estímulos que le mantengan la mente en blanco.

Ben tardó un momento en enfocar del todo la cara de Fifi, y entonces le sonrió. Qué maja era. Es que qué maja era. Abrió la boca para protestar cuando habló de bizcocho, dispuesta a ofrecerle lo que todavía tenía encima, que debía de estar bastante aplastado, por cierto, pero volvió a cerrar la boca cuando Fif especificó que lo quería limpio.

Al final, lo que la dejó tranquila fue, como no podía ser de otra forma, la promesa de que volvería luego. Si no iba a irse para siempre tampoco pasaba nada si se quería ir un ratito. Ben sonrió de nuevo, satisfecha, y asintió.

─Entonces te espero ─decidió.

Se reacomodó un poco, buscando hueco entre los cuerpos, y dejó ir las manos, explorando con la izquierda la cintura de Kris y con la derecha la nuca de Kyoti, que de pronto estaba más cerca que antes. Qué calentito.

Alzo suavemente las cejas. Soy capaz de palpar sus dudas y me genera cierta curiosidad, pero a la vez, me sorprende. Teniendo en cuenta su estado de embriaguez y el lenguaje corporal que lleva un buen rato conteniendo, pero que creo percibir, juraría que está receptiva. Aunque teniendo en cuenta lo discreta que parece, quizás se trate de pudor. O quizás tenga una relación con alguien que le suponga una traba moral. O a lo mejor estoy leyendo mal sus gestos. No me queda claro si acapta mi invitación, si no lo hace o, siquiera, si la ha comprendido.

-Vayamos, entonces -termino por conceder, con un atisbo de sonrisa.

Dirijo una mirada más al grupo y termino por ubicar a Massen. Trato de llamar su atención para indicarle que me marcho, aunque si no me ve tampoco es que pase nada. Ya hablaremos mañana. Parecen entretenidos. Después, con una mirada a la costurera, le cedo el paso, doy una última calada al pitillo y, tras apagarlo, volvemos dentro.

*se van*

Asiento con la cabeza, sonriente. Le doy una caricia con el puño en la cara. Pero será imbécil.

-Va, tú diviértete y ya nos veremos las jetas.

Me pongo en pie, finalmente, y me sacudo un poco la chaqueta, acomodando las lentejuelas. Nada, como un pincel. Estoy increíble, no me hace falta verme.

-¡Venga, peña! ¡Que no decaiga la fiesta! -animo, alzando el puño derecho.

Parece que la costurera y que Alehyss se han marchado también. Al final si es que todo el mundo ha salido corriendo y no me he dado ni cuenta. Hundo una mano en los bolsillos y con la otra alzo el pulcar a Retales, antes de agitar la mano como despedida.

Me vuelvo para encaminarme al interior, a la sala de baile. Pero, una vez de espaldas, relajo al fin la expresión y ya no sonrío.

*se va*

Tras el comentario de Massen terminamos buscando por el suelo. La verdad es que arrodillado, haciéndome sombra a mí mismo, apenas veo nada, así que no me sorprende que sea ella la que lo encuentra. Apagado. Me echo a reír. Vaya desastre soy, que ni me había dado cuenta de que lo había soltado.

"Cómo vamos, eh". No. Demasiada pereza signar.

Le va a pedir fuego a Johan. Yo me levanto y me sacudo la hierba del traje. La contemplo, risueño. De hecho, el piscis parece muy colaborador.

<<Al final es majo>>, signo esta vez, mirándolo, divertido.

Ni siquiera sé si me ha visto, pero qué más da. Ahora que estoy de pie quiero moverme.

Resultó que Augustino todavía no estaba tan enterrado en el vicio de la carne como para no oírme. Me sorprendió que fuera tan diligente, la verdad, pero el caso es que en apenas un momento me vi con una caja de cerillas en la mano. Correspondí dándole un golpecito con ella en la nariz y entonces me volví hacia Jun para enseñársela, triunfante.

Y su respuesta me hizo poner los ojos en blanco y negar con firmeza, poniéndome el pitillo en los labios.

«Mentiroso compulsivo» signé cuando me quedó una mano libre.

Y entonces le hice un gesto mucho más animado, llamando su atención y recuperando la sonrisa. Con parsimonia y algo de torpeza, saqué una cerilla de la cajetilla y la coloqué contra el lateral de la misma.

