Jardines (1) [completo]

- Historia de Caligo -respondo, quizás algo seca de más. Estoy siendo demasiado desagradable...

Lo miro fijamente. Parece que su día ha sido bastante más intenso que el mío, por mucho que lo tachara de aburrido.

- ¿Casi te caes del tejado? Eso sí es vivir al límite... ¿No estarías haciendo alguna locura, verdad?

Sonrió y se encogió de hombros. Sacó las manos de los bolsillos.

—Casi me caigo del tejado por culpa del jefe parvus — Ensanchó la sonrisa y la miró —. No estaba haciendo una locura... Bueno, si consideras que hacer equilibrios en el borde del tejado es una locura, entonces sí. Pero si no lo consideras, como es mi caso, no. — Dejó escapar una suave risa —. El caso es que, mientras hacia equilibrios, el jefe parvus (Nagorr Brumm. No sé si lo conoces) apareció detrás mía y soltó un... — Levantó los brazos a la altura de su pecho y estiró los dedos de las manos, mostrandole las palmas de estas a la chica. Alzó las cejas e, imitando el tono del líder parvus, terminó la frase —: ¡BUH! que hizo que casi me cayese.

Rió y se llevó ambas manos a la nuca. Luego esbozó una sonrisa.

—Por suerte para mí, no me pasó nada... Como ves, nada demasiado importante, aunque... Bueno, supongo que más ¿peligroso? que leer la historia de Cáligo...

La miró.

Recordar al jefe parvus me hace pensar en mi llegada. En cómo entré junto con Timber en el palacio y este fue relevado por Aren y Nagorr. Solo los había visto juntos en aquella ocasión, pero parecían llevarse bien. Aunque, de alguna forma, por lo que había tratado con ellos, Aren Darvenwish parecía mucho más dado a ser cruel que el pequeño Nagorr Brumm.

- Nunca sabes lo peligroso que puede ser leer la historia de Cáligo. Quizás si Aren Darvenwish me viera pensara que lo idolatro y quisiera que conociera más que la historia de Cáligo.

Suspiro. Eso ya ha pasado, pero lo omito en mi narración.

Sonrió al escuchar el comentario de la chica.

—Bueno, visto así, sin duda es algo peligroso — Ensanchó la sonrisa —. Aunque así, de buenas a primeras, un libro de la historia de Cáligo sólo me parece... ¿aburrido? — Se encogió de hombros —. No sería la clase de libro que cogería para entretenerme...

Observó lo poco que podía ver de los jardines y suspiró. Luego, tras comprobar lo tarde que se había hecho, iluminó ligeramente sus ojos (sólo lo suficiente para poder ver bien). Miró a la chrysos. ¿Qué podía decirle...? Por un lado, le apetecía preguntarle un montón de cosas (la mayoría banales y que sólo servirían para que su curiosidad cesase), pero, por otro, no sabía si la chica se tomaría bien sus absurdas preguntas.

Chasqueó la lengua.

—Y... Bueno... Eso...

Al ver que no parece dispuesto a hablar mucho más, también me callo. Hago como él y enciendo los ojos. Una vista cansada es la peor enemiga del espía.

Paso mi vista por el lugar. Nada digno de mención: flores, árboles, hierbas, una piedra grande... Aún así, observo mi entorno como si lo estuviera viendo por primera vez. Así, por la noche, parece ser un lugar remoto, distinto, casi malvado, lejos de lo que es el jardín por el día.

Mientras lo observo, retiro un mechón de delante de mis ojos y lo pongo tras mi oreja. Debo, y ahora sí, cortarme las puntas para recuperar el cien por cien de mi visión.

No sé cómo llenar el silencio.

Observó a la chica en silencio, esperando que ella dijese algo para llenar el silencio. Al comprobar, pasados unos segundos, que no parecía muy dispuesta a hablar, chasqueó la lengua y suspiró.

—¿Puedo hacerte una pregunta...? — preguntó, pasados un tiempo —. Es una estupidez, y no hace falta que respondas ni nada de eso, pero... He hablado bastantes veces contigo y me preguntaba... — Chasqueó la lengua. Frunció ligeramente el ceño y la miró.—. ¿Cuántos años tienes? — Dejó escapar una suave risa —. No hace falta que respondas, repito. Es sólo que... Me despertaba curiosidad (entre otras cosas).

Se encogió de hombros.

FdR. sí, era una duda existencial xD

Lo miro. Bajo ligeramente la guardia. Parece que quiere preguntarme algo, y quizás estoy demasiado a la defensiva desde la vez que nos vimos en el observatorio. Decido prestar toda mi atención a su pregunta, a ver si así puedo sacar también yo información acerca de él.

