Jardines (1) [completo]

Se llevó una mano a la frente. Suspiró.

- Me alegro... - murmuró.

Ella estaría muy contenta, pero la felicidad de él era inexistente. De hecho, lo único "existente" en él en esos momentos era cansancio. La chica lo había puesto de los nervios y ahora quería olvidarse del mundo. Meterse en cama, no pensar en nada ni nadie, y dormir. Miró a la chica. No iba a dejarla sola ahí. Suspiró.

- ¿Te importa si volvemos a dentro? Estoy un poco cansado, la verdad.

Miró a la chica, esperando una respuesta.

FdR. ¿Pueden irse en tu post ?

"Sí, claro", le dije, y entonces retomamos el camino que hicimos, pero en dirección inversa.

Lyam estaba realmente derrotado... pobre, a veces puedo ser muy insistente, incluso sin pretenderlo. Pero bueno... supuse que también sería por el cúmulo de cosas que se le venían encima.

"Seguro que ahora entiendes mejor a qué me refería con las "situaciones difíciles" de este lugar", le digo sonriendo levemente, rememorando nuestra conversación en el cementerio. Él tenía razón, las situaciones difíciles surgen en cualquier parte, pero lo de este lugar es... bastante peculiar, por así decirlo.

Él me devolvió un amago de sonrisa, mas no dijo nada.


*se van*

Salgo al jardín a airearme un poco. Las palabras de Rick Dehnel todavía resuenan en mi mente, aunque no con demasiada fuerza. Nada de lo que ese pedazo de bismonte pueda decirme me afectaría lo suficiente como para hacerme caer anímicamente. No obstante, me ha hecho recordar cosas que no me apetecía tener en mente.

Como ya es otoño, la temperatura fuera no es tan agradable, por lo que estoy algo más abrigada que de costumbre.

Me siento en un banco y miro el paisaje sin demasianas ganas, pasando la vista de los muros del Palacio a las plantas de los jardines y alzándola luego al cielo. Finalmente cierro los ojos y me sumerjo en mis pensamientos.

*se queda*

Llegué a los jardoines para dar una vuelta. Estaba un poco preocupado por Heylel, pero no lo había visto aún. Ademas si Alexander se habías ido del Palacio, ¿porque no se había llevado sus cosas?

Caminé con las manos en los bolsillos echando baho por la boca. Me gustaba hacerlo: era divertido.

Entonces vía a Alehyss sentada en un banco con cara de sueño o preocupada o algo...

-Hola, Al dije sacando una mano del bolsilo y saludandola. ¿Que tal?- dije sentandome a su lado- ¿que es de tu vida?

Dirijo mis ojos hacia el intruso nada más oír su voz. Resulta ser Silvanus Kettleburn. Me encojo de hombros.

- He tenido un encuentro poco fortuito con Rick Dehnel y ahora estaba tomando el aire-digo, sorprendiéndome de mi sinceridad.

- Hace mucho que no te veo. ¿Cómo has estado?

Comencé a contar las cosas más relevantes que me habían ocurrido en las últimas semanas numerándolas con mis entumecidos dedos por el frío.

-Bueeeeno... pues Alexander me dio vacaciones para que me recuperara de mis heridas - que el mismo me produjo- es una larga historia, ¿sabes? también me tiró al río... y bueno, me peleé con Lyam en la sala de baile, BUA! Al, LE DI UN PUÑETAZO GENIAL! en serio: ódialo: no es trigo limpio, luego Alexander también me cortó las palmas de las manos, ¿ves? dije enseñándolas- porque Lyam me ofreció como cabeza de turco para que Alexander me hiciese daño a mi en vez de a el... es un tipo bastante falso.

-Oh! casi me olvido, ademas Heylel está mal: ví como Aren le rompía un ala: fue horrible me asusté tanto que salí corriendo. Realmente estoy un poco procupado.

Me quedé callado unos instantes: ¿sabes quien es Alexander?

Escucho sus palabras con atención. Desde luego, este tipo siempre tiene información que ofrecerme. Debería plantearme el comprarle algún regalo o algo así. Una palmadita en la cabeza estaría bien también.

