Cueva.

Escucho una voz que llega casi al tiempo que el remover de las ramas y me giro rápidamente hacia el lugar, sacando el kunai y lanzándolo hacia el arbusto.

Me pongo en pie y me acerco, pasando un pie delante del otro y algo echado hacia adelante para acercar el cuerpo al suelo, cubriéndome con los brazos en posición de combate. Me acerco lentamente.

—¿Quién está ahí? —Pregunto, seco. Puede que sea alguien del palacio o puede ser un intruso. En este bosque nunca se sabe.

Escucho un nuevo grito y levanto la cabeza, tratando de captar bien lo que pasa. Sin embargo, bajo algo la guardia, el tono no es de ataque y no se ha vuelto a mover nada tras la hierba.

Me acerco, aunque más tranquilo, todavía atento y encuentro a un joven tirado en el suelo, con cara de asustado. No parece peligroso. Me yergo para quedar de pie.

—¿Kyoti? —No tengo claro si es una palabra en su idioma o un nombre. —¿Eres de Brontë? —Tiene pinta de mercader y no de guerrero. Me reajusto la máscara, que se ha movido un poco con el salto y lo sigo mirando.

—Djatu sabbeh —Saludo, al ver su intranquilidad.

Me dice un solo "sí" y asumo que es a las dos cosas. Asiento con contundencia.

—Sí, soy el buscador. ¿Tú eres Kyoti? Es un nombre extraño, la muerte te localizará pronto —Me callo un momento y niego. Ibben había dicho que para no estar excluido de ellos había que decir cosas buenas y preguntarles cosas y a la mayoría parecía molestarles hablar de la muerte.

—¿Qué haces? —Le pregunto. Miro como guarda una flecha y me acerco para recoger el kunai y guardarlo. Luego me siento frente a él, cruzando las piernas. —El arco es un buen arma —Le digo. Luego lo miro. Parece un flamma. Acerco la mano a su cara para tocarle lo que le sobresale por las mejillas. —¿Qué es esto? —Pregunto. Ibben había dicho que debía preguntar. Njorthbiarthr había dicho que había cosas que no se debían decir. Todavía me parece un poco contradictorio, pero Ibben me había aclarado muchas más cosas.

Asiento otra vez. No sé qué es común entre los flamma, así que puede serlo eso.

Giro la cabeza cuando dice que se había escapado su presa. Desde este sitio vería lo mismo que yo y yo no había visto más animales.

—Fui más rápido. Podías haberme acertado con tu arco —Le comento. Aquella era una de las situaciones que buscaba la muerte, pero la había despistado. Él podría haber disparado, pero en vez de eso se sorprendió y delató su posición.

Aparto un poco la mano cuando se sorprende y luego vuelvo a fijarme en los puntos que sobresalen. Sí que tenían pinta de escama dura. Miro su brazo y compruebo lo que dice.

—¿También en la cara? ¿Para qué sirven? —Abro las orejas para enseñárselas —Esto sirve para "ver" en el agua —Le explico.

Giro la cabeza con curiosidad. Cuando dice que él no me dispararía supongo que es por esa confianza que se genera entre ellos.

—Yo fui a por el conejo también. Podías reclamarlo. Es un buen entrenamiento —Explico.

Cierro las membranas cuando me explica que esas escamas de la cara endurecen la piel y protegen del calor. Es útil. Aunque creo que son más útiles mis membranas. Me lo quedo mirando un momento porque todavía parece algo asustando. Seguramente está intimidado por mi apariencia. Ibben dijo que había que parecer amigable. Acabo por quitarme la máscara, echándole hacia atrás.

—Yo soy de una tribu —Le digo. Así le cuento algo y se siente mejor conmigo. O algo así.

Sigo mirándolo algo extrañado. Dice que no quería discutir, pero yo le hablaba de cazar y entrenar. No sé por qué iba a discutir por eso. Niego un par de veces y ya está.

Cuando habla de la próxima vez lo miro fijamente otra vez, buscando leer algo en su cara, pero al final me encojo de hombros.

—Si eres lento, sí —Le digo. Debe mejorar eso.

Un pueblo. Según tengo entendido eso es como una tribu, pero que se queda en un sitio fijo. Asiento. También por venir de Aqua.

—Hace más frío y llueve mucho —Le explico. Luego me quedo callado, mirándolo. No sé qué más decirle.

Parece seguro de la próxima vez, pero al verlo no puedo creerme que vaya a poder cazar algo mejor pronto. Deberá entrenar más.

Dice que ha oído sobre Aqua. Yo también he oído sobre Ignis. He ido a Ignis. Y a la otra de rocas... Dice que tiene frío. Le agarro un brazo y lo noto caliente. Luego me pongo de pie de un salto.

—Yo fui a Ignis una vez. Esto me gusta más. Pero vete dentro si tienes frío. Massen Dew estuvo enferma bastante tiempo por eso —Le explico. —Le llevaba fruta para que mejorase. Aunque luego se la llevaba como regalo. Y luego dijo que era demasiada y ya no le llevo tanto —Le explico.

Parece que no consigue decidirse con nada. Acabo asintiendo. Sí, si no quiere tener frío, debe ir dentro.

—No te pongas enfermo, pareces débil. Deberías entrenarte mejor —Le digo. Sino no podrá hacer nada. No podrá cazar, ni estar a la intemperie. Parece muy frágil.

—Buenas noches. Yo voy a seguir un rato —Me despido y me pongo la máscara de nuevo. Todavía tengo que seguir con lo que estaba, utilizar el doble salto.

Cuando me separo un poco de él, salto hacia uno de los árboles, para saltar entre algunos de ellos. Cuando llego a un lugar suficientemente amplio, pruebo otra vez a hacer el salto. Una vez más me impulso hacia arriba y hacia adelante, contrayendo el cuerpo al principio, liberándolo después y volviéndolo a contraer en el último momento para conseguir el segundo impulso. Noto como me impulso algo más hacia adelante, cayendo varios metros más lejos y rodando al tocar con el suelo.

Todavía me falta práctica. Pruebo a hacerlo en el suelo, como cuando lo hacía en la colchoneta. Doy primero un salto hacia arriba con fuerza, contraigo el cuerpo en el último momento, utilizando más la espalda en esta postura. Cojo un impulso algo más grande, consiguiendo subir más arriba. Poco a poco noto como voy ganando fuerza en el segundo salto.
Me acerco a un árbol para poder medir la altura de los saltos y repito la acción para conseguir tocar con la palma cada vez más alto.

Cuando se cierra la noche decido que es hora de volver para buscar un lugar donde dormir.