Claro del bosque

Asintió al escuchar la afirmación de Alehyss. Iba a decirle algo más, pero Kettleburn se acercó. Observó cómo la abrazaba y arqueó una ceja. Al parecer tenía cosas que decirle. Se preguntó qué sería. Hewina no tardó demasiado en acercarse. Al verla llegara, la saludó con un gesto corto. Y luego, cuando la voz de alguien que no conocía resonó en el claro del bosque, se volvió para descubrir quién era el dueño de la voz.

El hombre, un caeruleus de pelo largo y violeta, preguntó qué les había parecido la bestia. Por su forma de hablar, dedujo que era un líder. Y como era caeruleus, dio por hecho que era Aren Darvenwish, el hombre de que Kettleburn le había hablado. Alehyss fue la primera en responder. Lo que decía tenía sentido. Luego, Kettleburn, que se había despegado de la chrysos y se había acercado al líder, comenzó a explicarle la situación. Su explicación culminó con una pregunta. Una buena pregunta.

Hewina permaneció en silencio y él la imitó. No tenía nada interesante que decir.

El líder, tras observar la conmoción y verse enfocado por los jóvenes antorchas, esperó con paciencia las respuestas que le brindaban. Por supuesto Lester fue la primera en satisfacerle.

- He dicho solo los inteligentes -.Indicó dedicando al muchacho piscis una sonrisa con un lento parpadeo. Luego se dirigió a la chrysos.

- Por supuesto que me refiero a su forma de actuar, aunque bien podrias contarme como se siente esa bestia montada a orcajadas, Lester... -Indicó con un punzante sarcasmo hacia la chica. Sin embargo, tenía parte de razón.

- Para aquellos que, como Kettleburn, sigáis pensando que Brontë no es un lugar seguro ante bestias o malechores os invito a que desalogeis el palacio para dejar paso a guerreros de mejor categoría -.Indicó manteniendo un tono más serio que el anterior. - He de informaros que Brontë es un lugar habitualmente pacífico y protegido al que pocas criaturas suelen tener la necesidad o valor de acercarse. Respecto al ataque que hemos tenido, podríamos aventurar que se trataba de un par de elementos alejados de su manada que no encontraron mayor refugio, pero para aquellos que pudieseis notar su forma de desenvolverse en batalla claro está que su comportamiento es poco habitual. - El líder hizo una pausa y se humedeció los labios. Hablar tanto de forma continuada era un incordio. -Es por eso que estáis aquí reunidos. Algo está afectando a la disposición normal de los acontecimientos y tenemos el deber de saber de qué se trata y luchar para devolverlo a su estado normal. El fin del ejército de Mithos es el de salvaguardar la paz en nuestros reinos y para ello se os pide cooperación y disposición. Los enemigos que vendrá próximamente no serán tan salvajes e irracionales como estos y debeis permanecer unidos para que vuestra técnica de combate sea la apropiada. -De nuevo hizo una pausa, tomó aire y sentenció su discurso. - Brontë os proporcionará las comodidades que preciseis, pero debeis ser conscientes de para y por qué se ha llegado a tales extremos. Un ejército sin actitud, un ejército sin ideología es cuanto menos que un suspiro en medio de un vendabal. -

El líder permaneció en silencio, dejando que sus palabras calasen a todos sus oyentes. Estaba harto de las disputas y las inutilidades de todos aquellos muchachos. Eran todos los suficientemente adultos como para comprender el percal de aquella situación.

Frunzo el ceño al escuchar el comentario que me dirige, haciendo un esfuerzo bastante grande para no lanzarle una mirada de desdén. Decido, en vez de eso, esperar a que hable y limitarme a la conversación sobre temas profesionales.

- A mí no me importa qué clase de enemigos se avecinen, señor-. Imprimo un tono algo distinto a esta última palabra-. Sé a lo que he venido.

Miro a los que me rodean para no tener que mirarlo a él. Ciertamente, el jefe caeruleus me incomoda y me irrita a partes iguales, pero lo peor de todo es esa fijación que tiene conmigo. Y estoy segura de que se percatará de mi gesto, por lo que busco una rápida salida.

Lanzo una rápida mirada a la anciana tendida en el suelo.

- Si no es molestia, señor. Creo que, quizás, debería permitirnos llevar a esa mujer a la enfermería antes de que su ejército se resuma -. Lo miro intensamente. Cabronazo.