- ¿Te peleaste con Lyam? ¿En serio? ¿Por qué motivo? -. Lo miro curiosa. Recuerdo perfectamente al crhysos, y aunque sí me pareció algo falso, no me pasó lo mismo con violento-. No lo conozco muy bien, pero no me pareció violento...

Lo que me dice de Heylel sí que me sorprende en un sentido más personal. Tengo que admitir que el aether me cae bien...

- ¿El jefe caeruleus hizo eso...? -. Lo cierto es que no me sorprende que ese ser tan ruin haga cosas por el estilo, pero no lo digo en voz alta por miedo a que se encuentre a mi espalda-. Tendré que hablar con Heylel un día de estos, a ver como se encuentra...

Entonces llega la pregunta clave. Desde que empezamos a hablar ha estado Alexander esto, Alexander lo otro, sin que yo sepa de qué habla. Suspiro y niego.

- No sé de quien se trata - confieso.

"Pero sé que trabajas para él..."

-Me pelee por eso, porque me ofreció como un vulgar trozo de carne para que Alexander no le pegara a el y que me pegara a mí. Fue por eso.

Me encogí de hombros... es Aren: no le pidas explicación la verdad, si Heylel esta herido, será porque algo habrá hecho, ¿no? Aren no rompe alas a domicilio sin motivo: solo te pega si ahces algo mal, como por ejemplo: empujarle y llamarle imbécil. Te lo digo yo, por experiencia propia. digo con una sonrisa.

-Alexander es un caeruleus que bueno... es majo, pero a veces su "nobleza" le pierde un poco. Se cree bastante mejor que todos nosotros y... quizás tenga razon... no lo sé. Pero en lo general: es un buen tipo... aunque a veces es tanto o mas desquiciante que el mismo Aren.

Asiento lentamente.

Por lo que parece, Alexander tiene ya un par de cosas en común con el jefe caeruleus, aunque una de ellas sea simplemente la raza. Pero, sea como sea, hasta que lo vea en persona no podré hacerme una idea clara. La pregunta que se me viene a la mente a continuación es el motivo de que Kettleburn trabaje para ese tal Alexander, pero decido que no es el momento.

Su definición de Aren Darvenwish, al no ser "cabrón pusilánime", no me parece correcta, aunque "víbora venenosa y necia" también me hubiera servido, así como sus sinónimos. Me guardo también esto para mí. Decido aludir solo a la parte emocional de su narración: me preocupo por él.

- Con Heylel ya hablaré... ¿Pero tú estás bien?

FdR- Zorra hipócrita XD

Le dí un achuchón enorme.
-hayyy como se preocupa por mí mi niñitaaaaaaa- y la besé efusivamente en la mejilla un momton de veces.

Muac

Muac

Muac

FdR: (hans topo)

-Si, estoy muy bien.

Procuro con todas mis fuerzas contener el inconsciente gesto de apartarlo de una patada, lanzarlo al suelo y pisar su tráquea hasta escuchar ese crujido que precede al cese de sus pataleos. No recuerdo la última vez que alguien me ha tratado con esta familiaridad y ha sobrevivido.

- S-sí... -. Me cuesta hablar mientras contengo ansias hoomicidas. Es de familia-. Claro qu-que me preocupo por ti... ¿Cómo no iba a hacerlo...?- miento.

Bajo la vista al suelo para tratar de calmarme. El muchacho tampoco es malo, pero le dan unos prontos a veces que...

Matar...

No, Ale, tranquilízate...

Por su cara parece que no le han gustado mis besuqueos, por lo que arrugé el morro y me froté la nariz, en señal de disculpa muda.

Bueno, Al, yo me voy ya que tengo frío digo riendo. Bueno a ver si te arreglas con Rick, si lo veo: le ablaré muy bien de tí, ¿vale? tu también deberias recogerte: hace bastante frío y no quiero verte pachucha. Chao


*se va*

Lo miro unos segundos cuando se despide y le esbozo una sonrisa.