─Flagrare ─mascullé con el cigarrillo en la boca, al tiempo que rascaba la cerilla y la hacía encenderse. La alcé hacia Jun para mostrarle el éxito de mi conversión a flamma, con una sonrisa que casi hizo que se me cayera el cigarrillo de los labios. Finalmente, lo prendí, satisfecha.

Las chicas se revuelven sobre mí y noto cómo el peso se aligera. Pero al mismo tiempo, Ben se me escapa un poco. Se ha movido y ya no la tengo tan accesible como antes. Casi al mismo tiempo, Johan también se retuerce frenando mi caricia y el magnífico beso entre él y Kyoti. De nuevo siento la necesidad de buscar contacto, como si las manos me picasen si no están tocando otra piel.

Con el movimiento del piscis, yo me recuesto boca arriba sobre la hierba. Está fresca, contrastando con la temperatura de nuestros cuerpos. Y la cabeza de Kyoti acaba apoyada sobre mi pecho. Instintivamente llevo mis manos entre su pelo, como peinándolo. Con delicadeza le paso un dedo por la mandíbula como había hecho él antes conmigo. Al llegar a su mentón, lo empujo levemente para que lo alce y lo recibo con una sonrisa. Una vez tengo acceso a su cara, levanto la cabeza para darle un beso en la punta de la nariz. Intento que sea tan dulce como lo es él.

Siento cierta presión en la cintura y luego veo la cara de Ben más allá de la de Kyoti. Me dejo disfrutar un momento del contacto sin hacer nada más. Le ofrezco a la chica una sonrisa pícara.

Johan ve en el movimiento de Krista su ocasión para zafarse un poco del resto, y consigue escurrirse hasta no tener a nadie encima. No es que tenga nada en contra, más bien lo contrario: le encanta el contacto. Pero ser aplastado ha hecho que se le duerma una pierna, y ver a Massen fumando le ha recordado que no le ha vuelto el porro.

Se levanta como puede, mira a los dos que, si bien no se han metido en la maraña de cuerpos, tampoco se han ido, y les sonríe.

-¿Me lo pasas un momento después? -le pregunta a la chica, con tono tranquilo-. Solo un par de caladas.

Mira de reojo lo que sigue sucediendo en el suelo. Ben no parece terminar de animarse. Es una pena, a opinión de Johan. Porque realmente parece tener ganas de contacto. Pero él tampoco es adivino. Aunque quizás dijese que lo es si alguien le preguntase.

-¿Vosotros no queréis? -pregunta entonces, haciendo una señal hacia el grupo.

Tampoco es obligatorio. Nada debería, a juicio de Johan, ser obligatorio en la vida. Solo aquello que controle que no se estorba demasiado al resto.

Mentiroso compulsivo, sí, lo sé. Pero nos está invitando a todos, y eso no es mentira. Si es mentiroso, se está esforzando mucho por ser majo como para que me caiga mal ahora mismo.

Me echo a reír con fuerza, aunque sin voz, cuando Massen invoca el flagrare más cutre que he visto en mi vida. Eso sí, nada mal para una piscis. No será que ha estado en el desierto todo este tiempo, mientras yo estaba en Aqua, ¿no?

<<Ahora que me fijo, te están saliendo escamas. Creí que eran de pez, pero veo que no>>, signo, sin dejar de reír.

El tal mentiroso compulsivo se nos acerca entonces. Iba a pedir a Massen que me lo pasase al acabar, pero supongo que el dueño va primero. Y más con lo que le ha costado levantarse. Su pregunta me pilla algo desprevenido, y me ruborizo. Miro a Massen.

Por un lado, parece divertido. Por otro lado, me da vergüenza. Supongo que por mucho que haya crecido, en Brontë siguen estando a este nivel. Aunque no recordaba que fuesen así cuando aún no me había ido. Vaya cosas me he tenido que perder.

Kyoti siente cómo vuelven las caricias y se deja estar, relajado, contra el suelo. Ben se revuelve un poco y tiene que hacerle algo de hueco, pero sigue apoyado sobre Kris, que acaba por hacerle alzar la cara. La mira un momento y le cuesta enfocarla, y entonces ella le deja un beso en la nariz y parpadea despacio, con una sonrisa ausente.

