Jardines (1) [completo]

Me encogí de hombros ante las preguntas de Massen, dando a entender que no podía darle una explicación.

Entonces preguntó si conseguimos vencer a la bestia grande.

"Sí, claro, la derrotamos también. Aun que nos costó muchísimo...", le dije.

"Menudos guerreros estamos hechos", comenté con cierto nerviosismo mientras me rascaba la oreja. "Aún que bueno, para no haber recibido ningún adiestramiento todavía tampoco lo hicimos tan mal", añadí.

Sonreí ampliamente a Astaldë, con una mirada que intentaba darle ánimos.

- No sea modesta -dije, negando con la cabeza-. Estoy segura de que hicieron un gran trabajo.

Entonces me figé en su sombra, más larga de lo que hubiera esperado. Busqué el sol, dándome cuenta al encontrarlo de lo tarde que era.

- Ha sido un placer hablar con usted, señorita Astaldë -aseguré, con una inclinación de cabeza-. Pero ahora debo irme. Me alegro de conocerte a ti también, Hoju -añadí, mirándolo divertida.

Y tras esto, me di la vuelta y me alejé con un último gesto de despedida.

*Se va*

Massen se despidió educadamente (como de costumbre) de Hoju y de mi, y yo le dije: "Adiós Massen", mientras movía una patita de Hoju como si se estuviese despidiendo, aprovechando que lo tenía en mis brazos.

Cuando se fue miré al cielo. Hacía muy buen tiempo, y me entraron ganas de ir a nadar al lago.

"Venga Hoju, vamos a darnos un chapuzón", le dije sonriente, y entonces nos fuimos de allí.


*se van*

Llegué a los jardines comiéndome una manzana. Había estado de los nervios todo el día, pero por suerte ahora estaba más relajado, así que pegué otro mordisco a mi fruta y me puse a mirar lo único que podía ver: el cielo.

Si pensaba en Lester me hervía la sangre, así que prefería no hacerlo, así que me limité a contar estrellas, y luego a darles forma a constelaciones que no sabía bien si existían o no, y luego a darles nombre a estas, y luego a empezar de nuevo, y luego...

*se queda*

Salí a los jardines. Me gustaba ese sitio, y me apetecía tomar aire fresco. Dar una vuelta por ellos o algo así. Al salir, mi vista se encontró con Rick. El flamma estaba de pie, con la vista clavada en el aire. Sonreí. Y, entonces, recordé el susto que me había dado él en una ocasión. Mi sonrisa se ensanchó.

Con pasos sigilosos, me acerqué a él. Quería asustarle como él había hecho en su día. Si lograba acercarme a él sin que lo notase, pondría mis manos en su espalda (porque no le llegaba a los hombros, claro) y soltaría, con todas mis fuerzas, un ¡BUH!. Un BUH terrorífico como el que le había descrito en su día, claro.

Me puse tenso en cuanto sentí aquel grito. No me daba tiempo a armarme, así que dejé caer mi manzana al suelo y me volví hacia el extraño acosador bramando, buscando su cuello con mi mano para levantarlo del suelo. Todos mis músculos estaban en tensión, pero...

- ¡¡SUCUMBE!!

No encontré su cuello allí donde buscaba, sino aire. Parecía un enemigo más bajo de lo que esperaba.

Miré hacia abajo, distinguiendo una figura tal vez familiar.

- ¿Inger...?

Retrocedí un par de pasos al escuchar su grito. Tenía los ojos abiertos. Muy abiertos. No sólo no le había asustado, sino que me había ganado un susto enorme. Y menos mal que no podía ver, porque sino me hubiese llevado un buen golpe o algo así.

Tragué saliva.

- Pe... Pe... Perdón... ... - murmuré, al cabo de unos segundos. Me costaba encontrar las palabras. Parecía que me había atragantado con ellas por culpa del susto -. No... ... ... No lo... ... Haré... ... Más.

Y no pensaba hacerlo. Nunca, jamás. Ni aunque me lo suplicase alguien.

Era ella. Maldije mentalmente, pero claro... ¡¡La culpa de todo era de Alehyss Lester!! Si ella no existiera, yo podría ver por la noche y nada de esto hubiera pasado.

Me apresuré a disculparme.

- Lo siento... Lo siento... ¡¡LO SIENTO!! Es que creí que me atacabas y pensé que la solución sería levantarte por el cuello. Pero-. Sonreí-. eso antes de saber que eras tú, claro. Hola, In.