- No te preocupes. No nos llevamos demasiado bien, pero tampoco es necesario... Al menos tú eres mi amigo, ¿no?-. Matadme, por favor. Si ahora Rick Dehnel me partiera en dos le daría las gracias-. Nos veremos pronto, así que hasta luego.

Una última sonrisa y lo veo partir. Mi expresión se vuelve neutra.

Suspiro y me pongo a caminar sin rumbo por los jardines.

*pasea*

FdR- Si hubiera alguien interesado, solo me quedo hasta las 18:50, así que... XD


Tras dar un largo paseo, decido que ya es hora de volver al Palacio. Es bastante tarde.

*se va*

Edit by Blues. ê__e Si no te gusta, te aguantas. No haberla abandonado vilmente.

FdR- Doble post >____< Ouch XDU

Llegamos a los jardines en pocos minutos. Me siento un poco más cómoda al salir al exterior, pues tanto tiempo entre paredes comenzaba a agobiarme. Salir a dar una vuelta es bueno para la salud mental.

Dedico un pensamiento repentino a la muchacha que dormía en la habitación de las chicas. ¿Quién era? ¿Hacía cuanto había llegado? Tal vez sea ella la persona a la que busco.

Lanzo una mirada al chrysos que me acompaña. Mis ojos ligeramente iluminados hacen que pueda ver su rostro.

Tal vez sea él...

- Me gusta tomar el aire de vez en cuando -confieso-. Como a todos, supongo. Para estar sola un rato y poder pensar.

Estiro los brazos. Están entumecidos y piden a gritos algo de ejercicio. Tal vez mañana les haga caso.

- Aunque ahora mismo me siento bien en compañía, así que por ahora no tienes que irte -bromeo.

Iluminó un poco los ojos al llegar a los jardines. No los iluminó demasiado, sino lo suficiente como para poder ver a su acompañante.

Al llegar, le dedicó un rápido vistazo a los jardines, para saber si había alguien o no. Cuando la chica habló, clavó sus ojos opacos en los de ella y sonrió.

- Opino, de nuevo, lo mismo que tú - Ensanchó la sonrisa -. De hecho, normalmente estoy fuera del Palacio dando vueltas y esas cosas.

No era un dato relevante, así que podía decirlo. Además, decir algo de verdad de vez en cuando no le sentaría mal. Observó cómo la chica estiraba los brazos y alzó una ceja. Sonrió jocoso y dio un paso adelante.

- Me alegra saber que aún puedo quedarme un rato más y que te estés a gusto - Rió -. Aunque me pregunto cómo harás para echarme; si lo harás sutilmente o si me dirás largate o algo semejante.

Sonrió.

Me detengo en seco al escuchar sus últimas palabras. Vuelvo el rostro hacia él girando el cuello. Solo la cara; el resto del cuerpo continúa mirando al frente.

Examino su rostro. No sé exactamente cuantos años tiene.

- Depende de como te comportes -digo sin más.

De alguna forma me siento cómoda con él, aunque hay algo en su persona que me recuerda a Jager y eso me pone nerviosa.

Pensar en el aether me hace recordar que no he leído su carta todavía. Debería ir haciéndolo.

- Si lo haces correctamente puede que te permita quedarte.

Guardo silencio. De pronto me siento bloqueada, sin duda por dejar que mi mente volase hacia ese individuo de alas negras.

Se llevó ambas manos a la nuca y ensanchó la sonrisa. Clavó sus ojos en los de la chica y alzó una ceja.

- Yo siempre me comporto bien, por Mithos - dijo, casi jocoso -. Pero intentare comportaría como todo un caballero hoy. No quisiera que me echases por mis malas formas.

Dio un par de pasos hacia delante y miró a la chica de reojo. Dejó escapar una suave carcajada al escuchar su último comentario.

- ¿Dónde ha quedado ese "aún no tienes que irte", Alehyss? ¿Has cambiado de idea y todavía tienes que pensar si tengo derecho a quedarme o no? - Sonrió -. Vaya por Mithos... Has roto una ilusión.

Ensanchó el gesto y se llevó una mano a la nuca. Miró a la chica. Se preguntaba por qué era morena (no era habitual en los chrysos), cuántos años tendría y un montón de cosas más. Se llevó una mano a la nuca. ¿Podría preguntarle algo...? La miró de reojo.

- ¿Puedo hacerte una pregunta? - inquirió.

El líder caeruleus se presenció en los jardines y caminó con paso firme y apurado hacia los muchachos al tiempo que un resplandor violeta surcaba su mirada delatando, junto con el sonido de sus botas, su violenta presencia.

Escuchó al sonriente chrysos decir algo como "¿Puedo preguntarte algo?" pero no le interesó qué tipo de pregunta sería con lo que continuó sin dejar menguar su paso. No sonreía.

- ¡Alehyss!-. Sentenció casi al mismo tiempo que apartaba al muchacho de un manotazo.

Sin dejar reaccionar a la crhysos ante su llamada la agarró de nuca y cintura y la atrajo hacia sí para dedicarle un pasional beso. Realmente fue una idea fantástica para relajar la tensión de sus hombros. Rebuscó la lengua de la muchacha con su punta bifurcada y se olvidó de muertos, tipejos y fulanas. Al poco rato soltó a la chica y tomó aire.

- Me debes un chrysantae -. Indicó retomando una media sonrisa maleficente.

*Desaparece*

Sus palabras interrumpen mis pensamientos. Abandono el punto perdido que obserbaba y regreso a su rostro.

- Soy muy estricta -. Sonrío-. Así que te estoy poniendo a prueba. Pero vas bien, y mientras sea así puedes quedarte, si quieres.

Siento como me mira. Me pregunto si solo me observa o si también me examina; si me contempla o si me analiza. Y entonces pregunta (irónicamente) si puedre preguntarme algo. No puedo evitar sentir curiosidad por ello. ¿Qué clase de curiosidad tendrá en mente? ¿De qué tipo? ¿Será una mera sospecha, auna duda o algo completamente distinto?

Asiento sutilmente.

- Por supuesto, aunque me reservo el derecho a no contestarla si...

Mi cuerpo se crispa a escuchar mi nombre. Antes de poder siquiera prepararme para algo, noto el sabor del veneno en los labios. No intento resistirme, a sabiendas de lo inútil que resultaría, pero mi rostro sí expresa sorpresa.

Recuerdo la primera vez que me encontré con este hombre al notar el contacto de su lengua bífida, bifurcada... Y cuando ya me ha soltado no digo nada. Lo miro fijamente y en silencio hasta que desaparece.

¿Le debo un chrysantae? Eso solo significa una cosa.

Bajo la vista al suelo.

Tendré que volver a verme con él a solas.

Sonrió al ver cómo la chrysos asentía y dio un paso adelante.

Iba a realizar la pregunta, pero la voz del líder caeruleus, acompañada por el gesto que este realizó, hizo que optase por el silencio. Borró la sonrisa y observó la escena, a un par de pasos de ellos. Se preguntaba qué buscaría el líder y frunció el ceño.

Al ver cómo el líder besaba a la chrysos no pudo evitar alzar ambas cejas y dibujar una mueca en la cara. Frunció de nuevo el ceño y apartó la vista. Por un lado, la acción del caeruleus le sorprendía, pero, por otro, no. Recordó (sin querer) la escena en la que el líder lo besaba y su mueca (o el asco de esta) se acentuó.

Cuando se fue, observó la espalda de la chica. Se preguntaba por qué le debería un chrysantae (o, mejor dicho, que el significado del comentario), pero, evidentemente, no lo preguntó. Supuso que q la chica no le haría gracia su pregunta. Se acercó a la chrysos, hasta quedar a su altura, y la miró. Se llevó una mano a la nuca.

- ¿Estás bien...?

No sabía qué debía decirle.

Con la cabeza gacha, puedo ver un pequeño insecto moviéndose por el suelo entre las hierbas, atravesando el campo velozmente para tener unas patas tan pequeñas. Me pregunto a donde irá.

La voz de Lyam me saca de ese extraño estado. La boca todavía me sabe al líder. Lo miro y me doy cuenta de que tiempo ligeramente, probablemente por la impresión, pero no me ha herido ni nada semejante, así que asiento.

- Sí. No me ha hecho daño.

Lo miro. Puedo parecer muy frágil al estar callada y temblando ligeramente, pero lo cierto es que ya tengo muy asumido que acabaré por acostarme con Aren Darvenwish si él lo desea. Y detalles como este me hacen ver que el evento en cuestión no está tan lejos, pero no por ello -por asimilado que lo tenga- me resulta más agradable.

Ni por asomo.

- Estoy bien -repito, como intentando convencernos a ambos.

Pasó la mano que tenía en su nuca a su cuello y miró a la chica. Temblaba ligeramente. Tragó saliva y suspiró. Seguía sin saber qué podía decirle. ¿Qué debía decirle? ¿Que no se preocupara porque no diría nada? ¿Que a él le había pasadonlo mismo?

Suspiró. Apoyó una mano en el hombro de la chrysos y chasqueó la lengua.

- Si te sirve de algo, no se lo diré a nadie. Y... Por lo que me han dicho, suele hacer esas cosas. A un tipo llamado Alexander le pasó algo parecido. - Esbozó una pequeña sonrisa -. Y... Bueno... ... - Suspiró -. No sé qué decirte... Lo único que se me ocurre es que, tal vez, deberías volver a dentro. Igual quieres estar sola o algo...

Se pasó, de nuevo, la mano por la nuca y suspiró.

Lo miro por unos instantes. Es cierto que no es el mejor momento de mi vida, así que decido asentir. Tal vez eso de descansar no sea tan mala idea.

Entonces pienso en decirle que, haya hecho lo que haya hecho a los demás, sé que conmigo quiere algo raro. Incluso de explicarle lo de los chrysantae, pero...

Bajo la cabeza. No puedo hablar con nadie de eso hasta saber qué se trae entre manos Aren Darvenwish. Y por eso mismo me lo guardo.

- Mejor regresaré dentro, sí -. Asiento de nuevo-. No me vendría mal descansar. Siento que esto haya terminado así.

Le doy la espalda y, medio ausente, comienzo a caminar hacia el Palacio.

Todavía noto su sabor en la boca.

Me detengo.

- ¿Me acompañarías? -pregunto sin mirarlo, en un murmullo.

No confío del todo en él, pero una pequeña parte de mí desea aferrarse a Lyam con todas sus fuerzas. No en vano es la única persona que está junto a mí ahora mismo. No le voy a decir que en el fondo temo que el líder me esté aguardando dentro, por lo que me basta que crea que simplemente quiero su compañía, aunque eso le haga pensar cualquier clase de teoría extraña.

Me siento insegura y no me gustaría quedarme a solas en este momento. Simplemente es eso.

Miró a la chica y escuchó en silencio su comentario. Cuando terminó de hablar, asintió.

- No te preocupes - murmuró. Esbozó una pequeña sonrisa -. Descansa.

Observó cómo la chica se alejaba y le dio la espalda. Metió las manos en los bolsillos del pantalón y clavó sus ojos en el suelo. Permaneció así unos segundos, hasta que la voz de la chrysos le hizo girar la cabeza (el cuerpo no; todavía le daba la espalda). La chica se había parado a mitad de camino y le pedía que le acompañase. Asintió y se dio la vuelta.

- Claro...

Avanzó un par de pasos hasta ponerse a la altura de la chrysos. No le preguntó por qué quería que le acompañase y se limitó a dedicarle una pequeña sonrisa.

Ambos comenzaron a caminar, en dirección al Palacio, y se fueron de los jardines.

*se van *

Llevo un par de horas ya dando un paseo por fuera del castillo. Lo cierto es que me agrada caminar por allí de mañana, me despeja mucho.

Recorro los jardines con calma, respirando el aire otoñal y dejando que el pálido sol de esta temporada evite que la humedad me traiga frío.

Sigo caminando con calma con las manos en los bolsillos. Días así sí que merecn la pena.

*Se queda*