Inspira, le acaricia la nariz con la suya y le reclama la boca, despacio. Es extraño. Lejanamente sabe que esto es algo que no haría en otras circunstancias, pero en este momento le parece una muy buena decisión, si supone mantener el contacto. Pasa un brazo por encima de Ben y Krista y se reacomoda usando el otro como apoyo, sin separarse.

Ben sonrió un momento a Kris, pero su cara no quedó en quedar tapada por la de Kyoti, convirtiendo la sonrisa de Ben en risa. Se incorporó un poco, tratando de tener cuidado, y se arrastró hacia adelante, acercándose a ellos. Lo que más a mano le quedaba era la cabeza de Kyoti, donde todavía tenía una mano, así que se hizo hueco para acercarse a hundir la cara el ella. Se encontró con su nuca y le dio un mordisco suave.

La otra mano, que acariciaba la cintura de Kris, fue ascendiendo poco a poco, recorriendo el costado de la chica.

Di una primera calada, disfrutando de mi momento de gloria. El fuego estaba en mi interior. En alguna parte. Probablemente.

Entonces Jun señaló que me estaban saliendo escamas y abrí los ojos de golpe, llevándome la mano libre a la cara con expresión alarmada, buscando aquello a lo que se refería. Hasta que entendí lo que quería decir y me eché a reír, con lo que el humo se me escapaba a trompicones, con un amago de tos. Me puse de pie torpemente y le clavé un dedo en el pecho, acusadora.

«Qué susto» signé, negando con la cabeza.

Juan Palomo seguía prestándonos atención, aparentemente seducido por nuestros irresistibles encantos, o algo. Sonreí, sugerente, sin dar una respuesta directa a su petición, como haciéndome de rogar. Y su segunda pregunta solo me hizo reafirmar esa actitud. La verdad era que tenía cierta curiosidad, sentía el impulso de tirarme en la hierba y unirme a aquella maraña de la lujuria. Alcé la vista para buscar a Alehyss, pero ya se había marchado.

Entonces me giré hacia Jun, alzando las cejas varias veces, insinuante.

─¿Qué opinas? ¿Nos interesa?

Massen deja en mí la responsabilidad, y siento que me ruborizo. Miro al piscis. La verdad es que me da un poco de vergüenza responder a una pregunta tan directa mientras me mira directamente. Quiero decir... Apenas lo conozco.

Me froto levemente la cara, avergonzado.

<<Yo no creo que pueda. No hoy. Lo de antes estuvo bien>>, signo. Muy bien, la verdad. Pero... Miro de reojo al grupo del suelo. <<Siento que me llevan cierta ventaja, y no sé si me veo capaz de ponerme al día>>.

No es que no me atraiga la idea, realmente. Siento cierto cosquilleo en la zona inferior del vientre. Pero... Kyoti es mi amigo y creo que querría hablar con él antes de que pasase algo así, a la chica chrysos ni siquiera la conozco y luego está este chico, que parecido...

<<O sea, si tú quieres no pasa nada. Adelante>>, gesticulo. Sonrío, divertido de pronto. <<Yo puedo mirar>>, bromeo, riendo.

Bueno, broma... o no. No es como si no llevase mirando un buen rato. Y no puedo decir que me desagrade. Pero meterme en el medio me impone un poco.

La reacción de Kyoti es besarme. Y yo le correspondo alegremente. Su boca está realmente caliente. Por eso cuando se separa siento un poco de fresco.

Sin embargo, Ben se acerca más. Noto su mano más intensamente, subiendo. Mi respiración se empieza a hacer un poco pesada. Y siento un cierto calor. La miro expectante. Espero que no frene en su avance. Fijo mis ojos en los suyos y me muerdo el labio inferior un instante. Aunque casi no lo noto. Mi cerebro está demasiado pendiente de esa mano.

Inconscientemente llevo mis propias manos a las dos personas que tengo encima. Mi mano izquierda se aferra levemente al pelo del flamma. Mientras que mi mano derecha viaja por el brazo de Ben. Intento no tirar de él, a pesar de las ganas que tengo de atraerla más hacia mí, pero mis dedos se presionan solos contra su piel.

Me eché a reír, sin poder evitarlo. Al final, a Jon le seguía quedando algo de Jun. Casi era un alivio, realmente.

Le tendí el cigarrillo y la caja de cerillas a Johan.

─Quizá otro día ─declaré─. Aunque no te haré ascos si me devuelves eso luego.