Rick no tardó en disculparse. Abrí un poco más los ojos al descubrir que pretendía hacer. En mi fuero interno, agradecí la diferencia de altura que teníamos. Si hubiese sido más alta (o el más bajito), seguro que me hubiese levantado (porque no veía nada de nada, claro. No porque quisiese hacerlo de verdad).

- Dudo que la solución a algo sea levantar a alguien por el cuello... ... - apunté, más para mí que para él -. Pero te perdono... Fue un accidente.

Sonreí. El flamma esbozó una sonrisa y me saludó. In. Había acortado mi nombre. Ensanché la sonrisa y me sonrojé levemente. Me pasé una mano por el cuello.

- Hola, Rick... - Pasé mi mano a la nuca -. ¿Qué tal... estás...?

Sonreí. Mira que llegaba a levantarla de esa forma tan bruta y me quedaba sin contacto femenino por un buen tiempo.

Eso me hizo pensar en Alehyss Lester y... Me estremecí de puro asco.

- Pues bien, supongo. El día ha comenzado mediocre (o horrible, según se vea), pero la verdad es que soy un joven animoso y se me pasan rápido los malos días, así que ya estoy de buenas.

La miré, o lo que debía de ser su cara, y me rasqué la oreja derecha.

- Y... ¿Y tú? ¿Acabas de despertarte, o algo? Eres como los buhos.

Escuché su primer comentario con atención. Ladeé la cabeza hacia la derecha, cuando terminó de explicarme qué tal había sido su día, y me acerqué un poco (avancé los pasos que había retrocedido después de haberme asustado).

- ¿Tuviste un día malo, entonces? ¿Qué te pasó...? - murmuré. Esbocé una pequeña sonrisa -. ¿Ahora estás bien de verdad...?

Me pasé una mano por el cuello. Él me preguntó si me había acabado de despertar y me comparó con los buhos. Dejé escapar una pequeña risa.

- Nooooo... ... Hoy me he despertado temprano - Dibujé una amplia sonrisa -. A las tres o así... - Me reí con suavidad -. Eso es temprano para mí, que lo sepas. Y... ¿Qué es eso de que soy como un búho, huh?

Le di un pequeño golpe en el pecho. Compararme con un búho a mí, ¡ja!

Negué.

- No. Nada. Un pequeño contratiempo con la ases Alehyss Lester.

¡No podía admitir mi derrota de aquella mañana sin más! Lo mejor sería tratar el tema con discrección.

- Pero ya lo arreglé. Así soy yo -. Sonreí entonces, y solté una pequeña risilla ante su comentario de las tres-. ¡¡¡Para mí las tres son indignas!!! Pero claro, yo no veo por la noche -. Me encogí de hombros-. Los buhos duermen por el día, ¿no? ¿O eso eran los boros?

Asentí. Si mi memoria no me fallaba, los contratiempos de Rick con Lester eran algo habitual. Como no parecía dispuesto a contar nada más (y a mí, la verdad, no me interesaba demasiado el tema), decidí no preguntar nada más. Le miré de reojo, y ensanché la sonrisa al escuchar la pequeña risa que dejó escapar.

- Bueno, bueno, bueno... ¡Las tres es una hora como otra cualquiera! - Volví a golpearle el pecho -. Además... Ayer volvimos tarde a Palacio porque alguien, no sé quién, quería ir al lago - Esbocé una sonrisa, de nuevo -. Y sí, los búhos duermen de día. Los boros son los que limpian... ¡Parece mentira que no lo sepas! Con la de boros que hay aquí.

Ensanché la sonrisa. Evidentemente, estaba bromeando, pero, como él no podía ver que sonreía, añadí:

- Eso último es broma, eh...

Abrí mucho los ojos, incapaz de ocultar mi repentina sorpresa.

- ¡¿Hay boros aquí?! Yo creí que solo vivían en climas fríos... -. Me rasqué la barbilla, francamente contrariado-. Y... ¿Para qué los tienen? Y... ¿Para qué tienen al servicio si limbian los boros? Mmm... ¿Y no son peligrosos? A lo mejor son siervos de un ser malvado y nos comen mientras dormirmos. Pueden incluso estar espiándonos. Porque... Tienen muchos ojos, ¿no? O... ¿O eso eran los buhos?

No, no, no... La verdadera pregunta era... ¿Cómo se reproducirían los boros? ¿Por huevos? ¿Por esquejes? ¿...?

Comencé a reírme. Su comentario me había hecho gracia. Mucha gracia. Y así lo denotaba mi risa.