Ante sus comentarios abro mucho los ojos y retrocedo unos pasos.

-Lyam... dame mi daga... digo con voz temblorosa y casi al borde del llanto.

Lyam me la da y la cojo con furia, entonces me voy llorando y corriendo de allí. No tenía derecho a responderme de aquella manera... ¿que diferenciaba mi pregunta de la de Alehyss? Aren Darvenwish, eres un estúpido: y soy listo. mas inteligente que ninguno de los presentes: yo te he poseido infinidad de veces y ellos no.

*se va*


FDR: maldito ser T.T (por cierto, el cadaver de la parvus sige ahí, no? eee)

Escucho las palabras de Aren molesta, y aun que mucho de lo que decía era cierto no me gustaba la forma en la que se dirigía a nosotros y nos "sermoneaba"

"Sabía que a esas bestias les pasaba algo... no era normal.", pienso, y entonces Silvanus le pide su daga a Lyam con los ojos llenos de lagrimas y la voz temblorosa, y cuando él se la da se va. Tristán se fue volando tras él.

"Sil...", pensé apenada mientras lo veía irse. Seguramente le había ofendido el comentario de Aren.

Le dediqué una mirada de odio a nuestro "querido" superior, y entonces Alehyss le pidio que nos dejase llevar a Adela a la enfermería.

Escuchó, en silencio, las palabras del líder caeruleus. No hizo ningún comentario al respecto. Entendía lo que decía, y no tenía nada que preguntar, ni que aportar, ni que reprochar. Así que se quedó callado.
Kettleburn, por el contrario, habló. No para dirigirse al jefe, sino para dirigirse a él. Cuando le pidió la daga, con la voz temblorosa y con los ojos húmedos, arqueó una ceja, preguntándose qué le habría pasado. Pero tampoco dijo nada. Simplemente, se limitó a darle su arma. Luego desvió la vista a la chrysos y, cuando terminó de hablar, murmuró.

- Creo que Lester tiene razón. La... La chrysos, la anciana, lleva un buen rato así, señor. No creo que sea conveniente que permanezca así más tiempo.

No dijo más.

Con la cabeza alta, el líder caeruleus siguió la trayectoria del piscis con la mirada, manteniendo la sonrisa sin siquiera mover la cabeza, hasta que este se perdió por el bosque. Luego fijó su atención en Alehyss, pero prefirió dejar los asuntos con la chrysos para un ámbito menos multicultural.

Recorrió a los presentes y dio con otra mala mirada por parte de la claritas a lo que respondió con un guiño de ojo. Escuchó al otro chrysos de pelo estravagante acerca de la anciana tendida en el suelo. Le gustaba aquel color, llamaba mucho la atención. Se preguntó cuál sería su tacto.

Entonces fijó su vista en la anciana. Menuda pérdida de tiempo. aquel saco de viejos huesos debería haber muerto en el camino hacia Brontë. Había sido una pena que aquella bestia no la hubiese rematado por completo.

- Ocupaos de la anciana pues, pero os quiero ver a todos uno por uno a lo largo de esta semana. Hay un asunto a mayores que se debe zanjar en este claro -.Comentó como colofón final. Luego dejó a los chicos ocupándose de la anciana y se dirigió a donde quedaban los restos de la parvus muerta.

El líder caeruleus observó el cadaver apretando las comisuras de los labios. No sabía cómo diantres había llegado allí, pero no había muerto recientemente. Barthemius apareció a su lado y el líder lo miró con severidad.

-Encárgate de esto. Yo iré a avisar a Nagorr -.Indicó de mala gana, antes de desaparecerse. Barthemius se hizo cargo del cuerpo y lo sacó de allí.

*Desaparecen*

Suspiro por lo bajo en cuanto Aren Darvenwish desaparece. Lanzo, entonces, una mirada interrogante a Lyam, refiriéndome al tema de la anciana sin palabras, esperando que comprenda. Me acerco mientras tanto a la mujer, agachándome a su lado y buscando la mejor manera de alzarla del suelo.

Lo que menos me apetece es el tener que ver de nuevo al líder esta semana, pero al menos nos hemos librado por hoy.

- Vamos a tener que llevarla un buen trecho... -comento, para romper el silencio, quizá algo tenso.