No obstante su pregunta me sorprende. No me esperaba algo así. Abro un poco los ojos, mostrando mi asombro. Qué valor...

- Veinte - respondo tras un segundo de duda-. ¿De verdad te reconcomía tanto? -. No puedo evitar esbozar una sonrisa-. ¿Cuántos te aparentaba, por Mithos?

Alzó ligeramente ambas cejas al escuchar la respuesta de la chica. Veinte años, como él. No se lo iba a decir, evidentemente, pero había pensado que era un poco más mayor (no mucho, sólo un par de años).

Esbozó una amplia sonrisa y la miró.

—Pues sí, señorita. Me reconcomía no saber tu edad — respondió, con un deje divertido en la voz —. Pero no sabía cómo preguntártelo. Intenté hacerlo un día, pero entonces apareció un tipo con el pelo largo y con pinta de víbora y, bueno, decidí que era algo que podía dejar pasar. — Ensanchó la sonrisa —. Y, bueno... Pensé que tenías esa edad, más o menos...

La miró, sonriente.

Lo miro unos instantes, de reojo, preguntándome si dice la verdad. Quizás esté ocultando que me echaba cinco más o así. Termino por relajarme y lo miro con el ceño menos fruncido.

- ¿Y tiene el señor Sin Apellido algo interesante que contar a cambio? Porque la edad de la chica, y su peso, son cosas muy íntimas que tienen un coste elevado en el mercado de información.

A ver si le sonsaco algo interesante, aunque sea profesionalmente inservible. Al menos que me sirva para divertirme un rato. ¿No sabe él, acaso, que ando necesitada de sexo? Eso, junto con mi edad, son dos cosas privadas. Aunque con suerte quizás tomara la primera como una broma y mi reputación siga sana.

"El sexo entre guerreros me da igual" pienso para mí.

Me quedo un par de minutos más, pero visto lo visto decido desaparecer ya. En cuanto veo que no me mira ninguno de los dos, aprovechando la oscura noche, desaparezco. Ser una piedra a veces entumece un poco.

*desaparece*

Rió al escuchar el comentario de la chrysos.

—¿Qué quieres que te cuente? — inquirió, divertido, al tiempo que recortaba la distancia que le separaba de la chica con un par de pasos —. A ver... Dado que yo te he preguntado por tu edad, supongo que no pierdo nada diciéndote la mía... — Sonrió —. Aunque si quieres preguntar algo diferente, adelante. Tengo que pagar el coste por saber tu edad, así que...

Ensanchó la sonrisa y se encogió de hombros. Observó a la chica en silencio durante unos segundos, y luego habló.

—Respondiendo a la pregunta que no has pronunciado de la edad... Tengo veinte, como tú. Aunque en un par de días tendré veintiuno.

Mientras las preguntas fuesen tan banales como aquella, no tenía problemas en contestar. Y, con un poco de suerte, la chica se limitaría a preguntarle cosas por el estilo.

Se acerca, sonriente, dándome el derecho a decidir lo que quiero preguntarle. Yo sonrío. Empiezo a divertirme, empiezo a sentirme a gusto. Empieza de nuevo la sensación que tuve el primer día que lo vi: esa especie de mezcla entre atracción y desconfianza que hace que me resulte imposible pensar en acercarme a él, pero que al mismo tiempo me da ganas de arriesgarme para ver qué descubro.

Parece ocultar tantas cosas. Si lo desentrañase me sentiría tan poderosa...

- Una yo y una tú. ¿Juegas? ¿Cuál es el color real de tu pelo?

Esbozó una sonrisa jocosa. Aquel juego que la chica proponía podría resultar interesante. Apenas sabía cosas sobre ella y se suponía que debía saber un mínimo de cosas de todos los miembros de Palacio. Además, de entre todos los alumnos, ella era, sin duda, la que más le llamaba la atención. Tal vez por eso, no dudó en asentir cuando la chica le preguntó si se apuntaba.

—Claro que juego... — respondió, sonriente. Luego, como contestación a la pregunta de la chica, añadió —: Negro. A lo mejor te parece un poco cutre, o no era el que esperabas, pero ese es el color. — Se encogió de hombros y frunció el ceño, pensativo. Tras unos segundos, habló —. ¿Tienes algún familiar claritas o algo así...? Lo pregunto, más que nada, porque no es muy habitual ver a una chrysos tan morena. Además, es algo que siempre me ha llamado la atención...

Negro, como el mío. Sonrío. Por supuesto, no iba a ser verde, y sus ojos daban a entender que tampoco rubio, pero me agrada descubrir la verdad.