- ¡Claro que hay boros! ¿En qué parte del castillo vives? ¿En las mazmorras? - pregunté, con un tinte jocoso en la voz -. Los tendrán para limpiar, que para eso sirven... - Sonreí -. Y me imagino que a la gente de servicio la contrataron para que hiciesen la comida y esas cosas. Digo yo, no sé. - Me pasé una mano por el pelo -. Y si son siervos malvados... ¿quién es el ser malvado que los controla, eh? ¿Y por qué nos comerían? - Dibujé una amplia sonrisa -. Creo, sinceramente, que tienes una graaaan imaginación, Dehnel...

Le miré de reojo, sonriente.

- Y sí, los boros son los que tienen muchos ojos. Los búhos son pájaros.

Enarqué una ceja. Ella se reía, pero eso era porque no sabía lo que yo. Si supiera de las artimañas tramadas entre la asesina Alehyss Lester, el líder caeruleus y los contrabandistas del bosque otro boro cantaría. Pero solo mi mejor amigo del palacio, Cero, sabía eso, y el saberlo le había costado la visibilidad, y por eso ahora no lo veía.

Suspiré.

- Imaginación. Al menos me lo dices así. Mi madre decía que era tonto, pero... ¡¡Qué va!!

Estiré los brazos hacia arriba, desperezando mi espalda.

- Cada día estoy más cansado. ¡¡¿QUÉ NOBLEZA HAY EN ELLO?!! me pregunto...-. Sonreí.

Sonreí.

- Pobrecito... - Me pasé una mano por la nuca y desvié la vista -. A mí no me pareces tonto... ¡Sólo imaginativo!

Ensanché la sonrisa. El flamma estiró los brazos hacia arriba.

- Igual estás cansado porque haces mucho ejercicio... - Le di un capirotazo en el pecho -. Si no hicieses tanto, a lo mejor no estarías taaaaan cansado. - Sonreí -. Y la nobleza del cansancio es... ... mmm... ¿Qué estás cansado por entrenar, que es algo noble?

Le miré.

FdR. Claro, no, no es tonto. Es sólo imaginación. Sí, sí

elamorlaciega

Cojo un farolillo de hierro en el hall para dar un pase nocturno: la charla con Thamerlein me ha subido la adrenalina y ahora no podia dormir: estaba deseoso de luchar contra ella.

Me doy una vueltecilla por los jardines: ahora si que se está bien, no como de día, que no hay quien aguante este calor... me imagino que a Massen y a Blues les pasará lo mismo... yo por lo menos, no aguanto en verano.

Entonces oigo unas voces... son familiares, pero no recientes.

Me acerco asta que la luz del farolillo me confirma que son ellos: Rick Denhel e Inger... nosequé

-Hola! buenas noches. ¿interrumpo?

Sus comentarios eran ligeramente provocativos. Como yo no era de piedra (era un hombre, al fin y al cabo), me acerqué un poco, pero mi aproximación fue interrumpida por una voz totalmente desconocida.

Me giré hacia la luz de un farolillo (¡¿Cómo no lo había pensado antes?!) y me encontré con Silvanus. Sonreí alegremente y lo saludé con el brazo.

- ¡¡Ey!! ¡¡Hola, Silvanuuus!! ¡¡Cuánto tiempo!!

No recordaba ni la última vez que lo había visto. ¡Qué agradable coincidencia!

Al notar cómo Rick se acercaba, entrecerré los ojos, esperando algo que no llegó nunca por culpa de Kettleburn. Fruncí el ceño, molesta, y me giré para encontrarme con él. Apreté los dientes, aún más molesta. ¿Es qué no había más sitios a los que ir? ¿Más gente a la que molestar? ¿Otro lugar donde perderse? ¿No podía probar a tirarse por una ventana? Quería gritarle (quería gritarle mucho y muy alto), pero me contuve. No porque él me cayese mejor, no. Tampoco porque le hubiese perdonado. Simplemente, no le grité porque Rick le saludó antes. Parecía hasta contento por encontrárselo. ¿Cómo era posible?

- Hubiese estado genial que ese tiempo hubiese sido mayor - siseé, para mí. Ver al piscis me envenenaba por dentro. Pero no era culpa mía. ¡Simplemente lo odiaba! ¡Lo odiaba mucho!

No quería estar en el mismo sitio que él, aunque ese sitio fuese un sitio tan grande como los jardines. Agarré la muñeca de Rick y lo miré, a los ojos.

- ¿Podemos irnos...? - murmuré -. Porfa...

