Dormitorio de las chicas

De nuevo vuelve a hablar mucho y trato de seguirle el ritmo. Hablar de algo más tarde, lejos de personas que no deben oírlo. Entiendo lo que dice, pero todavía no sé cómo saber ese tipo de cosas. Lo del cuerpo es similar a lo que hacen en la tribu: se elige a una persona adecuada y entonces se le muestra el cuerpo. Pero aquí la persona adecuada parece que se elige según los "lazos" que tienen entre ellos. Me llevo la mano a la frente, algo confuso. Mucha información.

Cuando me pone el ejemplo de cazar para distintas hembras pienso en decirle que no funciona de esa forma, pero me detengo y pienso un momento. No funciona así, pero creo que lo entiendo. Cuando empecé a cazar, llevaba presas pequeñas y otros llevaban presas más grandes. Todos esperamos de cachorros conseguir cazar presas más grandes. Las hembras eligen a su macho igual que el macho a la hembra y si los dos no están conformes, entonces no se confirma la unión. Entonces el temor a ser rechazados es mayor entre ellos, cuando forjan esos "lazos". Respiro un momento, frunciendo el ceño. No sé si puedo pensar en todo esto cada vez que hable con uno de ellos.

Miro a Njothbiarth cuando me propone el entrenamiento y asiento.

—Está bien. Se me da mejor entrenar —Le pido, esperando empezar.

Presto atención a sus palabras. Esto es un entrenamiento, bien. Me preparo para lo que vaya a decir.

Dice que ha enfermado y su cara cambia, parece asustada. Hace pausas entre unas cosas y otras. Pienso en lo que me ha dicho un momento.

—... ¿Nadie puede saber que estás enferma porque estarás débil? Pero cuando se enferma los demás pueden verlo —Le pregunto, algo confuso.

—No hablaría con otros porque podrían aprovechar la debilidad deNjorthbiarth para hacerte daño —Le explico.

Parece que lo he hecho bien y alzo las cejas, conforme. Eso quiere decir que voy por buen camino y entiendo más cosas.

Pero me explica por qué me lo cuenta y qué debo de pensar. Su miedo a la muerte los hace estar intranquios y temerosos, eso es lógico y lo sé, pero se ve que cuando tienen esos lazos se dicen cosas para que los acechados por la muerte se tranquilicen. Supongo que es lógico, así a menos puedes estar tranquilos y afrontar el secuestro de la muerte con calma, sintiéndose protegidos. Asiento, creo que entiendo un poco.

Pone otro ejemplo, pero me quedo mirando un momento.

—Si no tienes lazos con el hombre, sólo debes decir que has elegido a otro. No sé por qué no podría decirlo —Le respondo.

Frunzo el ceño cuando me dice que no debería decir nada porque me está contando algo malo de otra persona y entonces esa persona se enfadaría. Pero que si tengo lazos fuertes con esa persona, entonces sí podría decírselo... Creo que esto se complica demasiado. Frunzo el ceño.

—Entonces no puedo decir nada de ese hombre —Concluyo. Creo que necesito entrenar más en esto.

Escucho su siguiente reto.

—¿Quién es Lea? ¿Es malo decir que va por el bosque con su cachorro? —Pregunto. Noto un remolino en la cabeza.

Dice que es información positiva porque me la dice con una sonrisa. Asiento. Así que no debo ocultar que vaya al bosque porque ella sonríe... No sé si entiendo del todo. Dice que es una flamma seca, pero que no se lo diga a ella. No debo decir que es flamma seca.

Asiento cuando dice que va a comer.

—Voy contigo. No sé bien qué tengo que hacer. Sé que hablas de comida y entonces aparece. También fui a cogerla donde la tienen escondida, pero una vez me vieron y me echaron fuera —Asiento cuando dice que tengo que asimilar las cosas. Son muchos datos. Muchas cosas nuevas. No puedo pensar en todo a la vez mientras escucho a otra perona y tengo que pensar en algo que decirle. Mejor dejo de pensarlo ahora y voy a comer con Njorthbiarth.

Abro los ojos en mitad de la noche. Todo está sumamente oscuro. Ni siquiera se diferencian los bordes borrosos de las cosas debido a la ausencia de gafas porque la oscuridad lo envuelve. Aunque en pocos segundos los ojos parecen haberse acostumbrado, y entonces las siluetas se dibujan un poco.

Me vuelvo entre las sábanas, buscando una posición diferente. Dirijo la vista hacia una cama cercana, la que fue de Elektra, ahora no ocupada por nadie. Aunque eso apenas puedo notarlo con la vista, lo sé, porque he tenido ocasión de comprobarlo durante el día.
De todos modos, a estas horas casi todas las camas suelen estar ocupadas, imagino, salvo las de aquellos que no estén en Palacio o las de las caeruleus.

He tenido un mal sueño.
Al final el peso de los párpados acaba regresando, y también la tranquilidad.
Tras cambiar de posición entre las sábanas una vez más, de nuevo, me quedo dormida, llegando a olvidar, casi, el pequeño lapsus nocturno en el que algunos pensamientos cruzan mi cabeza.