- Mi abuela materna era claritas. De ahí que mi piel sea más oscura de lo normal.

Lo miro mientras mi mente baraja posibles preguntas a toda velocidad. Es más difícil leer las mentiras en los chrysos por el tema de las pupilas, y más aún a oscuras. Así que tendré que fiarme de sus otros gestos y expresiones para saber si dice o no la verdad, pero de todas formas, puesto que es un juego, cuento con que al menos sea sincero en las preguntas simples sin compromiso.

-¿Te tiñes el pelo porque te gusta o hay algún significado oculto?

Asintió, sonriente, al escuchar su respuesta. No era información relevante, pero al menos terminaba con su curiosidad. Avanzó un par de pasos, acercándose un poco a la chica, y esperó a que preguntase. Cuando lo hizo, alzó las cejas. La pregunta le había sorprendido, a pesar de que tenía sentido que le preguntase por ello.

—No me esperaba esa pregunta — admitió, con un deje divertido en la voz. Esbozó una corta sonrisa y frunció ligeramente el ceño —. Bueno, digamos que por gusto... — Alzó ambas cejas —. Empecé a teñírmelo hace algún tiempo, y ahora es casi costumbre... — Ensanchó la sonrisa —. Soy un excéntrico.

La observó en silencio durante unos segundos, mientras pensaba en posibles preguntas.

—¿Tienes algún tipo de trabajo? — inquirió.

Así que hace tiempo que empezó a hacerlo. Es probable que ahora lo haga por costumbre, pero ahora quizás sería interesante averiguar cuál fue la razón principal. De todas formas, no es momento. De hecho, me parece buen momento para meter una pregunta un poco más fuerte.

Respondo a la suya.

- Pues ahora mismo digamos que no.

Avanzo un paso hacia él, alzando algo la cabeza, ganando altivez, y ensanchando un poco la sonrisa, ganando seguridad.

- ¿Por qué no me dijiste tu apellido aquel día?

Mantengo una sonrisa tranquila y casi bromista, como dando a entender que no me lo tomo en serio. Que no es más que una curiosidad.

Dibujó una sonrisa jocosa al ver cómo la chica se acercaba.

—Te imaginaba con un trabajo... Uno aburrido y tedioso — murmuró, sin borrar la sonrisa.

Esperó, en silencio y con los ojos clavados en los de la chica, a que formulase su pregunta. Cuando lo hizo, ensanchó la sonrisa. Pensaba que el tema de su apellido ya había quedado olvidado, pero, al parecer, se había equivocado.

—Porque no suelo darle mi apellido a nadie — susurró —. Por si te interesa saberlo, tampoco se lo he dicho a los otros miembros de Palacio — Se encogió de hombros. Luego añadió —. ¿Tienes novio?

FdR. xDDDDDDD la pregunta... XDDDD
es que no se me ocurría nada más.

Así que no se lo ha dado a nadie. No suele hacerlo, pero ni siquiera ahora lo hace. Siempre lo oculta, disfrazando esto de costumbre, pero es demasiado sospechoso. Aunque, claro... Si no da su apellido y, supongamos, su nombre y su edad son falsas, sería casi imposible encontrar algo sobre él.

Quizás debería empezar a investigarlo más profesionalmente, hablando con Jager.

Jager. Una especie de mueca cruza mi rostro durante un segundo cuando pregunta si tengo novio. Pienso en Jager. Pronto recupero la sonrisa de interés y serenidad.

Suelto un "ju".

- ¿Novio? ¿Qué te parece? No, no tengo. Actualmente soy más de sexo ocasional.

Guardo silencio un segundo. Alzo ambas cejas. Sonrío complacida.

- ¿Te resultaría incómodo que lo tuviera?

Alzó las cejas al escuchar el "ju" de la chica y dio un par de pasos más hacia adelante, acercándose así a la chica. Ensanchó su sonrisa jocosa al escuchar la respuesta, y posterior pregunta, de la chica y asintió.

—Era mera curiosidad — murmuró —. Y no, no me resultaría incómodo si tuvieses novio — Clavó sus ojos en los de ella —. ¿Es cierto que antes Kettleburn y tú estabais hablando del estrés que te producía no tener sexo? — inquirió, con un tono de voz entre pícaro y jocoso —. No te imagino contándole esas cosas al piscis, no preguntes por qué. Te veo más... ¿Reservada? — Asintió —. Sí... Más reservada.

FdR. xDU preguntas de relleno

Sonrío ampliamente.

- No le dije eso, a él le dije que me había acostado contigo para no tener que contarle la verdad.