Que, al final tampoco era como si no tuviera ya la mente por las nubes, y había sido él quien lo había compartido. Pero la sensación que me dejaba el humo era agradable.

Johan sonríe a los dos y asiente, con total calma. Toma el cigarro y da una y luego dos caladas, lentas, profundas y sentidas. Pero después se lo devuelve a Massen, como si le perteneciese. Es más, lo que queda ya le pertenece, aunque no sea demasiado. El otro parece que se ha perdido definitivamente.

-Entonces otra vez será -responde a lo otro, como si no hubiesen pasado largos segundos desde el comentario de ella.

O quizás no. Tampoco importa.

Con la cabeza en las nubes, vuelve al grupo del suelo, que ha seguido sin él. Como debe de ser, por otro lado. O al menos es lo que le parece. Le gustaría tocar a Ben, que se ha incorporado recientemente, y aún no la ha probado, pero está entre los otros dos y parece la persona más inaccesible. Se tumba entonces junto a Kyoti, mientras este está pendiente de ellas, y recorre su costado de forma descendente, disfrutando de la textura del tejido primero y del calor directo después, cuando al ascender de nuevo la caricia lo hace por de bajo de la ropa.

Qué suaves son las escamas. A Kyoti le gustaría tener escamas.

FdR- Pausa

Kyoti mira un momento más a Krista cuando se separan, sintiendo la cabeza extrañamente ligera. Siente la caricia de Ben en la nuca, que le deja una sensación extraña. No tarda en volver a hundirse contra Krista, que ahora parece más concentrada en otra cosa. Kyoti le acaricia la mejilla con la cara, haciéndose paso al mismo tiempo para acceder a su cuello.

Nota, entonces, otro contacto en el costado. Al principio piensa que es la propia Krista, pero la posición de la mano metiéndose bajo su ropa le hace entender que no es así. Toma aliento con fuerza contra el cuello de la chica, sintiendo cómo se le eriza la piel y un extraño escalofrío acaba por desatarle una nueva oleada de calor por el cuerpo. Cierra los ojos, sin poder evitarlo.

Massen se retira del juego también. La miro de reojo, con una sonrisa. Me esperaba esto de mí, pero no de ella. Aunque supongo que, simplemente, el mentiroso este no es su tipo. Aunque a mí me sigue pareciendo buen tipo. Si hasta le devuelve el pitillo.

<<¿Solo ibas si iba yo?>>, gesticulo algo torpe, pero risueño. <<Si lo que quieres es besarme, te lo permito, eh. No necesitas excusas>>.

Vuelvo a mirar de reojo al grupo. La verdad es que resultan hipnóticos. Y el Javier este, que vuelve como si nada. Hay que tener valor. ¿Será la nueva moda en Brontë?

Ben tenía la cara hundida en el pelo del flamma, contra el calor de su piel, cuando sintió una mano que la tomaba del brazo. Alzó un poco la vista, mirando a Krista con una pequeña sonrisa, alzando algo las cejas de forma sugerente, y dejó el brazo relajado, para que fuese ella misma quién la dirigiese. A su otro lado, Johan parecía haber terminado con su conversación y decidido que prefería volver con el grupo. Lo miró un momento y le sonrió también, antes de volver a mirar a Krista.

Ben se dejó guiar, recorriendo el espacio de piel que ella indicaba, presionando suavemente cuando ella lo hacía, examinando su expresión con aire entre divertido y satisfecho. Se movió un poco hacia ella, aprovechando que Kyoti había bajado a su cuello para besarla en los labios, abriéndole un poco la boca para explorar su boca por dentro. Suspiró, cómoda.

Federico me devolvió el cigarro y di una calada profunda, satisfecha, notando el hormigueo que me dejaba en el pecho. Asentí vagamente a su respuesta, observando divertida cómo volvía rápidamente a unirse a la fiesta.

Me eché a reír al comentario de Jun.

─No te voy a dejar así, solo, que no soy tan mala amiga─ apunté─. Creía que tenías una mejor imagen de mí.

Torcí la sonrisa, enarcando una ceja y dando una nueva calada.

«Y yo que pensaba que ya había quedado claro que para eso no necesito excusas.»

Posé la misma mano con la que signaba en su hombro y me alcé para volver a besarlo, como para demostrar mis propias palabras.