Suspiró cuando el líder se fue. Desvió su vista hacia las dos chica (primero a la claritas, luego a la chrysos) y asintió al ver la mirada de Lester. Se acercó, a unos pasos de la chrysos, a la anciana y ayudó a Lester a alzarla. Una vez consiguieron alzarla, se pasó uno de sus brazos (de la anciana) por los hombros. Frunció el ceño. No era ni demasiado fuerte, ni demasiado resistente. Y la chrysos tampoco parecía tener mucha fuerza (aunque igual le sorprendía igual que la vieja, que no sólo estaba loca, sino que, además, tenía una fuerza sobrehumana).

Esbozó una sonrisa sesgada.

- Si quieres, creo que puedo llevarla yo un rato solo... Creo. No soy especialmente fuerte.

Se sorprendería a sí mismo si lograba cargar con la vieja durante un tramo considerable, pero dejó la proposición en el aire.

FdR. Roleé diciendo que la ayudaba... (aunque no estoy segura de si podía...). Y ahora me imagino que cargan ambos con ella...
Si hay algo mal, o algún inconveniente, dímelo, porfa, y edito.

Cuando veo malamente como Aren gira la cabeza hacia mi, noto que me guiña el ojo. Lo miré con los ojos muy abiertos y con una expresión rara en mi cara.

"Cretino...", pensé indignada.

Entonces nos dijo aquello y se fue.

"...lo que faltaba, tener que hablar a solas con ese.", pensé enfurecida, y entonces la chica, Alehyss, dijo aquello refiriendose a Adela.

"Sí...", le dije respondiendole, y después Lyam se ofrecio apra cargar con Adela también. Yo también me habría ofrecido... si no fuese una enclenque sin fuerza.

"Pobre Adela...", pensé mientras la veía. Era la mas guerrillera de todos, y como recompensa a su esfuerzo ahí estaba... tendida en el suelo

Entonces creí oportuno presentarme a Alehyss. "Por cierto, disculpame... que todavía no me he presentado. Soy Hewina Astaldë", le dije.

Hewina Astaldë... Memorizo ese nombre.

- Yo soy Alehyss Lester -. Como estoy sujetando a la anciana, solo puedo hacer un gesto de cabeza como saludo-. Siento que tengamos que conocernos en estas ciscunstancias. Me hubiera gustado llegar algo antes, aunque no creo que hubiera podido hacer mucho.

Entonces miro a Lyam y esbozo una sonrisa que se esfuma en cuestión de segundos.

- Dos mejor que uno, ¿no? O eso dicen. Yo, personalmente, creo que depende de la situación, pero en esta situación me parece que pude aplicarse.

Y, dejando esto en el aire, aguardo.

FdR- Sé que dije que me iba, pero Hewina se dirigió a mí y... ...

Buenas noches >O<

Respondo a lo que me dice con un tímido: "Ya...", y entonces ella le dice aquello a Lyam.

Mientras tanto Hoju me dio un lametazo en la mejilla, y yo lo miré sonriente y le dije en voz baja: "Ya nos vamos, pequeñín", y aguardé a que ellos emprendiesen la vuelta al palacio.

Escuchó, en silencio, el intercambio de palabras entre la chrysos y la claritas. Cuando Lester le miró, le devolvió la sonrisa (a pesar de que la de la chrysos sólo había sido un gesto fugaz).

- Bueno, está bien. Cargaremos los dos con la... ... Con Adela. - Su sonrisa se torció. Miró a Hewina, que jugueteaba con un bicho, y le hizo un gesto con la cabeza -. ¿Vamos?


Tras el asentimiento de ambas chicas, iniciaron su marcha, en dirección al Palacio.

*se van*

FdR. Como Alehyss me lo pidió, me tomé la libertad de llevarmelos a todos en un post. Si te molestó, Hewina, hazmelo saber

Entro en el claro brillando levemente -lo justo para poder ver dónde piso- y con el arma dócilmente colgada de mi mano. Espero no tener que usarla, pero este lugar parece haberse vuelto peligroso recientemente y no veo razón para confiarme. Llevo al hombro mi bolsa con los cuadernos. Me siento contra un árbol de apariencia robusta, enciendo (esta vez sí) mis ojos al máximo y me pongo a hacer algunas anotaciones en uno de ellos.

*se queda*

Llegó al claro del bosque. Tenía los ojos encendidos (no mucho, lo suficiente para ver) y caminaba con pasos cortos. Al llegar a una zona, le pareció ver una luz, por lo que se acercó.

Y, efectivamente, había una luz. La luz que emanaba Alehyss Lester, la chrysos que había aparecido a mitad de la batalla contra la bestia. La joven estaba sentada contra un árbol. Escribía algo en un cuaderno. Lyam se preguntó qué sería.

Dio un par de pasos hacia ella.

- Hola... - murmuró.

FdR. Ahora dame mi pin, Inger. jajajajaja

Me encuentro en mitad de un interesante desglose de características psicológicas cuando una voz me interrumpe. Enseguida me pongo tensa y observo de reojo la tinta, esperando a que seque. Dedico durante esos breves segundos una mirada al intruso, que resulta ser el chrysos Lyam.

- Hola -respondo, algo seca de más, mientras cierro el cuaderno y lo guardo-. Qué sorpresa.

Por un segundo, he temido que se tratase de algún líder, especialmente el caeruleus, y me relaja un poco ver que no es así, aunque aún está por ver si este individuo es peligroso o no.

FdR- Lo siento XDU Me fui a cenar

La chrysos se apresuró a guardar el cuaderno y la tinta (al parecer estaba escribiendo algo). Lyam arquó una ceja. ¿Qué estaría escribiendo? Debía de ser algo muy importante, por la rápidez con la que ocultó las cosas y por la sequedad de su saludo. Una parte de él quería preguntarle qué eran los cuadernos y qué estaba escribiendo, pero dedujo que no le respondería (no había que ser muy listo para deducir aquello. Hasta Kettleburn habría llegado a esa conclusión). Y, además, si mostraba ese repentino interés, la chrysos podría sospechar cosas que no tenía porque sosprechar.

Esbozó una pequeña sonrisa.

- ¿Sorpresa agradable o desagradable? - preguntó, sonriente.

FdR. No hacia falta que te disculpases, mujer jajaja

Me pongo en pie y aliso los pliegues de mi ropa sin mirarlo antes de responder, tomándome mi tiempo. Entonces, tras comprobar que todo está en orden, alzo la vista hacia él y lo observo fijamente.

- No sé -me limito a decir-. No depende de mí. Supongo que eso lo averiguaremos ahora.

Me aparto un mechón de pelo de la cara y lo miro en silencio. Me gustaría ser más agradable, al fin y al cabo parece uno de los pocos normales de este castillo, pero me siento ligeramente incómoda: ¿sospecha alguna clase de cosa, o tal vez solo cuadró que pasaba por aquí y no ha visto nada? Eso lo decidiré una vez haya hablado con él más a fondo.

FdR- Está algo a la defensiva, pero siempre suele ser una seca XD

La chrysos se puso en pie y se pasó las manos por la ropa, como si quisiera alisarsela. Se tomó su tiempo y, pasado ese rato, lo observó. Lyam la miró también. Permaneció en silencio, esperando a que ella dijese algo.

Cuando respondió a su pregunta, se limitó a encogerse de hombros. Dio un par de pasos y observó los árboles del claro.

- Entonces, si depende de mí, intentaré convertir la sorpresa en algo agradable. - murmuró. La miró de reojo. La chrysos se acababa de apartar un mechón de la cara. Esbozó una sonrisa-. ¿Qué tal el día?

Directo al grano, y tal vez esta expresión sea desagradablemente cierta en este caso. Al pensar en mi día solo logro pensar en mi contratiempo con Cabezahueca Dehnel, así que me pregunto cómo hacer para que un día pésimo suene, por lo menos, insustancial, y no desagradable.

- Si te soy sincera -. Enarco una ceja-, "bien" no es la palabra, pero todos tenemos días buenos y malos, ¿no? Aunque no ha habido ningún problema por el que merezca la pena preocuparse.

Lo observo un segundo, fijándome en su llamativo cabello, pero alzando pronto mi vista al cielo para disimularlo.

- ¿Ha ido mejor el tuyo?

FdR- ¡¡¡FIESTA YA!!!

Escuchó, en silecio, la respuesta de la chrysos. Cuando terminó su corta explicación, sonrió.

- Sí, claro. Todos tenemos días buenos y malos - afirmó, con tono monocorde.

Quería preguntarle cuál había sido el problema que había tenido, pero volvió a guardar silencio. Miró de reojo a la chica, que ahora observaba el cielo, y se echó unos mechones del pelo hacia atrás. Le preguntaba por su día. Ensanchó la sonrisa.

- Bueno... No he hecho nada interesante, pero no he tenido ningun problema como tú - explicó -. Así que supongo que sí, que mi día ha sido mejor que el tuyo.

Clavó su vista en el suelo. La chica era mil veces menos expresiva que Hewina y Kettleburn juntos. Así no conseguiría nada.

FdR. Menuda fiesta se montan, sí jajajajaja

Aguanto un suspiro y bajo la mirada. Así no se puede. El resto de los extraños personajes que se mueven por Brontë no son, ni mucho menos, tan callados. Ni siquiera el más serio al que he conocido, Heylel, llega a parecerse a este nivel de serenidad e inexpresividad. Incluso me recuerda a mí misma, lo cuál no es que me desagrade, pero me dificulta un poco el conseguir algo de información sin atentar contra mis principios de silencio y reservas.

- ¿Has sabido algo más de la anciana? Adela se llamaba, según creo recordar, ¿no? -. Recurro a algo que hemos vivido juntos para ver si le tiro un poco de la lengua. Quiero avanzar un paso hacia él, pero tal vez lo vea excesivo, así que me mantengo en el sitio.

FdR- Mmm~~ Les falta música chunda chunda y yo creo que les da la madrugada sin dejar de bailar

Alzó la vista al escuchar la voz de la chrysos. Escuchó, en silencio, su pregunta. Adela, la anciana chrysos. No había vuelto a saber nada más de ella. Tras dejarla en al enfermería, se había desentendido. Ni siquiera se había preocupado por ella. Ahora que Lester la mencionaba, se preguntó si se habría recuperado o no.

- No he sabido nada más de Adela... - confesó. Frunció ligeramente el ceño y dejó escapar una ligera risa -. Si te digo la verdad, ni tan siquiera me he preocupado por ella. Después de dejarla en la enfermería, me desentendí y no... No he vuelto a pensar en ella. - Se pasó la mano derecha por el cuello -. Aunque me imagino que estará bien. Si no, ya no habríamos enterado, ¿no, Lester?

Asiento al escuchar sus palabras, como si simplemente me comentase el tiempo.

- Si he de ser sincera, fue la primera vez que la vi. He pensado vagamente en ella, pero más por curiosidad que como preocupación real, aunque... -. Clavo mis ojos en él- como dices, nos habríamos enterado de algo si todo hubiera acabado mal, ...

Guardo silencio. Solo una breve pausa antes de esbozar una sonrisa de lado. Me ha dado pie a preguntar su apellido. Bien...

- ¿Cómo he de llamarte? Porque sé tu nombre de pila, pero no me parece justo llamarte por él si tú usas mi apellido -. Ladeo la cabeza un poco, haciendo que mi sonrisa parezca más torcida-. Elige. O me das el tuyo o usas mi nombre de pila. Nada de tener ventaja. Aunque, claro, si no quieres, puedo simplemente no llamarte. Tampoco quiero coaccionarte.

Un mechón de mi cabello cae sobre mi rostro en reacción al movimiento de mi cabeza. Lo ignoro.

Miró a la chrysos mientras esta hablaba. No era el único al que la anciana no le preocupaba. O, al menos, no del todo.

- Yo la había visto el día anterior, en la batalla - comentó -. Es una mujer extraña... Me preguntó qué estará haciendo aquí.

Permaneció en silencio. No tenía nada más que añadir. Pero la chrysos sí. La miró de reojo, mientras hablaba. Lester sonreía de lado. Le preguntaba por su apellido. Sonrió.

- Oh, no te preocupes - dijo, dando un par de pasos hacia el lugar donde ella estaba -. Puedo llamarte Alehyss. De hecho, si te llamaba Lester era porque pensé que te molestaría que te llamase Alehyss. - Torció la sonrisa -. Y tú puedes llamarme Lyam.

Se acercó un poco más a la chrysos y apartó el mechón que se le había caído al rostro. Ensanchó su sonrisa.

- Se te había caído.