Me retiro un mechón de pelo del rostro y lo observo. Casi todo son preguntas banales, así que tampoco puede sonsacarme información importante. Hacer demasiadas preguntas personales, no obstante, sería muy sospechoso. Si consiguiera romper sus esquemas, hacerle bajar la guardia o hacer una pregunta que le resultara poco atrevida y que a mí me beneficiase.

Alzo las cejas.

- ¿En qué parte de mi cuerpo estás pensando ahora mismo? - pregunto jocosa. Sonrío divertida.

FdR- Bajo las palabras, pensamientos espías

Frunció el ceño. ¿Qué demonios...?

—Vaya... Curioso cuanto menos — dijo, con las cejas alzadas. ¿A qué verdad se refería? —. No me esperaba algo así, pero no deja de ser interesante, supongo...

Observó en silencio cómo la chica se apartaba un mechón de la cara y esperó a que formulase su pregunta. Cuando lo hizo, dejó escapar una suave carcajada y esbozó una amplia sonrisa jocosa. ¿A qué venía exactamente esa pregunta? Clavó sus ojos en los de la chica. Ensanchó su sonrisa y se acercó al oído de la chica

—En tu cuerpo denudo en general, siendo más especifico, en tu pecho desnudo — murmuró, con un tono entre pícaro y jocoso —. ¿Qué verdad le ocultabas a Kettleburn?

Se separó un poco de ella.

FdR. #holaquétal #adiós #yonoheescritoeso #hasidosilvio

Sonrío a su respuesta. No es siquiera una sonrisa pícara. Incluso podría decir que simplemente me ha hecho gracia.

- Wow, qué directo. Estoy asombrada. Eso ha sido tan directo que no sé si creérmelo.

Dejo escapar una risa suave y me centro en su pregunta. Ensancho la sonrisa, complacida.

- Que no fue contigo con quien me acosté, sino con Aren Darvenwish.

Mantengo mis ojos clavados en los suyos. Me gustaría realmente ver su reacción, aunque la conversación está subiendo de tono y casi me da pena hacer que baje.

Bajo un poco la cabeza, de forma que para mirarlo tenga que mirar hacia arriba, ligeramente en contrapicado, sonriendo.

"¿Realmente te llamas Lyam? ¿Eres la persona a la que busco? Lo pareces, ¿lo eres? ..." No me atrevo.

- ¿Desnuda? ¿En serio? Mientes.

Se encogió de hombros.

—Cree lo que quieras.

Esperó a la contestación de su pregunta. Cuando esta llegó, alzó ambas cejas, sorprendido. ¿Se había acostado con el líder caeruleus? Interesante... Y sorprendente. Había pensado que el jefe caeruleus no era del agrado de la chica. De hecho, hubiese jurado que era todo lo contrario, que le causaba aversión o algo así.

Observó a la chica en silencio y le devolvió la sonrisa.

—Como he dicho antes, piensa lo que quieras — murmuró —. Aunque, ¿por qué no iba a pensar en ti de esa forma? Eres guapa y tienes buen cuerpo, motivos suficientes para imaginarte desnuda. Y, además, eres interesante, que sin duda es algo más atrayente que el resto. — Sonrió —. ¿En serio crees que miento?

FdR. <.< fu

La única respuesta que obtengo al comentario de lo de Aren Darvenwish es una expresión de sorpresa, pero me basta para zanjar que, efectivamente, no se lo esperaba. El resto de la conversación sigue girando en torno al concepto "yo desnuda". Y parece que el chrysos no tiene problema en ensalzar mis virtudes. Hasta una mujer seca como yo tiene que admitir que, aún pudiendo ser mentiras o simple camelo, que de vez en cuando te digan cosas así hace que te sientas por lo menos un poco bien.

- Bueno, no sé qué pensar... Guapa, buen cuerpo, interesante... ¿Quiéres llevarme a tu cama?

Lo miro fijamente, sonriendo con suficiencia. Si me sintiera con más valor, le preguntaba lo de si Lyam es su nombre real, pero por ahora me basta con seguir esta especie de juego.

Ensanchó la sonrisa.

—Qué preguntas más directas — murmuró. Luego dejó escapar una suave carcajada—. Más que a mí cama, creo que te llevaría a un sitio que no estuviese tan lleno de gente... — Sonrió —. Pero... Sí, claro...

Se acercó a la chica y clavó sus ojos en los de ella. Ensanchó la sonrisa.

—¿Quieres que te lleve? — murmuró.

Fdr. noto a un cierto piscis comiéndome la oreja ¬_¬