Había aprovechado la noche para ir al pueblo. Había acabado por encontrar a un conocido, uno de mi época más oscura, cuando vivía en el pueblo, y no había podido rechazar su invitación a una cerveza. Su invitación a que yo lo invitase a una cerveza. Él no tenía dinero, a fin de cuentas.
La verdad era que desde que había dejado de compartir cuarto con Lea encontraba tiempo para hacer otras cosas. Cosas menos gratas, pero bueno... Cosas, a fin de cuentas. Aunque no dejaba de ser aquello lo que me llevaba al pueblo. Había estado viendo más lugares que poder comprar. No había dicho nada a nadie, y menos a Lea. ¡Una casa en el pueblo! ¿Qué locura era aquella? Ni siquiera era una decisión, era más un capricho. ¿No? porque no necesitaba una casa. Pero había alguna algo destartalada que podría servirme para las noches que pasase fuera, con Adain, cuando lo llevase de fiesta por el pueblo. O para los días de descanso...
O para...
¿Qué más daba? Llevaba mucho en Brontë. Una propiedad nunca sobraba, ¿no? Un sitio en el que no sentirse mal por saltarse las normas, porque no serían las normas de Brontë.
Lo mirase como lo mirase, sin duda, era una locura. No era algo con mucho sentido.
Y se había hecho tarde, ya.
*se va*