-Hola, Rick! que de tiempo, campeón- hacía tanto tiempo desde que tuvimos nuestra rencilla en los dormitorios, que ya era absurdo recordarlo: al fin y al cabo, era un buen tipo...- veo que sigues tan fuerte como siempre MENUDOS BRAZOS! jaja bueno, algún día tendré que hacer flexiones contigo... lo que pasa es que yo solo puedo hacer 9 seguidas...

Entocnes me dirigí a inger, que presentaba un semblante serio.

-Hola Inger, cuanto tiempo a tí tambien. Me alegro de verte. E serio... me alegro.- el caso es que no me había disculpado por las muchas "perradas" que le había echo a la pobre... incluso le había escupido... quizás no volviésemos a ser amigos, pero podriamos mantener una relacion cordial, no?

- La verdad es que ha pasado mucho, sí -. Le sonreí. Ya desde la primera vez que nos habíamos visto me había parecido majo-. Y si quieres hacer flexiones conmigo, por mí genial! No te preocupes si te cuesta al principio. ¡Ya verás como enseguida mejoras y luego no habrá quién se te resista!

Iba a seguir hablando con el piscis cuando Inger llamó mi atención y me pidió que nos fuéramos. Se me cayó el alma a los pies. Silvanus era un buen amigo, pero... ¿Cómo podías rechazar la petición de una dama que, por si fuera poco, te ponía ojitos mientras hablaba? ¡¡Ningún noble caballero pasaría por alto esa clase de comentarios así, sin más!! Había que ser maligno...

La miré primero a ella y luego a Silvanus. Suspiré interiormente.

- Jo, Sil, ya nos veremos otro día. Es que... Resulta que Inger está algo cansada y me pidió que le leyera un cuento antes de dormir, ¿sabes? -. Mejor mentir sobre ella que sobre mí, claro estaba. ¡Mi honor no debía marcharse! Le sonreí-. Pero otro día tendré un hueco para ti, ¿vale?

Miré entonces a lachica, esperando que dijera algo más.

Ignoré el comentario del piscis. Yo no me alegraba de verle. Nada. Ni un poco. Escuché, en silencio, el intercambio de palabras que tenían él y Rick y, cuando Rick terminó de hablar con él, lo miré.

Arqueé una ceja cuando mencionó algo de un cuento, pero no dije nada. A fin de cuentas, nos íbamos, que era lo que yo quería hacer en ese momento. Me daba igual que el piscis creyese que quería que me leyese un cuento. Cogí la mano de Rick y comencé a caminar. Al pasar al lado de Kettleburn, lo miré de reojo y, tras unos segundos en silencio, mumuré:

- Chao...

No dije nada más. Seguí andando, con Rick cogido de la mano, y me fui de los jardines.

*se van*

FdR. Te dije que Inger se iba a ir, Silvanus xDU

Inger no me respondió, simplemente cogió al flamma y se lo llevó.

-Chao... buenas noches-respondí con la cabeza gacha.

Me quedé solo.
En el jardín.
Escuchando grillos.
Escuchando el suave viento.
Con la cabeza hundida entre los hombros.
Me daba mucha rabia que siguiese enfadada... pero yo también lo estaría: no tenía derecho a reprocharle nada.


Me siento en un banco de piedra y apoyo mis codos en mis rodillas y mi cabeza en mis manos. Estoy triste: volver a ver a ver a Inger me ha vuelto a recordar lo imbécil que fui en el pasado...
El farolillo me alumbra, y hace que los insectos voladores se acerquen.

*se queda viendo a las polillas*

Tras un rato, me marché cabizbajo.

*se va* **

FDR: OOOGGG malevolo y vil ser!! dejarlo aí solo. Rick NO TE VALLAS CON ESA MALNACIDA! te mereces algo mejor

**EDIT NAGORR- Si no te gusta, puedes editarlo tú cuando vuelvas. Te lo pude así porque andaba sin inspiración u.u

Ains... Te dejarías la cabeza si no la llevaras pegada a los hombros.

Salí a los jardines. Como los otros días, llevaba un libro en la mano. Esperaba poder leer algo (pues los últimos días, por otros motivos, había terminado ignorando el motivo por el que había salido). ¡Cuanto antes lo terminase, antes podría coger otro!

Al llegar no vi a nadie (no como los otros días). Me acerqué a una de las mesas y me senté en el banco que tenía frente a ella. Abrí el libro (un recopilatorio de cuentos clásicos para niños) y comencé a leer.

Tras leer unos cuantos cuentos, me entró el sueño, por lo que me levanté y me fui.

*se va*

FdR. Jardín Fijación. Sí.
Y sí, cuentos para niños.

FdR2. Nadie me habló.
malditos D: