Jardines (1) [completo]

Siento su mano en mi hombro y oigo como me recompensa verbalmente. Abro mucho los ojos y me quedo estático. Sin creerme sus palabras.
Cuando se disculpa con Lyam... oye, ¿Quién eres tú y que has hecho con Alexander Price?

Entonces Massen se disculpa y se va. Nos quedamos los tres solos.

De todos es sabido la mala relación del caeruleus y el chrysos y un piscis en medio... nunca se ha dado esta situación. No sé que hacer. Por no atreverme, ni me atrevo a despedirme de Massen.

-No tientesa la suerte, Lyam. Ya bastante he hecho con redimirme de mi acto. No hagas que tenga que retirar mi perdón.- sentencio contundente.

-Será un placer, te tomo la palabra. - le digo sonriente a la joven, que se va.

-Kettleburn- digo apretando su hombro. - Nos vamos a dormir ya. Estoy cansado- comento con un gesto de dolor en la espalda. - me acompañarás y me ayudarás. Sabes que me cuesta- digo en un susurro.


*se van*

FdR: me dejas llevarmelo? puedes postear si quieres jajaja

Alexander me aprieta el hombro y comienza a caminar, por lo que yo le acompaño. No me despido de Lyam. Si no me atreví con Massen, menos lo voy a hacer con Lyam.
-Si señor- dejo escapar en tono bajito con una voz un poco mas aguda de lo que pretendo.

*se van*

FdR: tranqui, sin fallo o0o

Le sonrió a la niña cuando esta se despidió de él , y asintió.

—Lo mismo digo — dijo, ensanchando la sonrisa.

Cuando se fue, observó al piscis y al caeruleus. El primero no se despidió de la niña. El segundo sí.

—Qué contundente eres... — murmuró, irónico, como respuesta al primer comentario del caeruleus.

Luego observó como ambos se iban. Una vez estuvo solo, dio un par de vueltas por los jardines. Se preguntaba qué le habría pasado a Alexander para acabar así, apoyado en un bastón. También se preguntaba de qué querría hablar con la niña...

Tras dar un par de vueltas, volvió al interior de Palacio. Ya era bastante tarde.

*se va*

FdR. asdf. quería hacer un post diferente pero estuve mucho tiempo con el de la misión y mañana madrugo e-eU

Salgo a los jardines a tomar un poco el aire. Me dedico a pasear un rato entre las diferentes flores, de las cuales no he descubierto ninguna venenosa todavía, sin prestar demasiada atención a la fauna o la flora. Más bien, estiro un poco las piernas para liberarlas de la tensión resultante de un día sin hacer ejercicio.

He estado leyendo bastantes libros de historia de Cáligo últimamente, además, y tengo el cerebro embotado. Necesito...

Quito de mi mente estos pensamientos sucios. Estoy aquí de misión, no de vacaciones, por lo que pensar en cosas que no ayuden en mi misión, que lleguen a perjudicarla incluso, no es apropiado. Debo olvidar las necesidades físicas que me asolan últimamente.

Miro hacia arriba y veo dos figuras en los tejados: Nagorr Brumm, según parece, y Lyam Sinapellido. Enarco las cejas, curiosa, preguntándome qué hacen.

*se queda*

Llego a los jardines dando saltitos y botes para secarme el gayumbo. Aunque haga Sol, seguimos en febrero y ya comienza a refrescar. Pero me arde la sangre de haber estado con Rick y con el cuerpo de Rick toooda la tarde. ha sido genial.

Entonces veo a Alehyss sentada en un banco.

-Alehyyys- digo dando un par de saltitos graciosos y echando a correr, con los brazos en noventa grados y pegados al cuerpo de una forma muy graciosa, para frenar delante de ella aunque siga haciendo como que corro estáticamente.

¿Que haces? ¿porqué estas aquí sola? ¿porqué siempre que te veo estas sola? ¿te has hecho algo en el pelo? ¡estas mas guapa! ¿ que has estado haciendo últimamente? ¿Alehyss? - mis palabras suenan un poco cortadas, ya que al no parar de correr en el sitio, es como si botara. El pelo mojado salta conmigo y me llena la cara de agua.

-Tengo que contarte un montón de cosas.- digo sentándome a su lado. - parece un rutina esto, ¿verdad? te sientas en un sitio, te veo, te cuento mis cosas y tu nunca me cuentas nada. Eres una mala amiga- digo abrazándola lateralmente. Pero me da igual. Yo te quiero mucho de todas formas.

Escucho llegar a Silvanus y despego mi vista de los tejados. ¿Por qué no lleva ropa? Eso es algo que supongo que sabré en los próximos minutos, así que me conformo con escucharlo saltar y verlo hablar o... Al revés.

- Estaba dando un paseo. Sola porque siempre estoy sola y... Siempre estoy sola... Eso ya lo hablamos. Tranquilízate un poco, venga.

Me abraza de lado y suspiro.

- Y tengo el pelo igual, por cierto-. Lo miro-. A ver, ¿qué cosas tienes que contarme?

Lo miro medio curiosa. Es cierto que me sigue pareciendo igual de pesado que antes, pero ahora lo soporto mejor, y no quiero saber la razón porque me sentiría casi avergonzada de cogerle cariño.

Escucho sus palabras. Me siento realmente a gusto con ella. Es un poco fría, pero mira, hoy parece charlatana. Hasta me ha dicho que tenía el pelo igual. ME HA DADO UN DATO SOBRE ELLA. Increíble. Sólo por eso, la achucho más.

-Pues pues pues hoy he estado bañándome con Rick en el lago... ¿no te parece atractivo? no se... tiene un buen... tu ya me entiendes.-digo llevándome una mano a la nuca y sonriendo nervioso. - y lo he desafiado a un duelo y he hecho que se cayera al suelo ja! Parece que te va a aplastar entre sus mano como a una lechuga, pero si le haces perder el equilibrio...

Entonces oigo como alguien grita desde el tejado. Entorno los ojos- ... un momento Alehys... ¿aquel es... ¿Lyam? ¿QUE HACE EN LOS TEJADOS? si me dijo que le tiene pánico a las alturas! -la ve con los ojos llenos de pena y frustración. - me ha mentido... - digo agachando la cabeza, apenado...

Rick... Vaya... De todas las personas de Mithos... Suspiro.

- La verdad es que Rick Dehnel y yo no nos llevamos muy bien, así que no sé cómo de grande es su "arma".

Aunque si es proporcional al resto de sí... De todas formas, por excitable que esté últimamente, el aparato de Dehnel me importa un carajo. No me excita lo más mínimo. Más bien lo contrario.

Sin embargo la descripción del combate es más interesante. No sé si es verdad o no que lo ha derribado, pero sí tiene pinta de cierto que en el suelo alguien tan grande y torpe no podría hacer mucho. Me lo anoto por si acaso.

Entonces me vuelvo hacia los tejados al escuchar a Lyam. Enarco las cejas y clavo rápidamente mis ojos en Silvanus al escuchar lo del miedo a las alturas.

- ¿Quieres decir que él te dijo explícitamente que odiaba las alturas? -. Miro de soslayo hacia el tejado-. ¿Por qué te habría mentido sin motivo? ¿Qué se te ocurre?

-Jaja, bueno, es un poco tonto, pero te lo puedes llevar a tu campo con un poco de palabrería barata. Por el resto, me parece buen chaval. Digo azorado.



Cuando Alehyss lleva la vista hacia el tejado, me pregunta aquellas cosas.- Si, me lo dijo explícitamente. - digo ya un poco más molesto solo de pensar en eso, por lo que me cruzo de brazos y pongo morros, con el ceño fruncido. - Porque es un gilí. - sentencio. - Se cree muy superior a todos. ¿No ves los aires de chulo que tiene?- he explotado.- Quiere ser el rey del mambo, y todo parece que le resbala. Te mira, piensa cosas sobre ti, y se calla como una puta. Hay veces que no lo aguanto! ¿como se puede ser tan cabrón? y esto no lo digo porque me haya mentido, que esto ya lo venía pensando yo de antes.

Estoy realmente molesto.

-Alehyss... ¿porqué todo el mundo me hace lo mismo? ¿porqué sino me mienten, otros me toman por inútil? jo... Como siga así, creo que me voy a volver loco...- digo pasándome las manos por el pelo mojado. - Ni que yo le hubiese hecho algo para que me merezca haber sido engañado...

Ahora he pasado del cabreo a la tristeza.

Bueno... Según puedo ver, su imagen de Lyam no es demasiado buena. Eso me hace dudar, porque conmigo el chrysos nunca ha hecho un exagerado desplante, pero ahí radica la cuestión: ¿se porta correctamente conmigo exclusivamente o solo se comporta mal con Silvanus? Parece que voy a tener que investigar sobre el chico para ver cual de los dos es el problema. Quizás Silvanus exagere, pero quizás Lyam me mienta también a mí al parecer agradable.

Frunzo el ceño y miro al piscis.

- A mí no me pareces inútil, Silvanus -. De hecho, todo lo contrario. Eres el bocazas más útil de todo Mithos-. Vamos a investigar a Lyam, ¿vale? Vamos a descubrir qué trama. Cuando sepas algo más me lo dices y ya verás como enseguida descubrimos por qué te ha mentido.

Haciendo gala de mis poderes de parvus, aparezco a un par de metros de los muchachos (a sus espaldas) adoptando la forma de una hermosa piedra calcaria. Es un hechizo que aprendí de joven, en mis años más mozos, para escapar de mi madre cuando se enfadaba o simplemente, como ahora, escuchar conversaciones a escondidas.

*se queda*

Llegó casi sin aliento a los jardines. Había ido corriendo por los pasillos para poder llegar hasta allí cuanto antes, motivo por el cual, en aquellos momentos, tenía las manos apoyadas en sus rodillas, las cuales había flexionado. Escrutó los jardines, en busca de la chrysos y del piscis y, cuando los encontró, avanzó hacia ellos con la cabeza gacha.

No preguntó por qué el piscis estaba en ropa interior, a pesar de lo extraño que le parecía ese hecho, y se limitó a observarlos en silencio. Tras unos segundos, suspiró.

—Mira... — Clavó sus ojos en los de la chica — No sé lo que te habrá dicho, lo que no te ha dicho o lo que sea que os habéis dicho, pero... — Chasqueó la lengua —. En serio, puedo explicártelo... — Miró al piscis de soslayo —. También puedo explicártelo a ti... — Volvió a chasquear la lengua. Se pasó una mano por la nuca y observó a la chica. Suspiró —. En serio... No creo que pienses que soy un mentiroso... ¿Puedo... explicarme...?

Al cabo de un rato, el gilí de Lyam aparece y, sin saludar, comienza a disculparse sin ningún tipo de motivo aparente. -ExKusatiamo none pettioal, akuksalioot mafierle- digo en mi idioma- , o, para que lo entiendas, perdazo gilí, ¿porqué te disculpas si ni siquiera sabes de qué estábamos hablando? ¿acaso lo intuyes? claro, sabías que tu mentira se iba a desmoronar, ¿verdad? Se coge antes a un mentiroso que a un cojo, Lyam. Deberías saberlo y, ya qeu te haces poseedor de esa inteligencia natural que te caracteriza, no te pudiste haber parado a pensar que algún día te descubriría?- estoy muy enfadado. - Aarsak- le insulto en mi idioma.

Entonces agacho la cabeza y doy un respingo, intentando aguantar las ganas de llorar.

Lyam llega corriendo y excusándose, diciendo que "puede explicarlo". Enarco las cejas y escucho a Silvanus, que pronto traduce sus palabras. De hecho, esta vez el piscis tiene razón. ¿Por qué se disculpa antes de saber de qué hablábamos?

Sonrío con complaciencia.

- ¿Puedes explicarlo? ¿Puedes explicar que esté tan afectada porque llevo mucho tiempo sin sexo y ello conlleva un gran estrás para mí? Espero que no insinúes que soy antipática...

Frunció el ceño, confuso, al escuchar las primeras palabras del piscis. Cuando las tradujo, relajó la expresión y suspiró. Observó, entonces, a la chrysos y alzó ambas cejas, de nuevo confuso. Se apresuró a negar en cuanto ella terminó de hablar.

—No... ¡No insinúo que eres antipática! De... De hecho, como ya te dije, me parece de las personas más interesantes de Palacio, y no suelo... Pensar eso de gente antipática... — Chasqueó la lengua y miró al piscis de reojo —. A pesar de que yo pueda llegar a serlo...

Se pasó una mano por el cuello y bajó la cabeza. Volvió a suspirar. A pesar de lo que había dicho la chrysos, seguía pensando que estaban hablando de él y no de los problemas de la chica. Más que nada por lo que había dicho el piscis.

—A ver... Igual estabais hablando de eso — Miró a la chica —... Para lo que no tengo explicación, claro... ... Pero... — Chasqueó la lengua —. A ver... Sé que te dije, Silvanus, que le tenía pánico a las alturas... Y sé, y tú sabes, y supongo que Alehyss también sabe, que mentí... Pero...

Suspiró de nuevo. Miró al piscis, y luego clavó sus ojos en los de la chica.

—A... Alehyss, a ti no te he mentido... ...

Aquello, de alguna manera, no era una gran mentira. Era cierto que no le había dado su nombre verdadero, pero, por lo demás, había sido bastante sincero con la chica. Era cierto que le parecía interesante, y también era cierto que no quería que supiese que se había peleado con el piscis. Hasta lo que le había dicho de Alexander era verdad. Y como le había prometido, no había dicho nada de su encuentro con el líder caeruleus en los jardines.

Tragó saliva.

—Todo lo que te he dicho... Es cierto... Pienso que eres interesante, nunca quise que supieses que me había peleado con... Silvanus en la sala da baile... Lo que te dije de Alexander Price también es cierto. Y... No le he contado a nadie lo que pasó en los jardines...

Suspiró. Luego miró al piscis.

—Y... Bueno... Es obvio que te mentí en ese detalle... Pero... — Chasqueó la lengua —... Lo siento. En serio. Ni tan siquiera sé por qué lo hice.

Era cierto. No entendía qué le había llevado a decirle aquello al piscis. Había sido un error. Es más, había sido un error completamente absurdo. Se pasó una mano por el cuello y suspiró.

—Lo siento... De verdad. Y entiendo que estés enfadado, pero... — Volvió a suspirar —. Si te sirve de algo, me caes... ... Bastante bien... Quiero decir... No suelo hacerle tartas a gente que me cae mal, así que... Puedes interpretarlo como que me caes bien... Si quieres.

Bajó la cabeza y suspiró de nuevo.

Fdr. ;__; os miro con pena, creeedme
(XDDDDDDDDDDDD)

Escucho sus palabras. Aún con la cabeza gacha, sintiendo como se me llanaban las cuencas de los ojos de lágrimas, pero no quiero pestañear para dejarlas caer... pero al final. Pestañeo y mojo mis piernas desnudas con dos lagrimillas, poco por debajo de donde mi ropa interior me tapa.

-Déjame... digo bajito y morrudo, abrazándome al brazo de Alehyss. Es la única que me entiende.

El sol se ha metido ya y hace un poco de frío, por lo que me aprieto más contra ella.

...Por lo visto había pasado algo en los jardines... pero yo ahora estoy triste. No me apetece pensar en nada.

Acaricio distraídamente el cabello de Silvanus, que se aferra a mi brazo como un niño pequeño hubiera hecho, mientras escucho las entrecortadas palabras de Lyam. Al verse ¿descubierto? sus aires de suficiencia disminuyen bastante, pero no sé si solo intenta que me compadezca o si realmente se siente mal porque ha tenido un mal día y no lo aguanta.

- ... Ya hablaremos entonces esto. Y tú -. Miro a Silvanus-. Cálmate, ¿vale?

No se lo digo estricta. Empiezo a acostumbrarme a cuidar de él, algo así como una mascota. Él me dice lo que quiero saber y yo lo consuelo si le pasa algo malo. Es una simbiosis interesante.

Tras tratar de calmar al piscis, observo de nuevo al chrysos. No puedo dar tampoco imagen de excesiva investigación, puede ser él la persona a la que busco, y si parezco una espía... Así que suspiro.

- No estaba juzgando a nadie, no tienes que darme explicaciones. Simplemente me comentó lo de las alturas por encima- miento.

Observó cómo el piscis abrazaba a la chrysos en silencio. No sabía que decirle. Le había costado bastante que el piscis volviese a hablarle y ahora parecía que, de nuevo, no quería volver a saber nada de él.

Suspiró. ¿Debería decirle algo o debería quedarse callado? Mientras lo pensaba, escuchó las palabras de la chrysos. Cuando terminó de hablar, la miró y frunció ligeramente el ceño. Por lo que decía, parecía que se había equivocado y que el piscis sólo había comentado aquello por encima. Volvió a suspirar. Dijese lo que dijese, estaba casi convencido de que la imagen que tenía de él había cambiado...

Guardó las manos en los bolsillos y asintió. Luego desvió la vista.

—Bueno... Fuese como fuese, quería que lo supieses... — Miró al piscis —. Y también quería pedirle perdón...

Bajó la cabeza. Si bien el resto de su discurso había sido bastante cierto, su último comentario no lo había sido del todo. Si no lo hubiese visto subido a los tejados, no se hubiese disculpado con el piscis (ni, evidentemente, hubiese admitido que le había mentido).

Siento la mano de Alehyss en mi pelo y asiento ante su petición con un respingo mientras dejo de llorar ya. Me aparto el pelo de la cara y veo de nuevo a Lyam, que quería disculparse conmigo.

-Disculpas aceptadas...- digo en tono bajo. Ahora sí que tengo frío.

Me levanto temblando y le doy un abrazo de nuevo a Alehyss y nada a Lyam.

-Hasta mañana - mascullo entre dientes.
Me habría gustado seguir hablando con Alehyss... pero no con él delante.
*se va*

Los esfuerzos de Lyam por disculparse continuan, pero ahora en un tono más serio. Parece que al descubrir que no hablábamos de él como tema principal, aunque esto último sea mentira, no tiene tanto interés por suplicar clemencia y perdón.

Despido a Silvanus correspondiendo levemente a su abrazo y luego dedicándole un "adiós" antes de centrarme plenamente en el chrysos. No sé la razón, no sé si es el aumento de desconfianza o simplemente la situación, pero la relación entre nosotros está mucho más tensa que antes. Aunque, bien pensado, ya la última vez que nos vimos era bastante extraña.

Lo miro fijamente, sin hablar.

Observó los movimientos del piscis sin decir palabra. Cuando se despidió, murmuró, mirándolo de soslayo, un seco chao. Luego se pasó una mano por la frente y se echó el flequillo hacia atrás. Suspiró. Como tuviese que ganarse otra vez la... ¿confianza? ¿Amistad? del piscis le daría algo...

Miró a la chica de reojo, sin saber muy bien qué decirle. Tras permanecer unos segundos en silencio, tragó saliva y habló.

—¿Qué... tal tu día? — Se pasó una mano por la nuca —. Hacía bastante que no te veía... ¿Cómo estás...?

Como no sabía que decirle, pensó que lo mejor sería dejar que ella hablase, a pesar de que, a lo mejor, no quería decirle nada. Recordaba su último encuentro, en el que se había comportado como un imbécil y como un borde arrogante, y, a pesar de que en su momento le pareció que no se lo tomaría en cuenta, tal vez ahora pensase que no valía la pena perder su tiempo con él.

- Pues no he hecho mucho. Solo leer y hablar con Silvanus.

Callo unos segundos. Y voy yo y le hablo de mi necesidad de sexo. Da igual que fuera una excusa, ahora me siento estúpida por dar cuenta de ello a todo el palacio. Como llegue a oídos de Dehnel empezará a gritar por ahí que estoy falta de trabajo o algo así. Solo de pensarlo me enervo.

Miro al chrysos.

- ¿Tú?

Asintió. Esbozó una torpe sonrisa.

—¿Y se puede saber qué leías...? Por curiosidad, ya sabes. A lo mejor era algo interesante o así...

Chasqueó la lengua y alzó ambas cejas cuando le preguntó cómo estaba.

—Pues... Bueno, bien... Casi me caigo del tejado, pero bien — Se encogió de hombros. Dejó escapar una suave risa —. Aunque, bueno, estaría mejor si Kettleburn no me odiase, pero bueno... No ha sido un mal día. — Sonrió —. Un poco aburrido, pero menos que si me hubiese pasado la tarde encerrado en la biblioteca como anteayer y el... — Frunció ligeramente el ceño —. Y como hace un par de días...

Clavó sus ojos en los de la chrysos.

Está siendo todo de lo más interesante. De hecho, no puedo evitar estar ya más centrado en las tramas sentimentales que en los asuntos de guerra, y eso que yo no soy nada maruja. Lo que pasa es que a veces uno, por muy jefe de raza que sea, se ve envuelto en tantas responsabilidades que...

Escucho el comentarío de Lyam sobre lo de caerse del tejado.

- Ejejeje... -. No puedo evitar reír otra vez, aunque me contengo.

Solo de recordar su cara...